COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
Flp 1. 20c-24/27a


1. V/SENTIDO. FILIPENSES/LIBRO

La carta a los cristianos de Filipos es, quizás, una de las más personales de Pablo. Probablemente es, en su versión actual, una composición de varios escritos dirigidos por Pablo a esa comunidad. Pero ello no impide que cierto talante general discurra por las distintas secciones del escrito. Y ese talante general es, desde luego, cristológico. En Flp puede observarse mejor que en otras cartas lo que supone Xto para la persona de Pablo. Aparecen en ella más frecuentemente los sentimientos del Apóstol respecto a su Señor. A lo mejor esto se debe a que las relaciones de Pablo con los Flp eran muy buenas, que la comunidad tenía una situación relativamente tranquila y que Pablo podía abrirles su espíritu.

Este talante se observa ya desde el principio. Inmediatamente después del saludo (1. 1-11) y a propósito de las noticias que Pablo va dando de su prisión (Filipenses es la primera de las cartas llamadas de la cautividad), surge con fuerza el sentimiento y afecto de Pablo hacia Xto.

La frase principal es la del v. 21: vivir es Xto. Todo el sentido y la realidad de la vida de Pablo está en Xto. Naturalmente la frase es general y puede interpretarse de muchas maneras, ciertas todas ellas, porque es expresión de una profunda vivencia interna. A partir de ahí es comprensible lo que viene a continuación (vv 23-24). Sentir definitivamente la unión con Xto que ya se tiene ahora mismo es para Pablo lo mejor. Pero está dispuesto a sacrificar ese gozo en bien de sus hermanos. Lo cual nos prueba lo importante que son los demás para Pablo, como deberían serlo para todos.

Dos puntos básicos: amor a Xto y amor a los demás. A partir de ahí, lo que se quiera.

FEDERICO PASTOR
DABAR 1990/47


2.

San Pablo escribe esta carta desde la cárcel, sin saber todavía cómo va a terminar su proceso. Pero, cualquiera que sea la sentencia de los tribunales humanos, sabe ya que tanto en su vida como en su muerte será glorificado Cristo, cuyas llagas padece él ahora en su propia carne (Gál 6,17).

Concisamente formula San Pablo la experiencia de su vinculación a Cristo: el sentido, el principio, y el fin de su vida es Cristo.

Por eso, incluso la muerte es para san Pablo una ganancia, pues así espera llegar a unirse definitivamente con el Señor.

El Apóstol considera las dos posibles sentencias que le esperan: la muerte o la libertad. No sabe qué escoger. Pues si la muerte es el paso de la esperanza a la posesión de Cristo y de la fe a la visión cara a cara del Señor, su vida en el mundo puede ser todavía útil a la Iglesia.

Pablo deja el asunto en las manos de Dios y acepta su voluntad en cualquier caso, pues todo contribuye tanto la vida como la muerte, para bien de los que se salvan. Lo importante es que los cristianos vivan dignamente y conformen su conducta a las enseñanzas del Señor (cf. Ef 4, 1; Col 1, 10).

EUCARISTÍA 1987/45


3.

La primera parte de Filipenses trata de esclarecer la situación de Pablo prisionero: cómo sacar partido positivo de una situación de calamidad; cómo encontrar en un camino de muerte y de desamparo algo válido, algo vital. Este es el problema del Apóstol. Así aclarado, los mismos amigos de Pablo se verán lanzados a una vivencia más fuerte del evangelio. En esta situación, no sabiendo si saldrá vivo o muerto por su prisión, Pablo hace una profunda reflexión sobre la vida del que cree en Cristo. En su pensamiento vida y muerte corporales están asociados al misterio de Cristo. El cuerpo santificado del cristiano (1 Tes 4, 2-4) pertenece a Cristo (1 Cor 6, 12-20); así que está asociado a los sufrimientos, pero también a la resurrección. El trabajo por la fe no es algo perdido sino que ya está dando fruto.

Pablo siente un deseo fuerte de estar unido a Jesús ("con él" 1 Tes 4,17) inmediatamente después de la muerte, pero no precisa bajo qué forma puede realizarse esta unión. El mismo deseo se expresa en 2 Cor 5, 6-9. Es la nostalgia profunda y formidable del que ha hecho del día del Señor su ilusión. Solamente si se entra en categoría de amor podremos llegar a comprender y a desear con realismo vivir el estilo de vida que vive ya Jesús. Consciente del valor de su misión, rechaza el Apóstol eso que para él es mejor, como sería el salir condenado del juicio en el que está metido. No quiere abandonar a medio hacer lo que ha comenzado. Estamos tocando niveles hondos de evangelio. El que ha llegado a desprenderse de sí mismo hasta en lo referente a su propio camino espiritual, de tal modo que es capaz de sacrificarlo en favor de los demás está ya en la mejor actitud de fe, está ya comenzando a vivir la vida de verdad, aunque aún lo haga en la contradicción de esta vida.

El cristiano es ciudadano del reino de los cielos (Ef 2, 19), cuyo Señor es Jesucristo salvador (Filp 3, 20) y cuya carta de actuación es el evangelio. Es la gracia la que le permitirá, si él está dispuesto, a vivir de una manera digna, es decir, conforme al evangelio (cf 1 Tes 2, 12; Col 1, 10). Todo camino hecho en conexión con Jesús, aunque sea un camino de pobreza, tiene repercusiones evangélicas.

EUCARISTÍA 1978/44


4.

-Para mí la vida es Cristo

Cristo será manifestado "en mi cuerpo", dice el texto griego. La traducción del leccionario, para subrayar la unidad de la persona humana -cuerpo y alma-, lo traduce por "mi existencia". En tal caso, hay que entender esta existencia aquí abajo, en cuanto que está toda ella incorporada a Cristo por su bautismo y por la eucaristía, y en la otra vida, donde comparte la resurrección gloriosa de Cristo. La comunión del cristiano con Cristo es tal que tanto su muerte como su vida son una manifestación de Cristo en él.

Sin embargo, cuando el cristiano está incorporado a Cristo, aunque su vida ya es Cristo, la muerte permite una comunión más perfecta con él. En la 2ª carta a los Corintios, escribe san Pablo: "... sabiendo que, mientras habitamos en el cuerpo, vivimos lejos del Señor, pues caminamos en la fe y no en la visión... Estamos, pues, llenos de buen ánimo y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor" (2 Co 5, 6-8). En cambio, en la carta a los Filipenses, dudoso entre la elección de morir o de vivir aquí abajo san Pablo acaba por preferir su vida con sus fieles, a quienes él es útil.

El cristiano debe llevar una vida digna del evangelio de Cristo: está de tal modo incorporado a él, que debe ser "la manifestación de Cristo en su existencia".

ADRIEN NOCENT
EL AÑO LITURGICO: CELEBRAR A JC 7
TIEMPO ORDINARIO: DOMINGOS 22-34
SAL TERRAE SANTANDER 1982.Pág. 128