9. SIN FORMA Y FIGURA

1. El pasaje de la transfiguración (Mt 17, 1-13) es impresionante. Sin embargo, ¿se le entiende? ¿para qué sirve? Para unos es sólo leyenda de resurrección, pero los evangelios sitúan el pasaje en vida de Jesús. Para otros es pasaje de reencarnación de Elías en Juan Bautista, pero ¿es eso lo que dice Jesús? Finalmente, para otros es confirmación del bautismo de Jesús y de su misión: es el ungido por el espíritu de Dios, pero será rechazado. La desfiguración es un aspecto importante, que no debe olvidarse al hablar de la transfiguración.

2. El pasaje se sitúa después de la confesión de Pedro: Tú eres el Cristo, el hijo de Dios vivo (16,16). Pedro confiesa que Jesús es el ungido (mesías, cristo) de Dios, del Dios vivo que interviene en la historia para juzgar y salvar a su pueblo. Pero Simón Pedro, el hijo de Jonás, está enredado en la tentación nacionalista y tiene una visión triunfal de la las cosas. Esto supone un escándalo, una piedra de tropiezo para Jesús (16,23). Como correctivo, Jesús anuncia la pasión (16,21) y la necesidad que tiene quien quiera seguirle de compartir su destino (16,24; ver Ez 9,4). El aviso es importante: "Quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el hijo del hombre se avergonzará de él" (Mc 8, 38).

3. Unos traducen seis días después. Otros en el día sexto, y entienden el texto en el marco de la fiesta de las tiendas. En el libro del Levítico se dice que el Señor habló a Moisés diciendo: "Durante siete días habitaréis en tiendas, para que sepan vuestros descendientes que yo hice habitar en tiendas a los israelitas, cuando los saqué de la tierra de Egipto" (Lv 23, 42-43). En la ley de Moisés es una de las fiestas de precepto (23,34). En el evangelio de San Juan dice Jesús a este respecto: Yo no subo a esta fiesta, pero después subió de incógnito (Jn 7,8.10).

4. Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a Juan y los lleva aparte, a un monte alto. La expresión aparece también en el pasaje de la tentación (Mt 4,8). El monte tiene su propio simbolismo. En el Horeb se le presentó Dios a Moisés en medio de una zarza ardiente (Ex 3,2), el monte quedó cubierto de humo (Ex 19,18). Elías vuelve a las fuentes, camina cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte de Dios (1 R 19, 8), lleva fuego en el corazón: "Ardo en celo por la gloria de Dios, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y han pasado a espada a tus profetas; quedo yo solo y buscan mi vida para quitármela" (19, 14). San Lucas añade que Jesús sube al monte a orar (Lc 9,28). Necesita hablar con Dios. Los discípulos que le acompañan lo hacen en la resurrección de la hija de Jairo y en la situación crítica del huerto de los olivos.

5. Mientras estaban orando, su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. La gloria de Dios brilla como el sol y transfigura la persona de Jesús, hasta su manto. Jesús se manifiesta como ungido por el espíritu de Dios, del que se dice: "Vestido de esplendor y majestad, envuelto de luz como de un manto" (Sal 104). Quienes tienen la sabiduría de Dios brillan "como el fulgor del firmamento" y "como las estrellas, por toda la eternidad" (Dn 12, 3). La transfiguración es obra de Dios. Desfigurado por los adversarios, el siervo del Señor no tiene apariencia ni presencia (Is 53, 2). A la desfiguración del siervo, realizada por los hombres, responde Dios con la transfiguración.

6. La gloria de Dios envuelve también a dos hombres que aparecen en gloria (Lc 9, 31). Son las dos grandes figuras del pueblo de Israel: Se les aparecieron Moisés y Elías, que conversaban con él. Pero ¿de qué? San Lucas dice que "hablaban de su partida (éxodo, salida), que iba a cumplir en Jerusalén" (Lc 9, 31). Moisés fue incomprendido y rechazado (Ex 17, 3-7). Elías fue arrebatado en un carro de fuego (2 R 2, 11-13).

7. Ante la presencia de Moisés, "aquel a quien no quisieron obedecer nuestros padres, sino que lo rechazaron para volver su corazón hacia Egipto" (Hch 7, 39), Pedro se vuelve a la ley, se ofrece a cumplir la fiesta de las tiendas o, al menos, que la cumplan los jefes: Señor, aquí estamos bien. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. San Lucas añade: "No sabía lo que decía" (Lc 9, 33).

8. Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: Este es mi hijo amado, en quien me complazco; escuchadle. La nube es señal de la presencia de Dios: "en una densa nube" se le presenta a Moisés (Ex 19,9): "La gloria del Señor descansó sobre el monte Sinaí y la nube lo cubrió por seis días. Al séptimo día, llamó el Señor a Moisés de en medio de la nube" (Ex 24,16). La nube acompaña al pueblo en la travesía del desierto (Ex 14, 20). Pues bien, ahora aparece sobre Jesús. En él se cumple lo que estaba anunciado por el profeta: "He aquí a mi siervo, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. He puesto mi espíritu sobre él, dictará ley a las naciones" (Is 42, 1). Hay que mirar hacia delante, no hacia atrás. A los discípulos se les da a conocer el plan de Dios, el futuro de Dios. La palabra de Dios repite lo que había dicho Moisés sobre el profeta que había de venir: "El Señor tu Dios suscitará, de en medio de ti, entre tus hermanos, un profeta como yo, a quien escucharéis" (Dt 18, 15). Así pues, el episodio es la confirmación del bautismo de Jesús (Mt 3,17) y de su misión: Escuchadle.

9. Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. Mas Jesús acercándose a ellos, los tocó y dijo: Levantaos, no tengáis miedo. Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: No contéis a nadie la visión hasta que el hijo del hombre resucite de entre los muertos. La visión aterra a los discípulos. Jesús les tranquiliza, pero les recomienda máxima precaución.

10. Los discípulos conversan con Jesús al bajar del monte. Necesitan una explicación. Jesús es el ungido de Dios, pero tiene que padecer (le matarán). Los escribas ponen esta objeción: Jesús no puede ser el ungido (mesías), porque Elías debe venir primero. Responde Jesús: Ciertamente, Elías ha de venir a restaurarlo todo. Os digo, sin embargo, que Elías vino ya, pero no lo reconocieron, sino que hicieron con él lo que quisieron. Así también el hijo del hombre tendrá que padecer de parte de ellos. Entonces los discípulos comprendieron que se refería a Juan el Bautista.

11. La función precursora de Elías se ha producido ya en la misión de Juan, que anuncia un bautismo de conversión: "He aquí que yo envío a mi mensajero a allanar el camino delante de mí... Se sentará para fundir y purgar. Purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como el oro y la plata" (Mal 3, 1-3). Y también: "He aquí que yo os envío al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor, grande y terrible" (3, 23). Juan vino a renovarlo todo, pero fue rechazado y asesinado.

12. Una experiencia cercana. Fray Juan de la Cruz, encarcelado en Toledo (diciembre 1577-agosto 1578) y excomulgado por asistir al capítulo de Almodóvar (9-10-1578), queda sin oficio en 1591. Estaba cantado: "Ya no guardo ganado / ni ya tengo otro oficio, / que ya sólo en amar es mi ejercicio" (Cántico espiritual). Y también: "Solo, sin forma y figura, / sin hallar arrimo y pie, / gustando allá un no sé qué / que se halla por ventura" (Glosa a lo divino). Fray Juan sufre una verdadera persecución. Entonces, según su primer biógrafo, "sólo ser su amigo era delito". Ver San Juan de la Cruz en red.

13. En las circunstancias actuales, es preciso preguntarse. El Concilio de Juan vino a renovar la Iglesia. Pero ¿qué está pasando con el Concilio? Juan Pablo I se lo creyó y quiso aplicarlo (hasta en sus últimas consecuencias, de tipo económico) ¿qué sucedió con él? Se dijo entonces: El "papa profeta" se marchó, como Elías, "de una forma extraña", "pero hubo un Eliseo que estaba a su lado atento a lo que ocurría y recogió su manto. Algo así tendrá que suceder ahora" (Vida Nueva, 5-10-1985). Según noticias recientes, el fiscal Pietro Saviotti, titular de la diligencia relativa a la muerte misteriosa de Juan Pablo I, ha reabierto en Roma la causa a petición de Luigi Incitti, autor de varios libros sobre el tema (ver Papa Luciani, una morte sospetta, Roma, 2001).

  • Diálogo sobre la transfiguración:

  • es una leyenda

  • es un pasaje de reencarnación

  • es confirmación del bautismo y de la misión de Jesús

  • es la respuesta de Dios a la desfiguración de los hombres

  • aplicaciones actuales

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