José L. Caravias sj

 

 

EL DIOS

DE

JESÚS

 

INDICE

 

Presentación

Introducción

I. LA FE DE JESÚS

1. La ciencia de Jesús
2. La fe de Jesús               
3. Búsqueda constante de Dios y de su Reino              
4. Jesús se siente enviado del Padre               
5. Al Padre lo conoce sólo el Hijo            

II    JESÚS SIENTE A DIOS COMO ABBA QUERIDO

1. Una nueva experiencia de Dios               
2. Actitud filial de Jesús ante Dios       
3. Para Jesús Dios es Abbá                        

III JESÚS ES IMAGEN DE LA BONDAD DEL PADRE

1. El que me conoce a mí, conoce al Padre              
2. Jesucristo, sacramento del encuentro con Dios        
3. Un corazón bondadoso y compasivo    
4. Servidor de todos             
5. La alegría de un Dios que sabe perdonar        
6. Jesús es el sello de la fidelidad de Dios               

IV ESTA BUENA NOTICIA DE JESÚS ES PARA LOS POBRES

1. Los mal vistos en la sociedad en que vivió Jesús              
2. Jesús se solidariza con estos marginados   
3. Jesús anuncia a los marginados la Buena Noticia de Dios          
4. El gozo de que así lo quiere el Padre         
5. Jesús explica a los escandalizados el por qué de esta actitud suya               

V    JESÚS ENSEÑA UNA NUEVA MANERA DE ORAR

1. La oración de Jesús         
2. Las enseñanzas de Jesús sobre la oración           
3. Originalidad de la oración cristiana         

VI PADRE NUESTRO

1. Jesús enseña a sus discípulos a invocar a Dios como Abbá querido      
2. No todos son hijos de Dios                
3. El don de ser hijos de Dios                
4. La fe en el mismo Padre nos hace hermanos       

VII VENGA A NOSOTROS TU REINADO

1. El Dios del Reino              
2. Significado del Reino de Dios               

    a. El Reino de Dios es Buena Noticia para los pobres       
   b. Para entrar en el Reino de Dios hay que cambiar de vida            
   c. El Reino de Dios va construyendo una nueva sociedad   

3. El Reino de Dios no es anunciado a todos              
4. Lo que no es el Reino     
5. Construir el presente desde el futuro             
6. Una Iglesia para el Reino 

VIII JESÚS DESENMASCARA LAS FALSAS DIVINIDADES

1. El Dios de Jesús es conflictivo     
2. Jesús fue condenado por blasfemo 
3. Jesús fue ajusticiado como rebelde político           
4. ¿Un Dios diferente?       
5. Jesús lucha contra las divinidades de la muerte   

IX. EL SUFRIMIENTO COMO MODO DE SER DE DIOS

1. ¿Puede sufrir Dios?    
2. El escándalo de un Dios crucificado     
3. En la cruz Dios revela la forma más sublime del amor                
4. La espiritualidad de la cruz en el seguimiento de Jesús         
5. La cercanía de la cruz hace creíble el poder del Resucitado

X   LA VICTORIA DE DIOS EN JESÚS

1. Dios resucitó a Jesús de entre los muertos    
2. El hecho de la resurrección  
3. La resurrección confirma la verdad del Dios de Jesús
4. El que resucita es el Crucificado    
5. Vivir hoy la resurrección de Cristo        
6. El Mesías ha resucitado como primer fruto de los que duermen 
7. Jesús resucitado sigue viviendo una esperanza       

XI CREEMOS QUE JESUS ES DIOS

1. Cómo ven las primeras comunidades a Jesús resucitado
2. Jesús es el Mesías esperado        
3. Jesús es el Hijo de Dios  

    a. El testimonio de Pablo     
   b. El testimonio de Juan      

4. Conocer a Dios desde Jesús              
5. Verdadero Dios y verdadero hombre           
6. Desde Jesús, Dios es Padre, Hijo y Espíritu           

XII APOCALIPSIS: EL TRIUNFO DEFINITIVO DE DIOS EN LA HISTORIA

Salmo al Dios Enteramente Bueno


 

Ediciones de este libro:

Paulinas, Bogotá
Don Bosco, Quito
Vozes, Petrópolis
Paulinas, Buenos Aires
EDICAY, Cuenca, Ecuador
CEPAG, Asunción
Tierra Nueva, Quito

© José L. Caravias sj.
jlcaravias@starmedia.com

 


Presentación

 

 Cerca del pensamiento de un hermano es fácil encontrarse unidos en Aquel que es el argumento de ese pensamiento: Cristo. Hace mucho tiempo caminamos juntos, llevando a las comunidades, especialmente campesinas, la palabra de Dios, fundamento de su consistencia solidaria. En esa palabra de Dios hay un problema humano que se presenta apenas se comienza a sentir su energía viva, su fuerza comunicadora y su constante incitación maravillosa a la libertad.

 El problema del hombre que escucha y vive la palabra de Dios es llegar a comprender qué es lo que la Palabra pensaba de Dios, es decir, cómo se realizaba la constante y cada vez más honda comunión de la Palabra encarnada con el Padre, que determinó su encarnación y con el Espíritu, que alentó esa historia. Los hombres, comprometidos en escribir lo que el Espíritu sugiere a sus mentes, mientras su corazón se hace comunitario, nos han escrito mucho del Dios de Jesús.

 Hacía falta que alguien uniera todos esos pensamientos sobre un solo lienzo, en el que se marcara la huella de sangre del rostro de Cristo. Mi hermano José Luis Caravias s.j. lo ha conseguido, mientras formaba comunidades, mientras recibía de ellas testimonios vivos de la presencia de Cristo, mientras entregaba sus cruces a la inacabada obra del Señor. Todo lo que vamos a leer y, estoy seguro que también a releer, en "el Dios de Jesús"  es lo vivido por muchos, lo escrito por algunos, lo esperado por todos.

 Desde mi rincón humano, en el cual respondo por la pastoral de la Arquidiócesis de Cuenca en el Ecuador, apruebo esta obra y bendigo a quien la escribió y a todos los que la inspiraron.

 

Cuenca del Ecuador, 15 de agosto de 1985 

 

Fr. Luis Alberto Luna Tobar ocd.

Arzobispo de Cuenca


 

 

Introducción 

 

 Yo no soy teólogo, ni hijo de teólogo. En mis años "oficiales" de teología fui mal estudiante. No tengo ninguna clase de títulos. Acabé los estudios trampeando lo antes que pude. Mi único ideal era ser sacerdote campesino. Por ello, de vuelta al Paraguay, junto con otros compañeros, compartí la vida campesina. Queríamos convertirnos en campesinos "auténticos". Trabajábamos con nuestras manos la tierra. Pero aquellos campesinos pacientemente nos fueron convenciendo de que lo que ellos querían de nosotros era ante todo que les ayudáramos a fortalecer su organización naciente: las Ligas Agrarias. Y así, a instancias de ellos, llegué a dedicarme completamente a cursillos de formación.

 Al comienzo los cursos eran de corte socioeconómico. Pero poco a poco fue saliendo a superficie una realidad de hondas raíces: la fe campesina. Medellín explotó en Paraguay como cohete alegre de fiesta. Los campesinos comenzaron a pedir que les ayudáramos a caminar por un nuevo sendero que descubrían con gozo: la Biblia. Y así, suavemente, ellos me forzaron a volver a los libros de teología. Pero esta vez con el corazón asentado en un pueblo oprimido, pero creyente y en marcha.

 Después de años de compartir con ellos el despertar de la fe, puedo llegar a afirmar que jamás he quedado defraudado en un curso bíblico con  campesinos. Todavía sigo con capacidad de admiración frente a la fe creciente de este campesinado latinoamericano. En su fidelidad creativa siempre hay algo que me sorprende con gozo. Vivo, cada vez más profundamente, aquella alegría gratificante de Jesús ante el hecho de la revelación del Padre "a la gente sencilla; sí, Padre, bendito seas por haberte parecido eso bien" (Mt 11,26).

 En los últimos años se va notando en Latinoamérica un acontecimiento nuevo: ciertos grupos campesinos piden cada vez más formación en la fe, de un modo sistemático y constante, de acuerdo a su cultura y a sus necesidades. ¡La Buena Nueva de Jesús en nuestro continente está siendo jalada desde abajo, por este pueblo creyente y oprimido! La unión de su fe y de su realidad con la Biblia ha sido el detonante que les ha despertado y les ha puesto en marcha.

 A partir de este despertar bíblico, el pueblo va imponiendo respeto a su fe y a su religiosidad, a su cultura, a sus comunidades y a su organización. Es más, en muchos casos este pueblo va imponiendo su ritmo a sacerdotes y a teólogos. Ellos están comenzando a señalar los temas a investigar y a marcar el ritmo a seguir.

 Según mi parecer, tres son los temas bíblicos principales en los que se centra el despertar campesino: la hermandad, la tierra y Jesús. El primer impacto es el descubrimiento de la hermandad como exigencia de la fe. En segundo lugar, con frecuencia reciben un ánimo profundo muy gozoso cuando descubren que la Biblia tiene mucho que decirles sobre su realidad campesina. Sobre esta doble plataforma resulta mucho más profundo el encuentro personal y comunitario con Jesús. Conocer y seguir a Jesús es su meta. Se trata de un encuentro sencillo, gozoso, cuestionante, entre viejos amigos por largo tiempo distanciados. A partir de estas experiencias se va construyendo un nuevo modo de ser Iglesia y una nueva espiritualidad.

 Acompañando este caminar a lo largo de los años me he visto forzado por ellos a devolverles sistematizado lo mucho que voy aprendiendo de ellos. Su deseo de hermandad me llevó a escribir "Vivir como Hermanos". La exigencia de respeto de su religiosidad me obligó a investigar y escribir "Religiosidad campesina y Liberación". El gozo de encontrar su realidad campesina en la Biblia produjo "Luchar por la Tierra". El descubrimiento de un Dios distinto se plasmó en "Dios es bueno". El encuentro con Jesús se ha ido jalonando en tres pasos: "Cristo es Esperanza", "Cristo Compañero" y ahora "El Dios de Jesús". Todos son libros salidos e inspirados en la fe campesina. Los problemas y el espíritu que todo este despertar suscita en los agentes de pastoral intento llevarlo a la oración en "Consagrados a Cristo en los Pobres". Por último, he sentido también la necesidad de historiar parte de este proceso; así han nacido "Liberación  Campesina: Las Ligas Agrarias del Paraguay" y "En busca de la Tierra sin Mal: Movimientos campesinos en el Paraguay, 1960-1980".

 Pero este libro que presento, "El Dios de Jesús", tiene un nacimiento distinto. Ahora no parto tanto de la base, sino de los teólogos. Queriendo ayudar a este deseo creciente de encuentro entre Jesús y su pueblo, se me ocurrió organizar una "minga" de teólogos. Las dos grandes culturas sudamericanas, la quichua y la guaraní, saben organizar mingas para resolver sus problemas. Se trata de trabajos comunitarios, en los que todos juntan su fuerza, con alegría, gratis, al servicio de la comunidad. Algo así he querido hacer con los teólogos.

 En los veinte últimos años se ha escrito mucho y muy lindo sobre Jesucristo. La mayoría de estos teólogos tienen sus ojos puestos en los pobres, pero su lenguaje no es el de los pobres. Por eso muchos de sus hermosos y caros libros no les sirven a los pobres, aunque cada vez los necesitan más. Fue así como se me ocurrió servir de puente entre la buena voluntad de unos y el hambre de los otros. Hacer como de traductor. Y para ello me he puesto a leer, resumir, simplificar, coordinar las muchas ideas lindas de tantos hermanos teólogos. Los he puesto a trabajar juntos, con la alegre libertad de las mingas.

 El presente libro, pues, no tiene nada de original. Todo está copiado. Es puro plagio, con el mayor descaro. Se unen y se entremezclan unas citas con otras; se cambian sin empacho las palabras complicadas; otras veces se copia al pie de la letra. No se respetan los derechos de autor. Es que se trata de una minga de teólogos: todos juntos, trabajando gratis, alegremente, al servicio de la fe de este pueblo, de lo mejor de este pueblo: los animadores bíblicos de las Comunidades Cristianas. ¡Gracias, hermanos!

 En estos nueve años el presente libro ha sido editado en diversos países. He recibido muchos agradecimientos porque estas páginas han ayudado a muchas personas a conocer, amar y seguir más de cerca a Jesús. Mucho le doy gracias a Dios por ello. Ahora presento una nueva edición popular paraguaya, en la que he suprimido las notas. Las personas que quieran consultarlas las pueden encontrar con facilidad en las otras ediciones: Paulinas de Colombia y Argentina, EDICAY de Ecuador, CRT de México y VOZES del Brasil.

 JOSE L. CARAVIAS

Asunción, marzo de 1993