Creación
DJN
 

Dios es el creador de todas las cosas (Gén 1,1). Antes de que ellas fueran ya existía El (Jn 17,24). Las cosas comenzaron a ser cuando él quiso determinarlo (Mt 13,35; 25,34; Lc 11, 50). Lo más importante de la creación es el hombre y la mujer (Mt 19, 4; Mc 10,6). Dios nos ha dado el ser y nos da en cada instante el seguir siendo, nos sigue recreando con su atención providente sobre todas las cosas (Act 17,28). El evangelio de San Juan nos dice que Jesucristo, la Palabra de Dios encarnada, tuvo una parte activa en la creación, fue también el creador del mundo (Jn 1,3). «Para nosotros no hay más que un Dios, el Padre, del que proceden todas las cosas y para el cual somos nosotros, y un Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y nosotros por él» (1 Cor 8,6). Existen en la Biblia dos relatos de la creación: 1) Gén 1-2,4a, que se atribuye a la tradición sacerdota) (P). 2) Gén 2,46-25, que se atribuye a la tradición yahvista (J).

El relato sacerdotal está concebido desde el punto de vista teológico y jurista. Tiene una terminología propia; emplea constantemente el término Elohím para designar a Dios. Su narración es concisa, monótona, esquematizada, con frases estereotipadas, repeticiones. Presenta a Dios como trascendente, que manifiesta su voluntad con sólo su palabra. Dios habla, no obra. La cosmogonía sacerdotal es acuática: todo aparece sumergido en el abismo de las aguas. Los asuntos no están tratados de una manera científica, sino literaria y teológica. Dentro de la presentación artificial de la creación, el hagiógrafo nos ha querido enseñar, entre otras cosas, las siguientes: 1) Creación del universo por Dios en el principio del tiempo. 2) Creación peculiar del hombre. 3) Dios creó el mundo directamente, sin que necesitara la cooperación de algún demiurgo. 4) El mundo no es una emanación de Dios y, por consiguiente, no es igual a El en su esencia. 5) Dios es todopoderoso y omnisciente. 6) El mundo creado por Dios es bueno y responde a los designios salvíficos divinos. 7) Dios es único, eterno, sin principio, anterior a todo lo creado. 8) Ninguna cosa creada merece honores divinos. 9) El hombre, término de la creación, lleva en sí la imagen y semejanza divina. 10) Obligación del hombre de rendir culto a su Creador y dedicarle un día a la semana por razón de los beneficios recibidos de El.

El relato yahvista presenta también características propias. Su cosmogonía es seca, concebida con una mentalidad palestinense. Tiene lexicografía propia y se caracteriza por su gran profusión de imágenes. Manifiesta interés por cuanto concierne a la religión. Dios domina toda la historia, en cuyo curso interviene directamente; de ahí el gran número de antropomorfismos que aparecen: modeló al hombre, le sopló en su rostro, lo trasladó, le arrancó una costilla, etcétera; se complace en señalar lo referente al origen del hombre, de las personas, de las instituciones, del sexo del matrimonio. En su artificio literario están presentes estas verdades de orden religioso: 1) Dios intervino manera especial en la creación de Eva. 2) Su existencia es una prueba de providencia especial de Dios sobre hombre. 3) Ningún animal puede engendrar a la mujer o llamarse su padre progenitor. 4) La mujer es de naturaleza idéntica a la del hombre. 5) El hombre y la mujer fueron creados uno para el otro. 6) Entre ambos existe atracción de sexos en orden al matrimonio y a la procreación.

E. M. N.