LXVI ASAMBLEA PLENARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL
"PROCLAMAR EL
AÑO DE GRACIA DEL SEÑOR"
PLAN DE ACCIÓN PASTORAL
DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA
PARA EL CUATRIENIO 1997-2000
Del 18 al 22 de Noviembre de 1996

PRESENTACIÓN 
INTRODUCCIÓN 
1. Anteriores planes de la Conferencia 
2. Insistencias más comunes 
3. El nuevo plan ante el gran Jubileo del 2000 
I.- ANTE EL TERCER MILENIO 
1. El Año de Gracia 
2. La Iglesia, prolongación de su Señor 
a. Conversión y renovación pastoral 
b. Unidad y comunión 
c. El Concilio Vaticano II 
d. Para la nueva evangelización 

PRESENTACIÓN

El "Plan de acción pastoral de la Conferencia Episcopal Española para el cuatrienio 1997-2000" contiene elementos de continuidad y elementos de innovación, sabiamente articulados. Es fácil advertir la continuidad con los planes de los años anteriores, que en cierto modo siguen estando vigentes en sus diagnósticos y objetivos fundamentales. Es también patente la innovación en cuanto que se proponen acciones nuevas y sobre todo porque se sitúan los objetivos y acciones en el horizonte del "Gran Jubileo del año 2000" en conformidad con la Carta Apostólica del Papa Juan Pablo II "Tertio Millennio adveniente". Por esta razón, y sin duda en forma más explícita que en planes anteriores, se destaca con fuerza la impronta trinitaria que el Papa Juan Pablo II ha dado a su Magisterio y de modo especial a las celebraciones que nos preparan para el gran Jubileo del "año 2000". Se trata de una contemplación del misterio de amor de Dios Padre, de Dios Hijo hecho hombre por nosotros, de Dios Espíritu Santo. Una contemplación que nos lleva a la alabanza gozosa y al testimonio de fe viva, de amor y unidad, de esperanza.

Como es obvio este Plan de acción ha sido aprobado por la Conferencia Episcopal pensando en las tareas que la propia Conferencia deberá promover o realizar, bien por medio de las Asambleas Plenarias, bien por medio de la Comisión Permanente y las distintas Comisiones Episcopales y organismos de las mismas. No se puede interpretar, por tanto, como una especie de planificación para cada una de las Diócesis. Cada comunidad diocesana, con su Obispo, habrá de estudiar y formular sus propios planes de acción pastoral, con la autonomía que corresponde a cada Iglesia particular.

Pero por otra parte el Plan de la Conferencia Episcopal no está desconcectado de las Diócesis. En primer lugar porque los Obispos que lo han aprobado son al mismo tiempo los mismos que presiden cada comunidad diocesana. Al actuar como miembros de la Conferencia Episcopal reflexionan con afecto colegial sobre el conjunto de las Diócesis que rigen como Pastores. En segundo lugar porque las acciones aprobadas tienden directa o indirectamente a promover la vida de fe de toda la Iglesia que peregrina en España. En tercer lugar porque el Plan pastoral de la Conferencia se apoya, tanto en su preparación como en su realización, en la colaboración libre y generosa de personas representativas de todas las Diócesis, siempre de acuerdo con los respectivos Obispos. Esta colaboración será necesariamente diversa y plural, dada la variedad de recursos, de posibilidades, de preferencias, de situaciones espirituales y culturales de las Iglesias particulares.

Esperamos que las reflexiones, los análisis, los objetivos y las propuestas de este Plan "para el cuatrienio 1997-2000" sirva a todos de estímulo y de orientación.

Confiamos de modo especial en la intercesión de María Santísima, Madre de Dios Hijo, Hija de Dios Padre, Sagrario del Espíritu Santo. "La humilde muchacha de Nazaret, que hace dos mil años ofreció al mundo el Verbo encarnado, oriente hoy a la humanidad hacia Aquél que es 'la luz verdadera, aquella que ilumina a todo hombre' (Jn 1,9)" (TMA 59).

En la Solemnidad de la Epifanía del Señor, 6 de Enero de 1997.

+ Elías Yanes
Arzobispo de Zaragoza
y Presidente de la Conferencia Episcopal Española


 

"Proclamar el Año de Gracia del Señor"
(Isaías, 61, 2; Lucas 4, 19)

 

INTRODUCCIÓN

Con ocasión de la primera visita apostólica del Papa Juan Pablo II a España en 1982, la Conferencia Episcopal comenzó a elaborar Planes trienales de acción pastoral con el fin de programar y coordinar sus actividades y, de este modo, realizar mejor su misión eclesial en el ámbito de las propias competencias. Estos Planes han servido de referencia para la programación simultánea que elaboran los organismos de la Conferencia, de modo singular las Comisiones Episcopales. A su vez, las mismas Comisiones han aportado a los Planes pastorales sugerencias y propuestas de acción. Han prestado además sus servicios específicos en la promoción y ejecución de cuanto tienen encomendado cada una de ellas.

1.- Anteriores Planes de acción pastoral de la Conferencia Episcopal

1. En el primer programa pastoral, "La Visita del Papa y el servicio a la fe de nuestro pueblo" (1983-1986),1 uno de los frutos apostólicos del viaje de 1982, la Conferencia Episcopal Española haciéndose eco de las líneas fundamentales de las intervenciones del Papa y de la reflexión continuada en la Asamblea Plenaria, se propuso los siguientes objetivos: la educación en la fe, personal y comunitaria, por medio de la catequesis integral y la formación permanente; la autenticidad de la doctrina y el incremento de la unidad en la Iglesia; la mayor participación de los laicos en la vida y misión eclesial; la evangelización, de modo particular en lo que se refiere al mundo de la cultura y a la defensa de los derechos de la persona, en orden a asumir la misión de la Iglesia y su futuro, sin presunciones ni complejos. Bajo este prisma se establecían después las múltiples acciones que habría que desarrollar en el trienio señalado.2

2. El siguiente Plan de acción pastoral, "Anunciar a Jesucristo en nuestro mundo con obras y palabras" (1987-1990),3 después de hacer un análisis de la situación de la Iglesia en la sociedad española, trataba de responder a las necesidades pastorales más urgentes y profundas del momento, con referencia a la Palabra de Dios, al Concilio Vaticano II, a las diversas Exhortaciones apostólicas postsinodales y a los documentos emanados de la misma Conferencia, en particular "Testigos del Dios vivo",4 "Los Católicos en la vida pública"5 y "Constructores de la paz".6 El objetivo general, expresado en el título, se subdividía en objetivos parciales: "Avivar las raíces de la vida cristiana", "Fortalecer de manera efectiva la comunión eclesial", "Promover un laicado participante y apostólico", y "Evangelizar a los pobres, con los pobres y desde los pobres". Esos objetivos enmarcaban nada menos que cuarenta acciones en las que, de alguna manera, se veía comprometida la misma Conferencia.7

3. El tercer Plan, "Impulsar una nueva evangelización" (1990-1993)8, en sintonía con la "nueva evangelización" a la que el sucesor de Pedro nos ha convocado, antes de entrar en el examen de la situación, expresaba qué es lo que ha de entenderse por evangelización nueva, para que los cristianos, como "alma del mundo", puedan inculturar el Evangelio y evangelizar las culturas. Ese objetivo general se desglosaba en los siguientes objetivos específicos: "Fortalecer la vida cristiana", "Consolidar la comunión eclesial", "Promover la participación de los laicos en la vida y misión de la Iglesia", "Intensificar la solidaridad con los pobres y los que sufren y difundir la doctrina social de la Iglesia" e "Impulsar la acción misionera de nuestras Iglesias". En dieciocho acciones se concretaba la aplicación de esos objetivos. Tanto en este plan como en el anterior, se añadían los objetivos y las acciones que cada una de las Comisiones Episcopales habían programado para los respectivos trienios.

4. El Plan "Para que el mundo crea" (Jn 17,21) (1994-1997)9 ha pretendido clarificar la conciencia evangelizadora de nuestra Iglesia, mediante un trabajo común de reflexión y discernimiento en el seno de la Conferencia. Por ello, se marcaba las siguientes metas: detectar las necesidades pastorales más profundas; formular mejor los contenidos, procesos y métodos de la renovación en la evangelización señalada por el Papa; y llevar a cabo alguna acción común, con influencia en el ambiente general que condiciona la vida religiosa y moral de las respectivas iglesias particulares, con el fin de ayudarles en su propia misión y labor evangelizadoras. Los objetivos centrales y comunes eran los siguientes: "Impulsar una pastoral de evangelización", "Intensificar la comunión eclesial" y "Dedicar especial atención a la formación integral de los agentes de acción pastoral evangelizadora". Como única acción extraordinaria, además de las acciones ordinarias propias de la Conferencia y de la continuación de otras acordadas en Planes anteriores, se proyectaba para 1997 la celebración de un Congreso de Pastoral evangelizadora que, después, se concretó en torno al tema fundamental "Jesucristo, la Buena Noticia".

2.- Trayectoria de los Planes e insistencias más comunes

5. En la elaboración de los Planes anteriores, la Conferencia Episcopal ha partido siempre de un análisis de la situación social y eclesial para buscar después los objetivos, medios y acciones más apropiados en su misión pastoral y evangelizadora, de acuerdo con la Revelación y la Tradición de la Iglesia, el Concilio Vaticano II, el Magisterio de los últimos Papas, singularmente Pablo VI y Juan Pablo II, y los documentos doctrinales y pastorales más importantes que ha publicado la Conferencia, desde su constitución en 1966. Las insistencias más comunes de los Planes de la Conferencia Episcopal Española quedan patentes en la misma formulación de los objetivos, dentro de los ámbitos específicos de la catequesis y la formación, la celebración y la comunión, el testimonio y la misión, que se corresponden con los ministerios eclesiales de la Palabra y el anuncio, la santificación y el culto, el cuidado pastoral y la acción misionera.

6. Así mismo, la Conferencia ha reflexionado sobre la conciencia cristiana ante la situación moral de la sociedad. Esta reflexión se ha concretado en dos Instrucciones pastorales;10 ha publicado además otras dos Instrucciones, una sobre el sacramento de la Penitencia11 y otra sobre el sentido evangelizador del Domingo y las fiestas12; ha aprobado y publicado los diversos Rituales de los sacramentos y ha adaptado los rituales del Matrimonio13 y de Exequias;14 ha elaborado y editado diversos Catecismos15 y difundido diferentes notas sobre la enseñanza religiosa escolar;16 ha actualizado los planes de formación sacerdotal para los Seminarios Mayores y Menores;17 ha publicado las actas del Congreso sobre Espiritualidad Sacerdotal;18 ha dedicado varios documentos a la promoción de la corresponsabilidad y participación de los laicos en la vida de la Iglesia y en la sociedad,19 la pastoral de la familia,20 en defensa de la vida,21 la pastoral de las migraciones22 y la pastoral obrera;23 ha publicado también una declaración sobre la construcción de Europa y una nota en la que se formula una valoración ética sobre la dimensión socio-económica de la Unión Europea.24 Ha aprobado unas propuestas para la pastoral de la caridad en la vida de la Iglesia,25 entre las que destaca la organización del Congreso ya celebrado sobre los desafíos de la pobreza a la acción evangelizadora de la Iglesia.26 Recientemente ha publicado también un documento sobre la esperanza cristiana.27

7. En resumen, los cuatro Planes pastorales anteriores y los documentos elaborados durante los respectivos trienios, insisten en el crecimiento en la fe y la promoción de la evangelización. Todos ellos han tenido la preocupación de subrayar cuanto faltaba por aplicar del Concilio Vaticano II, en extensión y profundidad, a la situación de la Iglesia en España.

Desde la constitución de la Conferencia Episcopal Española hace treinta años, el primer decenio estuvo dedicado a acometer las reformas exigidas por el Concilio, el segundo a reforzar la comunión y la unidad interna de la iglesia y el tercero a la nueva evangelización y a la creatividad pastoral.

El presente Plan ha de tener en cuenta esta trayectoria y progreso para que ofrezca las respuestas más acertadas a las llamadas de Dios manifestadas en la situación actual, fundamentando la acción pastoral de la Conferencia al final del siglo XX y ante los comienzos del siglo que ha de venir.

3.- Un nuevo Plan de Acción pastoral en el horizonte del Gran Jubileo del Año 2000

8. Juan Pablo II ha publicado en 1994 la Carta Apostólica "Tertio Millennio Adveniente"28 en orden a la preparación y celebración del Gran Jubileo del Año 2000 en la Iglesia universal y en cada Iglesia particular. La Conferencia Episcopal Española, que agradece al Santo Padre la publicación y orientaciones de su Carta Apostólica, ve en ella un programa de programas, no sólo para cada una de las diócesis y demás instituciones de la Iglesia, sino también para la planificación durante este tiempo del trabajo pastoral de la misma Conferencia y de sus respectivos organismos.

9. El Jubileo del Año 2000, en su preparación y celebración, ha de servirnos para avizorar el futuro desde las llamadas de Dios en el prólogo de un nuevo siglo, pues estos años pueden ser cruciales para el desarrollo de la evangelización, especialmente en algunos sectores, por ejemplo, en el mundo de los jóvenes, muchos de ellos apartados de la fe en Cristo y de la Iglesia; será preciso crear cauces de acercamiento que favorezcan su presencia en la comunidad eclesial. Será necesario también promover los valores humanos y cristianos en la familia y, ante la disminución de vocaciones de especial consagración, habrá que suscitar nuevas vocaciones sacerdotales y consagradas, así como una mayor dedicación de los laicos al apostolado seglar, para que los nuevos sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos puedan ser los evangelizadores de las futuras generaciones.

10. En comunión con el Papa y en correlación con las demás Conferencias Episcopales de Europa y de la Iglesia universal, la Carta "Tertio Millennio Adveniente", en el horizonte del Gran Jubileo del Año 2000, es la clave inspiradora del presente Plan Pastoral de nuestra Conferencia. Por eso, ha parecido conveniente que el Plan se proyecte en esta ocasión para los cuatro próximos años, con el fin de incluir también el año 2000 y dejar para otro Plan sucesivo, en el año 2001, el inicio y estreno del tercer milenio del cristianismo y de la Iglesia en el mundo. Este Plan de Acción pastoral, que abarca los últimos cuatro años de este final del siglo, intenta además preparar el comienzo del siglo XXI. Se proyecta en continuidad con los Planes anteriores y a la vez responde a las necesidades que la sociedad y la Iglesia en España experimentan ahora mismo, puesto que también en ellas se manifiestan los signos de Dios en nuestra historia presente.

 

I

ANTE EL TERCER MILENIO

1.- El "Año de Gracia del Señor"

11. En el comienzo de su misión apostólica, ante su propio pueblo, en Nazaret, en el lugar de la oración y la escucha de la Palabra de Dios, Jesús proclamó la lectura del profeta Isaías:

"El Espíritu del Señor está sobre mí,porque él me ha ungido. Me ha enviado para dar la Buena Nueva a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista. Para dar la libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor".29

En esa ocasión, Jesús manifestó su identidad y su misión, resumidas en la proclamación del "año de gracia del Señor" como ofrecimiento de la salvación en Él mismo por la predicación de su Evangelio. Todos se admiraban de que se refiriera a las palabras de gracia en el tiempo de la salvación ya cumplido en Él.30

12. Las esperanzas del año jubilar31 en el que descansaban las tierras, se daba libertad a los esclavos y se perdonaban las deudas, se cumplieron, pues, definitivamente y con una plenitud insospechada, en el nacimiento de Jesús, el Mesías, el Señor. "Las palabras y obras de Jesús constituyen de este modo el cumplimiento de todos los jubileos del Antiguo Testamento."32 Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Él mismo, la proclamación de su mensaje y la realización de sus obras, nos han traído al tiempo la gracia y, con la Nueva Alianza, la Historia de la Salvación a la historia de la humanidad.

13. La conmemoración de los dos mil años desde el acontecimiento salvífico de la Encarnación y Nacimiento de nuestro Salvador de María Virgen, por obra y gracia del Espíritu Santo, es ocasión y oportunidad de gracia, es tiempo de salvación. "En el cristianismo el tiempo tiene una importancia fundamental. Dentro de su dimensión se crea el mundo, en su interior se desarrolla la historia de la salvación, que tiene su culmen en la 'plenitud de los tiempos'. En Jesucristo, el Verbo encarnado, el tiempo llega a ser una dimensión de Dios, que en sí mismo es eterno".33

14. Así como en la vida de cada persona tienen especial relevancia -de gozo, de petición de perdón y de acción de gracias- los años en los que se alcanza a vivir y celebrar el aniversario de algún acontecimiento significativo y, de modo similar, en las comunidades e instituciones se dedica una consideración singular a las conmemoraciones del centenario o del milenario de su fundación, "los dos mil años del nacimiento de Cristo -prescindiendo de la exactitud del cálculo cronológico- representan un Jubileo extraordinariamente grande no sólo para los cristianos sino indirectamente para toda la humanidad, dado el papel primordial que el cristianismo ha jugado en estos dos milenios".34

15. Además, el paso del siglo XX al tercer milenio del calendario marcado por el Nacimiento de Jesucristo coincide con el tránsito a una nueva "edad" en la historia humana, caracterizada por cambios radicales en las culturas de la "aldea global" de este mundo, intercomunicada como nunca. En este tiempo está presente también la acción salvífica de Dios, y así, este Jubileo, preparado por la divina Providencia35, en cierto modo igual que otros precedentes, "al mismo tiempo, será diverso y más importante que los anteriores".36 Por eso, el Gran Jubileo del Año Santo 2000 que nos aprestamos a celebrar y el tiempo anterior de su preparación pueden significar, con la ayuda de Dios, un extraordinario "Año de gracia".

2.- La Iglesia, prolongación de su Señor, ante el "Año de gracia"

16. La Iglesia, pueblo de Dios y cuerpo de Cristo, prolonga la presencia de su Señor a lo largo de la historia y, por tanto, tiene encomendada la misión de proclamar en cada tiempo el "Año de Gracia del Señor" como día de la salvación. En Jesucristo, "único salvador del mundo"37, "el mismo ayer, hoy y siempre"38 se encuentran el tiempo y la salvación.

17. Juan Pablo II invita a la Iglesia universal y a las iglesias locales a que escuchen en esta oportunidad y tiempo de gracia las llamadas de Dios en la historia.39 Les invita también a la conversión, a que reconozcan y se purifiquen de los "errores, infidelidades, incoherencias y lentitudes";40 a que asimilen plenamente en las nuevas situaciones el Concilio Vaticano II41 y a que se dispongan y apresuren a una nueva evangelización.42

18. La convocatoria jubilar en el umbral del tercer milenio resulta, pues, un desafío a la evangelización del mundo contemporáneo que, a su vez, implica una llamada a vivir la unidad y acrecentar la comunión de la Iglesia. Presupone además la continua conversión personal y comunitaria de todos sus miembros, conforme a la singular gracia del Espíritu que ha supuesto el Concilio Vaticano II, "centrado en el misterio de Cristo y de su Iglesia, y al mismo tiempo abierto al mundo".43

"Todo esto se realiza por obra del Espíritu Santo y, por consiguiente, pertenece al contenido del Gran Jubileo futuro. La Iglesia no puede prepararse a ello de otro modo, si no es por el Espíritu Santo. Lo que en la 'plenitud de los tiempos' se realizó por obra del Espíritu Santo, solamente por obra suya puede ahora surgir de la memoria de la Iglesia. Por obra suya puede hacerse presente en la nueva fase de la historia del hombre sobre la tierra: el año dos mil del nacimiento de Cristo".44

a) Conversión personal y comunitaria y renovación pastoral

19. La Palabra de Cristo proclamada hoy como invitación a la adhesión a su persona por la fe, nos convida a la conversión personal y comunitaria, para hacer llegar a todos la redención y la liberación integral, de modo singular a los pobres y a quienes todavía no han abierto los ojos a la salvación o andan cautivos y oprimidos por el pecado, origen de toda esclavitud. "Es preciso subrayar siempre lo que Isaías expresa con las palabras 'proclamar un año de gracia del Señor'. El Jubileo, para la Iglesia, es verdaderamente este "año de gracia", año de perdón de los pecados y de las penas por los pecados, año de reconciliación entre los adversarios, año de múltiples conversiones y de penitencia sacramental y extrasacramental."45

20. No podemos atravesar el umbral del nuevo milenio sin purificarnos por el arrepentimiento, pues "reconocer los fracasos de ayer es un acto de lealtad y de valentía que nos ayuda a reforzar nuestra fe, haciéndonos capaces y dispuestos para afrontar las tentaciones y las dificultades de hoy."46 De este modo la Iglesia podrá vivir lo que ella es, Iglesia del Señor, con toda fidelidad.

Se trata, por tanto, no sólo de una conversión personal, sino también y a la vez de una "conversión pastoral", puesto que tendremos que emprender acciones distintas de las que hasta ahora hemos realizado y realizar de manera diferente, apostólica y evangelizadora, muchas de las actividades ordinarias de la Iglesia. A lo largo de estos años deberíamos preguntarnos de una manera continuada -e ir alcanzando las respuestas correspondientes- en qué tendría que cambiar y en qué medida tendría que convertirse la Iglesia en España para situarse correctamente en el horizonte del Año 2000.

b) Unidad y comunión

21. "Entre los pecados que exigen un mayor compromiso de penitencia y de conversión han de citarse ciertamente aquellos que han dañado la unidad querida por Dios para su Pueblo".47 Debemos seguir insistiendo en la importancia que la comunión eclesial tiene en nuestra vida personal y comunitaria y en nuestras programaciones pastorales.48

Necesitamos incrementar todavía más la comunión entre los obispos y entre los presbíteros y diáconos para preceder con el testimonio de unidad eclesial en la necesaria comunión de todos nuestros fieles y de todas las instituciones de Iglesia.

La unidad en la Iglesia y entre las distintas confesiones cristianas será signo creíble de evangelización ante los no creyentes. Cristo, antes de su Pasión, rogó al Padre "para que todos sean uno (Jn 17,21)"49 y así el mundo crea que Él es el enviado. No podremos ser testigos del Evangelio si permanecemos divididos y acantonados.

22. La necesaria comunión en la Iglesia no se basa solamente en cuanto afirma el sentido común sobre la fuerza que da la unión, sino también, y sobre todo, en la configuración con Cristo y su representación en medio del mundo. Así la Iglesia podrá dialogar, sobre la conversión, con otras confesiones de fe50 y estar abierta al mundo para afrontar la crisis de nuestra civilización y responder con la nueva civilización del amor.51 "Esta apertura ha sido la respuesta evangélica a la reciente evolución del mundo con las desconcertantes experiencias del siglo XX, atormentado por una primera y segunda guerra mundial, por la experiencia de campos de concentración y por horrendas matanzas. Lo sucedido muestra, sobre todo, que el mundo tiene necesidad de purificación, tiene necesidad de conversión".52

c) El Concilio Vaticano II, referencia clave en el Jubileo

23. El Concilio Vaticano II, que ha marcado una nueva época de la Iglesia, ha asumido muchas de las experiencias y de las reflexiones de períodos precedentes y ha aportado, junto con el Magisterio de cada Papa en este siglo, "una significativa ayuda a la preparación de la nueva primavera de vida cristiana que deberá manifestar el Gran Jubileo, si los cristianos son dóciles a la acción del Espíritu Santo".53

24. Durante estos próximos años la Iglesia en España, cada diócesis y cada institución debería poner los ojos con mirada agradecida en los acontecimientos del siglo XX, así como en el primer milenio en el que recibimos la evangelización y en el segundo en el que la ofrecimos a otros pueblos. Ello nos ayudará a discernir los signos de Dios en los tiempos que han jalonado nuestra historia particular, a agradecer los dones que hemos recibido de Dios y nos conducirá desde las debilidades e inercias que hemos experimentado y padecido por el camino de la conversión y de la renovación hacia una tercera y nueva evangelización en un nuevo milenio del cristianismo y de la Iglesia.

25. Una relectura siempre nueva del acontecimiento del Concilio Vaticano II, así como de las Encíclicas y Exhortaciones Apostólicas postsinodales, nos ayudará a revisar la recepción del Concilio en nuestras respectivas iglesias particulares, en el marco de una situación continuamente cambiante y de circunstancias nuevas entonces imprevisibles. Tendrá especial significado para nuestra renovación personal y comunitaria la relectura de las cuatro grandes Constituciones conciliares: "Dei Verbum", "Sacrosanctum Concilium", "Lumen Gentium" y "Gaudium et Spes".54

"El Concilio, por tanto, es como la 'puerta santa' de aquella nueva primavera de la Iglesia que deberá ser revelada por el acontecimiento jubilar."55

d) Para la nueva evangelización

26. Así, pues, la conversión personal y comunitaria y la renovación pastoral, a la luz del Concilio Vaticano II, son fundamentales no sólo para la fidelidad de la Iglesia al Espíritu en el seguimiento a Jesucristo, sino también para que puedan repercutir en la nueva evangelización. Los evangelizadores, para serlo en verdad, primero han de estar evangelizados.56

27. La evangelización, aspecto fundamental de todo programa de acción pastoral, fue la consigna que Pablo VI dio a toda la Iglesia al final de 1975, el último Año santo ordinario: "Que la luz del Año Santo, que ha brillado en las Iglesias particulares y en Roma, para millones de conciencias reconciliadas con Dios, pueda difundirse igualmente después del Jubileo mediante un programa de acción pastoral, del que la evangelización es el aspecto fundamental, y se prolongue a lo largo de estos años que preanuncian la vigilia de un nuevo siglo, y la vigilia del tercer milenio del cristianismo".57

28. La evangelización consiste en proclamar y vivir el anuncio gozoso del Evangelio de la gracia, por medio de la acción del Espíritu que el Señor Jesús Resucitado envió desde el Padre a su Iglesia en Pentecostés. "No hay evangelización verdadera, mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios."58

29. El problema más fundamental que afecta a nuestra sociedad, y del que se derivan otros muchos, aunque frecuentemente no haya conciencia de ello, es el de Dios y de nuestra relación con Él, el misterio de Dios rectamente entendido y en su relación con el hombre, el mundo y el sentido de la vida, es decir, la respuesta a Dios y a su revelación de amor en su Hijo Jesucristo, en nuestra sociedad y en nuestra Iglesia de hoy.

30. Por eso mismo, la Iglesia debe atender, con el anuncio y la iniciación cristiana, de modo singular a los jóvenes y a los niños puesto que son las generaciones del comienzo del próximo milenio. Así, pues, tiene especial relevancia el redescubrimiento de la Catequesis y una pastoral llamada "catecumenal"; la atención a los jóvenes antes y después de la Confirmación para que participen de la acción evangelizadora en parroquias, asociaciones, movimientos, comunidades y grupos de apostolado asociado, donde pueden caminar hacia la maduración de su fe y de su compromiso en la Iglesia al servicio del mundo. Ellos mismos habrán de ser los evangelizadores de su propia generación.

31. El misterio de la Encarnación del Verbo de Dios, entrada de Dios en el tiempo y en nuestra historia, y el misterio de la Redención operada en Jesucristo por su muerte y resurrección nos impulsan a la comunicación de este bien salvífico a quienes todavía no conocen, no aman ni siguen a Jesucristo y a quienes, habiéndolo conocido, tienen su imagen desfigurada o se han enfriado en su seguimiento. En Él está la única fuente de salvación que hace recuperar la dignidad de hijos de Dios, perdida por el pecado.


1. "Programa Pastoral de la Conferencia Episcopal Española, La visita del Papa y el servicio a la fe de nuestro pueblo", Madrid, Edice, 1983, Documentos de las Asambleas del Episcopado Español (DE) Nº 4.

2. En 1985 se celebraba el "Congreso sobre evangelización y mundo de hoy", Madrid, Edice, 1986.

3. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, "Anunciar a Jesucristo en nuestro mundo con obras y palabras", Plan de acción pastoral para el trienio 1987-1990, Madrid, Edice, 1987, DE Nº 8; 2ª edición, Programas Pastorales de la CEE para el trienio 1987-1990, DE Nº 9.

4. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, "Testigos del Dios vivo, Reflexión sobre la misión e identidad de la Iglesia en nuestra sociedad", Madrid, Edice, 1985, DE Nº 5.

5. COMISIÓN PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, "Los católicos en la vida pública", Instrucción pastoral, Madrid, Edice, 1986, DE Nº 7.

6. COMISIÓN PERMANENTE DEL EPISCOPADO, "Constructores de la Paz", Instrucción pastoral, Madrid, Edice, 1986, DE Nº 6.

7. En 1988 se celebraba el "Congreso sobre parroquia evangelizadora", Madrid, Edice, 1989.

8. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, "Impulsar una nueva evangelización", Plan de acción pastoral de la CEE para el trienio 1990-1993, Madrid, Edice, 1990, DE Nº 11; 2ª edición, Plan de acción pastoral de la CEE y programas de las Comisiones Episcopales para el trienio 1990-93, DE Nº 12.

9. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, "Para que el mundo crea (Jn 17,21)", Plan pastoral para la Conferencia Episcopal (1994-1997), Madrid, Edice, 1994, DE Nº 18.

10. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, "La verdad os hará libres (Jn 8,32)", Madrid, Edice, 1990, DE Nº 13; "Moral y sociedad democrática", Madrid, Edice, 1996, DE Nº 24.

11. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, "Instrucción pastoral sobre el sacramento de la Penitencia, 'Dejaos reconciliar con Dios'", Madrid, Edice, 1989, DE Nº 10.

12. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, "Sentido evangelizador del Domingo y de las fiestas", Instrucción Pastoral, Madrid, Edice, 1992.

13. "Ritual del Matrimonio", Coeditores Litúrgicos, 1996.

14. "Ritual de Exequias", Coeditores Litúrgicos, 1989.

15. Además de editar últimamente el "Catecismo de la Iglesia Católica", Madrid, Asociación de Editores del Catecismo, 1992, la Conferencia Episcopal aprobó y publicó "Padre Nuestro", Primer Catecismo de la comunidad cristiana, Madrid, Edice, 1982; "Jesús es el Señor", Segundo Catecismo de la comunidad cristiana, Madrid, Edice, 1982; "Esta es nuestra fe", Tercer Catecismo de la comunidad cristiana, Madrid, Edice, 1986.

16. Entre las más recientes e importantes: Comunicado sobre la LOGSE, Asamblea Plenaria, 23 Feb. 1990; Comunicados sobre la LOGSE, Comisión Permanente, 17 de Mayo y 28 de Septiembre de 1990; Nota sobre los reales Decretos de Enseñanzas Mínimas, Comisión Permanente, 27 de Junio de 1991; Nota sobre el Real Decreto que regula la enseñanza de la Religión, Comité Ejecutivo, 16 de Diciembre de 1994; Nota sobre la Orden Ministerial que regula las alternativas a la Enseñanza de la Religión y la Moral Católicas, Comisión Permanente, 21 de Septiembre de 1995.

17. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, "Plan de formación sacerdotal para los Seminarios Mayores, La formación para el ministerio presbiteral", Madrid, Edice, 1996; "Plan de formación para los Seminarios Menores", Madrid, Edice, 1991.

18. COMISIÓN EPISCOPAL DEL CLERO, "Espiritualidad sacerdotal, Congreso", Madrid, Edice, 1989.

19. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, "Los cristianos laicos, Iglesia en el mundo, 'Id también vosotros a mi viña' (Mt 20,4)", Madrid, Edice, 1991, DE Nº 14; "Orientaciones sobre pastoral de juventud, ¿Cómo podemos saber el camino?' (Jn 14,5)", Madrid, Edice, 1991, DE Nº 15.

20. COMISIÓN PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, "Matrimonio, familia y 'uniones homosexuales', Nota con ocasión de algunas iniciativas legales recientes", Madrid, Edice, 1994, DE Nº 21.

21. COMISIÓN PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, Declaración "Sobre la Proyectada nueva 'Ley del aborto'", Madrid, Edice, 1994, DE Nº 20.

22. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, "Pastoral de las migraciones en España", Madrid, Edice, 1994, DE Nº 19.

23. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, "La Pastoral obrera de toda la Iglesia", Madrid, Edice, 1994, DE Nº 22.

24. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, "La construcción de Europa, un quehacer de todos", Madrid, Edice, 1993, DE Nº 16; COMISIÓN PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, "La dimensión socio-económica de la Unión Europea. Valoración ética", 1993 (en el mismo volumen).

25. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, "La caridad en la vida de la Iglesia, Propuestas para la acción pastoral", Madrid, Edice, 1994, DE Nº 17; cf también COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL, "La Iglesia y los pobres", 1994 (en el mismo volumen).

26. Cf ib., Segunda parte, propuestas operativas, I, 1, b; Congreso celebrado del 26 al 28 de Septiembre de 1996. Cf Actas del Congreso "Los desafíos de la pobreza a la acción evangelizadora de la Iglesia", Número extraordinario de "Corintios XIII", Noviembre de 1996.

27. COMISIÓN EPISCOPAL PARA LA DOCTRINA DE LA FE, "Esperamos la resurrección y la vida eterna", Madrid, Edice, 1995.

28. JUAN PABLO II, "Carta apostólica 'Tertio millennio adveniente' del sumo Pontífice Juan Pablo II al episcopado, al clero y a los fieles como preparación del Jubileo del año 2000", Vaticano, Libreria Editrice, 1994. (TMA).

29. Lc 4,18-19.

30. Cf Lc 4,21-22.

31. Cf Lv 25,8-55.

32. TMA 12.

33. TMA 10; cf JUAN PABLO II, Carta Encíclica "Dominum et vivificantem", 1986, 49-54.

34. TMA 15.

35. Cf TMA 17.

36. TMA 16.

37. TMA 40.

38. Hb 13,8; cf TMA 40; 56.

39. Cf TMA 17 ss.

40. TMA 33.

41. Cf TMA 18-20.

42. Cf TMA 21.

43. TMA 18.

44. JUAN PABLO II, Carta Encíclica "Dominum et vivificantem", 1986, 51.

45. TMA 14.

46. TMA 33.

47. TMA 34.

48. Cf TMA 47.

49. JUAN PABLO II, Carta encíclica "Ut unum sint", 1995, 9.

50. Cf TMA 52 y 53.

51. Cf TMA 52.

52. TMA 18.

53. TMA 18.

54. CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constituciones, Decretos, Declaraciones, Edición bilingüe promovida por la Conferencia Episcopal Española, Madrid, BAC, 1993.

55. JUAN PABLO II, Discurso a los participantes en el primer encuentro internacional del Comité Central del Gran Jubileo del año 2000 con los representantes de las Iglesias Locales, Roma, 16 de Febrero de 1996, 2.

56. PABLO VI, "Exhortación apostólica 'Evangelii Nuntiandi'", 1975, "Hacia una comunidad evangelizada y evangelizadora", 13; "Testigos auténticos", 76.

57. PABLO VI, "Evangelii Nuntiandi", 81.

58. PABLO VI, "Evangelii Nuntiandi", 30.

59. Cf Carta a Diogneto, Cap. 5-6, FUNK, 1, 397-401.