CATEQUESIS FAMILIAR EN ESPAÑA
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SUMARIO: I. Familia y catequesis en España: aspectos generales: 1. En la familia cristiana; 2. La preocupación de algunos catequetas por la educación de la fe en la familia; 3. La preocupación de la Iglesia española y sus propuestas. II. Propuestas de catequesis familiar: 1. Propuestas para la educación del despertar religioso en familia; 2. Propuestas de catequesis familiar; 3. Materiales catequéticos con referencias a la educación de la fe en la familia. Conclusión.


Por diferentes razones no resulta fácil hacer una exposición exhaustiva, detallada y plausible de la catequesis familiar en España, aceptando incluso que el concepto de catequesis familiar no se ha utilizado en sentido unívoco, dada la variedad de matices y contenidos que encierra o se le atribuyen. En primer lugar, es el hecho mismo de su existencia, pues más que de catequesis familiar, cabría hablar de transmisión de la fe, o de la cultura religiosa o de la conciencia cristiana en la familia. En segundo lugar, porque no existen (y no sólo en España) estudios específicos sobre la misma. Ni las diferentes Historias de la Iglesia española1 que hemos consultado, ni la obra de L. Resines sobre la catequesis en España2, ni los escasos artículos dedicados a la historia de la catequesis española contemporánea3 o a la catequesis familiar4 que hemos encontrado en las revistas especializadas se detienen en su estudio. Sólo tangencialmente hacen referencia a ella. En tercer lugar, hasta no hace mucho tiempo tampoco eran muchos los autores que consideran a los padres como los primeros catequistas de sus hijos. Finalmente, la Iglesia española no hace una propuesta concreta de catequesis familiar hasta la renovación de los catecismos españoles en la década de los 80.

Por otro lado, quizá pueda decirse que la primera catequesis familiar contemporánea que entró en España, pero de cuya implantación, repercusión y uso no tenemos datos, fue la traducción y publicación de una excelente catequesis familiar belga, de gran repercusión e implantación en aquel país5.

Dadas estas limitaciones, nos ceñimos a poner de manifiesto solamente los datos de la catequesis familiar en España que son conocidos y de los que tenemos fuentes documentales. Referiremos los aspectos generales de la catequesis familiar en España que creemos consolidados, tendremos en cuenta los catequetas que recuerdan a los padres su obligación de ser los primeros educadores de la fe de sus hijos y les ofrecen materiales catequísticos para que puedan realizar su misión y, finalmente, presentaremos la oferta de catequesis familiar por parte de la Iglesia española. Acabaremos haciendo una breve reseña de materiales catequéticos publicados que son considerados por sus autores como catequesis familiar o tienen indicaciones de contenido y método para que los padres transmitan y eduquen la fe en familia.


I. Familia y catequesis en España: aspectos generales

1. EN LA FAMILIA CRISTIANA. Un primer dato constatable y relevante de la familia española, por lo menos hasta bastante recientemente y en un amplísimo sector de familias, es su profunda raigambre y tradición católica. La fe cristiana, sus principios, motivaciones y expresiones impregnan las fibras y convicciones más íntimas de la familia española. La identidad cristiana de los padres, sus convicciones religiosas, su práctica religiosa, más o menos habitual, la religiosidad popular, los ejercicios religiosos de piedad, la oración de la mañana y de la noche, el rezo del rosario en familia, las misiones populares, el mismo decurso del calendario marcado profundamente por la liturgia y celebraciones de la Iglesia, etc., han ayudado y mantenido el espíritu, la fisonomía y la identidad cristianas de la familia. Por ello, puede decirse que la transmisión y educación cristiana de lós hijos ha tenido como contexto y vía propios la identidad cristiana de la familia, expresada en su vida de fe y de piedad, al margen incluso de cómo se entendiera la identidad cristiana. Era algo dado por supuesto y descontado el hecho del que se partía con toda naturalidad y sin mayor preocupación. Por decirlo de algún modo: el hijo ya nacía cristiano. En el sentido amplio del término, los padres son y ejercen de catequistas de sus hijos. No creemos que resulte exagerado afirmar que la familia, junto con el ambiente social cristiano, ha servido de verdadero catecumenado social para los hijos, de primera escuela de aprendizaje de la vida cristiana. Era como una especie de primera evangelización de los hijos..

Los contenidos de fe transmitidos solían ser los fundamentos o rudimentos de la fe cristiana, la explicación o comentario sencillo de algunas fórmulas de fe, la oración, la práctica de la misa dominical, narraciones bíblicas o de vidas de santos de particular devoción, el precepto del cumplimiento pascual y una gran carga de sentido moral. Todo ello iba estructurando y configurando la personalidad cristiana de los hijos. Estos iban creciendo en un ambiente cristiano formulista, de tradiciones religiosas cristianas, lleno de espontaneidad y de sencillez, pero también bastante rutinario, costumbrista y con grandes lagunas en su formación cristiana. El modo de transmisión de la fe es la misma vida y ambiente familiares, las respuestas que los padres dan a las cuestiones de sus hijos, la inculcación de los preceptos cristianos. Especial mención requiere la primera comunión de los hijos, que además de ser un verdadero acontecimiento familiar y social, comportaba en la práctica el final de la formación cristiana en la familia.

Un segundo elemento, constatable a partir de la escolarización de los niños, es la así llamada delegación de los padres en los sacerdotes y en los profesores de religión en la escuela. Si hasta finales del siglo XVI la familia aseguraba, en gran parte, la catequesis de los niños, completada en la Iglesia por la predicación y la liturgia, no ocurre así tras el impacto de la cultura moderna. Muchos padres piensan que pueden delegar la formación religiosa de sus hijos en el sacerdote o en el catequista. Consecuencia de ello es que las expresiones de la existencia cristiana en el ámbito familiar, a las que acabamos de referirnos, van decayendo progresivamente, hasta el punto de que muchos hijos ya no viven en su familia ni un ambiente cristiano ni una verdadera existencia cristiana. Se produce un absentismo de los padres en la educación cristiana de sus hijos; la catequesis se escolariza; los padres no se creen preparados para desempeñar su misión educadora cristiana y, sobre todo, llegan a creer que la enseñanza religiosa escolar logra mejor los objetivos que la catequesis familiar y parroquial. Consecuencia de ello, por lo que se refiere a la catequesis familiar, no es otra que la exclusión de los padres. O dicho más suavemente: los padres llegan a sentirse dispensados y libres de su propia responsabilidad y obligación; no se consideran preparados para llevar a cabo la tarea de educar la fe de sus hijos. Se produce así una especie de doble fractura en la educación cristiana de los hijos: 1) una fractura interna en la transmisión y educación de la fe de los hijos en la familia; 2) otra en la secuencia y progresión de la formación cristiana: la catequesis parroquial no puede dar por supuesta la primera e inicial formación religiosa en la familia, y se ve abocada a suplirla. Esta situación, en términos generales, perdura prácticamente hasta hoy.

Sin embargo, a pesar de sus luces y sombras, la primera evangelización a través de la familia cristiana ha sido un pilar y un factor determinante en la transmisión y educación de la fe de los hijos. A pesar de la delegación de los padres, la catequesis parroquial y la enseñanza religiosa en la escuela estatal y en los colegios de la Iglesia y de las congregaciones religiosas, con todos los avatares históricos, políticos y sociales que ha tenido en España, era seguida por la casi totalidad de la población escolar española, y garantizaba, de algún modo, su formación cristiana.

2. LA PREOCUPACIÓN DE ALGUNOS CATEQUETAS POR LA EDUCACIÓN DE LA FE EN LA FAMILIA. No obstante esto, ha habido autores que no sólo han recordado a los padres su obligación y responsabilidad educadora cristiana, sino que también les han ofrecido materiales catequéticos para ayudarles en esta tarea.

Uno de ellos es Francesc Matheu y Smandía que, a finales del siglo XVIII, publicó un Compendi o breu explicació de la doctrina cristiana en forma de diálogo entre pare i fill. Es un catecismo breve, simple, con preguntas y respuestas en un diálogo entre padre e hijo, bastante directo, que parece reflejar el mandato de algunos sínodos diocesanos de redactar catecismos en forma de diálogo.

Por la propuesta que hace a los padres y por los catecismos que publicó con este fin, hay que referirse también a san Antonio María Claret. Tanto en sus Avisos muy útiles a los padres de familia6 como en Catecisme de la doctrina cristiana explicat y adaptat a la capacitat deis noys y noyas y adornat ab moltas estampas, recuerda a los padres su misión educadora, les ofrece materiales catequísticos y les indica el sencillo método a seguir. En el Catecisme7 dice que es «también para los mayores, y con especialidad para vosotros, padres de familia... para que cuando vuestros hijos os preguntaren... les respondáis explicándoles por medio de ellas la religión cristiana, que tenéis obligación vosotros de enseñarles y ellos de aprenderla... Y a vosotros, padres de familia, os suplico por las entrañas de Jesucristo, que procuréis que así se lo aprendan vuestros hijos y domésticos, con lo que además de cumplir un deber, podréis ganar las muchas indulgencias... y finalmente la gloria eterna, que a todos deseo. Así sea».

Andrés Manjón, fundador de las Escuelas del Ave María, recogiendo la defensa que hace de este derecho la encíclica Divini illius magistri, está totalmente persuadido de que la educación de los hijos es un derecho y un deber natural de los padres. Y para que puedan ejercer y realizar este derecho-deber, se preocupa de ayudar a los padres a cumplir esta tarea y obligación publicando las Hojas paterno-escolares del Ave María. Resulta curioso observar que el P. Manjón sitúa este derecho-deber de los padres en la virtud de la justicia, explicándoles cómo deben asegurar en sus hijos los principios religiosos que iluminen siempre su conciencia; cómo deben aprovechar cualquier circunstancia para hablar de Dios y cómo han de contagiar la religión a través de la misma vida religiosa familiar.

D. Daniel Llorente, en su Tratado elemental de pedagogía catequística8, dice: «los padres, la madre sobre todo, deben ser los primeros catequistas de sus hijos, los que han de enseñarles las primeras nociones y prácticas religiosas. Y si más adelante se ven en la precisión de que otros les ayuden en la educación cristiana de sus hijos, no pueden ellos desentenderse de un deber tan sagrado; han de escoger personas de fe arraigada, que sepan y quieran desempeñar bien su cometido; han de vigilar y orar; han de cooperar los padres, con su autoridad, con su ejemplo y con sus exhortaciones y consejos. "¿Tienes hijos? Edúcalos y doblega desde su juventud su cuello" (Si 7,23). Decidles, como la madre de los Macabeos: "Te pido, hijo mío, que mires al cielo" (2Mac 7,28). Así lograréis su felicidad y la vuestra. Si la familia no quiere o no está capacitada para desempeñar su obligación, habrá que suplir su falta; mas procurando al mismo tiempo que adquiera esa capacidad y se haga cargo de su deber».

Y Juan Tusquets, en su Pedagogía de la religión9 insiste, sobre todo, en que los padres han de cooperar necesariamente con la catequesis parroquial.

Si estos autores que hemos citado anteriormente se refieren a la catequesis familiar recordando a los padres su obligación de educar a sus hijos en la fe, pero sin exponer ni hacer referencia explícita a sus fundamentos teológicos y sacramentales, hay otros autores que no se contentan con recordar tal obligación, sino que claramente se refieren a la catequesis familiar o a la formación cristiana en la familia a partir de su fundamento teológico y sacramental, es decir, al sacramento del matrimonio y al ministerio profético de los padres, recogiendo con ello las aportaciones de la teología del sacramento del matrimonio y del laicado, ampliamente expuestos por los documentos conciliares.

Uno de estos autores es S. Misser, que afirma: «la educación de unos padres cristianos sólo puede ser fruto de un cristianismo eficazmente vivido... En el orden sobrenatural la misión de los padres es excelsa. Ellos son los primeros y definitivos catequistas. Es más, en el sacramento conyugal y paterno-maternal radica ya todo el misterio cristiano... Así que la catequesis familiar no es una simple cuestión deontológica o de moral profesional del matrimonio, sino cuestión que afecta a su propia esencia... La acción cristiana de los padres debe verterse cuidadosa y delicadamente en el cauce natural del curso vital de sus hijos, a través de sus edades psicológicas... Deberán cuidar de grabar profundamente la idea de Dios en el alma de los hijitos a través de lo que estos mismos presienten, a través del concepto que van formando de lo trascendente, mediante el concebir un sentido y actitud profundamente religiosos hacia sus propios hijos... Ya el despertar de los hijos a las realidades del mundo debe permitirles sorprender a sus padres en una reverencial y vital actitud de oración... Así deben afianzar el hábito de la oración matutina y vespertina. El marco de religiosidad familiar debe concentrarse en torno a la lectura de la sagrada Biblia y de la oración en familia. Así deben irse fijando en los hijos las consideraciones de las grandes etapas de la obra salvadora de Dios. Pero a ello debe acompañar una actitud sinceramente cristiana ante todas las realidades de la vida... Consigue una importancia nuclear en esta educación la asistencia al culto en compañía de los padres»10.

J. J. Rodríguez Medina es quien más directa y explícitamente habla del ministerio profético de los padres, en el que sitúa la educación de la fe de los hijos en la familia. En efecto, al hablar de la Iglesia como pueblo de Dios y del testimonio de todo cristiano como ministerio profético, se refiere a la misión educadora de los padres y afirma: «la misión profética de los padres participa, a nuestro entender, de las dos formas de misión: por constituir el hogar una comunidad cristiana natural, en virtud del matrimonio –que antes de ser sacramento es contrato natural–, los padres, por el hecho de serlo, son ministros naturales de la palabra respecto de sus hijos. Tienen responsabilidad directa en la formación religiosa de estos. Son sus catequistas por antonomasia, incluso con preferencia sobre los sacerdotes y educadores. En este sentido, el ministerio profético de los padres no es derivado de la jerarquía. Cristo y la Iglesia respetan, asumen y sobrenaturalizan la sociedad matrimonial, convirtiéndola en sociedad eclesial, mediante la aceptación del contrato matrimonial realizado ante el sacerdote, testigo de la Iglesia como institución visible. Por lo mismo, y en virtud de este segundo título, los padres cooperan a la misión profética del obispo del cual dependen, y participan de ella aceptando, por ejemplo, algunas modalidades concretas que el obispo señale para la mejor educación cristiana de los hijos»11.

Finalmente, P. Maymí Pons, recogiendo aspectos fundamentales de la teología del matrimonio y de la familia expuestos por el Vaticano II (LG y GS), de la renovación catequética y de la Catechesi tradendae, no sólo afirma que la familia, como la Iglesia, debe actualizar la triple misión de Cristo: evangelizar, celebrar y servir, sino que «los padres tienen la misión bellísima de dar hijos a Dios y de dar a Dios a los hijos; darles, en la propia persona de los padres, la imagen y el sacramento más entrañable de la paternidad de Dios; trocar la familia humana en el afluente más hondo de toda liturgia; trocarla en iglesia doméstica; convertir el abrazo a los hijos en sagrario vivo y caliente, donde deletrear poco a poco el rostro dulce de Dios, todo el amor increíble de nuestro Padre que está en los cielos», y acaba refiriéndose a que la evangelización en el seno de la familia pasa por la urgencia y la necesidad de la pastoral familiar, tanto en las parroquias como en los centros educativos cristianos12.

3. LA PREOCUPACIÓN DE LA IGLESIA ESPAÑOLA Y SUS PROPUESTAS. Al ocuparnos de la preocupación de la Iglesia española por la catequesis familiar y de sus propuestas, hemos de hacer referencia a ella a partir de la década de 1980, en la que se produce una verdadera propuesta de catequesis familiar, gracias, sobre todo, a la Comisión episcopal de enseñanza y catequesis, responsable de la redacción de los nuevos catecismos nacionales.

a) Una primera referencia a la formación de la fe en familia. En 1969, la Comisión episcopal de enseñanza y educación religiosa publica el documento La Iglesia y la educación en España hoy. Sin ocuparse directamente de la catequesis familiar, hace referencia explícita y directa a la educación en la vida de la fe de los hijos, basándose en el decreto conciliar Gravissimum educationis momentum, n. 3; y tomándolo como base, hace una descripción de lo que debe ser la educación de la fe en el ambiente familiar, de sus fundamentos sacramentales, de algunos de sus contenidos y de algunos de sus aspectos metodológicos. A pesar de su extensión, vale la pena citarlo literalmente: «Los esposos cristianos, en virtud del bautismo, de la confirmación y, sobre todo, por razón del mismo sacramento del matrimonio, están llamados a dar a los hijos una educación en la vida de la fe, y a favorecer en ellos la primera experiencia de Iglesia y de comunidad humana... La educación de la fe en el ambiente familiar se realiza, ante todo, por el testimonio de vida cristiana de los padres. Para la educación de la fe de los niños nada tiene tanto valor como una vida familiar honrada, sincera, que ama la justicia, que respeta la opinión ajena y fomenta el diálogo amistoso, que es iluminada por los criterios evangélicos de pobreza, de amor fraterno, de perdón cristiano, y que alimenta una fe que se expresa tanto en los momentos difíciles de la vida como en los días de júbilo, que tienen su ritmo de oración comunitaria familiar y litúrgica y que, en todo momento, mira hacia Jesucristo como luz, camino, verdad y vida. La experiencia del amor incondicional con que los niños deben ser amados por sus padres, y del amor profundo con que estos se aman entre sí, es para los niños un signo vivo del amor de Dios Padre. Los padres están, además, llamados, según su capacidad, a dar una instrucción religiosa generalmente de carácter ocasional o no sistemático. Partiendo de la realidad de los acontecimientos de la vida familiar, de las fiestas del año litúrgico, de la actividad que los niños realizan en el ambiente escolar, en la parroquia, en las agrupaciones, etc., los padres van descubriendo a los hijos la presencia del misterio de Cristo Salvador del mundo. Todo esto reclama una acción pastoral que ilumine la fe de los padres y que les oriente en el cumplimiento de su misión educadora»13.

Junto a esta descripción, y por la necesidad y urgencia de coordinación y complementariedad entre la catequesis familiar y la enseñanza religiosa escolar, habría que añadir la gran cantidad de documentos, tanto de la Conferencia episcopal como de los obispos de las distintas regiones eclesiásticas, que recuerdan a los padres que son los primeros educadores de la fe de sus hijos.

b) La propuesta de catequesis familiar en la renovación de los catecismos españoles14. La XVII asamblea plenaria de la Conferencia episcopal española encargó a la Comisión episcopal de enseñanza y catequesis la revisión de los tres grados del catecismo nacional. En la hipótesis de la que parte esta Comisión, que recoge las razones pedagógicas y de la praxis de la catequesis eclesial, se inclina por elaborar tres catecismos para la comunidad cristiana: Padre nuestro, para los niños de 5 a 7 años; Jesús es el Señor, para niños de 7 a 9 años; Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia, síntesis de fe para niños de 9 a 11 años.

La apuesta y la oferta de catequesis familiar es ofrecida claramente en los catecismos Padre nuestro y Jesús es el Señor. El primer catecismo, dirigido al despertar religioso del niño y a la iniciación de las actitudes básicas religiosas, está pensado, sobre todo, para la catequesis familiar, como ayuda a los padres cristianos en la primera iniciación en la fe de sus hijos. Pero dado que es necesaria la complementariedad entre la catequesis y la enseñanza religiosa escolar, el catecismo básico Padre nuestro está pensado para su uso por los educadores de los distintos ámbitos –familia, escuela y comunidad–, intentando en todo caso privilegiar el ámbito familiar y tomar en cuenta, con realismo, el poco desarrollo de catequesis parroquial para niños tan pequeños. Esta hipótesis, aprobada por el plenario de la Conferencia episcopal, pasó a las respectivas guías didácticas15, destacando el papel de la familia y de la comunidad cristiana en la catequesis de iniciación y desentrañando los contenidos bíblico-teológicos necesarios para la actualización del proceso catequético.

¿Cómo se presenta y articula esta propuesta en las guías pedagógicas de los dos catecismos mencionados? Ambas guías, habida cuenta de la diferencia que implica la educación del despertar religioso (Padre nuestro) y la catequesis de iniciación sacramental (Jesús es el Señor), pretenden ser una ayuda a padres y catequistas para que, en su vida cotidiana y en la catequesis, actúen de una manera acorde con lo que el niño experimenta vitalmente, para ayudarle, desde esa misma realidad, a descubrir la presencia de Dios Padre en su vida. Consecuentemente con ello, la guía del catecismo Padre nuestro parte de que la catequesis familiar «precede, acompaña y enriquece toda otra forma de catequesis» (CT 68), hace un breve comentario a los padres como elemento previo a la breve descripción del despertar religioso del niño y les presenta las tres series de temas que lo componen. A los padres se les ofrecen unas sencillas notas para el diálogo con los niños, siempre a partir de la propia realidad experimentada por los niños y en coordinación con los contenidos que va a recibir (o puede haber recibido con anterioridad) en la catequesis comunitaria.

Hay que tener en cuenta que la propuesta catequética que se hace a los padres tiene las mismas características que la catequesis comunitaria; es decir, es una catequesis orgánica y articulada, algunas de cuyas características son: una enseñanza sistemática, elemental pero bastante completa, una iniciación cristiana integral, abierta a todas las esferas de la vida, una presentación de los textos fundamentales de la fe a través de los principales lenguajes (bíblico, litúrgico, formulación doctrinal...) mediante los cuales la Iglesia comunica la fe. Junto a esto, se presentan elementos para preparar las celebraciones de las fiestas de la Virgen María, la navidad y la semana santa.

Este mismo esquema de propuesta se sigue en la guía pedagógica del catecismo Jesús es el Señor, pero de manera mucho más rica y completa, ya que ofrece a los padres más elementos pedagógico-didácticos para la catequesis familiar. Estos elementos son los siguientes: hablamos a partir de la realidad de la vida del niño que guarda relación con el tema catequético; nos comprometemos, que quiere ayudar a los niños a traducir en su vida lo que han escuchado en la catequesis (podría llamarse perfectamente seguimiento de Jesús o formación de la personalidad cristiana) y vivimos juntos, que ayuda a descubrir al niño la alegría de ser cristiano, además de ayudarle a comprender y memorizar ciertas fórmulas del catecismo. Ofrece también elementos para celebraciones, tales como el recuerdo del bautismo y de la semana santa.

c) El documento La catequesis de la comunidad16 (CC). Este importante documento de la Comisión episcopal de enseñanza y catequesis es el que plantea y describe lo que es la catequesis familiar, haciendo una pro-puesta clara de la misma, no sólo por-que de alguna manera culmina y da cuerpo a cuanto se empezó con la re-novación de los catecismos, sino por-que asume la doctrina conciliar, la Evangelii nuntiandi y la Catechesi tradendae. En los nn. 245-246 de manera más genérica y en los nn. 272-276 de manera más concreta y desarrollada, recoge la doctrina conciliar y pontificia sobre la catequesis familiar; se explica con cierto detalle la familia como lugar de catequización por sus fundamentos sacramentales y eclesiales, causa y razón de que la educación en la fe sea misión propia de la familia, los objetivos y pedagogía propios de esta modalidad de catequesis —recordando su complementariedad con las demás formas de catequesis—, el cambio de mentalidad que supone, la urgente necesidad de preparar a los padres y cómo puede renovarse la misma comunidad familiar. Vale la pena que nos detengamos a describir brevemente cada uno de estos aspectos.

La familia, lugar de catequización: a partir de la afirmación de que la familia es un cauce catequético «en cierto modo insustituible» (CT 68), y de que «debe ser un espacio donde el evangelio es transmitido y donde se irradia» (EN 71), recuerda sus fundamentos teológico y eclesiológico, a saber: «ella es como una célula de la gran Iglesia establecida por Jesucristo. Participa... de las acciones y de la vida de esa misma Iglesia profética y catequizadora, orante y cultual, de comunión y de servicio... y constituye un ámbito fundamental para el germen, crecimiento y maduración de la fe» (CC 272ab).

Misión educadora de la familia: establecidos estos fundamentos, recuerda la misión propia de la familia, que no es más que «la educación de la fe de sus miembros, especialmente de los hijos. Ella es catequista por vocación y naturaleza. Los padres y el conjunto familiar son los primeros catequistas y la primera catequesis de los hijos. Estos escuchan y aprenden el evangelio, antes que nada, en las personas que integran la realidad familiar y encaman los valores humanos y cristianos» (CC 272).

Sus objetivos: recordando que la catequesis familiar «precede, acompaña y enriquece toda otra forma de catequesis» (CT 68), señala que sus objetivos son: «el despertar religioso, la iniciación en la oración personal y comunitaria, la educación de la conciencia moral, la iniciación en el sentido del amor humano, del trabajo, de la convivencia y del compromiso en el mundo, dentro de la perspectiva cristiana» (CC 273).

Su pedagogía: como la catequesis familiar asume las características propias de la vida familiar (cf FC 53), es «una catequesis más del testimonio que de la enseñanza, más ocasional que sistemática, más permanente que estructurada en períodos» (CC 273).

Su necesaria complementariedad con otros ámbitos catequéticos: a pesar de su peculiaridad, la catequesis familiar no es autónoma; ha de complementarse «con otros ámbitos comunitarios de la Iglesia, con los que han de colaborar las familias» (CC 275). Estos otros ámbitos son, y por este orden, la parroquia, la comunidad escolar y otros ámbitos educadores de la fe.

Lógicamente, este documento reconoce que implantar la catequesis familiar «reclama cambiar de mentalidad a las familias y a la educación de la fe en su seno... Los padres cristianos deben convencerse de que no necesitan especiales conocimientos teológicos, sino asumir sencilla y confiadamente los dones sacramentales y de la gracia que derivan de su matrimonio» (CC 274).

Recuerda, además, que los padres cristianos también están llamados a ser catequistas fuera del hogar, y que la catequesis familiar puede ser un instrumento valiosísimo de renovación de la comunidad cristiana familiar (cf CC,276).


II. Propuestas de catequesis familiar

De un tiempo a esta parte, tanto por motivos teológicos (sacramentalidad del matrimonio, la familia como iglesia doméstica y ministerialidad de los padres en su tarea educativa, como hace constar expresamente la Familiaris consortio) como específicamente catequéticos y pastorales (la traducción práctica de la eclesialidad y ministerialidad de la familia cristiana en la responsabilidad educadora de los padres), no sólo la catequesis familiar está recibiendo mayor preocupación y atención, sino que también se están elaborando materiales catequéticos que faciliten y ayuden a los padres en la tarea de la educación de sus hijos en la fe. A la vista de estos materiales se observa que unos están dedicados a la educación en familia del despertar religioso (5-7 años); otros abarcan todo el arco de la iniciación sacramental (7-9 años); otros, quizá la mayoría, ofrecen sugerencias prácticas y recursos catequéticos a los padres.

Como no es posible hacer una presentación completa de estos materiales, nos vemos abocados a hacer una sencilla reseña de los mismos. Comenzamos por los destinados exclusivamente a la educación del despertar religioso; a continuación, los que abarcan tanto el despertar religioso como la iniciación sacramental; finalmente, los que ofrecen indicaciones catequéticas para los padres y la catequesis en familia. No pudiendo reseñarlos todos, optámos por presentar los que parece que están teniendo mayor aceptación, difusión y uso.

1. PROPUESTAS PARA LA EDUCACIÓN DEL DESPERTAR RELIGIOSO EN FAMILIA. a) Despertar religioso de los niños, Claret, Barcelona 1981. Consta de un folleto para los padres, que describe el despertar religioso del niño, sus grandes orientaciones y algunos consejos metodológicos para llevarlo a cabo. Lo complementan un conjunto de veinticuatro cuadernillos ilustrados, sencillos, con riqueza de lenguaje bíblico, distribuidos en tres núcleos: La vida de Jesús. La vida de cada día. La vida en mí.

b) Al encuentro con Dios en compañía del niño pequeño, del que son autores H. Busslinger-Simmen y otros, publicado por Ediciones San Pío X, Madrid 1997. Se trata de un sencillo material a base de diálogos, ejemplos y sugerencias, destinado a la educación cristiana de los niños entre los 3 y los 6 años. Al decir de los autores, no es un programa ni un manual de obligaciones religiosas, sino una ayuda para que los padres y los más pequeños descubran al Señor en las diferentes actividades del ambiente hogareño. Para conseguirlo, ofrece un total de dieciséis temas.

c) Despertar religioso en familia17: La Delegación diocesana de catequesis de Madrid ha elaborado un material, coordinado por María Navarro y publicado por PPC en 1998, para facilitar a los padres la educación en el despertar religioso de sus hijos. Tiene en cuenta a los niños hasta los 7 años, por lo que distribuye el contenido en tres folletos para los padres. Los tres dedican un amplio espacio a recordar las características psicosociales y religiosas de los niños. El primero pone las bases de este despertar con los niños de 0-3 años; el segundo ofrece pistas para la primera educación religiosa de los niños de 3-5 años; y el tercero completa este proceso con los niños de 5-7 años. Se incluye también un folleto destinado a los animadores de la comunidad cristiana que acompañan a los padres y les ayudan a realizar esta misión. El material se completa con 22 láminas y 3 posters para los niños, y una casete con las canciones.

d) Despertar a la fe: su autora es Enriqueta Capdevila18. Consta de dos cuadernos: Despertar a la fe 1 y 2, CCS, Madrid 1998. Ofrece a los padres redescubrir el mundo con los hijos, acompañarlos en un proceso de crecimiento que los conduzca a reconocerse hijos de Dios y hermanos de los hombres. Cada folleto está dividido en tres grandes núcleos; el primero: Despertar a la vida, Al principio creó Dios el cielo y la tierra y Un mundo cercano. El segundo: Dejad que los niños se acerquen a mí, Nos ha nacido un salvador y Dichosos los que escuchan el mensaje de Dios y lo cumplen.

e) Talleres de catequesis, CCS, Madrid 1998. Dos mamás son sus autoras: Victoria Delquié, animadora de un taller de niños, y Anne Gravier, catequista e ilustradora de libros infantiles. Consta de libro del animador y cuaderno del niño. Está dirigido al despertar de la fe de niños de 3 a 7 años, invitándoles a entrar con gusto en el maravilloso mundo de Dios. Presenta doce talleres, cada uno de los cuales se desarrolla en cuatro tiempos: Cuéntanos la Biblia, Tiempo de explicación y de diálogo, Actividades, y Cantamos y rezamos. Este material refleja la experiencia directa de las autoras en la catequesis de los más pequeños.

f) ¡Despierta! Es un material publicado por las Delegaciones y Secretariados diocesanos de catequesis de las diócesis de Pamplona y Tudela, Bilbao, San Sebastián y Vitoria (1998). Consta de Guía del catequista, Libro de la familia (para seguir y apoyar la catequesis de la comunidad cristiana), Libro del niño y Folleto de temas para encuentros con la familia. Ofrece una serie de 17 temas distribuidos en cinco bloques: 1) La tierra, nuestra casa grande y bonita; 2) Preparar y celebrar la Navidad; 3) Crecemos en familia; 4) Con los cinco sentidos; 5) ¡No te pierdas la fiesta! Cada tema coordina perfectamente el ámbito familiar, la labor del catequista, las actividades del cuaderno del niño y los encuentros con la familia.

2. PROPUESTAS DE CATEQUESIS FAMILIAR. a) Catequesis familiar: Los autores de este material son P. de la Herrán, M. A. Cárceles y R. Martínez Carazo, Catequesis familiar, Dios es nuestro Padre, primer curso (tres trimestres y 21 temas); P. de la Herrán y R. Martínez Carazo, Catequesis familiar, Jesús es nuestro amigo, segundo curso (tres trimestres y 21 temas); Catequesis familiar, mi primera comunión, tercer curso (29 temas); Catequesis familiar, Seguimos a Jesús, cuarto curso (tres trimestres y 21 temas), Palabra, Madrid 1991. Catequesis familiar semanal de unos quince minutos que, al decir de los autores, no precisa ir al unísono con la catequesis parroquial o con la formación religiosa del colegio.

b) Catequesis familiar: La autoría se debe al equipo de catequesis familiar del departamento de catequesis infantil de Barcelona, formado por varias personas (Argila M. y otros) que no solamente han elaborado estos materiales, sino que los han experimentado, revisado y reeditado en Claret, Barcelona 19974. Es, pues, un material con una larga trayectoria. Lo forman dos cursos y cada uno de ellos consta de la Guía del catequista y de las Hojas de padres e hijos. El primer año ofrece 13 temas y el segundo 12. El programa está presentado bajo cuatro epígrafes: 1) Temas de iniciación; 2) Temas litúrgicos; 3) Sacramentos, y 4) Jesús, mensaje-obra. Los destinatarios son padres con hijos hasta los ocho años, hayan hecho o no la primera comunión. Cada tema consta de una hoja para los padres, que se reflexiona y contesta en la reunión de los padres con el responsable de la catequesis familiar, y una hoja para el comentario y diálogo en familia, con sugerencias para el canto y la oración.

c) Catequesis familiar: Es un extenso plan de catequesis familiar cuyos autores son J. Muñoz Ferrer y M. Martí, publicado por CCS, Madrid 1998, que comprende la educación del despertar religioso en familia y la catequesis de iniciación sacramental. Abarca, por tanto, el ciclo de 0 a 8 años. Los contenidos están distribuidos en cuatro series, cada una de las cuales —excepto la primera, de un solo cuaderno— ofrece un cuaderno de los niños, el libro de los padres, el libro del guía de los catequistas de los padres y el libro de las celebraciones o de los catequistas de niños. La secuencia de las series es la siguiente: 1) Alba. El despertar religioso en familia, de tres núcleos de catequesis destinados a hacer germinar la fe del niño en el seno de la familia; 2) Brisa, que consta de 22 temas distribuidos en tres bloques: Dios nuestro Padre, Jesús nos llama y El Espíritu nos ayuda a crecer en el amor al Padre; 3) Luz, de 19 temas distribuidos en tres bloques: Unidos, Queremos conocer a Jesús y Jesús está con nosotros; 4) Vida, que presenta 18 temas distribuidos en dos bloques: Queremos conocer a Jesús y Jesús está con nosotros. El folleto Metodología de la catequesis familiar explica el planteamiento, desarrollo y metodología de este modelo de catequesis. Claramente inspirada en su concepción y estructura en la catequesis familiar chilena, los autores afirman que se inspira en el catecismo Jesús es el Señor. Está prevista la edición de una casete, Nueva creación, con las canciones que aparecen en los materiales de la colección. En cada serie se coordina la reunión de los guías, la de estos con los padres, la catequesis en la familia y las celebraciones.

3. MATERIALES CATEQUÉTICOS CON REFERENCIAS A LA EDUCACIÓN DE LA FE EN LA FAMILIA. a) Secretariado diocesano de catequesis del obispado de Cartagena, Murcia 1990. Consta de tres cursos, y cada curso ofrece un cuaderno para el niño, una guía para el catequista y un cuaderno con orientaciones para los padres, que tiene como base la catequesis parroquial. El primer curso, con 13 temas, se titula Quiero conocer a Jesús. El segundo curso, de 16 temas, Jesús vive entre nosotros. El tercer curso, con 16 temas, Escuchamos las palabras de Jesús.

b) Semilla. Son sus autores E. Pérez Landáburu, A. Pérez Urroz y C. Bueno. Publicados por San Pío X, Madrid 1994-95, lo componen cinco cuadernos destinados a niños de 7 a 12 años y una guía única para los cinco cursos. Cada cuaderno consta de nueve temas, al final de cada cual se ofrecen unas propuestas de actividades en familia que acaban con una oración. Los dos primeros cuadernos (7-9 años) están dedicados prácticamente a la educación del despertar religioso; el tercero (9-10 años) se dedica a la Iglesia y a los sacramentos del bautismo, la reconciliación y la eucaristía; el cuarto (10-11 años) está destinado a la oración y a la formación moral desde el encuentro con Jesús en la Palabra, en la eucaristía y en la comunidad; el quinto (11-12 años), que culmina el proceso, ofrece una especie de síntesis de fe.

c) Departamento diocesano de catequesis de Sevilla, PPC-Edelvives-Verbo Divino, 1996. Abarca tres cursos, cada uno de los cuales consta del Cuaderno del niño y de la Guía de los padres y de los catequistas, en la que se incluyen sugerencias para los padres y actividades catequéticas en la familia. El primer curso, titulado Despertar, consta de 20 temas. El segundo curso, titulado Hablamos con nuestro Padre Dios, consta de 16 temas. El tercer curso, cuyo título es Conocemos y caminamos con Jesús, consta también de 16 temas.

d) Delegación diocesana de catequesis de Madrid. Tiene publicado un itinerario de catequesis de infancia de 7 a 10 años, dividido en tres niveles. El primer nivel, titulado Dios es nuestro Padre (PPC 1998), consta de 15 temas, siguiendo el desarrollo de los contenidos del catecismo Padre nuestro, destinado a la educación del despertar religioso en la comunidad cristiana, sirviendo, por tanto, para niños que ya hayan realizado el despertar religioso en la familia y para los que no lo hayan realizado, si bien a los primeros les sirve como síntesis. El segundo nivel, Catequesis de infancia 1, consta de 11 temas desarrollados en el libro del catequista y en el cuaderno del niño y la familia. El tercer nivel, Catequesis de infancia 2, consta de 7 grandes temas, desarrollados en tres sesiones cada uno, con sus correspondientes guía y cuaderno. Se complementa con un cuaderno específico ¡A la catequesis con nuestros hijos...!, con los mismos temas de los dos niveles de catequesis de los niños, para la formación específica de los padres.


Conclusión

La catequesis familiar, tanto en su sentido más concreto como en su sentido más amplio, es una realidad en la que, poco a poco, va volviéndose a hacer camino en la praxis eclesial y en la tarea educadora de la familia. Son muchos los esfuerzos, los materiales y los programas educativos en la fe que se publican o están en vías de publicación. Una cosa parece cierta: que la catequesis familiar irá arraigándose, tomando cuerpo y dando sus frutos, en la medida en que los planteamientos y acciones pastorales, con y para la familia, comiencen por descubrir a los padres su ministerialidad educativa, que arranca de la sacramentalidad de su bautismo, confirmación y matrimonio, así como prestándoles toda la ayuda necesaria para que asuman su condición de primeros catequistas de sus hijos, así como que ellos son el primer evangelio que ven, leen y aprenden sus hijos. En este sentido, la catequesis familiar no ha de descuidar que es, en primer lugar, catequesis para los padres. Conjuntando esfuerzos, coordinando y complementando ámbitos educativos, especialmente la familia, la comunidad cristiana, se puede augurar a la catequesis familiar un gran futuro. Hay aspectos importantes de la educación en la fe que difícilmente puede alcanzar la catequesis comunitaria, y que sólo pueden conseguirse en la catequesis familiar.

NOTAS: 1. R. GARCIA-VILLOSLADA (dir.), Historia de la Iglesia en España, III 2: La Iglesia en la España de los siglos XV y XVI; IV: La Iglesia en la España de los siglos XVII-XVIII; V: La Iglesia en la España contemporánea, BAC, Madrid 1980; B. BARTOLOMÉ MARTINEZ (dir.), Historia de la acción educadora de la Iglesia en España, L• Edades antigua, media y moderna, BAC, Madrid 1995; II: Edad contemporánea, BAC, Madrid 1997. – 2. L. RESINES, La catequesis en España. Historia y textos, BAC, Madrid 1997; y anteriormente Historia de la catequesis en España, CCS, Madrid 1995. – 3. Cf V. M. PEDROSA, Ochenta años de catequesis en la Iglesia de España, Actualidad catequética 20 (1980) 617-658; J. M. ESTEPA, La catequesis en España en los últimos veinte años, Actualidad catequética 26 (1986) 19-43. – 4. A. MATESANZ RODRIGO, La catequesis familiar a lo largo de la historia, Teología y catequesis 20 (1986) 541-562. – 5. P. RANWEZ-J. DEFOSSA-J. GÉRARD-LIBOIS, Unidos hacia el Señor. La formación religiosa en familia, Atenas, Madrid 1958; y posteriormente P. RANWEZ, ¿Educan los padres? El amanecer de la vida cristiana. Sugerencias, Sígueme, Salamanca 1968. – 6 Librería religiosa, Barcelona 1845. – 7. Pla, Barcelona 1848, en catalán y en castellano. – 8 Gráficas Andrés Martín, Valladolid 19651°, 436. – 9 Barcelona 1935, 273-288. -10 S. MisSER, Catequizar. Problema de renovación en el contexto de la Iglesia y el mundo de hoy, Estela, Barcelona 1965, 316-319. – 11. J. J. RODRÍGUEZ MEDINA, Pedagogía de la fe. Situación y contenidos de la catequética hoy, Bruño-Sígueme, Madrid-Salamanca 1972, 447-448. — 12 P. MAYMÍ PONS, Pedagogía de la fe, San Pío X, Madrid 1998, 382-383. – 13. COMISIÓN EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y CATEQUESIS, Documentos colectivos del episcopado español sobre formación religiosa y educación 1969-1980, Edice, Madrid 1981, 21-114, especialmente el n. 23, pp. 39-40.–14 Cf La elaboración de nuevos catecismos. Informe de la Comisión episcopal de enseñanza y catequesis a la XXXII Asamblea plenaria de la Conferencia episcopal española. Noviembre 1979, Actualidad catequética 110 (1982) 21-27 — 15. COMISIÓN EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y CATEQUESIS, Padre nuestro. Primer catecismo de la comunidad cristiana. Introducción pastoral y guía pedagógica. Para la catequesis de la iniciación de los niños, Edice, Madrid 1983; SECRETARIADO NACIONAL DE CATEQUESIS, Jesús es el Señor. Segundo catecismo de la comunidad cristiana. Guía pedagógica. Para la catequesis de la iniciación de los niños, Edice, Madrid 1988. – 16 COMISIÓN EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y CATEQUESIS, La catequesis de la comunidad. Orientaciones pastorales para la catequesis en España hoy, Edice, Madrid 1983. – 17 Puede verse una sucinta presentación de MARÍA NAVARRO, Despertar religioso en familia. Material para los padres, Teología y catequesis 66 (1998) 107-116. – 18. Puede verse de la misma autora, El més petit de tots. El compromis d'educar l'infant en la fe 1. De 0 a 3 anys, la familia creix. El compromis d'educar I'infant en la fe 2. De 3 a 5 anys; de cara enfora. El compromis d'educar 1'infant en la fe 3. De 5 a 7 anys, Edicions Secretariat interdiocesá de catequesi de Catalunya i les Illes, 1994.

BIBL.: BARRENA F., Con los padres, San Pablo, Madrid 1985; CARBONELL E., Principales constantes históricas de la familia como ámbito de transmisión y educación de la fe. Algunas propuestas consecuentes para hoy, Actualidad catequética 161 (1994) 135-161; CASABLANCA R. M., El niño capaz de Dios. Desarrollo psicológico, despertar espiritual antes de los tres años, Mensajero, Bilbao 1990; COLOMB J., Manual de catequética. Al servicio del evangelio, II, Herder, Barcelona 1971, 708-730; COMISIÓN EPISCOPAL DE APOSTOLADO SEGLAR, Vivencia y transmisión de la fe en familia, El Escorial 24-27 julio de 1997. Curso de verano para agentes de pastoral familiar; DUPERRAY G. Y OTROS, Familia, Iglesia y fe, Marova, Madrid 1978; GATTI G., II ministero catechistico della famiglia nella Chiesa, EDB, Bolonia 1978; GATTI T., Primeros educadores de la fe, padres y formadores de la infancia, Bruño-San Pío X, Madrid-Salamanca 1970; HELLER D., Cómo hablarle a su hijo de Dios, Norma, 1990; MARTINI C. M., Familia y vida laical, PPC, Madrid 1993; NAVARRO M.-SORAZU E., Familia y catequesis, CPC 12, CCS, Madrid 1994; OSER F., El origen de Dios en el niño, San Pío X, Madrid 1996; VILCHEZ L. F., La familia educadora de la fe, Narcea, Madrid 1984; WILBERTZ A., Pequeña escuela de padres para la educación religiosa, PPC, Madrid 1991.

Enrique Carbonell Sala