COMENTARIOS A LA CUARTA LECTURA
Jl 02, 28-32

 

1.

-Infundiré mi Espíritu

En la mañana de Pentecostés, cita san Pedro en su discurso un extenso pasaje del profeta Joel (Hech, 2, 17-21; Joel 3, 1-5).

El texto es complejo: se refiere el profeta a los últimos días y describe sus catástrofes [67]. Estamos acostumbrados a esta presentación que Jesús ha repetido en sus discursos (Mt 24, 6-9; 27, 45-.54 - Mc 13. 7 - Apoc 6, 11-13). Tanto Amós (8, 9) como Isaías (13, 10) y Ezequiel (32, 7) utilizan estas predicciones catastróficas para anunciar el Día del Señor. Se trata, pues, del último día, el del juicio final, cuando sólo se salvarán los justos que invoquen el nombre del Señor. Entonces entrará el pueblo de Dios en la paz.

Pero este pasaje anuncia también la venida del Espíritu sobre toda una categoría de personas; significa, por tanto, un don universal del Espíritu a todo el pueblo. Esta venida del Espíritu es frecuente en el Antiguo Testamento. Señalemos algunos aspectos de ella: se da el Espíritu a unos cuantos para salvación del Pueblo entero; el caso más típico de esto es el Espíritu que desciende sobre los Jueces durante el ejercicio de su cargo para dirigir al pueblo (Jc 3, 10-11; 14, 16 - Is 10, 1-16; 11, 2-11 - Ex 35, 31). También se da el Espíritu para un testimonio que ha de darse, para un oráculo que provoca lo que dice; y en esto vemos la unión entre Espíritu y Palabra eficaz (Is 8, 11 - Jr 1, 9-15; 20, 7 - Ex 3, 12, 14, 24. Am 3, 8; 7, 14; especialmente Is 61, 1-8 donde el Siervo anuncia al Siervo Jesús del Nuevo Testamento). Se da también el Espíritu para un servicio sacerdotal, partiendo de una consagración (Is 42, 1). En Is 53, 11, vemos a ese Siervo cuyos padecimientos justificará la multitud. El que ha sido puesto por el Espíritu, asumirá este papel de Siervo que da su vida para rescate de muchos.

En esta lectura se da el Espíritu a toda criatura. y en ello ve la liturgia un anuncio tipológico de Pentecostés. Esta venida del Espíritu, con sus características, está aquí descrita: "Derramaré mi Espíritu sobre toda carne". La misma venida provocará ciertos prodigios que comprobamos en los Hechos, a propósito del don de lenguas (Hech 2, 3). El Espíritu -este aspecto se pone de relieve sobre todo en la profecía de Joel- anuncia el juicio, el final de la historia del mundo. Es un aspecto del don del Espíritu que viene, por otra parte, a reconstruir y a consumar.

El responsorio asignado a esta lectura es significativo. Se ha elegido el salmo 103, en el que se canta la actividad del Espíritu. Por otro lado, la antífona da a este salmo un sentido actual y cristiano: "Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra". De esta manera, todo el salmo queda transformado en canto de gloria al Espíritu vivificador.

ADRIEN NOCENT
EL AÑO LITURGICO: CELEBRAR A JC 4
SEMANA SANTA Y TIEMPO PASCUAL
SAL TERRAE SANTANDER 1981.Pág. 240-246