CATENA AUREA - SANTO TOMÁS DE AQUINO

 

01-09

Y cuando se acercaron a Jerusalén, y llegaron a Betfagé al monte del Olivar, envió entonces Jesús a dos discípulos, diciéndoles: "id a esa aldea que está enfrente de vosotros, luego hallaréis una asna atada y un pollino con ella, desatadla y traédmelos: Y si alguno os dijere alguna cosa, respondedle que el Señor los ha menester, y luego los dejará". Y esto todo fue hecho, para que se cumpliese lo que había dicho el Profeta, que dice: Decid a la hija de Sión: He aquí tu Rey, viene manso para ti, sentado sobre una asna, y un pollino, hijo de la que está debajo del yugo. Y fueron los discípulos, e hicieron como les había mandado Jesús. Y trajeron la asna y el pollino: y pusieron sobre ellos sus vestidos, y le hicieron sentar encima. Y una grande multitud del pueblo tendió también sus ropas por el camino: Y otros cortaban ramos de los árboles y los tendían por el camino. Y las gentes que iban delante y las que iban detrás gritaban, diciendo: "Hosanna al Hijo de David, bendito el que viene en el nombre del Señor: Hosanna en las alturas". (vv. 1-9)
 
Remigio
El evangelista ya había referido que el Salvador había salido de Galilea, y empezaba a subir hacia Jerusalén. Por lo tanto, después que refirió lo que había sucedido en el camino, queriendo continuar su narración, dice: "Y cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfage", etc. Betfage era un lugar propio de los sacerdotes, ubicado a la falda del monte de los Olivos y distante de Jerusalén como una milla. Y los sacerdotes que servían en el templo por espacio de cierto número de días, una vez terminadas las funciones de su ministerio, se hospedaban en aquel sitio, e igualmente los que empezaban a ejercer también vivían allí; porque estaba mandado en la ley que nadie anduviese más de mil pasos en el día de sábado.
 
Orígenes, homilia 14 in Matthaeum
Por esto Betfage quiere decir Casa de las quijadas, porque la parte que correspondía a los sacerdotes según la ley era una quijada.
 
Prosigue: "Entonces envió Jesús", etc.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 37
No dijo a sus discípulos decid: tu Señor necesita de ellos, ni tampoco vuestro Señor, para que comprendan que El únicamente es verdadero Dios, no sólo de los animales sino también de todos los hombres, porque aun los pecadores en cierto sentido también son suyos; pero por voluntad propia son del demonio.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 66,2
Y no creas que esto carece de importancia, porque ¿quién obligó a los dueños de los jumentos a no querer contradecir, queriendo callar y conceder lo que pedían? En esto evidenció a sus discípulos, que pudiendo ocultarse a los judíos, no quiso hacerlo. También dio a entender que todo lo que se pidiere lo concedieran; porque si los que desconocían a Jesucristo fueron tan generosos, con más razón sus discípulos debían ser los que dispensaran sus gracias a los demás. Y en cuanto a lo que dice: "Y luego los dejará".
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 37
Debe creerse que el animal después de su entrada en Jerusalén fue remitido por Jesucristo a su propio dueño.
 
Glosa
También puede entenderse que el amo de aquellos jumentos los soltará en seguida para dedicarlos al servicio del Señor. A este hecho se añade el testimonio del profeta, para que se vea que el Señor cumplió todo lo que estaba escrito de El. Pero que los escribas y los fariseos, cegados por la envidia, no quisieron entender la misma ley.
Por lo tanto, prosigue: "Y todo esto fue hecho, para que se cumpliese lo que había dicho el Profeta", etc. Esto es, Zacarías.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 37
Conociendo el profeta la malicia de los judíos -que habrían de contrariar a Jesucristo cuando subiese al templo- les advirtió cuál sería la señal para que conociesen a su rey, diciendo: "Decid a la hija de Sión: He aquí", etc.
 
Rábano
Hija de Sión, según la historia, es la ciudad de Jerusalén, que está colocada en el monte Sión; y en sentido espiritual es la Iglesia de los fieles, que pertenece a la suprema Jerusalén.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 37
"He aquí " es la palabra de una persona que enseña. Esto es, no en sentido material, sino en sentido espiritual; observad sus acciones virtuosas. Antes de ahora ciertamente decía muchas cosas para manifestar que Aquel de quien hablaba ya era tu rey antes de nacer. Y cuando lo veáis, no queráis decir: no tenemos otro rey sino el César ( Jn 19,15). Vino por ti, entiéndelo bien, para salvarte; pero si no lo comprendes, viene contra ti. Manso, no para ser temido por su poder, sino para ser amado por su mansedumbre; por esto no lo ves sentado en un carro de oro, ni vestido de hermosa púrpura, ni montado en brioso caballo como amante de disensiones y de pleitos, sino sobre una pollina, amante de la tranquilidad y de la paz; por esto sigue: "Sentado sobre una asna", etc.
 
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,36
Opinan de diversos modos los evangelistas respecto de este testimonio profético. San Mateo lo refiere dando a conocer que la asna recordaba al profeta; pero no se expresa en esos términos San Juan, ni los códices eclesiásticos interpretados por muchos; en virtud de lo cual, me parece a mí que como San Mateo escribió su Evangelio en lengua hebrea, es evidente que aquella interpretación llamada de los Setenta, se diferencia, aunque poco, en algunas cosas que encontraron en el texto hebreo los que conocieron a fondo esta lengua y los que interpretaron estos mismos libros escritos en hebreo. Si se busca el fundamento de esta diferencia, creo muy probable que estos Setenta interpretaron con el mismo espíritu con que se había dicho lo que ellos tradujeron. Esto se ha confirmado después por la admirable conformidad que ha resultado entre ellos. Luego ellos mismos, aun cuando han variado algunas cosas respecto de la forma, no se han separado de la voluntad de Dios, cuyas palabras interpretaban, y no han querido demostrar otra cosa que lo mismo que dicen los evangelistas, aun cuando nos admiramos -por sus pequeñas diferencias-, de las que se nos dan a conocer que no hay mentira. Si bien alguno refiere algo de diferente modo, con tal que no se aparte de la voluntad de aquél con quien debe estar conforme. Por lo cual es muy conveniente conocer las costumbres para evitar equivocaciones. También son dignos de fe porque no debemos creer que exponen la verdad con las mismas expresiones, como si fuera Dios quien nos refiriera esto y nos recomendase las palabras con que deben exponerse aquellas verdades. También debe tenerse en cuenta que esto no ha sido dictado de tal manera que debamos averiguar en absoluto si podremos conocer lo que dice en la misma forma que lo conoce Dios y los ángeles conocen en El.
 
Prosigue: "Y fueron los discípulos y trajeron la asna", etc.
 
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,36
Los demás evangelistas nada hablan de la asna. No debiera llamar la atención del lector que San Mateo nada diga del pollino cuando los demás evangelistas nada hablan de la asna. Mucho menos debe llamar la atención que uno solo hable de la asna, de la cual no se ocupan los demás y, sin embargo, no habla del pollino, de quien hablan los otros evangelistas. Y aun cuando uno de ellos lo refiera de otro modo (cuánto menos debe extrañarse que cada uno lo refiera de su manera?
 
Prosigue: "Y pusieron sobre ellos sus vestidos y le hicieron sentar encima".
 
San Jerónimo
Pero parece que el Señor no debería ir montado en estos dos animales, siendo así que el camino era tan corto, pero en lo que la historia encuentra imposibilidad o dificultad debe interpretarse en sentido más elevado, esto es, en sentido místico.
 
Remigio
Pudo suceder muy bien que el Señor montase en estos dos animales.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 66,2
A mí me parece que no fue montado sobre la asna únicamente por el misterio que representaba, sino por darnos a entender la grandeza de su sabiduría, en la que nos demuestra que no hay necesidad de ir montado en caballos, sino que es suficiente un asno y que debemos contentarnos con satisfacer lo que sea necesario. Pregúntese a los judíos qué rey ha entrado en Jerusalén montado en una pollina y no sabrán citar a otro más que sólo a Este.
 
San Jerónimo
Las turbas que habían salido de Jericó y que seguían al Salvador pusieron sus vestidos en el suelo y cubrieron el camino con ramas de árboles. Por esto sigue: "Y una gran multitud del pueblo tendió también sus ropas", etc. Sin duda para evitar que las piedras pudieran hacer daño a los pies del asno, o que le hiriera alguna espina o cayera en algún hoyo. Prosigue: "Y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino", esto es, de árboles frutales de que está cubierto el monte de los Olivos. Y habiendo arreglado todo, dan testimonio de quién es por medio de la voz. Por esto sigue: "Y las gentes que iban delante y las que iban detrás gritaban diciendo: ¡Hosanna al hijo de David!". Voy a decir brevemente lo que quiere decir Hosanna. En el Salmo 117, que habla precisamente de la venida del Salvador, dice esto entre otras cosas: "Oh Señor, sálvame; Oh Señor, ayúdame; Bendito el que ha de venir en el nombre del Señor" (25,26). En lugar de lo que dicen los Setenta intérpretes: "Oh Señor, sálvame", leemos en el texto hebreo: " Anna adonais osianna ", lo cual interpretó perfectamente San Símaco, diciendo: "Te ruego, Señor, que me salves". Por lo tanto, ninguno crea que esta invocación ha sido escrita en dos idiomas (esto es, en griego y en hebreo), sino únicamente en hebreo.
 
Remigio
Está compuesta de una palabra íntegra y otra adulterada. Hosi quiere decir salva o da salud, anna entre ellos es una interjección de súplica, porque así como entre los hebreos se dice por el que suplica anna; así, entre los latinos el que sufre dice ¡ay!
 
San Jerónimo
Significa también que la venida de Jesucristo es la salvación del mundo. Por esto sigue: "Bendito el que viene en el nombre del Señor" ( Jn 5,43). Y el Salvador aprueba esto mismo en su Evangelio cuando dice: "He venido en nombre de mi Padre".
 
Remigio
Porque no buscaba en todas sus acciones su propia gloria sino la de su Padre.
 
Glosa
Y esto es lo que significa Bendito -esto es, glorificado sea- el que viene -esto es, que se ha encarnado- en el nombre del Señor -esto es, del Padre- glorificándolo.
 
San Jerónimo
Además repiten, Hosanna, esto es, te ruego que me salves, e indican en dónde quieren salvarse, a saber, en lo más alto; esto es, en los cielos y no en la tierra. Y por esto se le añade Hosanna -esto es, la salvación en los cielos-, se da a conocer claramente que la venida de Jesucristo, no sólo representaba la salvación del hombre sino de todo el mundo, uniendo lo terreno con lo celestial.
 
Orígenes, homilia 14 in Matthaeum
También alababan la humanidad de Jesucristo cuando decían: "¡Hosanna al hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!", y su regreso al cielo cuando decían: "¡Hosanna en las alturas!"
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 37
Hosanna, según unos, quiere decir gloria, y según otros redención, porque se le debe la gloria y es el autor de la redención, puesto que a todos nos ha redimido.
 
San Hilario, in Matthaeum, 21
Estas palabras de alabanza explican en sí el poder de la redención; llaman a Jesús hijo de David, y en ello reconocen la herencia del reino eterno.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 37
Hasta entonces el Salvador nunca había usado de animales, ni había utilizado ramos verdes de los árboles como adornos de su cuerpo. Unicamente los usa cuando asciende a Jerusalén para darse a conocer. Así, incitó a los que lo veían a hacer lo que hacía tiempo querían. Por lo tanto se les dio la posibilidad, pero no se les movió la voluntad.
 
San Jerónimo
El Señor también se aproxima a Jerusalén en sentido místico, saliendo de Jericó para traer de allí mucha gente; porque el grande, enriquecido con sus grandes mercancías y habiendo devuelto la salud a los que creían, desea entrar en la ciudad de la paz y en el lugar en donde puede verse a Dios. Y vino también a Betfage, esto es, a la Casa de las Quijadas, porque representaba la figura de la confesión; y radicaba en el monte de los Olivos, donde se encuentra la luz de la ciencia y el descanso de los trabajos y de los dolores. Se designa este mundo por medio de la aldea que estaba enfrente de los apóstoles y estaba contra ellos y no quería recibir la luz de su celestial doctrina.
 
Remigio
El Señor envió desde el monte de los Olivos a sus discípulos a la aldea, por lo que envió también a los predicadores de la Iglesia primitiva por todo el mundo. Envió dos, porque hay dos clases de predicadores, de quienes habla el Apóstol cuando dice: "El que ha obrado en Pedro en el apostolado de la circuncisión, ha obrado también en mí entre los gentiles" ( Gál 2,8). O también porque hay dos preceptos de caridad, o por los dos testamentos, o por la letra y el espíritu.
 
San Jerónimo
También por la teoría y por la práctica, esto es, la ciencia y sus acciones. Y esta asna que fue acostumbrada al yugo y que llevó sobre sí el yugo de la ley, representa a la sinagoga; el pollino de la asna son los hijos lascivos de los gentiles, porque Judea -según el Señor- es la madre de todos los gentiles.
 
Rábano
Unicamente San Mateo, que escribió su Evangelio para los judíos, presenta un asna llevando al Señor, para demostrar a aquellas gentes que si se arrepienten no deben desesperar de su salvación.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 37
Los hombres son comparados con los animales porque se les parecen en algunas cosas cuando no conocen al Hijo de Dios. Este es, pues, el animal inmundo y el más irracional de todos los animales; el más necio, el más débil, el más innoble y que más se presta a la carga. Así fueron los hombres antes de la venida de Jesucristo: manchados por sus diversas pasiones, irracionales, carentes de palabras razonables, necios porque desprecian a Dios, débiles en cuanto al alma, innobles porque olvidándose de su descendencia celestial se habían convertido en esclavos de sus pasiones y de los demonios. También llevaban la carga porque llevaban sobre sí el saco del error que les habían impuesto los demonios y los filósofos. Estaba atada la asna -esto es, estaba impedida por el lazo del error del demonio-, y no tenía libertad de ir a donde quería, porque antes que pequemos, tenemos libre albedrío y hacemos lo que el demonio desea o no lo hacemos si queremos. Pero si pecamos nos vemos como obligados por sus obras, y ya no podemos escapar por nuestra propia fuerza. Y así como la nave -una vez roto el timón- es llevada a donde quiere la tempestad, así también el hombre, cuando pierde el auxilio de la divina gracia por su pecado, ya no hace lo que quiere, sino lo que quiere el demonio. Y si Dios no lo desata con la mano poderosa de su misericordia, permanecerá esclavo por sus pecados hasta la muerte. Por esto dice a sus discípulos: soltadle; esto es, por vuestra predicación y por vuestros milagros, porque todos los judíos y los gentiles fueron puestos en libertad por medio de los apóstoles. "Y traédmelos", esto es, convertidlos a mi gloria.
 
Orígenes, homilia 14 in Matthaeum
Por lo que cuando iba a subir al cielo mandó a sus discípulos que soltasen a los pecadores dándoles el Espíritu Santo. Una vez libres y ya marchando y robustecidos además por la divinidad de Jesucristo, fueron considerados como dignos de ser remitidos a aquel lugar de donde habían salido. No ya para que volviesen a sus antiguas faenas sino para que les predicasen al Hijo de Dios. Esto es lo que significa cuando dice: "Y luego los dejará".
 
San Hilario, in Matthaeum, 21
Por medio de la asna y del pollino especifica las dos vocaciones del pueblo gentil. Había algunos samaritanos que vivían bajo el influjo de cierta costumbre y eran feroces; éstos estaban representados por el pollino. Había también gentes indómitas y terribles, que estaban representadas por medio del pollino. Por esta razón, son enviados dos, para que suelten a los que estén atados por los vínculos del error. Por medio de San Felipe creyó Samaria, y por medio de San Pedro, Cornelio fue traído a la fe de Jesucristo, como primicia de los gentiles.
 
Remigio
Así como entonces se dijo a los apóstoles: "Si alguno os dice algo, decidle que el Señor necesita de ellos"; así, ahora manda a los predicadores que, aun cuando encuentren alguna dificultad, no cesen de predicar.
 
San Jerónimo
El vestido de los apóstoles, que fue colocado sobre el jumento, representa o la enseñanza de las virtudes o el conocimiento de las Sagradas Escrituras. También representa la diversidad de las enseñanzas católicas, en las que si el alma no está instruida y adornada, no puede merecer que el Señor descanse sobre ella.
 
Remigio
El Señor se sentó, pues, sobre el asno y se encaminó a Jerusalén, porque como era el jefe de la santa Iglesia y del alma fiel, la gobierna en este mundo y la lleva después de esta vida, introduciéndola en la patria celestial. Los apóstoles y los demás doctores colocaron sus mantos sobre la asna porque dieron a los gentiles la gloria que habían recibido de Jesucristo. Las gentes también tendían sus vestidos por el camino, porque aquellos judíos que creían en el Señor despreciaban la gloria que habían recibido de la ley. Cortaban ramas de los árboles, porque habían conocido en virtud de los profetas lo que había de hacer Jesucristo, como de árboles verdes. Las gentes que tendían sus vestidos en el camino representan a los mártires que entregaron sus vestidos -esto es, los cuerpos que cubrían sus almas-, sufriendo el martirio por Jesucristo. Y también representan a aquéllos que dominan sus cuerpos por medio de la abstinencia. Aquéllos que examinan los escritos y los testimonios de los Santos Padres cortan ramas de los árboles, para su salvación y la de sus hijos.
 
San Jerónimo
Cuando dice: las turbas que lo precedían y que lo seguían, se refiere a uno y otro pueblo, al de aquéllos que creyeron en el Señor antes y después del Evangelio, y que alababan a Jesús a una voz.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 37
Y aquéllos clamaron vaticinando la venida de Cristo; éstos en cambio, claman alabando la venida de Cristo ya cumplida.

10-16

Y cuando entró en Jerusalén, se conmovió toda la ciudad, diciendo: "¿Quién es éste?" Y los pueblos decían: "Este es Jesús, el profeta de Nazaret de Galilea". Y entró Jesús en el templo de Dios, y echaba fuera a todos los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los banqueros, y las sillas de los que vendían palomas. Y les dice: "Escrito está: mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones". Y vinieron a El ciegos y cojos, en el templo, y los sanó. Y cuando los príncipes de los sacerdotes y los escribas vieron las maravillas que había hecho, y los muchachos en el templo gritando y diciendo: "Hosanna al Hijo de David", se indignaron. Y le dijeron: "¿Oyes lo que dicen éstos?" Y Jesús les dijo: "sí: ¿Nunca leísteis que de la boca de los niños y de los que maman sacaste perfecta alabanza?" (vv. 10-16)
 
San Jerónimo
Habiendo entrado Jesús con todas aquellas gentes, toda la ciudad de Jerusalén se conmovió, admirando que viniera tanta gente y desconociendo la causa. Por esto dice: "Y cuando entró en Jerusalén, se conmovió toda la ciudad diciendo: ¿Quién es éste?"
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 38
Se admiran con razón cuando ven aquella cosa admirable: un hombre que era aclamado como si fuese Dios; y Dios que era alabado en un hombre. Y yo creo que ni aun los mismos que lo aclamaban sabían lo que aclamaban; pero el Espíritu Santo, habiendo entrado en ellos de repente, les inspiraba aquellas palabras de verdad.
 
Orígenes, homilia 15 in Matthaeum
Y cuando entró Jesús en Jerusalén, asombrados ante aquellas virtudes sobrenaturales decían: ¿quién es este Rey de la gloria? ( Sal 23,8).
 
San Jerónimo
Y a los demás, que dudaban o preguntaban, les contestaba la plebe. Por esto sigue: "Y los pueblos decían: Este es Jesús", etc. Siempre suele suceder que las cosas empiezan por poco cuando han de llegar a mucho. Llaman profeta a Aquel de quien Moisés había dicho que vendría uno semejante a él, de Nazaret de Galilea, porque allí había sido educado, para que como la flor del campo se alimentase con la flor de las virtudes.
 
Rábano
Debe advertirse que esta entrada de Jesús en Jerusalén se verificó cinco días antes de la Pascua. Refiere San Juan (cap. 12) que, seis días antes de la Pascua, había venido a Betania y que al amanecer había montado en un pollino y había venido a Jerusalén. En esto debe notarse la gran conformidad que hay no sólo en las cosas, sino también en las épocas, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En el día décimo del mes primero estaba mandado que se trajese a la casa el cordero que se había de inmolar en la Pascua, porque el Señor, en el día décimo del mismo mes -esto es, cinco días antes de la Pascua- había de entrar en la ciudad en que había de padecer.
 
Prosigue: "Y entró Jesús en el templo".
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 38
Esto era propio de un buen hijo, el pasar en seguida a la casa de su padre para tributarle allí el honor debido. Y del mismo modo tú debes imitar a Jesucristo: cuando entres en alguna ciudad debes lo primero ir a la iglesia. Esto también era propio de un buen médico, porque cuando entra en una ciudad enferma para curarla debe, en primer lugar, conocer el principio del padecimiento. Porque así como del templo sale todo lo bueno, así del templo procede todo lo malo. Cuando el sacerdocio es bueno, toda la Iglesia resplandece; pero si es malo, toda la fe se debilita. Así cuando ves un árbol que tiene las hojas amarillas, conoces que tiene algún vicio en la raíz; pues del mismo modo, cuando veas un pueblo indisciplinado, debes comprender que sus sacerdotes no son buenos.
 
Prosigue: "Y echaba todos los que vendían", etc.
 
San Jerónimo
Debe tenerse en cuenta también que según lo prescrito en la Ley, los judíos debían venir al templo del Señor de todo el mundo y debían acudir desde todos los países en que habitaban. Por este motivo se sacrificaban multitud de víctimas -especialmente en los días festivos-, de toros, de corderos y de chivos. Y con el objeto de que los pobres no dejaran de ofrecer sus sacrificios estaba mandado que éstos ofreciesen pichones de palomas y tórtolas. Sucedía también que los que venían de lejos no tenían víctimas. Razón por la que los sacerdotes inventaron el modo de facilitarles la manera de ofrecerlas, así como todos los animales -que se podían necesitar para el culto-, y por esto vendían. Además con el fin de venderlas a los que no tenían ellos mismos volvían a vender las que recibían. Esta maniobra astuta quedaba frecuentemente desbaratada por la pobreza de los peregrinos, que carecían de recursos y no sólo no traían víctimas sino que tampoco tenían con qué comprarlas. Por lo tanto, pusieron allí cajeros que daban dinero prestado con algún interés. Como estaba mandado en la ley que ninguno diese dinero con usura, y como no podía utilizarse el dinero procedente de ella, y como de esto no le resultaba beneficio alguno, sino que antes al contrario, perdían algunas cantidades, inventaron otra maña -esto es otra arte- para poder obtener beneficios, y para poder sostener cambistas en vez de prestamistas. Recibían, pues, como interés garbanzos tostados, pasas de uvas, y manzanas de diversas clases. Por lo tanto, como los cambistas no podían recibir usura en metálico, la recibían en especie. Y así, lo que no se podía exigir en dinero lo exigían en estas cosas que después reducían a dinero. Casi esto mismo dijo Ezequiel en estas palabras: "No recibiréis usura ni superabundancia alguna" ( Ez 18,17). Bajo este aspecto, el Señor vio que su casa se había convertido en casa de negociación o de hurto. Y movido entonces por el ardor de su espíritu arrojó del templo a una multitud de gente.
 
Orígenes, homilia 15 in Matthaeum
Porque allí no debían vender ni comprar, sino únicamente dedicarse a la oración los que se reúnen en la casa de oración. Por esto sigue: "y les dice: Escrito está, que mi casa se llamará casa de oración" (según dice Isaías, cap. 56).
 
San Agustín, regula ad servus Dei, 3
Nadie haga cosa alguna en el oratorio, sino aquéllas a las que está destinado y de las que este recibe el nombre.
 
Prosigue: "Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones".
 
San Jerónimo
Aquel que convierte el templo del Señor en cueva de ladrones es ladrón, que desea obtener ganancias por medio de las cosas de religión. A mí me parece que entre los muchos prodigios que hizo Jesucristo, éste fue uno de los mayores; porque un solo hombre, despreciable en aquellos días -tanto, que poco después fue crucificado-, pudo arrojar tanta multitud de gentes a fuerza de golpes que daba con un solo látigo, en presencia de los escribas y de los fariseos, que bramaban contra El y veían que se destruían sus ganancias. Salía fuego de sus ojos y éstos brillaban como las estrellas, resplandeciendo en su cara la majestad de la divinidad.
 
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,67
Es indudable que el Señor no hizo esto una vez sola, sino dos veces; porque de la primera habla San Juan y de la segunda los otros tres evangelistas.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 67,1
Y en esto se agrava la acusación contra los judíos; porque habiendo hecho esto por dos veces, sin embargo, permanecían en su demencia.
 
Orígenes, homilia 15 in Matthaeum
En sentido espiritual puede decirse que el templo de Dios es la Iglesia de Cristo. Hay también muchos en ella que no viven espiritualmente -como se debe-, sino que obran según los deseos de la carne. Por sus actos convierten la casa de oración, construida de piedras vivas, en cueva de ladrones. De modo que con seguridad podemos decir que son tres las clases de personas arrojadas del templo: todos aquellos cristianos que no se ocupan más que de comprar y vender y no oran ni ejecutan otras buenas obras sino rara vez, son los que compran y venden en el templo. Los diáconos, que no administran bien los fondos de las iglesias, y que se enriquecen a costa de los pobres, son los prestamistas de dinero que tienen las mesas de las recaudaciones que Jesucristo derribó (que los diáconos presidían las mesas de las recaudaciones eclesiásticas, lo leemos en los Hechos apostólicos). También los Obispos que entregan las iglesias a los que no deben son los que venden las palomas, esto es, la gracia del Espíritu Santo, cuyas cátedras derribó Jesucristo.
 
San Jerónimo
Según se comprende a primera vista, las palomas no estaban en las cátedras sino en las canastas, a no ser que se diga que los que vendían palomas se sentaban en las cátedras, lo cual es un absurdo. Por las cátedras, lo que se da a conocer, es la dignidad de los que enseñan, la cual queda anulada en el momento en que la enseñanza está inspirada sólo por la ganancia. Obsérvese también que los altares de Dios son llamados mesas de prestamistas por la avaricia de los sacerdotes. Lo que hemos dicho acerca de las iglesias, cada uno debe entenderlo de sí mismo, porque como dice el Apóstol: "Vosotros sois templo de Dios" ( 2Cor 6,16). Por lo tanto, que no haya negocio alguno en la casa de vuestro corazón ni ambición alguna de bienes temporales, no sea que Jesús entre airado y furioso y no limpie su templo de otra manera que por medio del látigo, volviendo a convertirlo de cueva de ladrones en casa de oración.
 
Orígenes, homilia 15 in Matthaeum
En su segunda venida despedirá y arrojará a aquéllos que encuentre indignos de estar en el templo de Dios.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 38
Y también derribó las mesas de los prestamistas, lo que significa que en el templo de Dios no debe haber más monedas que las espirituales, que llevan la imagen de Dios, no las que llevan el sello terreno. Derribó las cátedras de los que vendían palomas, clamando ipso facto: ¿Qué hacen en el templo esta multitud de palomas para vender si ya ha bajado una paloma gratuita al templo de mi cuerpo?
Y lo que las turbas suplicaban, el Señor lo da a conocer por medio de las obras. Por esto sigue: "Y vinieron a El ciegos y cojos, en el templo, y los sanó".
 
Orígenes, homilia 15 in Matthaeum
En el templo de Dios (esto es, en la Iglesia), en verdad que no todos ven ni todos andan bien. Sólo sanan aquellos que entienden que de nadie sino de Cristo se necesita para curarse y se acercan al Verbo de Dios.
 
Remigio
Esto de sanar en el templo significa que los hombres no pueden ser curados sino en la Iglesia, a quien se le ha dado facultad de atar y de desatar.
 
San Jerónimo
Si Jesucristo no hubiese derribado las mesas de los prestamistas y las cátedras de los que vendían palomas, los ciegos y los cojos no hubiesen merecido conocer la luz primitiva ni sentir en el templo una profunda impresión.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 67,1
Y como los príncipes de los sacerdotes no lo comprendían así sino que se indignaban de los demás milagros y de las aclamaciones de los niños que gritaban, por esto sigue el texto: "Y cuando los príncipes de los sacerdotes vieron", etc.
 
San Jerónimo
Como los sacerdotes no se atrevían a poner sus manos sobre el Salvador se contentaron con calumniar sus acciones y el testimonio del pueblo y de los niños que clamaban: ¡Hosanna al Hijo de David! Bendito el que viene en el nombre del Señor. Porque esto no se puede decir más que sólo del Hijo de Dios. Vean, pues, los Obispos y todos los hombres santos cuánto peligro corren al dejar decir estas cosas por ellos, siendo así que tratándose del Señor, de quien se decía esto en verdad, (porque todavía no era firme la voluntad de los que creían) se quería hacer aparecer esta alabanza como un crimen.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 38
Sucede a una columna que si se inclina un poco, cuando recibe peso se inclina más hacia aquel lado. Así, cuando el corazón del hombre es malo, si ve u oye hablar de acciones de un hombre justo, no las aplaude, sino que por el contrario se excita más bien a la envidia, los sacerdotes se irritaron de este modo contra Jesucristo diciendo: "¿Oyes lo que dicen éstos?"
 
San Jerónimo
Pero la contestación del Salvador fue muy prudente, no dijo (lo que los escribas querían oír): hacen bien los niños en dar testimonio de mí; ni tampoco: se equivocan, son niños y debéis dispensar a su edad, sino que al aducir el pasaje del Salmo 8, y callando el Señor, les presenta un ejemplo tomado de las Sagradas Escrituras, que confirman las palabras de los niños. Y por esto sigue: "Mas Jesús les dijo: Ciertamente nunca leísteis que de la boca de los niños sacaste perfecta alabanza".
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 38
Como diciendo: Sabed que éstos claman así por causa mía. ¿Acaso es culpa mía que el profeta haya predicho con tantos cientos de años de anticipación lo que hoy sucede? Los niños y los que maman no pueden conocer ni alabar a nadie. Se llaman niños, no por su edad, sino por la sencillez de su corazón; y que maman, porque, con la suavidad de la leche, casi como que claman, movidos por la complacencia de cosas admirables. Se llama leche, pues, la ejecución de cosas milagrosas, porque los milagros no exigen trabajo alguno de los que los ven sino que se complacen en su admiración, y con más suavidad invitan a la fe. El pan es la enseñanza de la perfecta santidad, que no pueden recibir sino cuando sus sentidos son movidos al conocimiento de las cosas espirituales.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 67,1
También puede decirse que representaba para los gentiles y servía para los apóstoles de gran consuelo, y para que no se afligiesen sino que pudiesen predicar, quiso que sus hijos le precediesen deponiendo su temor, puesto que les había de confiar la predicación que había hecho cantar por medio de estos niños. También significa este milagro, que Jesucristo es el autor de la naturaleza, porque los niños decían cosas significativas, conformes con los profetas, mientras que los hombres decían necedades y cosas llenas de furor.

17-22

Y dejándolos, se fue fuera de la ciudad a Betania, y se estuvo allí. Y por la mañana, cuando volvía a la ciudad, tuvo hambre. Y viendo un árbol de higuera junto al camino, se acercó a ella; y no hallando en ella sino hojas solamente, le dijo: "Nunca jamás nazca fruto de ti". Y se secó al punto la higuera. Y viéndolo los discípulos, se maravillaron, y decían: "¿Cómo se secó al instante?" Y respondiendo Jesús, les dijo: "En verdad os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no tan solamente haréis esto de la higuera, mas aun si dijereis a este monte: Quítate y échate en la mar, será hecho. Y todas las cosas que pidiereis en la oración, creyendo, las tendréis". (vv. 17-22)
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 38
Se puede vencer mejor la malicia de los hombres cediendo que contestando. Porque la malicia no escucha razones, sino que se excita con ellas y, por lo tanto, el Señor se propuso vencer la de aquellos, separándose, y no reprimirla, respondiendo. Por esto dice: "Y dejándolos, se fue fuera de la ciudad a Betania", etc.
 
San Jerónimo
En esto debe comprenderse, que aunque el Señor era muy pobre, a nadie aduló para merecer un hospedaje en aquella gran ciudad, en donde no encontró habitación donde descansar. Sin embargo, la encontró en un pueblo pequeño, en donde habitaban Lázaro y sus hermanas. Este pueblecito se llamaba Betania. Por esto sigue: "Y se estuvo allí".
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 38
Con el fin de permanecer corporalmente en donde descansaba espiritualmente, porque es propio de los buenos no gozar en donde hay grandes convites sino en donde brilla la santidad.
 
San Jerónimo
Habiendo desaparecido las tinieblas de la noche, el Señor tuvo hambre cuando se volvía a la ciudad. Por esto sigue: "Y por la mañana, cuando volvió a la ciudad, tuvo hambre"; manifestando la realidad de su carne humana.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 38
Siempre que Jesús concede a la carne sufrir lo que es propio de ella, da a conocer que padece.
 
Rábano
Observa en esto también, el mayor afecto del que trabaja con afán, cuando se dice que volvió a la ciudad por la mañana para predicar y para conseguir la conversión de alguno de ellos hacia el Señor, su Padre.
 
San Jerónimo
El Señor, como había de padecer en medio de los pueblos y tomar sobre sí el escándalo de la Cruz, quiso confirmar sus ánimos por medio de un milagro. Por esto sigue: "Y viendo un árbol de higuera junto al camino, se acercó a él", etc.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 67,2
No vino a la higuera porque tuviera hambre, sino por sus discípulos. Porque en todas partes hacía bien y en ninguna mortificaba a nadie y conviniendo, por lo tanto, dar a conocer su poder de castigar, no quiso, sin embargo, demostrarlo en los hombres sino en la higuera.
 
San Hilario, in Matthaeum, 21
En esto encontramos una prueba de la bondad de Jesucristo. Porque cuando quiso demostrar que se preocupaba de concedernos la salvación por sí mismo, ejerció su poderío sobre los cuerpos de los hombres recomendando la confianza en lo que después había de suceder y la salvación del alma que estaba enferma por los cuidados de la vida presente. Pero ahora que va a establecer la manera con que tratará a los contumaces, lo da a conocer por el futuro perjuicio del árbol. Por esto sigue: "Y le dijo: nunca jamás nazca fruto de ti".
 
San Jerónimo
Esto es, en esta vida, porque el término griego aiwna significa una y otra cosa expresándolo del mismo modo.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 67,1
Sospecharon sus discípulos que aquella higuera había sido maldecida porque no tenía frutos. ¿Pues por qué fue maldecida? En beneficio de sus discípulos, para que aprendan que el Salvador podía matar a todos los que le crucificaron. Por esto sigue: "Y se secó la higuera inmediatamente". Y por lo tanto, no hizo este milagro en otra planta, sino en ésta que es la más húmeda, para que de este modo fuera más patente el milagro. Y cuando acontecen cosas semejantes en las plantas o en los animales, no preguntes la razón por la que se ha secado la higuera, no siendo su tiempo -pues el indagar esto es la mayor locura, porque en tales casos no se encuentra culpa ni pena-, sino ve el milagro, y admira a su autor. Por esto sigue: "Y viéndolo los discípulos, se maravillaron", etc.
 
Glosa
El Creador no es injusto contra el que posee una cosa, sino que el derecho de la creatura es cambiado para bien de los demás.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 67,2
Y para que comprendas que el milagro se hizo por ellos -esto es, para robustecer su confianza-, oye lo que dice a continuación. Prosigue, pues: "Y respondiendo Jesús les dijo: En verdad os digo", etc.
 
San Jerónimo
Los perros de los gentiles ladran contra nosotros asegurando que los apóstoles no tenían fe porque no pudieron trasladar los montes. A ellos responderemos que Jesucristo hizo muchos milagros que no se han escrito. Por lo tanto, creemos que hicieron esto los apóstoles y que no se escribió, con el fin de no dar ocasión a los infieles para que lo contradijesen. Y si no, preguntémosles si creen en estos milagros que se refieren por escrito o no, y viendo que no creen, por consecuencia les probaremos que no habían de creer en milagros mayores los que no creen en los menores.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 67,2
Esto que dice el Señor lo refiere a la oración y a la fe. Y por esto añade: "Y todas las cosas que pidiereis en la oración", etc.
 
Orígenes
Los discípulos de Jesucristo no piden lo que no conviene, y como creen en su divino maestro, no piden más que cosas grandes y espirituales.
 
Rábano
Cuando no somos oídos al pedir alguna cosa es porque pedimos algo contrario a nuestra salvación; o también porque lo impide la malicia de aquellos por quienes pedimos, o que se dilata la concesión de la gracia pedida para que crezcan los deseos y se reciba con más interés el bien que se pide.
 
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,68
También debe observarse que los discípulos se admiraron de que la higuera se secara, y que el Señor les respondió lo que se ha dicho de la fe, aunque esto no sucedió en el segundo día después que Jesucristo maldijo el árbol, sino en el tercero, como dijo San Marcos. Este evangelista dice que los que vendían fueron arrojados del templo en el día segundo porque no había dicho que esto sucedió en el día primero. Y añade que en el mismo segundo día, cuando hubo pasado la tarde, salió de la ciudad, y que cuando vinieron a la mañana siguiente fue cuando vieron que la higuera se había secado. San Mateo se expresa en estos términos, como si todo se hubiese verificado en el segundo día. Por esto se comprende que diciendo San Mateo que se secó la higuera, inmediatamente, pasando en silencio lo demás que pertenece al segundo día y añadió enseguida: "Y como lo viesen los discípulos se admiraron". Y así se entiende cómo el Señor vio la higuera en un día y se admiraron los discípulos en otro. Se conoce pues, que no se secó en seguida, cuando la vieron seca, sino después que fue maldecida. Por lo tanto no la vieron cuando empezaba a secarse, sino cuando estaba seca del todo, y por lo tanto comprendieron que se había secado en seguida que Jesucristo pronunció aquellas palabras.
 
Orígenes, homilia 16 in Matthaeum
En sentido espiritual, dejando el Señor a los príncipes y a los escribas, salió fuera de la Jerusalén terrena, que poco después quedó destruida. Vino, pues, a Betania, o sea a la casa de la obediencia -esto es, a la Iglesia-, en donde, después de haberla cimentado, descansó. Volvió luego a la ciudad que había dejado poco antes; y cuando volvía tuvo hambre.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 39
Si hubiese tenido hambre como hombre, de alimento material nunca la hubiese tenido al amanecer. Pero tiene hambre por la mañana, el que desea la salvación de los demás.
 
San Jerónimo
El árbol que encontró en el camino, entendemos que fue la sinagoga que estaba junto al camino porque poseía la ley, y sin embargo, no creía en el camino, esto es, en Jesucristo.
 
San Hilario, in Matthaeum, 21
La higuera se compara con un árbol, porque los primeros que creyeron de Israel fueron los apóstoles, y como los higos sin madurar, precedieron a los demás en la gloria y en el tiempo de la resurrección.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 39
El higo, por la multitud de sus granos reunidos dentro de una misma corteza, representa la reunión de muchos fieles. Jesús no encuentra en ella más que hojas, esto es tradiciones farisaicas y jactancia de la ley sin frutos de verdad.
 
Orígenes, homilia 16 in Matthaeum
Y como aquel árbol era quien tenía alma en sentido figurado, le dice como si oyera: "Nunca jamás nazca fruto de ti". Y por lo tanto indica que la sinagoga de los judíos es infructuosa y que esto había de suceder hasta el fin del mundo, después que haya entrado en la Iglesia la multitud de todas las gentes. Y la higuera se secó cuando aún Jesucristo andaba por este mundo y habiendo visto los discípulos con los ojos espirituales el misterio de la fe seca, se admiraron. Pero los discípulos de Jesucristo y los fieles que no dudan, abandonándola, dejan que se acabe de secar, porque la virtud vivificadora, salió de ellos y pasó a los gentiles. Pero cada uno de aquéllos que son llamados a la fe toma aquel monte enemigo y lo arroja al mar, esto es, al abismo.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 39
Al mar, esto es, a este mundo tumultuoso, en donde subsisten las aguas saladas, esto es, los pueblos malvados.
 
San Agustín, quaestiones evangeliorum, 1,29
El siervo de Dios debe decir esto respecto del monte de la soberbia, para rechazarla lejos de sí. Y como el Evangelio había de ser predicado por ellos, el mismo Señor (que es apellidado monte por los judíos) es arrojado a los gentiles como a un mar.
 
Orígenes, homilia 16 in Matthaeum
Todo el que obedece a la palabra de Dios es como Betania y Jesucristo descansa en él. En cambio, se mantiene lejos de los malos y pecadores. Y cuando estuviere entre los justos, entonces estará en ellos, a la espalda de ellos, y con ellos. No en vano, abandonando el Señor Betania, vino a la ciudad. El Señor tiene hambre siempre de los justos, deseando comer el fruto del Espíritu Santo en ellos, como son la caridad, el gozo y la paz. Estaba junto al camino esta higuera, pero solamente tenía hojas y no daba frutos.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 39
Esto es, junto al mundo, porque si el hombre vive junto al mundo no puede dar de sí fruto de santidad.
 
Orígenes, homilia 16 in Matthaeum
Y si el Señor viniere en medio de las tentaciones, buscando el fruto de alguien, y lo encontrare sin fruto de santidad sino sólo con la mera profesión de su fe, que es como las hojas sin frutos, se seca inmediatamente, perdiendo hasta la apariencia de fiel. Pero cada uno de sus discípulos hace que se seque la higuera, haciéndola aparecer vacía delante de Jesucristo. Como dijo San Pedro a Simón Mago: "Tu corazón no es recto delante de Dios" ( Hch 8,21). Mejor es, por lo tanto, que una higuera engañosa -que aparece como viva y no da fruto- sea secada por la predicación de los discípulos de Jesucristo y sea descubierta, que el robar por engaño los corazones de los inocentes. Hay, pues, en cada uno de los infieles un monte según la elevación de su infidelidad, que es destruido por la predicación de los discípulos de Jesucristo.

23-27

Y habiendo ido al templo los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo, se llegaron a El a sazón que estaba enseñando, y le dijeron: "¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te dio esta potestad?" Respondiendo Jesús les dijo: "Quiero yo también preguntaros una palabra: y si me la dijereis, yo también os diré con qué potestad hago estas cosas. ¿El bautismo de Juan de dónde era? ¿del cielo o de los hombres?" Y ellos pensaban entre sí diciendo: "Si dijéremos del cielo, nos dirá: ¿Pues por qué no lo creísteis? Y si dijéremos de los hombres, tememos las gentes": porque todos miraban a Juan como un profeta. Y respondieron a Jesús diciendo: "No sabemos". Y les dijo El mismo: "pues ni yo os digo, con qué potestad hago estas cosas". (vv. 23-27)
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 39
Como habían visto los sacerdotes que Jesucristo había entrado en el templo con gran pompa, eran agitados por la envidia. Así, no pudiendo sufrir en su corazón el ardor de la envidia que les acosa, levantan la voz. Por esto sigue: "Y habiendo ido al templo, se llegaron a él", etc.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 67,2
Como no podían difamarle por sus milagros, se deciden a reprenderle porque había expulsado del templo a los que vendían, como si dijesen: ¿Acaso te has apoderado del trono de la sabiduría? ¿Eres sacerdote consagrado puesto que has demostrado tanto poder?
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 39
Y es por esto que añaden: "¿Y quién te ha dado esa potestad?" Manifiestan en esto que hay muchas personas que dan sus poderes a otros hombres, ya en el orden material, ya en el espiritual. Como si dijesen: ¿has nacido de familia sacerdotal? El senado no te lo concedió; César tampoco te lo ha dado. Pero si hubiesen creído que todo poder viene de Dios, nunca le hubiesen preguntado: "¿Quién te ha concedido esa potestad?" Cada hombre juzga por sí mismo a los demás: el que fornica no cree que haya alguno que pueda ser casto; y el casto no sospecha fácilmente del lascivo. Así el que no es sacerdote según Dios, no cree en el sacerdocio de los demás respecto de Dios.
 
San Jerónimo
En estas palabras le hacen la misma ofensa que antes, cuando dijeron: "Arroja a los demonios en nombre de Belcebub, jefe de todos ellos" ( Mt 12,24). Pues cuando dicen: "¿En virtud de qué poder haces esto?", niegan terminantemente al Hijo de Dios, a quien consideran haciendo prodigios, no por sus propias fuerzas, sino en virtud de poderes ajenos. Podía el Señor haber desechado aquella calumnia de sus tentadores por medio de una contestación sencilla, pero les preguntó con mucha prudencia, para que ellos se condenasen a sí mismos, o con su silencio o con su sabiduría. Por esto sigue: "Y respondiendo Jesús, les dijo: Quiero yo también preguntaros una palabra".
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 39
No pregunta para que los que responden le escuchen, sino para que confundidos, no le sigan preguntando. El Salvador había dicho: "No queráis dar lo Santo a los perros" ( Mt 7,6). Así, pues, aun cuando hubiese contestado, de nada aprovechaba, porque los deseos tenebrosos no pueden entender lo que procede de la luz. Conviene por lo tanto enseñar al que pregunta y confundir al que tienta por medio de razones contundentes, sin aclararle la virtud del misterio. Por lo tanto, el Señor pone un lazo con una pregunta sencilla a la interrogación de ellos, y como no podían huir de él, añade: "Y si me la dijereis, yo también os diré", etc. La pregunta es ésta: "El bautismo de San Juan, ¿de dónde procedía, del cielo o de los hombres?"
 
San Agustín, in Ioanemm, 5-6
San Juan recibió el poder de bautizar de Aquél a quien bautizó después, luego el bautismo que administraba, se llama aquí bautismo de Juan. Sólo él recibió esta gracia, ninguno antes que él ni después de él ha recibido la facultad de bautizar con bautismo propio; porque Juan había venido a bautizar en el agua de la penitencia, preparando el camino al Señor, pero no purificando interiormente, lo que un simple hombre no puede hacer.
 
San Jerónimo
Se conoce, pues, la malicia con que los sacerdotes preguntaron al Salvador, por lo que sigue: "Y ellos pensaban entre sí diciendo". Porque si respondían que el bautismo de Juan procedía del cielo era muy natural la respuesta: entonces ¿por qué no habéis sido bautizados por Juan? Y si se atrevían a decir que había sido inventado por engaño de los hombres, y nada tenía de divino, temían a las gentes, pues casi todos los que se hallaban allí reunidos habían recibido por grupos el bautismo de Juan, y en realidad lo respetaban como a un profeta. Responde también a la mala intención, y a las palabras de humildad que usan para ocultar su malicia, diciendo que no saben. Por esto sigue: "Y respondieron a Jesús diciendo: no sabemos". Mintieron al decir que no lo sabían. Era consiguiente también que el Señor les dijera, ni yo tampoco sé, pero la divina verdad no puede mentir; sigue pues: "Y les dijo Jesús: pues ni yo os digo", etc. En lo que da a entender que ellos sabían, pero que no habían querido responder y que él lo había conocido y que por lo tanto no lo decía, para que entiendan lo que ellos saben.
 
Orígenes, homilia 17 in Matthaeum
Dirá alguno contra esto que era ridículo preguntar en virtud de qué poder hacía Jesucristo prodigios, porque no podía suceder que respondiese que los hacía por autorización del diablo, porque ni un hombre pecador respondería que era verdad. Si alguno dice que preguntan los príncipes para asustarle, como sucede cuando alguno obra con los nuestros de un modo que nos desagrada, le decimos: ¿quién te ha mandado hacer eso? asustándolo así, para que no continúe obrando de aquel modo. ¿Pero por qué Jesucristo responde así? "Decidme vosotros esto, y yo os diré en virtud de qué poder hago estas cosas". Acaso este pasaje se entiende así. Generalmente hablando, hay dos potestades diferentes: una de parte de Dios y otra de parte del diablo. Pero especiales hay muchas. No era una misma potestad la que se había confiado a los profetas para que hiciesen prodigios, sino que una se les concedía a éstos, otra a los otros, y también algunas, aunque inferiores, al que había de hacer prodigios de poca importancia, y mayor al que había de hacerlos más superiores. Los príncipes de los sacerdotes veían que Jesús hacía muchos prodigios, y por esto querían oír de sus labios la clase y la propiedad del poder que se le había confiado. Los otros que habían hecho prodigios en verdad, habían recibido el poder para este fin, progresando hacia otro poder mayor. Sin embargo, el Salvador todo lo hace en virtud del poder que había recibido de su Padre. Pero como los príncipes no eran dignos de conocer tales misterios, no les da una respuesta, sino que les hace una pregunta.
 
Rábano
Por dos razones debe ocultarse el conocimiento de la verdad a los que la buscan: Porque el que lo desea no es capaz de comprender, y porque pregunta por odio o por desprecio, haciéndose indigno de conocer lo que desea.

28-32

"Mas ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegando al primero, le dijo: Hijo, ve hoy, y trabaja en mi viña. Y respondiendo él, le dijo: no quiero. Mas después se arrepintió y fue. Y llegando al otro, le dijo del mismo modo; y respondiendo él, dijo: Voy, señor, mas no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?" Dicen ellos: "El primero"; Jesús les dice: "En verdad os digo, que los publicanos y las rameras, os irán delante al reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros en camino de justicia, y no le creísteis. Y los publicanos y las rameras le creyeron, y vosotros, viéndolo, ni aun hicisteis penitencia después, para creerle". (vv. 28-32)
 
San Jerónimo
Después de lo dicho, Jesucristo ofrece una parábola en la que hace resaltar la impiedad de los que le preguntaban, y les da a conocer que el reino de Dios pasará a los gentiles, diciéndoles: "¿Mas qué os parece?"
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Desea a los que considera como reos que sean jueces en su propia causa, para que los que se condenan a sí mismos no merezcan ser absueltos por nadie. Grande es la confianza de la justicia cuando se confía al enemigo su propia causa. A aquellos los representa en parábolas para que no comprendan que se sentencian a sí mismos. Sigue, pues: "Un hombre tenía dos hijos", etc. ¿Quién es aquel hombre sino Dios, que ha criado a todos los hombres? El, siendo dueño por naturaleza, prefiere ser amado como padre, a ser temido como señor. El hijo mayor era el pueblo gentil y el menor el pueblo judío, pues los gentiles procedían de Noé y los judíos de Abraham. Prosigue: "Y llegando al primero, le dice: hijo, ve hoy", etc. Hoy, esto es, mientras dura el tiempo de esta vida. Habló no a la cara como un hombre, sino al corazón como Dios, penetrando hasta la inteligencia por medio de los sentidos. Trabajar en su viña, es obrar bien, no sé si alguno de los hombres podrá trabajarla toda.
 
San Jerónimo
Primeramente se dice al pueblo gentil, por medio de la ley natural: "Ve y trabaja en mi viña". Esto es, lo que no quieras hacer para ti, no lo quieras para otro ( Tob 4), pero él responde con soberbia. Por esto sigue: "Y respondiendo él le dijo: no quiero".
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Los gentiles, habiendo dejado desde el principio a Dios y su justicia, y pasando a adorar los ídolos y al pecado, parece que responden en su interior: No queremos hacer la voluntad de Dios.
 
San Jerónimo
Después cuando vino el Salvador, el pueblo gentil, habiendo hecho penitencia, trabajó en la viña de Dios, y enmendó con su trabajo la oposición que había presentado con la palabra. Esto es lo que da a entender cuando dice: "Mas después se arrepintió y fue".
 
Prosigue: "Y llegando al otro, le dijo del mismo modo; y respondiendo él, dijo: voy, Señor".
 
San Jerónimo
Este segundo hijo es el pueblo judío que respondió a Moisés: "Haremos todo lo que nos mande el Señor" ( Ex 24,3).
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Pero arrepentidos, después mintieron a Dios, según aquellas palabras del Salmo: "Hijos extraños me mintieron" (17,46). Y esto es lo que dice: "Mas no fue". Pregunta por lo tanto el Señor: "¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Dicen ellos: el primero." Observa, por lo tanto, cómo se sentencian a sí mismos, diciendo que el primero de los hijos hizo la voluntad del padre (esto es, el pueblo gentil). Porque más vale no ofrecer a Dios obrar bien y hacerlo, que ofrecérselo y mentir.
 
Orígenes, homilia 18 in Matthaeum
De esto se desprende que el Señor habló en esta parábola a aquéllos que ofrecen poco o nada, pero que lo manifiestan con sus acciones, y en contra de aquéllos que ofrecen mucho y que nada hacen de lo que ofrecen.
 
San Jerónimo
Debe saberse que en los ejemplares auténticos no se encuentra novísimo (último) sino primum (primero), para que se condenen por su propio juicio. Y si nosotros queremos leer novísimo, como algunos dicen, la explicación será clara, y diremos, que los judíos conocen la verdad, pero que se empeñan en tergiversarla. No quieren decir lo que sienten, como no habían querido decir que el bautismo de Juan procedía del cielo, siendo así que lo sabían.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
El Señor confirma completamente el juicio de ellos. Por esto sigue: "Jesús les dice: En verdad os digo, que los publicanos y las rameras os irán delante al reino de Dios". Como si dijese: No sólo es mejor que vosotros el pueblo gentil, sino también los publicanos y las rameras.
 
Rábano
Puede entenderse también el reino de Dios, por el Evangelio y la Iglesia presente, en que los gentiles preceden a los judíos, porque han querido creer más pronto.
 
Orígenes, homilia 18 in Matthaeum
Mas por esto no puede decirse que el pueblo judío no entrará alguna vez en el reino de Dios, sino que cuando hayan entrado todos los gentiles, entonces entrará el pueblo de Israel ( Rom 2,25-26).
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Yo creo que en los publicanos están representados todos los hombres pecadores y en la persona de las rameras todas las mujeres pecadoras. Pues la avaricia abunda en los hombres y la fornicación en las mujeres. Como la mujer está siempre descansada en la casa le atormenta más la fornicación que nace de la ociosidad. El hombre, como está asiduamente ocupado en varias cosas, suele caer más fácilmente en el pecado de la avaricia, pero en la fornicación no cae con tanta facilidad, a no ser que sea muy lascivo. Porque la ocupación de los hombres suele contrariar a la voluptuosidad, por esto la lascivia es propia de hombres jóvenes que en nada se ocupan. Por lo tanto les manifiesta la causa de ello, diciendo: "Porque vino Juan a vosotros en camino de justicia, y no le creísteis".
 
Rábano
San Juan vino predicando el camino de la justicia, porque señaló a Jesucristo con el dedo diciendo que era la consumación de la ley.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40.
También vino en el camino de la justicia de una manera tan evidente que con su trato respetable conmovía los corazones de los pecadores. Por esto sigue: "Y los publicanos y las rameras le creyeron". Considera cómo el buen testimonio del predicador da poder a la predicación para someter aun los corazones indómitos. Prosigue: "Y vosotros viéndolo, ni aun hicisteis penitencia después para creerle", como si dijese: aquéllos hicieron lo que es más creyendo, en cambio éstos ni siquiera hicieron penitencia, lo cual es menos. En esta exposición que hemos desarrollado, según explican muchos, me parece que hay alguna contradicción. Porque si por los dos hijos deben entenderse aquí los judíos y los gentiles, después que los sacerdotes respondieron que el primer hijo fue el que hizo la voluntad de su padre, concluyendo Jesucristo la parábola debió expresarse así: en verdad os digo, que los gentiles os precederán en el reino de Dios. Sin embargo dice que los publicanos y las rameras os precederán en el reino de Dios, con lo que más se refiere a la condición del populacho que a la de los gentiles. A no ser que comprendamos -como se ha dicho antes- que el pueblo de los gentiles agrada más a Dios que vosotros, por lo que los publicanos y las rameras son más aceptables a Dios que vosotros.
 
San Jerónimo
Por esto creen algunos que esta parábola no se refiere a los gentiles ni a los judíos, sino simplemente a los pecadores y a los justos. Porque aquéllos se negaron a servir a su señor, obrando mal contra él y después recibieron de San Juan el bautismo de la penitencia, mientras que los fariseos, que llevaban por delante la justicia de Dios y se jactaban de cumplir la Ley, menospreciando el bautismo, no cumplieron la voluntad divina.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Ahora dice esto, porque los sacerdotes no le habían preguntado para aprender, sino para tentarle: "¿Con qué poder haces esto?" Muchos del pueblo habían creído, por eso expone la parábola de los dos hijos, manifestándoles por medio de ella que son mejores las gentes del pueblo que desde el principio profesan la vida seglar, que los sacerdotes que hacen profesión de servir a Dios desde el principio. Pues las gentes del pueblo, una vez arrepentidas, se vuelven a Dios; mientras que los sacerdotes, como impenitentes, nunca dejan de ofender a Dios; por lo tanto, el primer hijo es el pueblo, porque no es el pueblo para los sacerdotes, sino los sacerdotes para el pueblo.

33-44

"Escuchad otra parábola: Había un padre de familias, que plantó una viña y la cercó de vallado, y cavando hizo en ella un lagar, y edificó una torre, y la dio a renta a unos labradores, y se partió lejos. Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que percibiesen los frutos de ella. Mas los labradores, echando mano de los siervos, hirieron al uno, mataron al otro y al otro le apedrearon. De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo. Por último, les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero, venid, matémosle, y tendremos su herencia. Y trabando de él le echaron fuera de la viña, y le mataron. Pues cuando viniere el Señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?" Ellos dijeron: "A los malos destruirá malamente, y arrendará su viña a otros labradores que le paguen el fruto a sus tiempos". Jesús les dice: "¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los que edificaban, ésta fue puesta por cabeza de esquina? Por el Señor fue esto hecho, y es cosa maravillosa en nuestros ojos: Por tanto os digo que quitado os será el reino de Dios, y será dado a un pueblo que haga los frutos de él. Y el que cayere sobre esta piedra, será quebrantado; y sobre quien ella cayere, lo desmenuzará". (vv. 33-44)
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 68,1
Después de la primera parábola puso otra, para darles a conocer que su acusación es muy grave y no merece perdón. Por esto dice: "Escuchad otra parábola: Había un padre de familia", etc.
 
Orígenes, homilia 19 in Matthaeum
El padre de familia es Dios, que es llamado hombre en algunas parábolas, a la manera de un padre que habla con su pequeño hijo infantilmente, en sentido que le pueda entender y le instruye.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Se llama hombre por el nombre y no por la naturaleza, por semejanza y no en verdad. Sabiendo el Hijo que por llamarse con nombre humano había de ser blasfemado como un mero hombre, por esto llamó a Dios Padre hombre invisible, porque siendo Señor de los ángeles y los hombres por naturaleza, tiene la benevolencia de Padre.
 
San Jerónimo
Plantó una viña, de quien dice Isaías: la viña del Señor Sabahot es la casa de Israel ( Is 5,7).
 
Prosigue: "Y la cercó de vallados".

San Jerónimo
Se refiere, o a la muralla de la ciudad o al auxilio de los ángeles.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
También puede entenderse por el vallado la defensa de los Santos Padres, que se levantaron como muralla en el pueblo de Dios.
 
Orígenes, homilia 19 in Matthaeum
También puede decirse que el vallado es la defensa del mismo Dios, y el lagar es el sitio de las libaciones. Acerca de lo cual prosigue: "Y cavando hizo en ella un lagar".
 
San Jerónimo
Esto es, un altar, o aquellos lagares con cuyo título se designan tres Salmos ( Sal 8; 80; 83), esto es, los mártires.
 
San Hilario, in Matthaeum, 22
También consideró a los profetas como a ciertos lagares en los que se encuentra de muchas maneras una gran abundancia del fuego del Espíritu Santo.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
El lagar es también la palabra de Dios que corrige al hombre contradiciendo la naturaleza de la carne.
 
Prosigue: "Y edificó una torre".

San Jerónimo
Esto es, un templo de quien dice por Miqueas: Y torre nebulosa de la hija de Sión ( Miq 4,8).
 
San Hilario, in Matthaeum, 22
En la torre colocó la magnificencia de la Ley que llegaba desde la tierra hasta al cielo y por la que podía verificarse la venida de Jesucristo.
 
Prosigue: "Y la dio en renta a unos labradores".

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Esto es, cuando fueron instituidos los sacerdotes y los levitas por medio de la ley, y tomaron a su cargo el gobierno del pueblo. Así como el colono, aun cuando cumpla con su deber no agradará a su amo si no le entrega las rentas de la viña, así el sacerdote no agrada tanto al Señor por su santidad, como enseñando al pueblo de Dios la práctica de la virtud. Porque su santidad es única, y la del pueblo es muy variada.
 
Prosigue: "Y se marchó lejos".

San Jerónimo
No por haber variado de lugar -porque Dios no puede decirse que está lejos de ninguna parte, siendo así que todo lo abarca-, pero parece que se separa de su viña para dejar a los viñadores libertad para trabajar.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 68,1
Se marchó lejos porque tuvo longanimidad, no queriendo castigar siempre los pecados de los malos.
 
Orígenes, homilia 19 in Matthaeum
Como el Señor había estado con los israelitas en la nube durante el día y en la columna de fuego durante la noche ( Ex 13), en adelante ya no se les apareció en esta forma. El pueblo judío se llama, pues, viña, según Isaías. La amenaza del padre de familia se hace en contra de esta viña, y en el Evangelio no se inculpa a esta viña, sino a sus habitantes. Pero en el Evangelio se entiende por viña el reino de Dios, esto es, la doctrina que se encuentra en las Sagradas Escrituras. Y es el fruto de esa viña la vida irreprensible de los hombres. Según las Sagradas Escrituras la cerca fue puesta a la viña para que los frutos que ella tiene escondidos no sean vistos por los que están fuera. La profundidad de la palabra divina es el lagar de la viña, en el cual los que aprendieron la palabra de Dios derraman su saber como frutos. Y la torre edificada es la palabra que procede del mismo Dios y de las misericordias de Jesucristo. Entregó esta viña a sus campesinos -esto es, a los que vivieron antes que nosotros-, tanto sacerdotes como seglares. Y se marchó lejos a su estancia para dar a los campesinos ocasión de trabajar. Se acerca, pues, el tiempo de los frutos. Según sucede en cada una y generalmente en todas las creaturas, el primer tiempo de la vida se parece a la infancia, y entonces nada produce, únicamente tiene en sí mucha fuerza y vigor. Cuando empieza a poder hablar, es el tiempo de la generación. Todo lo que progresa el alma de un niño, progresa también la viña -esto es, la palabra de Dios-, y después que ha crecido, la viña produce el maduro fruto de la caridad, de la alegría, de la paz y de otras cosas por el estilo.
Y para el pueblo, que recibió la Ley por medio de Moisés, se acerca el tiempo de que alguna vez dé frutos. Por esto sigue: "Y cuando se acercó el tiempo de los frutos", etc.
 
Rábano
Dijo muy oportunamente el tiempo de los frutos y no de los productos, porque el fruto del pueblo rebelde es nulo.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. non.occ
Llama siervos a los profetas que ofrecen los frutos del pueblo, y como sacerdotes del Señor, hacen ostentación de su obediencia por medio de las obras. Estos, por lo tanto, no sólo fueron malos por no dar fruto, sino que indignándose contra aquéllos que vinieron a pedirlo, manchan sus manos con la sangre de éstos. Por esto sigue: "Mas los labradores echando mano de los siervos", etc.
 
San Jerónimo
Los arrojaron como a Jeremías ( Jer 37), los mataron como a Isaías, los apedrearon como a Nabot ( 1Re 21) y a Zacarías, a quien mataron entre el templo y el altar ( Mt 23).
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
La misericordia del Señor aumentaba conforme crecía la malicia de los judíos. Y a medida que se aumentaba la misericordia del Señor crecía la malicia de los judíos. Y así peleaba la malicia humana contra la clemencia divina. Por esto sigue: "De nuevo envió otros siervos", etc.
 
San Hilario, in Matthaeum, 22
Envió a muchos siervos, significando aquello tiempo en el que después de la predicación individual de los profetas, fueron enviados simultáneamente gran cantidad de vaticinadores.
 
Rábano
Los primeros siervos enviados fueron Moisés, el primer legislador, y Aarón, el primer sacerdote de Dios, los cuales fueron muertos por el látigo de la lengua y los despacharon sin nada. Por lo tanto, comprendamos que los otros siervos fueron la multitud de profetas.
 
San Hilario, in Matthaeum, 22
La venida de Nuestro Señor Jesucristo está representada por el hijo enviado. Por esto sigue: "Por último, les envió su hijo".
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 68,1
¿Y por qué no lo envió primero? Para poderlos acusar por lo que habían hecho con otros, y para que abandonando su rabia, respetasen al propio hijo que venía. Por esto sigue: "Tendrán respeto a mi hijo".
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Envió a éste no para traer la sentencia del castigo a los que obraban mal, sino para ofrecerles el perdón por medio de la penitencia. Es decir, lo envió para humillarlos, y no para castigarlos.
 
San Jerónimo
Cuando dice, quizá respetarán a mi hijo, no lo dice porque ignore. ¿Cómo había de ignorar el padre de familia, que aquí representa a Dios? Pero se dice muchas veces que Dios anda dudoso, para que de este modo pueda conservarse inmune el libre albedrío en el hombre.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 68,1
Dice también esto, anunciando lo que debía suceder. Porque convenía que ellos se avergonzasen. Por esto quiere dar a entender que es grande el pecado de aquéllos, y que carece de toda excusa.
 
Orígenes, homilia 19 in Matthaeum
Y aquello que dice: "Respetarán a mi hijo" parece que se cumple respecto de aquellos judíos que, conociendo a Jesucristo, creyeron en El. Pero está aquello otro que dice: "Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: éste es el heredero, venid, matémosle". En estas palabras se cumplió aquello de que, habiendo visto a Jesucristo y conociendo que era Hijo de Dios, sin embargo, lo crucificaron.
 
San Jerónimo
Preguntamos a Arrio y a Eunomio: he aquí que se dice, el Padre no sabe; todo lo que dicen respecto del padre, entiéndanlo también respecto del Hijo, que según dice, no sabe cuándo será el día del juicio ( Mc 13).
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Dicen también algunos que, después de la encarnación, Cristo fue llamado el Hijo de Dios, por medio del bautismo, como sucede a los demás cristianos, a quienes desde este día muestra el Señor diciendo: "Enviaré a mi hijo". Cuando aun pensaba mandar a su Hijo después de los profetas, ya existía su Hijo. Por lo tanto, si se llama hijo de este modo, como todos los santos a quienes alcanza la palabra de Dios, debió también llamar a los profetas hijos como a Jesucristo, o decir que Jesucristo era siervo como los demás profetas.
 
San Jerónimo
Cuando dice: "Este es el heredero", demuestra el Señor claramente que los príncipes de los judíos no se proponían crucificar al Hijo de Dios por ignorancia sino por envidia. Comprendieron, por lo tanto, que El era aquél a quien el Padre le dice por medio del Profeta: "Pídeme y te daré todas las gentes en herencia" ( Sal 2,8). La herencia del Hijo es la santa Iglesia que se formó de todos los gentiles, la que el Padre le dejó, no porque hubiese muerto, sino porque la adquirió de un modo admirable por su propia muerte.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Sin embargo, después que entró en el templo y arrojó fuera a los que vendían animales destinados a los sacrificios, entonces fue cuando pensaron matarle de una manera resuelta. Por esto dicen: "Venid y matémosle". Entonces decían entre sí: El pueblo dejará la costumbre de ofrecer sacrificios por la predicación de éste, y sus sacrificios constituyen nuestras ganancias. Y se dedicará a ofrecer el sacrificio de la santidad, que afecta a la gloria de Dios; y en este caso, este pueblo ya no será nuestro, sino de Dios. Pero si lo matamos, como no habrá quien exija al pueblo el fruto de la santidad, durará para siempre la costumbre de ofrecer sacrificios, el pueblo será nuestra dotación constante. A esto se refiere lo que sigue: "Y tendremos su herencia". Este es el pensamiento general de todos los sacerdotes materiales que no se cuidan de cómo podrá vivir el pueblo sin pecar, sino que se fijan sólo en lo que se ofrece en la Iglesia, considerando a esto como ganancia de su sacerdocio.
 
Rábano
Los judíos trataban de apoderarse de su herencia, extinguiendo la fe que de Dios procede y esforzándose en inculcar al pueblo que prefiriera la de ellos que procede de la Ley.
 
Prosigue: "Y trabando de él lo echaron fuera de la viña y le mataron".

San Hilario, in Matthaeum, 22
Jesucristo fue llevado fuera de Jerusalén, como fuera de su viña, a sufrir la sentencia de su condenación.
 
Orígenes, homilia 19 in Matthaeum
Y cuando dice: "Le sacaron fuera de la viña", me parece que lo consideraron como extraño de la viña y de los colonos.
 
Prosigue: "Pues cuando viniere el Señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?"

San Jerónimo
Les pregunta el Señor no porque no sepa lo que van a contestar, sino para que se condenen por su propia boca. Prosigue: "Ellos dijeron: A los malos destruirá malamente", etc.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Como respondieron la verdad, no puede decirse que juzgaron con justicia, sino que la verdad les obligó.
 
Orígenes, homilia 19 in Matthaeum
Como Caifás, así éstos no vaticinaron por sí mismos contra sí, puesto que se les había de privar de la divina gracia que había de pasar a los gentiles los cuales habían de dar fruto a su tiempo; y el Señor, a quien mataron, vino en seguida resucitado de entre los muertos y perdió a los malos colonos de mala manera. Entregó entonces su viña a otros colonos (esto es, a los apóstoles), o sea a aquéllos que creyeron, procedentes del pueblo judío.
 
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,70
San Marcos no dice que respondieran esto, sino que el Señor lo dijo cuando siguió hablando. Después de su pregunta, de alguna manera se respondió a sí mismo. Pero puede entenderse fácilmente que, o la voz de aquellos estaba tan confundida que no podían responder, o ellos respondieron sin comprender. Mas aún esta respuesta debe atribuirse al Señor, porque como dijeron la verdad, también respondería por ellos el que es la verdad misma.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 68,2
En esto no hay contradicción alguna, porque sucedió lo uno y lo otro, esto es, primero respondieron ellos y el Señor reiteró la contestación.
 
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,70
Lo que más llama la atención en San Lucas es que no sólo dice que ellos no respondieron esto, sino que también dieron una contestación contraria. Lo refiere así: "Habiendo oído esto -a saber, una sentencia que había salido de la boca del Señor- dijeron: De ningún modo" ( Lc 20,16). Resta, por lo tanto, que comprendamos que del pueblo que oía algunos respondieron lo que dice San Mateo, y que los otros contestaron lo que dice San Lucas, esto es: "De ningún modo". Y no llame la atención lo que diga San Mateo, que los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron al Salvador, y así, sin mediación de alguna persona une la narración hasta la parte donde se habla de la viña que fue entregada a otros viñadores. También puede creerse que habló todas estas cosas con los príncipes de los sacerdotes. Pero San Mateo calló en obsequio de la brevedad lo que refirió San Lucas, a saber, esta parábola no fue dicha solamente para aquéllos que preguntaron al Salvador, en virtud de qué poder hacía prodigios, sino para la plebe, entre quienes había algunos que dijesen: "Los perderá, y entregará su viña a otros colonos". Sentencia que con seguridad se entiende que es propia del mismo Dios, ya por la verdad, ya por la unión de los miembros con su cabeza. Había también algunos que contestando a los que respondían decían: "De ninguna manera", porque comprendían que la parábola era contra ellos.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Además San Lucas refirió según lo que estos habían contestado. Y San Mateo, según la contestación de su conciencia, porque en realidad se contradijeron, diciendo: "De ninguna manera", pero en su conciencia decían: "A los malos debe perderlos malamente"; así como cuando un hombre es cogido en una acción mala y se excusa con palabras, pero interiormente reconoce su delito.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 68,2
El Señor por lo tanto les propuso esta parábola, para que ellos, sin saberlo, se sentenciaran a sí mismos, como sucedió a David, respecto de Natán. Comprendían además que lo que se había dicho se decía contra ellos, y por esto contestaron: "De ninguna manera".
 
Rábano
En sentido moral, a cada uno se le entrega su viña para que la cultive cuando se le administra el sacramento del bautismo, para que trabaje por medio de él. Es enviado un siervo, otro, y un tercero; cuando la ley, el salmo y la profecía dicen, en virtud de cuyas enseñanzas debe obrarse bien. Pero el enviado es muerto y arrojado fuera, se desprecia su predicación o lo que es peor, se blasfema de él. Mata al heredero en cuanto a sí, todo aquel que ultraje al Hijo de Dios y ofenda al Espíritu de su gracia. Una vez perdido el mal cultivador, la viña fue entregada a otro, como sucede con el don de la gracia, que el soberbio menosprecia, y el humilde recoge.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Después, como veía que no se convencían, les citó un testimonio de la Sagrada Escritura. Prosigue: "Les dijo Jesús: ¿nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los que edificaban?", etc. Esto es, si no comprendéis mi parábola, al menos conoceréis este testimonio de la Sagrada Escritura.
 
San Jerónimo
Viene a decirse una misma cosa en diferentes parábolas: Los que en una de ellas se llaman operarios y colonos, en otra son llamados edificadores o constructores.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 68,2
Llama a Jesucristo la piedra, los doctores de los judíos son los edificadores, que reprobaron a Jesucristo diciendo: "Este no procede de Dios" ( Jn 9,16).
 
Rábano
Pero aun cuando ellos no querían, consolidó la piedra el cimiento del ángulo, porque unió por medio de su fe a todos los que quiso, procedentes de uno y otro pueblo. Por esto sigue: "Esta fue puesta para cabeza de esquina".
 
San Hilario, in Matthaeum, 22
Fue hecho cabeza del ángulo, porque hay cierta unión entre los lados de la ley y de los gentiles.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 68,2
Después añadió, para que sepan que nada de lo que hacían los judíos podía contrariar a Dios: "Por el Señor fue esto hecho".
 
Orígenes, homilia 19 in Matthaeum
Esto es, esta piedra es un don regalado por Dios al edificio del universo, y es la cabeza admirable que se presenta a nuestra vista para que podamos verla con la luz de nuestra inteligencia.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Como diciendo: ¿por qué no queréis entender que la piedra, una vez desechada por vosotros, se ha de poner en el ángulo de algún edificio que no será el vuestro sino otro? Si ha de levantarse otro edificio, debe abandonarse vuestra construcción. Por esto añade: "Por tanto, os digo, que quitado os será el reino de Dios", etc.
 
Orígenes, homilia 19 in Matthaeum
Llama reino de Dios a los misterios del reino de Dios, es decir, a las divinas Escrituras que el Señor ha dictado. En primer lugar, a aquel pueblo primitivo a quien fueron confiados los primeros misterios; en segundo lugar, a los gentiles que producían frutos. A nadie se concede la palabra de Dios, sino al que da de ella frutos. Y a ninguno se concede tampoco el reino de Dios si el pecado reina en él. Por lo tanto, ¿cómo les fue dado a aquéllos a quienes se le volvió a quitar? Pero observa que lo que se da, se da gratuitamente. Y aquéllos a quienes concedió esta gracia, no se la concedió en absoluto, como a sus escogidos y a sus fieles, a quienes la dio por juicio de elección.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Jesucristo es llamado piedra, no sólo por su firmeza, sino también porque es grande en la destrucción de sus enemigos, por esto sigue: "Y el que cayere sobre esta piedra, será quebrantado", etc.
 
San Jerónimo
El que es pecador y sin embargo cree en El, cae en verdad sobre esta piedra y se quebranta, pero no se destroza por completo, sino que se le espera por medio de la paciencia para obtener su salvación. Y cuando cae sobre alguno (esto es quien de corazón ha negado a Jesucristo), lo quebrantará de tal modo que no quedará de él una sola teja en que pueda beber un poco de agua.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Una cosa es ser quebrantado, y otra ser destrozado. De lo que se rompe queda algo, pero lo que se desmenuza queda reducido a polvo. Lo que da contra la piedra no se quebranta por la dureza de la piedra, sino por la fuerza con que choca; también según su peso, o la altura de donde cae. Esto sucede al cristiano que peca, que no sufre únicamente lo que Jesucristo puede hacerle perecer, sino que él se pierde por sus propias acciones, ya según la gravedad de su pecado o ya por la elevación de su dignidad. Pero los infieles únicamente en cuanto al uso que hacen del conocimiento que tengan de Jesucristo.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 68,2
Aquí da a conocer las dos clases de perdición: una que procede de cuando se ofende a Dios y se escandaliza a los demás, a la cual se refiere cuando dice: "El que cayere sobre esta piedra será quebrantado". Y la otra se refiere a la cautividad que habrá de sobrevenirle, como indica cuando dice: "Y sobre quien ella cayere", etc.
 
San Agustín, quaestiones evangeliorum, 1,30
Ahora se refiere a aquéllos que caerán sobre El, que lo desprecian de algún modo o lo injurian. Estos no perecen en absoluto pero quedan mal tratados y ya no marchan por caminos rectos. Cuando cae sobre éstos, vendrá sobre ellos en el día del juicio con la pena de la eterna perdición. Y por esto dijo: "Lo desmenuzará, para que sean como polvo del impío, a quien arrastra el viento por la faz de la tierra" ( Sal 1,4).

45-46

Y cuando los príncipes de los sacerdotes y los fariseos oyeron sus parábolas, entendieron que de ellos hablaba. Y queriéndole echar mano, temieron al pueblo, porque le miraban como un profeta. (vv. 45-46)
 
San Jerónimo
Aunque los judíos eran de corazón duro por su incredulidad, comprendían, sin embargo, que todas las sentencias de Jesucristo se dirigían contra ellos. Por esto dice: "Y cuando los príncipes", etc.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Hay una diferencia entre los hombres buenos y los hombres malos. El bueno cuando cae en pecado, llora porque pecó. Pero el malo se enfurece, no porque ha pecado, sino porque ha sido cogido en el pecado. Y el malo no sólo no hace penitencia, sino que antes al contrario, se enfurece más contra quien lo corrige. Por esto los que son reprendidos se vuelven peores. Prosigue: "Y queriéndole echar mano, temieron al pueblo, porque le miraban como a un profeta".
 
Orígenes, homilia 19 in Matthaeum
Conocen algo de lo que es verdad cuando lo consideran como a un profeta, pero no conocen toda su grandeza, según la cual era hijo de Dios. Los príncipes temen a las turbas que conociéndolo así estaban dispuestas a defenderlo, porque no pueden ponerse a la altura de sus conocimientos, no creyendo nada digno respecto de El. Por lo tanto, debe tenerse en cuenta que habían diversas opiniones entre los que querían prender a Jesús. Los príncipes y los fariseos deseaban detenerlo, pero de un modo distinto al que deseaba tenerle la esposa del Cantar de los Cantares, cuando dice: "Lo he sujetado y no lo dejaré hasta que lo lleve a mi tienda" ( Cant 3,4), o como dice en otro lugar: "Subiré a la palma, y tendrá su altura"( Cant 7,8). Pero los que no conocen perfectamente a la divinidad quieren cogerle para maltratarle. Además, no se deben comprender ni admitir palabras contrarias a las de Jesucristo. Ninguno puede por lo tanto comprender el Verbo de la verdad -esto es, entenderlo- ni separar del sentido de los que creen, ni mortificarlo -esto es, destruirlo-.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Pero todo hombre malo prende y mata a Dios (en cuanto le es posible). El que quebranta los mandamientos de Dios, el que murmura contra Dios, el que mira al cielo con rostro airado, ¿no echaría mano de Dios y le mataría si pudiese para poder pecar con libertad?
 
Rábano
Sin embargo, temen poner su mano sobre Jesús por las turbas que todos los días se levantan en su Iglesia, puesto que cada hermano, de sólo nombre, se avergüenza o tiene miedo de contrariar la fe y la unidad de la paz (que no ama), por los que son buenos y viven con El.