COMENTARIOS A LA PRIMERA LECTURA
Gn 14. 18-20

 

1.

Relato enigmático y muy primitivo. 

Este fragmento del Génesis que habla de Melquisedec es un relato muy enigmático, sin conexión alguna en el contexto. El cap. 14, nos habla de la lucha de Abrahán contra el rey Colodorlahomer y sus aliados: relato preciso, pero ficticio, cuyo centro de interés es la historia universal con un gran protagonista, Abrahán. Si omitiésemos los versículos referentes a Melquisedec, el v. 17, empalmaría perfectamente con el v. 21.

Y sin embargo la mayor parte de los exegetas ven en este relato un fragmento perteneciente a una tradición muy antigua.

Texto. 

Melquisedec es rey y sacerdote de Salén (=Jerusalén) y venera al Dios Altísimo (Celyon: v. 19), a quien también venera Abrahán (v.22). Este título pudo darse a algún dios pagano e indicaría cierta preeminencia sobre el resto de los otros dioses. La literatura bíblica lo aplicaría a Yavhé.

El término "bendición" es muy importante en la literatura bíblica: proviene de Dios y su fin es unir al hombre con El tras producir vida larga, fecundidad, éxito en las empresas humanas.

En Gn 14, 18, por primera vez en la Biblia, el sujeto de la bendición no es Dios sino un hombre: Melquisedec; él es, por lo tanto, el representante divino. La bendición del v. 19 tiene dos partes: la primera invoca sobre Abrahán la bendición de Dios, supremo creador (=universal); la segunda consiste en bendecir al Dios Altísimo por la victoria obtenida. Con el ejemplo de Abrahán -quien recibe la bendición del rey-sacerdote de Jerusalén y a quien el patriarca da el diezmo de lo suyo- se sugiere que todos los israelitas deben obedecer a la dinastía de Jerusalén (G. Von Rad piensa sobre todo en los israelitas seminómadas, quienes difícilmente comprendían esta obediencia). La ciudad de Jerusalén, su templo en Sión, su rey y sus sacerdotes tienen remotas y nobles raíces. Melquisedec, rey-sacerdote de Jerusalén tiene poder de bendecir al padre del pueblo de Israel. En correspondencia, Abrahán le pagará tributo.

Aplicaciones. 

La ofrenda de pan y vino es un refrigerio dado a los soldados que vuelven de la batalla. Pan y vino son también los elementos más importantes que Jesús ofrece en la Ultima Cena.

Por el simbolismo que encierran estos bienes elementales y por la ofrenda que tanto Melquisedec como Cristo hacen se ha intentado hacer una comparación entre los dos. Sin embargo, se ha de decir que la acción de Melquisedec no implica ningún significado sacrificial. Así, Hebreos 7, al comentar este relato, nada habla de la ofrenda. Según el Sal. 110, Melquisedec evoca al Mesías por reunir en su persona la potestad real y sacerdotal.

A. GIL MODREGO
DABAR 1989, 29


2.

¿De dónde surgió la leyenda que leemos en este capítulo y que se insertó muy tarde en la historia de Abrahán? ¿Del deseo de añadir algo a su gloria, atribuyéndole una hazaña militar? Sea como sea, Dios, autor de la Biblia, quiso que este relato, aparentemente sin importancia, entrañara dos enseñanzas:

Melquisedec era sacerdote del Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra. No había recibido la palabra de Dios, como Abrahán; sin embargo, conocía a su manera al que había llamado a Abrahán, y también reconoció a Abrahán. Las personas que Dios llama nunca quedan aisladas, sino que se les da encontrar otros amigos de Dios. Abrahán pagó el diezmo, pero se fue más rico con la alegría de haber escuchado, de boca de este extraño, las palabras que le confirmaban la bendición de Dios.

Melquisedec ofreció pan y vino. ¡Qué extraño el personaje de Melquisedec! En el pueblo de Israel, los reyes no eran sacerdotes, ni tampoco se ofrecía pan con vino en los sacrificios. Pero el salmo 110 y, luego, la carta a los Hebreos (5, 6 y c. 7) ven en este hombre la figura de Cristo, el sacerdote único. Abrahán, por grande que fuera, solamente trabajaba por preparar la venida del que conseguiría a todas las naciones la bendición prometida por Dios. Aquí aparece veladamente Cristo, sacerdote y rey, que consagra el pan y el vino.

Junto a las anteriores consideraciones, no hay que dejar de lado la importancia que este capítulo del Gn ha cobrado en la tradición de Israel, ya que, después de la conquista de Canaán (el pasaje se sitúa en una época anterior a esta conquista), resulta inconcebible que Abrahán, prototipo y padre de todos los creyentes, se dejara bendecir por un sacerdote cananeo. El presente relato tiene, pues, suma importancia para valorar positivamente las religiones extrabíblicas.

EUCARISTÍA 1989, 24


3.

La tradición identifica Salem con Jerusalén, por ejemplo en el Sal 76, 3. Melquisedec era sacerdote y rey de esta ciudad. El Sal 110, 4 (en el responsorio de la primera lectura de hoy) presenta a Melquisedec como una figura profética del Mesías. También la epístola a los hebreos desarrolla los títulos del Melquisedec, sacerdote y rey, refiriéndolos al sacerdocio y a la realeza de Cristo; incluso lo que no se dice de Melquisedec, el hecho de que aparezca en la biblia sin padre ni madre, se interpreta de Cristo que es el Sacerdote y el Rey por antonomasia, sin precedentes, como un fuera de serie.

"Ofreció pan y vino". Aunque esta expresión podría interpretarse en un sentido profano, tiene aquí sin duda un significado cultual. Así lo cree, entre otros, el escriturista judío B.Jacob, quien afirma que se trata de un "banquete cultual" en el que Melquisedec bendice y da gracias a Dios por lo que ha realizado en la victoria de Abrahán sobre sus enemigos. Por lo tanto, este rito vendría a ser una forma primitiva de la pascua judía y en consecuencia una anticipación profética de nuestra eucaristía.

"Dios Altísimo". Este título divino es conocido también fuera de la Biblia, aparece, por ejemplo, en un panteón fenicio muy antiguo. En Núm 24, 16 Balaam, un profeta extranjero, da al Dios de Israel ese mismo título de Altísimo.

No hay razón alguna para suponer que el rey de Salem tuviera una religión distinta a la de sus súbditos. No obstante, la tradición bíblica lo considera un varón justo y temeroso de Dios, de auténtica religiosidad. Aunque Dios ejerza su acción salvadora de un modo especial a través de Abrahán y sus descendientes, no hay que olvidar que es el Dios único, el de todos los hombres y que no actúa exclusivamente en Israel. Recordemos otros casos como el de Jacob, de una justicia proverbial. Por eso Abrahán, que es "el amigo de Dios" (Is. 41,8), aceptará sin prejuicios la bendición de Melquisedec, lo honrará como sacerdote del Altísimo y le dará incluso el diezmo del botín de su victoria.

En este pasaje se recoge una de las más antiguas tradiciones de Israel, anterior a la conquista de Canaán. Ya que después de esta conquista, estando el pueblo elegido en posesión de la tierra prometida, resulta inconcebible que Abrahán, prototipo y padre de todos los creyentes, se dejara bendecir por un sacerdote cananeo.

El presente relato tiene suma importancia para valorar positivamente las religiones extrabíblicas.

EUCARISTÍA 1983, 27


4.

El capítulo forma un bloque errático en el contexto del Pentateuco. No se puede adscribir a ninguna de las fuentes conocidas. No es posible una reconstrucción histórica de los hechos a pesar de los nombres y acontecimientos.

El dios del cielo designaba la divinidad suprema de un determinado panteón. El Dios Altísimo que ha creado el cielo y la tierra se identifica con Yavhé. En todo el AT sólo en este texto encontramos una valoración tan positiva de un culto no israelítico.

En el texto original no es claro quién paga el diezmo. La tradición judía afirma que fue Abrahan. Así en Hb 7,2. Con ello Abrahan reconoce la función preeminente de Melquisedec.

La finalidad del relato era demostrar que incluso Abrahan, padre en la fe, se había inclinado ante Melquisedec y había pagado el diezmo al rey pagano de Jerusalén. Se quería con ello estimular a los israelitas a someterse al reino de David centrado en Jerusalén. Hubo siempre una gran resistencia a aceptar la centralización y surgió pronto la división del reino.

La reinterpretación que del relato hace la Iglesia primitiva la encontramos en la carta a los Hebreos. Ante el peligro de volverse a la comunidad cultual hebrea, el autor demuestra que el sacerdocio de Cristo ha superado y anulado el sacerdocio levítico y para poner de relieve la dignidad de Cristo, le da el nombre de sacerdote según el orden de Melquisedec. La tradición católica, en el ofrecimiento del pan y del vino, ve un signo de la eucaristía. Es el pan que expresa la plena reconciliación del hombre con Dios y de los hermanos entre sí. El sacrificio pacífico de Melquisedec es acción de gracias por el don de la paz que ha llegado por Cristo. En la eucaristía se hace presente Cristo, nuestra paz.

P. FRANQUESA
MISA DOMINICAL 1986, 11


5.

Curiosa y significativa figura esta de Melquisedec, «rey de justicia», que reina en «ciudad de paz»; sacerdote del Dios altísimo, que ofrece pan y vino y bendice a Abrahám. Puestos a buscar una figura del Mesías, pocas tan redondas como Melquisidec.

Cuando el autor de la carta a los Hebreos quiso buscar una justificación del sacerdocio de Cristo, enseguida se acordó de este importante personaje. También el salmo 109 había aplicado al Mesías este sacerdocio.

Figura misteriosa y luminosa. Es símbolo de las mejores aspiraciones y esperanzas de los hombres, encuentro vivo de la paz y la justicia. Su ciudad parece abierta a las mejores relaciones humanas, donde se acoge al peregrino y se comparte el pan y el vino de la fraternidad, donde se ha olvidado el sentido de las armas, donde se está abierto a la trascendencia.

Todo el que acoge, bendice y comparte, será rey de justicia y de paz, y será sacerdote del Dios altísimo o, mejor, cercanísimo.

CARITAS
FUEGO EN LA TIERRA
CUARESMA Y PASCUA 1989.Pág. 211