COMENTARIO AL SALMO RESPONSORIAL
Traemos hoy los sabrosos comentarios de los Padres a los Evangelios de la Infancia, tomados de "La Cadena de Oro" de Santo Tomás de Aquino
Y dijo María: Mi alma engrandece al Señor. (v. 46)
San Ambrosio.
Así como el pecado empezó por las mujeres, así también las cosas buenas deben
empezarse por las mujeres; así, no parece ocioso que Isabel vaticine antes que Juan, y
María antes del nacimiento del Señor. Además, siendo María más excelsa, su profecía
es más plena.
San Basilio, in Psalmo, 33.
La Santísima Virgen, considerando la inmensidad del misterio, con intención
sublime, y con un fin muy alto y como avanzando en sus profundidades, engrandece al
Señor. Por esto prosigue: "Y dijo María: Mi alma engrandece al Señor".
Griego.
Como si dijese: Las maravillas que Dios pronunció, las cumplirá en mi cuerpo;
pero mi alma no será infructuosa delante de Dios. Yo debo aportar el fruto de mi
voluntad, porque cuanto mayor es el milagro con que soy honrada, tanto mayor es la
obligación que tengo de honrar a Aquel que en mí obra cosas tan admirables.
Orígenes.
Si Dios no puede recibir ni aumento ni detrimento ¿cómo es que dice María:
"Mi alma engrandece al Señor"? Mas si considero que el Señor Salvador es
imagen del Dios invisible, y que el alma fue hecha a su imagen, para que sea imagen de la
imagen, entonces será como a imitación de aquellos que suelen pintar imágenes; cuando
engrandeciere mi alma con el pensamiento, palabras y obras, la imagen de Dios se hace
grande y el mismo Señor -cuya imagen está en mi alma- se engrandece.
Y mi espíritu se regocijó en Dios mi Salvador. (v. 47)
San Basilio, in Psalmo. 33.
Los primeros frutos del Espíritu Santo son la paz y la alegría. Y como la
Santísima Virgen había reunido en sí toda la gracia del Espíritu Santo, con razón
añade: "Y mi espíritu se regocijó". En el mismo sentido dice alma y
espíritu. La palabra exaltación -de tanto uso en las Sagradas Escrituras- insinúa
cierto hábito o estado del alma -alegre y feliz- en aquellos que son dignos de él. Por
eso la Virgen se regocija en el Señor con inefable latir del corazón y transporte de
gozo en la agitación de un afecto honesto. Sigue: "En Dios mi Salvador".
Beda.
Porque el espíritu de la Virgen se alegra de la divinidad eterna del mismo Jesús
-esto es, del Salvador-, cuya carne es engendrada por una concepción temporal.
San Ambrosio.
El alma de María en verdad que engrandece al Señor, y su espíritu se regocija en
Dios; porque consagrada en alma, espíritu y cuerpo al Padre y al Hijo, venera con piadoso
afecto a un solo Dios, de quien son todas las cosas. Que el alma de María esté en todas
las cosas para engrandecer al Señor; que el espíritu de María esté en todas las cosas
para regocijarse en el Señor. Si según la carne una sola es la Madre de Cristo, según
la fe el fruto de todos es Cristo. Porque toda alma concibe el Verbo de Dios, si,
inmaculada y exenta de vicios, guarda su castidad con pudor inviolable.
Teofilacto.
Engrandece al Señor aquel que sigue dignamente a Jesucristo, y mientras se llama
cristiano, no ofende la dignidad de Cristo, sino que practica obras grandes y celestiales;
entonces, se regocijará el espíritu -esto es, el crisma espiritual-, o lo que es lo
mismo, adelantará y no será mortificado.
San Basilio, in Psalmo, 33.
Si cuando la luz penetrare en tu corazón percibieres -por aquella oscura y breve
imagen- la constancia de los justos en amar a Dios y en despreciar las cosas corporales,
sin dificultad alguna conseguirías gozo en el Señor.
Orígenes.
Primero el alma engrandece al Señor, para después alegrarse en Dios. Pues si
antes no creemos, no podemos alegrarnos.
Porque miró la bajeza de su sierva: he aquí que por esto me dirán bienaventurada todas las generaciones. (v. 48)
Griego.
Manifiesta la causa por la que conviene engrandecer al Señor y alegrarse en Él
diciendo: "Porque miró la bajeza de su sierva". Como si dijese: El Señor lo
hizo así, yo no lo esperaba; estaba contenta con los humildes, ahora soy elegida para un
consejo inefable y exaltada de la tierra al cielo.
Pseudo-Agustín, serm. de Assumpt., 208.
¡Oh verdadera humildad, que parió a los hombres un Dios, dio a los mortales la
vida, renovó los cielos, purificó el mundo, abrió el paraíso y libró a las almas de
los hombres! La humildad de María se convirtió en escala para subir al cielo, por la
cual Dios baja hasta la tierra. ¿Qué quiere decir "miró", sino
"aprobó"? Muchos parecen humildes a los ojos de los hombres; pero la humildad
de ellos no la mira el Señor, porque si fuesen verdaderamente humildes, querrían que
Dios fuese alabado por los hombres, y no que los hombres los alabasen. Y su espíritu se
alegraría, no en este mundo, sino en Dios.
Orígenes.
¿Mas qué tenía de humilde y de despreciable la que llevaba en su vientre al
mismo Hijo de Dios? Pero considera que la humildad en las Sagradas Escrituras es una de
las virtudes que los filósofos llaman atufia, atyfia, o metriotiV, metriotis , y
nosotros, por perífrasis, podemos llamarla: no ser vanidoso, sino rebajarse a sí mismo.
Beda.
Aquélla cuya humildad se ve, se llama por todos con propiedad bienaventurada; por
ello prosigue: "He aquí que desde ahora me dirán bienaventurada", etc.
San Atanasio.
Si según el Profeta Isaías son bienaventurados todos los que proceden de Sión y
viven cerca de Jerusalén como domésticos, ¿cuánta debe ser la alabanza de la excelsa y
sacrosanta Virgen María, que fue elegida para ser Madre del Verbo, según la carne?
Griego.
No se llama a sí misma bienaventurada por la vanagloria. Porque ¿dónde podría
estar el orgullo en aquella que se llama sierva del Señor? Pero vaticina lo que ha de
suceder, inspirada por el Espíritu Santo.
Beda.
Convenía, pues, que, así como había entrado la muerte en el mundo por la
soberbia del primer padre, se manifestase la entrada de la vida por la humildad de María.
Teofilacto.
Y por ello dice: "Todas las generaciones". No sólo Israel, sino también
todas las naciones de los creyentes.
Porque me ha hecho grandes cosas, el que es poderoso y santo el nombre de Él. (v. 49)
Teofilacto.
Manifiesta la Virgen que no será proclamada bienaventurada por su virtud, sino que
explica la causa diciendo: "Porque hizo conmigo cosas grandes el que es
poderoso".
Pseudo-Agustín, serm. de Assumpt., 208.
¿Qué cosas grandes hizo en ti? Creo: que siendo criatura dieras a luz al Creador
y que siendo sierva engendraras al Señor, para que Dios redimiese al mundo por ti, y por
ti también le volviese la vida.
Tito Bostrense.
¿Y cómo soy grande sino porque conciba, permaneciendo virgen, superando por
disposición de Dios a la naturaleza? Soy considerada digna de ser Madre sin obra de
varón y no una madre cualquiera, sino del Unigénito Salvador.
Beda.
Esto se refiere al principio del cántico, en donde dice: "Mi alma engrandece
al Señor". Sólo aquella alma, en quien Dios se ha dignado hacer cosas grandes, es
la que puede engrandecerle con dignas alabanzas.
Tito Bostrense.
Dice, pues: "El que es poderoso", para que si alguno duda de la verdad de
la encarnación, permaneciendo virgen después de haber concebido, refiera este milagro al
gran poder de Aquel que lo ha hecho. Ni se ha manchado porque el Unigénito haya nacido de
ella, porque es santo el nombre de Él.
San Basilio, in Psalmo, 33.
El nombre de Dios se llama santo, no porque en esas sílabas se encierre cierta
virtud significativa, sino porque toda mención de Dios es santa y pura.
Beda.
Lo extraordinario de su poder aventaja a toda criatura en el grado más alto, y lo
distingue mucho de todas las cosas que ha hecho; lo cual se entiende mejor en el texto
griego, en el que se pone la palabra agion, que significa como fuera de la tierra.
Y su misericordia de generación en generación para los que le temen. (v. 50)
Beda.
Volviéndose desde los dones especiales que ha recibido del Señor hacia las
gracias generales, explica la situación de todo el género humano añadiendo: "Y su
misericordia de generación en generación a los que le temen". Como diciendo: No
sólo me ha dispensado gracias especiales el que es poderoso, sino a todos los que temen a
Dios y son aceptos en su presencia.
Orígenes.
La misericordia de Dios no se limita a una sola generación, sino que eternamente
se extiende de generación en generación.
Griego.
Yo concibo por la misericordia que Él tiene para todas las generaciones, y Él se
une a un cuerpo animado, obrando nuestra salvación, movido por sola su piedad. Se
compadece no indistintamente, sino de aquellos a quienes somete su temor en cada nación.
Y por esto dice: "A los que le temen", esto es, a los que, llevados por la
penitencia, se convierten a la fe y se dedican a la mortificación. Porque los que siguen
obstinados cierran la puerta de su compasión por la malicia de su incredulidad.
Teofilacto.
O indicó con esto que los que temen conseguirán misericordia en esta generación
-esto es, en la presente- y en la otra -esto es, en la vida eterna- recibiendo en esta
vida el ciento por uno (Mt 19), pero en la otra, beneficios mucho mayores. Llenó de
bienes a los hambrientos, y a los ricos dejó vacíos. (v. 53)
Llenó de bienes a los hambrientos, y a los ricos dejó vacíos. (v. 53)
Glosa.
Como parece que la prosperidad humana consiste principalmente en los honores de los
poderosos y en la abundancia de las riquezas, después de la caída de los poderosos y la
exaltación de los humildes, hace mención del anonadamiento de los ricos y la abundancia
de los pobres.
San Basilio, in Psalmo, 33.
Ciertamente que el presente pasaje nos aparta aun de las cosas sensibles,
enseñándonos la incertidumbre de los bienes mundanos, pues son caducos, como ola que
aquí y allá se difunde por el ímpetu de los vientos. Tomado intelectualmente, el
género humano tenía hambre, a excepción de los judíos, a quienes había enriquecido la
tradición de la ley y las enseñanzas de los profetas; mas como no se adhirieron
humildemente al Verbo humanado, fueron dejados vacíos, no llevando nada, ni fe, ni
ciencia. Fueron privados de la esperanza de los bienes y de la terrena Jerusalén y
excluidos de la vida futura. Pero aquéllos de entre los gentiles que tenían hambre y
sed, habiéndose adherido al Señor, fueron colmados de bienes espirituales.
Glosa.
Los que desean las cosas eternas con todo interés y como hambrientos, serán
saciados cuando Jesucristo aparezca en su gloria. Pero los que se gozan en las cosas de la
tierra al final serán abandonados, vacíos de toda felicidad.
Recibió a Israel su siervo, acordándose de su misericordia. Así como habló a
nuestros padres, a Abraham y a su descendencia por los siglos. (v. 54-55)
Glosa.
Después que hace mención de la piedad y de la justicia divina, vuelve a ocuparse
de la gracia especial que dispensa por medio de la nueva encarnación, diciendo:
"Recibió a Israel su siervo", como médico que visita al enfermo. Así, Dios se
hizo visible entre los hombres, para hacer que Israel -esto es, el que ve a Dios- fuese su
siervo.
Beda.
Esto es, al obediente y al humilde; porque el que no quiere humillarse, no puede
salvarse.
San Basilio.
Dice, pues, Israel, no la material a quien ennoblecía su nombre, sino la
espiritual que retenía el nombre de la fe, teniendo sus ojos dirigidos hacia Dios para
verlo por medio de la fe. También puede adaptarse a la Israel material, puesto que de
ella creyeron muchos. Hizo esto "acordándose de su misericordia", porque
cumplió lo que había ofrecido a Abraham, diciendo: "Porque serán bendecidas en tu
descendencia todas las naciones de la tierra" (Gén 22,18). La Madre de Dios,
recordando esta promesa decía: "Así como habló a nuestros padre Abraham".
Porque se dijo a Abraham: "Estableceré mi pacto entre nosotros, y entre tu
descendencia que habrá de venir después que tú, por medio de un pacto sempiterno que
alcanzará a todas sus generaciones, a fin de que yo sea tu Dios y el de tu descendencia
después de ti" (Gén 17,7).
Beda.
Llama descendencia, no tanto a los engendrados por la carne, como a los que han de
seguir las huellas de su fe, y a quienes se ha prometido la venida del Salvador en los
siglos.
Glosa.
Como esta promesa de herencia no se cierra por límite, no faltarán creyentes
hasta el fin del mundo y la gloria de la bienaventuranza será perenne.