PRIMERA LECTURA

La vida y la muerte, la existencia salvada y la existencia perdida, no le vienen dadas al hombre desde el pueblo, ni siquiera, desde Dios. El profeta pone el dedo en la responsabilidad personal. Cada uno es protagonista en el rumbo de su suerte. La palabra de Dios por el mensajero llama a todos; y la llamada es fuerza. Con todo, uno desde la perdición elige la vida y otro desde la justicia elige la muerte.


Lectura del Profeta Ezequiel 18,25-28

Esto dice el Señor:

Comentáis: no es justo el proceder del Señor.

Escuchad, casa de Israel: ¿es injusto mi proceder?; ¿o no es vuestro proceder el que es injusto?

Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió.

Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo, y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida.

Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá.