Ética
en Internet
Consejo
Pontificio para las Comunicaciones Sociales
Fecha publicación: 2002-02-28
ÍNDICE
I.
Introducción
II.
Sobre Internet
III. Algunas cuestiones preocupantes
IV. Recomendaciones y conclusión
I
INTRODUCCIÓN
1.
" El cambio que hoy se ha producido en las comunicaciones supone, más que
una simple revolución técnica, la completa transformación de aquello a través
de lo cual la humanidad capta el mundo que le rodea y que la percepción
verifica y expresa. El constante ofrecimiento de imágenes e ideas así como su
rápida transmisión, realizada de un continente a otro, tienen consecuencias,
positivas y negativas al mismo tiempo, sobre el desarrollo psicológico, moral y
social de las personas, la estructura y el funcionamiento de las sociedades, el
intercambio de una cultura con otra, la percepción y la transmisión de los
valores, las ideas del mundo, las ideologías y las convicciones religiosas
".1
La
verdad de estas palabras ha llegado a ser cada vez más evidente durante la última
década. No se requiere ahora un gran esfuerzo de imaginación para concebir la
tierra como un globo interconectado en el que bullen las transmisiones electrónicas,
un planeta que se intercomunica cobijado en el silencio del espacio. La cuestión
ética consiste en saber si esto está contribuyendo al auténtico desarrollo
humano y ayudando a las personas y a los pueblos a ser fieles a su destino
trascendente.
Y,
desde luego, en muchos aspectos la respuesta es " sí ". Los nuevos
medios de comunicación son poderosos instrumentos para la educación y el
enriquecimiento cultural, para la actividad comercial y la participación política,
para el diálogo y la comprensión intercultural; y, como subrayamos en el
documento adjunto a éste,2 también sirven a la causa de la religión.
A pesar de ello, esta medalla tiene su reverso: los medios de comunicación, que
pueden usarse para el bien de las personas y las comunidades, también pueden
usarse para explotarlas, manipularlas, dominarlas y corromperlas.
2.
Internet es el último y, en muchos aspectos, el más poderoso de una serie de
medios de comunicación —telégrafo, teléfono, radio y televisión— que
durante el último siglo y medio ha eliminado progresivamente el tiempo y el
espacio como obstáculos para la comunicación entre un gran número de
personas. Tiene enormes consecuencias para las personas, para las naciones y
para el mundo.
En
este documento deseamos exponer el punto de vista católico sobre Internet, como
un punto de partida para la participación de la Iglesia en el diálogo con
otros sectores de la sociedad, especialmente otros grupos religiosos, con
respecto al desarrollo y al uso de este admirable instrumento tecnológico.
Actualmente hay muchas iniciativas buenas en Internet, con la promesa de otras
muchas más, pero también se puede hacer mucho mal con su uso incorrecto. Que
el uso sea correcto o incorrecto depende en gran medida de la elección. Para
realizar esta elección, la Iglesia aporta dos elementos de gran importancia: su
compromiso en favor de la dignidad de la persona humana y su larga tradición de
sabiduría moral.3
3.
Como sucede con otros medios de comunicación, la persona y la comunidad de
personas son el centro de la valoración ética de Internet. Con respecto al
mensaje comunicado, al proceso de comunicación y a las cuestiones estructurales
y sistemáticas de la comunicación, " el principio ético fundamental es
el siguiente: la persona humana y la comunidad humana son el fin y la medida del
uso de los medios de comunicación social; la comunicación debería realizarse
de persona a persona, con vistas al desarrollo integral de las mismas ".4
El
bien común —" el conjunto de aquellas condiciones de la vida social que
permiten a los grupos y cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente
su propia perfección " 5— proporciona un segundo principio básico
para la valoración ética de las comunicaciones sociales. Se ha de comprender
en su totalidad, como un conjunto de las metas plausibles, por las que los
miembros de una comunidad se comprometen juntos, y para cuya realización y sostén
la comunidad existe. El bien de las personas depende del bien común de sus
comunidades.
La
virtud que dispone a la gente a proteger y promover el bien común es la
solidaridad. No se trata de un sentimiento " superficial por los males de
tantas personas ", sino de " una determinación firme y perseverante
de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno,
porque todos somos verdaderamente responsables de todos ".6
Especialmente hoy, la solidaridad tiene una clara y fuerte dimensión
internacional; es correcto hablar del bien común internacional, y es
obligatorio trabajar por él.
4.
El bien común internacional, la virtud de la solidaridad, la revolución en los
medios de comunicación social, la tecnología de la información e Internet son
importantes para el proceso de globalización.
En
gran parte, las nuevas tecnologías conducen y sostienen la globalización,
creando una situación en la que " el comercio y las comunicaciones ya no
están limitados por las fronteras ".7 Esto tiene consecuencias
muy importantes. La globalización puede acrecentar la riqueza y fomentar el
desarrollo; ofrece ventajas como la " eficiencia y el incremento de la
producción, (...) la unidad de los pueblos, y un mejor servicio a la familia
humana ".8 Pero hasta ahora estos beneficios no se han
distribuido equitativamente. Algunas personas, empresas comerciales y países
han incrementado enormemente su riqueza, mientras que otros se han quedado
rezagados.
Naciones
enteras ya han sido excluidas de este proceso y se les ha negado un lugar en el
nuevo mundo que se está formando. " La globalización, que ha transformado
profundamente los sistemas económicos, creando posibilidades de crecimiento
inesperadas, ha hecho también que muchos se hayan quedado al borde del camino:
el desempleo en los países más desarrollados y la miseria en gran parte de los
países del hemisferio sur siguen manteniendo a millones de mujeres y hombres al
margen del progreso y del bienestar ".9
No
está claro que incluso las sociedades que han entrado en el proceso de
globalización lo hayan hecho por una elección plenamente libre e informada. En
realidad, " muchas personas, especialmente las más pobres, la viven como
una imposición, más que como un proceso en el que pueden participar
activamente ".10
En
muchas partes del mundo, la globalización está produciendo un rápido y amplio
cambio social. No es unicamente un proceso económico, sino cultural, con
aspectos positivos y negativos a la vez. " Los que están sometidos a él,
a menudo ven la globalización como un torrente destructor que amenaza las
normas sociales que los han protegido y los puntos de referencia culturales que
les han dado una orientación en la vida. (...) Los cambios en la tecnología y
en las relaciones laborales se están produciendo demasiado rápidamente para
que las culturas puedan responder ".11
5.
Una de las principales consecuencias del desconcierto de los últimos años ha
sido que el poder ha pasado de los estados nacionales a las corporaciones
transnacionales. Es importante impulsar y ayudar a estas corporaciones a usar su
poder para el bien de la humanidad; y éste supone la necesidad de mayor
comunicación y diálogo entre ellas y los organismos implicados, como la
Iglesia.
Un
compromiso decidido de practicar la solidaridad al servicio del bien común,
dentro de las naciones y entre ellas, debería informar y guiar nuestro uso de
la nueva tecnología de la información y de Internet. Esta tecnología puede
ser un medio para resolver problemas humanos, promover el desarrollo integral de
las personas y crear un mundo regido por la justicia, la paz y el amor. En la
actualidad, mucho más que cuando la instrucción pastoral sobre las
comunicaciones sociales Communio et progressio lo señaló hace más de
treinta años, los medios de comunicación tienen la capacidad de hacer de
cualquier persona, en cualquier lugar que se encuentre, un compañero " en
los asuntos y dificultades que afectan a la humanidad entera ".12
Se
trata de una visión sorprendente. Pero Internet puede ayudar a que se haga
realidad —para las personas, los grupos, las naciones y la raza humana— sólo
si se usa a la luz de claros y sólidos principios éticos, especialmente la
virtud de la solidaridad. Actuar así representará una ventaja para todos,
porque " hoy lo sabemos mejor que ayer: no estaremos nunca felices y en paz
los unos sin los otros; y mucho menos los unos contra los otros ".13
Esto será una expresión de la espiritualidad de comunión, que es "
capacidad para ver ante todo lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo y
valorarlo como regalo de Dios ", así como capacidad para " saber
"dar espacio" al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros (cf.
Ga 6, 2) y rechazando las tentaciones egoístas que continuamente nos
acechan ".14
6.
La difusión de Internet también plantea otras muchas cuestiones éticas
concernientes a asuntos como la privacidad, la seguridad y confidencialidad de
los datos, el derecho y la ley de propiedad intelectual, la pornografía, los
sitios cargados de odio, la propagación de rumores y difamaciones disfrazados
de noticias, y muchos más. Nos vamos a referir brevemente a algunas de ellos más
adelante, aun reconociendo que requieren un análisis y una discusión continuos
de todas las partes implicadas. No consideramos Internet fundamentalmente como
una fuente de problemas, sino, más bien, como una fuente de beneficios para la
raza humana. Pero estos beneficios sólo se lograrán plenamente si se resuelven
los problemas que le son propios.
II
SOBRE INTERNET
7.
Internet tiene un conjunto de características impresionantes. Es instantáneo,
inmediato, mundial, descentralizado, interactivo, capaz de extender
ilimitadamente sus contenidos y su alcance, flexible y adaptable en grado
notable. Es igualitario, en el sentido de que cualquiera, con el equipo
necesario y modestos conocimientos técnicos, puede ser una presencia activa en
el ciberespacio, anunciar su mensaje al mundo y pedir ser oído. Permite a las
personas permanecer en el anonimato, desempeñar un papel, fantasear y también
entrar en contacto con otros y compartir. Según los gustos del usuario, se
presta igualmente a una participación activa o a una absorción pasiva en
" un mundo narcisista y aislado, con efectos casi narcóticos ".15
Puede emplearse para romper el aislamiento de personas y grupos o, al contrario,
para profundizarlo.
8.
La configuración tecnológica que implica Internet tiene una importante relación
con sus aspectos éticos: la gente ha tendido a usarlo según como se había
proyectado, y a proyectarlo para adaptar este tipo de uso. De hecho, este "
nuevo " sistema se remonta a la década de 1960, los años de la guerra fría;
fue concebido para frustrar un ataque nuclear, creando una red descentralizada
de ordenadores que almacenaban datos vitales. La descentralización fue la clave
del esquema, puesto que de este modo —ese fue el razonamiento—, la pérdida
de uno o incluso muchos ordenadores no causaría la pérdida de los datos.
Una
visión idealista del libre intercambio de información e ideas ha ejercido un
loable influjo en el desarrollo de Internet. Con todo, su configuración
descentralizada y el proyecto igualmente descentralizado del World Wide Web de
finales de la década de 1980 demostraron que coincidía muy bien con la
mentalidad opuesta a cualquier tentativa de reglamentación por la
responsabilidad pública. Así, surgió un individualismo exagerado con respecto
a Internet. Aquí, como se ha dicho, había un nuevo reino, la maravillosa
tierra del ciberespacio, donde cualquier tipo de expresión estaba permitida y
la única ley era la completa libertad de hacer cada uno lo que le pareciera.
Por supuesto, esto significaba que la única comunidad cuyos derechos e
intereses se debían reconocer verdaderamente en el ciberespacio era la
comunidad de los partidarios de una libertad sin límites. Este modo de pensar
sigue influyendo en algunos círculos, fundado en conocidos argumentos de
libertad a ultranza que se usan también para defender la pornografía y la
violencia en los medios de comunicación en general.16
Aunque
los individualistas radicales y los empresarios constituyen obviamente dos
grupos muy diferentes, hay una convergencia de intereses entre quienes buscan
que Internet se convierta en un lugar apto para cualquier tipo de expresión,
sin importar si es vil y destructiva, y quienes quieren que sea un vehículo de
actividad sin trabas según un modelo neoliberal que " considera las
ganancias y las leyes del mercado como parámetros absolutos, en detrimento de
la dignidad y del respeto de las personas y los pueblos ".17
9.
La explosión de la tecnología de la información ha incrementado la capacidad
de comunicación de algunas personas y grupos favorecidos durante mucho tiempo.
Internet puede servir a la gente en su ejercicio responsable de la libertad y la
democracia, ampliar la gama de opciones realizables en diversas esferas de la
vida, ensanchar los horizontes educativos y culturales, superar las divisiones y
promover el desarrollo humano de múltiples modos. " El libre aluvión de
imágenes y palabras a escala mundial no sólo está transformando las
relaciones entre los pueblos a nivel político y económico, sino también la
misma comprensión del mundo. Este fenómeno ofrece múltiples potencialidades,
en otro tiempo impensables ".18 Cuando se basa en valores
compartidos arraigados en la naturaleza de la persona, el diálogo intercultural
facilitado por Internet y demás medios de comunicación social puede ser "
un instrumento privilegiado para construir la civilización del amor ".19
Pero
esto no es todo. " Paradójicamente, las fuerzas que podrían conducir a
una mejor comunicación pueden llevar también a un mayor egocentrismo y a una
mayor alienación ".20 Internet puede unir a la gente, pero
también puede separar, con sospechas mutuas, a las personas y a los grupos
divididos por ideologías, políticas, posesiones, raza, etnia, diferencias
intergeneracionales e incluso religión. Ya se ha usado de modo agresivo, casi
como un arma de guerra, y la gente habla del peligro del " ciberterrorismo
". Sería tristemente irónico que este instrumento de comunicación, con
un potencial tan grande para unir a las personas, volviera a sus orígenes de la
guerra fría y se convirtiera en un escenario de conflictos internacionales.
III
ALGUNAS CUESTIONES PREOCUPANTES
10.
Cuanto se ha dicho hasta ahora entraña una serie de preocupaciones sobre
Internet.
Una
de las más importantes se refiere a lo que hoy se denomina " brecha
digital ", una forma de discriminación que separa a los ricos de los
pobres, tanto dentro de las naciones como entre ellas, sobre la base del acceso
o no a la nueva tecnología de la información. En este sentido, es una versión
actual de la antigua brecha entre " ricos en información " y "
pobres en información ".
La
expresión " brecha digital " destaca el hecho de que tanto las
personas como los grupos y las naciones deben tener acceso a las nuevas tecnologías
para participar en los beneficios prometidos por la globalización y el
desarrollo, y no quedarse rezagados ulteriormente. Es necesario " que la
brecha entre los beneficiarios de los nuevos medios de información y expresión,
y los que hasta ahora no han tenido acceso a ellos, no se convierta en otra
persistente fuente de desigualdad y discriminación ".21 Hay que
encontrar modos de lograr que Internet sea accesible a los grupos menos
favorecidos, sea directamente, sea al menos conectándose con medios
tradicionales de bajo coste. El ciberespacio debe ser un recurso de información
completa y servicios accesibles a todos, y en una amplia gama de lenguas. Las
instituciones públicas tienen la responsabilidad especial de establecer y
mantener sitios de este tipo.
Mientras
se perfila la nueva economía global, la Iglesia se preocupa de que " este
proceso sea de la humanidad entera, y no sólo de una élite rica que controla
la ciencia, la tecnología, la comunicación y los recursos del planeta ",
es decir, la Iglesia desea " una globalización que esté al servicio de
toda la persona y de todas las personas ".22
A
este respecto, es preciso tener presente que las causas y consecuencias de la
brecha no son únicamente económicas, sino también técnicas, sociales y
culturales. Así, por ejemplo, otra brecha de Internet va en perjuicio de las
mujeres y también esta brecha se debe eliminar.
11.
Nos preocupan en especial los efectos en la cultura de lo que está sucediendo
en la actualidad. Las nuevas tecnologías de la información e Internet,
precisamente como instrumentos poderosos del proceso de globalización,
transmiten y ayudan a inculcar un conjunto de valores culturales —modos de
pensar sobre las relaciones sociales, la familia, la religión y la condición
humana—, cuya novedad y fascinación pueden cuestionar y destruir las culturas
tradicionales.
El
diálogo y el enriquecimiento intercultural son sin duda alguna muy deseables.
En efecto, " el diálogo entre las culturas resulta hoy particularmente
necesario si se considera el impacto de las nuevas tecnologías de la comunicación
en la vida de las personas y de los pueblos ".23 Pero esto ha de
ser un camino de doble sentido. Las culturas tienen mucho que aprender unas de
otras y la imposición a escala mundial de puntos de vista y valores de una
cultura a otra no significa diálogo, sino imperialismo cultural.
La
dominación cultural es un problema particularmente serio cuando la cultura
dominante transmite falsos valores, enemigos del verdadero bien de las personas
y grupos. Tal como están las cosas, Internet, junto con los otros medios de
comunicación social, está transmitiendo mensajes cargados de valores de la
cultura secular occidental a pueblos y sociedades en muchos casos mal preparados
para valorarlos y confrontarlos. Esto causa serios problemas, por ejemplo, en el
ámbito del matrimonio y la vida familiar, que están experimentando " una
crisis generalizada y radical " 24 en muchas partes del mundo.
La
sensibilidad cultural y el respeto a los valores y creencias de los demás son
indispensables en tales circunstancias. El diálogo intercultural, que "
protege la diversidad de culturas como expresiones históricas diversas y
valiosas de la unidad originaria de la familia humana (...) y salvaguarda la
comprensión y comunión recíprocas ",25 es necesario para
construir y mantener el sentido de solidaridad internacional.
12.
La cuestión de la libertad de expresión en Internet es igualmente compleja y
suscita otras preocupaciones.
Apoyamos
enérgicamente la libertad de expresión y el libre intercambio de ideas. La
libertad de buscar y conocer la verdad es un derecho humano fundamental,26
y la libertad de expresión es una piedra angular de la democracia. " El
hombre, salvados el orden moral y el bien común, puede buscar libremente la
verdad, declarar y divulgar su opinión (...) y, finalmente, informarse
verazmente sobre los conocimientos públicos ".27 Y la opinión
pública, " una expresión esencial de la naturaleza humana organizada en
sociedad " exige absolutamente " la libertad de expresar ideas y
actitudes ".28
A
la luz de estas exigencias del bien común, deploramos las tentativas de las
autoridades públicas de bloquear el acceso a la información —en Internet o
en otros medios de comunicación social—, considerándola amenazadora o
molesta, manipular al público con la propaganda y la desinformación, o impedir
la legítima libertad de expresión y opinión. A este respecto, los regímenes
autoritarios son con mucho los peores transgresores; pero el problema también
existe en las democracias liberales, donde, a menudo, el acceso a los medios de
comunicación para la expresión política depende de la riqueza, y los políticos
y sus consejeros no respetan la verdad y la lealtad, calumniando a los
opositores y reduciendo las cuestiones a dimensiones insignificantes.
13.
En este nuevo entorno, el periodismo está sufriendo profundos cambios. La
combinación de nuevas tecnologías y globalización " ha aumentado la
capacidad de los medios de comunicación social, pero también ha acrecentado su
exposición a las presiones ideológicas y comerciales ",29 y
esto vale también para el periodismo.
Internet
es un instrumento muy eficaz para trasmitir rápidamente noticias e información
a la gente. Pero la competitividad económica y la índole del periodismo de
Internet de funcionar las veinticuatro horas del día también han contribuido
al sensacionalismo y a la circulación de rumores, a una mezcla de noticias,
publicidad y espectáculo, y a una aparente disminución de los reportajes y
comentarios serios. El periodismo honrado es esencial para el bien común de las
naciones y de la comunidad internacional. Los problemas que se pueden apreciar
actualmente en la práctica del periodismo en Internet demandan una rápida
solución de parte de los mismos periodistas.
La
enorme cantidad de información que conlleva Internet, en gran parte poco
evaluda en cuanto a precisión e importancia, es un problema para muchos. Pero
nos preocupa que la gente pueda usar la capacidad de la tecnología de almacenar
información simplemente para levantar barreras electrónicas contra las ideas
desconocidas. Esto no sería un desarrollo positivo en un mundo pluralista donde
la gente necesita crecer en la comprensión mutua. Aunque los usuarios de
Internet tienen el deber de hacer selección y tener autodisciplina, eso no se
ha de llevar hasta el extremo de levantar un muro que los aísle de los demás.
Las consecuencias del medio para el desarrollo psicológico y la salud requieren
igualmente un estudio continuo, incluyendo la posibilidad de que la inmersión
prolongada en el mundo virtual del ciberespacio pueda perjudicar a algunos. La
tecnología proporciona muchas ventajas a la gente al permitirle " reunir
informaciones y servicios elaborados exclusivamente para ella ", pero podría)también
" plantea una cuestión inevitable: el público del futuro
convertirse en una vasta y fragmentada red de personas aisladas ... que
Qué sería de la)interactúan
con datos y no directamente unos con otros?
solidaridad, o qué sería del amor, en un mundo como ese? ".30
14.
Además de estas cuestiones, que guardan relación con la libertad de expresión,
la integridad y precisión de las noticias, el intercambio de ideas e información,
hay otra preocupación que nace de la mentalidad liberal en exceso. La ideología
de libertad radical es errónea y nociva, al menos para legitimar la libre
expresión al servicio de la verdad. El error reside en la exaltación de la
libertad " hasta el extremo de considerarla como un absoluto, que sería la
fuente de los valores. (...) De este modo, ha desaparecido la necesaria
exigencia de verdad en aras de un criterio de sinceridad, de autenticidad, de
‘acuerdo con uno mismo´ ".31 En esta forma de pensamiento no
hay cabida para la auténtica comunidad, el bien común y la solidaridad.
IV
RECOMENDACIONES Y CONCLUSIÓN
15.
Como hemos visto, el valor de la solidaridad es la medida del servicio que
Internet presta al bien común. El bien común proporciona el contexto para
considerar la cuestión ética: " Los medios de comunicación social se
usan para el bien o para el mal? ".)32
Muchas
personas y grupos comparten la responsabilidad en esta materia; por ejemplo, las
corporaciones transnacionales de las que hablamos antes. Todos los usuarios de
Internet deben usarlo de un modo maduro y disciplinado, con propósitos
moralmente buenos; y los padres deberían guiar y supervisar el uso que hacen de
él sus hijos.33 Las escuelas y otras instituciones y programas
educativos para niños y adultos deberían proporcionar formación con vistas al
uso inteligente de Internet como parte de una educación completa en los medios
de comunicación que no sólo incluye la capacitación técnica —primeras
nociones de ordenador y otros conocimientos—, sino también la adquisición de
una capacidad para evaluar de modo informado y sagaz los contenidos. Aquellos
cuyas decisiones y acciones contribuyen a forjar la estructura y los contenidos
de Internet tienen un deber especialmente grave de practicar la solidaridad al
servicio del bien común.
16.
Debería evitarse la censura previa de los gobiernos; " la censura (...) sólo
se debería usar en los casos realmente extremos ".34 Pero
Internet, al igual que otros medios de comunicación, no está exento de leyes
razonables que se opongan a las palabras de odio, a la difamación, al fraude, a
la pornografía infantil a la pornografía en general, y a otras desviaciones.
La conducta delictiva en otros contextos es también conducta delictiva en el
ciberespacio, y las autoridades civiles tienen el deber y el derecho de hacer
cumplir las leyes. Hacen falta también nuevas leyes para afrontar delitos
especiales en Internet, como la difusión de virus de ordenadores, el robo de
datos personales almacenados en discos duros, y otros similares.
La
reglamentación de Internet es deseable, y en principio la autorregulación es
lo mejor. " La solución de los problemas nacidos de esta comercialización
y de esta privatización no reglamentadas no siempre reside en un control del
Estado sobre los medios de comunicación, sino en una reglamentación más
avanzada, conforme a las normas del servicio público, así como en una
responsabilidad pública mayor ".35 La implementación de códigos
éticos puede ser muy útil, con tal de que tengan propósitos serios e
impliquen a los representantes del público en su formulación y aplicación, y
que, además de dar estímulos positivos a los comunicadores responsables,
apliquen penas adecuadas por las violaciones, incluida la censura pública.36
A veces las circunstancias pueden exigir la intervención del Estado, por
ejemplo creando para los medios de comunicación equipos de asesores que
representen a todos los sectores de opinión de la comunidad.37
17.
El carácter transnacional de Internet, su peculiaridad de tender puentes sobre
las fronteras y su papel en la globalización exigen la cooperación
internacional con vistas a la formación de criterios y al establecimiento de
mecanismos para promover y proteger el bien común internacional.38
En cuanto a la tecnología de los medios de comunicación, como en referencia a
muchas otras, " urge la equidad en el ámbito internacional ".39
Hace falta una acción decidida, tanto en el sector privado como en el público,
para subsanar y, si es posible, eliminar la brecha digital.
Muchas
cuestiones difíciles con respecto a Internet requieren el consenso
internacional: por ejemplo, cómo garantizar la privacidad de las personas y los
grupos que observan la ley, sin impedir que se aplique la ley y permitiendo que
el personal de seguridad vigile sobre delincuentes y terroristas; cómo proteger
el derecho de propiedad intelectual sin limitar el acceso de la gente a material
de dominio público, y cómo definir el concepto mismo de " dominio público
"—; cómo establecer y mantener amplios depósitos de información en
Internet plenamente accesibles a todos sus usuarios en las diversas lenguas; cómo
proteger los derechos de la mujer con respecto al acceso a Internet y otros
aspectos de las nuevas tecnologías de la información. En particular, la cuestión
de cómo superar la brecha digital entre ricos y pobres en información requiere
una atención seria y urgente, en sus aspectos técnicos, educativos y
culturales.
Existe
hoy " un mayor sentido de solidaridad internacional " que ofrece en
particular al sistema de las Naciones Unidas " una oportunidad única para
contribuir a la globalización de la solidaridad, sirviendo de lugar de
encuentro para los Estados y para la sociedad civil, y de punto de convergencia
de los diversos intereses y necesidades. (...) La cooperación entre los
organismos internacionales y las organizaciones no gubernamentales contribuirá
a garantizar que los intereses de los Estados, por más legítimos que sean, y
de los diversos grupos que existen dentro de ellos, no sean invocados o
defendidos en perjuicio de los intereses o de los derechos de otros pueblos,
especialmente de los menos prósperos ".40 A este respecto,
esperamos que la Cumbre mundial de la sociedad de la información, cuya
celebración está prevista para el año 2003, dé una contribución positiva a
la discusión sobre estos asuntos.
18.
Como hemos dicho antes, un documento —adjunto a éste— titulado La
Iglesia e Internet habla específicamente sobre el uso de Internet por parte
de la Iglesia y sobre el papel de Internet en la vida de la Iglesia. Aquí sólo
deseamos subrayar que la Iglesia católica, juntamente con otras organizaciones
religiosas, debería tener una presencia visible y activa en Internet, y ser
interlocutora en el diálogo público sobre su desarrollo. " La Iglesia no
pretende dictar estas decisiones y estas elecciones, sino que trata de
proporcionar una verdadera ayuda, indicando los criterios éticos y morales
aplicables a este campo, criterios que se encontrarán en los valores a la vez
humanos y cristianos ".4
Internet
puede dar una contribución muy valiosa a la vida humana. Puede fomentar la
prosperidad y la paz, el crecimiento intelectual y estético, y la comprensión
mutua entre los pueblos y las naciones a escala mundial.
También
puede ayudar a hombres y mujeres en su continua búsqueda de autocomprensión.
En todas las épocas, incluida la nuestra, la gente se formula las mismas
preguntas fundamentales: "¿Quién soy? ¿De dónde vengo y a dónde voy?
¿Por qué existe el mal? ¿Qué hay después de esta vida? ".42
La Iglesia no puede imponer sus respuestas, pero puede y debe proclamar al mundo
las 0respuestas que posee; y hoy, como siempre, ofrece la única respuesta
totalmente satisfactoria a los interrogantes más profundos de la vida:
Jesucristo, que " manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le
descubre la grandeza de su vocación ".43 Como el mundo
contemporáneo, el mundo de los medios de comunicación, incluyendo Internet, ha
sido conducido por Cristo, de manera incipiente pero verdadera, dentro de los límites
del reino de Dios y puesto al servicio de la palabra de salvación. Sin embargo,
" la espera de una tierra nueva no debe debilitar, sino más bien avivar la
preocupación de cultivar esta tierra, donde crece aquel cuerpo de la nueva
familia humana, que puede ofrecer ya un cierto esbozo del siglo nuevo ".44
Ciudad
del Vaticano, 22 de febrero 2002, Fiesta de la Cátedra de San Pedro Apóstol.
+
John P. Foley
Presidente
+
Pierfranco Pastore
Secretario
__________________________________________
(1)
Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, instrucción pastoral Aetatis
novae sobre las comunicaciones sociales, con ocasión del vigésimo
aniversario de la Communio et progressio, n. 4.
(2)
Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, La Iglesia e Internet.
(3)
Cf. Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, Ética en las
comunicaciones sociales, n. 5.
(4)
Ib., n. 21.
(5)
Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, n. 26; cf. Catecismo de la
Iglesia Católica, n. 1906.
(6)
Juan Pablo II, Sollicitudo rei socialis, n. 38.
(7)
Juan Pablo II, Discurso a la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, n.
2, 27 de abril de 2001.
(8)
Juan Pablo II, Exhortación apostólica postsinodal Ecclesia in America,
n. 20.
(9)
Juan Pablo II, Discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede,
n. 3, 10 de enero de 2000.
(10)
Juan Pablo II, Discurso a la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, n.
2.
(11)
Ib., n. 3.
(12)
Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, Instrucción pastoral sobre
las comunicaciones sociales Communio et progressio, n. 19.
(13)
Discurso al Cuerpo Diplomático, n. 4.
(14)
Juan Pablo II, Carta apostólica Novo millennio ineunte, n. 43.
(15)
Ética en las Comunicaciones Sociales, n. 2.
(16)
Cf. Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, Pornografía y
Violencia en las Comunicaciones Sociales: una Respuesta Pastoral, n.
20.
(17)
Ecclesia in America, n. 56.
(18)
Juan Pablo II, Mensaje para la XXXIV Jornada Mundial de la Paz de 2001,
n. 11.
(19)
Ib., n. 16.
(20)
Juan Pablo II, Mensaje para la XXXIII Jornada Mundial de las Comunicaciones
Sociales, n. 4, 24 de enero de 1999.
(21)
Juan Pablo II, Mensaje para la XXXI Jornada Mundial de las Comunicaciones
Sociales, 1997.
(22)
Juan Pablo II, Discurso a la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, n.
5.
(23)
Juan Pablo II, Mensaje para la XXXIV Jornada Mundial de la Paz, n. 11.
(24)
Juan Pablo II, Carta apostólica Novo millennio ineunte, n. 47.
(25)
Juan Pablo II, Mensaje para la XXXIV Jornada Mundial de la Paz, n. 10.
(26)
Cf. Juan Pablo II, Centesimus annus, n. 47.
(27)
Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, n. 59.
(28)
Communio et progressio, nn. 25 y 26.
(29)
Juan Pablo II, Discurso en el Jubileo de los Periodistas, n. 2, 4 de
junio de 2000.
(30)
Ética en las Comunicaciones Sociales, n. 29.
(31)
Juan Pablo II, Veritatis splendor, n. 32.
(32)
Ética en las Comunicaciones Sociales, n. 1.
(33)
Cf. Juan Pablo II, Exhortación apostólica postsinodal Familiaris Consortio,
n. 76.
(34)
Communio et progressio, n. 86.
(35)
Aetatis novae, n. 5.
(36)
Cf. Communio et progressio, n. 79.
(37)
Ib.
(38)
Cf. Juan Pablo II, Discurso a la Academia Pontificia de Ciencias Sociales,
n. 2.
(39)
Ética en las Comunicaciones Sociales, n. 22.
(40)
Juan Pablo II, Discurso al Secretario General y al Comité Administrativo de
Coordinación de la ONU, nn. 2 y 3, 7 de abril de 2000.
(41)
Aetatis novae, n. 12.
(42)
Juan Pablo II, Carta encíclica Fides et ratio, n. 1.
(43)
Gaudium et spes, n. 22.
(44) Ib., n. 39