MISA DE MEDIANOCHE

PRIMERA LECTURA

El binomio tiniebla-luz indica el punto de partida y el punto de llegada. La situación primaria es sombra, caos, muerte, guerra. El profeta habla a los que han sufrido una invasión. Abre sus ojos hacia lo que es aspiración suprema, a la vez que exigencia elemental: derecho, justicia, paz. El puente entre la tiniebla y la luz es un niño, un descendiente de David, que tiene atributos de Dios, pues se habla de Dios por él (Is 7,14; Mi 5,1-3). Por él se espera la plenitud de la justicia y de la paz.
 



Lectura del Profeta Isaías 9,2-7.


El pueblo que caminaba en tinieblas

vio una luz grande;
habitaban tierras de sombras,
y una luz les brilló.

Acreciste la alegría,
aumentaste el gozo:
se gozan en tu presencia,
como gozan al segar,
como se alegran al repartirse el botín.

Porque la vara del opresor,
el yugo de su carga,
el bastón de su hombro,
los quebrantaste como el día de Madián.

Porque la bota que pisa con estrépito
y la túnica empapada de sangre
serán combustible,
pasto del fuego.

Porque un niño nos ha nacido,
un hijo se nos ha dado:
lleva al hombro el principado,
y es su nombre:

Maravilla de Consejero,
Dios guerrero,
Padre perpetuo,
Príncipe de la paz.

Para dilatar el principado
con una paz sin límites,
sobre el trono de David
y sobre su reino.

Para sostenerlo y consolidarlo
con la justicia y el derecho,
desde ahora y por siempre.

El celo del Señor lo realizará.