Rut.

 

Introduccion.

 

Canon.

El diminuto libro de Rut, llamado así por razón de su protagonista, figura en el canon judío entre los libros de la colección Ketubim, o hagiógrafos, y ocupa el segundo lugar entre los Megillot, o rollos, después del Cantar de los Cantares. Se leía el libro en la fiesta de Pentecostés, por hacerse mención en él de la siega de la cebada. En el canon alejandrino y en la Vulgata sigue inmediatamente al libro de los Jueces y sirve como de introducción a la historia de David. Las razones que motivaron su desplazamiento a este último lugar son: a) las palabras que encabezan el libro: "Al tiempo en que gobernaban los jueces," y b) la genealogía de David (4:22).

 

Texto.

Fue escrito en hebreo, muy afín al tipo clásico que se encuentra en los relatos del Pentateuco y en el libro de los Reyes Qouon). Contiene algunos neologismos y aramaísmos (1:13; 4:7; 1:20; 2:14). Los espíritus sensibles al argumento lingüístico tienden a admitir que el lenguaje de Rut es posterior al libro de Jeremías y Reyes. El griego de los LXX es una versión literal del hebreo, que contrasta con la traducción bastante libre y elegante de la Vulgata 1.

 

Autor y fecha de composición.

El libro no lleva nombre expreso de autor. En cuanto a la fecha de su composición, se dividen las opiniones. Algunos creen que fue escrito en la época de los primeros reyes2; en tiempo de David3; antes del exilio; durante el exilio4, y después del mismo5.

Existen indicios de carácter interno que confirman las sospechas de que el libro fue escrito después del exilio, probablemente hacia la primera mitad del siglo ν a. de C. En efecto, la mentalidad del autor acerca de la retribución es muy parecida a la del libro de Job. La legislación sobre el levirato contenida en Rut es más antigua que la del Deuteronomio, Código Sacerdotal (Núm 27:1-11; c.26) y Código de Santidad (Lev 18:16; 20:21). Existen concepciones muy antiguas en torno a la divinidad (1:15; 2:12). Los nombres propios presentan la mayoría de ellos un colorido arcaico.

La práctica de quitarse el zapato y dárselo a otro para convalidar el contrato es muy antigua, tanto que el autor se cree en la obligación de explicarla (4:7).

Aunque se rebaje la época de la composición del libro a los tiempos después del exilio, debemos, sin embargo, admitir que hechos que allí se refieren llevan el sello de una remota antigüedad con todas las garantías de responder a una realidad objetiva histórica. La historia de Rut se venía retransmitiendo de boca en boca desde muchos años como episodio edificante para inculcar la práctica de los deberes y obligaciones familiares. Es muy posible que tuviera lugar en tiempos de David. En 1 Sam 22:3 se dice que David encomendó al rey de Moab la tutela de sus padres, "y bajó a su padre y a su madre al rey de Moab, y allí con él habitaron mientras estuvo David en la fortaleza."

 

Enseñanza religiosa.

Dios, en sus inescrutables designios, permite grandes males para purificar en el crisol de la prueba a las almas. Dolorosa fue la tragedia de la familia de Elimelec, numerosas las desgracias familiares, pero Dios recompensó copiosamente la piedad y devoción de Noemí. El Dios de Israel no limita su protección a los israelitas que viven dentro de los límites de la tierra prometida, sino que acompaña a sus fieles servidores adondequiera que vayan, y toma bajo su protección a los extranjeros que se confían a El y se refugian bajo sus alas (2:12). En Dios no hay acepción de personas.

Aunque el libro de Rut sea uno de los más cortos del canon del Antiguo Testamento, se recomienda su lectura a todos por las lecciones religiosas y morales que encierra.

 

Dios prueba a la familia de Elimelec (1:1-5).

1Al tiempo en que gobernaban los jueces, hubo hambre en la tierra; y salió de Belén de Judá un hombre con su mujer y dos hijos, para habitar como extranjeros en los campos de Moab 2Llamábase el hombre Elimelec; la mujer, Noemí, y los dos hijos, Majalón el uno y Quelyón el otro, efrateos, de Belén de Judá. Llegaron a la tierra de Moab y habitaron allí. 3 Murió Eli-melec, marido de Noemí, y se quedó la mujer con los dos hijos, 4 que habían tomado mujeres moabitas, una de nombre Orfa y la otra Rut. Permanecieron allí por unos diez años, 5y murieron ambos, Majalón y Quelyón, quedándose la mujer sin hijos y sin marido.

 

"Al tiempo en que gobernaban los jueces" tuvo lugar la edificante historia, que un autor anónimo recogió de una tradición popular antigua. Había en Belén una familia compuesta del matrimonio .y dos hijos varones, que, acuciada por el hambre que siguió a una pertinaz sequía, vióse constreñida a emigrar a las altiplanicies de Moab, al otro lado del Jordán. Otras veces, idénticas causas provocaron el éxodo de la población, o bien hacia Egipto (Gen 12:10; c.42-46), Guerar (Gen c.26), Siria (1 Re 17:7-24) o a la tierra de los filisteos (2 Re 8:1). Los cuatro componentes de la familia eran efrateos, es decir, miembros del clan Efrata que se instaló en Belén (1 Sam 17:12; Miq 5:2; 2 Crón 2:51; 4:4). Al poco tiempo de vivir como extranjeros en los campos de Moab, murió el jefe de la familia, Elimelec. Después de su muerte, sus dos hijos, Majalón y Quelyón, tomaron por esposas a dos mujeres moabitas, Rut y Orfa respectivamente. Poco tiempo duró su vida matrimonial, por cuanto a los diez años de permanencia en Moab murieron ambos, quedándose Noemí sin hijos y sin marido. No reprueba el autor sagrado estos matrimonios con extranjeras ni tampoco insinúa que la muerte sobreviniera como castigo de este matrimonio.

 

Regreso a la tierra de Judá (1:6-14).

6Levantóse la mujer con sus dos nueras para dejar la tierra de Moab, pues había oído decir que había mirado Yahvé a su pueblo, dándole pan. 7Salió con las dos nueras del lugar donde estaba y emprendió el camino para volver a la tierra de Judá. 8Y dijo Noemí a sus dos nueras: "Andad, volveos cada una a la casa de vuestra madre, y que os haga Yahvé gracia, como la habéis hecho vosotras con los muertos y conmigo. 9Que os dé Yahvé hallar paz cada una en la casa de su marido." Y las besó. Alzando la voz, pusiéronse a llorar, 10y le decían: "No; nos iremos contigo a tu pueblo." n Noemí les dijo: "Volveos, hijas mías; ¿para qué habéis de venir conmigo? ¿Tengo, por ventura, todavía en mi seno hijos que puedan ser maridos vuestros? 12Volveos, hijas mías; andad. Soy ya demasiado vieja para volver a casarme. Y aunque me quedara todavía esperanza y esta misma noche estuviera casada y tuviera hijos, ¿ibais a esperar vosotras hasta que fueran grandes? 13 ¿Ibais por eso a dejar de volver a casaros? No, hijas mías; mi pena es más grande que la vuestra, porque pesa sobre mí la mano de Yahvé." 14Y, alzando la voz, se pusieron otra vez a llorar. Después Orfa besó a su suegra; pero Rut se abrazó a ella.

 

Un cúmulo de desgracias se habían abatido sobre Noemí. Había lido de Belén "con las manos llenas" y ahora veíase en el trance regresar a su patria "con las manos vacías" (1:21). Antes, aunque, poseída de bienes de fortuna, con un campo que no les daba ara vivir, tenía a su marido y a sus dos hijos; ahora carece de ambas cosas. Ella decide abandonar la tierra en que "el Omnipotente la ha afligido."(1:21) y regresar a Belén para olvidar penas. Además habían llegado a sus oídos rumores de que "Dios había mirado (con benevolencia) a su pueblo (Gen 21:1; Lc 1:68; 7:13), dándole pan. Allí, con sus compatriotas y parientes, le sería más fácil proveer a sus necesidades personales. Las dos nueras quedarían en libertad en casa de su madre para practicar su religión, contratar un segundo matrimonio y asegurar de este modo su porvenir. El texto hebraico dice: "En casa de su madre," porque entre los hebreos cada mujer tenía su propia tienda (Gen 24:67; 31:33; Jue 4:16), en las cuales habitaban con las hijas. Noemí había formado sus planes sin comunicar nada a sus nueras hasta el día de la marcha. Pero era tanta la afección que las nueras sentían por su suegra, que decidieron acompañarla, lo cual significaba que se expatriaban voluntariamente. Noemí trató de convencerlas para que se quedaran, extendiéndose en una serie larga de consideraciones. De ella nada podían esperar ya, aludiendo a las leyes del levirato (Deut 25:5-10); era, pues, mejor que se quedaran y que enderezaran la vida conforme a las leyes de sus connacionales. Orfa quedó convencida de su razonamiento; la besó y se volvió.

 

Piedad filial de Rut (1:15-18).

15Noemí le dijo: Mira, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a su dios; vuélvete tú corno ella." 16Rut le respondió: "No insistas en que te deje y me vaya lejos de ti; donde vayas tú, iré yo; donde mores tú, moraré yo; tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios; 17donde mueras tú, allí moriré y seré sepultada yo. Que Yahvé me castigue con dureza si algo, fuera de la muerte, me separa de ti." 18Viendo que Rut estaba decidida a seguirla, cesó Noemí en sus instancias.

 

El amor que profesaba Rut a su suegra pudo más en ella que las ventajas que podía esperar si regresaba a su pueblo. Noemí insiste, pero ella porfía en acompañarla. Mira, le dice, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a su dios. En estas palabras encontramos la idea antigua — que cada pueblo tenía sus dioses, que ejercían sobre el mismo poder absoluto. No solamente el pueblo bajo de Israel, sino todos los Que no estaban en contacto íntimo con los medios estrictamente monoteístas, admitían la existencia r eal de los dioses extranjeros. Sin duda, Yahvé era el Dios de los padres, más poderoso que todos los dioses juntos de los pueblos vecinos, que aun en tierra extranjera defendía a los suyos; pero se creía que los dioses extranjeros estaban en su derecho de ejercer un poder incontestable sobre sus propios territorios l. A esta creencia alude Jeremías (2:10). Rut, al acompañar a Noemí a su tierra, se obliga a trocar sus dioses por el Dios de Israel y a refugiarse bajo sus alas (2:12). Tu pueblo, dice a Noemí, será mi pueblo y tu Dios sera mi Dios (1:16; 2:12). Incorporándose a la familia de Noemí tiene derecho a ser sepultada en el sepulcro de los que desde ahora considera como sus padres (1:17). Rut rubrica con un juramento imprecatorio su incorporación a la familia de Noemí, con todos sus derechos y obligaciones: Que Yahvé me castigue con dureza si algo, fuera de la muerte, me separa de ti (1:17). Cf. 1 Sam 3:17; 14:44; 25:22; 2 Sam 3:9.

 

Entrada de Noemí y Rut (1:19-22).

19Juntas hicieron el camino hasta llegar a Belén; y cuando entraron, toda la ciudad se conmovió al verlas, y las mujeres se decían: "¿Es és¿a Noemí?" 20Y ella les contestaba: "No me llaméis más Noemí; llamadme Mará, porque el Omnipotente me ha llenado de amargura. 21Salí con las manos llenas, y Yahvé me ha hecho volver con las manos vacías. ¿Por qué, pues, habríais de llamarme más Noemí, una vez que Yahvé da testimonio contra mí y me ha añigido el Omnipotente?" 22Así se volvió Noemí con Rut la moabita, su nuera, y vino de la tierra de Moab, llegando de los campos de Moab a Belén cuando comenzaba la siega de las cebadas.

 

Al entrar Noemí en Belén fue reconocida inmediatamente por sus compatriotas. Diez años había demorado su ausencia. De pronto circuló la voz entre el elemento femenino de que Noemí había regresado acompañada de una joven moabita. Toda la ciudad se conmovió al verlas llegar solas, sin que las acompañara ningún hombre. Además, los años y los sufrimientos habían hecho mella en el físico de Noemí, tanto que las mismas mujeres se decían: ¿Es ésta Noemí? queriendo significar: ¿Cómo llega tan necesitada y pobre, envejecida y sin marido e hijos y con una mujer moabita por compañera? Por la narración siguiente se deduce que las betlemitas acosaron a Noemí con preguntas sobre las incidencias de su vida en Moab y que ella hizo un elogio de la conducta de Rut. La alusión a su nombre, Noemí (que significa mi graciosa), en aquellas circunstancias desagradables le llegaba al alma. Para que entre su nombre y su condición actual hubiera correspondencia, prefería que la llamaran Mará (amargada, la cenicienta). El Omnipotente (Sadday) la ha afligido. Reconoce Noemí que Dios la ha castigado, aunque no tiene conciencia de que haya pecado contra El. Pero, cuando Dios se ha comportado de esta manera, sus razones tendrá, pues es justo en su proceder. Noemí no se rebela contra la justicia divina.

Al final del capítulo se dice que las dos mujeres llegaron a Belén ndo comenzaba la siega de la cebada, es decir, hacia el mes de mayo. Esta aclaración no tiene otra finalidad que la de preparar la narración siguiente y acaso aludir a la rapidez con que se sucedieron los acontecimientos.

 

Rut espiga en los campos de Booz (2:1-7).

1Tenía Noemí un pariente por parte de su marido, Elimelec, hombre poderoso, de nombre Booz. 2 Dijo Rut a Noemí: "Si quieres, iré a espigar al campo donde me acojan benévolamente"; y Noemí le dijo: "Ve, hija mía." 3 Fue, pues, Rut, y se puso a espigar en un campo detrás de los segadores. Dióse precisamente el caso de que el campo era de Booz, el pariente de Noemí; 4y he aquí que vino éste de Belén para visitar a los segadores, a quienes dijo: "Yahvé sea con vosotros"; contestándole ellos: "Yahvé te bendiga." 5 Y preguntó Booz al criado suyo que estaba al frente de los segadores: "¿De quién es esa joven?"; 6 y él le contestó: "Es una joven moabita que se ha venido con Noemí de la tierra de Moab. 7Me dijo: Déjame espigar detrás de los segadores. Desde la mañana hasta ahora está aquí, y bien poco que ha descansado en la cabana."

 

En contra de lo que el texto masorético podría hacer sospechar, Booz no era solamente conocido de Elimelec, sino un pariente suyo (2 Re 10:11; Sal 31:12; 55:14). Con relación a Noemí, era pariente por alianza. Booz era affinis de Noemí y cognatus de Elimelec Qouon, l.c., 46). Era un hombre poderoso de Belén. Noemí y Rut eran pobres y viudas, tanto que tenían derecho de acogerse a la ley mosaica (Lev 19:9-10; 23:22; Deut 24:19-22) de ir a espigar en los campos al tiempo de la cosecha. Esta costumbre, amparada por una ley, restringíase en la práctica por la voluntad del propietario del campo. Casualmente, el campo adonde se dirigió Rut pertenecía a Booz. El autor sagrado créese obligado a hacer esta aclaración para indicar que la Providencia divina dispuso la marcha de los acontecimientos a su beneplácito, sin que hubiera por parte de Noemí un plan astutamente preconcebido.

Mientras Rut estaba ocupada en espigar llegó Booz a su heredad y, después de saludar a sus criados, preguntó por la parentela de aquella joven espigadora. Probablemente había muchos otros pobres espigando en el campo, a los cuales Booz conocía; pero ignoraba la condición familiar de aquella joven. El que estaba al frente de los segadores le aclaró que era la (con artículo, según el texto griego) joven moabita. Toda la ciudad había comentado el caso de las dos mujeres; todos las conocían; pero, en concreto, la joven moabita acaparaba la atención de las gentes. El capataz pondera a Booz la tenacidad de Rut en el trabajo: Está ahí, le dice, desde la mañana hasta el presente, sin darse reposo alguno. Todo el v.7 presenta algunas dificultades tanto en el texto hebreo como en las versiones. La lección que hemos adoptado parece la más conforme (Vincent, Jouon).

 

Deferencia de Booz hacia Rut (2:8-17).

8 Dijo Booz a Rut: "¿Oyes, hija mía? No vayas a otros campos a espigar ni te apartes de aquí. 9 Únete a mis criados y vete con ellos al campo donde se siegue. Ya diré a mis criados que nadie te toque; y si tienes sed, te vas al hato y bebes de lo que beban los criados."10 Postróse Rut rostro en tierra, y dijo: "¿De dónde a mí haber hallado gracia a tus ojos y serte conocida yo, una mujer extraña?" 11 El le contestó: "Sé lo que has hecho por tu suegra después de muerto su marido, y que has dejado a tus parientes y la tierra en que naciste para venir con ella a un pueblo para ti desconocido. 12 Que Yahvé te pague lo que has hecho y recibas cumplida recompensa de Yahvé, Dios de Israel, a quien te has confiado y bajo cuyas alas te has refugiado." 13 Ella le dijo: "Que halle yo gracia a tus ojos, mi señor, que me has consolado y has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy yo ni como una de tus criadas." 14 A la hora de comer, dijo Booz a Rut: "Acércate acá, come y moja tu pan en el vinagre." Ella se sentó al lado de los segadores, y él le dio una porción de trigo tostado, de que comió ella hasta saciarse, y le sobró; y guardando lo que le había sobrado, 15 se levantó para seguir espigando. Booz mandó a sus criados, diciéndoles: "Dejadla espigar también entre los haces, sin reñirle, 16y sacad vosotros mismos algunas espigas de las gavillas y tiradlas para que ella las recoja, sin decirle nada." 17Estuvo espigando Rut en el campo hasta por la tarde; y después de batir lo que había espigado, había como un "efá" de cebada.

 

Estaba Booz al corriente de las historias que se rumoreaban entre el pueblo en torno a las dos mujeres advenedizas. Gran señalación había causado la conducta de Rut — referida, sin duda, por Noemí — para con su suegra. Booz era el primero en reconocer lo heroico de su conducta y trata ahora de recompensarla. En adelante no será una espigadora como las otras. Ella podrá tomar la refección con los segadores, juntarse con las sirvientas de Booz y apagar su sed bebiendo de lo que beban los criados. Booz mismo, presente a la hora de comer, le alargó buena ración de pan tostado, de que comió hasta saciarse, y le sobró. Le autorizó a espigar entre los haces, lo que estaba terminantemente prohibido a los otros espigadores. Su deferencia hacia ella llegó hasta mandar a los criados que, al tener entre sus manos el puñado de espigas, dejaran caer adrede algunas al suelo para que las recogiera Rut. Al llegar al atardecer, y después de batir lo que había espigado, halló que había recogido cerca de 36 litros de cebada (un efá).

 

Coloquio entre Noemí y Rut (2:18-23).

18 Lo tomo y se volvió a la ciudad y mostró a su suegra lo que había espigado. Sacó también lo que había guardado, lo que después de comer le sobrara, y se lo dio. 19Su suegra le dijo: "¿Dónde has espigado hoy y dónde has trabajado? Bendito sea el que se ha interesado por ti." Rut dio a conocer a su suegra dónde había trabajado, diciendo: "El nombre del hombre en cuyo campo he trabajado es Booz"; 20y dijo Noemí a su nuera: "Bendito él de Yahvé, que la gracia que hizo a los vivos se la ha hecho también a los muertos"; y añadió Noemí: "Es pariente cercano nuestro ese hombre, es de los que tienen sobre nosotros el derecho del levirato"; 21Rut añadió: "También me ha dicho: Sigue con mis gentes hasta que se sieguen todas mis cosechas." 22Y Noemí dijo a Rut, su nuera: "Mejor es, hija mía, que vayas con sus criados, no te vayan a tratar mal en otro campo." 23Siguió, pues, Rut espigando con los criados de Booz hasta el fin de la siega de las cebadas y de los trigos y habitando con su suegra.

 

Rut muestra a su suegra la cantidad recogida y le entrega lo sobrante de la comida. Dada la abundancia de cebada recogida, Noemí barrunta que algo extraordinario ha sucedido. Al decirle que estuvo en el campo de Booz y al referirle las atenciones que tuvo para con ella, Noemí cae en la cuenta de que aquel hombre era pariente carnal de Elimelec y de que tenía, por consiguiente, el derecho de levirato sobre ellas. El goel está obligado por la ley de solidaridad del clan a respetar al pariente que ha caído en la esclavitud (Lev 25:47-48), a comprar el campo o herencia que fue alienado (Lev 25:25-28), a vengar la sangre (Núm 35:19; Jue 8:18-21), a casarse con la viuda de su hermano para asegurar su posteridad (Deut 25:5-10). En el caso presente, Booz, como goel más próximo, según creía Noemí, venía obligado a comprar el campo de Elimelec (4:4) y casarse con Rut (3:9-13; 4:6). Siguiendo la invitación de Booz, y conforme al consejo de su suegra, Rut siguió espigando en los campos de Booz hasta el fin de la siega del trigo, que empieza dos o tres semanas después de la siega de la cebada.

 

Noemí Aconseja a Rut (3:1-5).

1 Dijo Noemí, la suegra de Rut, a ésta: "Hija mía, voy a procurarte una posición para que seas feliz. 2 Booz, con cuyos criados has estado, es pariente nuestro, y esta noche va hacer en su era la limpia de la cebada. 3Lávate, úngete, vístete y baja a la era. Procura que no te vea hasta que no haya acabado de comer y beber; 4y cuando vaya a acostarse, mira bien dónde se acuesta, y entra después y, levantando la cubierta de sus pies, te acuestas a ellos. El mismo te dirá qué es lo que has de hacer." 5Ella le respondió: "Haré cuanto tú me mandes."

 

La situación en que se encontraba Rut preocupaba a Noemí, la cual quería darle aquella paz que le deseaba de parte de Yahvé (v.8.19) "en la casa de su marido," y a este efecto le expone el plan que ella ha meditado y que le ha sugerido su parentesco con Booz. Sabe que Booz "esta noche va a hacer en su era la limpia de la cebada." Para esta operación se aprovechaba la brisa del mar, que sopla hacia media tarde en los montes de Judá.

El término noche debe entenderse, como en otros pasajes (Jos 2.2), Por tarde, hacia el crepúsculo. Terminada la operación de la limpieza, entrada ya la noche, Booz cenaría en el campo y se entregaría al descanso junto a uno de los montones de grano, gozando del fresco de una noche de junio. Booz pernoctaba en el campo, o bien por razón de comodidad o para proteger la cosecha de los posibles ladrones. Rut irá a juntarse a él en la era y recordarle su derecho de levirato. Por respeto a tan gran señor (2:13) debe lavarse, ungir su cuerpo con aceite aromatizado (Jdt 10:3), signo de buena reputación (Cant 1:3; Eccl. 7:1), y cubrir su cuerpo con un gran manto (simlah), posiblemente lujoso (mitppahat, ν.16), para ocultar ante las gentes su personalidad. Se acercó Rut calladamente y, levantando la porción del manto que cubría los pies de Booz, se acostó junto a ellos. Nada de indecoroso hay en esta acción, que a los ojos de Noemí es el único medio para obligar a Booz a que cumpla con el deber que le impone la ley del levirato. La acción de Rut equivalía a pedir a Booz que la tomara por esposa.

 

En la era de Booz (3:6-15).

6Bajó, pues, a la era e hizo todo cuanto le había mandado su suegra. 7Booz comió y bebió y se alegró su corazón. Fue a acostarse al extremo de la hacina, y Rut se acercó calladamente, descubrió sus pies y se acostó. 8 A media noche tuvo el hombre un sobresalto, e incorporándose, vio que a sus pies estaba acostada una mujer, 9y preguntó: "¿Quién eres tú?" Ella respondió: "Soy Rut, tu sierva; extiende tu manto sobre tu sierva, pues tienes sobre ella el derecho del levirato." 10El dijo: "Bendita de Yahvé seas, hija mía; tu proceder ha sido a lo último mejor todavía que al principio, pues no has buscado ningún joven, pobre o rico, u No temas, hija mía; yo haré por ti cuanto me digas, pues sabe muy bien todo el pueblo que habita dentro de las puertas de mi ciudad que eres una mujer virtuosa. 12 Yo tengo, en verdad, el derecho del levirato, pero hay otro que es pariente más próximo que yo. 13Pasa ahí la noche, y mañana, si él quiere hacer uso de su derecho, que lo haga, y si no quiere hacerlo, yo lo haré, vive Yahvé. Acuéstate hasta la mañana." 14Quedóse ella acostada a sus pies hasta la mañana, levantándose antes de que los hombres puedan reconocerse unos a otros. El mandó: "Que no se sepa que esta mujer ha venido a la era." 15 Y añadió: "Coge el manto que te cubre y sosténlo. "Sostúvolo ella, y le echó él seis medidas de cebada, que le cargó, y ella entró en la ciudad.

 

El plan de Noemí cumplióse en todos sus pormenores. A media noche, a consecuencia del frío o por una providencia divina, tuvo Booz un sobresalto, e incorporándose, vio que a sus pies estaba acostada una mujer, que no podía identificar por la oscuridad. A la pregunta: ¿Quién eres tú? Rut dióse a conocer y le pidió que, conforme a la ley del levirato, la tomara por esposa. Booz no reprocha a Rut su comportamiento; al contrario, la bendice por su conducta hacia su suegra (2:11) y por el deseo legítimo y justo de querer asegurar una descendencia legal a Elimelec, prefiriendo casarse con un viejo que buscar a un joven, pobre o rico. Booz, no tiene inconveniente alguno en casarse con Rut, pero existe un goel más próximo que él y, por consiguiente, con más derecho sobre ella. Booz prometa activar cuanto antes la cuestión del levirato, obligando al pariente más próximo a que ejerza su derecho, o, en caso de negarse, hacer él uso del mismo. Booz dictó a Rut las precauciones que debía tomar para asegurar su buena reputación, enviándola a su casa después de haber depositado en la extremidad del manto de Rut seis medidas (homer, un poco más de tres litros) de cebada.

 

Rut regresa a su casa (3:16-18).

16Cuando llegó Rut a casa de su suegra, le preguntó ésta: "¿Qué has hecho, hija mía?" Ella le contó lo que el hombre había hecho por ella, 17y añadió: "Me ha dado, además, estas seis medidas de cebada, diciéndome: "No vuelvas a casa de tu suegra con las manos vacías." 18Noemí le dijo: "Estáte tranquila, hija mía, hasta ver cómo acaba la cosa, pues ese hombre no descansará hasta terminar hoy mismo este asunto."

 

Noemí muestra impaciencia por conocer el desenlace de las gestiones de Rut. Al llegar le pregunta: ¿Qué has hecho, hija mía? (Sobre el sentido del interrogatorio hebraico en este lugar, véase Jouon, Lc., 78.) Acaso la pregunta de Noemí tenga el sentido de: ¿Cuál es tu condición actual? ¿Eres ya esposa de Booz o sigues siendo, como antes, mi nuera viuda? (Tamisier). No cabe duda que, si no hubiera existido un goel más próximo, Booz la hubiera desposado aquella misma noche, por concederle aquel derecho la legislación hebraica. Los deseos de Noemí no se realizaron tal como ella había soñado por ignorar la existencia del pariente más próximo.

 

El pariente más próximo renuncia a sus derechos (4:1-7).

1 Booz subió a la puerta de la ciudad y se sentó allí. Vio pasar al pariente mencionado y le dijo: "Detente y siéntate aquí, fulano." Detúvose el hombre y se sentó. 2Llamó Booz a diez de los ancianos de la ciudad y dijo: "Sentaos aquí." Una vez sentados, 3dijo al pariente próximo: "Noemí, que ha vuelto de la tierra de Moab, vende la porción de campo que fue de nuestro hermano Elimelec. 4 He querido darte cuenta de ello para decirte: Cómprala si quieres, en presencia de los ancianos de la ciudad que están aquí sentados. Si quieres usar de tu derecho de levirato, usa; y si no quieres, manifiéstalo para que yo lo sepa, pues no hay nadie que antes que tú tenga ese derecho; después de ti vengo yo." Él respondió: "La compraré." 5Booz le dijo: "Al comprar a Noemí el campo, tendrás que recibir a Rut la moabita por mujer, como mujer del difunto, para hacer vivir el nombre del difunto en su heredad." 6 El otro respondió: "Así no puedo comprarlo, por temor de perjudicar a mis herederos. Cómpralo tú, pues yo no puedo hacerlo." 7Había en Israel la costumbre, en caso de compra o de cambio, para convalidar el contrato, de quitarse el uno un zapato y dárselo al otro" Esto servía de prueba en Israel.

 

Al poco tiempo de partir Rut para su casa, Booz se fue a Belén para activar el asunto de su matrimonio. Era muy posible que alguno de los criados o cualquier otra persona de Belén hubiese visto a Rut en el campo de Booz en las horas intempestivas de la noche y hubiera dado ocasión a las habladurías del pueblo. Con ello se menoscababa la virtud de Rut y la buena reputación de Booz. Llegado Booz a Belén, dirigióse a la puerta de la ciudad y se sentó allí, esperando a que saliera el pariente más próximo de Elimelec. En Israel, los negocios públicos y privados se ventilaban en la puerta de la ciudad, lugar por donde tenían que salir o entrar todos los ciudadanos. En Deut 25:7 se dice que la cuestión del levirato debía resolverse en público, en la puerta de la ciudad, en presencia de los ancianos o notables de la misma. Diez fueron los llamados por Booz para que fueran testigos del contrato que iba a formularse entre los dos parientes más próximos. El autor no ha conseguido el nombre del otro pariente, probablemente porque lo ignoraba. Este detalle, como hemos anotado en la introducción, es una prueba de la honorabilidad del autor sagrado.

Ante los diez testigos y el pueblo que se había reunido, Booz planteó al goel más próximo la cuestión de esta manera: Si él quiere hacer valer el derecho que le concede la ley del levirato, debe obligarse a dos cosas: i) comprar la porción del campo que fue de su pariente (hermano, dice el texto masorético) Elimelec, que Noemí pone en venta, y 2) tomar a Rut por esposa, como mujer del difunto, para hacer vivir el nombre del difunto en su heredad. No puede acogerse a un derecho y renunciar al otro. Los dos son inseparables.

Según Núm 27:8-11: "Si uno muere sin dejar hijos, haréis pasar la heredad a su hija; y si no hay tampoco hija, pasará a sus hermanos la heredad. Si no hay hermanos, daréis la heredad a los hermanos de su padre; y si no hay hermanos de su padre, pasaréis la heredad al más próximo pariente de la familia; de éste será." La herencia, como se ve, no se retransmitía a las viudas. Únicamente tenían sobre la misma el derecho de usufructo mientras vivieran, pasando a su muerte automáticamente al pariente más cercano. Esta fue la situación de Noemí. No podía ella enajenar una herencia que no le pertenecía; únicamente, en caso de necesidad, podía ceder el usufructo por un tiempo determinado, "Si tu hermano empobreciere y vendiere algo de su propiedad, vendrá el que tenga derecho, el pariente más próximo, y rescatará lo vendido por su hermano" (Lev 22:25). Noemí quiere vender el campo, en el sentido que hemos indicado arriba, y el pariente más próximo tiene la obligación de impedir que lo compren personas extrañas a la familia o clan. Sin embargo, no puede contentarse con abonar cierta cantidad y hacerse con el campo, sino que está obligado también, como primer goel de Majalón, difunto el marido de Rut, a tomar esta por esposa "para hacer vivir el nombre del difunto en su heredad." Si de este matrimonio naciere un niño, pasará a él la pro-ledad, por considerarse legalmente hijo de Elimelec, hijo de Malón En este caso, el goel se quedaría únicamente con Rut como posa, pero sin el campo. En estas condiciones no ve el goel más proximo mucho provecho en reclamar sus derechos, y renuncia a ellos en favor a Booz. En el v.5 se considera a Rut como si fuera la esposa de Elimelec, jefe de familia, no teniéndose en cuenta a Majalón, que sólo es un intermediario l.

 

El derecho de levirato pasa a Booz (4:8-12).

8 El pariente próximo había dicho a Booz: "Cómpralo tú por tu cuenta." Y se quitó el zapato. 9 Booz dijo a los ancianos y a todos los presentes: "Testigos sois hoy de que yo compro a Noemí cuanto perteneció a Elimelec, a Quelyón y a Majalón, 10 y que tomo al mismo tiempo por mujer a Rut la moabita, mujer de Majalón, para que no se borre de entre sus hermanos y de la puerta de la ciudad el nombre del difunto. Testigos sois de ello." n Respondió todo el pueblo que estaba en la puerta y los ancianos: "Somos testigos. Haga Yahvé que la mujer que entra en tu casa sea como Lía y Raquel, que edificaron la casa de Israel. Que por ella seas poderoso en Efrata y tengas renombre en Belén. 12 Que sea tu casa como la casa de Fares, el que Tamar dio a Judá, por^i descendencia que de esa joven te dé Yahvé."

 

El goel más próximo cede todos sus derechos y obligaciones a Booz. Como prueba de esta transmisión o cesión de derechos y deberes, aquél se quitó el zapato y se lo dio a Booz. En Deut 25:9-10 se dice que, "si el hermano se negara a tomar por mujer á su cuñada viuda, y porfiare en ello, la cuñada se acercará a él en presencia de los ancianos, le quitará del pie un zapato y le escupirá en la cara., y su casa será llamada en Israel la casa del descalzado." En el caso de Rut no hubo necesidad de esto último, por cuanto de una manera u otra se solventaba su situación. Booz muestra interés en ejercer él personalmente el derecho de levirato, y en cierta manera fuerza al goel más cercano a que le ceda sus derechos.

Los nobles llamados para ser testigos de esta cesión de derechos y el pueblo que se había congregado allí hacen votos por la prosperidad del nuevo matrimonio. Desean que Rut sea como Raquel y Lía, las cuales, personalmente y por mediación de sus sirvientas Bala y Zelfa, edificaron la casa de Israel (Gen 35:23-26). Evocan el recuerdo de Tamar, la cual, por su unión levirática con Judá (Gen c.38), dio a su difunto marido Er dos mellizos, Zaray y Fares, antepasados de Booz (1 Crón 2:5; 9-10) y de los efrateos (1 Crón 2:5; 9; 19; 50).

 

Matrimonio de Booz y nacimiento de Obed (4:13-22).

13 Tomó Booz a Rut y la recibió por mujer, y entró a ella, y Yahvé le concedió concebir y parir un hijo. 14Las mujeres decían a Noemí: "Bendito Yahvé, que no ha consentido que te faltase hoy un redentor. Que su nombre sea celebrado en Israel. 15Que sea el consuelo de tu alma y el sostén de tu vejez, pues te lo ha dado tu nuera, que tanto te quiere, y es para ti mejor que siete hijos." 16Noemí tomó al niño, se lo puso al seno y fue su madrina. 17Las vecinas le dieron nombre al decir: "A Noemí le ha nacido un hijo," y le llamaron Obed. Este fue padre de Isaí, padre de David." 18He aquí la posteridad de Fares: Fares engendró a Esrom; 19Esrom engendró a Aram; Aram engendró a Aminadab; 20Aminadab engendró a Naa-són; Naasón engendró a Salmón, 21 Salmón engendró a Booz; Booz engendró a Obed; 22Obed engendró a Isaí, e Isaí engendró a David.

 

Dios hizo que Rut concibiera y diera a luz un hijo. La fecundidad o esterilidad de las mujeres está en manos de Dios (Gen 29:31; 30:2, etc.). Las mujeres felicitan a Noemí con motivo de este nacimiento y alaban la piedad filial de Rut. Aunque esta última sea la madre natural del niño, Noemí es su madre legal, lo que deja entender el texto al decir: "Tomó (Noemí) el niño, se lo puso al seno y fue su madrina." Las vecinas comprendían bien esta maternidad legal de Noemí al exclamar: "A Noemí le ha nacido un hijo." Por lo mismo, el gesto de Noemí para con el hijo de su nuera no quiere significar que ella lo adopte. Ni tiene por qué hacerlo, por cuanto el niño, en cierta manera, es suyo. El texto del v.17 es incoherente en hebreo: "Y las vecinas le dieron un nombre, diciendo: A Noemí le ha nacido un hijo, y le pusieron por nombre Obed." La lección original parece ser: "Y las vecinas dijeron: "¡A Noemí le ha nacido un hijo!" y ella (Noemí) le puso por nombre Obed" Qouon, Vincent).

Una vez nacido el niño, Rut y Booz desaparecen totalmente de la narración. La causa de ello radica en que el autor sagrado quiere resaltar la maternidad legal de Noemí, esposa de Elimelec. Obed (el siervo, se sobrentiende, de Yahvé) engendró a Isaí, que engendró a David. La última frase: Isaí engendró a David, indica la razón o una de las razones de la narración: el interés que concede el autor al gran rey David Qouon, Lc., 95).

Es muy probable que, originariamente, el libro de Rut terminara en el v.17, con la mención del rey David, y que los v. 18-22 se añadieran posteriormente a base de los datos consignados en 1 Crón 2:5-25. Saber ceñirse es un arte, y el narrador de esta historia, que es un artista, ha terminado hábilmente su relato con la genealogía breve de Obed a David. El narrador insiste sobre el punto de vista según el cual el niño (Obed) es hijo de Elimelec (4:5; 10:14) y de Noemí (v.14-17). Según Tamisier, el glosador no incurre en ningún contrasentido, ni su genealogía se opone a la del v.17.

El primogénito del matrimonio Booz-Rut es al mismo E hijo legal de Majalón y real de Booz, heredero de uno y En Obed se une la línea de Majalón y la de Booz, proveniente, en definitiva, los dos de Judá y Fares y terminando en David.

Todos los nombres que figuran en esta genealogía ampliada reaparecen, aunque con algunas pequeñas diferencias, en las genealogías Joaías del Mesías que nos han dejado los evangelistas San Mateo (1:5) y San Lucas (3:31). El nombre de Rut se menciona en la genealogia de San Mateo. Aunque extranjera, merece figurar entre antepasados del Mesías, que era "luz para la iluminación de los gentiles" (Lc 2:32), por su fe en Dios, su devoción hacia Noemí y por su piedad filial.

 

1 A. Rahlfs, Das Buch Ruth Griechisch Ais Probé Einer Kritischen Handausgabe Der Sep-Tuaginta (Stuttgart 1922).

2 Fillión, Dict. De La Bible Col. 1275.

3 De Hummelauer, Rut: "Gursus Scripturae Sacrae" (París 1888) 359.

4 M. David: "Vivre Et Penser," 2 (1942) 159.

5 Jouon, A. Vlncent, Tamisier, Etc.

1 A. Vincent, La religión des judéo-araméens d'Eléphantine (París 530).

1 Η. Η. Rowley, The Marriage of Ruth: "The Harvard theological Review," 40 (1947) 7-99; th. G. Vriezen, Two oíd Cruces: Rut 4:5; Oudtestamentische Studien," 5 (1940) 80-88.