COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA

1 Co 1, 22-25

 

1. CZ/SV/LOCURA.

Pablo no se cansa de repetir en sus cartas que LA SALVACIÓN ES FRUTO DE LA INICIATIVA DE DIOS. Lo que el hombre busca es la propia seguridad, exigir condiciones para poder aceptar la salvación de Dios: para los judíos se tratará de los signos o milagros que garanticen la acción divina; y, para los griegos, la revelación de Dios debería ser algo que satisficiera a la inteligencia humana.

El Mesías crucificado choca tanto con los primeros como con los segundos, porque la obra de la salvación no parte de la iniciativa humana, y la predicación del Evangelio se enfrenta con estas pretensiones. Pero en el hecho de que tanto algunos judíos como paganos se abran a la salvación, Pablo descubre la sabiduría y el poder salvador de Dios, que se da a conocer precisamente en Cristo crucificado, que para los hombres podría parecer una debilidad y un absurdo.

J. ROCA
MISA DOMINICAL 1982/06


2. D/MANIPULACION  FE/COMERCIO  NUESTRA RELACIÓN CON DIOS ES CASI SIEMPRE UNA RELACIÓN MERCANTIL. BUSCAMOS SIEMPRE AL DIOS TODOPODEROSO. NO CREEMOS EN EL DIOS DÉBIL EN JESÚS. BUSCAMOS UN DIOS DE PODER O EL PODER DE LA RAZÓN.

Las expectativas judías estaban centradas en la intervención de Dios a favor de su pueblo por medio de señales espectaculares: el Mesías debía llevar a Israel a una situación de dominio sobre las naciones paganas. Por otro lado, los griegos buscaban la explicación del hombre y del mundo a través del pensamiento filosófico. Esta confianza en un Dios de poder o en el poder de la razón, tenía que chocar con el mensaje de un Salvador crucificado, "escándalo para los judíos, necedad para los gentiles". Lo que los apóstoles predican es la antítesis.

J. NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1988/06

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Ante las divisiones que destrozan la comunidad de Corinto, Pablo recuerda que lo único que da valor a la fe no puede atribuirse a ningún hombre, sino solamente a la fuerza de Dios. Esto se muestra en el hecho de que las dos concepciones del mundo que han oído hablar de JC se han vuelto de espaldas a él: los judíos, porque esperaban un Mesías glorioso que mostrara su fuerza reconstruyendo el poder de Israel, y en cambio se han encontrado con un hombre débil que terminó colgado en una cruz; los griegos, porque lo que valoraban era alguien que construyera una teoría de las cosas conforme a la sana razón, y en cambio se han encontrado con la predicación fundamentada en un elemento tan irracional como la resurrección.

"Pero los llamados a Cristo, judíos o griegos..." reconocen que precisamente lo que da valor a la Buena Nueva, lo que de ella hace un mensaje liberador, es que ROMPE TODAS ESTAS EXPECTATIVAS y ofrece una fuerza y una sabiduría que proyectan al hombre más allá de sus propios absolutos y de sus propias conquistas.

J. LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1979/06


3. DEBILIDAD/D  DIOS ESTARÁ CON LA DEBILIDAD PORQUE ES MENOR OBSTÁCULO CUANDO QUIERE VENIR A NOSOTROS.

En el contexto de la contraposición del mensaje cristiano con el hombre apoyado en sí están estos versículos. No son un "elogio de la locura", sino un contraste entre quien se cierra sobre sí mismo y quien está abierto a la obra de Dios.

Ante el hombre confiado en sí mismo, en su capacidad de juzgar y discernir, ante los bienpensantes y piadosos de toda la vida o los orgullosos de la acción humana, Pablo contrapone a Jesús crucificado.

Aquí está la paradoja. Por razones sociológicas, culturales, religiosas, el Crucificado es piedra de escándalo. Este Crucificado, legalmente condenado por legítimas autoridades, apoyadas en una ley pone en crisis nuestras seguridades. No sólo la de los corintios o judíos, sino las de cualquier persona que se apoye en sí misma. No por particular gusto de Dios de llevar la contraria a los bienes de la creación que él mismo ha puesto en nosotros y en el mundo, sino para mostrar cómo ningún factor humano, ninguno en absoluto, por bueno que sea, cuenta él solo para obrar el acercamiento del hombre a Dios.

Esto, hoy como ayer, sigue siendo cierto. Dios está con la debilidad, porque ella es menos obstáculo para él cuando viene a nosotros.

F. PASTOR
DABAR 1988/18


4. CZ/SIGNO/FIDELIDAD.

Frente a la concepción judía de la vida basada en la verificación empírica (las señales) o la griega basada en la razón autosuficiente (el saber), la concepción cristiana presenta un Mesías crucificado. ¿Religión masoquista? En este caso los juicios judío y griego estarían en lo cierto. Pero en la concepción cristiana del Nuevo Testamento la cruz no está vista como medio intencionado de santificación, sino como instrumento injusto de suplicio. Desde una perspectiva histórica, la muerte de Jesús es obra de unos poderes absolutos, civiles y religiosos: la metafísica imperial romana con su pretensión de ofrecer una salvación y una paz para todos los hombres por medio del emperador: la religión de la ley con la pretensión de ser el camino único hacia Dios, estableciendo el esfuerzo personal y las instituciones religiosas derivadas de él como fuente de salvación para el hombre.

En su vida y desde su vida Jesús cuestionó estos poderes y por eso lo liquidaron, porque el poder con pasión de absoluto no tolera cuestionamiento ni rivalidades. Pero con ello, la cruz se convertía en el signo fehaciente de una fidelidad incontrovertible al Padre y a los hermanos. Por eso, para los que creen (=los llamados) el Mesías crucificado es la fuerza y el saber de Dios, y éstos no son otros que el amor incondicionado.

No hay amor más grande que dar la vida por los amigos (Jn. 15, 13).

DABAR 1976/16


5. CZ/NECEDAD.

Desde el punto de vista de los judíos, los hombres se dividen en dos grupos: ellos y los otros, esto es; los griegos, o gentiles; pero Pablo predica a todos un mismo evangelio, que él presenta como fuerza y sabiduría de Dios, que revela en medio de la debilidad de la cruz de Cristo. Sin embargo, en Corinto no lo comprenden, mientras unos, los procedentes del judaísmo, siguen a Pedro y admiran los "signos" que realiza, otros, los "griegos", se dejan arrastrar por la sabiduría de Apolo. Unos y otros han caído en el culto a la personalidad (cf. 1, 11ss) y en el olvido del evangelio de la cruz de Cristo, por lo que andan divididos.

Pablo insiste de nuevo en esta carta predicando el evangelio de Cristo crucificado, que es lo único que puede unir a los creyentes por encima de todos los partidismos.

Este evangelio de la cruz de Cristo contradice igualmente la mentalidad de los judíos y la de los griegos: La milagrería de los judíos, unida estrechamente a su concepción política y triunfalista del mesianismo que Jesús había rechazado (cfr. Mt 12, 38-42; Lc 11, 29-32; Jn 4, 48), era un obstáculo muy serio que les impedía aceptar la debilidad de la cruz, en la que veían un escarnio nacional y un escándalo intolerable. De otra parte, los griegos, autosuficientes y engreídos por su sabiduría humana, rechazaban como bárbara necedad la fe en Cristo, muerto y resucitado para la salvación de los hombres.

Dios se reveló a los judíos con brazo fuerte a partir de la salida de Egipto y a lo largo de toda la historia de Israel y mostró su divina sabiduría a los gentiles que pueden verla en las obras de la creación. (Rom 1, 20); pero ni los unos ni los otros le reconocieron, de manera que "tanto judíos como griegos están todos bajo pecado" (Rom 3, 10). Por fin, Dios ha querido manifestarse a judíos y griegos revelando su fuerza y sabiduría en la debilidad y en la necedad de la cruz de Cristo. La pena es que los judíos sigan aún exigiendo signos y los griegos buscando sabiduría, siendo así que todos han sido convocados para hallar en Cristo crucificado la misma fuerza y sabiduría de Dios.

EUCARISTÍA 1985/11


6.

Pablo está convencido de que las facciones que se han constituido en Corinto se deben a un celo mal informado en pro de la filosofía y en pro de la reducción del mensaje evangélico a los sistemas de pensamiento humano. El pasaje que se lee en la liturgia de este día contrapone las pretensiones de esas sabidurías humanas al designio de la sabiduría de Dios y dejan al descubierto su incapacidad para expresar la trayectoria de la fe.

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La proposición fundamental figura en el v. 18: el lenguaje de la cruz es una locura para la sabiduría de los hombres; eso, no obstante, es el único que puede llevar a la fe y, por tanto, a la salvación. Pablo apoya esta afirmación con una serie de argumentos:

En primer lugar, un argumento escriturístico: la cita de Is. 29, 14 (v. 19) recuerda que Yahvé ha salvado a Jerusalén por su propio poder y sin tener en cuenta sistemas políticos de salud pública.

Después, una observación: el sabio, el culto y el escriba no se han convertido: muy pocos de ellos forman parte de la Iglesia (v. 20; cf. 1 Cor. 1, 26): lo que es un buen indicio de que su sabiduría no coincide con la de Dios.

Finalmente, un argumento de diatriba (v. 21): Dios había previsto primitivamente que el hombre podría conocerle a través de la creación gracias a su sabiduría. Pero el hombre ha abusado de esta última hasta el punto de desviarla de su objeto (cf. Rom. 1, 19-20). Entonces no le quedaba ya a Dios más que el recurso de revelarse fuera de toda sabiduría humana: por medio de la cruz, llamada locura precisamente porque se presenta fuera de los marcos impuestos por la sabiduría a la definición de su verdad.

Así, en contra de los judíos que quieren encontrar a Dios en los milagros (Mt. 12, 38-40) y de los griegos, que le definen, creen ellos, sirviéndose de la filosofía, Pablo recuerda que Dios no es accesible más que en el Evangelio de la cruz (vv. 22-24), es decir, a los ojos de los judíos, en un Mesías crucificado o de un rey que no asciende hasta su trono sino partiendo de la cruz, es decir, a los ojos de los paganos, en un fundador de religión confundido, en el patíbulo, con un vulgar maleante.

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FE/RAZON  El proceso de la fe no es de orden racional; puede ser razonada, en todo caso razonable, pero solicita en el hombre otros móviles distintos de los de su inteligencia. La desgracia del hombre, sobre todo en determinado tipo de occidental, educado en una civilización cada vez más cartesiana y conceptual de la que difícilmente puede desprenderse, consiste en que no sabe ya de qué se trata cuando se le dice que dispone de otras facultades distintas de su razón. Ha esterilizado en sí una parte de la capacidad de amor y de confianza y su apertura a la trascendencia. El mensaje de Pablo tiene más que nunca su sentido en este siglo XX de ateísmo en que el cristiano habrá de poner a contribución un equilibrio personal bastante sólido y desarrollar en sí unas facultades a primera vista menos racionales -locas, diría el apóstol- que no por eso dejan de ser auténticas actitudes humanas dilatantes y equilibrantes.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA III
MAROVA MADRID 1969.Pág. 111 s.


7. SB/CZ/LOCURA 

A esta suma debilidad, a esta alta sabiduría de la cruz de Cristo se le pueden aplicar las maravillosas coplas de Juan de la Cruz, sobre un éxtasis de alta contemplación: 


Entreme donde no supe
y quedeme no sabiendo
toda ciencia trascendiendo.

Yo no supe dónde entraba,
pero cuando allí me vi,
sin saber dónde me estaba,
grandes cosas entendí;
no diré lo que sentí,
que me quedé no sabiendo
toda ciencia trascendiendo.

Este saber no sabiendo
es de tan alto poder,
que los sabios arguyendo
jamás lo pueden vencer;
que no llega su saber
a no entender entendiendo,
toda ciencia trascendiendo