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H O M I L Í A

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DOMINGO XXIV

TIEMPO ORDINARIO

CICLO B

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EL SUFRIMIENTO DEL SIERVO DE DIOS

-El Hijo del hombre tiene que padecer mucho (Mc 8, 27-35)

El domingo 21 (ciclo A) proclama el evangelio de san Mateo, que nos trae el mismo relato de la confesión de Pedro y del anuncio de la pasión (Mt 16, 13-20). El pasaje se leía en aquella ocasión con la intención de detenerse sobre todo en la confesión de Pedro y de enseñar el fundamento firme sobre el que la Iglesia está establecida. Aquí, por el contrario, se quiere más bien fijar nuestra atención en el anuncio de la Pasión y en los sufrimientos necesarios de Cristo.

SECRETO-MESIANICO: Jesús ha mantenido el secreto acerca de su identidad; no ha considerado oportuno revelar su mesianidad, y con frecuencia, después de un milagro, ha mandado que no se publique la curación, sobre todo, según hemos visto, cuando ésta puede ser considerada como un claro signo de la presencia del Mesías. En el momento de la confesión de Pedro cae el velo, al menos para los discípulos. El anuncio de la Pasión compromete a Cristo a dar a los discípulos las condiciones esenciales para seguirle. Aun cuando el evangelio de Marcos sea la fuente del de san Mateo, nos basta remitir al comentario ya expuesto de este ultimo.

-Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban (Is 50, 5-9): J/SIERVO:

Una parte de este pasaje del poema del Siervo fue proclamada como 1ª lectura el domingo de Ramos. Aquí la profecía está tomada en consonancia con la predicción que Cristo hace de su Pasión y con la invitación que dirige a sus discípulos para que le sigan, precisándoles las condiciones que no pueden ser eludidas por quien quiera ser discípulo.

Ya desde las primeras lineas advertimos la actitud del Siervo: no se ha rebelado y ha aceptado, sin echarse atrás, todos los sufrimientos que le han sido infligidos. No sólo no se sustrajo al sufrimiento, sino que ofreció la espalda y las mejillas y no protegió su rostro.

Tal es el modelo de quienes quieren seguir a Cristo, tomar la propia cruz, no pretender salvar sus vidas. Situación imposible, si el Señor no acudiera en ayuda de quien da su vida por obedecerle. Aquí el texto de la profecía se hace lírico. Porque el Señor viene en ayuda de su siervo. Desde ese momento ya no se siente alcanzado por los ultrajes, su rostro es duro como pedernal. Pero sobre todo se siente fuerte moralmente: sabe que no quedará avergonzado porque tiene cerca al que le justifica. Ahí está el Señor que asume su defensa.

Porque el siervo entrevé sus sufrimientos como situados en un breve intervalo que le separa del último día. Está cerca su abogado, y no tiene miedo en comparecer con los que le martirizan ante el tribunal del Señor. La oración es lo que permite al siervo pasar así indemne en medio de los ultrajes y soportarlos por el Señor. El salmo 114 recuerda la asistencia de Dios a quien se ofrece en sacrificio para cumplir su voluntad:

Me envolvían redes de muerte, 
me alcanzaron los lazos del abismo, 
caí en tristeza y angustia. 
Invoqué el nombre del Señor... 
estando yo sin fuerzas, me salvó.

SFT/SCDO/OFRENDA  El sufrimiento del cristiano aparece en este domingo como transfigurado, y el significado de la renuncia para seguir a Cristo deja de verse como una amputación o una ascesis negativa. Aquí la vemos como participación en la Pasión gloriosa de Cristo que rescata a la humanidad y reconstruye el mundo. El sufrimiento del Siervo de Dios que es Cristo es una ofrenda sacerdotal. Cada cristiano, siguiendo a su modelo, participa así más profundamente en el sacerdocio de Cristo que se ofrece y ofrece.

Por consiguiente, no existe para nosotros más sufrimiento inútil que el que no aceptamos o no ofrecemos, todos los demás son redentores. Si no fuese esto verdad, no habría motivo para admitir la realidad de nuestro bautismo, que es participación de la vida de Cristo en su muerte y su resurrección, y habría que negar como irreal y simplemente mítico aquello que constituye lo esencial de la vida del cristiano: ser revestido de Cristo. De este modo, renunciarse, llevar la propia cruz, no son actividades mutiladoras, sino que, por el contrario, conducen al hombre a su glorificación, ofreciéndole la posibilidad de dar a su vida el máximo de eficacia.

ADRIEN NOCENT
EL AÑO LITÚRGICO: CELEBRAR A JC 7
TIEMPO ORDINARIO: DOMINGOS 22-34
SAL TERRAE SANTANDER 1982.Pág. 33 ss.

 


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