INTRODUCCIÓN AL TRIDUO PASCUAL

Durante toda la Cuaresma, que hoy acaba, la tensión iba enfocada hacia el Triduo Pascual. Con la misa vespertina de la Cena del Señor de hoy nos introducimos en el misterio más grande para los cristianos. Seguro que ya habremos preparado con atención cada detalle de la celebración de hoy -y la de estos días santos-. No podemos dejar nada a la improvisación: nos jugamos el celebrar y el ayudar a celebrar como se merece el mismo corazón de nuestra fe.

Para hoy algunos detalles son especiales: la iluminación y una cierta ornamentación del altar distinta a la cuaresmal; el canto del Gloria que pre-anuncia el de la noche de Pascua; el lavatorio de los pies, rito que de hacerse, ha de guardar toda su dignidad; el aviso de la celebración sin despedida; el traslado procesional del Santísimo a la capilla donde se disponga la reserva, con los cirios y el incienso, y con cantos eucarísticos; la invitación a la plegaria de adoración de la noche (mejor si puede ser comunitaria); el despojo del altar...

Para la homilía de hoy hay tres temas clave: la Eucaristía y el orden sacerdotal, pues estamos celebrando el momento de su institución, y la caridad, por el mandamiento nuevo del Señor. En la colecta de la misa de hoy se ha de visibilizar que compartimos llevados de la caridad con los más necesitados, como el Señor hizo con nosotros.

LA PASCUA, ESTO ES, "EL PASO" DEL SEÑOR

La frase es de la lectura del Éxodo explicativa del rito de la cena pascual, la cena que Jesús hizo -hoy- con los suyos. El Señor pasa por la vida de los hombres, pero pasa de una manera diferente. Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré... toda injusticia, esclavitud, opresión. Pasaré de largo ante vosotros pues la sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis. Así el pueblo de Israel, esclavo en Egipto, es llamado a la libertad, es salvado y convertido en "peregrino" (este año jubilar es bueno recordarlo), y llega a ser la asamblea de Israel.

Y no sólo como un recuerdo del pasado. La cena pascual es "memorial" que actualiza, hace presente y hace revivir que ha de eliminar toda esclavitud y ha de hacer vivir en la libertad. El "paso" del Señor, su "Pascua", continúa de manera ritual, bien real, celebrándose como una fiesta para siempre.

- HE RECIBIDO UNA TRADICIÓN QUE OS HE TRANSMITIDO

Ésta procede del Señor, de la noche en que iban a entregarlo, esto es, hoy, así lo afirmaremos en la oración eucarística (¡no lo olvidemos!). Se trata de nuestra "tradición", la que él nos encomendó. La que él transformó desde la Pascua de antes, para convertirla en la alianza nueva y eterna. Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva. Lo cual revivimos sacramentalmente en el Triduo Pascual que iniciamos.

Los cristianos somos la comunidad del nuevo pueblo, la del pueblo de la Eucaristía, confiada a aquellos que "lo han recibido" y "lo han de transmitir"; somos peregrinos que anunciamos la muerte del señor, hasta que vuelva. Somos el pueblo que, aunque sigue andando su camino, vive ya en la verdadera libertad de los hijos de Dios.

- LA HORA DE PASAR DE ESTE MUNDO AL PADRE

Así empieza el capítulo 13 del evangelio de Juan que hoy leemos. Ahora sí que ha llegado su "Hora" de verdad, la Hora de mostrar hasta qué punto amaba a los suyos. La Hora de la verdadera Pascua, la de pasar de este mundo al Padre; la Hora de pasar de la muerte a la vida, Pascua real en su muerte y resurrección, anticipada ahora sacramentalmente; la Hora de hacer llegar a plenitud la Pascua antigua, en el marco de la cual se instituye la nueva; la Hora del amor de Dios que hace transitar al creyente a la vida nueva, vivida en la caridad.

Es la culminación del "paso" de Dios en Jesús que era consciente de que venía de Dios y a Dios volvía, quien siendo el "Maestro" y el "Señor", había adoptado la forma de esclavo, de siervo, para darnos ejemplo de cómo debíamos ser y actuar cada uno de nosotros, llamados a dejarnos "limpiar" por él en el Bautismo para poder ser de los suyos, como Pedro reconoce. La comunión con Jesús y con su Pascua es imprescindible para poder tener su actitud y amarnos así los unos a los otros, como prueba de la vida nueva.

- TODO A PUNTO PARA LA PASCUA

La entrañable Eucaristía de hoy nos deja a punto para acompañar al Señor en su paso pascual y, de esta manera, pasar también nosotros a nueva vida. La respuesta al salmo de hoy, el cáliz que bendecimos es la comunión de la sangre de Cristo, nos recuerda la identificación que re-viviremos estos días santos con el Señor y con los hermanos.

JOAN TORRA
MISA DOMINICAL 2000, 5, 35-36