COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
1 Ts 5, 16-24

 

1. VD/ACEPTACION/FE.LA FE FUERTE SE MUESTRA ACEPTÁNDOLO TODO COMO VENIDO DE LA MANO DE DIOS PARA NUESTRA SALVACIÓN. 
PROFETA/QUIEN-ES PROFETA ES EL QUE ANUNCIA LA VOLUNTAD DE DIOS EN LAS CUESTIONES ACTUALES DE LA VIDA. NO EL QUE ANUNCIA EL PORVENIR:

En tres palabras sintetiza Pablo la actitud del espíritu cristiano tal como corresponde a la voluntad de Dios: alegría, oración y agradecimiento. "¡Alegraos constantemente!", o sea, incluso en las horas bajas y de sufrimiento (1. 6), pues esos momentos no afectan al fundamento en el que descansa nuestra alegría; la certeza de la salvación en Cristo. "Orad sin cesar". Naturalmente, no con palabras, sino con la conciencia de la unión con Dios, porque en el descanso del alma en él se encuentra precisamente la verdadera oración, sin palabras y de pleno valor. "¡Dad gracias por todo!". Incluso en las pruebas y sufrimiento. Aquí es donde tiene que mostrarse la fe fuerte, en que todo lo que viene de la mano de Dios es para nuestra salvación. Esta actitud del alma es, pues, la que concuerda con la voluntad de Dios, como nos lo reveló en Xto Jesús. En lo que se refiere al uso de los carismas, Pablo hace unas breves indicaciones que se entienden mejor a la luz de la exposición hecha en 1 Co 12.-14. "¡No apaguéis el espíritu!". La expresión evoca la idea del espíritu como fuego y luz.

Pablo conoce y valora sobremanera la riqueza de los extraordinarios efectos del Esp. Sto que habita en la comunidad y quiere que su fuerza expansiva no encuentre impedimento alguno. Esto sería rechazar el don de la gracia divina en lugar de aprovecharlo. Uno de los dones del Esp. que más valora es el de la profecía (cf. /1Co/14/01). Podemos pensar con ello en los acontecimientos que se anuncian para el porvenir, pero el profeta es en primera línea el que anuncia la voluntad de Dios en las cuestiones actuales de la vida: "el que profetiza habla a los hombres, construyendo, exhortando y animando" (/1Co/14/03). La esperanza de la vuelta de Xto es la que jalona toda esta carta (cf. 1. 10; 2. 19; 3. 13) y lo que fundamenta la conducta cristiana: el cristiano es el hombre de esta espera.

El día del Señor del AT, en el que el Señor se revelará como juez de justos y pecadores, lo comprende Pablo como el día de Xto. Es preciso que ese día los cristianos se presenten irreprochables. El acoger a un profeta que esclarece y anima la fe suele comportar, a menudo, una llamada al cambio, a veces muy profundo. Es un contrasentido alabar la profecía de un hombre de Dios y luego permanecer en la inactividad más completa. Esto es apagar el espíritu; esto es reducir la fe a palabras.

EUCARISTÍA 1987/58


2. 

No parece que haya que conceder una importancia capital a la "tricotomía" que propone Pablo distinguiendo en el hombre el cuerpo, el espíritu y el alma (v. 23). Pablo no hace eso más que aquí y en las terminaciones de cartas; el apóstol se deja llevar muchas veces por una retórica que no tiene nada que ver con la antropología. Parece que "espíritu" y "alma" designan la misma realidad desde puntos de vista ligeramente diferentes.

La oración de Pablo no exige encontrarse sin reproche tan solo en el momento del juicio. De hecho, se trata de llevar toda una vida sin reproche, a lo largo de la cual se conserva la integridad del compuesto humano, una integridad que aparecerá como tal el día del juicio. Ahora bien, esa integridad del alma y del cuerpo es la prueba de la acción de Dios: el hombre camina sin reproche, pero es Dios quien se la da por mediación de su Hijo glorificado.

Pablo invita, pues, al cristiano a situar su compromiso moral dentro de la perspectiva de la Parusía, no precisamente porque el juicio de que va acompañada estimará, como desde fuera, las obras de una vida humana, sino, sobre todo, porque la actitud del cristiano en la vida de cada día es el signo real del advenimiento del Señor, después que la gloria de Dios se ha manifestado en la vida -y en la muerte misma de Cristo-. No se trata ya, pues, de sustraerse a una vida de destierro como quería Ba 5, 5-9, sino de asumirla como signo de la venida del Señor.

La Eucaristía, que nos hace comulgar con el Cristo resucitado, será el camino de esa glorificación hasta tanto el Cristo glorioso no esté directamente presente en cada uno de los suyos en su Parusía.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA I
MAROVA MADRID 1969.Pág. 109


3.

Leemos las exhortaciones que concluyen la primera carta de Pablo, dirigida a los cristianos de Tesalónica, escrita hacia el año 51. Pablo acaba la carta con algunas exhortaciones de cara al comportamiento (que no leemos) y después da unos criterios generales de vida y de lo que fundamenta esta vida.

Los criterios generales de vida son muy simples, pero marcan un estilo cristiano muy preciso: alegría, oración, acción de gracias. Y, juntamente con todo esto, la capacidad de valorar todo lo que el cristiano quiera aportar: el "don de profecía" es aquel conjunto de exhortaciones o propuestas que nacen del corazón de cualquier cristiano, y que deben ser siempre tenidos en cuenta, al menos para ser "examinados" para ver si valen la pena. Y termina con la apelación a aquel que lo fundamenta todo y permite vivir confiadamente en la espera de la venida definitiva de Jesucristo.

JOSEP LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1993/16

bluenoisebar.jpg (2621 bytes)