SEGUNDA LECTURA

Jesús, para actuar como liberador de la humanidad, cubre tres etapas: 1ª) no renuncia a su condición divina, sino que la pone a disposición del hombre; 2ª) no salva desde fuera, sino desde dentro: compartiendo la tragedia de los oprimidos; 3ª) no se queda en la miseria, sino que sale de ella, para arrastrar consigo a los antiguos compañeros de celda carcelaria. He aquí el único modelo cristiano de contribuir al proceso de liberación humana.

 

El texto entre [ ] puede omitirse por razones pastorales

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 2,1-11.

 

Hermanos:

Si queréis darme el consuelo de Cristo
y aliviarme con vuestro amor,
si nos une el mismo Espíritu,
y tenéis entrañas compasivas,
dadme esta gran alegría:
manteneos unánimes y concordes
con un mismo amor y un mismo sentir.

No obréis por envidia ni por ostentación,
dejaos guiar por la humildad
y considerad siempre superiores a los demás.

No os encerréis en vuestros intereses,
sino buscad todos el interés de los demás.

Tened entre vosotros los sentimientos propios
de una vida en Cristo Jesús.

[El, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»,
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
-en el Cielo, en la Tierra, en el Abismo-
y toda lengua proclame:
«¡Jesucristo es Señor!»
para gloria de Dios Padre.]