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 JUNTO AL POZO DE AGUA VIVA

 

 

LECTURA CONTINUADA

Puesta en común sobre Jn 2,1-4,42

Las acciones simbólicas que hemos reconocido en la lectura de estos capítulos nos hablan de la novedad del Evangelio. El judaísm'o, con sus viejas instituciones, ha sido reemplazado por nuevas realidades. En esta primera sección del "Libro de los signos", el evangelista quiere poner de manifiesto la novedad que trae Jesús. Para comprender y acoger la gran novedad es necesaria una profunda transformación interior (Jn 3,1-21), que sólo es posible si hemos descubierto personalmente a Jesús (Jn 4,1-42). Vamos a contarnos unos a otros lo que hemos descubierto, al leer de nuevo estos mismos capítulos con otra pregunta de fondo: ¿qué símbolos utiliza Juan para expresar esta novedad?

 

GUÍA DE LECTURA

"Dame de beber"

Antes de comenzar buscamos Jn 4,1-15

> Ambientación

Estamos leyendo la primera sección del "Libro de los signos", que habla de la gran novedad que nos trae Jesús. En la sesión anterior, hemos descubierto que para entrar en esta novedad es necesario volver a nacer del agua y del Espíritu.

Hoy contemplaremos el diálogo que mantiene Jesús con una mujer samaritana. De la misma manera que el agua deja paso al vino, el agua que hay que sacar laboriosamente de un pozo y no quita la sed deja paso al agua que Jesús entrega, aquella que sacia la sed para siempre, aquella que brota de un manantial del que surge la vida eterna.

> Miramos nuestra vida

Todos hemos sentido alguna vez momentos de cansancio, de sed. Sed ante un mundo que no es justo y fraterno, y que en muchas ocasiones deja a muchos hombres y mujeres en la cuneta de la vida; sed ante una Iglesia que no está siempre al servicio de la Palabra; sed ante un sinsentido de nuestra vida personal; sed e insatisfacción ante nuestra manera acomodada de vivir la fe. Tanto a nivel personal como colectivo, hay algo que no funciona y que genera dentro de nosotros una sed.

> Escuchamos la Palabra de Dios

Leemos con mucha atención este hermoso pasaje del evangelio de Juan procurando no quedarnos en la "historieta", ya bien conocida, sino yendo al fondo de su profundísimo sentido valorando cada palabra y cada símbolo.

-Para mejor acoger la Palabra de Dios vamos a prepararnos con unos instantes de silencio: el Señor quiere transmitirnos algo importante.

-Proclamación de Jn 4,1-15.

-Cada miembro del grupo vuelve a leer personalmente el texto con la ayuda de las notas de la Biblia.

-Finalmente todos juntos tratamos de responder a las siguientes preguntas:

> Volvemos sobre nuestra vida

Hemos compartido nuestras insatisfacciones y cansancios, nuestra sed por vivir una vida más plena. Teniendo en el corazón lo que acabamos de comprender sobre lo que ofrece Jesús a esa mujer, vamos a seguir conversando a partir de las siguientes preguntas.

> Oramos

Podemos poner en el centro de la sala, junto a la Biblia abierta, un cántaro con agua y un cuenco con el que podamos beber después de nuestra participación. Si tenemos posibilidades, lo ideal es hacer esta oración alrededor del brocal de un pozo.

En este momento vamos a hablarle a Dios de nuestra sed y de la sed de los hombres y las mujeres que conocemos. Vamos a ponernos en una actitud que nos permita recibir ese agua viva que apagará para siempre nuestra sed.

-Para ello situémonos ante el pozo de Jacob y escuchemos una vez más el encuentro que tuvo lugar en Sicar (leemos de nuevo el pasaje de Jn 4,1-15).

-Oramos personalmente. Las palabras de la Samaritana a Jesús "Señor, dame de esa agua" pueden ayudarnos a expresar en forma de oración lo que la lectura y la meditación de este pasaje nos hayan sugerido.

-Cada uno expresa en voz alta su oración al Señor.

-Recitamos juntos el salmo 42: "Como busca la cierva corrientes de agua...".

-Podemos acabar cantando: "Yo soy el agua viva".

 

PARA PROFUNDIZAR

Los símbolos en el evangelio de Juan

La Biblia emplea muchas palabras que tienen un significado simbólico; se expresa con términos que no son neutros, sino que están cargados de un profundo significado religioso y teológico. El lenguaje simbólico es más amplio y sabroso de lo que sugieren en un primer momento las palabras con las que se expresa. Hay una gran riqueza en la simbología bíblica; en ella la relación personal es "conocer", pero no se conoce con el cerebro, sino con el corazón y las entrañas. Por eso se emplean tanto los símbolos, porque se dirigen a la razón y a la emoción, al espíritu y al .cuerpo. Se trata de un lenguaje expresivo que lleva un mensaje dirigido a la persona entera: a su inteligencia, a sus emociones, a su sentido de la belleza.

Al cuarto evangelista le gusta comunicarse por símbolos. Utiliza muchos a lo largo del sus escritos: agua, luz y tinieblas, vida, nacimiento, pan, camino, puerta, viña, palabra... Hoy nos fijaremos en tres de ellos:

Luz y tinieblas

Estas palabras las encontramos en todas las literaturas antiguas y en el hablar cotidiano. No es extraño que aparezcan en los evangelios cargadas de sentido simbólico. Luz es vida, felicidad, salvación, paz, bendición, presencia del Señor. En sentido negativo aparece la palabra tinieblas que representa todo lo contrario.

En el evangelio de Juan y en las cartas, la salvación que Jesús anuncia y ofrece a hombres y mujeres se describe a través del vocabulario de la luz y de la vida (Jn 1,4; 8,12; 1 Jn 1,5; 5,12). La oposición y el rechazo a la salvación se describen por el contrario a través del vocabulario de las tinieblas, de la mentira, de la oscuridad, de la ceguera, de la muerte y de la noche (Jn 3,19; 9,4; 13,30; 1 Jn 1,5-10; 3,14).

La luz se encarna en Jesús: "Yo soy la luz del mundo. El que me siga no caminará a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8,12). "Yo he venido al mundo como la luz, para que todo el que crea en mí no siga en tinieblas" (Jn 12,46). La adhesión a Jesús se presenta como la opción por la luz y la vida contra las tinieblas y la muerte: "aquel que actúa conforme a la verdad, se acerca a la luz, para que se vea que todo lo que Él hace está inspirado por Dios" (Jn 3,21).

Vida

La "vida" es un término favorito en el evangelio de Juan. Tanto es así que su evangelio puede ser llamado el evangelio de la vida (Jn 20,31). No significa para el cuarto evangelista la vida natural, pero se apoya en ella como símbolo de la otra vida, aquella que es don de Dios y está más allá del alcance humano, aquella que nos hace participar de la vida de Dios mismo, aquella que muchas veces llama vida eterna. Tener vida, o vida eterna, es participar de la vida misma de Dios. La vida que da Dios no puede ser destruida por la muerte (Jn 11,26). El que escucha a Jesús "tiene la vida eterna y no será condenado, sino que ha pasado de la muerte a la vida" (Jn 5,24). Jesús es la vida: "Yo soy la resurrección y la vida. El que crea en mí aunque haya muerto vivirá" (Jn 11,25) y sus palabras son espíritu y vida: "El Espíritu es quien da la vida" (Jn 6,63).

Agua

En la creación Dios separa las aguas de arriba de las de abajo (Gn 1,7). Las aguas superiores aparecen con frecuencia como benéficas para personas, animales y plantas. El agua que cae desde arriba en forma de lluvia o de rocío empapa y fecunda la tierra. Se trata de un don de Yavé que se recoge en manantiales y ríos como reservas para la fecundidad de la vida. En el desierto Dios provee milagrosamente a su pueblo, hecho que se recordará constantemente en la Biblia (Ex 7,5s; Dt 8,15; Sal 78,15s, etc).

Juan hace del agua el gran signo del Espíritu. Renacer del agua y del Espíritu permite entrar en el reino de Dios (Jn 3,5). En el diálogo con la Samaritana el agua simboliza el don de Dios que Jesús entrega a hombres y mujeres. El agua del Espíritu es agua viva que apaga la sed y se convierte en manantial interior que fecunda (Jn 4,14). Jesús es quien da el agua viva: "si alguien tiene sed, que venga a mí y beba. Como dice la Escritura, de lo más profundo de todo aquel que crea en mí brotarán ríos de agua viva" (Jn 7,37-38). En Jn 7,37-39 el agua se identifica con el Espíritu que brota de Jesús.

Hoy también el símbolo es un lenguaje muy rico y expresivo para cada uno de nosotros. El símbolo nos ayuda en nuestra expresión de la oración: hablamos de sed, de agua viva, pedimos a Dios que nos dé vida en abundancia, sentimos el terror de las tinieblas y buscamos por encima de todo abrirnos a la luz, a la luz de Dios.

 

PARA PREPARAR EL PRÓXIMO ENCUENTRO

Para la próxima reunión vamos a leer Jn 4,43-6,71, una sección marcada por los signos y los discursos de Jesús, y las dificultades con los judíos, que no acaban de aceptar al Hijo del hombre. Enseguida descubrimos cómo el tema de la Vida se expresa mediante multitud de palabras y gestos en el relato. Podemos leer la sección intentando responder a la pregunta:

¿Qué signos y palabras de Jesús nos hablan de la vida?