Benedictus
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Con la expresión latina Benedictus ("bendito") se designa el cántico que Zacarías, lleno del Espíritu Santo, pronunciara proféticamente (Lc 1,67) después del nacimiento de Juan el Bautista (Lc 1,68-79). En el Benedictus se pueden distinguir claramente dos partes. La primera (v. 68.71-75) es un cántico de alabanza a Dios (cf. Lc 1,64) por la liberación de su pueblo de las manos de los enemigos, interpretada con los motivos veterotestamentarios de la liberación de Egipto, paso del Mar Rojo (v. 68.71) y conquista de la tierra por Josué (v. 74-75), siguiendo el concepto deuteronomista de la historia de la salvación, es decir el cumplimiento de la alianza de Dios con Abrahán (v. 72). Está compuesta al estilo de los salmos del AT y del judaísmo contemporáneo del NT (1QM 14,4-7; salmo de Salomón 2,33-37).

Si se prescinde de los v. 69-70, la primera parte consta de temas expuestos al estilo de versos pareados: Dios "ha visitado y redimido a su pueblo"... y nos ha concedido "la salvación de nuestros enemigos" (v. 68-71); realizando "la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento... a Abrahán" (v. 72-73); para que "libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia..." (v. 73-74). Los v. 69-70 no sólo no respetan el paralelismo, típico de la poesía hebrea, sino que con la introducción de la soteriología cristológica del Mesías davídico, se rebasa la mentalidad del AT que atribuye la salvación únicamente a Dios. Los v. 69-70 han sido, pues, intercalados bien por un autor cristiano anterior a Lucas o, lo más probablemente, por Lucas mismo, como muestra una comparación con otros textos del autor del EvLc y He (cf. v.69b y 1,27.32; 2,4.11: interés lucano por el origen davídico de Jesús; He 2,14-41; 13,16-41: el mismo interés aparece en los dos grandes discursos programáticos de He; en v. 70 y He 3,2 se encuentra casi la misma formulación). Fuera de estos versos no aparecen rasgos estilísticos propiamente lucanos. La intercalación lucana sirve para corregir la orientación nacionalista del himno y darle un tinte mesiánico, cristológico.

El himno (v. 68.71-75) fue compuesto en hebreo para interpretar el nombre "Juan" (v. 63): "Dios se ha mostrado misericordioso" (v. 71; cf. también v. 78). Un autor desconocido, probablemente perteneciente a grupos bautistas, que compuso la narración acerca de la concepción, nacimiento y misión de Juan el Bautista, de que se ha servido después Lucas (Lc 1,5-25.39-80), echó mano del himno primitivo dedicado a Juan el Bautista (v. 68.71-75) para explicar su nombre: el nacimiento de Juan cual otro Elías (v. 16-17) viene interpretado como la intervención misericordiosa de Dios, que trae la salvación a su pueblo (v. 68.71) y se muestra fiel a sus promesas (v. 72-73). Estas prerrogativas propias de Dios, que anunciará Juan, el último de los profetas, se atribuyen en el NT a Jesús, el descendiente mesiánico de David, como trata de advertir san Lucas al añadir los v. 69-70.

El origen del himno primitivo se encuentra con gran probabilidad en "grupos bautistas", que consideraban a Juan el Bautista como el último de los profetas según la profecía de Mal 3,23-24. Que en la segunda mitad del siglo 1 d.C., cuando se compuso el evangelio de Lucas, existían "grupos bautistas" que veneraban a Juan, el hijo de Zacarías, como "el último de los profetas" y le atribuían una misión salvífica independiente de Jesús, es una opinión difícil de refutar, ya que en los evangelios del NT se combate el culto al Bautista (Mt 11,2-6; Jn 1,6-8.15, etc.). De esos círculos bautistas provendría el himno que tal vez celebraba los éxitos iniciales del grupo levita-sacerdotal guiado por Eleazar ben Simón sobre los romanos hacia el año 66 d.C. Esta última opinión es, sin embargo, sólo una conjetura.

La segunda parte del Benedictus (v. 76-79) podría titularse cántico natalicio a Juan el Bautista, que muestra cierto parecido con los que se encuentran en la literatura helenística contemporánea, si bien aquí en su forma más rudimentaria, distinguiéndose de ellos por su anuncio profético con matices veterotestamentarios (cf. v. 67). No hay razones para afirmar que en la composición de la segunda parte hayan participado autores distintos. La composición muestra unidad y coherencia literarias. Probablemente no se trata de un himno con existencia anterior, propia e independiente, sino que habría sido compuesto teniendo en cuenta la primera parte, de la que se diferencia por su tono más espiritual, sin acentos nacionalistas. En ella aparece Juan el Bautista como el último de los profetas (v. 76), pero se le dan atribuciones cuasi mesiánicas: "dar el conocimiento de la salvación" al pueblo elegido, contribuir al "perdón de los pecados" (v. 77), la "visita del sol que nace de lo Alto" (v. 78), "iluminar a los que viven en tinieblas..." y "guiar... hacia la paz" (v. 78).

El autor del "grupo bautista" que ha añadido estos versos ha dado una pintura de Juan el Bautista con rasgos cuasi mesiánicos a pesar de no considerarle el Mesías, sino el último de los profeta San Lucas ha reinterpretado el himno primitivo añadiendo los v. 69-70 e incluyéndole en el contexto de los "relatos de la Infancia de Jesús. Así, pues, el Bautista, profeta del Altísimo, se convierte ahora en precursor del Mesías, descendiente de David, e Hijo de Dios (Lc 1,32.35); la palabra "Señor" (v. 76) ya no significa "Jahwe", sino el "Señor Jesucristo"; la "visita de lo Alto" queda referida a la concepción de Jesús, el Hijo de Dios (1.32-33.35); "el don del conocimiento de la salvación" y "el perdón de los pecados" (v. 77) así como la acción de "iluminar" (cf. 4,18; 18,41-43) y el don de "la paz" (cf. 2,14.29) adquieren un significado cristológico profundo. --> Juan Bautista.

Miguel Rodríguez Ruiz