COMENTARIOS A LA PRIMERA LECTURA
Gn 18, 20-32

 

1. ABRAHAN/ORACION:

Sodoma y Gomorra son, según Génesis, lugares depravados por excelencia, donde la pasión impura se impone sobre la sagrada ley de la hospitalidad (Gn 19, 1-11), donde Dina es violada (Gn 34, 1-5) y las esposas de los patriarcas no están seguras (Gn 12, 10-20; 26, 1-11). Es ahí donde Abrahán va a intentar una acción de misericordia. Tal vez la bondad de unos pueda salvar a otros.

Un principio poco usual en el AT y perfectamente realizable en el NT. v. 23: He aquí el gran principio sobre el que gira el pasaje. En el Israel antiguo hay una mentalidad colectivista; el pecado de uno lo paga todo el pueblo (Ezequiel luchará contra esta mentalidad: cf. Ez 14, 12-20; 18, 5-9). Pero aquí el planteamiento es diametralmente diferente, aun en un contexto de mentalidad antigua; la presencia de los justos ¿no podría tener acaso una función protectora de la totalidad? ¿No podría manifestar Dios su justicia teniendo en cuenta la minoría inocente y perdonando por ello a la colectividad? Esta forma de pensar es única y el pasaje es el producto de una singular reflexión teológica sobre la justicia divina. De todos modos el pensador ha buscado una solución al problema que encierra mucho de verdad: lo que unos construyen sirve a todos.

El diálogo que sigue es una especie de forcejeo entre Abrahán y Dios. Se está haciendo ver de una forma plástica el poder de un "resto" inocente sobre el que puede descansar tanto la promesa como la salvación (cf. Is 1, 9). Más tarde el mismo profeta Ezequiel dejará entender que hasta para la Sodoma condenada hubo una salvación posible (cf Ez 16, 53-55).

El diálogo podría haberse rebajado hasta el número de uno solo. No es, en último término, el número lo que cuenta para la salvación, sino la acción de Dios a través del que es y se mantienen fiel. Este pasaje se enlaza, por encima de varias generaciones, con la palabra profética del "siervo de Yavé", quien, él solo, procura la salvación a "muchos" (Is 53, 5.10).

Jesús tendrá muy presente esta figura bíblica a la hora de su entrega (cf. Lc 22, 15-20). La tarea cristiana nunca deja de dar fruto.

EUCARISTÍA 1977, 35


2. Redacción del texto: -Entre los relatos de la teofanía de Mambré, comentada el domingo pasado (18, 1-15) y el recuerdo de la intercesión de Abraham en favor de Sodoma, el autor introduce dos monólogos divinos (18, 17-19 y 20-21).

-La finalidad de J al introducir estos monólogos es muy clara: mostrar que es el Señor quien dirige toda la historia de la salvación.

Comentario: -el Señor interviene en la historia humana. En el monólogo de los vs. 20-21, una grave acusación le ha sido presentada contra Sodoma y Gomorra, y Dios se decide a hacer una investigación personal para comprobar si la situación es tan grave como dicen. En los vs. 22-33 se recoge un intrépido diálogo entre Dios y Abraham (muy frecuentes en los relatos yavistas a lo largo de todo el Pentateuco: cfr. Gn 4, 13-16: entre Caín y el Señor..) Abraham es un arriesgado mediador que hace un gran esfuerzo por salvar a Sodoma y Gomorra. "¡Lejos de ti hacer tal cosa!", el juez del universo debe medir bien sus acciones y no puede condenar al inocente con el culpable (v. 25). Abrahám logrará rebajar el número de cincuenta inocentes a diez: ¿no podrá la inocencia de estos pocos traer el perdón sobre todos? Abraham intercede sin desmayo, pero, al parecer, la ciudad no alberga ni siquiera a un inocente. Y ante tanta maldad Dios va a enviar la muerte, como ocurrió con el diluvio, de la que sólo se librarán Lot y unos pocos en atención a Abraham (cap. 19).

Reflexiones: con gran intrepidez. Abraham intercede ante Dios en favor de los suyos; para él no pide ningún privilegio. La misma actitud tiene Moisés en /Ex/32/32: El pueblo de Israel es tan obstinado que Dios decide aniquilarlo, sólo quiere salvar a Moisés a través del cual nacerá un nuevo pueblo. El líder de Israel podría haber caído en esta tentación de sentirse privilegiado, pero no lo consentirá. Moisés intercederá en favor de los suyos queriendo correr su misma suerte: la muerte.

¿Así son hoy nuestros líderes políticos y religiosos? No cabe ninguna duda de que hablan continuamente del pueblo: de su voluntad, de su bien, de su interés..., pero ¿sus palabras encierran algún contenido? A la primera de cambio traicionan el interés del pueblo en aras de su triunfo personal o del partido.

El privilegio personal, la continuidad del partido, están por encima del interés del pueblo. Estos líderes, ¿se parecen en algo a Abraham y Moisés? ¿Merece la pena tenerlos como líderes?

A. GIL MODREGO
DABAR 1986, 40


3.

Dios revela a Abrahán los planes que tiene sobre la ciudad de Sodoma. Pero el conocimiento que tiene Abrahán de esa revelación no le lleva a proclamarla a los sodomitas sino a interceder por éstos delante de Dios.

La conversación amistosa de Abrahán con el Señor muestra que Dios rige el mundo con soberana justicia. Aparece como el juez ideal, que no se deja influir por simples rumores y se atiene los hechos que comprueba. Naturalmente, el autor tiene conciencia de que su relato está lleno de antropomorfismos; por ejemplo, Dios envía dos mensajeros a Sodoma para que le informen de lo que sucede.

Sin embargo, el autor piensa que así expresa mejor la justicia de Dios, que se ve obligado a castigar a una ciudad corrompida hasta el extremo de maltratar a sus enviados (19, 4ss). También es un antropomorfismo la progresiva condescendencia de Dios que va cediendo ante la insistente intercesión de su amigo Abrahán. Pero este regateo y esta condescendencia revela hasta qué punto la justicia divina está llena de misericordia. Dios sabe perdonar a los pecadores por amor a los justos y, de ningún modo, es su intención que paguen justos por pecadores (cfr. Jer 5, 1; Ez 22,30).

EUCARISTÍA 1986, 36


4.INTERCESION/ORACION:

Para introducir el fragmento evangélico sobre la oración, el leccionario nos ofrece esta primera lectura sobre la oración intercesora de Abrahán en favor de Sodoma. Gn 19 cuenta que, pese a ello, Sodoma y Gomorra fueron destruidas, pero permanece el hecho de que la oración de Abrahán había sido escuchada cuando intercedía por la ciudad pecadora y obtenía que fuese perdonada por cincuenta justos, por cuarenta y cinco, por cuarenta, por treinta, por veinte e incluso por diez. Siempre generoso y caballero en sus negocios, Abrahán sólo regatea cuando pide a Dios perdón por el pueblo pecador. Pero no se atreve a pasar más allá de diez justos. Por boca del profeta Jeremías (5,1) y Ezequiel (22,30), Dios asegura que si hubiera en Jerusalén un solo justo, la perdonaría. Se afirma, pues, la fuerza salvífica de los santos, en virtud de una solidaridad que hace que todos sus compatriotas se beneficien de sus méritos ante Dios. El caso límite será la salvación de toda la humanidad por un hombre solo, como por uno solo también se extendió el pecado a todos los hombres.

Pero junto a los méritos de los santos o justos, está también la fuerza de la oración que los presenta delante de Dios. En el caso de la intercesión de Moisés por la apostasía del pueblo, no apela a los méritos de ningún israelita, sino a la bondad de Dios y a la gloria de su Nombre.

HILARI RAGUER
MISA DOMINICAL 1977, 14