COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA OPTATIVA
Tt 1, 11-14. 3, 4-7

 

1.

La segunda lectura de hoy está formada por dos de los tres pasajes que la carta de Tito dedica a la Historia de la Salvación (el tercero es 1, 1-3).

Encontramos una afirmación explícita de la divinidad de Cristo: "Gran Dios y Salvador nuestro". La venida de Cristo es la manifestación de la gracia divina y la fuente de la salvación, que no es fruto de los méritos del hombre, sino don de la misericordia de Dios. Se indica en pocas palabras el núcleo de la obra salvífica: rescatarnos de toda maldad (es decir, impiedad y deseos mundanos) y dedicarnos a las buenas obras (una vida sobria, honrada y religiosa). La gracia de Dios se introduce en la Historia en Jesús (Encarnación), trae la Salvación (redención) y transforma interiormente nuestra vida (Santificación). La expresión externa de esta transformación interna es "el baño del segundo nacimiento con la renovación por el Espíritu".

Celebrar el Bautismo de Cristo implica reconocer el efecto regenerador de su Misterio Pascual en nuestro propio bautismo.

JORDI LATORRE
MISA DOMINICAL 1992, 1


2. /Tt/03/05-15

En las "pastorales", Pablo, a pesar de hallarse al final de su vida, no siente el prurito de dar su última doctrina. Si bien nos fijamos, ni la carta a Tito ni las dos a Timoteo contienen elementos doctrinales nuevos. Estas cartas subrayan más bien las verdades fundamentales del evangelio de Pablo. Da la impresión de que el Apóstol quiere asegurar ante todo que lo esencial de su mensaje pase a las futuras generaciones a través de Timoteo y Tito

Tanto si Pablo utiliza un himno litúrgico en el capítulo 3, versículos 4 al 7, como si el texto es de propia creación, es evidente que estos párrafos son una prueba de lo que acabamos de decir. Pablo subraya en ellos las verdades fundamentales de la catequesis bautismal: el amor de Dios manifestado en la justificación gratuita obrada por la muerte de Cristo y recibida a través de la renovación bautismal que otorga el Espíritu. La importancia de esta proclamación doctrinal nos es explicitada: «Esta es la enseñanza digna de fe, y en ello quiero que seas categórico» (8a). Podríamos también traducir: «Que des de ella un testimonio firme y constante». Hasta aquí la frase es lógica y, diríamos, esperada. Tito debe repetir ante todo las fórmulas de fe, ha de dar testimonio de ellas. Pero inesperadamente la frase continúa: «para que aprendan a ejercitarse en buenas obras los que han creído en Dios». Esto implica claramente que el testimonio de Tito no puede de ningún modo desligarse de su diario comportamiento. El testimonio del creyente debe encarnarse en la acción. Es como si Pablo nos dijese: Si Dios nos ha demostrado tanto amor en Cristo ¿cómo podemos nosotros demostrarle nuestro agradecimiento sino amando y haciéndonos «útiles» a los hombres? (8b).

E. CORTES
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 339 s.


3.

Nos ha salvado con el baño del segundo nacimiento y con la renovación por el Espíritu Santo

Leemos unidos los dos fragmentos de la carta a Tito que tenemos como segunda lectura en las misas de medianoche y del alba del día de Navidad.

El primer fragmento (2,11-14) muestra como la obra salvadora tiene un momento de realización, que es la entrega de Jesucristo; un término final, que es la manifestación de su gloria; y un objetivo, que es la construcción de un nuevo pueblo, sustituyendo al de Israel. Este nuevo pueblo tiene como identidad el "dedicarse a las buenas obras", con todo lo que esto comporta de estilo de vida mientras esperamos la llegada del término final. El segundo fragmento (3 ,4-7) canta la gratuidad de la salvación recibida, que obtenemos por la bondad de Dios y no por ninguna obra nuestra. Esta salvación nos ha llegado gracias a lo que Jesucristo ha hecho; esta salvación nos justifica (= nos pone en la adecuada relación con Dios), lo que permite que podamos esperar la vida eterna; y lo que nos incorpora a esta salvación es el bautismo: el baño del segundo nacimiento y la renovación del Espíritu Santo.

JOSEP LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1995, 1