EVANGELIO

Jesús, al fundar la comunidad eclesial, no renuncia a darle un estatuto referente a la admisión o exclusión de sus miembros. Pero establece una jerarquía de valores: primero hay que dialogar con el individuo, después hay que buscar algunos consejeros, finalmente hay que tratar el caso a nivel de comunidad. Con esto se condena la arbitrariedad dictatorial y el terror blanco.

La comunidad cristiana, reunida en Asamblea, es cuerpo de Cristo que ata y desata. Al celebrar la Eucaristía, se cumple por antonomasia la palabra del Señor: Yo estoy en medio de dos o tres que se reúnan en mi nombre.

 

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 18,15-20.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano.

Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.

Os aseguro además que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.