Ηabacuc.


Introduccion. 1. El Invasor Caldeo. 2. Respuesta de Dios. 3. Plegaria y canto triunfal del Profeta.
 

 

Introducción.

 

Personalidad del profeta y época de su ministerio.

Habacuc (en hebreo Jabaquq: "Abrazo"?) l es calificado expresamente con el título de profeta, lo que parece indicar que pertenecía al grupo de profetas o nabis, que se dedicaban a fomentar la vida religiosa en el pueblo, aunque puede ser simplemente una calificación del compilador en razón de sus oráculos. Tampoco de Habacuc se hace ninguna referencia patronímica ni geográfica. Por lo que se dice en 3:16, parece deducirse que habitaba en Jerusalén. En Dan 14:32-38 se habla de un profeta llamado Habacuc, que fue llevado milagrosamente por un ángel a Babilonia para alimentar a Daniel, que estaba en el foso de los leones. Pero no hay ninguna razón para identificarlos 2. Algunos autores han supuesto que Habacuc pertenecía a la clase sacerdotal o levítica, porque en 3:19 encontramos alusiones salmódico-litúrgicas.

No concuerdan los autores respecto a la determinación histórica de la predicación de Habacuc. La opinión tradicional es la que supone que el profeta ejerció su ministerio en los días de Jeremías, cuando Babilonia se formaba como imperio y no era todavía amenaza para Judá, es decir, en el último cuarto del siglo VII a.C. 3 De hecho, en 1:6 el profeta habla de los caldeos como del instrumento de la justicia divina sobre la tierra. Pero algunos autores han supuesto que el profeta más bien aludiría al castigo de Asiría a manos de los caldeos, instrumento de la justicia divina para humillarlos 4.

Algunos han cambiado el nombre de caldeos (en heb. Kasdim) en griegos (en heb. Kittim, o de Creta) e insisten en ciertos detalles que parecen explicarse mejor en la invasión de Alejandro Magno. Así se alude al empleo de la caballería 5, a la rapidez de su invasión 6, a la conquista de Tiro por medio de un terraplén. Estos autores, pues, suponen que el libro ha sido compuesto en los años de la invasión del gran macedonio, entre la batalla de Iso y la de Arbela, hacia el 331 a.C.

 

Contenido y estructura del libro.

La idea fundamental del libro es la exaltación de la justicia divina, que castiga inexorablemente los pecados y retribuye a los que permanecen fieles a Dios en las calamidades. El libro tiene dos partes:

 

1. Anuncio del castigo: 1:1-2:20.

Quejas del profeta por los pecados del pueblo: 1:2-4.

El castigo merecido infligido por mediación de los caldeos: 1:5-11.

Disputa del profeta con Yahvé: 1:12-2:1.

Respuesta de Yahvé: "El justo vive en su fe": 2:2-5.

Cinco "ayes" contra los caldeos: 2:6-20.

 

2. Cántico y oración: 3:1-19.

Invocación del juicio divino contra Babilonia: 3:1-2.

Descripción del juicio: 3:2.

Confianza del profeta en Dios Salvador: 3:16-19 8.

 

En la primera parte, el profeta protesta por el triunfo de la injusticia, pues el impío aplasta al justo. Yahvé contesta que no tardará en llegar el castigo al pecador, particularmente al enemigo invasor. Después el profeta se calma y entona un canto de alabanza por la realización del castigo merecido.

 

Autenticidad.

No pocos autores suponen que el c.3 es una adición posterior de tipo litúrgico. Es la descripción bellísima de una teofanía de Yahvé, que viene del desierto como un turbión a castigar a los enemigos. Sin embargo, bien podemos suponer que, aunque sea de Habacuc, ha sido retocada para el uso litúrgico en el templo; de ahí las indicaciones musicales 9. El estilo es vigoroso y aplastante, en consonancia con el estilo heroico de los dos primeros capítulos. Las imágenes son sumamente atrevidas; las frases, nerviosas y entrecortadas, utilizando el autor la geografía, la naturaleza y las tradiciones históricas para expresar la gran teofanía de Yahvé-Juez sobre los pueblos.

 

Texto y canonicidad.

El TM está en estado bastante deficiente, con trasposiciones y algunas glosas. Recientemente se ha descubierto un nuevo texto hebraico en el desierto de Judá, que es un buen auxiliar de la crítica textual de Habacuc. La versión de los LXX difiere algunas veces del TM, y sirve para esclarecer pasajes oscuros.

Respecto de la canonicidad, no ha habido dificultad en ser recibido en el catálogo judaico y cristiano. Habacuc aparece citado en Act 13:49 (Hab 1:5), en Rom 1:17 (Hab 2:2) y en Gal 3:11 (Hab 2:4). Y muchos Santos Padres han considerado al cántico de Habacuc como mesiánico, en sentido literal o típico10.

 

1 La grafía en las transcripciones griegas varía mucho: Amakum, Abbafeum, Ambakuk. Supuestas estas transcripciones, algunos autores relacionan el nombre de Habbaquq con el hambaququ asirio, nombre de una planta. — 2 Lo identifica, entre otros, san jerónimo, Comm. m Hab. pról.: PL 25:1274. — 3 Es la opinión de Vigouroux, Tobac, Goetsberger, Hoonacker, etc. — 4 Así Budde. — 5 1:8; 3:15. — 6 Hab i,6.8.11. — 7 Hab 1:10. — 8 Cf. Hopfl-Miller-Metzinger, O.C., P-553- — 9 Estas son las palabras misteriosas Selah y Lmnaseaj, que aparecen reiteradamente en los Salmos. — 10 Así Eusebio, Dem. Evang. 6:15: PG 22:441-448; San Cipriano, Test. adv. lud. 2:21: PL 4:7i5 (744); San Jerónimo, Comm. in Hab 3: PL 25:1307-1338 (1339-1402); San Agustín, De civ. Dei 18:32: PL 41:588-591.

 

 

1. El invasor caldeo.

 

La justicia, conculcada por doquier (1-4).

1 Oráculo que vio Habacuc profeta: 2 ¿Hasta cuándo, ¡oh Yahvé! suplicaré sin que me oigas; clamaré a ti: ¡Violencia! sin que envíes tu salvación? 3 ¿Por qué me haces ver la iniquidad, y soportas la vista de la aflicción,y la opresión y la violencia se hallan ante mí, y surgen la querella y la discordia?4 Por eso se embota la ley, y el derecho no resplandece, pues el impío asedia al justo;por ello el derecho se tuerce.

 

El oráculo de Habacuc tiene un sentido punitivo y amenazador; de ahí su nombre específico de masa , que ya hemos visto en las profecías de Nahum. Antes de anunciar el castigo, el profeta reacciona contra las injusticias reinantes en la sociedad. Llevado de su sentido de justicia, protesta ante Yahvé porque permite tanta iniquidad, contraria a sus atributos divinos. Se discute sobre el sentido de estas protestas del profeta, pues unos autores creen que Habacuc no hace sino hacerse eco de la situación injusta de la sociedad judía de su tiempo, con sus extorsiones y opresiones, como lo habían hecho otros profetas.

Otros exegetas, en cambio, creen que Habacuc protesta por la opresión de Judá por los extranjeros: han pasado los asir los, después los egipcios (el piadoso rey Josías murió en la batalla de Megiddo en 609, contra Necao II de Egipto, el cual depuso al candidato rey, Joacaz, escogido por los judíos), y, por fin, ve como inminente la invasión caldea dirigida por el implacable Nabucodonosor. Nosotros nos inclinamos por la primera interpretación, y creemos que el profeta anuncia la invasión babilónica como castigo por el injusto estado social en que se debatía la sociedad contemporánea, como vemos por el mismo Jeremías, su coetáneo.

 

Anuncio de la invasión caldea (5-11).

5 Mirad a las naciones y ved, y quedaréis sobrecogidos y estupefactos, pues está para cumplirse en vuestros días una obra que, si os la contaran, no la creeríais. 6 Pues he aquí que voy a suscitar a los caldeos, pueblo feroz y arrebatado, que marchará por las anchuras de la tierra para conquistar moradas ajenas. 7 Es espantoso y terrible; su derecho y su elación sólo de él emanan. 8 Sus caballos son más ligeros que el tigre, más voraces que lobos nocturnos. Sus jinetes avanzan con insolencia, sus caballos vienen de lejos, volando como el águila que se precipita para devorar. 9 Todos llegan para entregarse a la violencia. Sus rostros ardientes son (como viento) solano y amontonan cautivos como arena. 10 Se burla de los reyes, se mofa de los príncipes, se ríe de todas las plazas fuertes; alza un terraplén y las toma; 11 luego el huracán muda de dirección y pasa. Es un criminal que hace de la fuerza su dios 2.

 

El profeta presenta a Yahvé describiendo al terrible invasor. El fragmento es sobrecogedor y vigoroso por la expresión. Los caldeos, suscitados por Yahvé — como instrumentos de su justicia — , pasan como un huracán, que todo lo arrebata. Los caldeos, o Kashdim de la literatura cuneiforme, eran tribus montañeras del sudeste de Mesopotamia, que habían luchado contra los asirios en tiempos de Senaquerib por su independencia. Obligados a retirarse a las montañas que bordean la Media, se aliaron con los habitantes de esta región, y así estuvieron esperando el momento en que Asiría se mostrara más débil militarmente. Al morir Asurbanipal (625 a.C.), se lanzaron, capitaneados por Nabopolasar y Ciaxares, sobre Nínive, que sucumbió en 612 a.C., lo que supone la liquidación del imperio asirio. Nabucodonosor, hijo de Nabopolasar, sucedió a éste en 605 a.C. y dirigió las incursiones militares sobre Palestina, resultando tan brutales como las de los conquistadores asirios anteriores.

La descripción del profeta es semejante a la de sus contemporáneos Jeremías 3 y Sofonías4. La caballería avanza con estrépito, sin que nadie pueda detenerla, y el ejército invasor, con sus rostros ardientes por el ansia de pillaje, es como el viento solano o jamshim, que trae la desolación y la muerte, anegándolo todo en un mar de arena (v.8). Nadie puede detener la marcha, y los reyes y fortalezas caen ante la mejor organización militar del terrible invasor. Es el eterno conquistador, que cree que la ley es la fuerza: es un criminal que hace de la fuerza su dios (v.11). El juicio del profeta no puede ser más severo. Aunque el invasor sea suscitado por Yahvé para castigar la injusticia de Judá, sin embargo, sus procedimientos de violencia tendrán también un día su castigo.

 

Protesta del profeta por la crueldad del invasor (12.-17)

12 ¿No eres tú desde antiguo Yahvé, mi Dios, mi Santo, tú que no puedes morir?5 Tú, Yahvé,no dejarás perecer al estableciste para la justicia y lo fundaste como roca para castigar. 13Muy limpio eres tú de ojos para contemplar el mal, y no puedes soportar (la vista) de la miseria. ¿Por qué, pues, miras a los pérfidos y callas, mientras el impío devora al que es más justo que él, 14como si hicieras a los hombres semejantes a los peces del mar o a los reptiles de la tierra, que no tienen dueño? 15 El lo pesca todo con sus anzuelos, lo apresa en sus mallas, lo recoge en sus redes, y por ello se alegra y regocija. 16 Por eso ofrece sacrificios a sus mallas, y ofrendas humeantes a sus redes,pues por ellas acrecienta su provisión y es pingüe su comida; 17 y vacía sin tregua su red 6, (asesinando sin piedad a los pueblos.

 

El profeta protesta contra los abusos del invasor, que parece tener carta blanca para sus atropellos de todo género, y apela a la santidad eterna de Yahvé, intransigente con la impiedad: ¿No eres desde antiguo Yahvé, mi Santo? (v.12). Es cierto que el invasor caldeo ha sido escogido como instrumento de la justicia divina para castigar las infidelidades de Judá (Tú, Yahvé, lo estableciste para la justicia y lo fundaste como roca para castigar, v.12b), pero no para imponer su capricho contra toda equidad. La misma santidad divina parece que está comprometida al permitir el triunfo de la opresión. Yahvé no puede complacerse en el triunfo de la maldad, porque sus ojos son puros y no pueden contaminarse contemplando benévolamente el triunfo de la maldad y de la perfidia, con la consecuente opresión de los justos (ν.13).

Si Yahvé no protege a los hombres contra la injusticia, entonces parece que los deja desamparados, como si fueran peces o reptiles de la tierra (v.14), siempre a merced del primer cazador que llega. Precisamente por esta abstención de parte de Dios, los hombres están a merced del cazador o pescador caldeo, que tira su red impunemente para cogerlos en sus mallas, sin que aquéllos tengan defensa: lo pesca todo con su anzuelo, lo apresa en sus mallas. (v.15). Es una alusión a las incursiones de los caldeos por tierras de Palestina, llevando consigo a poblaciones inocentes como botín de victoria. El profeta parece que se hace eco del estado de ánimo de incertidumbre ante la invasión de los babilonios. Para los invasores, esas incursiones son un paseo militar, pues apenas encuentran resistencia y tienen plena libertad para el pillaje: por ello se alegra y regocija.

Después se entregan a orgías religiosas, celebrando sus triunfos y conquistas: Ofrece sacrificios a sus mallas, y ofrendas humeantes a sus redes (v.16). A propósito de esto se ha recordado que Herodoto dice que los escitas prestaban adoración a la espada, instrumento de conquista 7. Sin embargo, la frase de Habacuc ha de entenderse en sentido figurado. Para él, las mallas y redes eran un símil para destacar la facilidad con que los caldeos conquistaban, como el pescador que coge en las suyas a los indefensos y desprevenidos peces. En este supuesto, la afirmación de que ofrecían sacrificios a sus mallas ha de interpretarse en el sentido de que celebraban con festines religiosos sus triunfos militares, glorificando sus medios de conquista.

 

1 Verso oscuro. El TM dice literalmente: "el ardor de sus rostros." Nuestra versión es similar a la de la Bib. de Jér. — 2 Así según la Bib. de Jér. — 3 Cf. Jér 4:13. — 4 Sof 3:3. — 5 Lit. en hebreo dice "no moriremos." Un ligero cambio da nuestra versión, que es la de la B¿b. de Jér. Hoonacker traduce: "Harás morir." — 6 La tradución sin tregua es según el manuscrito encontrado en Qumrán. — 7 Cf. Herodoto, IV 59:62.

 

 

2. Respuesta de Dios.

 

El justo vive por su fidelidad (1-4).

1 Yo me estaré de pie en mi puesto de guardia, en pie permaneceré sobre la fortaleza, y me mantendré alerta a ver qué me dice y qué responde a mi querella. 2 Yahvé me respondió diciendo: Escribe la visión y grábala en tabletas, de modo que pueda leerse de corrido. 3 Porque la visión es para tiempo fijado, y ciertamente ha de realizarse sin falta; espérala, que ciertamente llegará, no faltará. 4 He aquí que sucumbe el que no tiene alma recta, mas el justo por su fidelidad vivirá.

 

El profeta se presenta como el centinela, que vela por los intereses espirituales de su pueblo 2, y, como tal, espera poder transmitir a éste la respuesta de Yahvé a sus angustias. Yahvé responde que le va a comunicar una revelación que debe poner por escrito en caracteres bien legibles: Escribe la visión. de modo que pueda leerse de corrido (v.2). La comunicación divina debe ser cuidadosamente conservada para instrucción del pueblo, pues así servirá de testimonio para cuando los hechos tengan lugar 3. Yahvé quiere insistir en que el cumplimiento de lo que aquí se anuncia se realizará ciertamente, pues es para tiempo fijo (ν.3). La palabra divina está comprometida en su ejecución.

El profeta debe tener en cuenta, mientras se realiza la profecía, que el que no tiene alma recta, sucumbe, mientras que la fidelidad del justo es la mejor prenda de su triunfo definitivo, porque tiene la protección divina (v.4). La frase es un enunciado general que el profeta debe tener siempre en cuenta en todas las vicisitudes de la historia. Dios no puede permitir que el impío triunfe indefinidamente, dejando al justo sin darle lo merecido.

 

Maldiciones contra el opresor (5-8).

5 ¡Ciertamente la riqueza es pérfida 4, (como) el hombre insolente que no se aquieta, que ensancha su alma como el "seol," y es insaciable como la muerte, y se apodera de todas las naciones, y amontona en torno a sí a todos los pueblos! 6 ¿No habrán de alzar todos éstos contra él proverbios, burlas y sátiras, diciendo: ¡Ay del que amontona lo que no es suyo (¿Hasta cuándo será?) y acrecienta sobre él deudas! 7¿No se alzarán de repente tus acreedores, no se levantarán tus exactores, y serás presa de ellos? 8Porque has despojado a muchas gentes, todos los pueblos que quedan te despojarán a ti por la sangre humana derramada y la violencia hecha al país, a la ciudad y cuantos en ella habitan.

 

La opresión no puede quedar impune indefinidamente. El conquistador babilónico es insaciable en su hambre de pueblos, y así ensancha su alma como el seol. (v.5); la región tenebrosa de los muertos o seol, igual que la muerte, son como dos tiranos insaciables, que nunca se cansan de tronchar vidas humanas5. Es el mejor símil para caracterizar la voracidad insaciable del conquistador caldeo. Pero llegará la hora de revancha, y los pueblos oprimidos se levantarán contra él, cantando proverbios y sátiras por su derrota. El conquistador se ha apropiado bienes que no son suyos, y algún día tendrá que devolverlos a sus acreedores reales, sus antiguos propietarios (ν.7). Los pueblos oprimidos le pedirαn cuenta de la sangre derramada y de las violencias cometidas contra todos (v.8).

 

Contra la codicia y las extorsiones (9-14).

9 ¡Ay del que codicioso enriquece injustamente su casa y quiere poner muy alto su nido para escapar al infortunio! 10 Has tramado lo que es vergonzoso para tu casa, asolaste a muchos pueblos, y tu alma ha pecado, 11porque chilla en el muro la piedra y la responde en el enmaderado la viga. 12¡Ay del que edifica con sangre la ciudad y la cimenta sobre la iniquidad! 13¿No es de Yahvé de los ejércitos que los pueblos trabajan para el fuego y las gentes se fatigan por la vanidad ? 14 Llenaráse la tierra del conocimiento de la gloria de Yahvé como las aguas llenan el mar.

 

El invasor ha obrado como el codicioso que ha querido crearse una fortuna grande con medios deshonestos. Ese codicioso sin escrúpulos ha querido ponerse a salvo de toda necesidad poniendo muy alto el nido para escapar al infortunio (v.8). El rico desconsiderado es comparado aquí a un pájaro que pone en roca inaccesible su nido para no ser presa de otros animales. Pero, a pesar de esto, no se verá libre de la ruina cuando llegue. El profeta alude al bandolerismo de los conquistadores babilónicos, que no han perdonado medios para enriquecerse indebidamente. Ahora el poderío caldeo parece inaccesible, como un nido de águila; pero también a ellos les llegará la mano justiciera de Dios. Puesto que ha obrado vergonzosamente, su pecado pesa sobre él (v.10).

Ha edificado su casa con medios inhonestos, y todo está clamando por la intervención de la ira divina. Hasta sus muros protestan contra tanta injusticia: chilla en el muro la piedra. (v.11). Todo ha sido amasado con opresión y violencia, y los elementos de que está formada su casa o imperio protestan del mal uso de ellos. La opresión y la violencia no pueden constituir la base de una sociedad organizada (v.12). Todos los esfuerzos por querer construir una ciudad en la injusticia terminarán en tragedia. En realidad, es un decreto de Yahvé que las gentes, por mucho que trabajen, si lo hacen con procedimientos injustos, no hacen sino trabajar para el fuego, para la destrucción, y fatigarse por la vanidad (v.13). En Jer 51:58 se dice de Babilonia, condenada a la destrucción: "trabajaron en vano tantas gentes, y las naciones para el fuego se han cansado." Quizá Habacuc aluda a este oráculo divino al decir: ¿No es (proviene) de Yahvé de los ejércitos (el dicho de) que los pueblos trabajan para el fuego y las gentes se fatigan por la vanidad? (v.13). Es inútil que los babilonios se esfuercen, pues al final será el triunfo total de Yahvé, y todos los pueblos lo reconocerán: Llenaráse la tierra del conocimiento de la gloria de Yahvé. (v.14). En Is 11:9 encontramos una frase paralela: "Estará llena la tierra del conocimiento de Yahvé, como llenan las aguas el mar," aunque en este caso está circunscrita la perspectiva al monte santo de Sión.

 

Contra los lujuriosos (15-17).

15 ¡Ay del que da a beber a su prójimo y derrama su veneno hasta embriagarlo 6 para contemplar sus desnudeces! 16 ¡Estás saciado de ignominia en vez de honra! ¡Bebe a tu vez y tambaléate! A ti se te dará el cáliz de la diestra de Yahvé, y en vez de gloria, vergüenza. 17 Porque la violencia hecha al Líbano te cubrirá, y la destrucción de los animales te será causa de terror por la sangre humana derramada y la violencia hecha al país, a la ciudad y a cuantos en ella habitan.

 

El profeta compara la conducta del conquistador caldeo, oprimiendo a los pueblos vencidos, con la del lujurioso que embriaga a su prójimo con fines nefandos. Babilonia se ha excedido en su cometido y se complace en la destrucción y humillación de los pueblos más débiles. Pero también a Babilonia le llegará la hora de beber del cáliz de la ira divina, y se tambaleara como un ebrio (v.16), y entonces se saciara de ignominia, avergonzada ante todos los pueblos.

Los pueblos vencidos tomarán su revancha, y hasta los montes del Líbano, -tan despiadadamente tratados por los monarcas babilonios, que allí cortaban sus maderas para las grandes construcciones de Mesopotamia, se volverán contra el que los taló; y los mismos animales, perseguidos en las cacerías reales, serán causa de terror para el tambaleante imperio caldeo (ν.17). Los profetas suelen asociar a los seres inanimados de la naturaleza y a los representantes del reino animal a las vicisitudes de los pueblos. Aquí el profeta quiere resaltar la hostilidad con que se va a encontrar Babilonia a la hora de la cuenta, pues no sólo los pueblos se levantarán contra ella, sino hasta la misma naturaleza maltratada y expoliada se levantará contra el antiguo exactor.

 

Contra los idólatras (18-20).

18 ¿De qué sirve la escultura que su autor esculpió, de qué la imagen fundida y el oráculo mendaz, para que el que la hizo ponga la confianza en ella, por haberse fabricado ídolos mudos? 19¡Ay del que dice al leño: "¡Despierta!" y a la piedra: "¡Levántate!" Esos no enseñan sino a enmudecer8. He aquí que están cubiertos de oro y de plata, pero no hay en ellos el menor hálito de vida. 20 Yahvé mora en su santo recinto. Calla ante él, ¡oh tierra toda!

 

El profeta se burla de la idolatría de los conquistadores. Sus prácticas son insensatas, ya que sus ídolos no tienen vida, sino que son trozos de piedra o de madera 9. Por eso es ridículo y estúpido decir a una piedra: ¡Levántate! y a un leño: ¡Despierta! Son elementos mudos, que a lo más pueden invitar a enmudecer y no a dirigirles oraciones y súplicas. No tienen hálito vital, y, por tanto, no pueden conocer las necesidades de sus adoradores. Es ridículo, pues, que el mismo que los ha esculpido ponga su confianza en ellos (ν. 18) 10. En contraposición a ellos está Yahvé, Dios vivo, que habita en su santo recinto. Su majestad invita a que todos se callen ante El: ¡Calle toda la tierra! (v.20).

 

1 Así según una corrección de Hoonacker, seguida por la Bib. de Jér. — 2 Cf. Os 5:1; 9,8; Miq 7:4; Jér 6:17; Ez 3:17. — 3 Cf. Dan 10:14. — 4 Así según la Bib. de Jér. El TM dice lit. "el vino pérfido." Nuestra versión es conforme al texto descubierto en Qumrán. — 5 Cf. Prov 27:20; 30:155. — 6 Así según la Bib. de Jer., que a su vez sigue el texto encontrado en Qumrán. — 7 Seguimos la corrección de Hoonacker. Lit. el TM dice: "muestra tu prepucio." — 8 Traducción dudosa. Bib. de Jér.: "es el oráculo." — 9 Cf. Os 8:4.6; 13:2; Jer 10; Is 40:19. — 10 Hoonacker y la Bib. de Jér. ponen el v.18 después del v.19.

 

 

3. Plegaria y canto triunfal del Profeta.

Este maravilloso salmo épico-lírico cierra el libro de Habacuc. Por su semejanza con algunos salmos, algunos autores creen que se trata de una composición litúrgica añadida como apéndice al libro de Habacuc. Pero, en general, las ideas son semejantes a las del libro del profeta que acabamos de comentar, pues se canta a Yahvé como a un guerrero majestuoso que avanza contra los enemigos, que no especifica, pero bien pueden ser los caldeos. La expresión es vigorosa, y la imaginación, ardiente. Es una de las más bellas composiciones poéticas de la Biblia.

 

Teofanía triunfal de Yahvé (1-4).

1 Plegaria de Habacuc, profeta, en el tono de "shiguinot." 2 Yo, ¡oh Yahvé! oí tu renombre y he temido, ¡oh Yahvé! tus obras. Dales existencia en el transcurso de los años, manifiéstalas en medio de los tiempos. En la ira acuérdate de la misericordia. 3 Llega Dios de Teman, y el Santo del monte Farán. (Selah), u majestad cubre los cielos, y la tierra se llena de su gloria. 4 Su resplandor es como la luz; de sus manos salen como cuernos, con que vela su poder. 5 Delante de El va la mortandad, y a su zaga va el azote. 6 Si se detiene, hace temblar la tierra, y si mira, se conmueven las naciones. Los montes eternos se resquebrajan, se abajan los eternos collados, sus antiguos caminos.

 

La indicación introductoria indica el uso litúrgico de la composición, que debía ser cantada en un tono para nosotros desconocido, llamado shiguinot. El hecho de que encontremos la palabra musical selah a lo largo de la composición prueba el carácter salmódico de esta maravillosa poesía épico-lírica. La descripción de la imponente teofanía se abre con una exclamación enfática: El profeta ha sentido el rumor de la presencia de Dios, que se acerca, y es sobrecogido de reverente temor. Hasta los mismos amigos de Dios tiemblan ante su presencia, porque sienten escalofrío de su santidad.

Ahora Dios se presenta con una imponente escolta de destrucción (la mortandad y el azote, o epidemia, v.5). El profeta presiente en ello la próxima manifestación de secretas obras o prodigios, y, en su ansia de ver triunfar la gloria de Dios, pide que las manifieste ante las naciones: Dales existencia en el transcurso de los años. (ν.3). Por otra parte, Yahvι ya ha manifestado su justicia vengadora sobre su pueblo, y ahora el profeta pide que esa cólera desatada se convierta en compasión para Israel: En la ira acuérdate de la misericordia (v.2). Asiste tembloroso a la aparición majestuosa de Yahvé, que viene del oriente para castigar a sus enemigos.

Conforme a la tradición antigua, supone que Yahvé avanza desde el desierto del Sinaí desde Teman y el monte Farán. Como en otro tiempo Yahvé avanzaba protegiendo a Israel a través de los territorios de Edom, camino de la tierra de promisión *, así ahora viene también envuelto en la nube, cubriendo con su majestad los cielos y llenando con su gloria y resplandor la tierra. Viene envuelto en la luz como en la tempestad del Sinaí, y de sus manos salen cuernos. La teofanía está calcada sobre la del Sinaí. Dios es demasiado trascendente y santo para manifestarse tal cual es, y por eso con sus cuernos vela su poder. Es una clara alusión a los cuernos que salían del rostro de Moisés después de entrar en contacto con la divinidad 2.

Los cuernos eran símbolo de la divinidad, como expresión del poder. Los dioses mesopotámicos iban cubiertos con una tiara de siete cuernos enroscados hacia arriba. En la Biblia, el cuerno es símbolo de poder. Habacuc se conforma a estas ideas para describir la majestuosa aparición de Yahvé, que avanza como un guerrero indómito escoltado de dos poderes formidables: delante de El va la mortandad y a su zaga va el azote (v.5), instrumentos de su justicia. A su presencia, la misma tierra es siente sobrecogida de temblor ,(v.6), y a su mirada se conmueven las naciones. Y hasta los montes se sienten débiles para soportar el peso de Yahvé: Los montes eternos se resquebrajan. (v.6b). En la literatura profética del A.T. es corriente presentar a Yahvé como un gigante que avanza por las cimas de los collados.

 

El poder de Yahvé sobre la naturaleza (7-11).

7 Llenas de terror veo las tiendas de Kusán 3, ( tiemblan los campamentos de Madián. 8 ¿Acaso, Yahvé, se enciende tu ira contra los ríos o es contra los mares tu furorcuando subes sobre tus caballos, sobre tus carros de victoria? 9 Pones al desnudo tu arco y llenas de saetas tu aljaba 4. (Selah.) Hiendes con torrentes la tierra. 10 A tu vista tiemblan las montañas, irrumpen diluvios de aguas, alza su voz el abismo del mar, hacia la altura sus manos eleva. 11 El sol y la luna se quedan en su morada ante la luz de tus saetas,ante el resplandor de tu lanza fulgurante.

 

El profeta, a la vista de la manifestación terrorífica de Yahvé, que va a descargar sobre los enemigos de Judá, piensa en las victorias antiguas sobre Kusán en tiempos del juez Otoniel y sobre Madián en tiempos de Gedeón5. Los recuerdos de guerra se mezclan con los lirismos de la naturaleza. Ante la majestad de Yahvé vuelven a temblar las tierras de Kusán y los campamentos de Madián (ν.7). El profeta, al ver a Yahvι como un guerrero que se prepara al combate, piensa que es para algo más que para descargar sobre la naturaleza, que domina sin rival: ¿Acaso, Yahvé, se enciende tu ira contra los ríos.? (v.8). Yahvé avanza sobre sus caballos y carros de victoria, que son las nubes huracanadas, cargadas de siniestros diluvios. Y el profeta se complace en describir la manifestación del poder de Dios en la tempestad como introducción a la descripción dé sus efectos terroríficos sobre los malvados y enemigos de Israel.

Yahvé en la tempestad se porta como un guerrero, que desnuda su arco y se provee de saetas (rayos) para lanzarlos contra la tierra. A su mandato viene la lluvia torrencial y se hiende con torrentes la tierra (v.9). La conmoción de la naturaleza es total; las torrenteras lo invaden todo, y las aguas, provenientes del abismo del mar, dan bramidos aterradores (alzan su voz). Por unos momentos, mientras ruge la tempestad, el sol y la luna están como acobardados, y se quedan en su morada, aterrados ante la luz de las saetas (relámpagos) y ante el resplandor de la lanza fulgurante de Yahvé (sus rayos devastadores).

 

El poder de Yahvé sobre sus enemigos (12-15).

12 En tu ira huellas la tierra, en tu furor trillas los pueblos. 13 Sales a campaña para salvar a tu pueblo, para libertar a tu ungido. Abates la cúspide de la casa del impío, desnudando sus cimientos hasta la roca. (Selah.) 14 Atraviesas con tus lanzas las cabezas de sus guerreros, que irrumpen para desbaratarme, exultan como quien devora al desvalido en secreto. 15 Te sumerges en la mar con tus caballos, i en el hervidero de las grandes aguas.

 

Después de la patética descripción del poder de Dios sobre la naturaleza, el profeta canta el triunfo de Yahvé sobre los enemigos de Israel. Los pueblos, como la tierra, están sometidos a su furor (v.12); Yahvé sale a campaña para luchar por los intereses de su pueblo, para libertar a su ungido, que puede ser el rey de Judá o el mismo pueblo israelita6. Yahvé vela por los derechos de la justicia, y por eso castiga duramente al impío, destruyéndole su casa, desnudando sus cimientos hasta la roca. Cuando llega el momento de pelear contra los enemigos de Israel, Yahvé se lanza a la batalla, sembrando la mortandad (v.14), y como en los días del paso del mar Rojo, se sumerge en el mar con sus caballos en persecución de sus enemigos.

 

Triunfo de Dios y consolación del profeta (16-19).

16 Y lo oí y se estremecieron mis entrañas; al estruendo temblaron mis labios, se reblandecieron mis huesos, y mis pasos se hicieron vacilantes. Tranquilo espero el día de la aflicción, que vendrá sobre el pueblo que nos oprime, 17 Que no dé sus yemas la higuera ni sus frutos la vid, falte la cosecha del olivo y no den mantenimiento los campos. Desaparezcan las ovejas del redil y no haya bueyes en los establos; 18 yo me alegraré en Yahvé y me gozaré en el Dios de mi salvación. 19 Yahvé, mi Señor, es mi fortaleza, que me da pies como de ciervo y me hace correr por las alturas. Al maestro de canto. A las cuerdas.

 

El profeta, ante el estrago producido por la intervención de Yahvé contra los enemigos, siente un íntimo estremecimiento (v.16). Es el escalofrío consiguiente a la presencia majestuosa del Dios de los ejércitos. Pero, por otra parte, experimenta una íntima tranquilidad al ver la justicia de su Dios cargando sobre el pueblo que los oprime. Ni siquiera la aflicción consiguiente a la esterilidad del campo puede inquietar al profeta, que ha asistido al castigo de sus enemigos. Es una aflicción pasajera sobre el país, que se ha de compensar con la conciencia de sentirse seguros en Yahvé, Dios de su salvación. (v.18). Yahvé es su fortaleza, que le da la agilidad del ciervo para correr por los montes.

Muchos autores creen que los ν.17-iQ son adiciones salmσdicas posteriores que un glosista colocó como colofón del cántico de Hahacuc. Has indicaciones musicales al maestro de canto. A las cuerdas, neginot, parecen avalar esta opinión 7.

 

1 Cf. Dt 33:2; Jue 5:4. Sobre la identificación de Teman no hay duda, pues aparece reiteradamente en la Biblia junto a Bosra, en Edom (Abd v.9). Farán es, según unos, la cordillera que se extiende al sur de Ain-Kades (el Djebel Magrah), y según otros es la que se extiende desde el Sinaí hasta el golfo de Elán. — 2 Cf. Ex 34.295. — 3 Así según la Bib. de Jér. Lit. el hebreo dice: "bajo la maldad contemplé las tiendas de Kusán." — 4 Reconstrucción problemática por paralelismo. El hebreo dice lit.: "los juramentos de las tribus o de las varas," lo que no parece hacer sentido. — 5 Cf. Jue 3:8.10; 7:1s. — 6 El pueblo de Israel es muchas veces llamado ungido de Yahvé (cf. Sal 18:8; 84:10; 89, 39.52). El mismo título se da al rey (cf. 1 Sam 24:7; 26:9; Lam 4:20). — 7 Cf. Sal 18:335.