PLAN PASTORAL PARA LA
CONFERENCIA EPISCOPAL
( 1994-1997)

PARA QUE EL MUNDO CREA
( Juan 17,21)


 

IV

OBJETIVOS CENTRALES Y COMUNES

Con estas consideraciones lo que ahora nos proponemos es asignar unas preocupaciones primordiales y predominantes que deban ser tenidas en cuenta en todas las actividades ordinarias de la Conferencia Episcopal.

Proponer y aceptar la evangelización como objetivo prioritario de nuestra Conferencia en los próximos años, nos obliga a contar con esta prioridad en la selección de los temas de nuestras Asambleas Plenarias y por eso mismo en la selección de los asuntos y en la organización de los planes de trabajo de las diversas Comisiones, teniendo siempre presente la prioridad de la acción evangelizadora en el enfoque y tratamiento de todos los asuntos que tengan que tratar todas las actividades que pretendan organizar y promover. De acuerdo con todo lo dicho, estos objetivos centrales y comunes serían los siguientes:

1º. Impulsar una pastoral de evangelización.

* Anunciando a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida para los hombres y mujeres de nuestro tiempo, de manera explícita y directa este anuncio explícito del Dios de la salvación que viene hasta nosotros en Jesucristo y por la mediación de la Iglesia, ha de ser el fin y el objetivo central de todas nuestras actividades pastorales, como el mejor servicio que podemos hacer a nuestros hermanos en cualquier lugar y en cualquier circunstancia en que se encuentren;

* con el fin de fortalecer, ofrecer y difundir la fe en el Dios vivo y en sus promesas de salvación;

* con la palabra y con el testimonio de fe, esperanza y amor;

* con un testimonio, personal y comunitario, de amor y servicio a los pobres y a los que sufren;

* y por medio del diálogo con las personas y con la sociedad.

* Con la respuesta sincera y comprensible a las objeciones culturalmente vigentes contra la Iglesia, contra la religiosidad y contra la existencia de Dios y su valor para el hombre.

* Multiplicar las iniciativas y apoyar los métodos que manifiestan mayor efectividad en este campo de la evangelización.

2º. Intensificar la comunión eclesial.

* La acción evangelizadora tiene que nacer de una Iglesia religiosamente vigorosa, unida en la fe y en la oración, unificada por la caridad en una comunión efectiva consciente de la importancia y de la urgencia de su misión evangelizadora en este mundo nuestro.

* Por eso resulta indispensable revisar nuestras responsabilidades personales y comunitarias en la debilidad misionera y vocacional de muchas de nuestras comunidades y asociaciones y ayudar a los bautizados a descubrir y vivir el carácter eclesial y católico de la fe personal.

* Necesitamos continuar los esfuerzos emprendidos para superar las desconfianzas mutuas, incluso entre los mismos miembros de la Iglesia, y las dificultades de algunos para aceptar cordialmente el Magisterio de la Iglesia.

* Conviene insistir en promover la caridad fraterna y el diálogo dentro de cada Iglesia particular en el contexto de una verdadera comunión religiosa y eclesial. * Tendremos que impulsar y favorecer la participación de personas e instituciones en la vida comunitaria de nuestras parroquias así como en las actividades diocesanas.

3º. Dedicar especial atención a la formación integral de los agentes de la acción pastoral evangelizadora.

* La capacidad evangelizadora de nuestras Iglesias dependerá en gran parte de la buena formación doctrinal y de la santidad de los agentes de pastoral.

* Una especial atención hay que dedicar a la buena formación cultural, teológica, pastoral y espiritual de los candidatos al sacerdocio, tanto en los Seminarios Diocesanos como en los Centros de Formación de los Religiosos, así como a la buena formación y al fervor espiritual y apostólico de religiosos y religiosas.

* Debemos atender igualmente a mejorar los sistemas de formación permanente de los sacerdotes teniendo en cuenta las exigencias doctrinales y metodológicas de la pastoral evangelizadora.

* Tendremos que favorecer también una buena formación doctrinal y espiritual de los seglares que trabajan en los distintos sectores de la vida eclesial en esta misma perspectiva evangelizadora.

V

ACTIVIDADES PERMANENTES DE LA CONFERENCIA

En la intención de este plan de trabajo, más que promover nuevas acciones, está el deseo de revisar nuestras actividades pastorales ordinarias y favorecer el impulso y la fuerza evangelizadora de lo que estamos haciendo continuamente. Por eso mismo. manteniéndonos en el plano propio del campo de acción de la Conferencia, pretendemos revisar el trabajo y las iniciativas de nuestras Comisiones para que todas sus iniciativas tengan presente de una manera efectiva esta preocupación evangelizadora y sus exigencias concretas en sus sectores respectivos, tanto en lo que se refiere a las personas, como a los contenidos y métodos de trabajo pastoral .

En vez de añadir nuevas acciones al trabajo ordinario de la Conferencia y de sus Comisiones, parece preferible que cada Comisión vea cómo asume y hace suyos estos objetivos comunes exigidos por una pastoral de evangelización en el trabajo ordinario de su propia incumbencia.

Cada Comisión tendrá que revisar su plan de trabajo para organizarlo en función de esta acción evangelizadora y de los fines aceptados como prioritarios y comunes, dentro de su propio sector y por medio de sus actividades ordinarias. Señalamos los sectores más importantes en los que las diferentes Comisiones han de buscar expresamente el servicio a los objetivos comunes.

A. Catequesis.

En los contenidos, en los métodos y procedimientos, con los diversos sectores. En todo ello habrá que buscar el modo de que nuestra acción catequética busque por encima de todo la verdadera conversión de las personas a Dios, a Jesucristo, a la vida cristiana en todas sus exigencias de seguimiento, vida espiritual, testimonio y responsabilidades apostólicas y sociales.

Se deben tener en cuenta de manera efectiva las recientes reflexiones hechas por la Asamblea Plenaria y el resumen sobre la situación de nuestra catequesis y la necesidad de "asumir cada vez más hondamente el Catecismo de la Iglesia Católica, tanto en sus contenidos como en sus criterios inspiradores, en todos los procesos de formación cristiana"13 .

B. Predicación.

Dentro de la pastoral ordinaria tiene una singular importancia la predicación, tanto la ordinaria como la extraordinaria, ya sea la predicación homilética como la que se ofrece al Pueblo de Dios en otras muchas circunstancias. Habrá que estudiar y revisar cómo lo hacemos, qué capacidad y fuerza evangelizadora tiene nuestra predicación actual y cómo se puede impulsar una predicación más adecuada a las exigencias actuales del servicio a la fe de nuestro pueblo y de una verdadera evangelización.

Tanto en la Catequesis como en la predicación habrá que tener en cuenta la importancia que tiene en estos momentos la buena formación moral de nuestros fieles, teniendo en cuenta las enseñanzas recientes del Papa en la Exhortación Apostólica Veritatis splendor. En este sentido habrá que cuidar el arraigo explícitamente religioso de la moral cristiana, la aceptación sincera del Magisterio de la Iglesia en la formación de la conciencia personal y la amplitud real de la moral cristiana como una moral del seguimiento, del amor y de la perfección sobrenatural del hombre y de la sociedad.

C. Formación religiosa escolar.

Atención personal a los profesores, a los materiales empleados, relación con las parroquias. En general falta una visión y un aprovechamiento de las clases de religión en una perspectiva unitaria de evangelización que requiere Incorporación de estas clases dentro de las previsiones pastorales de cada parroquia y una relación estrecha entre los párrocos y los profesores de religión que favorezca la complementariedad entre estas clases y los proyectos prácticos de catequesis. Revisión del testimonio y valor educativo de las obras de la Iglesia en los diferentes niveles del campo docente, desde los Colegios hasta las Universidades.

D. Pastoral juvenil.

Con los jóvenes que proceden del proceso catequético y con los que han quedado alejados. Métodos de captación y de pastoral misionera. Hay que buscar el modo de diversificar y modernizar nuestros métodos para entrar en relación con los jóvenes que no vienen a nuestras catequesis y poder ofrecer unos cauces estables y bien organizados para los que reciben el sacramento de la Confirmación.

E. Preparación doctrinal y pastoral de los seminaristas; formación permanente de los sacerdotes.

Una pastoral de evangelización requiere buenos conocimientos de filosofía e historia de las ideas contemporáneas, una teología renovada de fuerte inspiración bíblica y personalista, una clara actitud de comunión eclesial y aceptación de la doctrina y del magisterio de la Iglesia en los asuntos pacíficamente establecidos y en los menos aceptados por el espíritu de la cultura moderna.

F. Vida litúrgica, ordinaria y ocasional, y religiosidad popular.

Las celebraciones dominicales tienen que ser un momento fuerte de la experiencia religiosa orante y renovadora de la comunidad cristiana. Dentro de la celebración litúrgica tiene una importancia especial la celebración eucarística. Tanto la celebración como el anuncio y el comentario de la Palabra de Dios, el intenso sentido espiritual y participativo del pueblo de Dios, tienen un gran poder para confirmar la fe y fortalecer la vida del pueblo santo de Dios.

Es preciso recuperar también la celebración personal de la penitencia como un momento especialmente intenso de la acción pastoral de la Iglesia en la orientación de la vida de los fieles y en la formación de las conciencias. otras celebraciones ocasionales, como funerales, bautizos, matrimonios, tienen que ser considerados como ocasiones importantes de evangelización, para reanudar relaciones interrumpidas, deshacer malentendidos, dejar abiertas puertas que antes estaban cerradas. No es razonable pretender que en estos encuentros ocasionales se superen deficiencias de largos años. Hay que plantearlos más bien como una buena oportunidad para cambiar la situación e iniciar unas relaciones positivas anteriormente inexistentes. Es indispensable tener personas y procedimientos para continuar la evangelización iniciada en estas ocasiones.

A la vez que atendemos a mejorar la fuerza religiosa y evangelizadora de las celebraciones litúrgicas, es preciso valorar también en lo que valen las manifestaciones y expresiones populares de la fe y de la piedad cristiana. Estas manifestaciones de la piedad popular no siempre son valoradas ni atendidas en lo que merecen. Ellas son con frecuencia expresiones sencillas de una profunda raíz religiosa, no siempre suficientemente formada, pero con frecuencia ocasión de enriquecimiento religioso si sabemos interpretarlas adecuadamente y enriquecerlas con discreción, celo apostólico y buen sentido pastoral.

G. Pastoral de la familia.

La Iglesia está redescubriendo la familia como lugar privilegiado de la acción pastoral y evangelizadora. Juan Pablo ll insiste en ello con fuerza, especialmente en este Año Internacional de la Familia. La colaboración de la familia es indispensable en el proceso evangelizador. Por eso mismo en nuestra acción evangelizadora hemos de atender especialmente a la vida cristiana de las familias. Y esto en las dos vertientes de acompañamiento a los cristianos que comienzan su vida matrimonial y familiar y como célula de Iglesia primera transmisora de la fe y de las experiencias fundamentales de la vida cristiana.

Es indispensable tratar de mejorar la preparación para el matrimonio y la vida familiar en todos sus aspectos religiosos y morales y hay que contar con las familias como colaboradoras insustituibles de la evangelización de los niños y jóvenes. Los Movimientos familiares de estructura parroquial pueden ser una ayuda importante en esta pastoral familiar y en el crecimiento y consistencia interior y apostólica de las comunidades parroquiales.

H. Acción caritativa y de promoción social en relación con los pobres y necesitados.

Está en el ánimo de la Conferencia Episcopal fortalecer la vida y las actividades de Cáritas Española y en lo que de ella dependa de toda su vida y actividades en sus diferentes niveles. El servicio a los necesitados en el nombre del Señor aparece cada vez más claramente como un elemento esencial de la evangelización, indispensable para el anuncio eficaz del Evangelio en nuestra sociedad.

En esta misma perspectiva hay que valorar también todas las actividades pastorales que implican un servicio especial de ayuda y promoción, como son la pastoral penitenciaria, la pastoral de la salud, la pastoral de los migrantes, la pastoral obrera, pastoral gitana, etc.

Queremos señalar de manera especial las posibilidades evangelizadoras que se presentan muchas veces con ocasión de la enfermedad y de la muerte. son momentos de especial necesidad y receptividad de la Palabra de Dios y de su gracia, tanto para el enfermo como para sus familias.

I. Misión ad gentes.

La pastoral de evangelización en nuestras Iglesias tiende a despertar una valoración de la fe cristiana y de los bienes de salvación que por ella recibimos centrado todo ello en la presentación y aceptación vital de Jesucristo como único salvador de la humanidad entera. Por eso mismo la pastoral evangelizadora se ve reforzada y fortalece ella misma la responsabilidad del anuncio de la fe en naciones no cristianas y la ayuda a las Iglesias jóvenes y necesitadas. El vigor evangelizador en la pastoral ordinaria dentro de nuestras Iglesias redundará en una mayor sensibilidad y generosidad en favor de las Iglesias jóvenes y del anuncio del evangelio en zonas no cristianas. de la misma manera, la generosidad en este servicio misionero universal vivifica y enriquece la fe y la vida sobrenatural de las Iglesias de vieja tradición cristiana. De las Iglesias jóvenes nos llegan testimonios que nos iluminan y alientan en este empeño pastoral de la evangelización en nuestras propias tierras.

J. Atención a los medios de comunicación social.

Los contenidos culturales y las actitudes espirituales y morales de la población está fuertemente condicionada por la influencia de los grandes medios de comunicación social. Hay que buscar decididamente las formas más asequibles y eficaces para lograr que el Evangelio esté presente en este mundo de la comunicación, la información y las fuentes de la opinión pública. Habría que intensificar el trabajo en el campo concreto de nuestros propios medios y estudiar la forma de intensificar la presencia de algunas obras de la Iglesia en el terreno de la producción de los programas de televisión.

K. Diálogo cultural en la sociedad con los profesionales de la cultura.

En el mundo de la Universidad, de los escritores, de los artistas y de tantos otros profesionales se va creando poco a poco la atmósfera espiritual y cultural en la que viven y de la que reciben sus ideas la mayor parte de la gente. Es preciso multiplicar las oportunidades de estar con ellos, de tratar detenidamente temas relacionados con la doctrina cristiana para deshacer malentendidos y ayudarles a descubrir el valor salvífico del Evangelio y de la fe cristiana en el Dios de la gracia y de la salvación. La principal eficacia de este plan de trabajo depende de la diligencia y acierto con que las Comisiones Episcopales revisen sus propios planes de trabajo y los reorganicen en función de las necesidades de una pastoral de evangelización tal como hemos tratado de describirla.

Para ello la Comisión Permanente deberá fijar una fecha en la que todas las Comisiones presenten sus planes de trabajo revisados y renovados en esta perspectiva evangelizadora y ver cómo ella misma ejerce la labor indispensable de coordinación, seguimiento y evaluación.

VI

ACClONES PROPIAS DE LA CONFERENCIA

Como queda dicho, la principal virtualidad de este plan de trabajo así concebido estará en la orientación de las actividades de las Comisiones Episcopales en el sentido de acentuar expresamente la orientación evangelizadora de todas ellas. Si de verdad lo hacemos así, ello irá abriendo caminos y preparando los agentes necesarios para una renovación profunda de las actividades pastorales en nuestras Iglesias. Como acción propia de la Conferencia se propone una sola: un Congreso nacional con el tema "Exigencias de una pastoral evangelizadora. Caminos y medios".

Es difícil precisar ahora los contenidos, procedimientos y circunstancias concretas de este Congreso. Interesa que su celebración promueva una reflexión sobre nuestra situación pastoral, las exigencias reales y concretas de una pastoral de evangelización en nuestras Iglesias, tanto en lo que se refiere a los contenidos, como a los métodos y a las actitudes de los mismos agentes pastorales, sacerdotes, religiosos y seglares.

Con el Congreso habría que impulsar la reflexión acerca de las exigencias de una pastoral especialmente dirigida a fomentar la conversión religiosa de las personas al Dios vivo en tiempos de indiferencia, rutina e incredulidad. Tendríamos también que impulsar una evaluación de las actividades más importantes de nuestra pastoral ordinaria en este aspecto concreto de sus virtualidades evangelizadoras. Habría que favorecer también el conocimiento de experiencias de evangelización que sin duda existen por todas partes y que con frecuencia no son suficientemente conocidas o valoradas.

A la vez habría que intentar llegar a formular conclusiones concretas y prácticas que nos ayuden a ver cómo debemos proceder en estos sectores especialmente importantes.

1. Caminos y medios para evangelizar hoy a los jóvenes.

2. Caminos y medios para evangelizar a las familias, con especial atención a la prepara- ción de los jóvenes para el matrimonio y las mismas familias jóvenes.

3. Caminos y medios para evangelizar a los hombres de la cultura.

4. Caminos y medios para evangelizar el mundo del trabajo.

5. Caminos y medios para evangelizar hoy a los pobres y marginados.

En estos momentos es prematuro querer dar más precisión al programa concreto y al modo de proceder en la preparación y celebración de este Congreso. La Comisión Permanente deberá estudiar el momento y lugar más oportunos para su celebración y preparar en programa concreto que habrá de ser aprobado por esta Asamblea Plenaria. Se ve con claridad que para ser efectivo, el Congreso ha de tener una primera fase diocesana de reflexión y estudio, con presentación de experiencias y sugerencias. Por ello habrá que pensar en una metodología flexible, capaz de incorporar el trabajo de los diferentes sectores del Pueblo de Dios tratando de abrir caminos nuevos y de seleccionar las experiencias que mejores resultados estén dando en un sitio u otro.

Madrid, 28 de abril de 1994.


13 LX Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (20 de noviembre de 1993).

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