DJN-G



Gabbata

Palabra hebrea, en griego lithóstrotos, en castellano enlosado, donde Pilatos juzgó y sentenció a Jesús (Jn 19,13). -> pretorio.

E. M. N.

Gabriel

Un ángel de Dios, encargado de descifrar las visiones de Daniel (Dan 8,16 26; 9,21-27) y de una manera especialísima de anunciar a la Santísima Virgen María la encarnación del Hijo de Dios y su elección para ser madre de Dios (Lc 1,26-38).

E. M. N.

Gadara

Fortaleza helenística de la Decápolis a 10 Km. al sudeste del lago de Genesaret. San Mateo sitúa en la región de los gadarenos la curación de los endemoniados (Mt 8,28), y San Marcos y San Lucas en la región de los gerasenos (Mc 5,1; Lc 8,26).

E. M. N.

Garizim

El monte de Garizim, frente al monte Ebal, en la sierra de Efraim, al sur de Siquem, es el lugar donde los samaritanos habían construido un templo para dar culto a Dios. Esto, entre otras cosas, atrajo a los samaritanos el odio de los judíos, que habían centralizado el culto a Yahvé en el templo de Jerusalén. Jesús, en el diálogo con la Samaritana, dice que Dios es espíritu, y, por tanto, el culto que hay que tributarle es espiritual y no puede estar circunscrito a un lugar (cf. Jn 4,20ss).

E M. N.

Gazofilacio

Era la sala del tesoro del templo (Jer 35,4; 36,10). Las gentes echaban monedas en el tesoro. Jesús alaba el gesto extraordinario, lleno de generosidad, de la viuda pobre, que echó sólo unos céntimos, pero que echó más que todos (Mc 12,41-44; Lc 21,14). Jesús predicaba en el gazofilacio (Jn 8,20).

E. M. N.

Gehenna

Valle de Hen-Hinnón, al sur de Jerusalén; un valle maldito, porque en él se ofrecieron sacrificios humanos; allí se quema-ron cadáveres de condenados; existía en él fuego perenne para quemar las basuras de la ciudad. Pasó a significar metafórica-mente el lugar de juicio y de condenación, del castigo escatológico, del fuego eterno del infierno (Mt 5,22.29; 10,28; 18,8-9; 23,15.33; Mc 9,43.45.47; Lc 12,5). -> infierno.

E. M. N.

Genealogía

Los historiadores judíos y el judaísmo oficial apreciaban grandemente las genealogías. Los Libros Sagrados abundan en presentación de genealogías (cf. Libro de las Crónicas). Aparte de ofrecer un gran interés histórico, es bueno conocer la propia estirpe, los antepasados, el origen de la propia sangre; se solían elaborar de una manera ascendente y descendente; con frecuencia se introducen en su elaboración artificios literarios: se saltan eslabones, se esquematizan, se abrevian y se amplían. El verbo "engendrar" se puede referir a una descendencia directa o indirecta. En los evangelios tenemos dos genealogías distintas de Jesús (Mt 1,2-6 y Lc 3,23-38). La de Mateo es ascendente, parte de Jesús para llegar a Abrahán; la de Lucas es descendente y arranca desde el primer hombre para terminar en Jesús. Las dos presentan grandes lagunas y nombres diferentes. Al tratar de armonizarlas, hoy ya nadie dice, como antes se decía, que Mateo ofrece la genealogía de José, y Lucas la de María. Lo que se dice es que Mateo, clausurado en el coto cerrado de Israel, quiere probar la descendencia davídica de Jesús, y por eso, empezando por Jesús, termina en Abrahán. Lucas, más universalista, proclamador de la salvación de Jesucristo para el mundo entero, empieza por Dios, que creó a Adán, y termina en Jesús. Mateo enlaza la genealogía con el padre natural de José (Jacob), y Lucas con el padre legal (Helí).

E. M. N.

Generaciones

Generación, aparte de su significación etimológica de acción y efecto de engendrar, es el conjunto de todos los vivientes coetáneos. Se emplea también para significar un determinado número de años. La vida de una generación se redondea generalmente en unos cuarenta años. Jesús habla muchas veces de sus coetáneos judíos de su generación, y siempre en sentido peyorativo: es una generación adúltera y malvada (Mt 12,39.45; 16,4; Mc 8,38; Lc 11,29); incrédula y perversa (Mt 17,17; Mc 9,19; Lc 9,41); una generación traidora, que reprobó a Jesús (Lc 17,25). Pero, por ser así, se le exigirá dura cuenta de su conducta (Lc 11,51) y sufrirá un duro castigo (Mt 23,36; 24,34; Mc 38,39; Lc 11,31.32.50; 21,32).

Gente

En los evangelios se habla muchas veces de "la gente" y "las gentes" siempre con el significado de multitudes, de muchedumbre. La gente y la gentes son las masas populares que siguen a Jesús, en busca de un milagro o de una palabra alentadora. Fueron los primeros evangelizados, los primeros convertidos (Mt 4,25 5,1; 7,28; 8,1.18; 9,33.36; 12,23.46 13,2.36; 14,13-15; 15,30-39; 19,2 20,29; 21,8; 22,33; Mc 2,13; 3,9.20; 4,1; 5,21.24.31; 6,34; 8,1-2; 9,14-15; 11,18.32; 12,12.37; Lc 5,3.15.19.29; 6,17.18; 7.9.11-12; 8,4.40.42.45; 9,11-12; 11,14; 12,1; 14,25; Jn 6,2.5; 7,31.40; 12,12.17-18).

E. M. N.

Gentiles

La palabra "gentiles" tiene en la Biblia un sentido fundamentalmente religioso. Con ella se comprende a todos los que no profesan la religión monoteísta. Los judíos dieron el nombre de gentiles (heb. góyim) a los no judíos. Ellos, los judíos, son "el pueblo" ('am), y los demás, que son los gentiles, son el "no pueblo" (lo'am). En el N. T., gentiles son todos los no cristianos a los que no ha llegado, o los que no han querido recibir, el mensaje evangélico (Mt 10,18). Y, aunque ya no existe la tajante discriminación que existía en el A. T., sin embargo se dice que hay que evitar el trato con los gentiles (Mt 10,5), y de ellos se sigue hablando en sentido peyorativo, (Mt 5,47; 6,7.32; 18,17; 20,19; 10,33; Lc 12,30; 18,32; 21,24). Pero Jesús ha venido a establecer un pueblo sin fronteras y sin discriminaciones, pues su mensaje se debe dirigir también a los gentiles (Mt 12,1 21; Lc 2,32). De hecho, Jesús alaba la conducta de los gentiles frente a él (Mt 8,10).

E. M. N.

Glosolalia

Un milagro o carisma que se dio en la Iglesia primitiva y que consistía en que los discípulos de Jesucristo hablaban en lenguas extrañas (Act 2,4-11; 10,46; 19,6). Jesucristo había prometido que quienes creyeran en la predicación de sus discípulos harían milagros y hablarían lenguas nuevas (Mc 16,17). El milagro, que se realizaba en el que hablaba, no en el que escuchaba, indicaba la universalidad de la religión cristiana. -> Espíritu Santo.

E. M. N.

Gnósticos —> Apócrifos

Golpear

Jesús prohibe el golpear, pegar a nadie (Mt 21,35; 24,49; Mc 12,3.5; Lc 10,30; 12,45.47-48; 20,10-11). A El le pegaron y no se revolvió contra los que le golpeaban (Mt 27,30; Mc 15, 19). Predice a sus discípulos que serán golpeados (Mc 13,9); pero si les pegan en una mejilla, que presenten la otra (Lc 6,29). Hay también golpes de pecho de arrepentimiento (Lc 18,13; 23,48).

E. M. N.

Grano

El grano, cosa en apariencia insignificante, le sirvió al Señor, que utilizaba comparaciones de la vida práctica con el fin de ser mejor entendido, para ilustrar la naturaleza y las exigencias del reino que venía a establecer. Un reino comienza con toda humildad y pobreza, sin aparato social y político y sin montaje alguno burocrático, pero que se hace grande, que se extiende por todo el mundo, como el grano de mostaza, la más pequeña de todas las semillas, pero que crece y se hace la más grande de todas las hortalizas (Mt 13,31; Mc 4,31; Lc 13,19). La fe es tan poderosa que sólo con poseerla aunque sea como un grano de mostaza, puede realizar milagros (Mt 17, 20; Lc 17,6). Pero todo ello se hace a través del dolor; así realizó Jesucristo su obra redentora, como el grano de trigo, que, para dar fruto, tiene antes que morir en la tierra (Jn 12,24). -> parábolas.

E. M. N.

Grupos religiosos - >Contexto 3.3

Grupos políticos — >Contexto; Situación

Guardias

La misión de los guardias era la de velar por el orden público, estar al servicio de las autoridades, civiles y religiosas, para protegerlas y para cumplir sus órdenes; custodiar a los detenidos, ejecutar las penas (Mt 27,27.36.54.65. 66; 28,4.11; Mc 6,17.27; 15,16; Jn 18,3.12; Act 21,32-33). —> pretorio; gobernador.

E. M. N.

Guerra

En el A. T., cuando el pueblo de Dios se gobernaba por un régimen teocrático, era el mismo Dios el que declaraba la guerra, que siempre se hacía por motivos religiosos; se trataba, pues, de una guerra santa. Cuando se estableció el régimen monárquico, las guerras las declaraban los reyes. En el N. T. no se habla de declarar una guerra santa, pero Jesús advierte que hay que estar bien preparados para cuando haya una guerra (Lc 14,31). Los evangelios, en realidad, sólo hablan de las guerras, que serán muchas y que surgirán al final de los tiempos; contra ellas hay que estar bien prevenidos (Mt 24,6; Mc 13,7; Lc 21,9). --> paz.

E. M. N.