COMENTARIOS A LA PRIMERA LECTURA
Ml 1. 14b-2. 2b/8-18

 

1.

Después de la reconstrucción del Templo de Jerusalén (a. 516; Esd 5. 6) y la restauración del culto, Malaquías censura de nuevo la corrupción religiosa. La reforma había durado muy poco. El profeta critica en primer lugar el comportamiento de los fieles que ofrecen menos de lo que prometen (1. 14a). Seguidamente, alza su voz contra los sacerdotes. Ellos habían sido objeto de una bendición especial de Dios (Dt 33. 11; cf. Ex 32. 29) y a ellos les había sido confiada la misión de bendecir al pueblo (Nm 6. 22). Pero ahora, todos sus privilegios se convierten en motivo especial de maldición divina, de la que sólo podrán escapar si corrigen su conducta negligente.

v. 8:Pues esta generación de sacerdotes vive en desacuerdo con la Ley de Dios y descuida su enseñanza al pueblo. Su pereza es la causa de que el pueblo desconozca la Ley y se aparte del camino recto, de la religión agradable a Dios. De esta manera invalidan con su conducta la alianza especial que hizo el Señor con la tribu de Leví, la tribu sacerdotal.

v. 9:Si los sacerdotes desprecian la Ley de Dios y no cumplen con su deber de enseñarla al pueblo (cf. Ex 24. 7; Dt 33. 10; Ez 44. 33), merecen ser igualmente despreciados por el pueblo. El comportamiento de los sacerdotes se manifiesta también en la arbitrariedad que practican al aplicar la Ley y en la aceptación de personas.

v. 10:Yahvé es el Creador (Is 43. 1 y 15) y Padre (Ex 4. 22; Jr 31. 20) de Israel. Pues es el autor de la Alianza en el Sinaí, por la que Israel llegó a ser como una comunidad sociológica y religiosa cuyos miembros deben tratarse como hermanos. La fidelidad a Dios es el fundamento del respeto y el amor entre los israelitas. La explotación del hombre por el hombre, la arbitrariedad y la injusticia, es una profanación de la Alianza y lleva consigo el desprestigio de quienes debieran respetarla en primer lugar: los sacerdotes.

EUCARISTÍA 1978/51


2.

El autor anónimo ("malaquías" significa "mensajero") que ha escrito una serie de textos reunidos bajo su nombre, vivía en el siglo v, después de la reconstrucción del Templo y poco antes de la reforma de Esdras. ¡El pueblo lo había esperado todo del nuevo Templo y he aquí que no ha cambiado nada! Y en nombre de ese pueblo, el profeta acomete con violencia contra el clero (Mal 1, 6-2, 9), al que considera responsable de la decadencia moral y política porque no ofrece sacrificios con manos suficientemente puras como para merecer la benevolencia divina. La falta de los sacerdotes no disculpa a los fieles por su laxismo (v. 14) y el profeta le dedica otro escrito (Mal 2, 10-16). Clero y fieles se han liberado del profetismo refugiándose en el culto; y de ese refugio quiere sacar Malaquías al pueblo.

La requisitoria contra los levitas recuerda la alianza particular concertada entre Dios y Leví (Dt 35, 8-11; cf. Jer 33, 18-22), por la cual a esta tribu se la confiaba no solo el servicio litúrgico, sino también la enseñanza de la ley (v. 7). Pero los levitas han traicionado su misión escandalizando a los fieles con sus interpretaciones laxistas y arrastrando al pueblo hacia actitudes contrarias a la ley (v. 8).

El castigo no se hace esperar; cada vez que se viola la alianza, los sacerdotes pierden la consideración del pueblo, su influencia se desdibuja y su misión profética es discutida (v. 9).

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VII
MAROVA MADRID 1969.Pág. 224


3.

-Algo que no debe hacerse.

El leer este recorte caprichoso que la liturgia pone de Malaquías porque se eliminan muchos versículos necesarios para entender esta unidad literaria de Malaquías (1, 6-2,9) y se añade el 2, 10 que nada tiene que ver con la temática anterior ya que introduce otra cuestión polémica como el matrimonio con extranjeros. Los que recortaron esta perícopa litúrgica no lo pudieron hacer peor.

-Texto. Mal. 1, 6-2,9 es una durísima acusación y amenaza contra la casta sacerdotal (1, 6-14, y 2, 2-9 respectivamente). Haciendo caso omiso de lo ordenado en el AT, escogen los peores animales y los productos de menor valor para ofrecérselos al Señor (1, 7.8.13.14), también le ofrendan los adquiridos de manera injusta (v. 13). Obrando así, los sacerdotes no rinden el honor que, como hijos, deben darle a Dios-Padre (v. 6). El no puede aceptar este culto (1,9 s).

La terrible amenaza se deja oír en 2, 2-9. En tiempos pasados, los sacerdotes instruyeron fielmente al pueblo en las enseñanzas del Señor (vs. 6-7); los de ahora en cambio (vs. 8-9) no son así.

Por hacerse populares, para no perder su posición social y las ventajas que conlleva... no instruyeron al pueblo en los caminos del Señor. Su único afán es buscar ventajas y favoritismos. Esto no es nada nuevo; ya que el profeta Miqueas anunciaba: "sus jefes juzgan por soborno, sus sacerdotes predican a sueldo, sus profetas adivinan por dinero y encima se apoyan en el Señor diciendo: ¿No está el Señor en medio de nosotros?.." (Mi 3, 11).

-Reflexiones. Buscar sus intereses o conveniencias en lugar de a Dios es un claro abuso cultual que daña a toda la comunidad. El culto en estas condiciones es algo inútil y escandaloso. ¿Es mejor nuestro culto? Que cada uno sea juez de sus obras.

La parcialidad en presentar el mensaje divino acarrea el que el pueblo de Dios considere vil y despreciable a la "casta sacerdotal" (v. 9). ¿Responde nuestro mensaje al anuncio liberador de Jesús o predicamos meros "espiritualismos"? El pueblo, sobre todo el más pobre y marginado por ser el preferido de Jesús, tendría que juzgarnos. ¿Nos imaginamos siquiera lo que dirán?

A. GIL MODREGO
DABAR 1990/54


4. /Ml/01/01-14 :/Ml/02/13-16

El nombre que se da al último profeta-escritor del AT es Malaquías, «mi mensajero». Es posible que se trate de un nombre tomado de 3,1 por uno de los últimos redactores del libro; también que simplemente se haya querido designar así a un desconocido autor. La profecía se sitúa, sin duda alguna, después de la reconstrucción del templo (1, 10; 3,1.10), es decir, a mediados del siglo v, cuando el primitivo fervor religioso de los repatriados se había enfriado al no ver cumplidas las profecías que unían los dos hechos -retorno a la patria y reconstrucción del templo- con los tiempos mesiánicos. Al desaliento religioso se unió la relajación moral: abusos sociales, un culto sin espíritu que ni siquiera guardaba las apariencias...

El libro empieza con una proclamación del amor de Yahvé a su pueblo, amor que se ha manifestado en la destrucción de Esaú o Edom (cf. Gn 25,19-34), uno de los enemigos tradicionales de Israel. No se trata sólo de un castigo correctivo como el que había sufrido Judá siglo y medio antes; éste es definitivo y prueba que las promesas de Dios ya empiezan a cumplirse.

Un segundo oráculo recrimina los pecados de los sacerdotes. La argumentación se basa en una constatación de tipo proverbial: si el hijo debe honrar al padre, Israel tiene que honrar a Yahvé. En cambio, los sacerdotes le ofrecen unas víctimas que ni el mismo gobernador aceptaría. ¿Cómo pueden agradar a Dios y esperar su benevolencia? En contraposición con los mezquinos sacrificios del templo, el profeta vislumbra otro universal y agradable a Dios. Es difícil saber a qué se refiere concretamente. Cualquiera que sea la interpretación histórica que se dé, lo cierto es que anuncia un cambio en el culto practicado por Israel. El anuncio sigue la línea universalista de los profetas, según la cual los gentiles entrarán en la comunidad judía en los tiempos mesiánicos momento en que se ofrecerá un sacrificio que será el cumplimiento y la perfección de los ritos mosaicos. Lógicamente, la tradición cristiana ha visto en este texto un vaticinio del sacrificio eucarístico.

Finalmente añade otro motivo de ineficacia de los sacrificios: la facilidad del divorcio. Liturgia y moral no pueden ir separadas.

J. ARAGONES LLEBARIA
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 270