N
A
V
I
D
A
D

¡OH MARAVILLOSO INTERCAMBIO!

Él, niño de pecho,
para que tú puedas ser
un hombre perfecto;
Él, envuelto en pañales,
para que tú quedes libre
del lazo de la muerte;
Él, en el pesebre,
para que tú puedas estar
cerca del altar;
en la tierra
para que tú puedas vivir
sobre las estrella
s.

San Ambrosio           

Él, un esclavo,
para que nosotros seamos
hijos de Dios.
¡Qué increíble valor
debe tener nuestra vida
para que Dios venga a vivirla
de tal manera!

Pero ¡qué increíble amor
para quererlo hacer!
Hoy, cerca de la cueva de Belén,
no es día de decir:
"Dios mío, te quiero".
Es el día de asombrarse diciendo:
"¡Dios mío, cómo me quieres Tú!"