COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mt 14. 13-21

Par.: Mc 6, 31-44   Lc 9, 10-17   Jn 6, 1-13

 

1. COMPASION/BUDA

El texto manifiesta especial interés en involucrar al discípulo en la actuación del Maestro: "Dadles vosotros de comer... Partió los panes y se los dio a sus discípulos para que ellos los distribuyeran entre la gente".

La mayor de las virtudes es la compasión (·Buda). El texto de hoy es la parábola de la compasión en acción. Y al igual que las parábolas-palabra, la parábola-acción requiere también oídos para oír.

Compasión es mucho más que un sentimiento. Compadecerse es salir de uno mismo llevando consigo lo que uno tiene, por poco que sea, para compartirlo con el que no lo tiene y que por eso mismo sufre. Lo poco pueden ser cinco panes y dos peces; eran todas las existencias alimenticias del grupo formado por Jesús y sus discípulos. Pero cuando la compasión es sincera y total, la abundancia de lo poco puede ser milagrosa. ¿Será esta la razón profunda de la frase de Buda de que la mayor de las virtudes es la compasión? Repito que, al igual que las parábolas-palabra, la parábola-acción requiere también oídos para oír.

La compasión así entendida es signo de que el Reino de Dios ya ha llegado. La compasión, pues, construye el Reino. Pero como un elemento esencial de la compasión es compartir gratuitamente lo que uno tiene, muy a menudo tengo la impresión de que el Reino de Dios debe estar lejos todavía, pues "gratis" parece ser una palabra que sólo tiene existencia en los diccionarios de la lengua. ¿Qué tiene, pues, de extraño que desconozcamos la abundancia milagrosa de lo poco compartido? La compasión a la que el texto invita al discípulo debe moverse en cualquier orden de la vida, pero no es ni mucho menos ajena al Reino de Dios la compasión en el orden de las necesidades básicas, como son la salud y la comida. La compasión de Jesús se movió también en este orden de necesidades.

ALBERTO BENITO
DABAR 1990/40


2.

La compasión de Jesús es una actitud total y liberadora. La compasión en Jesús supone, en ese momento preciso de la vida diaria, una doble actuación: llegar, desde la necesaria convivencia, a dar una respuesta a las necesidades de los hombres; curar a los enfermos y saciar de pan a los que tenían hambre. Nada más lejos que nuestra realidad de lástima y enternecimiento. Compasión no es enternecerse el corazón; es comprometerse para que la realidad necesitada de unos hermanos nuestros pueda sufrir una transformación. Es evidente que en el amor es más importante el obrar que el simple decir. No son palabras, son las acciones las que muestran lo que es el amor. Seguimos estando bajo el peso de una mentalidad verbalista y nominalista. Está tan lejos nuestro prójimo, que sigue resultando fácil y enternecedor pronunciar palabras de amor.

FELIPE BORAU
DABAR 1990/40


3.

Frente a la con-mocion, com-pasion, emotiva y, casi siempre, ineficaz que tanto ha predominado en la tradición cristiana, por una mala visión de los sufrimientos de Xto en su pasión y muerte, presentados para despertar sentimientos de compasión y culpa más que como gritos de denuncia y llamada al esfuerzo de esperanza.

J. ALEGRE ARAGÜES
DABAR 1990/40


4. COMPADECER/COMPARTIR

Jesús empieza "compadeciéndose" de la multitud y termina "compartiendo", que es la terminación normal a donde no llega casi nadie. Compadecerse, todos, sí. Todos tenemos un alma finísima y lloramos mucho por poca cosa. En seguida compadecemos a cualquiera. ¿Y compartir? ¡Hombre, eso ya es cosa de los elegidos! Pues no. Quien compadece y no comparte, ni compadece ni nada. Hace teatro. ¿Compartir qué? Todo, lo que se tenga, nada, cualquier cosa, unos panes y unos peces, dos pesetas, lo que sea. Verá usted cómo la cosa se multiplica. Compartir es multiplicar.

BERNARDINO HERNANDO
DABAR 1987/40


5.

El sentido de este texto se enriquece con las evocaciones que suscita. Hacia atrás el texto nos retrotrae al Éxodo, cuando en el desierto el Pueblo tenía hambre y añoraba la comida de la esclavitud en Egipto. Saciar el hambre con aquella comida hubiera significado una vuelta a la esclavitud. El Pastor del Pueblo sacia el hambre, pero con un pan nuevo (maná, manhú, ¿que es esto?). "Es el pan que os ha dado Yahvé para alimento" (Ex 16. 15).

Hacia adelante el texto nos proyecta hacia el futuro, hacia el banquete en los nuevos cielos y en la nueva tierra. Y siempre nos inserta en el presente, en esa Eucaristía que celebramos y donde comemos pan de vida y bebemos vino de salvación, un pan y un vino generadores de la libertad del Pueblo de Dios. La Eucaristía es celebración de un Pueblo o no es nada. Entendida como práctica de piedad se volatiliza en el fervor personal.

A. BENITO
DABAR 1987/40


6.

-"Si no tenemos más que cinco panes y dos peces". Lo mismo da: "Traédmelos" y los pondremos a la disposición de todo el mundo. Si esta fuera nuestra manera habitual de comportarnos, realizaríamos el milagro de alimentar al mundo entero y habría sobras abundantes. Pero no, cada uno se reserva lo que tiene, y todavía necesita guardias que lo vigilen y armas para defenderlo de los demás. Y así vamos. Si algo llama la atención de este milagro de la multiplicación de los panes y los peces es la disponibilidad, la apertura a los demás: Jesús, que se retira a un lugar despoblado, se encuentra allí con un gentío, y "le dio lastima y curó a los enfermos"; no quiere que los discípulos envíen a la multitud para que se procure algo de comida: "dadles vosotros de comer", les dice. También la eucaristía -¿quien no piensa en ella espontáneamente cuando escucha que Jesús "alzo la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos"?- nos habla del "cuerpo entregado" y de la "sangre derramada". Jesús nos da el pan porque nos da, sin límites, su vida: "Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos" (Jn 15,13). Jesús la ha dado para todo el mundo.

J. TOTOSAUS
MISA DOMINICAL 1987/15


7.

La noticia de la muerte del Bautista no es probablemente lo que motiva la retirada de Jesús a la otra orilla del lago. Marcos nos dice que Jesús deseaba estar a solas con sus discípulos y descansar con ellos, una vez éstos habían regresado de su primera misión evangélica (Mc 6,34). De todos modos, no se trata de una huida ante la posible intervención de Herodes, aunque Jesús era consciente de que su vida no será un paseo triunfal, sino una penosa subida a Jerusalén y a la misma cruz. Pero no debe ni quiere anticipar la hora de su "exaltación", la que el Padre le ha señalado.

Jesús tiene compasión de la gente, no sólo porque ve que anda desorientada con la enseñanza de falsos maestros, sino porque conoce también sus necesidades materiales. Por eso cura a los enfermos y da de comer a los hambrientos.

El milagro de la multiplicación de los panes es una "señal" de la vida que ha venido a traer al mundo.

Esta eucaristía campestre fue también una comida para saciar el hambre corporal de las muchedumbres que le seguían.

Siempre que la Iglesia se ha planteado con cierta urgencia la solución de los problemas sociales, se ha llamado la atención sobre este milagro de Jesús. Pero es evidente que la Iglesia no puede multiplicar panes y peces. Ahora bien, si renunciara a multiplicar el amor fraterno y a repartir entre los pobres todo lo que tiene, la Iglesia no entendería este evangelio y el auténtico significado de su misión. Tampoco celebraría debidamente la eucaristía.

EUCARISTÍA 1993/36


8.

Así como en el evangelio según Marcos Jesús se retira buscando reposo para él y los discípulos, aquí parece que Jesús se retira a un lugar despoblado al enterarse de la muerte de Juan Bautista.

El hecho narrado aquí debía ser uno de los que impactaron fuertemente a las primeras comunidades. Lo encontramos en los cuatro evangelios y, en dos (Mateo y Marcos), dos veces.

La gente sigue a Jesús, en contraste con lo que acaba de suceder en Nazaret. La reacción de Jesús al ver la multitud es de "compasión", una compasión que quiere decir "ponerse en la piel del otro". Por eso es una compasión que provoca la acción: "Y curó a los enfermos".

La indicación que los discípulos hacen a Jesús muestra su falta de fe en el poder del Maestro.

Traspasándoles a ellos la responsabilidad ("dadles vosotros de comer"), Jesús les pone en evidencia: no pueden; ¡no tienen comida ni tan sólo para ellos! La manera como Mateo explica los gestos de Jesús es muy cercana a la manera cómo relata la ultima cena: así subraya la referencia a la eucaristía.

Las sobras, así como la cantidad de personas que se benefician de la intervención de Jesús, indican la abundancia del don. El número doce seguramente hay que relacionarlo con "los Doce". Ellos han de repartir el pan que Jesús da a los que lo necesitan. Ellos no son los dueños, sino los distribuidores del pan.

La "multiplicación de los panes" hace pensar en el episodio del maná, cuando Dios sacia a su pueblo hambriento en el desierto (Éxodo 16,4) y tiene muchos puntos de contacto con el gesto de Eliseo (2 Reyes 4, 42-44), incluso por lo que se refiere al papel de los judíos. Todo esto lleva a relacionar este gesto de Jesús con el banquete escatológico y, por tanto, con la eucaristía, que es su signo y prenda.

J. M. GRANÉ
MISA DOMINICAL 1993/10


9.

Las parábolas de Mt 13 habían puesto de manifiesto las contrariedades y las oposiciones que el Reino debía encontrar. Ahora en Mt 14 ya hallamos una, la de Herodes. La muerte de Juan Bautista es un anuncio y una amenaza de muerte para Jesús. Jesús se marcha a un lugar desierto.

- "Al saberlo la gente, lo siguió... Al desembarcar vio Jesús el gentío...": Jesús amenazado por el poder, por Herodes, pero rodeado por el gentío. Con todo, al escuchar anteriormente las parábolas, el gentío no había demostrado una especial comprensión del Reino. Aunque falte esta respuesta profunda de la fe, a Jesús "le dio lástima y curó a los enfermos". Jesús, perseguido e incomprendido, reúne con amor a los hombres, los cura y los alimenta.

- "Estamos en un despoblado y es muy tarde...": En seguida hallamos una de las seis narraciones de la multiplicación de los panes y peces que hay en los evangelios. En un despoblado, como el pueblo de Israel en el desierto fue alimentado por el maná, ahora el nuevo pueblo de Dios, formado por gente dispersa y heterogénea, será alimentado por Jesús. Notamos en el texto las oposiciones entre la propuesta de los discípulos: "que vayan a las aldeas y se compren de comer" y la propuesta de Jesús: "dadles vosotros de comer" y entre el hecho palpable del gentío y la escasez de lo que hay para dar: "no tenemos más que cinco panes y dos peces". Con todo, las siete piezas ya nos indican un número de plenitud.

- "Alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente": Al igual que el cabeza de familia judía decía -al empezar la comida- la acción de gracias sobre el pan y lo repartía para cada miembro de la familia, igualmente lo hace Jesús, y a través de los discípulos da el alimento al pueblo congregado por él. No podemos desunir la lectura de este hecho, de la imagen de Jesús como Pan de vida que hallamos en el evangelio de Juan y de la referencia clara que hay, en el vocabulario, a la Eucaristía, signo del don total de Jesús a los hombres.

JOAN NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1987/15