Esdras-Nehemias.

 


Introducción.
Esdras. 1. La Vuelta de los Primeros Cautivos (C.1-6). De Rey Vasallo a Monarca Soberano. 2. Reformas de Esdras (c.7-10).

Nehemías.

 

Introducción.

 

Título.

Llámanse así por razón de que los protagonistas de los mencionados libros son Esdras y Nehemías. En el antiguo canon judío formaban un solo libro, que llevaba el título de Esdras; la misma unidad existía en los antiguos códices griegos (BSA) de los LXX, en los que ocupa el primer puesto el libro de Esdras A, que corresponde al III de Esdras, apócrifo, seguido de Esdras Β, ο sea de los libros canónicos de Esdras-Nehemías. Los Santos Padres dividieron el libro en dos, atendiendo a su argumento. Al primero llamaron Esdras, y Nehemías al segundo, por razón de las palabras de Neh 1:1. Esta división entró en el texto hebraico a partir de la edición de D. Bomberg (Venecia 1917). En la Vulgata se les llama 1 y 2 de Esdras.

 

Texto.

El libro fue escrito originariamente en hebreo en su mayor parte" bien conservado en general, pero deficiente en cuanto a la transcripción de los nombres propios y números. En general, la lengua hebraica es decadente en cuanto a la gramática y sintaxis, principalmente en las partes que son propias del autor; menudean los aramaísmos. Dos pasajes están escritos en lengua aramaica, Esd 4:8-6:18; 7:12-26, sobre cuya índole disputan los autores. La versión griega se ha conservado en los códices BSA; fue hecha directamente del hebreo; de gran utilidad para la crítica textual es la revisión de Luciano. En general, el texto griego es inferior al hebreo (Kxos-Termann).

 

Argumento y división.

Tres son los temas principales que se desarrollan en el libro: i) Reconstrucción del templo (Esd c.1-6, menos 4:6-23). 2) Reparación de los muros de Jerusalén y repoblación de la misma (Esd 4:6-23; Neh c.1-13). 3) Bases jurídicas del judaismo (Esd c.7-19). A la restauración material, moral y religiosa de la comunidad hebraica se dedicaron los sionistas a partir del decreto de Ciro (538 a.C.)· Podríamos dividir el libro de Esdras en dos partes: i) Vuelta de los primeros cautivos bajo el caudillaje de Zorobabel (c.1-6), y 2) Caravana de repatriados conducidos por Esdras y reforma de costumbres (c.7-10). También el libro de Nehemías presenta una dob división: i) Nehemías llega a Jerusalén (c.1-7). 2) Reforma llevada a cabo por Esdras.

 

Autor.

Cada día toma más auge la sentencia de los que defienden que al principio los libros de Esdras y Nehemías formaban parte integrante de las Crónicas, siendo uno mismo el autor de unos y otros. Los que admiten esta unidad de autor insisten en las analogías; pero, si bien es verdad que entre estos libros es idéntico el espíritu de redacción, existen diferencia en cuanto al método empleado. La época de la redacción final es la de Alejandro Magno.

 

Documentos.

En la primera parte del libro de Esdras (1:1-6:22) hallamos una sección en hebreo y otra en aramaico (4:6-6:18). En la hebraica cabe distinguir dos documentos: i) edicto de Ciro (1:1-4), Que se reproduce en 6:3-5, y 2) elenco de repatriados (2:1-70), que, con ligeras variantes, se halla en la segunda (4:6-6:22), donde se incluyen los siguientes documentos: a) carta de los samaritanos a Artajerjes (4:7-16); b) respuesta del rey (4:17-22); c) carta de Tatnaí y Setar-Boznaí a Darío I (5:6-17), y a) contestación del monarca (6:3-12). El autor sagrado ha añadido a las mencionadas fuentes algunas indicaciones (4:7), las ha encuadrado en su contexto histórico (4:24-5:5), ha puesto una conclusión de índole histórica (6:13-18), terminando con una noticia sobre la celebración de la pascua (6:19-22). A las fuentes mencionadas cabe añadir, según algunos autores, otra, de origen hebraico en los dos primeros capítulos, visible, según dicen, en Esd 1:2-4; 8-11.

En la última parte del libro (c.7-10) aparecen las Memorias de Esdras. Según Lusseau, este documento representa la relación global de su memorial destinado a las autoridades persas (7:1-10:44). Es importante este documento por los datos cronológicos que encierra. En estas memorias se incluye una carta, en arameo, del rey Artajerjes a Esdras, sacerdote y escriba (7:11; 26).

Las Memorias de Nehemías abarcan desde Neh 1:1 hasta 12, 27-13-3; con la inserción de otros documentos contemporáneos (Neh 3:1-32; 11:4-19) y otro de origen más antiguo (7:6-72). El autor no siempre reproduce íntegramente las fuentes de que se sirve; algunas veces ha suprimido aquello que no interesaba y ha añadido algo que conducía a su fin (Neh 11:25-12:26; Neh 8:7-9; 9:4-5; 12:33-36); otras las ha resumido (Esd 4:6-7; 7:1-11) o retocado ligeramente o las ha desplazado de su contexto (Esd 4:6-6:18). Los capítulos Neh 8-10 interrumpen el discurso directo, desplazan la reforma material al terreno religioso y moral, reapareciendo la figura de Esdras. Su colocación plantea un problema no resuelto todavía.

 

¿Esdras-Nehemías, o a la inversa?

La lectura del libro supone que los acontecimientos se sucedie-°n según el orden cronológico actual de Esdras-Nehemías.

Este orden tradicional es puesto en tela de juicio por muchos autores recientes, católicos e independientes, siguiendo a Van Hoonacker, quienes proponen el siguiente curso de los acontecimientos·1) reconstrucción del templo por los repatriados con ocasión del edicto de Ciro (año 538; Esd 1:1-6:22); 2) en el año veinte de Artajerjes I Longimano (445-44) se dirige Nehemías a Jerusalén, emprendiendo el trabajo de reconstrucción de las murallas (comienzo de las 70 semanas del profeta Daniel, Dan 9:24-27); 3) al año séptimo del reinado de Artajerjes II Mnemone (404-358), es decir, el 398, llegó Esdras a Jerusalén para acometer la reforma religiosa (Esd 7:1-10:44). Sus argumentos tienen importancia, lo que explica el gran favor que ha encontrado esta inversión entre los autores católicos (Touzard, Renie, Ricciotti, Vandervost, Pelaia, Le-Maire-Baldi, etc.) e independientes. Pero no son decisivos. Es difícil, escribe Dhorme, pronunciarse sobre esta cuestión, que obligaría a reconsiderar toda la historia de la restauración hecha por Esdras y Nehemías. Según el espíritu del autor sagrado, el templo es antes que la ciudad, el sacerdote antes que el gobernador.

Podríamos amontonar razones en pro y en contra de esta debatida cuestión; nuestra posición coincide con la de Schneider al decir que se inclina más por la prioridad de Nehemías; pero, haciendo suyas unas palabras del P. De Vaux 1, añade: Sin embargo, no estoy todavía convencido de ello. Lemaire-Baldi y Pelaia confiesan que las razones aportadas para la prioridad de Nehemías no son apodícticas; tomadas aisladamente, pueden impugnarse; consideradas en su conjunto, tienen gran valor.

 

Historia profana del período Esdras-Nehemías.

Las noticias sobre la repatriación y reorganización de la comunidad judaica en Jerusalén por obra de Esdras y Nehemías corresponden a un marco histórico que tiene como término a quo el año 538 y como fin el reinado de Artajerjes II (404-358). El año 539, Ciro entró triunfante en Babilonia. Murió en 530, sucediéndole su hijo Cambises (530-522), que sometió a Egipto, achacándole Heródoto haberse dejado dominar allí por su "locura sacrilega," noticia que confirma un texto de Elefantina en que se dice que destruyó todos los templos egipcios, excepto el de Yaho (Yahvé; Pritchard, 492).

A Cambises siguió Darío I (521-486), que unificó el imperio, construyó una red de caminos por todo el país, dividió el imperio en veinte satrapías, ensanchando sus límites. La quinta satrapía, llamada Abarnahara, comprendía Palestina, Fenicia, Chipre y Siria. Sucedióle Jerjes (485-464). Fue un rey muelle, afeminado, despótico y cruel. En el libro de Ester se da de él un retrato muy parecido a este que hemos mencionado de Heródoto. Fue asesinado en una revuelta de palacio, junto con su hijo Darío. Subió al trono Artajerjes I (464-424), con el sobrenombre de Longimano. A su muerte reinó su hijo Jerjes II, sólo por cuarenta y cinco días. Darío II (424-405), hijo de Artajerjes, siguió las inspiraciones de s mujer Parisatis. Del séptimo año de Darío (417) se conserva un texto del sátrapa de Egipto, Arsames, que señala a los judíos de la colonia de Asuán la manera de celebrar la pascua.

A él siguió Artajerjes II (404-358), llamado Mnemone. Tuvo que sofocar la revuelta de su hermano Ciro el Joven, a quien venció en la batalla de Kunaxa (401 a.C.). El año 404, Egipto consiguió la independencia, dando inicio la 28 dinastía. Los partidarios del orden Ne-hemías-Esdras colocan la misión de este último el año 398 a.C., en tiempos en que a la dinastía 28, de Amisteo, sucedió la 29, de Neferites I (398-392), contra la que combatía encarnizadamente Artajerjes. ¿Era buena esta fecha para autorizar la repatriación de numerosos judíos capitaneados por Esdras?

Esta rápida ojeada histórica confirma que la historia bíblica y profana corren paralelas, sin desacuerdos ni antinomias.

 

Los judíos en el imperio persa.

Los judíos marcharon al destierro por última vez el año 587 por orden de Nabucodonosor. En un principio fueron recluidos en campos de concentración, de donde fueron sacados para dedicarse a trabajos de construcción, de canalización y riegos agrícolas. Estableciéronse en lugares cercanos a Babilonia, junto al río Kebar, en Tell Abib (Ez 3:15) y otros lugares de la región de Nippur. Acudían a Babilonia en busca de trabajo o se afincaban en el campo dedicados a la explotación agrícola (Ez 3:15-23). Pronto gozaron de relativa libertad de movimientos, autorizándoseles enviar cartas a Palestina (Jer c.29; 51:59; Neh 1:1ss), agruparse y gobernarse por sus ancianos (Jer 29:1; Ez 8:1; 14:1). Con el tiempo, la fortuna sonrió a no pocos, que atesoraron grandes riquezas, ocuparon elevados cargos, mientras otros vivían en la indigencia. Se han conservado los archivos de la familia Murashu, que en tiempos de Artajerjes I y Darío II dedicábase a operaciones bancarias, al comercio, administración de bienes, etc.2. Con abundantes medios de vida en Babilonia, se comprende que muchos se negaron a repatriarse llegado el momento de la libertad en tiempos de los persas.

La administración persa mostróse liberal con los pueblos subyugados por Babilonia, a los que se autorizaba gobernarse según sus propias leyes. Los primeros gobernadores de los repatriados pertenecían a la dinastía davídica.

 

Renovación religiosa.

Fue el exilio una dura prueba para Israel (Jer 31:15). Corría peligro de que al contacto con los pueblos paganos perdiera su peculiaridad religiosa, su sentimiento de pertenencia a Yahvé y de que Denegara de un Dios que, en concepto de algunos, no fue capaz de liberarlo de manos de Nabucodonosor. Pero la actividad de los profetas, sobre todo Jeremías y Ezequiel, salvó al pueblo en esta Coyuntura trágica. Israel supo reaccionar favorablemente. Ezequiel fue el promotor de las grandes corrientes religiosas existentes despues del exilio: separación total del mundo pagano, estudio de 1 Ley. Las almas encontraban asimismo una literatura tonificante en el oráculo de Is c.40-55, que, a causa de sus predicciones mesiánicas, excitaban también el patriotismo. Con el exilio nace el judaísmo y se constituye el Estado-Iglesia 3.

Los repatriados iniciaron su vida según las Escrituras, que, por obra de Esdras, se comienzan a codificar, formando el canon de las Escrituras sagradas. En toda la literatura sagrada, mosaica y profética, coleccionada en esta época se encontraba la respuesta de Israel a la revelación divina. Restauróse el altar de los sacrificios, el templo y la ciudad santa; Israel surgía con espíritu y corazón nuevos (Ez 6:9; 11:19) Y reanudaba su alianza con Dios (Ez 11:20; 14:11).

 

Doctrina religiosa.

Los judíos que habitaban en Babilonia no se desentendieron de sus hermanos que en Judea ponían las bases del nuevo Estado de Israel. Zorobabel, Esdras y Nehemías fueron hombres providenciales, instrumentos de que se sirvió Dios para despertar la conciencia de su pueblo escogido. Sometido Israel al dominio persa, no trató de sacudir su yugo, proclamar su independencia nacional, sino que centró todas sus actividades en torno al templo y a la sombra de los muros de la ciudad santa. La Ley será su norma de fe y costumbres; de su meditación y estudio surgirán diversas leyes encaminadas a separar, segregar al pueblo escogido de las gentes del país y obligarle a un comportamiento escrupuloso de las leyes de la teocracia. Quienes se negaban a acatarlas eran separados de la comunidad. Israel se agrupa en torno a un solo Dios, a un único templo servido por sacerdotes y levitas. En las sinagogas empezó a leerse la Ley y los Profetas, con lo que se recuerda constantemente al pueblo sus deberes religiosos. Un cuerpo de escribas se entrega al estudio de la Escritura. Es una época de renovación espiritual silenciosa, pero eficaz.

 

1 RB 63 (1956) 423-427.

2 G. Cardascia, Les Archives de Murashu (París 1951).

 

 

Esdras.

 

1. La Vuelta de los Primeros Cautivos (C.1-6).

El libro de Esdras puede dividirse en dos grandes partes: i) Regreso de la cautividad de Babilonia (c.1-6). 2) Ministerio de Esdras (c.7-10). En la primera, después de señalar la esplendidez del rey, refiere el autor la constitución de la primera caravana bajo el liderazgo de Zorobabel (Sesbasar), señala las familias que componían este primer contingente de repatriados y cuenta las incidencias que acompañaron y siguieron a la empresa de restaurar el altar de los holocaustos, el templo de Jerusalén y su dedicación.

 

Una coyuntura providencial (1:1-4).

1El año primero de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Yahvé por boca de Jeremías, profeta, excitó Yahvé el espíritu de Ciro, rey de Persia, que hizo pregonar de palabra y por escrito por todo su reino: 2 "Así dice Ciro, rey de Persia: Yahvé, Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén en Judá. 3¿Quién hay entre vosotros de todo su pueblo? Sea Dios con él y suba a Jerusalén, que está en Judá, y edifique la casa a Yahvé, Dios de Israel; El es el Dios que está en Jerusalén. 4Y en todo lugar donde habiten restos del pueblo de Yahvé, ayúdenles las gentes del lugar con plata, oro, utensilios y ganados, con dones voluntarios para la casa de Yahvé, que está en Jerusalén."

 

Empieza el libro por señalar la fecha del decreto real que abría a los judíos la esperanza de volver a su patria. Su autor pone de relieve que este edicto se publicó "para que se cumpliese la palabra de Yahvé por boca de Jeremías profeta," e indica en líneas generales su contenido.

 

 

De Rey Vasallo a Monarca Soberano.

Cuando los judíos partieron para el exilio (2 Re 25:21), todo el Próximo Oriente, desde las fronteras de Egipto hasta el Indo, se hallaba bajo el dominio de los dos grandes imperios de Babilonia y de la Media. El rey de la Media, Ciaxares, que había contribuido eficazmente a la desaparición del imperio asirio (614-612 a.C.), reinaba en Ecbatana sobre un vasto territorio. Sucedióle su hijo Astiages (583-553), indolente y vicioso, que perdió el imperio en lucha contra un rey vasallo que, a partir del año 550, fue llamado "rey de Persia." En efecto, dentro del gran imperio medo existían algunas tribus sobre las cuales ejercía el rey un dominio indirecto, a través de algunos príncipes dependientes, en más o menos grado, de Ecbatana. Una de tales tribus era la de los Pasargades, a la cual pertenecía la poderosa familia de los Aqueménidas. El primer rey de la misma fue Teispés, hijo del legendario Aquemenes, quien, después de ocupar el territorio de Elam en guerra contra Asurbaní-pal (Jer 25:25; 49:35-39; Ez 32:24), proclamóse rey de Anzán. Le sucedieron Ciro I, Cambises y el gran Ciro, que subió al trono el año 559. El humilde rey de Anzan, como se le califica en la crónica de Nabónides (Pritchard, 305), correspondiente al sexto año del reinado de este monarca (550 a.C.), se convirtió, tres años después, en "rey de Persia," según testimonio de la misma crónica.

El rey medo Astiages quiso castigar la insolencia del rey vasallo, pero fue vencido en Pasargades el año 550 y entregado por sus mismas tropas a Ciro 1. Diez años más tarde, aprovechando Ciro el momento de reinar en Babilonia el débil y enfermizo Nabónides (555-539) dirigió sus tropas contra aquel imperio, que cayó definitivamente en sus manos con la rendición de la capital a las tropas persas al mando del general babilonio, desertor, Gubaru (Gobrias), el 16 del mes tishri (septiembre-octubre) del año 539. Ciro quedó entonces dueño de un vasto imperio que se extendía desde el Mediterráneo hasta las primeras estribaciones del Himalaya.

 

1 A este hecho se refiere el texto del gran cilindro de Sippar, año 553, diciendo: "Los dioses suscitaron contra él (Astiages) a Ciro, rey del país de Anzán, vasallo suyo. Con poca tropas deshizo el formidable ejército de los medos e hizo prisionero a Astiages" (T Chard, l.c.).

2 Dice allí Ciro que Marduk "buscó un príncipe recto conforme a los deseos de su corazón" y escogió a Ciro, rey de Anzán, "llamándole al gobierno del mundo. Marduk, el gran señor, protector de su pueblo, miró con complacencia sus obras pías y su corazón recto. Le ordenó marchara sobre Babilonia, y marchó él mismo a su lado, como amigo y camarada." Hizo Marduk que Ciro "entrara en Babilonia, su ciudad, sin batalla ni combate, preserván-dola^de disturbios. Entregó a Nabónides en sus manos, al rey que no lo honraba. Cuando entré pacíficamente en Babilonia. Marduk, el gran señor, inclinó el noble corazón de los hilos de Babilonia hacia mí, en tanto que yo, todos los días, tenía cuidado de venerarlo. Por mi obra regocijóse Marduk, el gran señor, que me colmó de favores a mí, el rey que lo adora, y Cambises, mi hijo, salido de mi carne, y a todas mis tropas. Con mucho agrado exaltamos" su divinidad. Pero no sólo Marduk, dios de Babilonia, sino todos los otros dioses encontraron en Ciro su gran protector. "A todos los dioses de Sumer y Akkad que Nabónides, con olera del dios de los cielos, había reunido en Babilonia, hice, por encargo de Marduk, [ue encontraran en sus santuarios una mansión agradable a su corazón. Que todos los dioses que yo devolví a sus ciudades hablen cotidianamente a Bel y a Nabu de alargar mi vida, y que digan a mi señor Marduk: De Ciro, el rey que te teme, y de Cambises, su hijo." (Ρκιτ-, 3I5-3I6).

 

 

Política religiosa de Ciro.

Al revés de los soberanos de Babilonia y de Asiría, Ciro adoptó una política de apaciguamiento, tolerancia y respeto hacia los pueblos vencidos. Hombre religioso, reconocía a Ahura Mazda como dios "superior a todos los otros dioses, creador de los cielos y de la tierra, que creó a los hombres, a los que dio su bendición" (Pritchard, 317). Pero cabe a este dios supremo reconocía a otros dioses secundarios que le habían sido propicios en sus conquistas y le habían abierto las puertas de las ciudades en las que eran ellos venerados. De ahí que su habilidad política le llevara a respetar los santuarios de los diversos dioses de los países conquistados; a contribuir a su reconstrucción en caso de haber sido damnificados por la guerra y a embellecerlos en el supuesto de encontrarse en estado de dejadez y abandono. A todos los pueblos se les concedía libertad de culto, presentándose a cada pueblo como servidor y enviado del dios local. De esta manera quiso Ciro probar que era él el bienhechor y padre de todos los pueblos. De su política de tolerancia religiosa existe una prueba en el cilindro de Rassam 2.

Por estos textos profanos aparece el celo de Ciro por reconstruir los templos y asegurar el culto de los dioses de todos los países de su vasto imperio. Con ello creía él granjearse no solamente el favor de las distintas divinidades, sino de los pueblos que las consideraban como dioses propios suyos. De ahí que el autor del cilindro arriba mencionado considere a Ciro como soberano providencial enviado por Marduk.

También Isaías celebra en términos parecidos la elección de Ciro por parte de Yahvé: "Yo le he suscitado del septentrión, y ya llega, llamado por su nombre, del lado del levante" (Is 41:25).

"Yo digo a Ciro: Tú eres mi pastor, y él hará lo que yo quiera. Yo digo a Jerusalén que será reedificada y que su templo será reconstruido" (Is 44:28; 45:1-4). De la manera de comportarse Ciro con los países vencidos se explica satisfactoriamente el hecho de que autorizara oficialmente a los judíos el regreso a su patria y la reconstrucción en Jerusalén del templo dedicado a su dios nacional. No es creíble que, dada su amplitud de miras religiosas para los pueblos paganos, hiciera una excepción para el pueblo judío y su Dios.

 

 

El Año Primero de Ciro.

Al autor del libro no importan los veinte años que precedieron a la toma de Babilonia, por no tener relación directa con la historia del pueblo de Israel. Sólo con la caída de Babilonia a principios de otoño del año 539 pasaron los israelitas a ser subditos del soberano persa. De ahí que, para el cronista, "el año primero de Ciro" corresponde al que sigue inmediatamente a la ruina del imperio babilónico, empezando en el mes de Nisán (marzo-abril) del año 538.

Dios tiene en sus manos las riendas de la historia y dispone los acontecimientos como le place (Is 44:24; 48:1-16; 52:1-11). Como hemos visto en los textos de Isaías (41:25; 44:28), fue Yahvé quien suscitó a Ciro y el que le empujó a conceder la libertad a los judíos. Al inspirarle que publicara un decreto de libertad en favor de los judíos, quiso Dios que se "cumpliese la palabra de Yahvé por boca de Jeremías." Los profetas hablaban lo que Dios les comunicaba. Los oráculos de los profetas debían realizarse necesariamente, por cuanto era Dios, que se servía de ellos como de meros instrumentos para manifestarse a los hombres.

 

 

Profecía de Jeremías.

Desde el año 605 había anunciado Jeremías: "Que (Dios) hacía desaparecer de Israel los cantos de alegría, las voces de gozo, el canto del esposo y el canto de la esposa, el ruido de la muela y el resplandor de las antorchas. Toda esta tierra será desierto y desolación y servirán entre los pueblos setenta años" (25:10-11). Al cabo de los mismos pedirá Dios cuentas al rey de Babilonia. Entonces, al cumplirse el plazo señalado, "yo os visitaré y cumpliré la promesa de traeros a este lugar" (29:10). Según estos textos, el imperio babilónico, fundado por Nabucodonosor, se mantendrá en pie unos setenta años, al término de los cuales dejará de existir, coincidiendo su ocaso con la libertad de los judíos cautivos.

Presenta cierta dificultad esta fecha de los setenta años, por desconocerse el término a quo de la misma. Dos fechas señalan el principio y fin del exilio: 587 y 537 a.C. No parece que Jeremías cuente los años a partir de la primera de las mencionadas fechas, sino a partir del año en que anunció el oráculo. En efecto, en 605 a.C. pronunciaba el oráculo contenido en 25:11-12, y en aquella fecha habíanse puesto los antecedentes que desembocarían en la deportación definitiva del año 587. Jeremías pronunció su famosa profecía el año cuarto del rey Joaquín, es decir, hacia el 606. Con este cómputo tenemos que entre 606 hasta 537 median sesenta y nueve años. Como de costumbre, los profetas suelen emplear números redondos, ejemplo que siguió Jeremías en nuestro caso. El P. Colunga 3 considera el número setenta como simbólico, significando "el espacio de tiempo de la prueba más grave a que píos sometió a su pueblo" v.363). Según él, desde el año 605 hasta el 586 fue obra de justicia; de 587 al 539, obra de penitencia; del año 538 al 398, obra de misericordia, que se inicia con el decreto de Ciro y se prolonga hasta la era mesiánica. Aunque quepan en el texto tales interpretaciones, no vemos la razón por la cual no deba tomarse el texto en su sentido literal y obvio. El texto masorético no autoriza la sustitución del profeta Jeremías por Isaías, como pretende Batten.

 

 

El Decreto de Ciro.

Refiere Flavio Josefo 4 que los judíos mostraron a Ciro el texto de la profecía de Isaías en la cual aparecía su nombre, quedando él tan impresionado que promulgó inmediatamente el decreto de libertad. Sea lo que fuere de esta noticia, el proceder de Ciro para con los judíos concuerda perfectamente con sus métodos de gobierno. El edicto real, más que obra de Ciro, debe considerarse como una prueba de que Dios mueve, "despierta" y "excita" el corazón de los reyes de manera que hagan siempre su voluntad (1 Crón 5:26; 2 Crón 21:16; 36:22; Jer 55:11). El decreto se formuló de viva voz y por escrito.

Disponían los persas de un servicio de correo bien organizado a base de cursores (aggaroi), que corrían velozmente a pie o montados en ágiles corceles todo el imperio, proclamando las órdenes reales o también entregando a los funcionarios públicos y a los particulares cartas, paquetes, etc. Según se desprende de 6:2-5, una copia del decreto fue depositada en los archivos reales de Ecbatana. Por una hipérbole muy propia de los orientales, se dice que el decreto fue pregonado "por todo su reino," cuando, en realidad, se dirigía únicamente a las autoridades y poblaciones del antiguo reino de Babilonia, en donde radicaban las colonias judías.

 

 

Contenido del decreto.

Ciro se llama a sí mismo "rey de Persia." Ciro era politeísta; admitía un dios supremo y trascendente, Ahura Mazda, y cabe a él un ejército de dioses de rango inferior que dominaban sobre determinadas regiones y pueblos de su vasto imperio. Estos dioses particulares facilitaron a Ciro la derrota de sus enemigos. El mismo dios de Babilonia, Marduk, cansado y enojado con el rey Nabónides, llamó a Ciro para que ocupara su trono. Entre los pueblos vasallos de Babilonia había el pueblo judío que adoraba a su Dios nacional, Yahvé. También Yahvé había contribuido al triunfo de Ciro; es probable que los judíos de Babilonia se colocaran de lado de los enemigos de Nabónides y apoyaran la acción de Ciro. Por lo mismo, sin menoscabo del dios Ahura Mazda, considera a Yahvé como a Dios suyo, "Dios grande, Dios del cielo y de la tierra." La expresión "dios de los cielos" aparece en Neh 1:5; 2:4.20 y en los papiros de la isla Elefantina.

No era propiamente Yahvé, en opinión de Ciro, el dios que le entregó "todos los reinos de la tierra" (Is 45:1), como dice con evidente hipérbole el texto, pero contribuyó, sin duda, a su engrandecimiento junto con los otros dioses. De ahí que Ciro ensalzara a todos los dioses según convenía a las circunstancias y pueblos a los que se dirigía. Puede suponerse que el rey se valió de algún personaje judío para la redacción del decreto que anunciaba su libertad.

A una orden del Dios de los judíos atribuye la voluntad de que "le edifique casa en Jerusalén, en Judá." Antiguos comentaristas, siguiendo a Flavio Josefo, creen que, habiendo conocido Ciro la profecía de Isaías (44:28), quiso cumplir su voluntad con el fin de tenerlo propicio en lo venidero. Pero puede el texto entenderse en el sentido de que quiso el soberano mostrarse deferente con los judíos y su Dios, autorizando y contribuyendo a la edificación del templo de Jerusalén, como había hecho con los dioses de los otros pueblos. Así leemos en su cilindro: "A los dioses que estaban (en las ciudades en ruinas) hice que se colocaran en su lugar, construyéndoles una mansión eterna." Convenía a Ciro tener a los judíos propicios en el caso de que Egipto atacara al imperio persa por el sudoeste.

 

 

Invitación a todo Israel.

Del texto del decreto se colige que Ciro se dirige a todos los judíos. Sabido es que, después de la muerte de Salomón, el pueblo se dividió en dos reinos: el del Norte y el de Judá. Los del Norte fueron deportados a Asiría el año 722 por Sargón II; el año 587, los de Judá fueron conducidos cautivos a Babilonia. Con los triunfos de Ciro, Asiría y Babilonia pasaron a depender de su autoridad. ¿Quiso referirse a todos los judíos, de uno y otro reino? Acaso no estuviera Ciro al corriente de las diferencias que dividían al pueblo de Israel; por lo mismo, las palabras "de todo su pueblo" (micol amo) abarcan a todos los judíos que viven en el imperio persa. Las versiones griegas han restringido el alcance de esta orden, añadiendo: "y que desean partir." No se impone la obligación a los exilados judíos de regresar a su patria. El que se decida a hacerlo contará con el favor de Dios, por cuanto el motivo principal del regreso a la patria era para reedificar el templo de Yahvé. Para Ciro, el Dios de Israel, Yahvé, tiene su morada en Jerusalén.

 

 

Solidaridad con los judíos repatriados.

"En todo lugar donde habiten restos (nistar) del pueblo de Yahvé," dice el texto. El término hebraico que significa resto es de uso muy común en la literatura profética (Is 51:7; 49:13), y se aplica a los judíos que por su fidelidad al pacto de la alianza se libran de los castigos con que Dios amenaza a los transgresores del mismo. En nuestro texto se aplica más bien a los sobrevivientes de los que habían sido deportados a Asiría y Babilonia (Is 10:20-21).

Un viaje a Palestina requería valor y medios económicos. Muchos judíos habíanse enriquecido en Babilonia y gozaban de una posición económica holgada (Jer 29:5; Ez 3:24; 8:1; 14:1; 33:31); pero otros vivían penosamente de su trabajo. En general fueron estos últimos los que se aprestaron con más entusiasmo a volver a la patria de sus antepasados. Con el fin de incitarles a emprender el regreso hace el rey un llamamiento a todos los que conviven con los judíos a fin de que les ayuden con plata, oro, utensilios y ganados, cosas necesarias tanto para el largo viaje cuanto para poder rehacer su vida en Judá. Esta colecta en favor de los judíos en vísperas de su partida recuerda en cierta manera el hecho de la huida de Egipto (Ex 12:35-36). Aquí la situación es distinta; es el rey mismo quien recomienda la caridad en favor de los judíos repatriados. Los vecinos (1:6), principalmente los judíos que habitaban en Babilonia (15), mostráronse generosos. Se recomendaba asimismo a todos hicieran donativos voluntarios (nedabah) para la casa de Yahvé. El sentido técnico de la palabra hebrea (Lev 22:18) se mantiene en 3:5.

 

 

¿Es Auténtico el Decreto de Ciro?

Algunos críticos lo niegan, por las siguientes razones: 1) No se concibe que Ciro diera la orden de edificar el templo de Jerusalén; a lo más, podía autorizar dicha construcción. 2) No es creíble que Ciro entregara dinero para la mencionada obra. 3) Se conserva un doble texto del decreto (1:2-4 y 6:3-5), con notables diferencias. 4) Algunas frases de sabor monoteísta no se explican en boca de Ciro. 5) El decreto fue redactado en hebreo, lo que parece improbable.

A estas dificultades puede responderse: 1) El verbo mandar equivale en el lenguaje semítico a permitir, autorizar (Jue 14:6; Mal 1:3-3). Un ejemplo de lo dicho hállase en 5:9, con la traducción: "¿Quién os ha autorizado la construcción de esta casa?" Tampoco Ciro procede como déspota ordenando a todos los israelitas que regresen a Jerusalén, sino más bien deja a todos en libertad. No quiso el texto hacer un parangón entre la huida de Egipto? la vuelta de los sionistas a su patria. Ciro exhorta a las gentes ciñas a que ayuden a los judíos en esta empresa, que debe redundar en provecho del mismo rey y de su imperio. Ciro se jactaba de haber restituido a muchos dioses en sus ciudades, esperando que con ello se mostrarán propicios. Espera que los favorecidos "pidan todos los días a Bel y Nebo la prolongación de mis días" (Pritchard, 316). Le convenía a Ciro llevar esta política religiosa como presupuesto indispensable para obtener la pacificación de todos los pueblos que integraban su imperio. Aun modernamente se dan casos de que monarcas y jefes de Estado contribuyen económicamente a la ayuda de un culto no estatal por razones políticas 3) Efectivamente, existen dos textos diferentes del decreto, con sensibles diferencias. ¿Cuál de los dos es el auténtico? Contra el primero se oponen dos argumentos: a) no pudo Ciro, politeísta, expresarse con frases que reflejan una mentalidad monoteísta y de formación judía; b) el decreto no pudo ser redactado en hebreo. En cuanto al primero, se responde que Ciro era politeísta, pues, además de Ahura Mazda, reconocía como suyos los dioses de los pueblos sujetos a su dominio, y en el trato con cada uno de ellos se esforzaba para acomodarse al lenguaje que exigían sus creencias. También Yahvé es Dios de Ciro, y atribuye a una inspiración suya la idea de levantarle de nuevo su templo.

Modernamente, Bickermann ha defendido vigorosamente la autenticidad del edicto de Ciro, exponiendo su texto en el sentido de que se trata de una proclamación hecha en hebreo por heraldos públicos, judíos quizá algunos de ellos. De esta manera se explica el matiz hebraico del mismo, porque, aunque emanaba de la cancillería real, su contenido fue dado a conocer por oficiales que pensaban y hablaban hebreo. El texto de 6:3-5 es un memorándum para uso de los oficiales y funcionarios persas. Pudo el texto original ser redactado en lengua persa o babilónica, pero, en atención a los judíos, fue dado a conocer en su propia lengua 5.

 

Ofrecimiento de voluntarios (1:5).

5 Levantáronse entonces los jefes de las familias de Judá y de Benjamín, los sacerdotes y levitas, y todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios, para subir a edificar la casa de Yahvé que está en Jerusalén.

 

No todos los judíos exilados se aprovecharon de la libertad otorgada por Ciro, sino sólo aquellos a los cuales animó e inspiró Dios. Se señalan en primer lugar los tres grupos o categorías de voluntarios: los jefes de familia, los sacerdotes y los levitas. Se discute si el texto alude a un cuarto grupo, al de los laicos, al decir: "y todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios." Para unos (Fernández), la frase es restrictiva; para otros señala un cuarto grupo (Bertheau, Pelaia). No sirven las razones aducidas por este último en el sentido de que, faltando los laicos, daría a entender el texto que los "laicos" no se prestaron a la invitación de repatriarse, lo que es falso. Al autor sagrado interesa más bien señalar la conducta de los jefes de la nación, eclesiásticos y laicos. Entre estos últimos hallamos a "los cabezas de familia," o de los padres (aboth). Israel dividíase en tribus, la tribu en parentela, y éstas en familias 6. Los cabezas de familia, de clan o parentela, de las dos tribus meridionales de Judá y Benjamín dieron ejemplo al levantarse y prepararse para, emprender el largo camino hacia la patria. Para el autor, el verdadero Israel está formado por las dos tribus de Judá y de Benjamín (1:5; 4:1 1 Neh 11:4), siendo sospechoso de sincretismo todo individuo procedente del reino del Norte.

 

Ayuda a los voluntarios (1:6-8).

6 Todos los que habitaban en derredor suyo les dieron objetos de plata y oro, utensilios, ganados y cosas preciosas, a más de los dones voluntarios, 7El rey Ciro dovolvió los utensilios de la casa de Yahvé, que Nabucodonosor había llevado de Jerusalén y puesto en la casa de sus dioses. 8 Ciro, rey de Persia, hizo que los sacara Miírídates, tesorero, que se los entregó a Sesbasar, príncipe de Judá.

 

Porque la empresa de estos valientes parecía arriesgada, las gentes vecinas, tanto indígenas como judíos, apresuráronse a colmarles de bienes. El texto hebraico dice literalmente: "fortificaron sus manos" (Jue 9:24; Is 35:3; Neh 2:18), idea que puede traducirse por "los ayudaron," tanto desde el punto de vista moral, animándolos y alabando su decisión, como material, entregándoles todo cuanto necesitaban para el viaje y para rehacer su vida en Jerusalén. El rey mandó que se devolviesen los utensilios sagrados empleados en la liturgia del templo, que Nabucodonosor había sustraído (2 Re 24:13-17; 25:13-15) y colocado parte en su palacio (2 Crón 36:7; Dan 5:2-3) y otra en el templo de sus dioses (Dan 1:2). Jeremías predijo la restitución de estos tesoros (52:17-23). Encargó al tesorero del templo, Mitrídates (4:7), que los entregara a Sesbasar. Mitrídates es nombre persa que puede significar "don de Mitra" o "consagrado a Mitra"; era Mitra el dios persa del sol. El nombre del príncipe de Judá, Sesbasar, es transcrito diversamente, lo que dificulta el conocimiento de su etimología. ¿Corresponde este nombre al de Senasar que se lee en 1 Crón 3:18? Es indudable su origen babilónico; acaso provenga del babilónico shamash-bal-usur = Samash protege al hijo.

 

Utensilios que se devuelven (1:9-11).

9 He aquí la lista de ellos: treinta fuentes de oro, mil fuentes de plata, veintinueve cuchillos, 10 treinta tazas de oro, cuatrocientas diez tazas de plata y otros mil vasos del segundo orden. 11 Los objetos de oro y plata eran en número de cinco mil cuatrocientos. Sesbasar lo llevó todo de Babilonia a Jerusalén a la vuelta de la cautividad.

 

Hemos traducido por fuentes el término hebraico hagartal, que probablemente querrá designar un balde, cubo o herrada que servía para las múltiples purificaciones en el templo. El texto hebreo, así como el de las versiones, no se ha conservado fielmente en lo que se refiere al número de utensilios. La suma de los mismos en el v.11 no corresponde a la enumeración anterior. ¿Dónde yace el error, en la suma total o en la enumeración parcial? Probablemente en esta última, como prueban las divergencias entre el texto hebreo y el griego. Pero no está probado que el v.11 sea la suma de los objetos enumerados anteriormente. Conocida es la facilidad con que el texto consonantico hebraico se ha prestado a la adulteración de los números. El encargado de llevar todos estos tesoros a Jerusalén fue Sesbasar.

 

¿Quién Fue Sesbasar?

Hemos hablado de la etimología del nombre; réstanos ahora averiguar su personalidad. Muchos autores, católicos y acatólicos, lo identifican con Zorobabel, de que se hablará en el capítulo siguiente; otros creen que es un personaje distinto. Las razones para la identificación son: 1) Es Sesbasar el encargado de devolver a Jerusalén los tesoros robados al templo; pero Zorobabel va al frente de los repatriados (2:2). 2) En el año segundo de Darío I (520 a.C.) era Zorobabel peha de Judea (Ag 1:1); construye él el templo (Esdr 3:8; 5:2; Zac 4:9). Pero también es llamado peha Sesbasar (Esdr 5:14), y se dice de él que puso los fundamentos del templo (5:16). 3) Sesbasar es llamado nasi: príncipe de Judá (1:5), título que compete asimismo a Zorobabel por ser hijo de Pedaya, que lo fuera de Jeconías (1 Crón 3:17-19). 4) Era común en la corte babilónica tener dos nombres. Así, nuestro personaje pudo llamarse Sesbasar en el trato con los funcionarios gentiles y Zorobabel al ponerse en contacto con los judíos, a los cuales repugnaba el primer nombre, teóforo de una divinidad pagana.

No parece que tales razones zanjen la cuestión. En primer lugar, es distinta la misión que recibe Sesbasar de la que se confía a Zorobabel. Que los dos son personajes distintos con misión diferente se deduce de 5:14-16, en donde se habla de Sesbasar — acaso sea el mismo Zorobabel el que habla — en tercera persona, lo que es incomprensible en el caso de ser él Zorobabel. En segundo lugar, del hecho que fuera Zorobabel peha en tiempos del profeta Ageo (520 a.C.) no se deduce que lo fuera en 537, esto es, en tiempos de la primera caravana de repatriados. Pero aún es probable que Sesbasar fuera el primer gobernador de Judea, siendo reemplazado más tarde por Zorobabel. En 5:14-16 se habla de Sesbasar, como persona ausente. Fue él el primer alto comisario del poder central, encargado de transportar el material cultual y de reedificar el templo. Al tercer argumento cabe oponer que el título de príncipe (nasi) no prueba que descendiera de familia real. Con el mencionado título se alude al poder político que ejercía Sesbasar (Ez 30:13; Jer 34:2). Era Sesbasar príncipe de Judá por nombramiento real, mientras que Zorobabel lo era de nacimiento (3:2-8; 4:23; 5:2; Neh 12:1; Ag 1:1-12; 2:2-23). No cabe duda que un mismo personaje llevaba a veces dos nombres (Dan 1:6; 2 Re 15:19), pero la dificultad radica en que un príncipe de Judá lleve dos nombres de origen babilónico. Hemos visto el origen etimológico de la palabra Sesbasar; Zorobabel viene de Zerbabili = simiente de Babilonia. ¿Por qué no adoptó un nombre hebraico al contacto con los judíos? De todo lo dicho se desprende que no existen argumentos válidos para identificar a Sesbasar con Zorobabel. En cuanto al testimonio de los antiguos, el autor de 3 Esdr 2:11; 4:13; 43-46; 5:1-6; 68-73 distingue ambos personajes; Flavio Joseíb7 los identifica.

 

Regreso a la patria (2:1).

1 Estos son los de la provincia que volvieron del destierro, de los que había llevado cautivos a Babilonia Nabucodonosor, rey de Babilonia, y tornaron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad.

 

Con la palabra provincia (medinah) se quiere establecer la distinción entre los judíos de la cautividad y los que habitaban en Palestina. El término medinah corresponde en sentido amplio al de región (Lam 1:1; Ez 19:8; 1 Re 20:14-17). En sentido estricto da a entender el texto que Judea estaba constituida en provincia autónoma, independiente de Samaría, gobernada por un peha, lo cual no tuvo lugar antes de Darío I (522-486). En el texto hebraico se emplean dos palabras casi sinónimas para designar el destierro: shebi, golah. "El primero se toma en sentido abstracto (3:8; 8:35), es decir, refiriéndose a la situación en que se hallaba Israel, la cautividad; mientras que el segundo puede entenderse, o bien del sitio, o bien de los desterrados (6:19-20; 8:35; 9:4). Por lo dicho se ve que los repatriados se llamaban bene hammedinah, en cuanto se hallaban ya en Judá, y bene haggolah, en cuanto habían estado en el destierro" (Fernández). El texto hace referencia exclusivamente a los deportados en tiempos de Nabucodonosor. Cada uno tornó a Jerusalén y a Judá, según eran o no sacerdotes. Estos últimos, por razón de sus funciones en el templo, habitaban en la Ciudad Santa y en sus alrededores. Los laicos marcharon cada uno % su ciudad natal. La llegada de los repatriados y su afincamiento en el territorio no fue nada fácil. Algunos encontraron sus casas destruidas, sin aperos de labranza, con los campos abandonados las cuadras vacías; pero otros ni siquiera les fue dado regresar a sus hogares ni ocupar sus campos, por haber pasado a poder de judíos que quedaron en Palestina o que habían pasado a ser propiedad de los paganos que se establecieron en Judea. Con tesón y dinero pudieron los repatriados volver a sus heredades, lo que hicieron los sionistas modernos al establecerse en Palestina amparados por la ley Balfour.

 

Jefes de expedición (2:2a).

2a Partieron con Zorobabel: Josué, Nehemías, Seraya, Ráelayas, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigraí, Rejum y Baana.

 

Esta misma lista aparece, con ligeras variantes, en Neh 7:7; 3 Esd 5:8. Zorobabel no es el mismo personaje queSesbasar. En estos dos últimos libros se añade el nombre de Najamani entre Raelayas (Nehemías: Raamías) y Mardoqueo, que en 2 Esdr es llamado Euenius. Con este número doce (once en nuestro texto) se quiere aludir a las doce tribus de Israel, aunque solamente se repatriaran familias de las de Judá y Benjamín (6:17; 8:35). El jefe de la expedición es Zorobabel, a causa de sus cualidades y por ser descendiente del rey Joaquim (Vulgata: Jeconías), en la línea de David (1 Crón 3:17-19). Josué era hijo de Josadac (5:2; Ag 1:1; 1 Grón 6:14) y sobrino de Sarayas, el último sumo sacerdote del templo, muerto en Ribla, en tierras de Harnat, por Nabucodonosor (2 Re 25; 18-21). De regreso a Jerusalén ejerció las funciones sacerdotales (3:2; 5:2). No parece que el personaje al que se llama Nehemías deba identificarse con el autor del libro que lleva su nombre. El padre de Esdras es llamado Serayas (7:1); en la lista de Neh 7:7, en vez de Seraya, leemos Azaría. Raelayas (Neh 7:7: Raamías) sólo es conocido por su nombre. Mardoqueo lleva un nombre derivado del dios babilónico Marduk; es distinto del Mardoqueo del libro de Ester.

 

1 RB 63 (1956) 423-427-

2 G. Cardascia, Les Archives de Murashu (París 1951).

3 "Ciencia Tomista," Ant. lud. 11:1:2.

4 (1914-15) 353-374-

5 Batten, 61. Defienden la autenticidad del decreto: R. De Vaux, Les décvets de y et de Darius: RB 46 (1939) 27-57; J. Bickermann, The Edict of Cyrus in Ezra I: JBL 05 (1946) 249-275-

6 Les institutions Γ17-43 .

7 Ant. lucí. 11:1:4.

 

 

Lista de Repatriados.

En el elenco de los que regresaron del exilio se observa un orden riguroso. Se mencionan en primer término los laicos (2:2-35), siguen los sacerdotes (v.36-39), los levitas (v.4o), cantores (v.41-42), porteros (v.42), netineos (v.43-54), hijos de los siervos de Salomón (v.55-58), los de origen israelita dudoso (v.59-63), suma total (v.64-67).

 

Laicos repatriados (2:2b-35).

2b Número de los hijos del pueblo de Israel: 3 Hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos. 4 Hijos de Sefatías, trescientos setenta y dos. 5 Hijos de Araj, setecientos setenta y cinco. 6 Hijos de Pajat Moab, de los hijos de Josué y de Joab, dos mil ochocientos doce. 7 Hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 8 Hijos de Zatu, novecientos cuarenta y cinco. 9 Hijos de Zacaí, setecientos sesenta. 10 Hijos de Baní, seiscientos cuarent y dos. 11Hijos de Bebaí, seiscientos veintitrés.12 Hijos de Azgad, mil doscientos veintidós. 13 Hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y seis. 14 Hijos de Bigvaí, dos mil cincuenta y seis. 15 Hijos de A din, cuatrocientos cincuenta y cuatro. 16 Hijos de Ater, de Ezequías, noventa y ocho. 17 Hijos de Besaí, trescientos veintitrés. 18 Hijos de Jora, ciento doce. 19 Hijos de Jasún, doscientos veintitrés. 20 Hijos de Gibar, noventa y cinco. 21 Hijos de Betlehem, ciento veintitrés. 22 De las gentes de Netofa, cincuenta y seis. 23 De las gentes de Anatot, ciento veintiocho. 24 Hijos de Asmavet, cuarenta y dos. 25 Hijos de Quiriat-Jearim, Que-fira y Beerot, setecientos cuarenta y tres. 26 Hijos de Rama y Gueba, setecientos veintiuno. 27 De las gentes de Mijmas, ciento veintidós. 28 De las gentes de Betel y Hai, doscientos veintitrés. 29 Hijos de Nebo, cincuenta y dos. 30 Hijos de Megbis, ciento cincuenta y seis. 31 Hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 32 Hijos de Jarim, trescientos veinte. 33 Hijos de Lod, Jadid y Ono, setecientos veinticinco. 34 Hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco. 35 Hijos de Senaa, tres mil seiscientos treinta.

 

En la larga lista de los laicos repatriados, diecisiete de ellos se citan con el respectivo nombre de familia; otros veintiuno, según el lugar de donde eran oriundos. A los diecisiete primeros se les llama hijos de (bene) Paros, etc., según el nombre de su familia o clan; los veintiuno restantes son conocidos por hombres de (anse) Gibar, etc., según las respectivas localidades de donde eran oriundos. En el primer caso, escribe Gelin, se refiere el autor a familias pertenecientes al proletariado (dalat haares); en el segundo, a los de posición confortable (am haares) 1. Los límites geográficos de las localidades citadas en el v.20-35 se ciñen al reducido territorio comprendido entre Betel y Hai, al norte; Belén y Netofa, al sur; entre Lod y Jericó, al este y oeste respectivamente.

Abren el elenco los hijos de Paros, clan que reaparece en 8:3; 10:25; Neh 3:25; 10:5. El nombre significa "Pulga" y se ha encontrado en letras fenicias en un sello antiguo (DB 5:219). En el v.6 hablase de los hijos de Pahat Moab. ¿Debe entenderse como nombre propio o en el sentido de "gobernador" (peha) de Moab? Es probable que algún personaje de esta familia ejerciera durante la dominación asiría el cargo de gobernador de Moab (1 Crón 4:22). Podemos suponer que el personaje que se esconde bajo las palabras pahat moab fuera tan conocido que no necesitaba ser nombrado con su nombre. De sus descendientes se habla en 8:4; 10:30; Neh 3:11; 10:15. Sus hijos se ramificaron en dos familias, la de Josué y la de Joab (Neh 7:11). De Elam (1 Crón 8:24) se habla nuevamente en el v.31: "Hijos del otro Elam." Según Batten, es un caso de repetición accidental.

En la lista por localidades ofrece el texto ciertas particularidades. En vez de Gibar parece recomendarse la lectura de gibeon (Neh 7:25), La ciudad de Gabaón, la actual el-Djib, a unos diez kilómetros al noroeste de Jerusalén. En contra de esta identificación puede invocarse el hecho de que en la lista se empieza con las ciudades del sur terminándose con las del norte. En caso de tratarse de Gabaón, está el versículo desplazado de su lugar de origen. Belén pertenecía a la tribu de Judá Que 17:7; 1 Sam 17:12), a diferencia del otro Belén, en Galilea, que pertenecía a la de Zabulón (Jos 19:15). El poblado de Netofa no se ha identificado plenamente. Algunos (Kos, Abel) lo emplazan en Jirbet Bedd Faíuh, a unos cuatro kilómetros al sudeste de Belén; otros (Fernández) lo buscan en Umm Tuba, al nordeste de la mencionada ciudad, o en Ramal Raheí, a cuatro kilómetros al sur de Jerusalén (Ubach). De Netofa era Marai, héroe de David (2 Sam 23:28). Anatot es la patria de Jeremías (Jer 1:1), a unos cuatro kilómetros al norte de Jerusalén. Era una residencia sacerdotal (Jos 21:18; 1 Crón 6:60). Azmavet (Bet-Azmavet, Neh 7:28) se hallaba a tres kilómetros al norte de Anatot (Neh 12:29), en el lugar conocido actualmente por Hizma. Conocida es la ciudad de Quiriat-Jearim (Jos 9:17; 15:9, etc.), que se identifica con el actual Abu Gosh, a catorce kilómetros al oeste de Jerusalén. Quefira (Jos 18:26) es el actual Jirbet Kefire, a tres kilómetros al norte del anterior. En cuanto a Beerot (Jos 18:28), se identifica con Tell el-Nasbe (Fernández) o con el Bire, a doce o dieciséis kilómetros, respectivamente, al norte de Jerusalén.

Pertenecía Rama a la tribu de Benjamín (Jos 18:25), así como Gueba (Jos 18:24). Famosas son las localidades de Betel (Gen 28:19) y Hai (Jos 8:1-28), Beitin y et-Tell, respectivamente, de nuestros días, al norte de Jerusalén. Debe distinguirse el poblado de Nebo (Nob, Beit Nuba, Niba) de la ciudad homónima de la tribu de Rubén (Núm 32:3; 38). Hemos hablado de la expresión "el otro Elam." Tanto a éste como al que se menciona en el v.7 se asignan mil doscientos cincuenta y cuatro repatriados. Según unos (Pelaia), es nombre de persona; para otros (Fernández), de lugar. Dígase lo mismo de Jarim; en el v.39 reaparece el nombre como perteneciente a familia sacerdotal. Del extremo occidental de Judá se cita Lod (Neh 11:31-35), la actual Lidda, Ludd, y Ono (1 Crón 8:12; Neh 6:2), el actual Kefr Ana, entre Lidda y Jafa, a unos ocho kilómetros al noroeste del primero. Por el este se menciona Jericó (Deut 37:3; Jos 6:1ss). Senaa debe encontrarse en los alrededores de Jericó (Neh 3:3), identificándose con Magdalsenna o Sheik Terimi, a unos once kilómetros al norte de la mencionada ciudad. Para Batten trátase de un nombre personal.

 

Lista de sacerdotes (2:36-39).

 

36 Sacerdotes: Hijos de Jedaya, de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres. 37 Hijos de Immer, mil cincuenta y dos. 38 jos de Pasjur, mil doscientos cuarenta y siete. 39 Hijos de Jarim" mil diecisiete.

 

Los sacerdotes de la primera caravana ascendían a cuatro mil doscientos ochenta y nueve, repartidos en cuatro familias. Los de Jedaya, Immer y Jarim representan la segunda, la dieciséis y la tercera de las veinticuatro clases sacerdotales de David (1 Crón 24:7-18). No se especifica si son o no familias sadocitas. Propiamente los sacerdotes "hijos de Jedaya" descendían de la familia de Josué, que ejercía el cargo de sumo sacerdote en tiempos de la vuelta a la patria. Cinco de los descendientes de Jarim habían contraído matrimonio con mujeres extranjeras (Esdr 10:21). Como puede observarse, dieron los sacerdotes ejemplo de valor al presentarse como voluntarios para regresar a la patria.

 

Levitas, cantores y porteros (2:40-42).

 

40 Levitas: Hijos de Jesúa y de Cadmiel, de los hijos de Odavías, setenta y cuatro. 41 Cantores: Hijos de Asaf, ciento veintiocho. 42 Porteros: Hijos de Salum, hijos de Ater, hijos de Taimó, hijos de Acub, hijos de Jetita, hijos de Sobaí, todos ciento treinta y nueve.

 

Trátase de tres familias distintas de levitas: Jesúa, Cadmiel y Odavías (3:9; Neh 9:5). Del primer texto parece deducirse que de Odavías se pasaba a Cadmiel. Gelin traduce: "Los hijos de Josué, a saber, Cadmiel, Binnoni (3 Esdr 5:26), Odavías." Pocos fueron los levitas que regresaron, porque, "habiendo disminuido su dignidad en la perspectiva deuteronómica y de Ezequiel (Ez 44:9-14), tuvieron pocos deseos de regresar (8:15). Puede darse también que fueran pocos los levitas deportados por pertenecer a una clase social pobre (dalat haares), que no interesaba al vencedor en 587 (Gelin, Ubach).

Además de los levitas propiamente dichos, que ayudaban a los sacerdotes en el servicio del templo, existían los cantores, cuyo oficio era acompañar con instrumentos músicos los cantos litúrgicos (Neh 12:24-30; 1 Crón 9:33-34; 15:16). David los había distribuido en veinticuatro clases bajo la dirección de Asaf, Hernán y Jedutún (1 Crón 15:16-17; 25:1). Constituían los porteros la tercera categoría de los levitas (Neh 10:24-26; 13:22; 1 Crón 9:17-26; 2 Crón 8:4). Su oficio consistía en guardar "las puertas de la casa de Yahvé y de la casa de la tienda" (1 Crón 9:23). Recogían las limosnas que se ofrecían para el templo (2 Re 22:4). Tres de los mencionados aparecen también juntos en otros textos (Neh 12:25; 1 Crón 9:17). En Jeremías se habla de "Maasías, hijo de Salum, el guarda del vestíbulo" (35:4). Un levita llamado Acub aparece en Neh 8:7 interpretando la Ley al pueblo. De las palabras del Salmo 84:11: "Prefiero estar a la puerta de la casa de mi Dios a morar en las tiendas de iniquidad," deduce Batten que este oficio debía ser considerado como una persona humilde.

 

Los netineos (2:43-54).

 

43 Netineos: Hijos de Šija, hijos de Jasufa, hijos de Tabaot 44 hijos de Queros, hijos de Sía, hijos de Fadón, 45 hijos de Lebana, hijos de Jagaba, hijos de Acub, 46 hijos de Jagab, hijos de Sanlaí, hijos de Janón, 47 hijos de Guidel, hijos de Gajar hijos de Reaya, 48 hijos de Resín, hijos de Necoda, hijos de Gazam, 49 hijos de Uza, hijos de Paseaj, hijos de Besaí, 50 hijos de Asena, hijos de Meunim, hijos de Nefasim, 51 hijos de Bacbuc hijos de Jacufa, hijos de Jarjur, 52 hijos de Baslut, hijos de Me-jida, hijos de Jarsa, 53 hijos de Barcos, hijos de Sisera, hijos de Tamaj, 54 hijos de Nesiaj, hijos de Jatifa.

 

Descendían los netineos de los prisioneros de guerra que Josué destinó a cortar leña y a sacar el agua para la asamblea y para el altar de Yahvé (Jos 9:27). Propiamente su institución se remonta a David (Esdr 8:9), que los sometió a las órdenes de los levitas, ayudándoles en los trabajos más humildes de cortar leña, acarrear agua, barrer el santuario, etc. Ya desde Moisés (Núm 31:47) disponían los levitas de prisioneros como ayudantes. Su mismo nombre en hebreo, Netinnim, y en griego, oí dedomenoi, significa los donados, los oblatos. Estos nombres reciben también en algunas órdenes religiosas los que entran en religión con el fin de ocuparse en trabajos ordinarios y humildes. Tanto el libro de Esdras (2:43-58-70; 7:7-22; 8:17-20) como el de Nehemías (3:26-31; 7:46-60-73; 10:29; 11:3-21) dan mucha publicidad a estos abnegados trabajadores que regresaron del exilio para continuar su tarea al servicio del templo. En los "hijos de Meusim" ven algunos autores a descendientes de los maonitas o míneos, que venció el rey Azarías y puso al servicio del templo (1 Grón 4:41; 2 Grón 26:7). Los Nefasim acaso sean descendientes de la tribu ismaelítica de Nafis (Gen 25:15-16).

 

Los siervos de Salomón (2:55-58).

 

55 Hijos de los siervos de Salomón: hijos de Sotaí, hijos de Soferet, hijos de Peruda, 56 hijos de Jaala, hijos de Darcón, hijos de Gudel, 57 hijos de Sefatías, hijos de Jatil, hijos de Pogueret, Asebaim, hijos de Arní. 58 Todos los netineos e hijos de los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos.

 

Con este nombre se designan los descendientes de los amorreos, jéteos, fereceos, de los jeveos y de los jebuseos que habían quedado en Palestina y que los hijos de Israel no habían podido dar al anatema. A todos obligó Salomón a prestación personal (1 Re 9:21-22), a la manera como hacían los netineos (Neh 11:3).

 

De origen y dignidad indefinidos (2:59-63).

 

59 Estos son los que subieron de Tel Mela, Tel Harsa, Querub, Addán e Immer, sin poder dar Tazón de su casa paterna y de su estirpe para probar que eran de Israel. 60 Hijos de Delaya" hijos de Tobías, hijos de Necoda, seiscientos cincuenta y dos. 61 Y de los hijos de los sacerdotes, hijos de Abaya, hijos de Cos, hijos de Barzilai, que tomó por mujer a una de las hijas de Bar-zilai, galadita, y fue llamado con el nombre de ellos; 62 éstos buscaron sus registros genealógicos, pero no los hallaron y fueron excluidos del sacerdocio, 63 y el gobernador les prohibió comer las cosas santas mientras un sacerdote no consultase los "urim" y "tummim."

 

Algunos laicos no pudieron presentar pruebas de su pertenencia al pueblo judío, a pesar de llevar algunos de ellos nombres israelitas y yahvistas. Tampoco pudieron demostrar su ascendencia sacerdotal algunos que se preciaban de serlo. Por precaución, el gobernador les prohibió comer las cosas santas mientras un sacerdote no consultase los urim y tummim (1 Sam 14:41; Ex 28:30; Lev 8:8; Núm 27:21; Deut 33:8), o sea, las suertes que llevaba en su pectoral el sumo sacerdote. Todos ellos procedían de cinco localidades babilónicas no identificadas. Puede darse que estos hombres fueran prosélitos o descendientes de matrimonios mixtos.

De entre los tres grupos pertenecientes al sacerdocio se citan Abaya, Cos, Barzilai. Sabemos que fue Cos el jefe de la séptima clase de los sacerdotes (1 Crón 24:10). Hablase de Barzilai en 2 Sam 17:27; 19:32-39, por ser bienhechor y favorito de David. Una hija suya contrajo matrimonio con un sacerdote, del cual se desconoce el nombre. A causa de querer conservar el nombre de tan gran personaje, o porque, habiéndose extinguido la línea del padre, pasó la herencia a las hijas, perdióse el nombre del sacerdote, adoptando sus descendientes el de la madre. Puede darse muy bien que la hija de Barzilai hubiera sido la heredera (Núm 36:1-13). Con los sacerdotes procedióse con rigor, tomándose todas las precauciones para no autorizar el uso de los privilegios a unos individuos que no podían acreditar sus títulos. El tirsata, o sea el gobernador (Neh 7:65-70; 8:9; 10:2), tomó cartas en el asunto. La solución definitiva de esta cuestión dejóse para un tiempo en que el sacerdote consultase a Dios sirviéndose de las suertes urim y tummim. Después del exilio cayeron en desuso; sin embargo, del texto cabe inferir que existía la esperanza de que entrarían de nuevo en acción una vez reconstruido el templo. Según el Talmud (Yoma 21:2), faltaron cinco cosas al nuevo templo: el arca de la alianza, el fuego celestial, los urim y tummim, la shekinah o presencia divina y el aceite santo.

 

Suma total (2:64-67).

 

64 La congregación toda entera era de cuarenta y dos mil trescientas sesenta personas, 65 sin contar los siervos y siervas, en número de siete mil trescientos treinta y siete. Entre ellos había trescientos cantores y cantoras. 66 Tenían setecientos treinta y seis caballos, doscientos cuarenta y cinco mulos, 67 cuatro cientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte asnos.

 

El término hebraico qahal significa la comunidad o congregación que formaban los que se habían ofrecido voluntariamente a regresar a la patria. El término indica un cuerpo organizado, lo cual no es estorbo para extenderlo a esta multitud pronta para partir. En el texto se habla de cantores y cantoras, lo que pone de relieve la existencia de agrupaciones que tenían por misión alegrar con sus cantares los banquetes o acompañar con sus lúgubres acentos las ceremonias funerarias. Algunos exegetas encuentran exagerado el número de camellos con relación a unos pobres exilados. Pero, dado el interés que puso el rey en formar el primer contingente, el interés de la vecindad, persa y judía, por dotar de todo lo necesario a los que partían, se comprende que tenían necesidad de muchos animales de carga. Además, iban en la caravana mujeres y niños, que no podían andar a pie largo trecho. Tampoco parece cierto que los repatriados fueran todos pobres.

 

Ofrendas para el templo (2:68-70).

68 Muchos de los jefes de familias, al llegar a la casa de Yahvé en Jerusalén, hicieron ofrendas voluntarias para la casa de Yahvé, para reedificarla en el lugar en que había estado. 69 Dieron para el tesoro de la obra, según sus medios, sesenta y un mil dáricos de oro, y cinco mil minas de plata, y cien túnicas sacerdotales. 70 Los sacerdotes y levitas y las gentes del pueblo, los cantores, los porteros y los netineos se establecieron en sus ciudades. Todo Israel habitó en sus ciudades.

 

Quería Ciro que los judíos se repatriasen, con la finalidad de reconstruir cuanto antes el templo de Yahvé en Jerusalén. Al llegar allí la primera expedición encontró el templo convertido en un montón de escombros. Impresionados por ello, y antes de pensar en el establecimiento propio, hicieron cuantiosas limosnas, en metálico y en especie. La moneda persa dracma o dárico (8:27) equivalía aproximadamente a una libra esterlina. Según cálculos, la suma recaudada monta a medio millón de dólares, "enorme suma, que estas gentes no podían entregar" (Batten). La mencionada cantidad procedía en parte de los donativos de los ricos judíos de Babilonia. También entre los modernos sionistas prevalece el inmigrante de clase modesta; pero, sin embargo, la banca judía mundial provee a los repatriados de lo necesario y les entrega enormes sumas pan la transformación del territorio que debe ser el "Hogar judío." Un vestido sacerdotal completo constaba de unos pantalones, túnica con mangas hasta los pies, cíngulo y turbante para la cabeza.

 

 

1 Würthwein, Der amm ha arez irn Alten Testament (Stuttgart 1936); S. Zeitlin, "e Am haarez: Jor 23 (1932-33) 45-61; E. Klamroth, Die Jüdischen Exulanten in Babylonio (.Leipzig 1912) p. 99 10-1

 

¿Hubo una Repatriación en Tiempos de Ciro?

Algunos críticos independientes dudan de la autenticidad de las listas de repatriados que acabamos de ver. Sus razones, en síntesis, son: 1) Número excesivo de ellos. 2) No se comprende el cese del sacerdocio antes de la reconstrucción del templo. 3) Hablar de la provincia (hammedinah) de Judea en tiempos de Ciro es anacrónico. 4) El término qahal significa una asamblea o comunidad de hombres ya organizada. 5) Nada dicen los profetas Ageo y Zacarías de una repatriación anterior al año segundo del rey Darío (520 a.C.).

A esto cabe responder: 1) Los repatriados suman, en cifras redondas, unos cincuenta mil, número muy insignificante si tenemos en cuenta el número de deportados en los años 598-597 y 587-586 (2 Re 24:13-16; 25:11-12). Según Van Hoonacker, el número global de deportados en los mencionados años "sobrepasaba con mucho los doscientos mil hombres." 2) No cabe invocar el testimonio de 2:62; Neh 7:64, para decir que los sacerdotes no ejercían sus funciones sagradas. Únicamente se deduce de dichos textos que se mantenían alejados provisionalmente del ministerio los que no podían justificar su genealogía sacerdotal. 3) Hemos visto que la palabra medinah puede tener un sentido amplio de región, como aparece en los textos ya mencionados. 4) El vocablo qahal, además de significar comunidad organizada, admite otros más genéricos de "cualquier muchedumbre de hombres" (Gesenius; Jer 31:8; 44:15; Ez 16:40; 23:46-47; 27:27; 32:22-23).

En cuanto a lo de Ageo y Zacarías, cabe decir que no era conveniente recordar a los judíos de tiempos de Darío el intento fallido de restaurar el templo. Pero Ageo alude a una vuelta del destierro, al decir: "A causa de mi casa, que está en ruinas, mientras que vosotros andáis corriendo cada cual hacia su propia casa" (1:9), palabras que indican celo en los repatriados para reconstruir sus casas, olvidando la de Yahvé. En cuanto a Zacarías (6:9-15), dice Van Hoonacker: "Zacarías afirma en términos explícitos que la gola, los judíos vueltos de Babilonia, están ya establecidos en Judea." En conclusión: la historicidad de las listas de los repatriados en tiempos de Ciro (Esdr 2:2-70; Neh 7:7-22) va afianzándose cada día más.

 

Restauración del altar y del culto (3:1-7).

1Llegado el séptimo mes, los hijos de Israel que estaban ya en sus ciudades se reunieron como un solo hombre en Jerusalén. 2 Josué, hijo de Josadac, con sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel, hijo de Saaltiel, con sus hermanos, se levantaron para edificar el altar del Dios de Israel y ofrecer sobre él el holocausto, como está prescrito en la Ley de Moisés, hombre de Dios. 3 Asentaron el altar sobre sus cimientos, aunque había que temer de los pueblos vecinos, y ofrecieron en él holocaustos a Yahvé, el holocausto de la mañana y el de la tarde. 4 Celebraron la fiesta de los Tabernáculos, como está escrito; ofrecieron día por día holocaustos, según el número prescrito para cada día. 5Después siguieron ofreciendo el holocausto perpetuo, los holocaustos de los novilunios y los de todas las solemnidades consagradas a Yahvé, y los de todos aquellos que hacían ofrendas voluntarias a Yahvé. 6Comenzaron a ofrecer holocaustos desde el día primero del mes séptimo. Todavía, sin embargo, no se habían puesto los cimientos de la casa de Yahvé. 7Dieron dinero a los canteros y a los carpinteros, y comida, bebida y aceite a los sidonios y a los tirios, para que trajesen maderas de cedro del Líbano a Jafa, según había dispuesto en cuanto a esto Ciro, rey de Persia.

 

Dentro del mismo año de haber llegado los primeros repatriados celebróse una reunión "como un solo hombre" en Jerusalén. Suponiendo que salieron de Babilonia a primeros de Nisán y calculando unos tres meses de viaje, se deduce que dispusieron los sionistas de tres meses para establecerse, aunque de manera provisional, en sus respectivas ciudades. Al llegar el séptimo mes, el de tishri (septiembre-octubre), acudieron a Jerusalén. El día 10 de este mes celebrábase el día de la expiación (Lev 23:27-32) y el 15 la fiesta de los Tabernáculos (Lev 23:33-36). No convenía que los repatriados olvidaran que la misión primordial que les había confiado el rey era la reconstrucción del templo.

El sacerdote Josué (2:2), ayudado por todos sus colegas en el sacerdocio, decidió reconstruir el altar de los holocaustos. Al decir el texto "Zorobabel. con sus hermanos" quiere aludir a los jefes de familia, de que se habló en 2:2. En muchos pasajes bíblicos (2:8; 5:2; Neh 12:1; Ag 1:12-14; 2:3-24) se afirma que Zorobabel era hijo de Saaltiel, lo que parece en contradicción con 1 Crón 3:17-19, que le llama hijo de Pedaya, hermano de Saaltiel, ambos hijos de Jeconías. La dificultad se resuelve, o bien dudando del valor crítico de la lección del libro de las Crónicas, o recurriendo a ley del levirato (Cornely, Schanz, Buzy, Pelaia), según la cual tomó Pelaya por esposa a la viuda de sus hermanos Saaltiel, muerto sin hijos, que tuvo de ella a Zorobabel. En este caso sería Zorobabel hijo natural de Pelaya e hijo legal de Saaltiel.

El altar de los holocaustos era de bronce; estaba en el atrio del templo, donde se sacrificaban las víctimas (Ex 27:1-8). En el sacrificio de holocaustos se consumía toda la víctima, denotándose con ello la total sumisión del ser humano a Dios (Lev 1:3). Todos los días, mañana y tarde, era sacrificado un cordero en holocausto (Ex 29:38-42). En otros lugares es llamado Moisés "hombre de Dios" (Deut 33:1; Jos 14:6; 1 Crón 23:14; 2 Crón 30:16).

No aparece claro el sentido que tiene el versículo 3 en el texto original. Fernández traduce: "Y asentaron el altar en su propio sitio" porque se les mostraban hostiles los pueblos de la región." Vaccari "Y lo erigieron sobre sus bases, aunque con el terror que les infundían la población paisana." Gelin: "Se restableció el altar en su lugar tradicional, a pesar del temor que se tenía al pueblo del país." Según la primera traducción, los judíos levantaron el altar para tener propicio a Dios, ya que los pueblos vecinos les eran hostiles. Otros exponen el texto en el sentido de que se apresuraron a edificar el altar por temor a que, tardando más, les pusieran algún estorbo los pueblos vecinos. Calculaban ellos que, una vez levantado, más difícil era demolerlo.

Van Hoonacker justifica el temor de los judíos por haberse levantado el altar sobre un bamah, donde ofrecían sacrificios las gentes de los pueblos de los alrededores. Los judíos, puritanos, no podían sacrificar sobre aquel altar sincretista y aun sacrilego, por lo cual decidieron demolerlo y edificar otro a toda prisa. Con el nuevo altar pudieron reanudarse los sacrificios, conforme mandaba la Ley. La fiesta de los Tabernáculos duraba ocho días, del 15 al 22 del mes de Tishri, durante los cuales vivían en cabanas fabricadas con ramas de árboles (Lev 23:42). Los sacrificios de los novilunios o neomenias se ofrecían al principio de cada mes (Núm 10:10). Las ofrendas voluntarias o de devoción (nedabah) no dispensaban de ningún sacrificio preceptuado por la Ley. Algunas ofrendas voluntarias hacíanse obligatorias cuando intervenía algún voto (neder).

Sin embargo, el simple altar no podía satisfacer las aspiraciones religiosas del pueblo, ni agradar a Dios, ni, finalmente, ser del agrado de Ciro, empeñado en que se reconstruyese el templo de Yahvé. A esta empresa se pensó desde los primeros momentos. Se hicieron, en primer lugar, los preparativos que permitieran, dado un determinado momento, empezar y terminar rápidamente la fábrica del templo. ¿Es casualidad que coincidieran estos preparativos con los del templo de Salomón? (1 Re 5:6-12; 2 Crón 2:355). No ignoraban los judíos las incidencias de la construcción del templo salomónico. No quisieron los repatriados que faltara al nuevo templo la madera de cedro, tanto más que Palestina era pobre en árboles aptos para la construcción. Más que pura casualidad, debe verse en el texto no una narración artificial inventada por el autor, sino más bien la solicitud de los sionistas por construir un templo digno a Yahvé. Como en tiempos de Salomón, la madera era transportada desde Fenicia al puerto de Jafa. Siendo Fenicia pobre en agricultura, preferían sus obreros el salario en especie. Sidón fue destruida en 676 antes de Jesucristo, pero era nuevamente dueña del mar en tiempo de los persas (Herodoto, Hist. 7:96-99). La riqueza principal de tiros y sidonios eran los cedros del Líbano (Is 2:13; Ez 31:3).

 

Sacerdotes y levitas en acción (3:8-9).

8 El año segundo después de la llegada a la casa de Yahvé a Jerusalén, el segundo mes, Zorobabel, hijo de Saaltiel; Josué, hijo de Josadac, con el resto de sus hermanos los sacerdotes y los levitas, y todos los otros que habían venido de la cautividad, dieron principio a la obra y encargaron a los levitas de veinte años arriba la vigilancia de los trabajos de la casa de Yahvé. 9 Josué, con sus hijos y sus hermanos; Cadmiel, con sus hijos hijos de Oda vías; los hijos de Jenadad, con sus hijos y sus hermanos los levitas, se dispusieron todos a una a vigilar a los que trabajaban en la casa de Dios.

 

En la reunión de Jerusalén (3:1) se decidió la reconstrucción del templo. En el mes segundo (lyyar) del año siguiente de su llegada, estaban las cosas listas para dar comienzo a la gran obra. El verbo hebraico correspondiente a empezar (en nuestro texto: dieron principio) carece de complemento. El texto no sugiere que empezara el mes segundo la obra material del templo. Más bien creemos que en este tiempo comenzaron las autoridades civiles y religiosas a ocuparse de todo lo conducente a la obra, que debía empezar a últimos de junio, una vez libre el pueblo de las faenas del campo y con trigo para pagar a los trabajadores. La presencia de Zorobabel no es un argumento decisivo para admitir su identificación con Sesbasar. Como los operarios debían ser muchos, se dispuso que los levitas de más de veinte años vigilaran los trabajos. Desde los últimos años de David no se permitió que los levitas ejercieran sus funciones antes de los veinte años (1 Crón 23:24-27; 2 Crón 31:17). El texto original del v.6 dice: "Se dispusieron Josué y sus hijos y sus hermanos; Cadmiel, y sus hijos, los hijos de Judá, unánimemente a vigilar a los que trabajaban en la casa de Dios. Los hijos de Jenadad, sus hijos y sus hermanos, los levitas." En vez de Judá debe leerse Odavias, conforme a 2:40.

 

La primera piedra (3:10-13).

10 Cuando los obreros pusieron los cimientos de la casa de Yahvé, asistieron los sacerdotes revestidos, con trompetas, y los levitas, los hijos de Asaf, con címbalos, para alabar a Dios según la ordenación de David, rey de Israel, 11 y cantaban alabando y confesando a Yahvé: "Porque es bueno, porque es eterna su misericordia para Israel." Todo el pueblo lanzaba gritos jubilosos, alabando a Yahvé, porque se ponían los cimientos de la casa de Yahvé. 12 Muchos de los sacerdotes y levitas y de los jefes de familias, ya ancianos, que habían conocido la casa primera, lloraban en voz alta al ver poner los cimientos de esta obra, mientras que los demás gritaban jubilosos, 13 no pudiendo distinguirse en el pueblo entre el clamor de los gritos de alegría y el de los llantos, porque clamaba el pueblo con júbilo, y el ruido se oía hasta lejos.

 

Fue un acontecimiento histórico el acto de colocar la primera piedra. Sacerdotes y levitas asistieron a la ceremonia revestidos con los hábitos sagrados y tocando instrumentos (2 Crón 5:12-13)· Desde Moisés, el uso de las trompetas era reservado a los sacerdotes (Núm 10:10). Los descendientes de Asaf son los levitas cantores por antonomasia (1 Crón 25:1-2). En sus cantos se acompañaban con címbalos. De este instrumento se habla en las Crónicas y en los libros de Esdras y Nehemías. Era el címbalo para los levitas hijos de Asaf lo que las trompetas a los sacerdotes. La institución ¿e los levitas cimbalistas, como los arpistas y tocadores de lira, se remonta a David (1 Crón 25:1-6) y a los profetas Gad y Natán (2 Crón 29:25) 1.

Muchos de los repatriados, que no habían contemplado el maravilloso templo de Salomón, lanzaban gritos de entusiasmo al ver convertido en realidad el sueño de sus ideales yahvísticos. Con la reconstrucción del templo volvería a renacer Israel como pueblo independiente y soberano. Los ancianos, laicos y sacerdotes, lloraban de emoción. Su llanto nacía del recuerdo del grandioso templo salomónico convertido en ruinas.

¿Es histórica la narración de 3:1-13? Algunos exegetas independientes lo negaron en otros tiempos, alegando 5:2 y los testimonios de Ag 2:15-18 y Zac 4:9; 8:9. Pero el primer texto no debe aislarse de 3:7 y 5:16. Así las cosas, se comprende que la noticia de 5:2 se armoniza con lo dicho en este capítulo. Sin embargo, parece que la obra empezada bajo Ciro fue interrumpida muy pronto, quedando apenas rastro visible de lo hecho. "¿Qué interés podían tener Ageo y Zacarías en volver los ojos hacia aquel episodio desgraciado, que todos los judíos debían de mirar con pena e indignación, si no es que lo habían ya casi olvidado? Por esto, aquel primer conato de restauración era para ellos como si nunca hubiese existido" (Fernández). ¿Quiénes malograron tan santo empeño?

 

1 Médiebelle; E. Gerson-Kiwi, Musique: DBS 1411-1468.

 

Los Samaritanos.

Llámanse así los descendientes de la mezcla o fusíon de los indígenas de Samaría con los colonos procedentes de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Jamat y de Sefarvaím que mandó el rey asirio para que se estableciesen en las tierras de Samaría en lugar de los hijos de Israel (2 Re 17:24-41). Más tarde, Asaradón y Asnapar (¿Asurbanipal?) mandaron nuevos colonos (Esd 4:2-10). Con el emplazamiento de estos extranjeros en tierras de Canaán cayó el país en un caos religioso. Los mismos israelitas, adoradores de Yahvé, dejáronse seducir por los dioses de los advenedizos, de tal manera que, sin abandonar sus creencias yahvistas, servían simultáneamente a sus dioses (2 Re 17:33-41). Junto a esta híbrida niezcolanza de razas, escribe Ricciotti, sobrevino un hecho muy lógico según la antigua mentalidad oriental. Partiendo del principio de que cada región tenía su dios local, como si fuera el numen loci, los pueblos extranjeros y alienígenas acabaron por venerar al Dios de Samaría, Yahvé. A este fin se les envió un sacerdote que había sido deportado para que les enseñara el culto del Dios de la region (2 Re 17:27). Los samaritanos habían adquirido ciertos privilegios en la región a costa de los israelitas deportados a Babilonia. Al volver éstos y reivindicar el derecho sobre sus casas, sus campos, sus haciendas, e intentar reedificar el templo como punto aglutinante de su nueva personalidad, hirieron la susceptibilidad de los samaritanos.

 

Exigencias de los samaritanos (4:1-3).

1 Cuando los enemigos de Judá y Benjamín supieron que los vueltos de la cautividad estaban reedificando el templo de Yahvé, Dios de Israel, 2llegáronse a Zorobabel y a los jefes de familia y les dijeron: "Queremos cooperar con vosotros en la reconstrucción, porque también nosotros buscamos a vuestro Dios, y a él sacrificamos desde los días de Asaradón, rey de Asiría, que aquí nos trajo." 3 Dijéronles Zorobabel, Josué y los demás jefes de familia de Israel: "No conviene que juntos edifiquemos la casa de nuestro Dios; hemos de ser nosotros solos quienes la edifiquemos a Yahvé, Dios de Israel, pues así lo ha mandado el rey Giro, rey de Persia."

 

No se mencionan explícitamente los enemigos de los repatriados, pero no cabe duda que fueron los samaritanos (Neh 4:2). El autor habla de "Judá y Benjamín," las dos tribus que formaban fundamentalmente el reino de Judá, considerando el templo de Jerusalén como santuario nacional. A los repatriados llama el texto "los hijos de la cautividad." Los samaritanos dirigiéronse a las autoridades civiles y religiosas, pidiendo se les autorizara contribuir a la obra. Alegan ellos que invocan a Yahvé y le ofrecen sacrificios. El texto hebraico, a causa de una corrección debida probablemente a los masoretas, pone en boca de los comisionados las palabras: "Y nosotros no sacrificamos." Además de estas razones de carácter religioso, pretendían ellos otras ventajas políticas. Al colaborar con los repatriados, adquirían un derecho sobre el templo, se les facilitaba su presencia en Jerusalén y acaso se les abría el camino para ejercer sobre los sionistas una especie de control y autoridad. Los jefes de los repatriados no se dejaron engañar, rechazando el ofrecimiento por ser orden de Giro que fueran ellos solos los que edificaran el templo. Las autoridades no aducen las razones decisivas que motivaron su negativa. Fueron éstas de carácter religioso principalmente. ¿Como podían admitir la colaboración de unos sincretistas que "buscaban a Dios" y ofrecían al mismo tiempo sacrificios a los ídolos? ¿No era Yahvé un Dios celoso, que no toleraba competidores? (Ex 20:5; 34:14). ¿Cómo podían autorizar esta colaboración sabiendo que con ellos se franqueaba la puerta del santuario a gentes incircuncisas e impuras? (Is 52:1).

 

Reacción samaritana (4:4-5).

4Entonces las gentes de aquella tierra intimidaron al pueblo de Judá, queriendo impedir la construcción; 5y ganándose con dinero algunos consejeros de la corte, procuraron hacer fracasar su propósito durante todo el remado de Ciro, rey de Persia, hasta el reinado de Darío, rey de Persia.

 

La indignación apoderóse de los samaritanos, llamados aquí "pueblo de la tierra" (am haares), no en el sentido sociológico de terratenientes (2 Re 23:30-35), en oposición a dalat haares, "los indigentes," sino en el sentido de las gentes que ocupaban el país a la llegada de los repatriados. Con sus manejos impedían a los obreros que trabajaran, retrasando con ello la reconstrucción del templo. Para su causa ganaron la voluntad de algunos funcionarios residentes en Samaría, que paralizaron la obra del templo durante los años 538-530 de Ciro y durante todo el reinado de Cambises (530-522), con unos quince o dieciséis años en total. Seguramente que Ciro se hubiera opuesto a la idea de paralizar las obras, pero sus oficiales destacados en Palestina, ganados por el dinero, se daban maña para impedir que las quejas de los repatriados llegaran a la corte imperial. La historia conservó memoria de este primer fracaso en orden a la reedificación del templo. En contra de lo que sucederá más tarde (Ag 1:3ss), la primera caravana de repatriados empezó la obra con entusiasmo, pero una oposición sistemática la paralizó en sus comienzos.

El autor, que ha hablado del obstruccionismo samaritano en tiempos de Ciro (4:1-5), abandona el orden cronológico para insistir sobre el mismo tema, aduciendo unos hechos acaecidos bajo el reinado de Jerjes (485-465) y Artajerjes, que encontró en un escrito arameo.

En el mencionado documento se hablaba, conforme al orden cronológico (5:1-6-18), de la reconstrucción del templo bajo el reinado de Darío (522-485), y, finalmente, de las tentativas de levantar los muros de Jerusalén en tiempos de Jerjes (485-464) y Artajerjes (464-424). Pero el autor invirtió conscientemente el orden con el fin de juntar 4:6-23 con 4:1-5 y reunir de esta manera toda la documentación relativa a las intrigas de los samaritanos.

Esta inversión del texto (5:1-6:18 después de 4:6-23) obedece a la semejanza de argumento. De hecho, tanto en la sección 4:6-23 como en 4:1-5 se habla de la paralización de las obras por intrigas de los samaritanos, aunque en el primero de los textos se hable de la reconstrucción de los muros en tiempos de Jerjes y en el segundo de la reedificación del templo en tiempos de Ciro. Otras explicaciones han sido propuestas por autores católicos y acatólicos, que, a nuestro parecer, presentan sus dificultades.

 

Los samaritanos durante el reinado de Asnero (4:6).

 

6 En el reinado de Asuero, al comienzo de él, escribieron una acusación contra los moradores de Judá y de Jerusalén.

 

El tema de la oposición de los samaritanos le apasiona tanto al autor, que le obliga a dar un salto histórico. Como en tiempos de Ciro, también en los del rey Asuero se mostraron los samaritanos hostiles a los judíos, escribiendo en contra suya una carta al monarca persa. Era éste Jerjes (485-464), hijo de Darío, llamado Asuero en el texto hebraico (ahashverosh), y del cual se habla largamente en el libro de Ester. Los autores de la carta eran tanto los samaritanos como las personas que se habían afincado después del exilio en tierras de Judá y de Jerusalén. Bajo la capa de patriotismo y adhesión al rey de Persia, escribieron una acusación a fin de conservar los derechos adquiridos sobre las tierras y domicilios, tratando, además, de impedir sucesivas oleadas de repatriados. Los samaritanos debían exponer al monarca el peligro que representaba la reconstrucción de las murallas de la capital del yahvismo.

 

Carta a Artajerjes (4:7).

7 Y en tiempos de Artajerjes, Bislam, Mitrídates, Tabeel y el resto de sus colegas escribieron a Artajerjes, rey de Persia. La carta fue traducida al arameo y transcrita con caracteres árameos.

 

Era Artajerjes el hijo menor de Asuero, al cual sucedió en el trono (464-424) después de haber dado muerte a su hermano mayor, Istaspes, que se lo disputaba. Durante su reinado recibió varias acusaciones de los samaritanos contra los judíos. La primera carta fue escrita por tres personajes conocidos, con la aprobación de todos sus colegas. Se discute si son tres o dos los firmantes de la carta con su nombre. Algunos autores (Ricciotti, Médiebelle) interpretan el término bishlam como equivalente al hebreo beshalom, en paz, de acuerdo, aduciendo en su apoyo la versión griega, árabe y siríaca. Rudolph propone la lectura besahlem, birushalayim, contra Jerusalén, siendo el sentido de la frase: "Escribieron contra Jerusalén a Artajerjes." Bislam figura como primer promotor de la acusación. Mitrídates es un persa establecido en Palestina, ganado por los samaritanos a su causa. Dícese que la carta estaba escrita en arameo. Fueron los árameos tribus nómadas que habitaban los territorios comprendidos entre Arabia y Mesopotamia, que se infiltraban, ya sea en Siria, en TransJordania y Mesopotarnia. A últimos del siglo VIII, su lengua convirtióse en la lengua diplomática y de las relaciones comerciales entre los pueblos del Próximo Oriente (2 Re 18:26). En el texto masorético dice la última parte del v.7: traducida al arameo. Falta esta última palabra en e texto griego, por lo cual se ha deducido que faltaba en el original, en el que entró por obra de un copista que quiso indicar que empezaba aquí la sección aramaica. En efecto, a partir del v.8 empieza el texto aramaico, que se prolonga hasta 6:18. Calla el texto el éxito de la carta. Tampoco se vislumbra en él si la letra fué escrita en arameo y traducida al persa, o viceversa.

 

Los samaritanos a la carga (4:8-10).

8 Rehum, el gobernador, y Simsaí, secretario, escribieron a Artajerjes, rey de Persia, acerca de Jerusalén, esta carta: 9 "Rehum, gobernador; Simsaí, secretario, y el resto de sus colegas, los jueces y los oficiales persas y los hombres de Erec, de Babilonia, de Susa, de Deha, de Elam 10 y de otros pueblos que el grande y glorioso Asnapar trasladó y estableció en la ciudad de Samaría y otros lugares del lado de acá del río," etc.

 

Quizá la carta antes mencionada (v.7) no surtió efecto, por lo cual los samaritanos ganaron para su causa al gobernador de Samaria, Rehum (v.17), quien, a su vez, mandó otra a Artajerjes, que firmaron las autoridades supremas de la provincia, los funcionarios persas y los jefes de los colonos que habían sido trasladados a Palestina de varias regiones. Considerando los acontecimientos fríamente, se comprende e incluso se justifica esta conducta de los samaritanos. Desde el año 722 fué Samaría capital de una provincia creada por los reyes de Asiría. Después de la muerte de Godolías (587), el territorio de Judá fué sometido a la provincia de Samaría. Al regresar los sionistas a Jerusalén, encontráronse bajo el control de los samaritanos, quienes se esforzaron en mantener sus privilegios sobre Jerusalén y Judá. Ante el conflicto entablado entre samaritanos y sionistas, las autoridades provinciales apoyaron fuertemente los derechos adquiridos desde muchos años por los primeros, haciendo ver al monarca las fatales consecuencias que podían derivarse de un cambio político. La intervención personal del gobernador debía pesar mucho en el palacio del soberano persa. Algunos autores (Fernández, Pelaia, Michaeli, Médiebelle) toman las palabras que significan "los jueces, oficiales y delegados persianos" como nombres propios de dineos, afarsakeos, tarpeleos, afarseos. Hanse hecho muchas conjeturas acerca del lugar de origen de estos personajes — en el supuesto de que lo sean —. Los dineos pueden provenir de la Media o de una región vecina al lago Van. Se identifican los afarsakeos con los habitantes de Partasak o Partuka, tribus medas de las cuales se habla en la inscripción de Asaradón. En cuanto a los tarpeleos, pueden identificarse, o con los tapurai, de que habla Tolomeo 2, o los tapyroi, de Estrabón 3. Los afarseos pueden ser acaso los parsuas de los textos de Senaquerib, que habitaban al sur del lago Urmia. Como hemos dicho, con estos nombres se designan hipotéticamente unos colonos de Palestina procedentes de las regiones mencionadas. Pero es muy posible que se trate de nombres de oficio. Los hombres de Erec proceden de la ciudad del mismo nombre mencionada en Gen 10:10, hoy Warka. Los de Deha pueden identificarse quizá con los de Daai, de los griegos 4 tribus nómadas de Persia. Asnapar es Asurbanipal (668-626), llmado Sardanápolo por los griegos. Con la expresión "otros lugares del lado de acá del río" debe entenderse la región que se extiende desde el Eufrates hasta la frontera de Egipto, abarcando el territorio de la quinta satrapía (Abarnahara), llamada también Transpotamia y Transeufratena.

 

Contenido de la carta (4:11-16).

11 He aquí la copia de la carta que mandaron al rey Artajerjes: "Tus siervos, las gentes del lado de acá del río, etc. 12 Sepa el rey que los judíos que de ahí salieron y han llegado entre nosotros a Jerusalén, están reedificando la ciudad rebelde y rnala, alzando sus murallas y restaurando los cimientos. 13 Que sepa, pues, el rey que, si esta ciudad es reedificada y reconstruidas sus murallas, no pagarán tributo, ni impuesto, ni derecho de peaje, y que de ello se ha de resentir el real tesoro. 14 Ahora, pues, como nosotros comemos la sal del palacio y no creemos conveniente que el rey sea menospreciado, mandamos al rey esta información; 15 que se investiguen los libros de las historias de tus padres, y en ellos verás que esta ciudad es una ciudad rebelde, funesta para los reyes y sus provincias, y que ya de antiguo se movieron en ella revueltas, habiendo sido por esto destruida. 16 Hacemos saber al rey que, si esta ciudad se reedifica y se levantan sus murallas, perderás con esto mismo tus posesiones del lado de acá del río."

 

En la carta se exponen fríamente los hechos. Ninguna acusación referente al templo, cuya construccion despertaba menos recelo que la construcción o reparación de las murallas. Una ciudad desmantelada, abierta, no puede hacer frente a un ejército; pero, en el caso de contar con potentes fortificaciones y gruesos muros, puede resistir largo tiempo. Este es el caso de la "ciudad rebelde y mala," que resistió casi dos años a las tropas de Nabucodonosor. ¿Quiere ahora el rey que la historia se repita? Una vez los judíos se crean amparados por las murallas, volverán la espalda al rey e incluso se negarán a pagarle los tributos, impuestos y derechos de peaje por las grandes vías del imperio. Estos tributos en metálico, unidos a los impuestos que pagaban las gentes del país en especie, contribuían a sanear el erario público.

Al fin del v.13 se lee una palabra aramaica, que algunos consideran de origen persa y otros babilónico, traduciéndola por finalmente y en lo sucesivo, respectivamente. El texto original puede interpretarse en el sentido de que en tiempos de Artajerjes hubo una caravana de repatriados cuya misión era la de reconstruir 1 ciudad. Pero cabe el sentido más genérico de una repatriación α judíos procedentes de Babilonia y de Persia, sin aludir al tiempo en que tuvo lugar. No se conoce una repatriación en tiempos de Artajerjes.

La frase "comer la sal" puede significar que los firmantes eran asalariados del gobierno central, o puede referirse a la existencia de una alianza entre ellos y el soberano persa semejante al pacto de la sal de que se habla en Lev 2:13; Núm 18:19; 2 Crón 13:5. E1 contexto nos induce a inclinarnos por el primer significado. A los firmantes de la carta, que viven de un salario, no interesa que otros se adueñen de una situación que podría significar el cese en sus cargos. Las acusaciones lanzadas contra los judíos tienen fundamento histórico. Un repaso de las crónicas de sus antepasados (aramaico: "de tus padres") confirmará las acusaciones. Los escribas reales tenían la misión de consignar los acontecimientos que sucedían. Esta costumbre es conocida en Israel, en donde se habla de los anales de los reyes de Samaría y de Judá.

Insisten los acusadores en decir que fue Jerusalén una ciudad rebelde y que en su recinto se fraguaron muchas revueltas. Es muy probable que con ello hagan referencia al hecho de que los últimos reyes de Judá (Joaquín y Sedecías) buscaran la alianza de Egipto para sacudir el yugo babilónico. La conclusión de la carta es de amenaza, pero sigue lógicamente lo dicho en las premisas. Mientras Jerusaíén carezca de murallas que la protejan, permanecerá fiel al gobierno central y no se volverá contra las autoridades provinciales. Una vez se reedifiquen las murallas, puede el rey temer que de un día a otro pierda no sólo aquella ciudad, sino todos los territorios de la provincia transeufratena, o sea, toda la quinta satrapía.

 

Respuesta del rey (4:17-22).

17 Respuesta que mandó el rey a Rehum, gobernador; a Sirnsaí, secretario, y al resto de sus colegas que habitan en Samaría y otros lugares del lado de acá del río: "Salud, etc.18 Ahora, la carta que nos habéis enviado ha sido leída exactamente en mi presencia. 19 Por orden mía se hicieron investigaciones, y ha sido hallado que ya de antiguo esa ciudad se rebeló contra los reyes y que se dio a la sedición y a la revuelta. 20 Hubo en Jerusaíén reyes poderosos, dueños de toda la tierra del lado de allá del río, a los que se pagaba tributo, impuesto y derecho de peaje. 21 Por consiguiente, mando que cesen los trabajos de esas gentes, para que esa ciudad no sea reconstruida sin una autorización mía. 22 No dejéis de poner en esto gran diligencia, no sea que el mal aumente, con perjuicio de los reyes."

 

El rey acusa recibo de la carta que le habían enviado desde ternaria. Los destinatarios son Rehum, Simsaí y otras autoridades Personajes de la satrapía transeufratena. La letra impresionó Monarca, que escuchó y meditó su contenido. Escrita en arameo, fue leída en persiano, despacio, acentuando cada palabra disfámente (mefarash). Atendiendo a las sugerencias que le hacían la carta, dio orden el rey de consultar las crónicas referentes a Juda, o, en general, al pueblo de Israel. Se leía allí que en un tiempo fue un reino muy poderoso, que se extendía hasta el Eufrates, y al cual los pueblos dominados pagaban tributos, impuestos y derecho de peaje. Sólo en tiempos de David y Salomón (2 Sam 8:6; 1 Re 4:24) conquistó Israel algunos territorios del lado de acá del Eufrates, pero emplea el texto un lenguaje hiperbólico. En cuanto a estos documentos, que el texto llama "memorias de los padres" cabe decir que, además de los anales de los reyes de Babilonia 1 pudo el rey persa conocer las memorias e historias de los reyes de Judá, trasladadas a Babilonia juntamente con los deportados.

En vista de los datos históricos que confirmaban los temores expresados por el gobernador de Samaría, dispuso el monarca el cese de los trabajos hasta que no disponga otra cosa. Artajerjes no niega de manera definitiva la autorización de construir las murallas de Jerusalén; sólo suspende la orden temporalmente.

 

Se cumple la orden real (4:23).

23 En cuanto la copia de esta carta del rey Artajerjes fue leída ante Rehurn, gobernador; Sirnsaí, secretario, y sus colegas, marcháronse apresuradamente a Jerusalén a los judíos e hicieron cesar los trabajos por la violencia y por la fuerza.

 

El texto refleja bien la tirantez de relaciones existentes entre Samaría y Jerusalén. Rehum (el gobernador, dice el texto griego), Simsaí y sus colegas marcharon precipitadamente a Jerusalén para hacer cumplir la orden real. Ante la resistencia de los judíos, apelaron a la fuerza y a la violencia. ¿Quién había autorizado la reconstrucción de la ciudad y de las murallas? No lo especifica el texto. Quizá los repatriados, amparándose en el permiso de reconstruir el templo, vieron la necesidad que tenían de protegerlo contra los ataques de los pueblos circunvecinos. De ahí que, andando el tiempo, atreviéronse a emprender esta obra, contando con la anuencia implícita del rey y con la indiferencia de las autoridades provinciales. Sus cálculos fallaron, teniendo que esperar a que el tiempo hiciese factible su legítimo anhelo.

 

Paralización de las abras del templo (4:24).

24 Entonces se pararon las obras de la casa de Yahvé en Jerusalén, quedando interrumpidas hasta el año segundo del reinado de Darío, rey de Persia.

 

Este verso sigue inmediatamente al v.5 de este mismo capítulo. La razón de su desplazamiento radica en que el autor, enfrascado en el tema de la hostilidad de los samaritanos, intercaló en su texto una narración antisamaritana hallada en un documento aramaico (v.6-23). Con ello pudo hacer resaltar que la enemistad de los samaritanos contra Jerusalén continuaba año tras año y se manifestaba todas cuantas veces intentaban los judíos emprender algo concerniente a su resurgimiento, seguridad y progreso, en perjuicio de los samaritanos. "Como el v.24 era no sólo natural conclusión del relato arameo paralelo a 4:1-5, sino que al mismo tiempo era oportuna introducción a 5:1ss, por esto lo conservó, colocándolo inmediatamente antes de la segunda restauración del templo" (Fernández). por algunos años quedaron paralizadas las obras del templo hasta los tiempos de Darío. Entre tanto, los repatriados aprovecharon el tiempo en asegurar e incrementar su patrimonio, mejoras de tierra, construcciones de casas confortables. ¿Ha venido para vosotros, les dirá Ageo, el tiempo de morar en casas artesonadas, mientras está en ruinas esta casa (el templo)? (Ag 1:4).

 

Los profetas Ageo y Zacarías (5:1-2).

1 Ageo, profeta, y Zacarías, hijo de Ido, profeta, hablaron en nombre de Dios a los judíos que había en Judá y en Jerusalén; 2 y entonces Zorobabel, hijo de Saaltiel, y Josué, hijo de Josadac, se levantaron y comenzaron a edificar la casa de Dios en Jerusalén. Con ellos estaban los profetas de Dios que los asistían.

 

Desde el decreto de Ciro (1:2-4) hasta la aparición de los profetas Ageo y Zacarías (520) cambiaron las condiciones políticas del imperio persa. Ciro murió en circunstancias misteriosas. El falso Smerdis, valiéndose de una burda estratagema, ocupó el trono de Persia desde la primavera hasta el otoño del año 522, en que fue suplantado por Darío I Istaspe, que reinó desde 521 hasta 485 a.C. Durante este período surgieron acá y allá algunos movimientos de independencia, ciertas actividades separatistas al margen del poder central persiano. Estos primeros síntomas de debilidad del imperio persa debían aprovechar los judíos de Jerusalén para reemprender las obras, suspendidas en sus comienzos a causa de la hostilidad de los samaritanos (4:5). Pero, con el correr de los años, fueron apagándose los entusiasmos de los repatriados, que se dedicaron preferentemente a sus intereses particulares. Jefes y pueblo acallaban sus remordimientos con el estribillo: ". No ha venido todavía el tiempo de reedificar la casa de Yahvé" (Ag 1:2).

Dos profetas despertaron la conciencia nacional adormecida. "Año segundo del rey Darío (520 a.C.), el mes sexto, el día primero del mes, fue la palabra de Yahvé" (Ag 1:1) a los dirigentes del pueblo reprochándoles su pasividad en la reconstrucción del templo. Dos meses más tarde apareció Zacarías, hijo de Baraquías, hijo de Ido (Zac 1:1), que colaboró con Ageo en promover la rápida reedificación del santuario. El ministerio de ambos profetas fue providencial; aún más, fue Dios mismo "que estuvo sobre ellos," Dictándoles los oráculos que debían dirigir al pueblo. En el texto se llama a Zacarías hijo de Ido, cuando, en realidad, lo era de Baraquías; es frecuente en la Biblia la omisión del padre en las genealogías, dándose el del abuelo.

Según Ag 1:1, enviaba Dios al profeta "a Zorobabel, hijo de Saaltiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Josadac"; a estas mismas autoridades civiles y religiosas fue enviado Zacarías (1:1; 3:1; 4:6; 6:11). No sabemos cuánto tiempo fue menester a los dos enviados de Dios para convencer a los jefes y al pueblo de su obligación para con el templo. Dice el texto que ambos jefes comenzaron a edificar, lo cual no se opone a 3:8; 4:1-5. En primer lugar, el verbo edificar se toma muchas veces como sinónimo de reedificar. En segundo lugar, cabe inferir del contexto que los trabajos de construcción empezados en tiempos de Ciro fueron suspendidos al poco tiempo, no quedando después de dieciocho años apenas vestigio alguno. Puede darse también que la oposición de los samaritanos llegó hasta el extremo de derribar lo poco que habían levantado. De ahí que la expresión comenzaron a edificar es tanto como decir que antes muy poca cosa se había hecho. No habiendo sido revocado el decreto de Ciro, se empezaron los trabajos sin previo aviso a las autoridades provinciales. Los dos profetas estuvieron en todas las dificultades al lado de las autoridades, animando a todos a proseguir sin desfallecimiento en los trabajos empezados. Cree Ricciotti que una nueva caravana llegó por entonces de Babilonia y que, gracias a su ayuda en dinero, mano de obra y entusiasmo, siguió la obra adelante.

 

Inspección del gobernador (5:3-5).

3 Vinieron entonces a ellos Tatnaí, gobernador del lado de acá del río; Setar-Boznaí y sus colegas, y les dijeron: "¿Quién os ha dado autorización para levantar esta casa y levantar estos muros?"; y preguntaron: "¿Cuáles son los nombres de los que construyen este edificio ?" 4 Entonces les respondieron, dándoles los nombres de los que hacían la construcción. 5 Pero los ojos de Dios estaban sobre los ancianos de los judíos, y se permitió que continuasen las obras mientras se consultaba al rey Darío, hasta que se recibiese de él carta acerca de esto.

 

No fueron los samaritanos los que dieron la cara en esta circunstancia, aunque fuesen acaso ellos los instigadores. En los documentos neobabilónicos de este tiempo se menciona a un cierto Ushtaní como gobernador de los territorios de la provincia transeufratena. Aunque así fuera, no existe dificultad, por cuanto puede admitirse que Ushtaní ejercía la autoridad suprema del territorio y que Tatnaí era el peha o representante suyo en Judea. Schneider identifica a Tatnaí con Tattanu, que en el año 502 era sátrapa de Transpotamia.

Tatnaí dirigióse a Jerusalén e inquirió las razones que tenían los judíos para comenzar las obras del templo. Finge el gobernador desconocer el edicto de Ciro; acaso suponía que, muerto aque monarca, cesaban automáticamente los privilegios y concesiones que había otorgado. Sin embargo, se muestra muy comedido y ecuánime en sus intervenciones, autorizando la continuación de las obras mientras exponga el caso a la consideración de Darío. Pregunta el gobernador: "¿Quién os ha dado autorización para levantar esta casa y levantar estos muros?" La última palabra es traducción del término aramaico ussharna. Según Jouon (B 22 [1941] 38-40)" el misterioso vocablo debe traducirse por andamiaje, maderamen. Michaéli, apoyándose en el testimonio de los asiriológos, traduce la palabra por santuario. De todas maneras, no se habla de las murallas de la ciudad, sino del templo y sus muros.

El texto masorético del v.4 dice: "Entonces nosotros les respondimos (dándoles) los nombres."; muchos autores siguen el texto griego, que emplea la tercera persona del plural: "Entonces les respondieron." Siguiendo la lección de 3 Esdr 6:4 y ajustándose al contexto, otros autores suprimen todo el verso (Pelaia, Gelin). Es de notar que el v.5 habla de los ancianos, que en adelante dejarán a Zorobabel en la penumbra. Encontraron ellos gracia a los ojos de Tatnaí.

 

Carta a Darío (5:6-17).

6 He aquí copia de la carta que al rey Darío mandaron Tatnaí, gobernador del lado de acá del río; Setar-Boznaí y sus colegas los persas que habitaban del lado de acá del río. 7 Le enviaron una relación en estos términos: "Al rey Darío, salud. 8 Comunicamos al rey que hemos ido a la provinvia de Judá, a la casa del Dios grande. Está construyéndose en piedras talladas, y se colocan las maderas en los muros y el trabajo se hace rápidamente y adelanta en sus manos. 9 Hemos preguntado a los ancianos y les hemos hablado así: "¿Quién os ha dado autorización para edificar esta casa y levantar estos muros?" 10 Les hemos preguntado también los nombres para dártelos a conocer, y hemos puesto por escrito los nombres de los que están al frente suyo. 11 He aquí la respuesta que nos dieron: "Nosotros somos servidores del Dios de los cielos y de la tierra y estamos reconstruyendo la casa que fue construida muchos años ha. Un gran rey de Israel la edificó y la terminó. 12 Pero luego que nuestros padres irritaron al Dios de los cielos, él los entregó en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, el caldeo, que destruyó esta casa y llevó cautivo el pueblo a Babilonia. 13 Pero el año primero del reinado de Ciro, rey de Babilonia, el rey Ciro dio la orden de reedificar esta casa de Dios, 14 y el mismo rey Ciro sacó del templo de Babilonia los utensilios de oro y plata que Nabucodonosor había tomado del templo de Jerusalén, llevándolos al templo de Babilonia, e hizo que fueran entregados al llamado Sesbasar, que nombró gobernador, 15 diciéndole: Torna esos utensilios y ve a llevarlos al templo de Jerusalén, y que la casa de Dios sea reconstruida en su mismo lugar, i6 Este mismo Sesbasar vino y puso los cimientos de la casa de Dios en Jerusalén; desde entonces está reconstruyéndose y no se ha terminado. 17 Ahora, pues, si al rey le parece conveniente, que se hagan investigaciones en la casa de los tesoros del rey de Babilonia para ver si hubo una orden del rey Ciro para la reconstrucción de esta casa de Dios en Jerusalén y que el rey nos transmita luego su voluntad en este asunto."

 

Por su carta se revela Tatnaí ser hombre sereno y objetivo, que expone desapasionadamente los hechos, sometiéndolos al criterio de Darío. La palabra del v.6 Afarsak, que hemos traducido por "los persas," es interpretada por algunos como nombre de un pueblo desconocido (4:9) o como función oficial. El gobernador desea al rey Skelama kola 1. Pero el texto griego relaciona la palabra kola con la siguiente: "Que el rey conozca enteramente que hemos ido." Por las palabras provincia de Judá debe entenderse la región de Judea, no la provincia en sentido técnico persiano. Sabido es que en tiempos de Darío creóse la provincia de Judea (iehud), con plenos poderes, separada de la de Samaría y regida por un peha o gobernador. Al referirse al templo y emplear Tatnaí la expresión "Dios grande," se acomoda al modo de hablar de los judíos, mostrándose respetuoso con sus creencias. La construcción del templo se hace con material noble, en piedra tallada (literalmente: "piedras que se hacen rodar:" eben gelal). No convienen los exegetas en el sentido de la expresión "colocan las maderas en los muros," que explican, o 1) por el empleo de madera en el interior del muro; 2) por las viguetas transversales, formando pisos, 3) por el andamiaje que se sujetaba al muro por medio de tablones. Schneider lo interpreta del revestimiento de los muros internos con madera (Dan 5:5; Ag 1:4; 1 Re 6:15). Como hemos dicho, en adelante desaparece Zorobabel de la escena — aunque ocupen él y Josué el primer lugar —, para ser suplantado por los ancianos.

Los judíos respondieron que el templo fue construido por Salomón (1 Re 6:1). A la posteridad pasó con la fama de haber sido gran rey. "Los siervos del Dios del cielo y de la tierra," al reconstruir el templo, tratan de poner de nuevo el gran centro religioso de Jerusalén en condiciones de poder celebrar allí los actos de culto a su Dios, Yahvé. Propiamente la autorización de reconstruir el templo la han recibido, dicen los judíos, de Dios, creador de todo, Señor de los reyes, el Dios no solamente de Canaán, sino de todo el reino, al que los mismos persas rinden o al menos autorizan el culto.

Reconocen los judíos que no fueron propiamente los soberanos de Babilonia los que destruyeron un templo tan antiguo, sino el mismo Dios, que se sirvió de los hombres para castigar la rebeldía de su pueblo al pacto de la alianza (2 Re 25:835). Ahora, con la expresa autorización de Ciro, reedifican la casa del gran Dios. Los judíos suspendieron temporalmente las obras, pero la orden del rey no fue nunca revocada. Por lo cual dicen astutamente y con fundamento real los ancianos que "desde entonces está reconstruyéndose y no se ha terminado." Las circunstancias que enumeran los ancianos prueban claramente cuál era la voluntad de Ciro. ¿Qué monarca se desprende de los tesoros de oro y plata para devolverlos al templo que otros habían expoliado? De ahí que, continuando ellos la obra del templo, demuestran su adhesión inquebrantable al trono de Persia. Los que impiden tal obra se oponen a las órdenes del rey. La expresión "Ciro rey de Babilonia" se encuentra en diversos textos cuneiformes 2 y es empleada por Artajerjes (Neh 13:6). Ninguna dificultad surge de la comparación del principio y fin del v.15, ya que la frase en boca de Ciro no podía significar que depositara Sesbasar los tesoros en un templo que no existía. No se indica el lugar provisional donde fueron colocados. Sesbasar puso los fundamentos de la obra del templo (3:8; 4:1-5). Correctamente invita el gobernador a Darío a que se cerciore de la existencia del derecho invocado por los judíos. Los documentos reales, el archivo de la corona, eran conservados en un departamento de la mansión real. Sin embargo, exista o no tal documento, lo que cuenta definitivamente es la voluntad de Darío, que puede confirmar o abrogar edictos dados por sus antecesores o proceder según su antojo. La palabra Babilonia no estaba acaso en el texto original.

 

Hallazgo en Ecbatana (6:1-2).

1 Entonces el rey Darío dio orden de hacer investigaciones en las casas de los archivos, donde se depositaban los tesoros, en Babilonia; 2 y se encontró en Ecbatana, capital de la provincia de Media, un rollo en que estaba escrito el memorial siguiente.

 

Algunos autores cambian el orden de los términos archivo y tesoro, traduciendo: "En la casa de los tesoros, en donde se depositaban los libros," alegando que se guardaban los libros en el mismo lugar que los tesoros; pero éstos no se colocaban en las bibliotecas. Se discute en qué sentido debe entenderse la palabra Babilonia. Algunos (Gelin, Kittel) la interpretan en el sentido de reino de Babilonia. Pero puede ser que, siguiendo el rey la indicación del gobernador Tatnaí, diera orden de que se registraran los archivos de Babilonia y, al no encontrarse allí el documento, se buscara en otras villas reales, encontrándose en Ahmeta. Según datos de Jenofonte 1, solía Ciro habitar en medio de su imperio, pero cambiaba de ciudad. Durante los siete meses de invierno vivía en Babilonia; en los tres meses de primavera residía en Susa, desde donde marchaba a Ecbatana, hoy Hamadan, para veranear allí.

Ahmeta es el nombre aramaico de Ecbatana. En las tres capitales del imperio mencionadas existían archivos reales, donde se guardaba la relación de los hechos más salientes de la historia. De la circunstancia de hallarse en Ecbatana el memorial de Ciro se concluye que fue promulgado durante el verano del año 538. Según la crónica de Nabónides (Pritchard, 316), no se hallaba en Babilonia el 4 de Nisán, presidiendo su hijo Gambises las ceremonias (529-522).

El rey invernaba en Babilonia, veraneaba en Ecbatana y pasaba en Susa la primavera. El memorial estaba escrito en un rollo de pergamino o piel, de uso, desde muy antiguo, en Persia (Diodoro, BibL Hist. 2:32). El término Dikronah, memorial, "es un documento que guarda el recuerdo de un acto oficial" (Michaelí). No se reproduce el texto completo del decreto.

 

Extracto del decreto (6:3-5).

3 "El año primero del rey Ciro ha dado el rey Ciro esta orden respecto de la casa de Dios de Jerusalén: Que la casa sea reconstruida para ser un lugar en que se sacrifique y que tenga sólidos fundamentos. Tendrá sesenta codos de alto, sesenta de ancho 4 y tres hiladas de piedra tallada y una de madera nueva, siendo abonado el importe por la casa del rey. 5 Además, los utensilios de oro y de plata que Nabucodonosor sacó del templo de Jerusalén, trayéndolos a Babilonia, serán devueltos y llevados al templo de Jerusalén, al lugar donde estaban, y depositados en la casa de Dios."

 

El extracto del decreto de Ciro se hace teniendo en cuenta la petición del gobernador. Por lo mismo, se indica la fecha en que Ciro dio la orden de reedificar el templo. Quería el monarca que se ofrecieran allí sacrificios cruentos e incruentos. El texto masorético: "y sean erigidos sus fundamentos (ussohi)" debe cambiarse por: "sus sacrificios ígneos (esshohi)" o cruentos. No quiere indicar Ciro el lugar donde debe emplazarse el futuro templo, sino hacer hincapié en que deben celebrarse sacrificios para tener propicio al Dios de los judíos. Este Dios tenía su asiento en Jerusalén; era necesario, pues, que se le rindiera culto en el mismo lugar que Dios había escogido. Se añade una noticia incompleta y acaso desfigurada de las medidas del nuevo templo. Se indican la altura y la anchura, pero nada se dice de su longitud. Comparando las medidas señaladas por Ciro con las del templo de Salomón, aparece que éste debía ser superado por el nuevo. El santuario salomónico contaba 6o codos de largo, 20 de ancho y 30 de altura (1 Re 6:2). Si el nuevo tenía 6o codos de alto y 6o de ancho, ¿cuánto medía su longitud? No lo dice el texto, pero es de suponer que superase a las otras dos medidas. Pero estas proporciones colosales del nuevo templo contradicen al testimonio de Ageo (2:3) y de Zacarías (4:10), que hablan de un templo de proporciones menores que el de Salomón. Es evidente que los números dados aquí no corresponden a la realidad ni eran los que escribió el autor sagrado. La altura resultaría extraordinaria; el ancho del templo sería tres veces mayor que el de Salomón 2.

El codo, como unidad de medida, era doble: el vulgar, equivalente a c.45 metros, y el que se empleó en la construcción del templo, c.52. Las particularidades sobre la manera como debía precederse en la construcción se explican por la forma administrativa del decreto. Sobre el empleo de hiladas de piedra y de madera en las Consrucciones antiguas véase 1 Re 6:36; 7:12· La misma construcción se observa en un muro del siglo XIV antes de Cristo en la antigua Ugarit (Rash Shamra).

 

Ordenes concretas (6:6-10).

6 "Por tanto, Tatnaí, gobernador del otro lado del río; Setar-Boznaí, y vuestros colegas de Afarsac, que habitáis al lado de allá del río, alejaos de ahí 7 y dejad que prosigan los trabajos de esa casa de Dios y que el gobernador de los judíos y los ancianos de los judíos la reconstruyan en su lugar. 8 Esta es la orden que os doy acerca de lo que debéis hacer, respecto de esos ancianos de los judíos, para la construcción de esa casa de Dios. 9 El costo, tomado de la hacienda del rey, proveniente de los tributos de la parte de allá del río, será íntegramente pagado a esos hombres, para que no haya interrupciones. 10 Lo necesario para los holocaustos al Dios de los cielos: novillos, carneros, corderos, trigo, sal, vino y aceite, será entregado, a petición suya, a los sacerdotes de Jerusalén, día por día y sin falta, para que ofrezcan sacrificios de grato olor al Dios de los cielos y rueguen por la vida del rey y la de sus hijos."

 

Indicados sumariamente los puntos claves del edicto de Giro, pasa Darío a dar órdenes concretas. Exige en primer lugar que se deje en paz a los judíos para que prosigan la obra del templo. Tienen los sionistas derechos adquiridos y no deben inmiscuirse en este negocio las autoridades locales y regionales, poniendo cortapisas a la amplia concesión de Ciro. Se citan los nombres del gobernador, Tatnaí, de Setar-Boznaí, ambos nombres asirios. La palabra Afarsac debe probablemente traducirse por persas (5:6). La orden, pues, se dirige a los funcionarios persas de la satrapía Abarnahara o transeufratena. A las disposiciones antiguas añade Darío muestras evidentes de simpatía hacia la causa judía. Lejos de obstaculizar la construcción del templo, impone a las autoridades provinciales la obligación de entregar a los ancianos de los judíos el dinero recaudado en concepto de tributos de la provincia de Abarnahara. Debió de sospechar el rey que tenían los judíos necesidad de dinero para esta empresa y acaso había llegado a sus oídos la noticia de haberse paralizado las obras por falta de fondos. Ciro habíase mostrado espléndido; los amigos de los judíos habían entregado sumas considerables (1:3-4); los judíos que quedaron en Babilonia habíanse solidarizado con sus hermanos repatriados, pero en aquellas circunstancias en que comenzaba una vida nueva para Israel no había nunca dinero suficiente. Confirma la historia la religiosidad de Darío y su generosidad hacia los lugares sagrados. En Egipto reparó muchos templos, mostrándose tan religioso, que dioses y diosas le reconocieron como a hijo suyo. Restauró el templo de Pta en Menfis, construyó el santuario en el oasis de Kargah. Uzahor, en la descripción e Sais, dice: "Todo esto hizo Darío, porque sabía que tal era la me-r manera de dar nueva vida a lo que estaba cayendo en ruinas, con el fin de mantener el honor de todos los dioses, sus templos, sus rentas y la perduración de su culto con sus fiestas" (Fernández) Sus donativos a los judíos tenían como finalidad obtener dé ellos la segundad de que en sus sacrificios se acordarían de Darío y de sus hijos. Entre los persas existía el deber de rogar por el rey con ocasión de los sacrificios 3. Los judíos de la Elefantina prometieron al gobernador persa de Judá, Bagoas, ofrecer sacrificios por él, asegurándole que, si hace reconstruir su templo, alcanzará con ello delante de Dios un mérito más grande que el ofrecimiento de holocaustos "por un valor de mil talentos de plata."4

Aspira Darío a obtener la bendición de Yahvé, como de todos los otros dioses, por impulsar y ayudar la construcción de templos y contribuir a los gastos que importaban los sacrificios (Pritchard 492). El tecnicismo cultual empleado en el texto explícase por disponer el rey de funcionarios judíos encargados de los negocios referentes a su pueblo. Se mencionan tres clases de sacrificios: cruentos (animales), ofrendas (cereales, sal) y libaciones (vino y aceite). La expresión "sacrificio de grato olor" debe tomarse en sentido general, y no en el particular de ofrendas de incienso y perfume (Lev 1:9; 2:9).

 

Severos castigos (6:11-12).

11 "Y ésta es la orden que doy acerca de cualquiera que traspasare este mandato: se arrancará de su casa una viga, que se alzara, para colgarle en ella, y su casa será convertida en un montón de inmundicia. 12 Que el Dios que hace residir su nombre en ese lugar derribe a todo rey y todo pueblo que tienda su mano para traspasar mi mandato, destruyendo esa casa de Dios en Jerusalén. Yo, Darío; yo he dado esta orden. Que sea puntualmente cumplida."

 

Dos penas impone el rey a los transgresores. Por la primera, los contraventores serán empalados en una viga de su misma casa. El mismo Darío empaló a tres mil babilonios 5. No era corriente este castigo entre los hebreos; únicamente los cadáveres eran colgados de un palo para que sirvieran de escarmiento (Deut 21:22; Jos 10:29; Est 5:14; 6:4; 7:10; 8:7). El segundo castigo consistía en destruir la casa del culpable y convertirla en estercolero o lugar de inmundicias (newalu, 2 Re 10:27; Dan 2:5). La expresión "que el Dios que hace residir su nombre" es de sabor deuteronómico (Deut 12:11; 14:23; 1 Re 9:3; Jer 7:12). Su presencia en el texto sugiere la idea de que el redactor del libro da al texto cierto colorido judaico. La maldición encaja bien con la idiosincrasia de Darío, que en la inscripción de Behistun invoca la maldición de Ahura Mazda contra aquel que se atreva a destruirla.

 

Efectividad del decreto (6:13-15).

13 Tatnaí, gobernador de la parte de acá del río, Setar-Boz-naí y sus colegas, se conformaron puntualmente a esta orden que les mandó el rey Darío; 14 y los ancianos de los judíos prosiguieron con buen suceso la reconstrucción, según las profecías de Ageo, profeta, y de Zacarías, hijo de Ido; y terminaron la reconstrucción, según la orden del Dios de Israel y las de Ciro y Darío. 15 La casa fue terminada el día tercero del mes de Adar del año sexto del reinado de Darío.

 

Aunque las apariencias pudieran hacer creer otra cosa, es cierto que Dios rige los acontecimientos de la historia universal para la consecución de sus fines inefables. De esta manera vemos que el exilio fue una medicina saludable para Israel, que reconoció sus pecados y se volvió a su Dios. Como consecuencia, Yahvé depone su actitud airada y perdona a su pueblo. En prueba de su amistad y benevolencia hizo surgir monarcas adictos a la causa de Israel, permitiendo y facilitando el regreso a la patria y un nuevo resurgimiento del pueblo judío. Las autoridades provinciales recibieron con satisfacción la orden de Darío, escudándose en ella para frenar toda actividad hostil de parte de los samaritanos. El favor real animó a los judíos, tanto por la ayuda económica que les prometió como por la seguridad que les garantizaba con su decreto. En estas circunstancias pudieron los profetas Ageo y Zacarías urgir el deber que incumbía a todos de trabajar en la obra del templo. Por un conjunto de circunstancias favorables, la obra terminóse el día tercero del mes de Adar (febrero-marzo) del año 515. El libro 3 de Esdras (7,5) y Flavio Josefo6 señalan el término de la obra el 23 del duodécimo mes, del mes de Adar. Kugler prefiere la data del 23, por razón de que en aquel año el día 3 caía en sábado y el 23 en viernes. Pero es posible, dice Médiebelle, que el término de una obra tan importante prevaleciera al reposo sabático, sobre todo si la obra terminó a primeras horas del sábado, al caer el sol en la tarde del viernes. Los trabajos duraron cuatro años y medio. Todos los pormenores concurren a demostrar que no pudo competir este nuevo templo con el de Salomón, en cuya construcción invirtiéronse siete años. Sin embargo, se procuró conseguir una reproducción del edificio anterior bastante perfecta, como se desprende de la letra de Aristeas7. Ezequiel contempla la nueva construcción desde el punto de vista escatológico. Este nuevo templo fue santificado por la presencia de Jesucristo, que sacó de él, a latigazos, a los que lo habían convertido en cueva de ladrones. De este segundo templo escribió Ageo: "La gloria de esta postrera casa será más grande que la de la primera, dice Yahvé Sebaot, y en este lugar daré yo la paz, dice Yahvé Sebaot" (2:10).

 

Dedicación del templo (6:16-18).

l6 Los hijos de Israel, los sacerdotes y levitas y los demás que habían venido de la cautividad, hicieron con gozo la dedicación de esta casa de Dios, 17 ofreciendo en la dedicación de esta casa de Dios cien novillos, doscientos carneros y cuatrocientos corderos; y corno víctimas expiatorias por todo Israel, doce machos cabríos, según el número de las tribus de Israel. 18 Establecieron a los sacerdotes según sus clases y a los levitas según sus divisiones para el servicio de Dios en Jerusalén, como está escrito en el libro de Moisés.

 

Terminadas las obras, procedióse a la dedicación del templo, conforme se hizo en tiempos de Salomón (1 Re 8:1ss; 2 Crón 5:1-7). Con ello, aquella obra se destinaba exclusivamente al culto religioso, declarándose lugar sagrado. No se dice cuánto duró la fiesta. La pequeña comunidad formada por los repatriados celebró el acontecimiento con todo entusiasmo. Sacerdotes, levitas y laicos regocijáronse en este día. Para esta celebración se inmolaron un número reducido de víctimas, que contrasta con el gran número de los tiempos de Salomón (1 Re 8:62-63). Los holocaustos se ofrecieron a Dios en reconocimiento de su dominio universal y para darle gracias por los beneficios recibidos; los sacrificios por el pecado eran expiatorios, conducentes a purificar al pueblo de sus pecados (Lev c.4; Núm c.15). Aunque los repatriados fuesen pocos y pertenecientes en su inmensa mayoría a las tribus de Judá y de Benjamín, ofreciéronse doce machos cabríos, según el número de las tribus de Israel (8:35). Aquel pequeño grupo representaba a todo Israel, que en cierta manera había contribuido a aquella obra (1:4; 7:16; 8:33). Al edificio material siguió la reorganización del culto en el templo. En tiempos de David (1 Crón 23:6-24; 24:1-19) se organizaron las veinticuatro clases sacerdotales. Pero el texto invoca el "libro de Moisés," a saber, Núm 3:6-13; 8:6-15, en donde se habla de los sacerdotes y levitas y de sus respectivos oficios.

Con el v.18 acaba el texto aramaico. ¿Por qué no termina con el decreto de Darío? Porque el autor del libro reproduce una fuente o documento escrito en arameo, empezando con el v.19 su trabajo personal.

 

Celebración de la pascua (6:19-22).

19 Los hijos de la cautividad celebraron la pascua el día catorce del mes primero. 20 Los sacerdotes y los levitas se purificaron todos a una y todos estaban puros, e inmolaron los levitas la pascua para todos los hijos de la cautividad, para sus hermanos los sacerdotes y para sí mismos. 21 Los hijos de Israel que habían vuelto de la transmigración comieron la pascua con todos aquellos que se habían apartado de las inmundicia de las gentes de aquella tierra y se habían unido a ellos para buscar a Yahvé, el Dios de Israel. 22 Celebraron con alegría la fiesta de los panes ácimos durante siete días, pues los había regocijado Yahvé, disponiendo al rey de Persia a apoyarlos en la obra de la casa de Yahvé, Dios de Israel.

 

Durante los ocho días que duraba la pascua, el reposo era obligatorio los días primero y último, y se comía el pan ácimo (Ex 12:15-2). La ceremonia principal consistía en la inmolación del cordero pascual, que se comía en familia, según un detallado ceremonial (Ex 12:1-14). Esta nueva pascua significaba el restablecimiento definitivo de Israel. Los hijos de la cautividad se conformaron a las prescripciones antiguas. A ellos juntáronse los israelitas que no habían sido deportados y que se separaron de los cultos idolátricos de los pueblos paganos que poblaban la tierra. Tras un largo paréntesis histórico, los nuevos tiempos enlazábanse con los de Moisés. La pascua celebróse el día 14 de Nisán (Ex 13:6; Lev 23:5), a saber, el 23 de abril (Kugler) o el 21 (Parker-Dubberstein) del año 515. La reconstrucción del templo despertó la fe dormida de los judíos que habían quedado en el país. Se trata de israelitas y no de prosélitos, como prueba la comparación de nuestro texto con 9; 1; 2; 10; 10; 2; 10-11; Neh 9:2; 10:29. La constancia y fe de los repatriados no podía menos de influir en el ánimo de los judíos, que se dejaron seducir por prácticas religiosas de otros pueblos.

Nadie que no estuviera puro podía tomar parte en la fiesta (Ex 12:2-5; Núm 9:3), sino que debía esperar a celebrarla un mes más tarde (Núm 9:11). Según 2 Crón 30:3, bajo Ezequías celebróse la pascua "en el mes segundo, pues no había podido celebrarla antes la otra vez por no haberse santificado muchos sacerdotes." En esta ocasión podía celebrarse la pascua en su día, ya que los sacerdotes y levitas estaban purificados, pudiendo, por lo tanto, ejercer las funciones que les señalaba la Ley. Nuestro texto es algo confuso en relación a las personas que se purificaron, pues mientras al final del verso da a entender que solamente se purificaron los levitas a fin de inmolar la pascua para el pueblo, para sus hermanos los sacerdotes y para sí mismos (2 Crón 30:17-19; 35:11), al principio señala que se purificaron "los sacerdotes y los levitas." Esta purificación hacíase con sacrificios por el pecado y por el delito o con purificaciones lústrales. La purificación era tanto más necesaria en cuanto que, después del exilio, el cordero pascual era inmolado por los levitas en el atrio del templo, en vez de hacerlo el jefe de familia, como en otros tiempos (Ex 12:3-7; Deut 16.2). En la celebración de la pascua en tiempos de Ezequías inmolaban los levitas el cordero pascual "por los que no habían tenido el cuidado de santificarse para Yahvé" (2 Crón 30:,17); bajo Josías, los levitas Desollaban las víctimas para los sacerdotes y para ellos mismos, no teniendo los cantores y porteros que abandonar sus oficios (2 Crón 35:11-15). Los sacerdotes esparcían la sangre al pie del altar (Lev 17, 3-6; 2 Crón 30:16; 35:11). El sacrificio del cordero pascual revestía en carácter expiatorio para todos los que habían estado en el exilio. Al final del capítulo se hace hincapié en la alegría que reinó en "la fiesta de los panes ácimos durante siete días." Esta fiesta, que en un principio era distinta de la pascua, pero unida a ella estrechamente, duraba una semana (Ex 12:15-20; Lev 23:6-9; Núm 28:,17) celebrándose con grande alegría (2 Crón 30:21). En el texto masorético se lee: "disponiendo al rey de Asiría," en vez del rey de Persia O bien es llamado así por ejercer su dominio sobre Asiría8, como Artajerjes es llamado rey de Babilonia (Neh 13:5) y Darío rey de la misma ciudad (5:13). En la fiesta de la pascua, los judíos tuvieron presente al rey Darío, que tan favorablemente habíase portado con ellos.

 

1 Médiebelle; E. Gerson-Kiwi, Musique: DBS 1411-1468.

2 Geogr. 6:2:6.

3 Geogr. 6:8,6.

4 Heródoto, Hist. 1:125; Estrabón, Geogr. 7,3:12.

1 Jouon: Β 22 (1941) 265.

2 Pritchard, 315-316.

1 Cyr. 8,6, 22; Anab. 3:5:15·

1 RB 46 (1937) 53.

3 Heródoto, Hist. I 132.

4 A. Cowley, Aramaic Papyri 30 lin.26-28; Pritchard, 492.

5 Herodoto, Hist. III 159.

6 Ant.Iud. 11:4,

7. H. Vincent, Jérusalem d'aprés la lettre d'Aristée: 21 RB (1908) 520-532; (1909) 5557575-

8 Véase .heród oto, I 178; jenofonte, Cyr. 2:1-5.

 

 

2. Reformas de Esdras (c.7-10).

En esta segunda parte del libro ocupa Esdras el puesto central. Señala el texto su ascendencia sacerdotal, su viaje a Jerusalén, llevando una carta de recomendación; algunos detalles sobre los acompañantes y nuevos repatriados. Los dos últimos capítulos del libro tratan de los matrimonios mixtos.

 

Genealogía de Esdras (7:1-5).

1 Después de esto, en el reinado de Artajerjes, rey de Persia, vino Esdras, hijo de Serayas, hijo de Azarías, hijo de Helcías, 2 hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ajitub, 3 hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Merayot, 4 hijo de Zarajías, hijo de Uzi, hijo de Buqui, 5 hijo de Abisúa, hijo de Fines, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, sumo sacerdote.

 

Con datos concretos se prueba la ascendencia sacerdotal de Esdras = Ezrayah, nombre que significa "al que Yahvé ayuda." Otros personajes llevaron este nombre (Neh 12:1; 13; 33). Únicamente con este requisito podía ejercer Esdras las funciones sacerdotales en el templo (2:62). Serayas es el último sumo pontífice del reino de Judá, muerto por Nabucodonosor en Ribla (2 Re 25:18-21). Su pontificado fue retransmitido a Esdras a través de su hijo primogénito Josadac, padre de Josué (5:2). Entre Serayas y Esdras hanse omitido algunos nombres. Serayas, escribe Fernández, fue padre de Josadac, que fue llevado al destierro (1 Crón 6:10); y sus hijos, que le sucedieron en el sumo pontificado, se hallan citados en Neh 12:10-11, de donde cabe concluir que Esdras descendía de Serayas por uno de sus hijos menores. Queriendo el autor sagrado demostrar que Esdras procedía de la línea de sumos sacerdotes, y entre sus progenitores el primer sumo sacerdote era Serayas, nombró a éste, saltando a los demás intermedios, que no le interesaban. Este método de omitir algunos nombres en las listas genealógicas es muy común en la Biblia. El género literario genealógico expresa más bien un sistema teológico-jurídico que una encuesta biológica. Parece que las genealogías sacerdotales se hicieron remontar hasta Aarón entre la época de Esdras y de las Crónicas (Gelin). Entre Serayas y Esdras median unos ciento treinta y ocho años, siendo evidente que la palabra hijo tiene aquí un sentido muy amplio· De Azarías apenas se sabe nada. Releías era sumo sacerdote durante el reinado de Josías; en su tiempo fue encontrado el libro de la Ley (2 Re 22:4; 2 Crón 34:9). Entre Sadoc y Ajitub ha omitido el autor el nombre de Merajot (1 Crón 9:11). Fue Amarías sumo sacerdote en tiempos de Josafat, rey de Judá. Abisúa fue hijo de Finés (1 Crón 5:30-31), y éste de Eleazar (Ex 6:25). A la muerte de los hijos de Aarón (Nadab y Abiú), Eleazar sobrevivió, sucediendo a padre en el sacerdocio (Núm 20:26-28). Fue Aarón hermano de Moisés; recibió para él y para su descendencia la dignidad del sumo sacerdocio (Ex c.28-29), de manera que el primogénito fuera sumo sacerdote, y los otros, simples sacerdotes (Núm 3:10). Tal dignidad se retransmitió a través de sus dos hijos Eleazar e Itamar, más del primero que del segundo (1 Crón 24:3-6). Es de notar que el texto original no contiene ningún verbo hasta el v.6; tanta es la atención y admiración del autor por su personaje, que incluso olvida las reglas de la gramática, llevado por el afán de poner de relieve la ascendencia sacerdotal de Esdras. En el v.1 se habla de que la llegada de Esdras fue "reinando Artajerjes." Ahora bien, como diremos más tarde, tres son los monarcas persas con este nombre: Artajerjes I Longímano (464-424), Artajerjes II Mnemone (405-358), Artajerjes III Oco (358-337). Desde el año 515 (6:19) hasta el séptimo de Artajerjes (458) existe un espacio de cincuenta y ocho años.

 

En ruta hacia Jerusalén (7:6-10).

6 Venía de Babilonia, y era un escriba muy versado en la ley de Moisés, dada por Yahvé, Dios de Israel; y corno estaba sobre él la mano de Yahvé, su Dios, el rey le otorgó todo cuanto le pidió, 7 Muchos de los hijos de Israel, de los sacerdotes y levitas, de los cantores, de los porteros y de los netineos, vinieron también a Jerusalén el año séptimo del rey Artajerjes. 8Llegó Esdras a Jerusalén el mes quinto del año séptimo del rey, 9habiendo salido de Babilonia el día primero del primer mes, y llegó a Jerusalén el día primero del quinto mes, estando sobre él la mano de su Dios, 10 porque Esdras había dispuesto su corazón para poner por obra la Ley de Yahvé y enseñar en medio de Israel sus mandamientos y preceptos.

 

El autor sagrado ha utilizado tres fuentes de información en" estos capítulos: el archivo donde se guardaba la genealogía sacerdotal de Esdras (1 Crón 6:29-40), un memorial de Esdras y la carta de Artajerjes. Además de sacerdote, era Esdras un escriba versado en la Ley de Moisés. Por el nombre de escriba (sofer) pueden entenderse aquellos funcionarios que conocían el arte de escribir (Sal 45:2) y que prestaban sus servicios preferentemente en la corte real (2 Sam 8:17; 2 Re 12:11). Del tiempo de la cautividad llámase sofer al hombre dedicado al estudio e interpretación de la Ley (Ecl c.38-39). Parece que Esdras, a ejemplo de los colegios sacerdotales babilónicos, formó junto al templo un colegio de soferim cuya misión era reunir las tradiciones escritas y orales, ordenarlas y codificarlas con vistas a una futura reforma1.

Su contacto permanente con la legislación mosaica hizo de él un escriba especializado o, como dice el texto, versadísimo en la Ley de Moisés. El término hebraico mahir significa pronto, rápido, ágil> tanto para escribir la Ley como para interpretarla. Hasta su tiempo no existía una codificación o colección escrita de toda la legislación mosaica, que se conocía a través de la tradición oral o por algunas colecciones escritas incompletas. Sus muchos años de permanencia en el palacio y su trabajo en el departamento de negocios hebraicos le familiarizaron con la Ley de Moisés, ahondando en su espíritu y desentrañando su verdadero sentido. De ahí que puede llamarse escriba muy versado y ágil en la interpretación de una ley que tantas veces había transcrito y meditado profundamente. El v.10 dice que estaba Esdras dedicado a escudriñar (darash) la Ley de Moisés con el fin de conocerla perfectamente. En los v.14 y 25 se puntualiza que esta Ley "está entre sus manos" (v.14), que la conoce al dedillo; "según la sabiduría de tu Dios, que está en tu mano" (v.25). Esta ciencia y sabiduría de la Ley la había asimilado él, llevándola totalmente a la práctica. A toda ella faltaba un complemento, a saber, comunicar a otros esta ciencia y moverlos a practicarla mediante su ejemplo.

Debía ser Esdras un hombre íntegro, fiel y hábil para granjearse la estima de sus superiores y subditos. La afección que el rey sentía por él le impelía a concederle todo cuanto pedía. Dios había recompensado la conducta intachable de su siervo haciendo que encontrara gracia a los ojos del rey; de donde se decía que "la mano de Dios estaba sobre él" (7:10-28; 8:18; Neh 2-8). Aprovechó Esdras aquella coyuntura favorable para obtener una autorización para regresar a Jerusalén él y otros que quisieron acompañarle. De seguro habría oído él que la vida de los repatriados en Palestina no correspondía al ideal señalado por la Ley de Moisés.

 

 

¿Cuándo Partió Esdras Para Jerusalén?

Dice el texto (v.7) que fue el año séptimo de Artajerjes. Tres son los monarcas persas con este nombre: Artajerjes I Longímano (464-424), Artajerjes II Mnemone (405-358) y Artajerjes III Oco (358-337). Se excluye que Esdras regresara en tiempos de este último; quedan en litigio los dos primeros. Según datos del texto, la misión de Esdras tuvo lugar el año 458, coincidiendo con el año séptimo de Artajerjes Longímano; Nehemías llegó el año 20 del mismo monarca, es decir, el año 445. La sentencia de Van Hoonacker, que defendieron después otros autores, hace coincidir la fecha de la misión de Esdras con el año 398, séptimo del reinado de Artajerjes II Mnemone. Las razones que se aducen en su apoyo kan sido indicadas en la introducción; en caso de aceptarse, el orden de los capítulos sería el siguiente: Esd c.1-6; Neh 1-7 y 10-13; Esd 7-10 y Neh 8-9. En el supuesto de que la misión de Esdras precedió a la de Nehemías, ¿cómo se explica que este último silencie completamente la obra del sacerdote escriba? Además, al llegar Esdras a Jerusalén, halló que la ciudad había sido reconstruida, lo que supone la acción anterior de Nehemías. Por estas y otras razones considera Van Hoonacker que la llegada de Esdras es posterior a la de Nehemías.

El autor del libro, dicen, ha sacrificado el orden cronológico de los hechos al respeto que sentía por Esdras sacerdote, que ostentaba una dignidad superior a la del laico Nehemías. Una y otra hipótesis presentan soluciones aceptables y dificultades.

Con Esdras llegaron sacerdotes, levitas, cantores, porteros y netineos (2:36-63). Esta noticia está relacionada con lo dicho en el capítulo anterior acerca de la dedicación del templo. La caravana partió de Babilonia el día primero del mes de Nisán (marzo-abril) y, tras un viaje de ciento ocho días, llegó a Jerusalén el primero del mes de Ab (julio-agosto). El día primero del primer mes los expedicionarios concentráronse en las orillas del río Ahavá (8:15; 21; 31). Allí esperó Esdras la concentración de nuevos levitas (8:15-20). Túvose un día de oración y ayuno (8:21-23), partiendo definitivamente hacia el día 12 del primer mes (8:31). Dios protegió a la caravana de enemigos y bandoleros, llegando felizmente a su destino (8:31).

 

l E. Dhorme: RHPHR 35 (1955) 129-143.

 

 

Carta de Artajerjes.

 

Encabezamiento (7:11-12).

 

11 He aquí la copia de la carta entregada por el rey Artajerjes a Esdras, sacerdote y escriba, versado en los mandamientos y las leyes de Yahvé a Israel: "Artajerjes, rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba, versado en la ley del Dios de los cielos, etc.,"

 

El autor antepone a la carta real una corta introducción. A Esse le llama sacerdote y escriba (Neh 8:9; 12:26), aunque en el contexto se insista más en esto último. De nuevo se le califica de muy versado en los mandamientos y leyes de Yahvé. El verso, en e1 texto original, va en hebreo, a pesar de que la carta del rey (v. 12-26) é escrita en arameo. Es digno de notarse la repetición de la Palabra escriba en el v.11. Artajerjes se llama "rey de reyes," como hacían también los soberanos asirios y neo-babilónicos (Ez 26:7; Dan 2:37), por su dominio sobre un vastísimo imperio. Los persa daban a su dios Ahura Mazda el título de dios del cielo.

 

Misión de Esdras (7:13-16).

13 "He dado la orden de dejar partir a todos los del pueblo de Israel, de sus sacerdotes y sus levitas, que hay en mi reino que estén dispuestos a ir contigo a Jerusalén.14 Tú eres enviado del rey y de sus siete consejeros para inspeccionar a Judá y a Jerusalén respecto de la Ley de tu Dios, que está entre tus manos, 15 y para llevar allá el oro y la plata que el rey y sus consejeros han ofrecido generosamente al Dios de los cielos, cuya casa está en Jerusalén; 16 toda la plata y el oro que puedas reunir en Babilonia, con las ofrendas voluntarias hechas por el pueblo y los sacerdotes a la casa de Dios en Jerusalén."

 

El rey no fuerza a nadie; deja a todos en libertad de quedarse o de partir para Jerusalén. Se menciona a los laicos, sacerdotes y levitas. Disponía el monarca de un consejo de siete consejeros (Est 1:14; Tob 12:15; Dan 4:14), llamados "los ojos y los oídos del rey," que gozaban de su máxima confianza y a los que se sometía el estudio de los negocios importantes. Componíase en un principio de aristócratas persas (Heródoto, 3:71; 76:83-84), al que entraron más tarde nobles medos (Est 1:14). Refiere el mismo Heródoto (3:70) y Ctesias (Pers. 14ss) que "siete príncipes entre los persas" se conjuraron contra el falso Smerdis, siendo Darío uno de ellos.

Habían llegado a palacio noticias alarmantes sobre abusos en la vida religiosa de los repatriados, contaminados tal vez al contacto de los "pueblos de la tierra." La expresión "que está en tus manos," refiriéndose a la Ley, puede significar que Esdras debe examinar la situación religiosa existente de acuerdo con lo preceptuado en la Ley de Moisés, que él conocía a fondo. No parece que aquí se aluda a un ejemplar escrito que Esdras llevara consigo.

Con ocasión de la primera repatriación mandó Ciro que se entregaran a Sesbasar los objetos de oro y plata que había sustraído Nabucodonosor del templo de Jerusalén (1:7). Artajerjes contribuye generosamente al esplendor de la casa del Dios de los cielos, que tiene su morada en aquella ciudad. Da, además, facultad para que se hagan colectas en Babilonia y se acepten las ofrendas voluntarias. No cabe en el texto la distinción entre las ofrendas de los paganos y las que hicieron los judíos; fueron estos últimos los que más contribuyeron con sus donativos al esplendor del templo.

 

Destino de las limosnas (7:17-20).

17 "Cuidarás de adquirir con ese dinero novillos, carneros, corderos y cuanto es necesario para las ofrendas y las libaciones, que ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios e Jerusalén, 18 y con el resto de la plata y del oro harás lo que mejor te parezca a ti y a tus hermanos, conforme a la voluntad de vuestro Dios. 19 Deposita ante Dios en Jerusalén los utensilios que se te entregan para el servicio de la casa de tu Dios 20 y saca de los tesoros del rey lo que sea necesario para las otras expensas que has de hacer para la casa de tu Dios."

 

Tenían fe los monarcas persas en la eficacia de los sacrificios cruentos, incruentos y libaciones. De ahí que se indique a Esdras la obligación de destinar el dinero a la compra de lo necesario para asegurarlos. Es posible que entre los abusos existía el de limitar el número de sacrificios e incluso descuidarlos, alegando la carencia de dinero para la adquisición de víctimas. Si algo resta, puede Esdras, con el consejo de sus colegas, disponer libremente de ello. Los utensilios que se destinan para la casa de Yahvé no pueden utilizarse en usos profanos; necesariamente deberán colocarse "delante del Dios de Jerusalén," o sea, del Dios de Israel, que ha escogido Jerusalén por morada. Lo que haga falta, añade el dadivoso rey, lo proporcionará el tesoro real (6:8).

 

Ordenes α los tesoreros reales (7:21-24).

21 "Yo, el rey Artajerjes, doy orden a todos los tesoreros de la parte de allá del río de entregar íntegramente a Esdras, sacerdote y escriba, versado en la ley del Dios de los cielos, todo lo que él os pidiere, 22 hasta cien talentos de plata, cien coros de trigo, cien "batos" de vino, cien "batos" de aceite y sal a discreción. 23 Que todo cuanto está mandado por el Dios de los cielos se haga puntualmente para la casa del Dios de los cielos, para que no venga su cólera sobre nuestro reino, sobre el rey y sobre sus hijos. 24 Os hacemos saber que no podrá ser impuesto tributo, ni gabela, ni derecho de peaje a ninguno de los sacerdotes, levitas, cantores, porteros y netineos ni a ningún servidor de esa casa de Dios."

 

La provincia de Abarnahara tenía rentas propias y era independiente de la administración central (4:10; 3:2). Las gentes pagaban impuestos y tributos al gobernador, quien retransmitía lo recaudado al poder central. En adelante, parte de las cantidades recaudadas serán entregadas a Esdras. En concreto, Esdras recibirá hasta cien talentos de plata (cerca de un millón de pesetas), cien coros de trigo (unos treinta y seis mil litros), cien batos (unos cuatro mil litros) de vino, otros tantos de aceite y sal a discreción.

A estos donativos se añadía la exención de tributos, gabelas, Derechos de peaje a todos los funcionarios del templo. En la inscripción de Gadata y otras aparece la costumbre de eximir a los sacerdotes de los impuestos. Darío, en la mencionada inscripción, reprende a su sátrapa Gadata por haber exigido impuestos a los Jardineros del bosque sagrado de un templo de Apolo. Antíoco III eximió perpetuamente de impuestos a los sacerdotes, levitas y cantores del templo2. El descuido tocante al culto podía desencadenar la ira de los dioses sobre el imperio, el monarca y sus hijos.3

 

Ultimas disposiciones (7:25-26).

25 "Y tú, Esdras, según la sabiduría que de Dios, que está en tu mano, tienes, establece jueces y magistrados que administren justicia a todo el pueblo del otro lado del río, a todos los que conocen la Ley de tu Dios, y enséñasela a los que no la conocen. 26 Cualquiera que no guarde puntualmente la ley de tu Dios y la ley del rey, será condenado a muerte, a destierro, a multa o a prisión."

 

Los poderes otorgados a Esdras son extraordinarios, pero se limitan a los judíos que viven en Judá y Jerusalén (v.14). Debía establecer jueces (sofetim) y magistrados (dayyanim) que le ayudaran en su misión. La Ley de Moisés debía ser la norma de todos los judíos. Los que se negaran someterse a ella, o serán condenados a muerte o expulsados de la comunidad judaica, a multa o prisión. Existiendo entre Dios y su pueblo el pacto de la alianza, era lógico que no podía Yahvé quedar satisfecho mientras su pueblo no ajustara su conducta a las prescripciones de la alianza. Todos los judíos, que conozcan o no la Ley, por el hecho de serlo, deben vivir conforme a ella. Para que no tengan excusa, Esdras y sus ayudantes les instruirán en la misma. Los que se negaran a practicarla serán castigados, o con la muerte, o con la expulsión de la comunidad judaica, siendo considerado el delincuente como excomulgado, con multa o prisión. Con pena de muerte se castigaba la idolatría (Ex 22:19; Lev 20:2; Deut 13:6-10), el adulterio (Lev 20:10; Deut 22:22-24). La expulsión de la comunidad judaica practicóse en tiempos de Nehemías (Neh 13:3-28). La figura de Esdras no está aislada en la historia. En muchos rasgos se parece a la del sacerdote egipcio Udja-Horesnet, que vivió en un tiempo en Elam y que fue enviado por Darío I en misión oficial a Egipto para que, según reza una inscripción en su estatua, "reorganizara los muros de la casa de vida." En ésta fueron escritos y conservados los libros de contenido religioso. En tiempos posteriores conserváronse en los templos4. Semejante instalación pudo haber creado Esdras en Jerusalén (Schneider).

 

Acción de gracias (7:27-28).

27 Bendito Yahvé, Dios de nuestros padres, que ha dispuest el corazón del rey a glorificar así la casa de Yahvé en Jerusalén 28 y que me hizo objeto de la benevolencia del rey, de sus consejeros y de todos sus poderosos jefes. Fortalecido por la mano de mi Dios, que estaba sobre mí, reuní a los jefes de Israel para que partieran conmigo.

 

Con el v.27 empieza de nuevo el texto hebraico. Esdras habla en primera persona del plural y llama a Yahvé "el Dios de nuestros padres." Le alaba no tanto por haber recibido donativos cuantiosos cuanto por haber dispuesto el corazón del rey en favor del pueblo judío. Al conceder el monarca autorización para que Israel viviera según sus propias leyes, ponía los fundamentos del nuevo pueblo judío. El decreto real era la carta de fundación del judaismo. Más tarde, Antíoco el Grande concedió "a todo el pueblo poder vivir según sus leyes antiguas"5. Esto mismo concedieron los romanos, con la limitación de que los jueces judíos no podían condenar a pena de muerte (Jn 18:31).

 

l E. Dhorme: RHPHR 35 (iQSS) 129-143.

2 Flavio Josefo, Ant. lud. 12:3:3

3 D. Delorme, La religión des Achéménides: RB 22 (1913) 15-35; G. Lambert, l restauration juive sous les rois Achéménides: "Cahiers Sioniens," i (1947) 314-337·

4 E, Οttο, Kleines Wórterbuch der Egypyologie (1957) s.v. Lebenshaus.

5 Flavio Josefo, Ant. Lud. 12:3.3.

 

 

¿Es Auténtico el Decreto de Artajerjes?

Existen autores (Batten, Kuenen, Torrey, Holscher, etc.) que lo niegan. No es posible, dicen, que proceda de Artajerjes un decreto que chorrea judaísmo por sus cuatro costados. Efectivamente, quien redactó el decreto conocía bien la terminología hebraica y la Ley de Moisés; estaba enterado de las diversas clases de sacrificios y se expresa como podía hacerlo un legislador judío cualquiera. Además, parece improbable que el rey de Persia se mostrase tan generoso para con Esdras y le otorgara una autoridad comparable a la de un gobernador. Sin embargo, las razones no son de peso decisivo para dudar de la autenticidad sustancial del decreto. Es muy probable que éste fuese redactado por un escriba judío, y aun cabe aventurar la hipótesis de que fuera Esdras el que lo dictó. Artajerjes se muestra generoso; pero hemos visto que sus dádivas tendían exclusivamente al esplendor del templo, para tener a Dios propicio, A Esdras le da un poder casi absoluto sobre sus súbditos judíos; los gentiles, las gentes de la tierra, dependían directamente y en todo de las autoridades civiles persas. Con su decreto conseguía Artajerjes tener sometido a un pueblo que reclamaba vivir conforme a sus propias leyes, dentro, naturalmente, del inmenso imperio persa (Neh 8:9). Con estas concesiones tenía el rey la seguridad de que tanto Israel como su Dios no constituirían en adelante impedimento alguno para la pacífica dominación persa en Judea y Jerusalén. No vemos, pues, mayor dificultad en que el decreto, al menos en su esencia, sea auténtico.

 

Familias repatriadas (8:1-14).

1 He aquí los jefes de familias y las genealogías de los que subieron conmigo de Babilonia en el remado de Artajerjes: 2 de los hijos de Finés, Gersón; de los hijos de Itamar, Daniel; de los hijos de David, Jatús, 3 hijo de Secanías; de los hijos de Ρaros, Zacarías, y con él ciento cincuenta varones registrad 4 de los hijos de Pajat Moab, Elyoenai, hijo de Zazajías, y con él doscientos varones; 5de los hijos de Zatú, Secanías, hijo de Jacaziel, y con él trescientos varones; 6 de los hijos de Adín Ebed, hijo de Jonatán, y con él cincuenta varones; 7de los hijos de Elam, Isaías, hijo de Atalía, y con él setenta varones; 8de los hijos de Sefatías, Zebadías, hijo de Micael, y con él ochent6 varones; 9 de los hijos de Joab, Abdías, hijo de Jejiel, y con él doscientos dieciocho varones; 10 de los hijos de Baní, Selomit hijo de Josifía, y con él ciento sesenta varones; 11 de los hijos de Bebaí, Zacarías, hijo de Bebaí, y con él veintiocho varones. 12 de los hijos de Azgad, Jojanán, hijo de Acatan, y con él ciento diez varones; 13 de los hijos de Adonicam, los últimos; he aquí los nombres: Elifelet, Jeuel, Semeyas, y con ellos sesenta varones; 14 de los hijos de Bigvaí, Utaí y Zabub, y con ellos sesenta varones.

 

En el texto se emplea la primera persona, lo cual sugiere que utiliza el cronista los apuntes o recuerdos personales de Esdras, que inserta total o parcialmente en su libro. Entre las familias de repatriados se mencionan en primer lugar dos de ellas unidas con la familia sacerdotal de Aarón. Gersón desciende de él a través de Finés (Ex 6:25); Daniel, por Itamar, cuarto hijo de Aarón (Ex 6:23; Núm 26:60; 1 Crón 5:29). Es muy interesante que suba con Esdras una familia descendiente de Itamar. Los de Itamar habían sido englobados en la desgracia de su antepasado Abiatar (1 Re 2:27), prestando sus servicios en santuarios provinciales. En tiempos del cronista representan en Jerusalén a ocho clases sacerdotales, mientras que los descendientes de Eleazar (sadocitas) representan a dieciséis (1 Crón 24:4). También los sumos sacerdotes posteriores al exilio descendían de la familia de Finés (3:2; 1 Crón 5:29-41; 1 Mac 2:54).

La tercera familia representa la casa de David (1 Crón 3:22), en donde se señala a Jatús como hijo de Secanías. La casi totalidad de nombres que se mencionan en esta lista figuran en la de los tiempos de Zorobabel (2:2-20), de lo cual se deduce que parte de los miembros de las familias repatriadas se quedaron en Babilonia, de donde regresaron con Esdras. De la familia de Adonicam, 666 se enrolaron en la caravana conducida por Zorobabel (2:13)· En el texto hebreo del v.10 falta el nombre de Baní, que figura en 3 Esdr 8:36 y en la versión griega.

La suma de los repatriados es de 1.504. Pero, si a este numere añadimos el de los sacerdotes, levitas y netineos (8:18-20), se llega a la cifra de 1.800, sin contar las mujeres y los niños. Una intensa muchedumbre enfervorizada regresaba a Palestina con el fin α inyectar nueva vida al judaísmo, que, influenciado por las gentes del país, llevaba una vida religiosa languida.

 

Concentración de repatriados (8:15-20).

15 Los reuní cerca del río que corre hacia Aha va, y acampamos allí tres días; y habiendo buscado entre el pueblo y los sacerdotes, no hallé ninguno de la casa de Le vi. 16 Entonces llamé a los jefes Eliezer, Ariel, Semeyas, Jarib, Elnatán, Natán, Zacarías y Mesulam, 17 y los mandé al jefe Ido, que habitaba en Casifía, poniendo en su boca lo que habían de decir a Ido y a sus hermanos los netineos que había en Casifía, para que nos mandasen servidores para la casa de nuestro Dios.18 Como estaba con nosotros la buena mano de nuestro Dios, nos trajeron a Serebía, hombre de sentido, de entre los hijos de Majlí, hijo de Leví, hijo de Israel, y con él sus hijos y sus hermanos, en número de dieciocho; 19 Jasabía, y con él Isaías, de entre los hijos de Merarí, sus hermanos y sus hijos, en número de veinte; 20 y de entre los netineos, que David y los jefes habían puesto al servicio de los levitas, doscientos veinte netineos, todos designados por sus nombres.

 

De diversas regiones del imperio persa, principalmente de Babilonia y su provincia, respondieron al llamamiento de acompañar a Esdras. El lugar de concentración fue un sitio cercano al río que corre junto a Ahavá. Para algunos, Ahavá es el nombre del río en cuyas orillas se concentraron los repatriados, basando su opinión en los v.21 y 31; otros consideran Ahavá como nombre de región; otros, en fin, ven en él una ciudad o uno de tantos canales que riegan las tierras de los alrededores de Babilonia. No distaría mucho de esta ciudad la región, pueblo, canal o río de nombre Ahavá, sobre "cuya identificación es inútil perderse en conjeturas, ninguna de las cuales puede apoyarse sobre base suficientemente sólida" (Fernández). La concentración tuvo lugar del día primero al tercero del primer mes. Habiendo pasado revista a todas las familias y después de haberlas individualizado, comprobó Esdras con profunda pena la falta de levitas. Mandó entonces una comisión de once personas con el encargo de presentarse a Ido, jefe de una colonia levítica de la localidad de Casifía, y retransmitirle su mensaje sobre el asunto de los levitas. Nueve de estos mensajeros eran cabezas de familia; los restantes son llamados mebinim, los inteligentes, los "que hacen comprender" (Neh 8:7-9; 1 Crón 25:8), los instructores, hombres encargados de explicar la Ley, Algunos autores se basan en este término para admitir una clase especial de maestros, distintos de los sacerdotes y levitas, encargados de explicar la Ley a los judíos de Babilonia.

No se ha identificado Casifía. Existía allí una colonia judía Importante formada preferentemente por levitas y netineos. Acaso había allí un lugar alto, un templo, en el cual prestaban los levitas s servicios. Los judíos de Egipto tenían sus templos; puede también darse que los exilados de Babilonia hubiesen edificado Guarios a Yahvé. Aquel lugar debía de ser muy conocido a causa en su carácter religioso, por lo cual Esdras, ante la carencia de levitas, pensó inmediatamente que podría encontrarlos en Casifia. Probablemente era Ido jefe de los levitas, con los cuales convivían los netineos. Los enviados presentáronse a Ido, le expusieron lo que les había dictado Esdras. Pedían ellos "servidores" para la casa de Dios. El resultado fue que pocos levitas, treinta y ocho en total y doscientos veinte netineos, se unieron a la expedición. El texto atribuye a una intervención divina el feliz éxito de la embajada ya que anteriormente rehusaron ellos ir a Palestina, prefiriendo la vida cómoda de Babilonia a los riesgos de un futuro incierto en Palestina. El v.18, tal como se presenta en el texto hebraico, puede sugerir que se habla de dos individuos, a saber, de un personaje anónimo, del cual se dice que era "hombre inteligente" (ishsekel) de los hijos de Majlí, hijo de Leví, hijo de Israel, y de Serebía! Unos autores opinan que el nombre del primer personaje cayó en el anonimato por obra de los copistas; otros piensan que no existe más personaje que Serebía, del cual se dice que era hombre inteligente, en cuyo caso suprimen la partícula waw que antecede inmediatamente al nombre: Y Serebía. Finalmente, una tercera hipótesis une las dos palabras hebraicas ish shekel = hombre inteligente, formando el nombre propio Ishsekel.

Sabemos que los netineos se remontan a los tiempos de Josué (Jos 9:21-23; 2 Sam 21:1-9). Supone Michaéli que la frase del v.20: "Que Daviól y los jefes habían puesto al servicio de los levitas," es, probablemente, una adición posterior para explicar el término netinírn = donados, que David puso al servicio de los levitas. El carácter tardío de esta frase aparece sobre todo por el empleo de un pronombre relativo, el único que figura en los libros de Esdras y Nehemías, y que es de uso tardío (she).

 

Preparación espiritual (8:21-23).

21 Allí, cerca del río Ahavá, publiqué un ayuno de penitencia ante nuestro Dios, para implorar de él un feliz viaje para nosotros, para nuestros hijos y para toda nuestra hacienda. 22 Me hubiera avergonzado de pedir al rey una escolta y caballería para protegernos del enemigo durante el camino, pues habíamos dicho al rey: "La mano de nuestro Dios está, para bien de ellos, sobre cuantos le buscan; pero su poder y su ira se desencadenan contra los que le abandonan." 23 Por eso ayunamos e invocamos a nuestro Dios, y El nos escuchó.

 

La fe en la Providencia divina se refleja en toda la conducta de Esdras. Los hebreos acudían al ayuno cuando querían implorar la ayuda divina en un trance difícil (Dan 3:38; Tob 12:8; Est 4:15) La protección divina era en esta ocasión tanto más necesaria cuanto que había rechazado Esdras la escolta que le había ofrecido el rey. Esdras habíale dicho que confiaba más en Dios que en los hombres. Ahora bien, en caso de un asalto de parte de los bandoleros de desierto, podía Artajerjes dudar del poderío de Yahvé al abandonar a los "que le buscan" en manos del enemigo. En cambio, ante la noticia de un viaje sin incidentes desagradables, reafirmaría su fe en el Dios de los judíos. En el v.21 se habla del "río Ahavá," lo cual no empecé que existiera un pueblo o una región con este mismo nombre.

 

Los encargados del tesoro (8:24-30).

24 Elegí doce jefes de los sacerdotes: Serebía, Jasabía y diez de sus hermanos. 25 Pesé delante de ellos la plata, el oro y los utensilios donados en ofrenda para la casa de nuestro Dios por el rey, sus consejeros y sus jefes, y por todos los de Israel que habían sido hallados, 26 y pesé en sus manos seiscientos cincuenta talentos de plata, utensilios de plata por cien talentos, cien talentos de oro, 27 veinte copas de oro por valor de mil dáricos y dos vasos de un hermoso bronce bruñido, tan precioso como el oro. 28 Luego les dije: "Vosotros estáis consagrados a Yahvé; estos utensilios son cosas santas, y esta plata y este oro son ofrenda voluntaria hecha a Yahvé, el Dios de vuestros padres. 29 Velad y guardadlos hasta que los peséis ante los jefes de los sacerdotes y levitas y ante los jefes de las familias de Israel en Jerusalén, en las cámaras de la casa de Yahvé." 30Los sacerdotes y levitas recibieron a peso la plata, el oro y los utensilios para llevarlos a Jerusalén, a la casa de nuestro Dios.

 

Doce sacerdotes y doce levitas compartieron con Esdras la responsabilidad de trasladar a Jerusalén los tesoros que el rey, sus consejeros y jefes y todos los israelitas habían entregado para el templo de Jerusalén. Los tesoros se pesaron escrupulosamente. El talento de plata equivale a 8.600 francos oro; el de oro, a 132.000; el dárico, a 37. Batten pone en duda esta fabulosa cantidad, atribuyéndola a la fantasía popular; quizá las cantidades fueron aumentadas posteriormente (Schneider). Esdras hace hincapié en el carácter sagrado de los tesoros. De los sacerdotes dice Esdras: "Vosotros sois santidad de Yahvé" (qodesh layahweh), es decir, consagrados a Yahvé. Son santos porque sus funciones tienen por objeto el culto del Dios tres veces santo. Esta condición suya exige que su conducta moral se ajuste a su dignidad, cuidando de que todo cuanto ha sido entregado con vistas al templo sea custodiado escrupulosamente y llegue al lugar sagrado. Su responsabilidad durará hasta que entreguen los tesoros a las autoridades religiosas de Jerusalén. El peso en este segundo control debía corresponder al que tenían en el momento de recibirlos de manos de Esdras.

 

Viaje a Jerusalén (8:31-34).

31 Partimos del río de Ahavá, para dirigirnos a Jerusalén, el día doce del mes primero. La mano de Dios fue con nosotros y nos preservó de ataques de enemigos y de toda emboscada durante el camino. 32 Llegamos a Jerusalén y descansamos tres días; 33 el cuarto día pesamos en la casa de nuestro Dios la plata, el oro y los utensilios, y lo entregamos todo a Merimot, hijo de Urías, sacerdote, que tenía consigo a Eleasar, hijo de Finés y con ellos los levitas Josabad, hijo de Josué, y Noadías, hijo de Biní. 34 Después de recontarlo y repesarlo todo, se puso por escrito el peso total.

 

En las riberas del Ahavá permanecieron doce días, dedicándolos a hacer el censo de las familias, a la busca de levitas y al peso y entrega de los tesoros a los veinticuatro escogidos entre los sacerdotes y levitas. El día 12 de Nisán, la muchedumbre de los repatriados se puso en marcha, llevando consigo ganado mayor y menor, bestias de carga, camellos, asnos. Penetraron en Palestina, llegando a Jerusalén el día primero del mes Ab, mes quinto, hacia el 15 de julio. Según el calendario sacerdotal, el día 13 del primer mes era el primer día de la semana, muy apropiado para emprender la marcha, llegando a Jerusalén en un viernes. Parece que los datos del libro de Esdras concuerdan con este calendario sacerdotal, que se ha puesto en evidencia en los descubrimientos de Qumrán1.

El rey tenía interés por el feliz éxito de la misión de Esdras. Las autoridades de Abarnahara habían tomado medidas para que no ocurriera nada desagradable a la caravana. Desde el lugar de origen, en un punto cercano a Babilonia, hasta Jerusalén, emplearon unos ciento ochenta días. Teniendo en cuenta la distancia de unos 1.400 a 1.500 kilómetros entre ambas ciudades, se calcula una marcha de unos quince kilómetros diarios. Pero Esdras, considerando más tarde el camino recorrido, la multitud que se movía y el viaje sin ningún incidente serio, comprende que todo salió a pedir de boca porque Dios les acompañó y protegió durante el trayecto. Después de un breve descanso, los encargados del tesoro lo consignaron a las autoridades religiosas de Jerusalén. De Merimot se habla en Neh 4:3-41. En el momento de regresar a Jerusalén tuvo dificultades la familia a causa de no poder probar su origen sacerdotal (Neh 7:63), aunque, según 1 Crón 24:10, remontaba a la época de David.

 

Sacrificios en acción de gracias (8:35-36).

35 Los hijos de la cautividad vueltos del destierro ofrecieron en holocausto al Dios de Israel doce novillos por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos y doce machos cabríos, como víctimas expiatorias, todo en holocausto a Yahvé. 36 Transmitieron las órdenes del rey a los sátrapas del rey y a los gobernadores del lado acá del río, y éstos honraron al pueblo y a la casa de Dios."

 

Fueron "los hijos de la cautividad" quienes ofrecieron sacrificios en acción de gracias y por expiación de sus pecados. Aunque la mayoría de los repatriados descendía del reino de Judá, sin embargo, se consideran ellos los auténticos representantes de las doce tribus de Israel (6:17). De ahí que ofrezcan doce novillos en holocausto (Lev 1:1-9; 2 Crón 29:24); otras víctimas (8 X 12 = 96) en sacrificios latréuticos, y doce machos cabríos (Lev 4:1-5:3) en expiación de los pecados. La frase "sátrapas del rey" es considerada corno adición posterior de un amanuense inexperto. La palabra correspondiente a gobernador (peha) es de origen babilónico. La yuxtaposición de estas dos palabras sugiere que se trata de una explicación del uno por el otro; pero en Ester (3:12; 8:9) y Daniel (3:2-27) aparecen también juntas. Parece que la palabra peha se usó en la época persa para designar a los gobernadores subalternos, dependientes de los sátrapas (Michaelí).

 

1 A. Jaubert, Le Calendaire des Jubiles et de la secte de Qumrán. Ses origines VT 3 (1953) 250-264; E. Vogt, Antiquum Kalendarium sacerdotale: Β 35 (1955) 403-410 Y. Kaufman, Der Kalender und das Alter des Priesterkodex: VT 4 (1954) 307-313; Jof Gestern, The Calendar of the Book of Jubilees, its Origin and its Charakter: VT 5 (I955) 34-76; J. B. Segal, Intercalation and the Hebrew Calendar: VT 7 (1957) 250-307.

 

 

Los Matrimonios Mixtos (c.9-I0).

 

Grave Acusación (9:1-2).

1 Después de todo esto se me acercaron los jefes, diciendo: "El pueblo de Israel, los sacerdotes y levitas no han estado apartados de las gentes de esta tierra e imitan sus abominaciones las de los cananeos, jéteos, fereceos, jebuseos, amonitas, moa-bitas, egipcios y amorreos; 2 pues han tomado de entre ellos mujeres para sí y para sus hijos y han mezclado su raza santa con la de las gentes de esta tierra. Los jefes y magistrados han sido los primeros en cometer este pecado."

 

Al poco de llegar Esdras a Jerusalén enteróse del clima religioso y moral de los judíos que habitaban en la ciudad y alrededores. No será aventurado decir que la mayoría de los deportados eran varones que buscaron mujeres entre las hijas del país. Con gran dolor supo Esdras que todos, autoridades y pueblo, habían contraído matrimonio con mujeres extranjeras. Esta mezcla de la "raza santa" con la de las gentes de la tierra constituía un grave pecado (Deut 7:3; Ex 23:32; 34:11-16; Neh 13:25). En Deut 7:3 había dicho Dios: "No contraigas matrimonio con ellas, no des tus hijas a sus hijos, ni tomes su hija para tus hijos, para que no te arrastren a la idolatría." En el mencionado texto se citan "los jéteos, guergueseos, amorreos, cananeos, fereceos, jeveos, jebuseos," de los que deben apartarse los hijos de Israel. Israel debe vivir separado de los pueblos gentiles (6:21; 10:11; Neh 9:2; 10:28). Israel pertenece a Yahvé; le pertenecía, y, por tanto, debía ser santo. "Sed santos para mí, porque yo, Yahvé, soy santo, y os he separado de las gentes para que seáis míos" (Lev 20:26).

Inútil buscar una indicación concreta temporal en las palabras "después de todo esto." ¿Cuánto tiempo transcurrió entre los sucesos narrados anteriormente y el hecho que se refiere en este capítulo? No es posible fijarlo. Algunos hacen estos cálculos: entre el día 4 del mes quinto y la escena que aquí se narra, que sucedió cinco días antes del 20 del mes noveno (10:9), transcurren más de cuatro meses. Lo más lógico es considerar las mencionadas palabras como fórmula general de transición.

Esdras examinó detenidamente la situación religiosa y moral del pueblo. Como el mal estaba muy enraizado y los culpables eran muchos y de categoría, comprendió que debía proceder con prudencia, informándose de los abusos, identificando los culpables ganándose adeptos para su causa y estudiando las reformas que debían llevarse a cabo. El mal había sido provocado por el contacto con las gentes del país, envueltos en sus abominaciones idolátricas (toeboth). La prohibición de tomar mujeres extranjeras aparece, además del citado texto de Deut 7:3, en Ex 23:32; 34:11-16. El ejemplo de Salomón causó impresión en Israel: sus mujeres extranjeras torcieron su corazón, arrastrándole hacia los dioses ajenos (1 Re 11:3-13). Esta defección dolorosa debía servir de lección a Israel; ella sola justificaba el rigor de la ley referente a los matrimonios con mujeres extranjeras (Neh 13:25). El motivo de esta prohibición es religioso (9:1-11), pero se invoca también la pureza de la raza (9:2). A la lista estereotipada de pueblos (Ex 23:23; Deut 7:2; 20:17; Gen 15:19-21; Ex 3:8. 17:33-2) se añaden los egipcios; quizá debe leerse "edomitas" en lugar de amorreos (Mal 1:2-5; Lam 4:21). De vuelta del exilio se emplea la frase "los pueblos del país" (Ag 2:4; Zac 7:5; Dan 9:6); pero el sentido que tenía antes cambia en Esdras y Nehemías, en los cuales (Esdr 3:3; 9:1; 2; 11; 10:2-11; Neh 9:30; 31:32) designa a los habitantes de Palestina que no son los judíos que obstruyen la obra de la restauración, dificultan la observancia del sábado y con los cuales se celebran matrimonios mixtos. Se oponen al "pueblo de Judá en Esdr 4:4, al pueblo de Israel en Esdr 9:1. Es un cambio completo del sentido de la frase con relación al uso anterior al exilio, y se explica todavía por el sentido fundamental de la expresión. La comunidad de los repatriados no es el "pueblo del país," porque no se rige por el estatuto político que había reconocido a los samaritanos, amonitas, moabitas; éstos son "los pueblos del" o "de los países." De esta manera se prepara la tercera significación de la época rabínica: "pueblo del país" son los que ignoran la Ley o no la practican 1.

 

Muestras de dolor (9:3-5).

3Al oír esto rasgué mis vestiduras, mi manto, y me arranqué cabellos de mi cabeza y de mi barba, y me senté desolado. 4 Juntáronse conmigo todos los temerosos de las palabras del Dios de Israel por la prevaricación de los hijos de la cautividad. Yo estuve desolado hasta el sacrificio de la tarde; 5y luego, al tiempo de la ofrenda de la tarde, me levanté de mi humillación y, con mis vestidos y mi manto rasgados, póstreme de rodillas y, tendiendo a Yahvé, mi Dios, mis manos, dije:

 

Una vez examinado el estado religioso de los repatriados, que forman la golah (Neh 10:6; 8; 16), percatóse de la magnitud que el abuso de los matrimonios mixtos había alcanzado, con los consiguientes efectos religiosos. Su alma sacerdotal sintióse transida de dolor, y así la expuso públicamente. No cabe hablar de un acto de debilidad senil, sino más bien de una manifestación previamente calculada. Desgarró Esdras la túnica y el manto, las dos prendas principales del vestido judío (Gen 37:29-34; Lev 10:6; Jos 7:6; Am 8:10; Mt 26:65). Al decir que se arrancó cabellos de su cabeza, acaso quiere aludir al hecho de raparse la cabeza, como solía hacerse en señal de pena o dolor (Jer 7:29; Miq 1:16). Lo mismo solía hacerse con la barba, signo de distinción y virilidad (2 Sam 19:24; Jer 41:5). Muchos judíos contemplaron las muestras de dolor de Esdras; unos siguieron su camino, otros se unieron a su empresa. No dice el texto cuándo empezaron estas muestras externas de dolor, pero asegura que duraron hasta las tres de la tarde (la hora nona), en que se ofrecía el sacrificio vespertino (Ex 29:38-41). Fue entonces cuando Esdras, con la túnica y el manto rasgados, oró en voz alta al Señor, consiguiendo con ello impresionar a gran muchedumbre de gentes, que derramaron lágrimas (10:1). No indica el texto que Esdras rasgara los vestidos por segunda vez.

 

Israel ha pecado (9:6-7).

6¡Dios mío! Estoy confuso y avergonzado, Dios mío, y no me atrevo a levantar a ti mi rostro, porque nuestras iniquidades se han multiplicado por encima de nuestra cabeza, y nuestros delitos suben hasta el cielo. 7Desde los días de nuestros padres hasta hoy hemos sido muy culpables; y por nuestras iniquidades, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados a las manos de los reyes extranjeros, a la espada, a la cautividad, al saqueo, a la vergüenza que cubre nuestro rostro.

 

Con dos expresiones hiperbólicas (Sal 38:4; 36:6) confiesa que Israel ha amontonado pecados sobre pecados. Esta apostasía de Israel no tenía justificación alguna, por lo cual, avergonzado (10:1-6; 1 Re 8:23), no se atreve a levantar la cabeza delante de Dios ofendido. Pero estas prevaricaciones no quedarán impunes. Por el pacto de la alianza se compromete Dios a velar por la prosperidad e independencia de Israel; si éste prevarica, Dios se desentiende de él y le castiga entregándole en manos de los enemigos. Aun en la actualidad, parte del pueblo judío vivía en el exilio, bajo el dominio de los reyes de Persia. Cuando cese el pecado y vuelva Israel a su Dios, se acabará el estado ignominioso actual y se reanudarán plenamente las relaciones amistosas entre Yahvé y su pueblo.

 

El Dios de misericordia (9:8-9).

8"Con todo, Yahvé, nuestro Dios, acaba de hacer con nosotros misericordia, dejándonos un resto de libertad y dándonos refugio en su lugar santo, para hacer brillar nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre; 9 porque esclavos somos pero, en medio de nuestra esclavitud, Dios no nos ha abandonado. Nos ha conciliado la benevolencia de los reyes de Persia conservándonos la vida para que pudiéramos edificar la casa de nuestro Dios, levantando sus ruinas y dándonos un refugio seguro en Judá y en Jerusalén.

 

Dios castigó a Israel entregándole en manos del enemigo. Sin embargo, Dios, de repente, ablanda el corazón de los reyes de Persia para que traten con benignidad a su pueblo, autorizándole incluso el regreso a la patria. De ahí que, por un acto de misericordia de Yahvé, un resto (peleta), una porción escogida se ha salvado del naufragio general. Este resto será la simiente de la cual surgirá el nuevo Israel.

Permitió Dios que su pueblo fuera probado en el crisol de la cautividad y que la vergüenza cubriera su rostro, pero no permitió la ruina total. La nueva comunidad instalada en Palestina ha sido purificada por la prueba, pero a ella está vinculada la promesa de un futuro glorioso (Is 1:9; 4:23; 7:3; 10:21-22). El texto hebraico usa la siguiente imagen: "Y dándonos una estaca de tienda (yetad) en su lugar santo" (v.8). Con una imagen sacada de la vida nómada dice que Dios ha concedido al resto de los exilados el privilegio de fijar su tienda, o lo que es lo mismo, de establecerse de nuevo en Jerusalén. Pero esta tienda puede arrancarse y ser transportada a lejanas tierras en el caso de que los repatriados imiten la conducta de sus antepasados. Con la expresión "hacer brillar nuestros ojos" se expresa la nueva inyección de vida, de fuerza y energía (1 Sam 14:27). No goza Israel de completa independencia política, pero dentro de la esclavitud se le conceden privilegios inauditos, que sólo se explican por la acción de Dios en el corazón de los reyes de Persia. Ciro permitió a los cautivos regresar a su patria (1:2-4); Darío atajaba las intrigas de los samaritanos y contribuía con fondos del peculio real a la reconstrucción del templo (6:6-12); Artajerjes (7:12-26) hizo otro tanto. Dios ha conservado la vida de los repatriados para que éstos reedifiquen el templo, "dándonos un refugio seguro en Judá y en Jerusalén." El término refugio es una traducción de la palabra hebraica gader. Ordinariamente significa muralla, muro de protección de un campo, viña, ciudad (Núm 22:24; Prov 24:31; Ez 42:7-10; Is 5:5). Los que admiten la prioridad de la llegada de Nehemías a Jerusalén toman el término en el sentido obvio de la muralla que levantó Nehemías en torno a la Ciudad Santa; los partidarios del orden Esdr as-Nehemías interpretan gader en sentido traslaticio de refugio, abrigo, protección (Ez 13:5; 22:30; Os 2:8). Este último sentido recomienda el contexto al hablar de un refugio en Judá, ya que no cabe la idea de una muralla protectora del territorio de Judea 2.

 

Nuevas transgresiones (9:10-15).

"10 ¿Qué podemos, pues, decir después de todo esto, oh Dios nuestro? Pues hemos abandonado tus mandamientos, 11los que nos prescribiste por medio de tus siervos los profetas, diciendo: "La tierra que vais a poseer es una tierra manchada por las abominaciones de los pueblos de esas regiones, que del uno al otro cabo la han llenado de sus inmundicias; 12 no deis vuestras hijas a sus hijos, ni toméis sus hijas para vuestros hijos, ni os cuidéis nunca de su prosperidad ni de su bienestar, y así vendréis a ser fuertes y comeréis lo mejor de los frutos de la tierra, y la dejaréis a vuestros hijos en heredad para siempre." 13 Después de todo lo que nos ha sucedido por nuestras maldades y grandes pecados que hemos cometido, porque tú, Dios nuestro, no nos has castigado en proporción de nuestras iniquidades, 14¿vamos a comenzar de nuevo a traspasar tus mandamientos, a emparentar con esos pueblos abominables? ¿No se ensañaría contra nosotros tu cólera hasta destruirnos del todo, sin dejar ni resto ni escape? 15 Yahvé, Dios de Israel: Tú eres justo, pues que hemos quedado hoy un resto de escapados. Henos aquí ante ti como culpables, sin poder por eso permanecer en tu presencia."

 

La oración de Esdras se parece algo a un sermón. De ahí que no debe extrañarnos que alegue el Deuteronomio y los profetas. Estos, aunque no condenaron explícitamente los matrimonios mixtos, señalan la contaminación de la tierra por los ídolos (Jer 12:6). En la época de Esdras denuncia Malaquías (2:10-12) estas uniones (Gelin). Esdras no se inspira en el espíritu cultual y formalista del código sacerdotal, sino en las palabras de los profetas, de los cuales el mayor de todos fue Moisés. Ninguna oposición entre la Ley y los Profetas: Moisés fue un legislador porque fue profeta. No cita un texto determinado, pero resume las enseñanzas contenidas en Ex 34:16; Lev 18:25-27; Deut 7:1-3; 23:6; 2 Re 17:23; 21:10; 24:2. El mayor pecado que puede cometer Israel es la idolatría, crimen que se caracteriza por las palabras niddah — mancha (Lev 18:25), to ebah = abominación, turna = impureza. Israel debe cumplir los mandamientos de Dios, que señalaron los profetas, incluyendo en primer lugar el de servir a Dios con exclusión de los ídolos. Teniendo una experiencia de muchos años, sabiendo que el alejamiento de los mandamientos de Dios acarrea los males que sufre el pueblo, ¿querrán los repatriados, los que forman parte del resto de Israel, excitar de nuevo la ira de Yahvé y atraer sobre sí nuevos castigos? Los matrimonios mixtos, ¿no constituyen el primer peldaño que conduce necesariamente a la idolatría?

Estamos en un momento definitivo, viene a decir Esdras, momento en que se juega la supervivencia de Israel como pueblo de Yahvé. Si los escogidos, el resto (Is 11:11; 28:5; Jer 31:7; 50:20); si los que han sido salvados (peleta; 9:8; 13-15) delinquen, no quejará ni resto ni escape. Al término de la oración pone Esdras de relieve la justicia de Dios, que equivale a su voluntad salvífica y que le inclina a la misericordia, como demostró al reservarse el resto "En la salvación de unos pocos pueden considerarse dos aspectos misericordioso, en cuanto que éstos fueron realmente salvados justiciero, en cuanto que sólo éstos se salvaron, mientras que todos los otros perecieron" (Fernández). No quiere Dios que Israel, a pesar de sus graves pecados, desaparezca de la faz de la tierra. Pero exige que el pueblo pecador se arrepienta y confiese sus pecados, abandonando las sendas del mal para andar por los caminos que señalan los mandamientos de Yahvé. Esdras se incluye entre los pecadores por formar parte del pueblo judío, aunque individualmente llevara una vida perfecta.

 

Oración provechosa (10:1-4).

1 Mientras que Esdras lloraba postrado ante la casa de Dios y hacía esta plegaria y esta confesión, habíase reunido junto a él una gran muchedumbre de gentes de Israel" Hombres, mujeres, niños y todos derramaban abundantes lágrimas. 2 Entonces Secanías, hijo de Jejiel, de entre los hijos de Elam, tomando la palabra, dijo a Esdras: "Hemos pecado contra Dios tomando mujeres extranjeras de entre los pueblos de esta tierra, pero Israel no queda por esto sin esperanza. 3 Hagamos pacto con nuestro Dios de echar a todas esas mujeres y a los nacidos de ellas, según el parecer de mi señor y de cuantos temen los mandamientos de nuestro Dios, y que se cumpla la Ley. 4 Levántate, pues, ya que esto cosa tuya es. Nosotros seremos contigo. Ten valor, y a la obra."

 

A medida que prolongaba Esdras su oración, fue congregándose una gran multitud, que se contagió por las lágrimas del gran celador de la Ley, prorrumpiendo todos en llanto. El lugar de la oración era público; de boca en boca corrió la noticia de la profunda desolación de Esdras. Entre los curiosos que acudieron cita el texto a Secanías, quien, impresionado por la actitud de Esdras y teniendo en cuenta el perdón que tenía Dios prometido a los que de verdad se arrepintiesen (Deut 30:1-10), le asegura que existen fundadas esperanzas de arreglo. Si hay penitencia, hay esperanza. Reconoce Secanías que el pecado existe; que los matrimonios mixtos están prohibidos por la Ley (Ex 34:16; Deut 7:1-3), y, por lo mismo, quienes han contravenido esta Ley, han delinquido. ¿Cómo reconciliarse con Dios? Con una medida radical: echar a todas las mujeres extranjeras y a los nacidos de ellas. No es partidario de una solución media, sino radical: romper desde el primer momento con todo aquello que esté contra la Ley. "Propuesta drástica, que tronchaba muchas vidas, deshacía muchos hogares y echaba a la aventura a muchas gentes, pero necesaria para el renacimiento religioso y moral del nuevo pueblo: a grandes males, grandes remedios" (Pelaia). Secanías, portavoz en esta ocasión del pueblo, se pone incondicionalmente a las órdenes de Esdras; lo que éste diga se hará. La conducta de Secanías es tanto más admirable cuanto que, descendiente de Elam e hijo de Jejiel, pertenecía a una familia que se había contagiado con los matrimonios mixtos (10:27). Pospone sus intereses personales al cumplimiento escrupuloso de la Ley.

 

Primeras medidas (10:5-8).

5 Levantóse Esdras e hizo jurar a los jefes de los sacerdotes, de los levitas y de todo Israel que harían lo que se acababa de decir, y ellos lo juraron. 6Después se retiró Esdras de la casa de Dios y se fue a la cámara de Jojanán, hijo de Elíasib; pero no comió allí pan ni bebió agua, porque estaba en gran desolación por el pecado de los hijos de la cautividad. 7 Se publicó por Judá y Jerusalén a todos los hijos de la cautividad que se reuniesen en Jerusalén, 8 y que, si alguno no se presentaba dentro de los tres días, conforme al acuerdo de los príncipes y de los ancianos, le fuesen confiscados todos sus bienes, y él excluido de la congregación de los hijos de la cautividad.

 

La buena disposición manifestada por Secanías debía consolidarse con el juramento de todos los jefes de los sacerdotes, levitas y pueblo, porque fácilmente podían desvanecerse los buenos deseos concebidos en un momento de entusiasmo. Tomado el juramento, retiróse Esdras a una de las dependencias del templo, que llevaba el nombre de Jojanán, hijo de Elíasib, por haber morado él mucho tiempo allí, donde pasó la noche. Fue tanta la emoción que le produjo la defección del pueblo, que no pudo tomar bocado. No menos debía contribuir a esta inapetencia la idea del triunfo conseguido y la buena voluntad del pueblo, que se aventuró a tomar trascendentales decisiones para mantenerse fiel a la Ley.

¿Quién era Jojanán, hijo de Elíasib? Algunos niegan que se trate del sumo sacerdote Jojanán, el cual, según Neh 12:10-11; 22-23, era hijo del sumo sacerdote Joyada y nieto de Elíasib, que ejerció el pontificado en Jerusalén el año 410, como consta del testimonio de un papiro de Elefantina 1. Fernández anota que Esdras fuese a la cámara de Jojanán y que allí no comió pan ni bebió agua. "Si en dicho aposento se hallaba el mismo Jojanán, y Esdras fue allá para tratar con él del asunto de los matrimonios, ¿es posible que el autor sagrado, ni entonces ni después, dijera una palabra del sumo sacerdote? Cierto, tal proceder no deja de ser extraño. Tal dificultad se desvanece por completo si Jojanán indica no la presencia del sumo pontífice, sino únicamente el aposento que de él había tomado el nombre" (211). "El aposento mencionado en Esdr 10:6 era conocido con el nombre de Jojanán, hijo de Elíasib, y por este nombre lo designa el autor, que escribía bastante tiempo después de Esdras" (ibid., 209).

Los partidarios del orden Nehemías-Esdras identifican a este Jpjanán con el sumo sacerdote, hijo de Joyada. Según Neh 3:1, en tiempo de la primera misión de Nehemías (año 445 a.C.) era sumo ;acerdote Elíasib. A él sucedió Joyada, que ejerció el cargo del año 432 hasta 415. De este año empiezan las funciones de Jojanán como sumo sacerdote. Los partidarios de esta tesis hacen coincidir la actividad de Jojanán con la de Esdras, que ellos suponen empezó el año 398, el séptimo de Artajerjes II.

Aprovechando el entusiasmo del momento, convocó Esdras una asamblea general para plantear el problema de los matrimonios mixtos. El poder de que gozaba y su reconocido celo sacerdotal eran garantía del éxito de la convocatoria. A los reacios se les confiscaban los bienes en favor del templo (Lev 27:28; Núm 18:14; Ez 44:29) y se les borraba de la comunidad de Israel, con todas sus consecuencias (Ex 12:15; Jn 9:22; 12:42; 16:2). Siendo muy reducida el área geográfica de la nueva comunidad de repatriados, eran suficiente tres días para que todos pudiesen asistir a la asamblea.

 

Asamblea en Jerusalén (10:9-17).

9 Todos los hombres de Judá y Benjamín se reunieron en Jerusalén dentro de los tres días. Era el día veinte del noveno mes, y todo el pueblo estaba en la plaza de la casa de Dios temblando con motivo de aquel negocio y a causa de la lluvia. 10Levantóse Esdras, sacerdote, y dijo: "Habéis prevaricado tomando mujeres extrañas, añadiendo prevaricaciones a la iniquidad de Israel. 11 Dad ahora gloria a Yahvé, el Dios de vuestros padres, y cumplid su voluntad. Apartaos de los pueblos de esta tierra y de las mujeres extrañas." 12Toda la asamblea respondió a una y en alta voz: "Hágase así, conforme a tu palabra. 13Pero como el pueblo es muy numeroso y está el tiempo de lluvias, no siendo posible permanecer al descubierto; y como, además, no es cosa de un día o dos, por ser muchos los que de nosotros han pecado en esto, 14 que sean nuestros jefes los que en lugar de la asamblea toda se queden; y a todos los que de nuestras ciudades han tomado mujeres extrañas, les hagan venir en tiempos determinados con los ancianos y los jueces de cada ciudad, hasta que la encendida cólera de nuestro Dios se aparte de nosotros en cuanto a esto." 15 Jonatán, hijo de Azael, y Jajzía, hijo de Tecua, apoyados por Mesulam y por Sabtaí, levitas, fueron los únicos que se opusieron a este parecer.16 Pero los hijos de la cautividad obraron según se les había dicho. Se eligió a Esdras, sacerdote, y a algunos de los jefes de las casas paternas, todos designados por sus nombres, y éstos se sentaron para resolver el asunto el día primero del mes décimo. 17 El día primero del mes primero acabaron de juzgar a todos los que habían tomado mujeres extrañas.

 

La casi totalidad de los repatriados pertenecía a las tribus de Judá y Benjamín, que moraban en la capital y pueblos de los alrededores (2:20-35). Esta proximidad facilitó la concentración dentro del plazo señalado. El mes noveno era el de Kisleu, correspondiente a noviembre-diciembre. El día 20 coincide aproximadamente con el 5 de diciembre. Hacía cuatro meses que Esdras encontrábase en Jerusalén (7:8). Por este tiempo empiezan las grandes lluvias, que a menudo duran días enteros, siguiendo, por consiguiente, una baja notable de la temperatura. Por razones atmosféricas, y mucho más por la gravedad del asunto que se iba a ventilar, el público, congregado quizá en la puerta de las Aguas (Neh 3:26; 8:1), estaba temblando. Algunos dudan de que el autor sagrado asociara una causa rnoral con otra física; por lo cual, siguiendo la sugerencia de Jouon 2, cambian el texto de la manera siguiente: "Y todo el pueblo estaba temblando. a causa del granizo (baradh en lugar de haddabar = asunto) y de las lluvias." Hipótesis ingeniosa, pero no necesaria. Una vez reunidos, Esdras se levantó a hablar. De sus palabras da un resumen el autor sagrado. Empieza por denunciar el hecho de que muchos son los que se han unido en matrimonio con mujeres extranjeras, lo cual es una prevaricación más en la larga cadena de las que cometió Israel. Pero existe una posibilidad de justificarse, confesando el pecado ante Yahvé y reparándolo (Jos 7:19; 1 Re 6:5; Jer 13:16; Mal 2:2). Se imponía, por consiguiente, la necesidad de quitar aquella abominación de Israel, lo que equivalía a la obligatoriedad de despedir a las mujeres extranjeras. El pueblo manifiesta su conformidad con las propuestas de Esdras (2 Sam 15:23; 1 Re 8:55; 2 Crón 15:14; 20:19). El mismo Esdras se percató de que las condiciones climatológicas no permitían permanecer al descubierto y de que las negociaciones serían largas. Por lo mismo creóse una comisión de jefes encargada de tramitar los asuntos y de llamar a cada uno de los culpables a medida que se ventilaba su caso. Al culpable acompañarían los ancianos de cada ciudad y sus jueces a fin de discutir con la autoridad central el expediente y asegurar de esta manera un veredicto justo e imparcial. El v.15 se interpreta de varias maneras. Puede el texto significar que Jonatán y sus compañeros se encargaron de llevar adelante la propuesta. Se obtiene este sentido tomando la partícula hebraica ak en sentido aseverativo (Gen 26:9), siendo el sentido: "Sólo Jonatán y Jojzías insistieron sobre este punto, y Mesulam y Sabtaí los apoyaron" (Médiebelle). Sin embargo, la mayoría de los exegetas modernos dan a la mencionada partícula un sentido adversativo, viendo en el texto una oposición por parte de cuatro individuos. ¿En qué discrepaban los de la oposición? Puede entenderse el texto en el sentido de que no aprobaban la solución propuesta por Esdras sobre la formación de un tribunal, por creer que este proceder sería demasiado lento. Puede también interpretarse el texto en el sentido de que se opusieron a la idea de expulsar a las mujeres extranjeras. La frase siguiente induce a creer que los disidentes eran judíos que habían quedado en Palestina y de que habían sido influidos por las gentes del país. Al frente de la comisión fue colocado Esdras. El texto puede traducirse: "Esdras el sacerdote escogió" (wayyabdel lo, 3 Esd 9:16; LXX), o: "Se escogió a Esdras el sacerdote." Puesto que Esdras dio la orden, s lógico que escoja sus colaboradores; conocía él la Ley (7:6) y estaba investido de plenos poderes (7:25). Las reuniones empezaron el primer día del mes décimo, el de Tebet (diciembre-enero), y se acabaron el primero de Nisán (marzo-abril); tres meses se necesitaron para estudiar el asunto de los matrimonios.

 

Los sacerdotes culpables (10:18-22).

18 De entre los sacerdotes fueron hallados que habían tornado mujeres extrañas: de los hijos de Josué, hijo de Josadac, y sus hermanos: Maasías, Eliezer, Jarib y Godolías, 19 que se comprometieron, dando su mano, a echar a sus mujeres y a ofrecer un carnero por su pecado; 20 de los hijos de Immer, Jananí y Zebadías; 21 de los hijos de Jarim, Maasías, Elías, Se-meyas, Jejiel y Ozías; 22 de los hijos de Pasur, Elyoenai, Maasías, Ismael, Natanael, Jozabad y Elasa.

 

Diecisiete habían pecado. Josué había regresado del exilio en la primera expedición, junto con Zorobabel (2:2; 5:2). Josadac fue llevado a la cautividad de Babilonia (1 Grón 5:40-44). El acto de dar la mano equivale a comprometerse, obligarse a despedir a sus mujeres (2 Re 10:15; Ez 17:18). Conforme a Lev 5:15, ofrecen un carnero para expiar su pecado.

 

Elenco de los levitas pecadores (10:23-24).

23 De entre los levitas, Jozabad, Simeí, Quelaya, que es que-lita; Petajya, Judá y Eliezer. 24 De entre los cantores, Elíasib. De entre los porteros, Salum, Telem y Urí.

 

Seis fueron propiamente los levitas que incurrieron en el pecado, pudiéndose enumerar también entre ellos un cantor y tres porteros. Quelaya, probablemente, es el mismo que asistió a Esdras en el momento de leer la Ley al pueblo (Neh 8:7; 10:11).

 

Los códicos (10:25-44).

25 De entre los hijos de Israel: de los hijos de Paros, Ramia, Jiziya, Malquiya, Miyamim, Eleazar, Malquiya y Benaya; 26 de los hijos de Elam, Matanías, Zacarías, Jejiel, Abdí, Jeremot y Elías; 27 de los hijos de Zatu, Elyoenai, Elíasib, Matanía, Jeremot, Zabad y Aziza; 28 de los hijos de Bebaí, Jojana, Ananías, Jabdu y Atlaí; 29 de los hijos de Baní, Mesuíam, Maluc, Adaya, Jasub, Seal y Jerirnot; 30 de los hijos de Pajat, Moab, Adna, Quelal, Banayas, Masías, Matanías, Besaleel, Biní y Manases; 31 de los hijos de Jarim, Eliezer, Jisjiya, Malquiya, Semeyas, Simeón, 32 Benjamín, Maluc y Semaría; 33 de los hijos de Ja-sum, Matnaí, Matata, Zabad, Elifelet, Jeremaí, Manases y Se-meí; 34 de los hijos de Baní, Madaí, Amram, Uel, 35 Benayas, Bedia, Queluyas, 36 Vania, Meremot, Elíasib, 37 Matanías, Matnaí, Jasaí; 38 Baní, Biní, Semeí, Selemías, Natán, Adayas, 40 Macnadbaí, Sasaí, Saraí, 41 Azareel, Selamías, Semarías, 42 Salum, Amarías y José; 43 hijos de Nebo, Jeiel, Matatías, Zabad, Zebina, Jadar, Joel y Banayas. 44 Todos éstos habían tomado mujeres extranjeras y muchos tenían ya hijos de ellas.

 

Son ochenta y seis. Comparando el número de los culpables con los datos de 9:1-2, se vislumbra que no hay proporción entre el número exiguo de delincuentes y la gran masa de que se habla en el texto mencionado (9:1-2). El redactor que encontró las listas en los archivos no ha reproducido quizá el nombre de todos los pecadores. De muchos de los que se mencionan tenemos noticia en otras partes del libro (2:3-35; 8:3-14) y en el de Nehemías.

El v.44 tiene sus dificultades. En el original hebraico se dice: "Hubo entre ellas mujeres que habían parido." Hemos seguido la traducción de 3 Esd 9:36 por ajustarse más al contexto. Comentando esta firmeza por parte del pueblo, dice Flavio Josefo: "Pusieron la observancia de la Ley por encima de los objetos más queridos."3 La reforma de Esolras representa una resolución con enormes repercusiones en Israel y entre las "gentes del país." De no haber contado Esdras con el apoyo decidido del soberano persa, difícil hubiera sido conseguir la implantación de una ley tan revolucionaria. Los judíos, y más concretamente el resto, se pusieron a las órdenes de Esdras, ya por el temor de las sanciones (10:4), ya por celo religioso. Sentíanse ellos orgullosos de pertenecer al pueblo elegido y tenían conciencia de ser el plantel y la simiente de donde brotaría ufano el árbol frondoso del judaísmo. Digna de admiración es la prudencia y energía de Esdras en esta gigantesca obra de reforma. Supo él aprovechar las buenas disposiciones de un grupo selecto para ganar la voluntad de todos (Médiebelle). Puso Esdras las bases del nuevo Israel, que iba a consolidarse todavía más por obra de Nehemías.

 

1 De Vaux, Les Institutions De I'Anden Testament I 112-113.

2 "Bíblica," 12 (1931) 85.

3 Ant.Jud. 11:5-4.

 

 

Nehemías.

 

Encabezamiento del libro (Neh 1:1).

1a Palabras de Nehemías, hijo de Helcías:

 

El autor del libro ha utilizado ampliamente las memorias que escribió Nehemías, y que se reconocen por el empleo de la primera Persona (1:1-5; 10:30b-40; 12:31-13:31). Es la única vez que el título Palabras de (dibre) aparece en libros históricos; es frecuente, sin embargo, en los escritos proféticos (Jer 1:1; Am 1:1) y sapienciales (Ece 11; Prov 30:1). La traducción más fiel parece ser: "Memorias de Nehemías," y no: "Historia de las gestas o actos de Nehemias. La palabra Nehemías significa "Yahvé consuela" y únicamentyte aparece en nuestro libro. Se añade "Hijo de Helcías" para distinguirlo de otros personajes que llevaron el mismo nombre (Neh 77) Nehemías no fue sacerdote, en contra del texto de la Vulgata en 2 Mac 1:21: "lussit sacerdos Nehemias," traducción errónea del texto griego original.

 

Malas noticias (1:1-3).

lb En el mes de Casleu del año veinte, estando yo en Susa, en la capital, 2 llegaron de Judá Jananí y uno de mis hermanos con algunos otros. Yo les pregunté por los judíos que habían sido libertados, los restos de la cautividad y por Jerusalén. 3 Ellos me respondieron: "Los restos de la cautividad están en la provincia en gran miseria y afrenta. Las murallas de Jerusalén están todavía en ruinas, y sus puertas quemadas por el fuego."

 

Al hablar el texto del año veinte, sin especificar el origen de este cálculo, parece que haga referencia al reinado de Artajerjes, como sugiere la lección de 2:1. El rey Artajerjes Longímano sucedió a Jerjes el año 464, reinando hasta 424. Según el cómputo babilónico, que empieza el mes de Nisán de 464, el año 20 del reinado de aquel monarca corresponde a 445. El mes de Casleu es el nono del calendario, correspondiente a la mitad de los meses de noviembre-diciembre. Después del exilio se designan los meses con los nombres del calendario asiro-babilónico (2:1; Esdr 6:15). Comparado el v.1 con 2:1, surge una dificultad cronológica. En efecto, según el texto que comentamos, llegó Jananí de Jerusalén el mes de Casleu del año veinte del reinado de Artajerjes I Longímano; por otra parte, en 2:1 se habla del primero de Nisán del mismo año. Algunos comentaristas, como Fernández, zanjan la dificultad alegando la manera diversa con que se computaba el principio del año. Sin embargo, no parece probable que un mismo autor emplee en el mismo libro diversos sistemas de computación. Por lo mismo, cabe suponer que existe una adulteración de los números: año veinte en vez de diecinueve (1:1)1 y veinte en vez de veintiuno en 2:1, o una trasposición de los meses (Casleu, 1:1; Nisán, 2:1; Schneider).

La escena tuvo lugar en la ciudadela (hahbirah) de Susa. Según las excavaciones practicadas por M. Dieulafoy (1884-1886) y por otros arqueólogos más modernos, birah era la acrópolis de Susa. Al norte de la misma se encontraba un palacio con la grande sala del trono (apadana), rodeado de jardines. Al este estaban los departamentos reales, de sus colaboradores y del gineceo. Rodeada de recias murallas, estaba protegida en el ángulo sudoeste por una ciudadela. Hacia el año 440, un violento incendio redujo a cenizas tan suntuoso lugar1. Los reyes de Persia invernaban en Susa (Est 1:2-5; 3:15) Por el texto no es posible determinar si Jananí era hermano carnal de Nehemías o un pariente suyo. "Aunque la palabra hermano es de significación muy vaga, aquí, empero, debe tomarse en el sentido estricto de hermano propiamente dicho o al menos de pariente, pues tal es su alcance en 7:2 (Fernández). La palabra peleta, resto, los que se han salvado, designa a los judíos repatriados que se encontraban en Jerusalén. A este resto se le promete la participación en los beneficios de la elección (Is 10:20-21; Jer 23:3). Vimos las dificultades que experimentaron los repatriados de parte de las gentes del país. A pesar del apoyo prestado por los monarcas persas, el resto se encontraba aislado en medio de un pueblo que veía en los recién llegados a enemigos que intentaban desplazarlos. Con el dinero recogido en Babilonia pudieron poco a poco reconstruir sus casas, procurarse tierras de cultivo, proveerse de ganado mayor y menor, etc. A duras penas habíase reedificado el templo, dejando para más tarde la reconstrucción de las murallas de Jerusalén. A este lamentable estado material de los repatriados debe añadirse que ellos, al contacto con las gentes del país, dejáronse seducir, renegando de su fe yahvista. Muchos llegaron a esta situación por culpa de sus mujeres paganas. Esdras había conjurado la situación consiguiendo que los judíos despidieran a las mujeres extrañas, pero al poco tiempo volvieron a las andadas. La alusión a las murallas de Jerusalén puede referirse a su destrucción por Nabucodonosor o, lo que es más probable, a la que siguió al recibirse la carta de Artajerjes (Esd 4:7-23). Verdad es que no habla el texto explícitamente de que se destruyera la parte de las murallas que se había levantado, pero deja vislumbrarlo (Esdr 4:19-23). El dolor que causa a Nehemías la noticia sobre las murallas sugiere que se trata de una destrucción reciente.

 

Consternación y plegaria de Nehemias (1:4-11).

4 Cuando oí esto, sentéme y lloré, y estuve por muchos días desolado. Ayuné y oré ante el Dios de los cielos, 5 diciendo: "Ruégote, Yahvé, Dios de los cielos, Dios grande y terrible, que guardas tu alianza y haces misericordia con los que te aman y guardan tus mandatos, 6 que esté atento tu oído y abiertos tus ojos para escuchar la oración que tu siervo te dirige ahor, día y noche, por tus siervos los hijos de Israel, confesando los pecados de Israel, nuestros pecados contra ti, porque yo y la casa de mi padre hemos pecado, 7 te hemos ofendido y no hemos guardado los mandamientos, las leyes y los preceptos que tú prescribiste a Moisés, tu siervo. 8 Acuérdate de estas palabras que tú mandaste decir a Moisés, tu siervo: Si pecareis, yo os dispersaré entre los pueblos; 9 pero si os volvéis a mí y guardáis mis mandamientos y los ponéis por obra, aunque hubiereis sido desterrados a los confines de la tierra, de allí os reuniré yo y os volveré al lugar que he elegido para hacer residir en él mi nombre. 10 Son tus siervos, son tu pueblo, que redimiste tú con tu gran poder y tu fuerte mano, 11 ¡Oh Señor! que esté atento tu oído a la plegaria de tu siervo y a la de los siervos tuyos que desean temer tu nombre. Concede ahora próspero suceso a tu siervo y haz que halle yo gracia a los ojos de este hombre"; pues servía yo entonces de copero al rey.

 

La noticia que le dieron Jananí y los otros que habían llegado 2 la provincia (medinah) de Judá impresionó extraordinariamente a Nehemías. ¿Por qué sucedieron estas cosas en Jerusalén? Nehemías intuye inmediatamente que el pecado es el causante de tantos males, por lo cual acude a las lágrimas, al ayuno y a la oración, con el fin de aplacar al Dios ofendido (1 Sam 14:24; Esdr 8:21). Elbios de los cielos (2:5-20; 9:6-28; Esd 1:2; 5:11-12; 6:9-10; 7:2) era un título que los persas daban a Ahura Mazda, pero que Nehemías aplica al único y verdadero Dios. Es Yahvé grande y terrible, que no deja impune ningún pecado contra su ley (Dan 9:4). Es celoso Yahvé del pacto de la alianza (Ex c. 19-20). En el caso de que Israel cumpla lo estipulado, le colma Dios de gracias espirituales y materiales; en caso contrario le retira su ayuda, dejándole solo ante sus enemigos. Nehemías confiesa que Israel ha pecado; él mismo se incluye entre los pecadores. Pero la penitencia es el principio del perdón; Israel reconoce su pecado; confiesa que ha traspasado los mandamientos que Dios prescribió por medio de Moisés. La expresión "que esté atento tu oído y abiertos tus ojos" aparece en otros lugares bíblicos (1 Re 8:28-29; 2 Re 19:16; 2 Crón 6:40).

En los v.8-9 recuerda Nehemías que Dios amenazó a los pecadores, pero prometió reconciliarse con ellos si reconocen su pecado y lo detestan. Por el pecado, Israel fue llevado cautivo entre las gentes; ahora, habiendo hecho penitencia, le reunirá Dios de nuevo y le volverá al lugar que el mismo Dios eligio como morada suya (1 Sam 4:4; 2 Sam 6:2; Sal 80:1). La promesa que se dice fue hecha a Moisés se encuentra formulada implícitamente en varios pasajes del Pentateuco (Lev 26:33-45; Deut 4:25-31; 28:1-15; 30:1-5). Dios no puede desentenderse de Israel, porque, en realidad, Israel es su pueblo predilecto (Ex 5:1; 8:20; Deut 32:15; Jer 3:19; 31:20); los israelitas son siervos suyos, que redimió con gran poder y mano fuerte (Deut 9:29).

Al final del v.11 alude Nehemías al rey Artajerjes con las palabras "este hombre." Ruega a Dios que cambie el corazón del rey en el sentido de que se le conceda autorización para levantar los muros de Jerusalén, revocando la orden contraria dada anteriormente (Esd 4:23).

Se preguntan muchos intérpretes: ¿Es auténtica esta oración de Nehemías? Todos confiesan que su forma es estereotipada; que tiene muchas semejanzas con otras muchas (Esd 9:6-15; Neh 9:6-37; Dan 94:-19; Est 13:8-17; 14:3-19; Ecl 36.1-6); que presenta un colorido deuteronómico muy marcado (Deut 7:9-21; 9:29; 30:1-4)· Por lo mismo, piensan muchos que fue compuesta por el autor del libro. La verdad parece estar en un término medio. No cabe suponer que el cronista reprodujera textualmente una oración que Nehemías hizo en determinada ocasión; se limita a transcribir las ideas maestras de la misma.

Nehemías era copero del rey, cargo honorífico en la corte persa 2; los funcionarios reales solían ser eunucos (Est 1:10; Jdt 12:11)· ¿Lo era Nehemías? Se discute; para los judíos ser eunuco era una deshonra, salvo excepción (Deut 23:2; Sal 127; en contra Is 56:3-5).

 

Hondo pesar de Nehemías (2:1-3).

1 En el mes de Nisán del año veinte del rey Artajerjes, estando ya el vino delante de él, tomé el vino y se lo ofrecí al rey. Jamás había yo aparecido triste en su presencia, 2 pero aquel día me dijo: "¿Por qué estás con tan mala cara? Enfermo no estás; no puede ser, pues, sino alguna pena de tu corazón." Yo entonces me atemoricé sobremanera, 3 y respondí al rey: "¡Viva el rey eternamente! ¿Cómo no va a estar triste mi rostro cuando la ciudad donde están los sepulcros de mis padres está en ruinas, y quemadas por el fuego sus puertas?"

 

Las informaciones que le dieron Jananí y otros calaron hondo en el corazón de Nehemías. Era copero del rey; la frase "el vino delante de él" apenas tiene sentido, por lo que el texto griego la ha cambiado por "el vino estaba delante de mí," lo que equivale a decir que le había llegado a Nehemías el turno de servir el vino al monarca. A pesar de sus esfuerzos para permanecer sereno, no pudo, sin embargo, evitar que sus pesares se reflejaran en su rostro. Las palabras del rey le atemorizaron, por estar prohibido a los empleados de palacio mostrarse tristes o aparentar mal humor durante el servicio real (Est 4:2). Además, pensando él pedir a Artajerjes revocara la orden que había dado de suspender la reconstrucción de las murallas de Jerusalén (Esd 4:7-23), temía que la tristeza le indispusiera con el rey y le cerrara las puertas para pedirle tan gran favor. A la pregunta del rey responde Nehemías poniendo por delante la cuestión sentimental: en Jerusalén estaban las tumbas de sus antepasados en situación lamentable y expuestas a ser profanadas, por carecer la ciudad de murallas y puertas que aseguraran la incolumidad de las mismas. Los persas profesaban gran respeto a los sepulcros. De Darío cuenta Valerio Máximo (5:4) que, al invadir el país de los escitas, notó que aquellas gentes no presentaban batalla. Al manifestar su extrañeza, le respondieron: "No tenemos ciudades amuralladas ni campos cultivados que defender; pero si tú nos fuerzas a retirarnos hasta los sepulcros de nuestros padres, sabrás cómo los escitas saben batirse."

 

Petición de Nehemías (2:4-8).

4 Y me dijo el rey: "¿Qué es lo que quieres?" Yo, rogando al rey de los cielos, 5respondí al rey: "Si al rey le pareciera bien y hallara gracia tu siervo ante ti, que me mandaras a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, para reedificarla." 6 El rey, a cuyo lado estaba sentada la reina, me dijo: "¿Cuánto durará tu viaje? ¿Cuándo estarás de vuelta?" Plugo al rey dejarme partir, y yo le señalé tiempo. 7 Después dije al rey: "Si al rey le parece bien, que se me den cartas para los gobernadores del otro lado del río, para que me permitan pasar y entrar en Judá; 8y otra carta para Asaf, guardabosques del rey, Para que me facilite maderas y viguería para las puertas de la ciudadela vecina a la casa, para las murallas de la ciudad para la casa que yo he de habitar." Dióme el rey estas cartas pues la buena mano de mi Dios estaba sobre mí.

 

Sabía Nehemías que Dios ablanda y endurece a su beneplácito el corazón de los reyes; por lo cual, antes de responder al monarca oró brevísimamente a Dios, poniendo en sus manos el trascendental asunto. En primer lugar le pidió le concediera ir a Jerusalén para reedificarla. Ante la carta de Rehum y Simsaí, había respondido Artajerjes que cesaran los trabajos para la reconstrucción de las murallas (Esd 4:21); pero el rey dictó aquella orden a base de los informes que le transmitían. Nehemías, funcionario palaciego, cumplidor de su deber, reitera la petición. Existía la dificultad de que la corte persa no revocaba nunca una ley (Dan 6:16; Est 8:8), pero podía sustituirla por otra. Además, Artajerjes era muy conocido a causa de su carácter voluble y por la influencia que ejercían las mujeres sobre él. Al lado del rey, dice el texto, hallábase la reina. En el texto original, la soberana es llamada hashegal (Dan 5:2). Por razón del artículo parece que se trata de la reina propiamente dicha, aunque el término en sí puede aplicarse más bien a una mujer del harén o a una concubina. Del hecho de que Nehemías tuviera familiaridad con la reina no se deduce necesariamente que fuera eunuco.

Tanto el rey como la reina se preocupan menos del favor que les pide su servidor que del tiempo que tardará en volver. No señala el texto el lapso de tiempo que pidió Nehemías, pero consta que su permanencia en Jerusalén duró unos doce años (5:14). No es creíble que Nehemías pidiera autorización para ausentarse tanto tiempo; cabe más bien suponer que el corto lapso de tiempo señalado fuera prolongándose poco a poco a instancias del mismo. Una vez obtenido el permiso, pide letras comendaticias para los gobernadores de las provincias que debía atravesar hasta llegar a Jerusalén, y de una manera especial para el de Judá. Algunos autores (Vaccari) suponen que Nehemías pidió una escolta para el trayecto. Pide otras cartas para el guardabosques del rey. Asaf era judío. Puede relacionarse este personaje con Gadatas, intendente de los dominios reales en Asia Menor, al cual felicitó Darío por haber trasplantado en la baja Asia árboles que crecen al otro lado del Eufrates. Los reyes persas habíanse reservado algunos parques nacionales, llamados parees lammelek, paraíso del rey. El término pardes (Ece 2:5; Cant 4:13) es de origen persa. De él se ha derivado la palabra paraíso, con el significado de parque, jardín o bosque (Gen 2:8). ¿En dónde se encontraban estos bosques reales? Algunos creen que el monarca persa tenía algunos bosques Palestina, quizá en la región de Etam, a unos once kilómetros al sur de Jerusalén, en el lugar donde Flavio Josefo (Ant. lud. c.8:7-3) coloca los jardines de Salomón (Ag 1:8), o en los montes de Juda (1 Crón 27:28). Supone Abel que pardes designaba los bosques del Líbano, de los cuales el rey se reservaba la explotación (Schneider). Pedía Nehemías maderas para las puertas de la ciudadela, construida acaso en el lugar que ocuparon más tarde las fortalezas de Baris y Antonia; para las murallas de la ciudad y para su propia casa. La ciudadela era un edificio cuya finalidad era proteger el templo contra las gentes del país.

 

Nehemías llega a Jerusalén (2:9-12).

9 Presénteme a los gobernadores del otro lado del río y les entregué las cartas del rey, que había hecho que me acompañasen dos jefes del ejército y alguna gente de a caballo.10 Cuando lo supieron Sambalat, joronita, y Tobías, siervo amonita, disgustóles en extremo que viniese un hombre para procurar el bien de los hijos de Israel. 11 Llegué a Jerusalén y estuve allí tres días; pasados los cuales, 12 me levanté de noche con algunos hombres, sin decir a nadie lo que mi Dios me había puesto en el corazón hacer por Jerusalén. No llevaba conmigo bestia alguna de carga; sólo mi propia cabalgadura."

 

Además de las cartas de recomendación, el soberano puso una escolta a disposición de Nehemías. Al llegar a Jerusalén entrevistóse con las autoridades provinciales y locales, las cuales no vieron con buenos ojos la presencia de un hombre autorizado por el rey para procurar el bien de los judíos repatriados. Sambalat es un nombre asirio que significa "Sin (el dios lunar) da la vida." Era gobernador de Samaría (3:34). Se le llama el joronita, o bien porque era originario de Bet-Horón (Jos 10:10; 16:1-3; 1 Re 9:17), o porque descendía de Joronaím o Bet-Jarán, en la región de Moab (Is 15:3; Jer 48:34). En un papiro de Elefantina se dice que los hijos de Sambalat, gobernador de Samaría, gozaban de gran autoridad 1. El papiro es del año 17 de Darío II (424-405). Tobías estaba a las órdenes de Sambalat, como parece sugerir la palabra siervo, que puede tomarse en sentido honorífico o peyorativo. Se cree que este amonita dio origen a la poderosa familia de los Tobiadas, que, según Flavio Josefo 2 y el testimonio de los papiros de Zenón, gozó de gran fama en el siglo ni antes de Cristo, tanto por su riqueza como por su influencia política. De estos documentos se deduce que Tobías vivía en la Birta (hebreo birah, griego baris, fortaleza) de Amón y era jefe de unos camelleros establecidos allí como colonos. Mantenía buenas relaciones con Tolomeo II, al cual mandaba caballos como obsequio. Dedicábase al comercio, que ejercía también en Jerusalén, en donde tuvo gran influencia durante el siglo u por sus relaciones con el sumo sacerdote Onías. Las modernas excavaciones han demostrado que la mencionada colonia estaba en e1 lugar conocido por Araqel-Emir, entre Aman y el río Jordán. Allí, al pie de una colina, en un subterráneo excavado en la roca, se lee dos veces el nombre de Tobías en caracteres hebraicos antiguas. A unos trescientos metros más allá existen vestigios de un gran edificio conocido con el nombre de Qasrel-Abd = castillo del siervo, lugar que corresponde, sin duda, a la mencionada Birta d Amón. Dada la tenacidad característica de la toponomástica semítica, es posible que el apelativo siervo sea un recuerdo del calificativo honorífico de los antiguos Tobiadas que eran siervos, es decir ministros de los Tolomeos. Es improbable que el apelativo dé siervo deba tomarse en sentido peyorativo 3.

 

Inspección nocturna (2:13-15).

13 Salí de noche por la puerta del Valle y me dirigí hacia la fuente del Dragón y la puerta de la Escombrera, mirando las murallas de Jerusalén en ruinas y sus puertas consumidas por el fuego. 14 Seguí a la puerta de la Fuente y al estanque del Rey, y no había por allí sitio por donde pasar la cabalgadura en qué iba. 15 Subí, todavía de noche, por el torrente e inspeccioné la muralla. Luego volví a entrar por la puerta del Valle, estando así de vuelta.

 

Decidió Nehemías efectuar el recorrido durante la noche con el fin de no llamar la atención de las autoridades. Algunos íntimos que le acompañaron no conocían sus planes. Montaba éste en su cabalgadura; los que le acompañaban iban a pie. En líneas generales, parece que Nehemías inició su itinerario nocturno empezando por la parte noroeste de la ciudad, descendió por el valle de Hinnón en dirección a la piscina de Siloé, remontó el torrente Cedrón hasta Ain-itti-Mariam, estanque de Salomón, regresando al punto de partida. La puerta del Valle (3:1-32; 12:31-40; 2 Crón 26:9) hallábase cerca de la actual puerta de Jafa, no en el Tiropeón. De la mencionada puerta pasó a la fuente del Dragón (hattanin), en el actual Birket es-Sultán. Sabido es que los tanninim eran considerados como monstruos marinos (Gen 1:2; Job 7:12). Esta fuente misteriosa (DBS 4:949), difícil de localizar, evoca espontáneamente la "piscina de las serpientes" existente en tiempos de Flavio Josefo 4. La puerta de las Escombreras coincide muy probablemente con la de los esenios de que habla Flavio Josefo 5, situada, según él, en la región llamada Berzo, o sea, del estercolero. Llamábase así porque junto a ella arrojábanse las basuras de la ciudad, que iban a depositarse en el torrente Hinnón, donde las aguas las arrastraban hacia el wadi enNahr. De trecho en trecho se paraba Nehemías contemplando el estado de las murallas.

Bajando en dirección sur de la ciudad, llegó a la puerta de la Fuente (3:15; 12:57), que se identifica o con la fuente de Siloé o con la de Ain Roguel. Algunos localizan el estanque del Rey con la actual fuente Ain-sitti-Mariam, junto al Cedrón, y otros con la piscina de Siloé. Según Vincent (DBS 950), corresponde al complejo de estanques construidos por Ezequías y sus sucesores en el valle del Tiropeón para regar los jardines reales (2 Re 20:20; 2 Grón 32, 30 Is 22:9). A partir de este lugar, los escombros de las antiguas murallas habían obstruido el paso. Por lo mismo, bajó al torrente Cedrón, desde donde inspeccionó de lejos las murallas, regresando i punto de donde había salido. Dado que el texto nada dice del perímetro septentrional de la ciudad, muchos creen que Nehemías no dio la vuelta completa a la misma. Sin embargo, puede admitirse que, en vista de lo avanzado de la hora y para no llamar la atención de las autoridades y del pueblo, siguió rápidamente su camino, remontando el torrente Cedrón y torciendo en dirección oeste hasta llegar al lugar de partida.

 

Asamblea general (2:16-18).

16 Los magistrados no sabían adonde había ido y qué era lo que había hecho. Hasta entonces no había dicho nada a los judíos, ni a los sacerdotes, ni a los jefes, ni a los magistrados, ni a ninguno de los que llevaban la dirección de los negocios. 17 Entonces yo les dije: "Bien veis el lamentable estado en que nos hallamos. Jerusalén está destruida y sus puertas consumidas por el fuego. Vamos, pues, a reedificar las murallas de Jerusalén, y no estemos más en el oprobio." 18 Les conté cómo la buena mano de mi Dios había estado sobre mí y las palabras que el rey me había dirigido; y entonces dijeron: "¡Andando, a edificarla!" Y tomaron resueltamente esta buena determinación.

 

Los magistrados (seganim) ignoraban el recorrido que había hecho Nehemías. La palabra seganim (Esdr 9:2; Neh 4:8-13; 5:7-17; 7:5; 12:40; 13-11) es de origen asirio y tiene un sentido dudoso. Acaso designa a los miembros de un consejo o tribunal creado después del exilio. Otros traducen por "magnates," jefes de las principales familias. Pero no es fácil entonces establecer la diferencia entre los términos que significan magistrados y notables (horim), que a veces parecen sinónimos (13:11-17). Según Michaéli, los horim son los notables por su nacimiento; los seganim lo son por sus funciones. Con las palabras "no había dicho nada a los judíos," quiere referirse a los laicos que tenían cierta representación tanto por su ascendencia como por su posición social.

A los reunidos planteó Nehemías el problema de los muros. Hacia años que los primeros repatriados habían regresado del exilio, y las murallas estaban todavía sin construir. Este estado de cosas era un oprobio para el pueblo y una señal de debilidad y desidia. Ahora que se cuenta con la actitud favorable del rey conviene aprovechar la coyuntura, procediendo rápidamente, antes de que las autoridades locales puedan reaccionar y empezar los trámites para elevar su protesta al rey.

 

Mofas de los enemigos (2:19-20).

19 Cuando lo supieron Sambalat, joronita; Tobías, siervo am nita, y Guesern, árabe, se burlaban de nosotros y nos meno° preciaron. Nos dijeron: "¿Qué es lo que hacéis ahí? ¿Os rebe" láis contra el rey?" 20 Y yo les di esta respuesta: "El Dios de lo" cielos nos hará salir con nuestra empresa. Nosotros, sus siervos, nos levantaremos y haremos la edificación. Vosotros no tenéis parte, ni derecho, ni recuerdos en Jerusalén."

 

El autor presenta los acontecimientos atropelladamente: Nehe-mías reúne la asamblea al día siguiente de haber inspeccionado los muros de la ciudad y empieza inmediatamente las obras. Desde los comienzos presentáronse los enemigos mofándose de la empresa que creían descabellada. No se opusieron a ella por la fuerza por conocer las prerrogativas de que estaba investido Nehemías. Por lo mismo, pudo responder arrogantemente a las preguntas que le dirigieron sus enemigos. A Sambalat y Tobías se añade un tercer enemigo, llamado Guesem (6:1-2-6), descendiente de una tribu árabe; ejercía las funciones de gobernador de la provincia del Negueb, la más meridional de la quinta satrapía. Puede ser que Guesem fuera descendiente de los árabes deportados a Samaría en tiempos de Sargón II. Si el libro de Nehemías no habla de los idumeos, enemigos ancestrales de los judíos, es porque los identifica con los árabes. La pregunta: "¿Os rebeláis contra el rey?" se refiere a la orden dada por Artajerjes (Esd 4:17-22); pero no insisten, sabiendo que una orden de la corte persa puede ser sustituida por otra.

 

 

1 Dieulafoy, L'Acropole De Suse (París 1893).

2 Heródoto, III 34.

1 Pritchard, 492.

2 Ant. Lud. 12:4:1.

3 Ricciotti, Storia 25; H. vincent, La famille des Tobiades et les origines du Paiai d'Araq-el-Emir: RB 28 (1920) 182-202.

4 Bell lud. 6:3:2.

5 Bell,.lud.,5:4:2.

 

 

Reparación de las murallas de jerusalén (3:1-32).

 

Elíasib y sus hermanos (3:1-2).

 

1 Elíasib, sumo sacerdote, se levantó con sus hermanos los sacerdotes y edificaron la puerta de las Ovejas; la consagraron y pusieron las puertas, desde la torre de Mea hasta la torre de Jananeel. 2A continuación de Elíasib edificaron los hombres de Jericó, y a continuación de éstos edificó Zacur, hijo de Irnn.

 

Elíasib (Esd 2:2; Neh 12:10), con sus hermanos los sacerdotes, construyó la puerta de las Ovejas; su ejemplo arrastró a otros, hasta el punto de que la obra se terminó en cincuenta y dos días (Neh 6:15). Además, la decisión de Elíasib era tanto más meritoria cuanto que mantuvo relaciones con los samaritanos (Neh 13-4)· la puerta de las Ovejas, o Probática, estaba en el sector norte, cerca del ángulo nordeste (3:32; 12:39; Jn 5:2), recibiendo este nombre por entrar por ella el ganado destinado a los sacrificios. Dice texto que "la consagraron" (qiddeshuhu), lo que se dice con respecto a los sacerdotes; en otros lugares se dice que la cubrieron (qerunu Muchos autores (Vincent, Gelin, Batten) unifican el texto conociendo la lección qiddshuhu en qiruhu. La consagración de toda la obra efectuóse más tarde (12:27), pero esto no impide que los sacerdotes consagraran su obra al momento de terminarla. Parece que los sacerdote tuvieron que rehacer totalmente el muro.

No puede identificarse la torre de Mea (los ciento). Vincent cree que no ha existido nunca, debiéndose su mención a una lectura errónea del texto. En efecto, la traducción material del texto es: "Y hasta la torre de Mea la consagraron, hasta la torre de Jananeel." En caso de haber existido, no se sabe por qué recibió semejante nombre; acaso porque tenía cien codos de altura o porque cabían en su interior cien hombres para defenderla. De la torre de Jananeel se habla en Jeremías (31:38) y Zacarías (1:20). Herodes el Grande la amplió y embelleció, llamándola Antonia en honor del triunviro Antonio (Flavio Josefo, Ant. lud. 15;11;4). El nombre le pudo venir de Jananías, que era el custodio (7:2). A continuación de los sacerdotes trabajaron los repatriados de Jericó (Esd 2:34), siguiendo después Zacur.

 

Puerta del Pescado.

3 Los hijos de Sena edificaron la puerta del Pescado y la cubrieron, pusieron las puertas, los cerrojos, los goznes. 4 Al lado de ellos trabajó en las reparaciones Meremot, hijo de Urías, hijo de Acus, y al lado de éstos reconstruyó Mesulam, hijo de Berquías, hijo de Mesezabel; y al lado de éstos restauró Sadoc, hijo de Baana. 5Inmediatos a ellos restauraron los tecuitas, aunque sus nobles no doblaron su cerviz al servicio de su señor.

 

No lejos de la torre de Jananeel y al occidente de la misma hallábase la puerta del Pescado, llamada así por celebrarse en sus alrededores el mercado del pescado que traían las gentes de Tiro o los ribereños del mar de Galilea (12:39; 2 Crón 33:14; Sof 1:10). En el v.3 se inspiran algunos autores para corregir el v.1, ya que el trabajo de cada sector comprendía: 1) la edificación o reparación de la puerta; 2) cubrirla; 3) colocación de las hojas de la misma; 4) e instalación de los cerrojos y goznes. Junto a los hijos de Sena (Esd 2:35; Neh 7:38), Meremot (Esdr 8:33) reparó los desperfectos de otro tramo de muralla. Las gentes de Tecua, ciudad situada a ocho kilómetros al sur de Belén, trabajaron en los muros; pero los notables de la población, orgullosos, no doblaron su cerviz al servicio del señor, es decir, de Nehemías. Acaso existían diferencias personales entre ellos y el gobernador o no reconocían la autoridad que se arrogaba.

 

En el sector de la puerta Vieja (3:6-12).

6La puerta Vieja la restauraron Joyada, hijo de Pasea, y Mesula, hijo de Besodías; la ensamblaron y pusieron a las puertas sus cerrojos y sus goznes. 7Junto a éstos reedificaron Melatías, gabaonita, y Jadón, meronotita; y los hombres de Gabón y Misfa trabajaron cerca del gobernador de este lado del río. 8 Junto a ellos trabajó Uziel, hijo de Jarayas, de los orífice y a su lado Ananías, de los perfumistas; continuaron Jerusalém hasta la muralla ancha. 9A continuación de éstos trabajó Refaías, hijo de Hur, jefe de la mitad del distrito de Jerusalém 10 A continuación trabajó, enfrente de su casa, Jedaya, hijo del Jaromat, y a su lado Jatús, hijo de Jesabnía. 11 Otra porción de la muralla y la torre del horno fue reparada por Malquiya, hijo de Jarim, y Jasub, hijo de Pahat Moab. 12 A continuación de ellos trabajó con sus hijos Salum, hijo de Jaloes, jefe de la otra mitad del distrito de Jerusalén.

 

La puerta de ha-Yeshana, la Vieja, puede referirse o bien "a la puerta vieja," o bien "puerta de la ciudad vieja"; Vincent cambia el texto en hammisneh, "del barrio nuevo." Trátase de la puerta de Efraím (12:39), llamada así por encontrarse en la parte septentrional de la ciudad. Según el mismo Vincent, la extensión de la ciudad hacia el norte hizo que se creara este nuevo barrio (Sof 1:10; 2 Re 22:14). Algunos ven en Yeshana el nombre del poblado homónimo, a 25 kilómetros al norte de Jerusalén, en la actual Ain Siniya. Gabaón estaba a 10 kilómetros al norte de Jerusalén; la villa de Meronot es desconocida. Masfa hallábase a 13 kilómetros al norte de Jerusalén. Diversamente se traduce el final del v.7: "Al lado del trono del gobernador del otro lado del río" (Michaeli); "de la jurisdicción del gobernador de Abarnahara" (Fernández); "a costa del gobernador de la transeufratena" (Gelin). La más aceptable nos parece ser la siguiente: "Al palacio (lekisse) del gobernador," o sea, la parte de la muralla que se hallaba junto al palacio del gobernador de la Abarnahara.

El gremio de los plateros y de los perfumistas construyeron el trozo de la muralla ancha, llamada así por ser de construcción más resistente, por reclamarlo el terreno, más expuesto para un ataque contra la ciudad. En vez de muralla ancha, algunos leen "plaza" (rehob); de hecho había una plaza cerca de la puerta de Efraím (8:16).

Refaías era jefe de la mitad del distrito o sector (pelek) de Jerusalén. Para su mejor gobierno y administración habíase dividido la ciudad en dos sectores (v.9:12). La torre del Horno (12:38) se hallaba cerca de la actual puerta de Jafa, entre la de Efraím (12:39) Y 1a del Valle (3:13). Llamábase así por existir varios hornos en su alrededor. Jaloes significa encantador, adivino. Di cese en el texto hebreo que trabajaron con él "sus hijas." ¿Se trata de hijas en sentido propio o en el de benoth, habitantes de la ciudad o del sector? En otros pasajes bíblicos (11:25-31; Núm 21:25, etc.) se toma el término en este sentido figurado.

 

En el sector sudoccidental (3:13-14).

13 Janum y los habitantes de Zanoaj repararon la puerta d< Valle, la edificaron, pusieron las puertas, los cerrojos y los goj nes. Hicieron además mil codos de muralla, hasta la puerta de la Escombrera, 14 Malquiya, hijo de Recab, jefe del distrito de Bet Maquerem, reedificó la puerta de la Escombrera, poniendo sus puertas, sus cerrojos y sus goznes.

 

De la puerta del Valle hemos hablado ya (2:13), pudiendo coincidir con la de Hebrón. Zanoaj es el nombre de un poblado situado a unos 30 kilómetros al sudoeste de Jerusalén (Jos 15:34). Mil codos de muralla corresponden a unos 500 metros, suponiendo que se habla del codo egipcio, que prevaleció entre los hebreos después del exilio. Por eufemismo, acaso, en el texto hebreo se llama a la puerta de la Escombrera puerta del queso. Malquiya era jefe del distrito de Bet Maquerem (Jer 6:1), lugar que muchos identifican con el actual Ain Karem. Creen los autores (Üelin, Pelaia, Vincent) que se anticipa la mención de la fuente del Valle, que se encontraba en el ángulo sudeste de la ciudad. Antes de esta puerta había la de la Cerámica o del Alfarero (Jer 19:2).

 

Trabajo de Salum (3:15).

15 Salum, hijo de Col José, jefe del distrito de Misfa, reconstruyó la puerta de la Fuente, la levantó, la cubrió, puso las puertas con sus cerrojos y sus goznes" Construyó además el muro de la piscina de Siloé, cerca del jardín del rey, hasta la escalinata que baja de la ciudad de David.

 

Cerca de la puerta de la Fuente hallábase la piscina de Siloé. Recogía las aguas de la lluvia y terminaba en ella el canal subterráneo que hizo excavar Ezequías (2 Crón 32:30). El jardín del rey se encontraba más al sur, en el lugar donde se reunían las aguas del Cedrón y del valle del Tiropeón, cerca de Ain Roguel. En cuanto a la escalinata de que habla el texto, acaso puedan vislumbrarse vestigios de la misma en los peldaños excavados en la roca viva entre la piscina de Siloé y el Ofel.

 

Obra de Nekemías (3:16).

16 Después de él, Nehemías, hijo de Azbuc, jefe de la mitad del distrito de Bet Sur, trabajó en las reparaciones hasta enfrente de los sepulcros de David, y hasta delante de la piscina, que había sido artísticamente construida, y hasta el cuartel.

 

El pueblo de Betsur se encuentra a unos 20 kilómetros al sur de Jerusalén. Se habla solamente de una mitad del distrito, silenciándose la otra. Los sepulcros de David yacían en el Ofel; allí fueron enterrados los monarcas de Judá (1 Re 2:10). Antes del exilio era menos rigurosa la ley acerca de la impureza por el conato de un cadáver (Ez 43:7-9). De la piscina artísticamente construida no se sabe nada; acaso sea la piscina de Salomón, junto a la actual fuente Ain-sitti-Mariam, o fuente de Guijón. La casa de 1os valientes o cuartel (2 Sam 16:6; 23:8) hallábase al norte de la Acrópolis real.

 

Trabajos en el sector oriental (3:17-27).

17 Después de él trabajaron los levitas, Rehú, hijo de Bani y a su lado trabajaba Jasabías, jefe de la mitad del distrito de Queila. 18 Después de él sus hermanos, Binnuí, hijo de Jenadad, jefe de la otra mitad del distrito de Queila; 19 y al lado de éste, Ezer, hijo de Josué, jefe de Misfa, reparó otra porción de la muralla frente al arsenal, hacia el ángulo. 20 Después de él, Baruc, hijo de Zabal, reparó otra porción, desde el ángulo hasta la entrada de la casa de Elíasib, sumo sacerdote. 21 Después de él reparó Meremot, hijo de Uría, hijo de Hacos, otra sección, desde la entrada de la casa de Elíasib hasta el extremo de ella. 22 Después de él trabajaron en la reparación los sacerdotes de los alrededores, 23y después de ellos Benjamín y Asub enfrente de sus casas. Después de éstos, Azarías, hijo de Maasías hijo de Ananía, reparó lo cercano a su casa. 24Después de él Binní, hijo de Jenadad, reparó otra sección, desde la casa de Azarías hasta la vuelta del ángulo.25 Palal, hijo de Uzai, construyó lo de delante del ángulo y la torre que hay en el saliente sobre lo alto del palacio real, en el patio de la prisión. Después de él trabajó Padayas, hijo de Paros. 26 Los netineos que habitan el Ofel trabajaron hasta enfrente de la puerta de las Aguas a oriente, y la torre en saliente. 27 Después de ellos los tecuitas repararon otra porción, frente a la gran torre en saliente, hasta el muro del Ofel.

 

Queila pertenecía a la tribu de Judá (Jos 15:44), a 35 kilómetros al sur de Jerusalén. No es posible localizar el llamado arsenal o armería, que no debía de estar lejos del palacio real y del cuartel. El ángulo debe de ser el que, a unos metros antes del templo, señala un cambio de dirección. A partir del v.20 nos sitúa el texto en unos parajes vecinos al templo, aunque no sea fácil determinar los lugares que se mencionan. Elíasib tenía su casa cerca del templo, ocupando grande extensión (10:76-7).

Los sacerdotes que habitaban en los pueblos vecinos (kikkar) de Jerusalén (12:28) trabajaron en la obra. Binnuí (3:18) es mencionado dos veces; quizá quiere decir el autor que, llevado del celo y entusiasmo por la causa judía, se prestó a ayudar a otros una vez terminada la obra que se le encomendó. Su ejemplo fue seguido por otros (Meremot; v.4 y 21; tecuitas: v.5:27). El ángulo de que se habla en el v.24 no puede determinarse con seguridad; no es improbable que coincidiera con alguno en los que Ocias coloco máquinas de guerra para defender a la ciudad (2 Crón 26:15).

Palal edificó junto al ángulo y a la torre superior (elyon); esta torre está en relación con otras situadas en un nivel más bajo, o con el palacio real. Los que lo entienden en este último supuesto hablan del palacio superior o elevado, desde el cual se dominaba el ángulo o la torre saliente, identificando este palacio con el de Salomón (1 Re c.7). Más abajo hallábase el de David (2 Sam 5:9-11)' La prisión estaba junto al palacio real, y en ella fue encerrado Jeremías (32:2).

Los netineos (Esd 2:43) figuran en el texto debido quizá a una glosa sugerida por 11:21. Los v.25-26 pueden redactarse como sigue: Después de él trabajó Padayas, hijo de Paros (y los netineos habitaban en el Ofel) hasta enfrente de la puerta de las Aguas, pe la mención del Ofel en el v.27, un escriba anotó en el margen que allí vivían los netineos, glosa que entró más tarde en el texto. Ofel significa protuberancia, saliente. La puerta de las Aguas debe buscarse en un sitio de paso obligado para bajar a la fuente de Guijón, de que se habla en 8:1-3-16; 12:37. Estaba cerca del ángulo sudeste del templo.

 

En el sector noroeste (3:28-32).

28 A partir de la puerta de los Caballos, los sacerdotes trabajaron en la reparación, cada uno frente a su casa. 29 Después de ellos trabajó Sadoc, hijo de Irnrner, delante de su casa; y después de él Semeyas, hijo de Secanías, guarda de la puerta de Oriente. 30Después de él reparó Jananías, hijo de Selemías, y Janún, hijo de Salaf, otra sección, y después de éste, Mesulam, hijo de Bara-quías, reparó delante de su vivienda. 31Después reparó Malaquías, de entre los orífices, hasta la casa de los netineos y de los comerciantes lo de frente a la puerta de Nifcad y hasta la cámara alta del ángulo. 32 Entre la cámara alta del ángulo y la puerta de las Ovejas trabajaron los orífices y los mercaderes.

 

Se ignora el sitio de la puerta de los Caballos. Según Jeremías estaba cerca del Cedrón (31:40). Muy probablemente se abría esta puerta en la muralla del templo, al norte de la puerta de las Aguas, llamada así por haber colocado los reyes idólatras de Judá unos caballos junto a la misma (2 Re 23:11); junto a esta puerta fue asesinada Atalía (2 Re 11:16; 2 Crón 23:15). Sadoc era sacerdote (Esdr 2:37); Semeyas, levita. La puerta de Oriente es llamada también Dorada. Según Ezequiel, el término mifcad (43:21) designaba el lugar reservado para el sacrificio del toro expiatorio, fuera del templo. Estaba junto al ángulo nordeste de la muralla, no lejos de la puerta Probática. ¿No indica acaso el nombre (paqad) que en esta puerta efectuábase el control de las víctimas y demás presentes destinados para el sacrificio? Con el v.32 se vuelve al lugar de partida.

 

Amenazas y mofas de los enemigos (3:33-35).

33 Cuando supo Sambalat que estábamos reconstruyendo la muralla, se enojó mucho y se encolerizó. Burlábase de los judíos, 34 diciendo ante sus hermanos y ante los soldados de Samaría: "¿Para qué trabajan estos impotentes judíos? ¿Acaso van a dejarlos hacer? ¿Van a sacrificar? ¿Van a terminar? ¿Van a resucitar las piedras enterradas bajo montones de escombros y consumidas por el fuego ?" 35 y Tobías el amonita, que estaba junto a él, decía: "Ya pueden edificar. Una zorra que con ellos se lance, derribará la muralla de piedra."

 

La versión de los LXX empieza con el c.4 v.33. Sambalat Tobías (2:10; 2:18-19) se indignan al contemplar que la obra de la reconstrucción de la muralla avanzaba. Impotentes para impedirlo, se mofan de los judíos y de su obra, empleando más tarde la violencia (4:1-17). Llama a los judíos impotentest débiles (araelalim); no se explica cómo se les autoriza llevar a término sus proyectos. A las mofas hizo coro el amonita Tobías, quien con una frase irónica expresa su pensamiento de que no vale la pena de tomar aquello en serio, porque bastará un pequeño esfuerzo o el simple querer para que aquellos muros vayan al suelo.

 

Oración de Nehemías (3:36-38).

36 "Escucha, ¡oh Dios nuestro! cuántos nos menosprecian, y haz que sus insultos recaigan sobre sus cabezas, y dalos al pillaje en una tierra de cautiverio. 37 No perdones su iniquidad, y que no se borre delante de ti su pecado, porque injurian a los que están edificando." 38 Reedificamos, pues, la muralla, quedando del todo acabada hasta la mitad de su altura, y el pueblo se animó para el trabajo.

 

Ante los improperios y burlas, se refugia Nehemías en la oración, como en otras ocasiones (5:14; 6:9-14; 13:14-22), poniendo el asunto en manos de la Providencia divina. Duras son sus palabras, hablando como representante de la comunidad de Israel contra los enemigos de Yahvé. En la oración se usan palabras y conceptos que reaparecen en Jeremías (18:23). Los trabajadores continuaron su obra.

 

Proyectos de ataque (4:1-2).

1 Pero Sambalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los de Azoto se enfurecieron sobre manera al saber que la reparación de las murallas avanzaba y que comenzaban a cerrarse las brechas, 2 y todos a una se confabularon para venir a atacar a Jerusalén y hacer el daño posible.

 

Los enemigos temían que el resurgir del judaísmo menguara las atribuciones de las gentes del país. Indica el autor la idea de reparación por el término aruka, que indica, en sentido propio, la piel nueva que sube poco a poco y cubre la herida (Jer 8:22; 30:17-2 Crón 24:13).

 

Temores de los judíos (4:3-5).

3 Nosotros rogarnos a nuestro Dios, y pusimos una guardia que de día y de noche vigilara, para defendernos de sus ataques. Sin embargo, Judá decía: "Ya faltan las fuerzas a los acarreadores, y el escombro es todavía mucho; no podemos acabar la muralla." 5 Mientras que los enemigos decían: "Nada sabrán y nada verán hasta que lleguemos en medio de ellos y los matemos, y así haremos que cesen las obras."

 

Junto con la oración tomó Nehemías las medidas humanas conducentes a asegurar los trabajos. Tales medidas eran tanto más necesarias cuanto que algunos se desanimaban al contemplar lo mucho que quedaba por hacer. En forma rimada, como un refrán del género de las lamentaciones, decían unos: "A los acarreadores les faltan fuerzas"; otros: "Son demasiados los escombros que se deben remover," y otros, finalmente: "Por más que trabajemos, no terminaremos la muralla." No existía ningún complot en contra de Nehemías; únicamente el desaliento asomaba de vez en cuando, apagando el entusiasmo, que constituía la tónica reinante. Los enemigos urdían asechanzas y amenazaban con lanzarse sobre Jerusalén en el momento más inesperado.

 

Medidas defensivas (4:6-8).

6 Los judíos que entre ellos habitaban, vinieron diez veces para advertirnos de todos los lugares de donde venían a nosotros. 7 Por eso puse detrás de las murallas al pueblo por familias, todos con sus espadas, sus lanzas y sus arcos. 8 Fui a ver, y levantándome, dije a los jefes y a los magistrados y al resto del pueblo: "¡No los temáis! Acordaos del Señor, grande y terrible, y luchad por vuestros hermanos, por vuestros hijos y vuestras hijas, por vuestras mujeres y vuestras casas."

 

Los judíos que venían de los pueblos vecinos a tomar parte en las obras contaban a Nehemías las confabulaciones de las gentes del país, con lo que crecía el temor de algunos. Di cese que diez veces trajeron tales noticias, con lo que quiere significarse que fueron muchas o repetidas veces. Otros comentaristas entienden diversamente el texto. Nehemías no se arredró por las amenazas; al contrario, a la violencia opuso la violencia. El v.7, escribe Fernández, es de una oscuridad desesperante. Lo que se deduce de cierto del mismo es que Nehemías armó al pueblo y colocó a gente armada en torno a la ciudad para hacer abortar todo intento de ataque por sorpresa. Fernández traduce: "Entonces aparté en las partes bajas del lugar, detrás del muro, en los sitios abiertos, al pueblo, distribuido por familias, con sus espadas, sus lanzas y sus arcos." La frase en sitios abiertos (sehihim) parece que no corresponde a las leyes de la estrategia; de donde algunos prefieren la impresión de los LXX: en tois skepeinois = en los lugares abrigados. Las medidas defensivas de Nehemías atemorizaron a sus contrarios, quienes, al ser descubiertos, se retiraron. Nehemías recorría los puestos de guardia para levantar la moral de todos, diciéndoles que no temieran, porque Dios estaba con ellos.

 

Trabajadores y guerreros (4:9-15).

9Cuando supieron los enemigos que estábamos apercibido frustró Dios su consejo, y volvimos todos a continuar la muralla cada uno en su trabajo. 10 Desde entonces, la mitad de los mío* trabajaba, y la otra mitad estaba sobre las armas con las lanzas8 los escudos, los arcos y las corazas. Los jefes estaban detrás de toda la casa de Judá. 11 Los que construían la muralla y los que cargaban y acarreaban las cargas, trabajaban con una mano y tenían una arma en la otra; 12 todos, mientras trabajaban, tenían las espadas ceñidas a sus lomos. Yo tenía junto a mí al trompeta; 13 y dije a los jefes, a los magistrados y al resto del pueblo: "La obra es mucha y extensa y estamos en la muralla apartados, lejos unos de otros; 14 cuando oigáis, pues, la trompeta, reuníos, y nuestro Dios combatirá por nosotros." 15Seguimos, pues, trabajando en la obra, teniendo la mitad de nosotros la lanza en la mano desde el levantarse de la aurora hasta el salir de las estrellas.

 

Fue Dios el que desbarató los planes del enemigo. Pero, si bien éste había desistido por el momento, convenía tomar precauciones. De ahí que, al mismo tiempo que mandó continuar la obra, estableció una vigilancia permanente. Parte de sus servidores (jóvenes, dice el texto original), que formaban su escolta personal (5:10; 13; 19), trabajaban, y otra parte empuñaba las armas para proteger a sus hermanos. El autor señala en bloque el armamento de que disponía la guardia de Nehemías. Dice el texto que los jefes estaban detrás cuidando de que todo estuviera en orden. Michaéli suprime el término jefes (sarim), que considera como glosa, y traduce: "Detrás toda la casa de Judá." Según esta versión, todo Judá apoyaba estas medidas tomadas por Nehemías. No se explica fácilmente cómo alhamíes y transportistas pudieran manejar simultáneamente las herramientas de trabajo y las armas. Entiéndese el texto en el sentido que los albañiles, que necesitaban ambas manos para trabajar, llevaban una espada ceñida a los lomos; los que acarreaban materiales, que tenían una mano libre, utilizaban la otra para llevar jabalinas y otras armas. Sin embargo, el texto más bien debe entenderse en el sentido de que todos tenían a mano armas para repeler el ataque en caso de que los enemigos les acometieran.

El encargado de dar la señal de alarma con la trompeta estaba constantemente al lado de Nehemías. Las obras proseguían a lo largo de toda la muralla, de manera que entre unos y otros mediaba gran distancia. La única manera de retransmitir órdenes urgentes era el toque de trompeta. A los jefes y magistrados dio las órdenes de reunir a todos tan pronto como el toque convenido llegue a sus oídos. Habrá llegado la hora del combate, pero también de la victoria, ya que Yahvé combatirá junto a ellos. En el v.15 se dice: "y la mitad de ellos tenían la lanza en la mano," palabras que acaso un escriba ha introducido inspirándose en el v.10. Mejor corre el texto con la siguiente traducción: "Seguimos trabajando en la obra desde el levantarse de la aurora hasta la aparición de las estrellas"

 

En la brecha (4:16-17).

16 Al mismo tiempo dije también al pueblo: "Que cada uno con su criado pase la noche en Jerusalén, haciendo así de noche centinela y trabajando de día en la obra," 17 Ni yo, ni mis hermanos, ni mis mozos, ni la gente de guardia que me seguía, nos desnudábamos, si no era para bañarnos. Cada uno tenía su arma en la mano derecha.

 

Del v.16 se deduce que muchos de los que trabajaban en la muralla residían en las aldeas de los alrededores de la capital, adonde regresaban de noche para pernoctar allí. Nehemías decretó que, para seguridad de unos y de otros, quedaran todos en la capital, turnándose en el puesto de centinela. Es posible que de cada familia fueran dos o más personas al trabajo. Basándose en varios manuscritos, algunos exegetas traducen: "Ellos (los que vienen de fuera) nos servirán de guardia durante la noche y trabajarán de día." El texto del v.17 en el original hebraico es ininteligible, deduciendo por el contexto y las versiones que el sentido allí contenido debe ser: el peligro es inminente; de un momento a otro se teme un ataque. Por lo mismo, ni Nehemías, ni su parentela, ni sus criados, ni los componentes de su guardia personal se desnudaban de noche, a no ser para tomar un baño. Las cuatro palabras del hebreo dicen: "Y cada uno su arma, el agua," que faltan en el texto griego. En lugar de hammaim, leer beminó, beyado, y traducir: "Cada uno tenía el arma en su mano derecha."

 

Quejas del pueblo (5:1-5).

1 Alzáronse entre las gentes del pueblo y sus mujeres muchas quejas contra sus hermanos judíos. 2 Unos decían: "Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos y tendremos que venderlos por trigo para poder comer y vivir." 3Otros decían: "Tenemos que empeñar nuestros campos, nuestras viñas y nuestras casas por trigo a causa del hambre." 4 Otros decían: "Hemos tenido que pedir a usura dinero sobre nuestros campos y nuestras viñas para pagar los tributos del rey; 5 nuestra carne es, sin embargo, como la carne de nuestros hermanos, y nuestros hijos son como sus hijos; pero tenemos que sujetar a servidumbre a nuestros hijos y a nuestras hijas, y algunas de nuestras hijas lo están ya, sin que tengamos con qué rescatarlas, por estar nuestras tierras y nuestras viñas en poder de otros."

 

Algunos comentaristas son de parecer que este capítulo está fuera de su contexto. En él se plantea un problema que tuvo lugar en los últimos años de la administración de Nehemías. El momento corresponde más bien a esta coyuntura histórica. Las gentes humildes, sobre todo, acudieron con entusiasmo a la llamada patriótica Nehemías. Recuérdese que los tecuitas trabajaron con fervor, en tanto que "sus nobles no doblaron su cerviz al servicio de su Señor" (3:5). El mismo entusiasmo por la causa nacional hizo que se sucedieran los días y tuvieran abandonados los trabajos del campo y otros quehaceres remunerativos, resintiéndose cada vez más s escasa economía. Con la confianza de rehacerse una vez terminadas las obras de las murallas, pidieron dinero prestado a los grandes ν a los magistrados, quienes se lo entregaron con un interés crecido Este proceder de los grandes era endémico en Israel. Las quejas parten del pueblo pobre, víctima de la usura de la clase adinerada Y, sin embargo, todos eran hermanos, pertenecientes a una misma raza, con las mismas prerrogativas espirituales. En el v.2 la lectura "tenemos que empeñar" (orebim), en vez de "somos muchos" (rabbim), es preferible. La Ley prohibía terminantemente que los israelitas exigieran de sus hermanos interés alguno, "ni por dinero, ni por víveres, ni por nada de lo que con usura se presta" (Deut 23:19-20; Ex 22:24-25; Lev 25:35-38). Prevé la Ley el caso de que un israelita se venda a sí mismo y a sus hijos hasta el año sabático o año jubilar (Ex 21:1-11; Lev 25:35-47), pero invitaba a los ricos a que trataran a los necesitados con benignidad. En nuestro caso, hijos y propiedades se empeñaban a causa del interés crecido que exigían los ricos (v.7:11). Las propiedades se consideraban sagradas por haberse recibido de los antepasados. Los judíos que habían llegado de Babilonia compraron, a base de sacrificios, una pequeña propiedad, que ahora los ricos ponían en peligro.

Aún más, teniendo que pagar tributo al rey, tenían que hipotecar las propiedades, no para procurarse comida, sino para obtener dinero con que pagar los impuestos. En el v.5 se insiste en la igualdad de derechos y deberes. No existe diferencia entre la carne de un judío rico y la de uno pobre; ni el pobre es menos hijo de Abraham que el rico (Deut 15:7). Según la ley mosaica, podía un padre colocar a sus hijas al servicio de otro (Ex 21:7), pero no podían ser tratadas como esclavas o concubinas. La lucha de clases podía entorpecer la restauración del pueblo judío y debilitarlo ante sus enemigos.

 

Nehenúas increpa a los usureros (5:6-9).

6 Yo me enojé en gran manera al oír estos clamores y estas quejas. 7 Pensando, resolví reprender a los grandes y a los magistrados, y les dije: "¡Cómo! ¿Prestáis a usura a vuestros hermanos?" Y reuní una gran asamblea contra ellos, 8y dije: "Nosotros, según nuestras facultades, hemos rescatado a nuestros hermanos los judíos, vendidos a las gentes, ¿y ahora venderíais vosotros mismos a vuestros hermanos, y éstos serán ven didos a nosotros?" Callaron, no teniendo nada que responder. 9 Yo añadí: "Lo que hacéis no está bien. ¿No marcharéis en el temor de nuestro Dios, para no ser el oprobio de las gentes enemigas nuestras?"

 

Antes de emprender la obra de las murallas, cada familia s' defendía económicamente con los fondos monetarios traídos Babilonia, con los productos del campo o con el jornal cotidiano obra del templo era gratuita. Nehemías no se enteró hasta más tarde del malestar que cundió entre el pueblo. Una queja sucedía a otra, lo que le hizo caer en la cuenta de que el mal tenía hondas raíces. Reunió una grande asamblea, en la que apostrofó la conducta de los grandes (horim) y de los magistrados (seganim). ¿Es que pretenden ellos que Nehemías rescate ahora al pueblo pobre con el dinero de su propio bolsillo? A su argumentación no encontraron respuesta alguna, porque sabían que estaban fuera de la Ley. Su conducta es reprochable; como miembros de la comunidad judaica, deben temer a Dios y vivir según las leyes patrias (Lev 25:35-36; Deut 23:9). En segundo lugar, no deben obrar de manera que den lugar a los enemigos a mofarse de ellos por existir desacuerdo entre la teoría y la práctica, entre lo que la Ley manda y su manera de comportarse.

Las palabras de Nehemías conservan toda su actualidad. Si nuestras obras no se ajustan a la ley que libremente hemos aceptado, causaremos más daños a la religión que nuestros propios enemigos (Rom 2:24; 1 Pe 2:12). Antiguamente este divorcio entre vida y pensamiento, entre la fe y las obras, era la tumba de aquel proselitismo por el cual se emprendían acciones heroicas (Mt 23:15); hoy puede ser éste el impedimento más grave para la expansión del reino de Dios (Pelaia).

 

Ejemplo que arrastra (5:10-13).

10 "También yo, mis hermanos y mis servidores les hemos prestado dinero y trigo. Vamos a perdonarles lo que nos deben. 11 Devolvedles hoy mismo sus campos, sus viñas, sus olivares y sus casas, y restituidles el uno por ciento del dinero, del trigo, del vino y del aceite que les habéis exigido como interés." 12 Ellos dijeron: "Se los devolveremos y no les exigiremos nada. Haremos como tú dices." Líeme entonces a los sacerdotes, y delante de ellos les hice jurar que harían así. 13 Yo sacudí mi manto, diciendo: "Que así sacuda Dios fuera de esta casa y de sus bienes al que no cumpla su palabra; y que así sea, el que tal haga, sacudido y vacío." Y toda la asamblea respondió "Amén," y alabaron a Yahvé. El pueblo hizo conforme a esto.

 

Dice Nehemías que también él había prestado, pero no trataba a sus deudores como hacían los grandes. Que imiten, pues, su ejemplo. Invita a todos a perdonar todo cuanto los pobres les adeudan y a prestarles en el futuro sin interés. La restitución debe hacerse cuanto antes, hoy mismo, dando el consentimiento durante la reunión de la asamblea. En el texto hebraico del v.11 se lee: "Y restituidles el uno por ciento del dinero." La palabra meat, cien, es sustituida por la mayoría de los intérpretes por masshath, deuda; corrección que está más conforme con el espíritu Nehemías. Añade el texto que Nehemías sacudió su "seno" (hosen), es decir, agarró con las dos manos los bordes del pliegue que la ancha túnica de los orientales, sujeta a la cintura, forma a la altura del pecho; los desplegó y, agitándolos con fuerza como se tratara de vaciar su contenido, quería significar que de la misma manera despojará Dios de todos sus bienes al que faltara al juramentó (Médiebelle). Otros comentaristas explican diversamente este hecho simbólico y profetice, cuyo significado genérico es evidente.

 

Liberalidad de Nehemías (5:14-19).

14 Desde el día en que el rey me puso por gobernador de la tierra de Judea, del año veinte al año treinta y dos del rey Artajerjes, durante doce años ni yo ni mis hermanos habíamos vivido de las rentas del gobernador. 15Antes de mí, los gobernadores anteriores abrumaban al pueblo, tomando de él pan y vino por valor de cuarenta siclos de plata, y sus servidores mismos oprimían al pueblo. Yo, por temor de Dios, no hice así. 16 Antes bien, he trabajado en la construcción de estas murallas, no hemos adquirido campo alguno y todos mis servidores a una estaban a la obra. 17 Tenía a mi mesa ciento cincuenta hombres, judíos y magistrados, a más de los que a nosotros venían de los pueblos de en derredor. 18 Cada día se me aderezaba un buey, seis ovejas elegidas y aves, y cada diez días vino en abundancia. A pesar de esto, yo no he reclamado los derechos de gobernador, porque la servidumbre del pueblo era grave. 19 Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de cuanto yo hice por este pueblo.

 

Nehemías expone ante los reunidos su proceder desinteresado. Fue el rey Artajerjes el que nombró a Nehemías gobernador de los judíos de Palestina, habiendo durado su cargo desde el año 20 de Artajerjes (2:1) hasta el 32 (445-443). ¡Qué diferencia entre su comportamiento y el de sus antecesores! No solamente no renunciaban a los derechos que se les debía por su cargo, sino que imponían a sus subditos cargas pesadas. Solamente por los conceptos de pan y vino se les exigía una cantidad equivalente a 120 pesetas oro.

¿A qué gobernadores se refiere? Acaso a los paganos, que se turnaban con otros de origen judío. Alude a los gobernadores de Samaría, de los cuales pendía Jerusalén. Nehemías podía exigir los honorarios que señalaba la Ley, pero nunca habría abusado de su autoridad para explotar y oprimir a sus subditos, por prohibírselo el santo temor de Dios. Nehemías no se ha enriquecido durante los años que ejerció el cargo de gobernador. Con ironía dice que no compró campo alguno, dando a entender que otros gobernadores habían aumentado su patrimonio con nuevos campos a costa de los desvalidos. Con el fin de impedir que los otros jefes y magistrados cayesen en la tentación de gravar a sus subditos, les obligo a que comieran en su casa y a su cuenta. Todos sus comensales eran tratados con esplendidez, aunque no llegara a los exceso que se cometían en la mesa de Salomón (1 Re 4:22-23). La provisión de vino hacíase cada diez días, lo que quiere decir que se bebía con abundancia. Algunos podían pensar que hacía Neherrua la apología de su persona para halagar su vanidad; pero bien lejos estaba de gloriarse de sus buenas obras y esperar la recompensa de los hombres. Si él ha sacado a relucir su comportamiento, ha sido únicamente con el fin de convencer totalmente a jefes y magistrados de la necesidad de proceder caritativamente con los pobres. La recompensa de sus buenas obras se la dará con creces el Señor. La oración de Nehemías se repite en 13:22.

 

Propuesta insidiosa (6:1-4).

1 Todavía no había acabado yo de poner las puertas, cuando Sambalat, Tobías, Guesem el árabe y los otros enemigos nuestros supieron que había reconstruido la muralla sin que ya quedara brecha, aunque todavía no se habían puesto las hojas de las puertas. 2Entonces Sambalat y Guesem mandaron a decirme: "Ven, y entrevistémonos en los pueblos del valle del Ono." Ellos tenían pensado hacerme mal. 3Yo les mandé emisarios, diciendo: "Estoy ocupado en la grande obra y no puedo ir, porque tendría que interrumpirla para verme con vosotros." 4Por cuatro veces me pidieron lo mismo, y siempre les di la misma respuesta.

 

El relato del malestar entre la clase trabajadora interrumpió la historia de la reconstrucción de las murallas (4:17). Las dificultades externas forzaron de tal manera las obras, que los mismos enemigos fueron los primeros en maravillarse de la rapidez con que se habían llevado a término. Un ataque armado contra una ciudad amurallada no tenía probabilidades de éxito, ni el rey de Persia lo hubiera autorizado. Entonces los enemigos de los judíos idearon una estratagema: convocar a Nehemías a una reunión que tendría lugar en país neutral, a unos 50 kilómetros de Jerusalén, en el poblado de Kefira, en el valle de Ono, lugar que corresponde al actual Kefira Ana, a nueve kilómetros al noroeste de Lidda. El texto hebraico dice "en las ciudades," lección que debe cambiarse en "una de las ciudades." Unos interpretan el término hebraico Kefirim como nombre propio de una ciudad o aldea, muy probablemente Kefira (Esdr 2:25; Jos 9:17). Nehemías intuyó lo que estaban maquinando y rehusó la invitación alegando que estaba ocupado.

 

Carta de Sambalat (6:5-9).

5 La quinta vez me mandó Sambalat el mismo mensaje por medio de un servidor suyo, que traía en la mano una carta abierta. 6 En ella estaba escrito: "Dicese entre las gentes, y Guesem lo confirma, que tú y los judíos pensáis rebelaros, y que, con este fin, construís las murallas. Según estas mismas informaciones, tú serás su rey. Asimismo se dice 7 que tienes ya profetas que predican de ti por Jerusalén, diciendo: "Judá tiene rey." Esto seguramente llegará a oídos del rey. Ven, pues, y hablarnos." 8Entonces mandé decirle: "No hay nada de lo que dices; eres tú quien lo inventó." 9 Pues todos querían asustarnos, creyendo que así dejaríamos los trabajos; por eso yo me di a la obra con más ardor todavía.

 

La tozudez de Sambalat le movió a insistir. Al mandar la carta abierta no pretendía mofarse o insultar a Nehemías, sino más bien sembrar entre el público la inquietud y divulgar unas acusaciones que él había inventado o recogido de ambientes dudosos. Efectivamente, Guesem (2:19) había lanzado la acusación de que Nehemías y los judíos querían rebelarse contra el rey de Persia. Otro rumor habla de la existencia de profetas enviados por Dios y encargados de apoyar la candidatura de Nehemías como nuevo rey de Israel La declaración de los profetas era tenida por palabra de Dios· bastaba que ellos ungieran rey a Nehemías para que el pueblo lo reconociera como tal. En la historia de Israel (Saúl, David, Jehú) existen ejemplos de la intervención profética en la elección y unción real. El profetismo existía todavía (v. 10-14). La proclamación de Nehemías por rey significaría una rebelión contra el poder central, pero se ajustaría a ciertas tendencias judías que habían visto en Zorobabel al rey mesiánico anunciado por Ageo (2:20-23). Si este movimiento hubiérase producido en torno a Nehemías, fomentándolo él, hubiera alterado sin duda sus relaciones con el monarca persa. Tampoco Nehemías se intimida ante estas nuevas amenazas; al contrario, reaccionó hasta el punto de decir a Sambalat que todo lo había inventado él.

 

Juego sucio de Semeyas (6:10-14).

10 Fui luego en secreto a casa de Semeyas, hijo de Delayas, hijo de JMetabeel, al no poder venir él por estar impedido, y me dijo: "Vamos juntos a la casa de Dios, a la parte interior del templo; cerremos bien las puertas del santuario, porque van a venir a matarte; esta noche vendrán a matarte," 11Yo le contesté: "¿Huir un hombre como yo? ¿Es que un hombre como yo puede entrar en el templo y seguir viviendo? No entraré." 12Entonces conocí que no era Dios quien le enviaba, sino que me aconsejaba esto porque Sambalat y Tobías le habían sobornado con dinero, 13y creían que así yo me atemorizaría y seguiría su consejo, cometiendo un pecado que podrían aprovechar para infamarme y cubrirme de oprobio. 14 Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sambalat y de sus obras. Acuérdate también de Naadía la profetisa y de los otros profetas que procuraban atemorizarme.

Parece que no salió de Nehemías la idea de ir a la casa de o meyas. Más bien el texto sugiere que este último fingió encontrarse en estado de exaltación mántica, manifestando el deseo de verlo y hablarle. La palabra hebraica asur, impedido, cerrado (Jer 36:5) es interpretada diversamente. Unos le dan un sentido simbolic como queriendo manifestar que permanece encerrado en casa

para significar a Nehemías que corre peligro de que le recluyan. Otros suponen que una impureza ritual le retenía en casa sin poder ir al templo (Jer 36:5; 1 Re 14:10). El falso profeta había inventado un plan misterioso con el fin de agarrar a Nehemías en la trampa, porque la voz popular le concedía la categoría de profeta, y, por pertenecer al orden sacerdotal, Nehemías acudió a la llamada de Serneyas. Pronto adivinó la malicia que había en sus palabras. Le proponía huir al templo y buscar asilo en el lugar santísimo, donde no podían entrar los laicos bajo pena de muerte (Ex 33:20; Núm 18:7). El mismo Semeyas, de la veintitrés clase sacerdotal (1 Crón 24:13), hubiera denunciado el hecho y reclamado las penas que la Ley prescribía contra los profanadores del santuario. Huyendo demostraría cobardía ante sus subditos y ante los enemigos.

¿Podía ser verdadero profeta el que así aconsejaba? No puede un profeta de Yahvé inducir a que se falte a los deberes del propio estado y se quebranten los preceptos de Dios. Supo después Nehemías que Sambalat y Tobías habían sobornado con dinero a Semeyas. Ruega Nehemías a Dios que castigue a sus enemigos conforme a sus maldades, invocando la ley del tallón (Ex 21:23; Lev 24:28; Deut 19:21). ¿Por qué se invoca la justicia de Dios sobre la profetisa Naadía, dejando impune a Semeyas? Acaso porque el plan tramado para perder a Nehemías fuera obra de Naadía, engañando a aquél. Vaccari pretende que Naadía era un profeta, el mismo que invitó a Nehemías a su casa; en el v.10 lee "Naadía" en vez de "Semeyas." Traduce el v.14: "Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sambalat por lo que han hecho, y también del profeta Naadía." Con esta hipótesis resuelve Vaccari la dificultad creada por el v.14, pero introduce arbitrariamente en el v.10 un nombre que no existe en el texto. Además, aunque los LXX llamen profeta a Naadía y en 8:33 sea éste nombre de varón, no hay razones para abandonar la lección "profetisa" del texto masorético.

 

El muro, acabado (6:15-16).

15 La muralla quedó terminada el día veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días; 16 y cuando todos nuestros enemigos lo supieron, todas las gentes que habitaban en torno nuestro entraron en temor y experimentaron una gran humillación, teniendo que reconocer que la obra se había llevado a cabo por la voluntad de Dios.

 

El mes Elul corresponde a septiembre-octubre. Las obras empezaron el día 3 ó 4 del mes Ab y se prosiguieron hasta el 25 de Elul, o sea hacia principios de octubre (el 2 de octubre del año 445, según Parker-Dubberstein). En total duraron cincuenta y dos días, terminando el mismo año 20 de Artajerjes. Flavio Josefo l dice que se emplearon dos años y cuatro meses en acabar los muros, terminando el año 28 de Artajerjes. Pero el rey solamente reinó veinte años. En contra no puede invocarse la magnitud de la obra, que reclamaba muchos días y aun años de trabajo. No se trataba las más de las veces de levantar totalmente las murallas, sino de taponar los boquetes que en ella había. Además, la obra se hizo marchas forzadas, con turnos de noche, de manera que una multitud enardecida por su amor religioso y patriótico pudo terminar en cincuenta y dos días un trabajo que normalmente hubiera exigido años. Los mismos pueblos vecinos maravilláronse de la rapidez de la obra. ¿Qué impresión les causó? Dice el texto que "cayeron en sus propios ojos," frase que puede entenderse o bien en el sentido de que quedaron deprimidos o en el de que "bajaron los ojos llenos de confusión." Con un leve cambio textual (wayyppale) se obtiene la traducción: "Y esto fue admirable a sus ojos," que está más en armonía con el contexto. Vieron ellos que Dios estaba a favor de su pueblo y que hacía fecundas sus obras.

 

Los amigos de Tobías (6:17-19).

17Había también entonces grandes de Judá que mandaban frecuentemente cartas a Tobías, y las recibían de éste, 18 pues muchos de Judá se habían conjurado con él, por ser yerno de Secanías, hijo de Araí, y haber tomado su hijo Jojanán por mujer la hija de Mesulam, hijo de Baraquías. 19 Hablaban bien de él en mi presencia y le iban a contar lo que yo decía, y Tobías escribía sus cartas con el fin de atemorizarme.

 

Entre los enemigos ocupaba Tobías un lugar destacado, y era temible por estar en relación con los grandes de Judá. Muchos judíos habíanse obligado con juramento a permanecer fieles a Tobías. Este juramento es el llamado de parentesco, que obligaba a una identidad de puntos de vista en todas las cuestiones económicas y políticas. Basábase sobre un deber que radicaba en los vínculos de sangre, y, por lo mismo, se le concedía un carácter estrictamente sagrado. Puede también interpretarse el texto diciendo que mediaban entre Tobías y algunos grandes judíos vínculos de parentesco. Tobías era yerno de Secanías (Esdr 2:5), y su hijo estaba casado con una hija de Mesulam (Neh 3:4-30). Por su matrimonio, Tobías estaba emparentado con el sumo sacerdote Elíasib (13:4). Los matrimonios mixtos eran los causantes de muchos males que aquejaban al pueblo judío. Por el texto aparece que la obra de las murallas fue más bien llevada a cabo con la cooperación de los pobres que con la aportación de los ricos, entre los cuales eran impopulares las reformas radicales ideadas por Nehemías.

 

Medidas de seguridad (7:1-3).

1 Cuando estuvo terminada la muralla y hube puesto las hijas de las puertas, los porteros, los cantores y levitas dedicáronse a sus funciones. 2Confié el gobierno de Jerusalén a mi hermano Jananí y a Jananías, jefe éste de la fortaleza, hombre superior a muchos por su fidelidad y por su temor de Oíos, y les dije: "Las puertas de Jerusalén no han de abrirse hasta que caliente el sol, y se cerrarán al ponerse, echando los cerrojos; y los habitantes de Jerusalén harán la guardia cada uno en su puesto delante de su casa."

 

Una vez puestas las hojas de las puertas, los porteros hiciéronse cargo de las mismas. A primera vista choca la mención de cantores y levitas cabe a la de los porteros. Muchos autores (Batten, Bertho-Let, Rehm, Gelin, Michaeli, etc.) los eliminan del texto, y explican su presencia en él por tratarse de una lista de nombres casi mecánica y de una lamentable confusión entre los porteros del templo y los de la ciudad. Un amanuense, acostumbrado a leer las tres palabras juntas (Esd 2:70; 7:7; Neh 7:72; 10:29; 13:5) las repitió mecánicamente aquí. Los pocos exegetas que siguen el texto aducen las circunstancias extraordinarias por las que atravesaba la ciudad, en régimen de excepción. En tiempos normales eran solamente los porteros los que vigilaban las puertas; pero en un ambiente de hostilidad, interna y externa, "no es de maravillar que Nehemías tomara medidas extraordinarias y, no juzgando suficiente el número de los porteros, echara mano de otros que tenían una posición oficial y de cuya probada fidelidad podía fiarse" (Fernández).

De Jananí se habló en 1:2; se duda si era hermano de Nehemías en sentido estricto. De Jananías se sabe que era fiel y temeroso de Dios. Debía de ser de condición humilde, pero superaba en virtud a otros muchos que alardeaban de religiosos y patriotas, desmintiendo en la práctica lo que afirmaban de palabra. A Jananías estaba encomendada la vigilancia de la fortaleza, de la birah, baris, o torre Antonia, que se hallaba en la extremidad noroeste del templo. Las puertas de la ciudad abríanse de día y cerrábanse de noche, "cuando todavía había sol," según lección de Aquila y Siríaca. Este parece ser el sentido del v.3, cuyo texto masorético debe corregirse ligeramente. Circunstancialmente había dos clases de guardias: los que lo eran de oficio y los que vigilaban el trecho de la muralla delante de su casa.

 

Repoblación de Jerusalén (7:4-6).

4 La ciudad era espaciosa y grande, pero estaba poco poblada y había muchas casas sin reedificar. 5 Mi Dios me puso en el corazón reunir a los grandes, a los magistrados y al pueblo para hacer el censo. Hallé un registro genealógico de los primeros que habían vuelto, y vi escrito en él lo siguiente: 6 "Estos son los hijos de la provincia (judea) que subieron del destierro, los que había llevado cautivos Nabucodonosor, rey de Babilonia, y volvieron a Jerusalén y a Judá cada uno a su ciudad.

 

No cabe imaginar el área de Jerusalén en tiempos de Nehemías como la que ocupa actualmente. No puede calcularse el número de Abitantes, y sería aventurado señalar un censo superior a los diez mil. Porque aunque regresaran de Babilonia 42.360 judíos en tiempos de Zorobabel, muchos de ellos se establecieron en los pueblos de la provincia (Esdr 2:70; Neh 7:72; 11:3), por disponer allí de tierras, por ser más llevadera la vida (5:1-19; 11:3)y por estar allí el sepulcro de sus mayores. Reconstruida la muralla de la ciudad, era fácil que muchos judíos de los pueblos circunvecinos se trasladaran a la capital, por considerarse allí más seguros. Nehemías favorecía la im migración a la ciudad con el fin de formar una aglomeración compacta de muchas familias. Dícese en el texto que "había muchas casas sin reedificar." No quiere esto decir que la ciudad estuviera en ruinas, sino que muchas casas derruidas con ocasión de la toma de Jerusalén por Nabucodonosor no fueron levantadas de nuevo. A medida que llegaban nuevas olas de sionistas, levantábanse casas (Ag 1:4-9), devolviendo a la capital el aspecto urbanístico que tuvo antes de la cautividad. Pero quedaban muchos solares baldíos y casas derruidas que no encontraban una mano que los redimiera. Sin embargo, la expresión "casas sin reedificar" puede tener el sentido de "familias que no estaban constituidas," alegando para esta interpretación el v.3 y Ageo (1:8). La frase "construir una casa" debe entenderse, dice Gelin, de "formar una familia" (Prov 24:27; Rut 4:11). ¿Cuántos eran los repatriados? ¿En dónde habitaban? Para hacer el censo convocó Nehemías una asamblea general en vistas a reconstruir la genealogía de las familias. Esto le permitirá saber con certeza qué familias conservaban su pureza de raza y cuáles habíanse contagiado con matrimonios mixtos. Un elenco de familias repatriadas en tiempos de Zorobabel facilitó la tarea. Dicha lista yacía en algún archivo de la ciudad. Nehemías la juzgó tan importante, que la incorporó en sus Memorias, ejemplo que siguió más tarde el cronista o autor del libro de Esdras. Aparte de pequeñas variantes de nombres y cifras, debido a la tradición textual, ambas listas convienen.

 

Familias que volvieron con Zorobabel (7:7-68).

 

7 Partieron con Zorobabel: Josué, Nehemías, Azarías, Raamías, Najamaní, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigbai, Nahum y Baana. Número de los hombres del pueblo de Israel: 8 Hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos. 9 Hijos de Sefatías, trescientos sesenta y dos. 10 Hijos de Ara, seiscientos cincuenta y dos. 11 Hijos de Pahat Moab, los hijos de Josué y de Joab, dos mil ochocientos dieciocho, 12 Hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 13 Hijos de Zatu, ochocientos cuarenta y cinco. 14 Hijos de Zacai, setecientos sesenta. 15 Hijos de Baní, seiscientos cuarenta y ocho. 16 Hijos de Bebai, seiscientos veintiocho. 17 Hijos de Azgad, dos mil trescientos veintidós. 18Hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y siete. 19 Hijos de Bigbaí" dos mil sesenta y siete. 20 Hijos de Adín, seiscientos cincuenta y cinco. 21 Hijos de Ater, de Jejisquía, noventa y ocho. 22 Hijos de Jasún, trescientos veintiocho. 23Hijos de Besai, trescientos veinticuatro. 24 Hijos de Jarif, ciento doce. 25 Varones de Gabaón, noventa y cinco. 26 Varones de Betlehem y de Netofa" ciento ochenta y ocho 27 Varones de Anatot, ciento veintiocho. 28 Varones de Betazmavet, cuarenta y dos. 29Varones de Quiriat-Jerarim, Quefira y Beerot, setecientos cuarenta y tres 30Varones de Rama y Gabba, seiscientos veintiuno. 31Varones de Micmas, ciento veintidós. 32Varones de Betel y de Hai, ciento veintitrés. 33 Hijos de Nebo, de Magbis, cincuenta y dos, 34Hijos de la otra Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 35Hijos de Jarim, trescientos veinte. 36Varones de Jericó, trescientos cuarenta y cinco. 37Varones de Lod, de Jadid y Ono, setecientos veintiuno. 38 Hijos de Senaa, tres mil novecientos treinta. 39 Sacerdotes: Hijos de Idayas, de la casa de Josué, novecientos setenta y tres. 40 Hijos de Immer, mil cincuenta y dos. 41 Hijos de Pasjur, mil doscientos cuarenta y siete. 42 Hijos de Jarim, mil diecisiete. 43 Levitas: Hijos de Jesúa, de Cadmiel, de Baní, de Ode vías, setenta y cuatro. 44 Cantores: Hijos de Asaf, ciento cuarenta y ocho. 45 Porteros: Hijos de Salum, hijos de Ater, hijos de Taiman, hijos de Acub, hijos de Jatita, hijos de Sobai, ciento treinta y ocho. 46 Netineos: Hijos de Sija, hijos de Jasufa, hijos de Tabaot, 47 hijos de Queros, hijos de Sia, hijos de Padón, 48 hijos de Lebana, hijos de Jegaba, hijos de Acub, hijos de Jabag, hijos de Salmeí, 49 hijos de Janón, hijos de Guedel, hijos de Gajar; 50 hijos de Rehaya, hijos de Rasín, hijos de Necada, 51 hijos de Gasam, hijos de Uza, hijos de Fasea, 52 hijos de Besaí, hijos de Asna, hijos de Mehunim, hijos de Nefisim, 53 hijos de Bacbuc, hijos de Jacufa, hijos de Jar-jur, 54 hijos de Basut, hijos de Mejidas, hijos de Jarsa, 55hijos de Barcos, hijos de Sisera, hijos de Temaj, 56 hijos de Nesiaj, hijos de Jatifa. 57 Hijos de los siervos de Salomón: hijos de Sotai, hijos de Hasoforet, hijos de Perida, 58 hijos de Jaala, hijos de Darcón, hijos de Guidel, 39hijos de Sefatías, hijos de Jatil, hijos de Poqueret-Asebasim, hijos de Amón. 60Todos los netineos e hijos de los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos. 61 Estos son los que subieron de Telmelaj, Teljarsa, Querub Addón e Immer, y no pudieron probar la casa de sus padres ni su linaje, y si eran de Israel: 62 hijos de Delayas, hijos de Tobías, hijos de Necoda, seiscientos cuarenta y dos. 63 Y de los sacerdotes, hijos de Abaías, hijos de Hacos, hijos de Barzilai, que tomó mujer de las hijas de Barzilai, galadita, y se llamó con el nombre de ellas. 64 Estos buscaron su registro en las genealogías, y no se halló, y fueron privados del sacerdocio, 65 y les mandó el "tirsata" que no comiesen de las cosas santas hasta que hubiese sacerdote con "urim" y "tummim." 66La congregación toda era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta, 67sin contar sus siervos y siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete, habiendo entre ellos doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras. Sus caballos eran setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco; 68 sus camellos, cuatrocientos treinta y cinco, y sus asnos, seis mil setecientos veinte.

 

En el v.7 se leen los nombres de Azadas, Raamías, Misperet y Nahum en lugar de Seraya, Raelayas, Mispar y Rehum. En el v.10 2 halla el número 652 en vez de 775 (Esdr 2:5). Otras diferencias Amérales en v.11:13:17:32. Gran parte de las lecciones variantes se explican por desidia de los copistas y por el afán de otros de querer concordar ambas listas.

 

Regalos al templo (7:69-72).

69 Algunos de los príncipes de las familias dieron para las obras. El "tirsata" dio para el tesoro mil dáricos de oro, cincuenta tazones y treinta vestiduras sacerdotales; 70y los príncipes de las familias dieron para el tesoro de la obra veinte mil dáricos de oro y dos mil doscientas minas de plata; 71 y lo que dio el resto del pueblo fueron veinte mil dáricos de oro, dos mil minas de plata y sesenta y siete vestiduras sacerdotales. 72Habitaron los sacerdotes, los levitas, los cantores, los porteros, los netineos y todo Israel en sus ciudades. Llegado el séptimo mes ya estaban los hijos de Israel en sus ciudades.

 

A medida que el elenco toca a su fin, se observa mayor discrepancia entre el texto de Esdras y el de Nehemías. El v.69 no se halla en Esdras. Algunos jefes de familia dieron para la obra; en Esdr 2:68 se dice que las limosnas iban destinadas a las obras del templo. Un dato nuevo es el donativo del gobernador (tirsata), probablemente Zorobabel. ¿Es acaso Nehemías? Los LXX citan expresamente su nombre. Distingue el texto tres clases de donantes: el gobernador, los jefes y el pueblo. El v.72 y el primero del capítulo siguiente se reproducen casi textualmente en Esdr 2:70b-3:1. Acaso sea éste su lugar propio, por tratarse de un fragmento de las memorias de Esdras, que cita el cronista. Cuando este último tomó la lista de Neh 7:6-72a, para insertarla también en Esdr c.2, dejó subsistir estos dos versículos, que preparan la lectura de la Ley, y no el restablecimiento del altar, de que se habla en Esdras (Michaeli).

 

1 Ant. Iud. 11:5-8.

 

Las Reformas de Nehemías (8:1-13:1).

Venciendo Grandes Dificultades, Había Creado Nehemías Una atmósfera patriótica con la reconstrucción de las murallas de Jerusalén. Este hecho tiene una significación extraordinaria por cuanto devolvía al pueblo aquel orgullo y sentimiento nacional que había animado a las generaciones anteriores al exilio. Con la ciudad desmantelada no podían los judíos hacer prevalecer sus derechos; estaban supeditados al capricho de las gentes del país y de sus autoridades, que podían libremente penetrar en el interior y desbaratar los planes para la creación de una conciencia nacional. Una vez que Jerusalén ha recobrado sus murallas, vuelve a convertirse en la capital del judaísmo y en el punto céntrico donde convergían las miradas de todos los judíos, de dentro y de la diáspora. Aunque no disfrutaba la ciudad de autonomía completa, sin embargo podían sus habitantes atrincherarse detrás de sus muros en caso de que las gentes del país les acometieran. El rey de Persia estaba lejos y no inquietaba a los judíos con tal de que oficialmente le estuvieran sujetos.

Pero a la reconstrucción de las murallas, al mejoramiento económico, al arreglo social operado por Nehemías, debía acompañar la reforma moral, política y disciplinar. El factor espiritual era la base sobre la cual debía asentarse el nuevo Israel. La vuelta a la Ley le aseguraba la propia personalidad e independencia frente a los imperios que le rodeaban y de continuo le acechaban. En los capítulos siguientes se trata de la reforma religiosa llevada a término por Esdras y Nehemías (8:1-9:37); de la renovación de la alianza entre Dios y el nuevo Israel (10:1-40). Los capítulos n y siguientes se enlazan con el séptimo, en donde se empezó a hablar de la repoblación de Jerusalén.

 

En la puerta de las Aguas (8:1-2).

 

1 Legado el séptimo mes, los hijos de Israel estaban ya en sus ciudades; y entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se reunió en la plaza que hay delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que llevase el libro de la Ley de Moisés, dada por Yahvé. 2 Esdras el sacerdote llevólo ante la asamblea, compuesta de hombres y mujeres, de cuantos eran capaces de entenderla. Era esto el día primero del mes séptimo.

 

Discuten los exegetas si los c.8-10 están o no desplazados de su contexto. Los que se pronuncian por la parte afirmativa insisten en que interrumpen la narración de la repoblación de Jerusalén, cuyo tema se esboza en el c.7 y se desarrolla a partir del c.11. La repoblación de Jerusalén, escribe Ricciotti, se narra en Neh 7:72a y 11:1ss, formando originariamente un bloque, en medio del cual fue puesto más tarde, y en contra de la cronología, como una cuña, la relación contenida en los c.7:72b; 8; 9; 10. Según Ricciotti, el orden de la narración debía ser el siguiente: 7:1-72; 11:1-36; c.8-10; 12; 13. Dado que los acontecimientos de los capítulos 7 y 11 exigen un año de tiempo, debe concluirse que si en 8:1 se habla del séptimo mes, no puede éste corresponder al mes séptimo del año en que fue acabado el muro (6:15), mes exacto del año 20 de Artajerjes I (445 a.C.), porque no pudieron hacerse tantas innovaciones en el curso de una semana, a saber, del 25 de Elul al 1.° de Tishri. Luego el año séptimo de que habla 8:1 corresponde al 445. Gelin fija los acontecimientos como sigue: 1) Esdr 7:1-8:36: viaje de Esdras a Jerusalén; 2) Neh 7:72b-8:18: Esdras lee la Ley; 3) Esdr 9:1-10:44: los matrimonios mixtos; 4) Neh 9:1-37: ceremonia expiatoria. Opina Dyson que Neh 8-10 seguía originariamente a Esdr c.10. Con esta disposición se llena un hueco en la narración de Esdras y se suprime la dificultad del texto actual, consistente en la presencia de Neh 8-10 entre 7:4 y 11:1. Tal vez el traslado se deba a que las primeras líneas de Neh c.8 son idénticas a las que siguen inmediatamente al catálogo de Esdr c.2, siendo de esta manera colocada toda la sección del catálogo de Neh c.7. Acaso con ello no hacemos más que enriquecer a Esdras a expensas de Nehemías l. Otros autores (Fernández, Ubach, Médiebelle) reconocen que los capítulos, 8-10 están en su sitio; hay unanimidad en ver entre los mismos unidad perfecta (contra Batten y Torrey), y no creen que la reforma religiosa deba atribuirse totalmente a Esdras, con exclusión de Nehemías. En resumen, para estos autores los c.8-10 no están fuera de lugar ni deben trasladarse al libro de Esdras. Interrumpen, es verdad, el relato de la repoblación de Jerusalén; pero era necesario mucho tiempo para realizar el proyecto anunciado en 7:4-5 y para llegar a las medidas de que habla el c.11. En pocos días no podían reconstruirse las casas (7:4) e instalar en Jerusalén los habitantes de la provincia (11:1-3). Entre las operaciones primera y última hubo tiempo para la renovación de la alianza (c.8-10), condición indispensable para el pío Nehemías de la restauración política, de la cual la dedicación de la muralla sería el coronamiento (12:27-43). A la objeción que se les hace del cambio en estos capítulos de la primera persona por la tercera, responde Fernández: Estos acontecimientos los había descrito brevemente Nehemías en sus memorias; pero el autor del libro, queriendo ampliar el tema, se apartó en este punto de las memorias y las sustituyó por una narración propia, fundada en dichas memorias y otros documentos.

Estos son los argumentos que esgrimen los partidarios del orden actual. Para éstos, el séptimo mes tiene relación con el mandato de Nehemías. Las murallas se acabaron el 25 del mes Elul; la asamblea se reunió al mes siguiente del año 445. En contra no puede aducirse el hecho de haberse celebrado entre las dos fechas otra asamblea (7:5), porque ésta congregó únicamente a los grandes y magistrados.

La asamblea se congregó en la puerta de las Aguas (3:26), al nordeste del Ofel, lugar donde Esdras reunió al pueblo (10:9), y que llama plaza del templo. En ella tomaron parte hombres y mujeres, todos los que "escuchando podían comprender" (texto hebreo). Esdras aparece aquí por vez primera en el libro de Nehemías, dándosele los títulos de escriba (Esdr 7:6) y sacerdote (Esdr 7:5-11). El tercer libro de Esdras le llama "sumo sacerdote" (9:39; 40-49)· Por el título se relaciona con aquellos doctores cuya misión consistía en interpretar auténticamente la Ley y asegurar su fiel transmisión a la posteridad. Pelaia, que admite el orden Nehemías-Esdras, y para el cual la misión de este último tuvo lugar el año 398, reinando Artajerjes II Mnemone (405-358), escribe que Esdras, siendo joven (unos treinta años), asistió a la asamblea convocada por Nehemías (444 a.C.) por invitación de éste. Aunque joven, era apreciado universalmente por el conocimiento profundo que tenía de la Ley. Por lo mismo le llamó Nehemías para que le asesorara en unos momentos en que tenía necesidad de un sacerdote que completara, con la reconstrucción moral y religiosa, los trabajos materiales que había llevado a cabo. Accediendo a la invitación de Nehemías, sigue diciendo Pelaia, abandonó Esdras Babilonia para colaborar con el. Terminada su misión, regresó de nuevo a Babilonia, que dejó definitivamente el año 398, llevando consigo una caravana de repatriados (Esdr 7:1-10), Sin embargo, en el acto de la promulgación de la Ley aparece Esdras como hombre maduro y familiarizado des-¿e muchos años con la misma. El fracaso en su empeño por reconstruir las murallas de Jerusalén (Esdr 4:6-23) hicieron que abandonara la dirección del grupo de repatriados y se dedicara a sus funciones sacerdotales y al estudio de la Ley. De hecho, desde el séptimo año de Artajerjes (Esdr 7:1-10:44) hasta el año 20 desaparece ¿e la escena de la historia. Durante estos catorce años moró en Jerusalén; no se vislumbran en el texto vestigios de que fuera llamado de Babilonia para leer la Ley a los judíos de Jerusalén.

¿Qué debe entenderse por la Ley de Moisés? Ciertamente no llevó Esdras el Pentateuco tal como nos lo han retransmitido los masoretas. Algunos autores católicos modernos admiten que Moisés escribió o hizo que se escribiera bajo su dirección todo el Pentateuco, excepto el episodio de su muerte y funerales. No es ésta la opinión más corriente entre los católicos, los cuales admiten la mosaicidad substancial del Pentateuco. En el fondo, la substancia de las tradiciones que se han incorporado en el Pentateuco, el núcleo de su legislación, remontan a los tiempos en que Israel se constituyó como pueblo bajo la égida de Moisés. Fue él el organizador de su pueblo, su mentor religioso o, su primer legislador. Las tradiciones anteriores que terminan en él y los acontecimientos de los cuales fue él protagonista convirtiéronse en epopeya nacional. La religión de Moisés marcó siempre la fe y la práctica del pueblo; la Ley de Moisés ha sido siempre su norma. Las adaptaciones que impuso el cambio de tiempos hiciéronse conforme a su espíritu y pusiéronse bajo su autoridad 2. La tradición yahvista es acaso anterior al mismo Moisés; la elohista, contemporánea suya; una y otra se pusieron por escrito andando el tiempo. El Deuteronomio tiene relación con la reforma de Josías. La tradición sacerdotal es posterior, constituyéndose como tal durante el exilio e imponiéndose después del mismo. Es muy posible que Esdras, durante el tiempo en que desapareció de la vida pública, se dedicara a la composición del Pentateuco, dándole la estructura que presenta hoy. Esdras compone un libro con materiales de procedencia y espíritu diverso, muchos de los cuales tienen sus raíces en tiempos de Moisés; los restantes están impregnados y concebidos de conformidad con su espíritu. De ahí que Esdras, con su obra redaccional, pudo dar a conocer por vez primera en la historia y sistematizar en un todo orgánico el libro de la Ley de Moisés. Como hemos dicho, ni en su espíritu ni en cada una de sus partes, tomadas aisladamente, era desconocido este libro de la Ley; le faltaba la mano del gran legislador Esdras para que las diversas tradiciones existentes fueran refundidas en una obra de conjunto.

Prescribe la Ley (Lev 23:24; Núm 29:1) que en el novilunio del séptimo mes hubiera fiesta solemne y asamblea santa (miqra qodesh). Miqra significa también, y precisamente en nuestro relato (8:8), leción de la Ley. Así, pues, los judíos que se reúnen el día primero del séptimo mes para la lectura de la Ley, cumplen, según la mente del autor, la Ley (Schneider).

 

Esdras en el estrado (8:3-6).

3 Esdras estuvo leyendo el libro desde la mañana hasta la tarde en la plaza que hay delante de la puerta de las Aguas, a los hombres, mujeres y a cuantos podían entender. 4 Estaba Esdras el escriba sobre un estrado de madera que se alzó con esta ocasión; y estaban junto a él, a su derecha, Matatías, Semeyas, Anaía, Urías, Jecías y Maasías, y a su izquierda, Peda-ya, Misael, Malquiya, Asum, Jasbadana, Zacarías y Mesulam. 5 Abrió Esdras el libro, viéndolo todos, por estar él más alto que todo el pueblo, y, al abrirlo, todos se pusieron de pie. 6 Bendijo entonces Esdras a Yahvé, Dios grande, y todo el pueblo alzando las manos, respondió: "Amén, amén"; y, postrándose, adoraron a Yahvé rostro a tierra.

 

Escena grandiosa que el v.3 describe en sus rasgos esenciales y que redondean los versos siguientes (4-8). Delante de la puerta se extendía una plaza, en la cual se apiñaron hombres, mujeres y jóvenes para escuchar la lectura de la Ley de Moisés. Junto a la puerta se levantó un estrado, desde el cual dominaba Esdras a la multitud. A su derecha e izquierda sentáronse trece hombres, probablemente sacerdotes, que garantizaban con su presencia la verdad de cuanto leía Esdras. La lectura duraba unas seis horas, desde el amanecer hasta el mediodía. El texto sugiere que se leían secciones particulares, puntos aislados, predominantemente legislativos; no se excluye, sin embargo, la lectura continua de los pasajes históricos. Esdras, de pie, tomó el rollo de la Ley y, desenvolviéndolo para empezar la lectura, vio cómo toda la multitud se ponía de pie en señal de respeto Que 3:20). Hemos dicho que eran trece los personajes que rodeaban a Esdras. ¿Por qué este número? Las versiones antiguas lo reducen a doce, para simbolizar a las doce tribus. Otros elevan el número a catorce. El número 13 reaparece en el v.7. Se empieza el acto con una oración de alabanza a Yahvé, no citándose la fórmula empleada, que acaso coincidía con la de 1 Grón 29:10 o de Neh 9:5. Durante la misma alzó el pueblo las manos en señal de aprobación o solidaridad (Vaccari, Dyson), de oración (Ex 17:11) o de juramento, respondiendo: "Amén," postrándose en tierra para adorar a Yahvé (2 Crón 7:3; 20:18).

 

Misión de los levitas (8:7-8).

 

7 Josué, Baní, Serebías, Janún, Acub, Sebtaí, Odias, Maasías, Quelita, Azarías, Josabad, Janán y Pelaya, levitas, explicaban la Ley al pueblo. 8 Leían el libro de la Ley de Dios, explicándolo, exponiendo su sentido de modo que el pueblo entendiera la lectura.

 

Gelin piensa que el v.7 ha sido añadido por el cronista con el \ de dar a los levitas mayor relieve, de conformidad con la que tienen en la liturgia reciente. Añade que esta adición es poco feliz por el hecho de mencionar las explicaciones del texto que leía Esdras, de que se habla en el v.8. Sin embargo, no convencen tales razones; antes bien, el contexto exige su presencia. En efecto, va describiendo el autor el marco en que se desenvolvía la gran ceremonia. Además de Esdras, de sus acompañantes y del pueblo presente, habla el texto de la misión de los levitas, que consistía en aclarar lo que se leía o iba a leerse. Estaban ellos colocados sobre un lugar alto (9:4). ¿Cómo procedían? Podemos imaginar que Esdras leía un punto, y los levitas, por turno, lo aclaraban con algunas explicaciones. Puede darse también que el pueblo estuviera dividido en secciones, de cada una de las cuales cuidaba un levita. En el v.8 se especifica más la labor de los levitas. Los LXX traducen: "Y Esdras leyó"; "y leían ellos" (hebreo). Algunos exegetas traducen: "Se leía," sin especificar el sujeto. No vemos inconveniente en mantener la lección "y ellos leían." Esto no empece que Esdras leyera el texto de la Ley, que los levitas repetían de nuevo, o bien a todo el pueblo, o cada levita a los de su sección. A esta lectura seguía una paráfrasis, probablemente en arameo. La palabra meparash (Esdr 4:18) significa separar, cortar, expresar claramente (Prov 23:32; Ez 34:12). Unos autores le dan el sentido de traducir. Esdras leía en hebreo y los levitas traducían al arameo; o leían en arameo y los levitas lo traducían al hebreo (Naville). Creemos que la palabra debe de significar que los levitas exponían y explicaban en lengua aramaica el texto que Esdras y ellos habían leído en la lengua santa, que muchos habían olvidado durante los años de la cautividad.

 

Las autoridades exhortan a la alegría (8:9-12).

 

9 Nehemías, gobernador; Esdras, sacerdote y escriba, y los levitas que hacían al pueblo la explicación, dijeron a todo el pueblo: "Hoy es día consagrado a Yahvé, vuestro Dios; no os entristezcáis ni lloréis," pues todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la Ley. 10 Y luego les dijo: "Id y comed manjares grasos, y bebed licores dulces, y mandad parte a los que no han preparado, pues hoy es día consagrado al Señor; y no os entristezcáis, porque la alegría de Yahvé es vuestra fortaleza." 11 Los levitas apaciguaban al pueblo, diciendo: "Callad, que hoy es día santo, y no os entristezcáis." 12 Fuese todo el pueblo a comer y a beber y a enviar porciones, disfrutando de gran alegría porque había entendido lo que se le había enseñado.

 

Nehemías es llamado el "tirsata" (Esd 2:63; Neh 7:65-69), nombre persa cuyo significado corresponde a gobernador. Algunos concideran las palabras "Nehemías, gobernador" como una adición posterior; suprimen también la mención de los levitas, basándose en Que el verbo de los v.10 y 11 está en singular.

¿Por qué lloró el pueblo? Porque pudo comparar su conducta con lo que se prescribía en la Ley; tuvo conciencia de su pecado y temía el castigo. Bueno era que reconocieran su pecado, pero mejor todavía que se arrepintieran de sus descarríos e hicieran el propósito de enmendarse. Además, el primer día del mes séptimo en la fiesta de las trompetas (Lev 23:23-25; Núm 29:1-6). Debían, puzs regocijarse en este día consagrado al Señor. Invita Esdras al puebl' a que coma manjares escogidos (grasuras dice el texto) y beba bebidas dulces (Deut 14:26). De esta alegría debían participar los judío pobres (Deut 16:11-14; Est 9:19-22). " ¡La alegría de Yahvé es vuestra fortaleza!" (1 Crón 16:27), dice Nehemías.

 

Proclamación de la fiesta de los Tabernáculos (8:13-15)

13 El segundo día, los jefes de familia de todo el pueblo, los sacerdotes y los levitas se reunieron con Esdras el escriba para profundizar en las palabras de la Ley. 14 Hallaron que en la Ley que había dado Yahvé por mano de Moisés estaba escrito que los hijos de Israel habitasen en cabanas en la solemnidad del mes séptimo. Cerciorados de ello, 15 proclamaron por todas las ciudades y en Jerusalén esta nueva, diciendo: "Subid a los montes y traed ramas de acebuche, ramas de arrayán, ramas de palmera y de todo árbol frondoso, para hacer las cabanas, como está mandado."

 

En la Ley se habla de las fiestas de los Tabernáculos (Lev 23:34-43; Deut 16:13-15), pero en términos distintos. Recordaba la fiesta la marcha de Israel por el desierto (Ex 16:35; Lev 23:43); sedaba gracias a Dios al finalizar la cosecha (Ex 23:16; Deut 16:13). El texto no menciona la fiesta de la Expiación (kippur), que se celebraba entre la de las Trompetas y la de los Tabernáculos (sukkot; Lev 23:27).

 

El pueblo de fiesta (8:16-18).

16 Salió, pues, el pueblo todo, y, trayendo las ramas, hicieron cabanas, unos en sus terrados, otros en sus patios y en los atrios de la casa, en la plaza de la puerta de las Aguas y en la plaza de la puerta de Efraím. 17 Todos los de la congregación que volvieron de la cautividad hicieron cabañas y habitaron en ellas, cosa que no habían hecho los hijos de Israel desde los días de Josué, hijo de Nun, hasta entonces. Hubo gran alegría. 18 Se fue leyendo día por día el libro de la Ley de Dios, desde el primero hasta el último. La fiesta duró siete días, y al octavo tuvieron gran asamblea, según lo prescrito.

 

De esta fiesta da noticia Esdr 3:4; era muy arraigada en el pueblo (1 Re 8:62-65; 12:32; Os 12:10). Celebrábase en tiempos de Salomón (2 Crón 7:8; 8:13), pero no con tanta solemnidad como ahora. Conforme a las prescripciones de Lev 23:36; Núm 29:35, tuvo lugar una asamblea el día octavo, día 22 de Tishri (2 Mac 10:6).

 

Ayuno y abstinencia (9:1-3).

1El día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, vestidos de saco y cubiertos de polvo. 2 La estirpe de Israel se separó de todos los extranjeros, y, puestos en pie, confesaron sus pecados y las iniquidades de sus padres. 3 En pie cada uno en su lugar, se leyó en el libro de la Ley de Yahvé, su Dios, una cuarta parte del día, y otra cuarta parte confesaban y adoraban a Yahvé.

 

Había ayuno riguroso desde el anochecer del 23 hasta la misma hora del día siguiente, vestidos todos de saco (2 Sam 3:31; 1 Re 21:27), cubierta la cabeza (Job 2:812; 1 Sam 4:12). Algunos exegetas creen que se trata de la fiesta de las Expiaciones, que este año se trasladó a este día (8:14). Se leía la Ley por espacio de tres horas, desde el holocausto de la mañana, hacia las nueve, hasta el mediodía. Después de la cautividad, los hebreos dividían el día en cuatro partes: prima (6-9), tercia (10-12), sexta (13-15), nona (16-18). La noche dividíase en cuatro vigilias (Ex 14:24; Mt 14:25).

 

Confesión de los pecados (9:4-5).

 

4Luego los levitas Josué, Baní, Gadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Baní y Quenani se levantaron sobre la grada de los levitas y clamaron en voz alta a Yahvé, su Dios. 5 Dijeron los levitas Josué, Cadmiel, Baní, Jasábanlas, Serebías, Odias, Sebanías y Petajya: "Levantaos, bendecid a Yahvé, vuestro Dios, por los siglos de los siglos. Bendito sea su glorioso nombre sobre toda alabanza y bendición."

 

En los v.4 y 5 se citan ocho levitas en ambas listas; los nombres no concuerdan debido a la corrupción del texto.

 

Plegaria de los levitas (9:6-37).

 

"6 Tú, ¡oh Yahvé! eres único; tú hiciste los cielos y los cielos de los cielos y toda su milicia; la tierra y cuanto hay en ella; los mares y cuanto en ellos hay; tú das vida a todas las cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran. 7 Tú eres, ¡oh Yahvé! el Dios que eligiste a Abraham, y le sacaste de Ur Gasdim, y le diste el nombre de Abraham. 8 Hallaste fiel su corazón ante ti e hiciste con él alianza de darle la tierra del cananeo, del jeteo, del amorreo, del fereceo, del jebuseo y del guergueseo, de dársela a su descendencia, y cumpliste tu palabra, porque eres justo. 9 Tú miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto y oíste su clamor en el mar Rojo. 10 Tú obraste prodigios y maravillas contra Faraón, contra sus siervos y contra todo el pueblo de su tierra, porque sabías con cuánta crueldad los habían tratado, y engrandeciste tu nombre como lo es hoy. 11 Tú dividiste el mar ante ellos, y pasaron por en medio de él a pie enjuto, y a sus perseguidores los arrojaste a lo profundo, como cae una piedra en el abismo. 12 Tú en columna de nubes los guiaste de día, y en columna de fuego de noche, para alumbrar el camino que habían de seguir. 13 Tú descendiste sobre el monte Sinaí, y hablaste desde el cielo, y les diste juicios justos, leyes de verdad y mandamientos. 14 Tú les diste a conocer tu santo sábado, y por Moisés, tu siervo, les prescribiste mandamientos, preceptos y Ley. 15 Tú les diste en su hambre pan del cielo, y en su sed hiciste que el agua brotara de la roca. Tú les pusiste en posesión de la tierra que alzando tu mano prometiste darles. 16 Pero nuestros padres fueron soberbios, y endurecieron su cerviz, y no guardaron tus mandamientos. 17 No quisieron oír, no se acordaron de las maravillas que tú habías hecho por ellos; antes, con dura cerviz, y en rebelión, pensaron en elegir caudillo para volverse a su servidumbre. Pero tú eres Dios de perdones, clemente y piadoso, tardo a la ira y de mucha misericordia, y no los abandonaste. 18 Y cuando se hicieron un becerro fundido y dijeron: He ahí tu Dios, que te ha sacado de Egipto, y cometieron grandes abominaciones, 19 tú, con todo, por tu mucha misericordia, no los abandonaste en el desierto, y la columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni la columna de fuego de noche, para alumbrarles en el camino por donde habían de ir. 20 Tú les diste tu buen espíritu, para enseñarlos, y no retiraste de su boca el maná, y les diste agua en su sed. 21 Los sustentaste por cuarenta años en el desierto, y nada les faltó, y no se envejecieron sus vestidos ni se hincharon sus pies. 22 Tú les diste reinos y pueblos y les distribuiste sus regiones, señalando a cada uno su porción y poseyeron la tierra de Seón, rey de Hesebón, y la tierra de Og, rey de Basan. 23 Tú multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los introdujiste en la tierra de que dijiste a sus padres que entrarían a poseerla. 24 Vinieron los hijos, y la poseyeron, y humillaste delante de ellos a los moradores de la tierra, los cananeos, entregándolos en sus manos, y a sus reyes, y a los pueblos de la tierra, para que hicieran con ellos lo que quisieran. 25 Y tomaron sus ciudades fuertes y su tierra pingüe, y heredaron casas llenas de toda suerte de bienes, cisternas hechas, viñas y olivares y muchos árboles frutales, y comieron y se hartaron y engordaron, y se deleitaron con tu gran bondad. 26 Pero te irritaron rebelándose contra ti, y echaron tu Ley a sus espaldas; y mataron a tus profetas, que los reprendían para convertirlos a ti, e hicieron grandes abominaciones. 27 Los entregaste en manos de sus enemigos, que los afligieron; y clamaron a ti en el tiempo de su aflicción, y tú desde los cielos los oíste, y, según tus muchas misericordias, los libraste dándoles libertadores que los salvasen de las manos de sus enemigos. 28Pero en cuanto quedaban en paz se volvían para hacer lo malo a tus ojos, y los dejaste en manos de sus enemigos, que los dominaban, y de nuevo convertidos clamaban otra vez a ti; y tú desde los cielos los oías y, según tus misericordias, los libraste muchas veces. 29 Los amonestaste para que se volviesen a tu Ley; pero ellos, en su soberbia, no escucharon tus mandamientos y pecaron contra tus juicios — los juicios que, si los sigue el hombre, vivirá —, y tuvieron hombros rebeldes, y endurecieron su cerviz y no obedecieron. 30 Los soportaste largos años, amonestándolos con tu espíritu, y no le dieron oídos. Y entonces los entregaste en manos de pueblos extraños; 31 pero, en tu gran misericordia, no los consumiste del todo ni los abandonaste, porque eres un Dios clemente y misericordioso. 32 Ahora, pues, Yahvé, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, terrible, que guardas la alianza y la misericordia, no tengas en poco todas las aflicciones que nos han alcanzado a nosotros, a nuestros reyes, príncipes, sacerdotes y profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo desde los días de los reyes de Asiría hasta el día de hoy.33 Pero tú has sido justo en todo lo que sobre nosotros ha venido, tú has obrado justamente, mientras nosotros hicimos el mal 34 y nuestros reyes, príncipes, sacerdotes y nuestros padres no pusieron por obra tu Ley y no atendieron a tus mandamientos, a tus testimonios y a tus protestas; 35 y en su reino, en medio de los muchos bienes que les concediste en la espaciosa y pingüe tierra que les diste, no te sirvieron, no se convirtieron de sus malas obras; 36 y hoy somos siervos en la tierra que diste a nuestros padres para que comiesen sus frutos y sus bienes. 37 Ella multiplica sus productos para los reyes que por nuestros pecados has puesto sobre nosotros, que se enseñorean de nuestros cuerpos, de nuestras bestias, conforme a su voluntad; y estamos en gran angustia."

 

Este cántico de los levitas es considerado como una de las mejores páginas de la Biblia. Recuerda en síntesis la acción providencial de Dios sobre el pueblo de Israel y la correspondencia ingrata por parte de los israelitas. Se alaba a Dios creador (v.6), que escoge a Abraham (v.7-8), que se preocupa de los israelitas en Egipto (9-15); Que en Pasa le corresponden mal (v. 16-21); les ayuda en la conquista (22-25), está con ellos hasta el exilio (26-31), terminando con un llamamiento a la piedad divina (32-37). De lo dicho se desprende que el pecado es el causante de los males que han afligido a Israel.

 

Los firmantes de la alianza (10:1-28).

1 Por todo esto, nosotros hacemos hoy una fiel alianza y la escribimos, signada por nuestros príncipes, nuestros levitas y nuestros sacerdotes. 2 Los que firmaron con sus sellos fueron: Nehemías el gobernador, hijo de Helcías; Sedecías, 3 Serayas Azarías, Jeremías, 4 Pasjur, Amarías, Malaquías, 5 Jatús, Sebanías, Maluc, 6 Jarín, Meremot, Obadías, 7 Daniel, Guinetón, Baruc, 8 Mesulam, Abías, Miyamín, 9 Maasías, Bilgai y Semeyas. Estos sacerdotes. 10 Levitas: Josué, hijo de Azanías; Binuí, de los hijos de Jenadad; Cadmiel 11 y sus hermanos; Sebanías, Odias, Quelita, Pelayas, Jonán, 12 Mica, Rejob, Jasabías, 13 Zacur, Serebías, Sebanías, 14 Odias, Baní y Beninu. 15 Cabezas del pueblo: Paros, Pahat Moab, Elam, Zatu, Baní, 16 Buní, Azgab, Babai, 17 Adonías, Bigval, Adim, 18 Ater, Je-jisquía, Azur, 19 Odias, Jasum, Besai, 20Jarif, Anatot, Nebaí, 21 Magpías, Mesulam, Jezir, 22 Mesezabeel, Sadoc, Jadúa, 23Pelatías, Janán, Ananías, 24 Hoseas, Jonanías, Jasub, 25 Halojes, Pilja, Sobeo, 26 Rejum, Jesabna, Maaseas, 27 Ajías, Janán, Anán, 28 Maluc, Jarim, Baana.

 

La expresión corriente para la alianza es karath berith =· cortar la alianza, aludiendo a la ceremonia de dividir una víctima en el acto de contraer una alianza (Jer 34:18). El escrito donde estaba la alianza antes de firmarse se plegó y se puso el sello en la parte exterior, llamándose por lo mismo hatum, como en Jeremías (32:11-14)·junto al sello pusiéronse las firmas (Jer 32:10-14). En el texto griego no figura Nehemías entre los firmantes. Firman veintiún sacerdotes, cuyos nombres reaparecen en 12:1-7; de los levitas (9:4-5; 11:22-24; 12:8-9) firman diecisiete.

 

Juramento del pueblo (10:29-40).

29 Y el resto del pueblo, los sacerdotes y los levitas, porteros y cantores, los netineos y todos los que se habían apartado de los pueblos de la región, volviendo a la Ley de Dios, sus mujeres, sus hijos y sus hijas y todos cuantos tenían conocimiento y discreción, 30 se adhirieron a sus hermanos, sus príncipes, y convinieron en la protestación y el juramento de andar en la Ley de Dios, que dio por mano de Moisés, su siervo, y guardar y cumplir los mandamientos de Yahvé, nuestro Señor, y sus juicios y preceptos; 31 de no dar nuestras hijas a los pueblos de aquella tierra, ni tomar sus hijas para nuestros hijos; 32 de no comprar nada en día de sábado, en día santificado, de las mercaderías y comestibles que en sábado trajesen a vender los pueblos de la tierra; de liberar la tierra el año séptimo y remitir toda deuda. 33 Impusimos, además, por ley la carga de contribuir cada año con un tercio de siclo para la obra de la casa de nuestro Dios, 34 para los panes de la proposición, para la ofrenda perpetua y para el holocausto continuo, el de los sábados, el de los novilunios y el de las solemnidades, para las santificaciones y sacrificios expiatorios por Israel y para toda la obra de la casa de nuestro Dios. 35 Echamos también suertes entre los sacerdotes, los levitas y el pueblo, sobre la ofrenda de la leña, y para traerla a la casa de nuestro Dios en tiempos determinados cada año, para quemarla sobre el altar de Yahvé, nuestro Dios, según está prescrito; 36 de traer cada año las primicias de nuestra tierra y las primicias de los frutos de nuestros árboles a la casa de Yahvé, así como los primogénitos de nuestros hijos y de nuestras bestias, como está escrito en la Ley; 37 y de traer los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro Dios; 38 de traer las primicias de nuestras masas y nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, del vino, del aceite, a los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra a los levitas; y de que recibirían los levitas las décimas de nuestras labores en todas las ciudades. 39 De que estaría el sacerdote hijo de Aarón con los levitas cuando los levitas recibieran el diezmo, y que los levitas llevarían el diezmo del diezmo a la casa de nuestro Dios, a las cámaras de la casa del tesoro; 40 pues a las cámaras han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino y del aceite, y allí han de estar los vasos del santuario y los sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores, no abandonando la casa de nuestro Dios.

 

Con juramento obligáronse a no contraer matrimonios mixtos (v.31), a no comerciar en sábado (Ex 31:12-14; 23:12; Deut 5:12; v. 18:3), no admitiendo la mercancía de los pueblos del país (13:16). Se juramentaron a guardar el año sabático, dejando la tierra en barbecho (Ex 23:10; Lev 25:2-7; Deut 15:2), a no exigir la deuda (v.32; Deut 15:1-6), a pagar la contribución al templo por valor de un tercio de siclo, en vez de medio (Ex 30:11-16; 38:26), dada la condición económica precaria en que se hallaban. Con ello contribuían a sufragar los gastos de los panes de la proposición (Lev 24:5-8), la ofrenda perpetua (Ex 29:38-42; Núm 28:3-8), el holocausto perpetuo (Ex 29:38-42; Núm 28:3-8), los sacrificios del sábado (Núm 28:9-10), de los novilunios (Núm 28:11-15), de las fiestas Núm 28:16-29) y expiatorios (Lev 4:13-21; 16:21-34). El edificio del templo necesitaba continuas reparaciones (Esdr 3:8; 6:22), que todos se comprometen a sufragar. De la misma manera se obligan a procurar la leña para el sacrificio (Lev 6:5-13; Jos 9:27; Esdr 2:43), a hacer la ofrenda de las primicias del campo (Ex 23:19; Deut 26:2-10), de los árboles (Núm 18:12; Lev 19:23; Deut 8:8). Debían consagrarse a Dios los "primogénitos" de los hombres, que se rescataban con cinco siclos de plata. Rescatábanse asimismo los primogénitos de los animales inmundos (Ex 13:11-16; 34:19-20; Lev 27:27; Núm 18:15-19). Los primogénitos de los animales mundos eran ofrecidos en sacrificio. Otra de las obligaciones a que se obligaron fue a pagar los diezmos a los levitas (Núm 18:20-24), a los que pertenecía toda décima de la tierra (Lev 27:30). Reforzando las prescripciones del código sacerdotal (Lev c.27 y Núm c.18), que, según Malaquías, el pueblo había olvidado (3-8:11), toma Nehemías la decisión de obligar a que lleven a Jerusalén, en los almacenes, todos los diezmos destinados a los levitas, que entregarán a los sacerdotes la parte que se les debe.

En esta solemne asamblea pusiéronse los cimientos del judaísmo. Autoridades y pueblo sellan y firman un documento con el cual se comprometen con juramento a observar en adelante todo cuanto prescribe la Ley de Moisés. Debe considerarse Esdras como el segundo legislador del judaísmo. En el continuo estudio de la Ley llegó él a penetrar en su espíritu y a actualizarla sin quitarle la paternidad mosaica.

 

 

Repoblación de Jerusalén (11:1-12:26).

Gran parte de los repatriados afincáronse en las aldeas de los alrededores de Jerusalén. Una vez levantadas las murallas, convenía concentrar en la capital un núcleo importante de judíos (7:4-5)·

 

Método de reclutamiento (11:1-3).

 

1 Los jefes del pueblo residían en Jerusalén. Para el resto del pueblo se echaron suertes con el fin de hacer que cada uno de diez fuera a habitar a Jerusalén, la ciudad santa, quedando lo otros nueve en las ciudades. 2 El pueblo bendijo a los que se ofrecieron voluntariamente para habitar en Jerusalén. 3 Estos son los jefes de la provincia que habitaron en Jerusalén. En las ciudades de Judá, cada uno se estableció en su propiedad, en su ciudad: Israel, los sacerdotes, los levitas, los netineos y los hijos de los siervos de Salomón.

 

Algunos eran destinados a Jerusalén por determinarlo así las suertes; otros se ofrecían voluntariamente, por lo que recibían la bendición del pueblo. Está justificada la repugnancia que sentían los de pueblo para ir a una capital donde "había muchas casas sin edificar" (7:4).

 

Los Hlijos de Judá (11:4-6).

 

4 Hijos de Judá y Benjamín que habitaron en Jerusalén: Hijos de Judá: Ataya, hijo de Uzías, hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo de Sefatías, hijo de Malaleel, hijo de los hijos de Fares; 5 Maasías, hijo de Baruc, hijo de Coljose, hijo de Jayas, hijo de Adías, hijo de Joyarib, hijo de Zacarías, hijo de Siloní. 6Los hijos de Fares que moraron en Jerusalén fueron cuatrocientos setenta y ocho fuertes.

 

¿Debe identificarse esta lista con la de 1 Crón 2:3-6? En ésta, después de los hijos de Benjamín, se mencionan "los hijos de Efraím y Manases." Ambas listas representan dos estadios históricos distintos.

 

Hijos de Benjamín (11:7-9).

 

7 Hijos de Benjamín: Salu, hijo de Mesulam, hijo de Joed" hijo de Pedaías, hijo de Colayas, hijo de Maasías, hijo de Itiel" hijo de Isaías, 8 y sus hermanos, valientes guerreros, novecientos veintiocho. 9 Joel, hijo de Zicrí, era su prefecto, y Judas, hijo de Senuá, el segundo en la ciudad.

 

En el v.9 dícese que Joel era prefecto. ¿De quiénes? De los benjaminitas, según unos; de todos los habitantes de la ciudad, según otros autores. Ningún jefe de los de Judá se menciona en el texto.

 

Los sacerdotes (11:10-14).

 

10 Sacerdotes: Jedayas, hijo de Joyarib; Joaquim, 11 Serayas, hijo de Helcías, hijo de Mesulam, hijo de Sadoc, hijo de Merayot, hijo de Ajitub, príncipe de la casa de Dios, 12 y sus hermanos, ocupados en el servicio de la casa, ochocientos veintidós; Adayas, hijo de Jerojam, hijo de Pelayas, hijo de Amsí, hijo de Zacarías, hijo de Pasjur, hijo de Malaquías, 13 y sus hermanos príncipes de las familias, doscientos cuarenta y dos. Amasai, hijo de Azarael, hijo de Ajazai, hijo de Mesilemot, hijo de Immer, 14 y sus hermanos, hombres de gran vigor, ciento veintiocho, de los cuales era jefe Zabdiel, hijo de Guedolim.

 

Quizá habla el autor sagrado del sumo sacerdote Jedayas y de ^genealogía (12:10-11). De Serayas (Esd 7:1) se dice que era príncipe (naguid) de la casa de Dios, es decir, sumo sacerdote( Crón 31:10-13).

 

Los levitas (11:15-20).

 

15 Levitas: Semeyas, hijo de Jasub, hijo de Azricam, hijo de Jasabías, hijo de Buiíí; 16 Sabtaí y Jozabad, de los príncipes entre los levitas, sobrestantes de la obra exterior de la casa de Dios; 17 Matamas, hijo de Mica, hijo de Zabdí, hijo de Asaf el primero, el que dirigía las alabanzas y la acción de gracias al tiempo de la oración; Bacbuquías, el segundo de entre sus hermanos; y Abda, hijo de Samúa, hijo de Galaad, hijo de Jedutún. 18 Todos los levitas en la ciudad santa fueron doscientos ochenta y cuatro. 19 Porteros: Acub, Taiman y sus hermanos, guardas de las puertas, ciento setenta y dos. 20 El resto de Israel, de los sacerdotes y de los levitas, en todas las ciudades de Judá, cada uno en su heredad.

 

Algunos levitas desempeñaban sus funciones en el interior del templo; otros, al exterior, recogiendo las limosnas destinadas al santuario. Los jefes de estos últimos eran Sabtaí y Jozabad. Los cantores se asimilan a los levitas, como en los libros de las Crónicas, que hablan de veinticuatro coros de cantores. Los porteros se mencionan aparte.

 

Los netineos y levitas (11:21-24).

 

21 Los netineos habitaban en Ofel, y sus jefes eran Sija y Guispa. 22 El jefe de los levitas en Jerusalén era Uzí, hijo de Baní, hijo de Jasabías, hijo de Matanías, hijo de Mica, de los cantores, hijos de Asaf, en la casa de Dios, 23 porque había acerca de ellos una ordenación especial del rey y se les había asignado un salario fijo por cada día. 24 Petayas, hijo de Mesezabeel, de los hijos de Zera, hijo de Judá, era cornisarie del rey para todos los negocios del pueblo.

 

Los netineos (7:47) habitaban en Ofel (3:26), al sudeste de Jerusalén, entre el torrente Cedrón y el valle del Tiropeón. Artajerjes había reglamentado el trabajo de los levitas cantores (v.23). Petayas, judío, ejercía el cargo de representante oficial de los intereses del pueblo en la corte persa.

 

La población judía en provincias (11:25-36).

 

25 En cuanto a las aldeas y sus tierras, alguno de los hijos de Judá habitaron en Cariatarbé y sus suburbios, en Dibón y los suyos y en Jacabseel y los suyos. 26 En Josuá, Molada, Betfale, 27 Hasar Sual, Bersabé y en sus aldeas; 28 en Siceleg y Mecana y sus aldeas; 29 en Enrimón, Sarea, Jarmut, 30 Zanoaj, Adulam y sus aldeas; en Laquis y sus tierras y en Azeca y sus aldeas. Habitaban desde Berseba hasta el valle de Hinnón. 31Los hijos de Benjamín, desde Gueba, en Micmas, Aya, Betel y sus aldeas; 32en Anatot, Nob, Ananía, 33 Jasor, Rama, Guitaim, 34 Jadid, Seboím, Nabalat, 35 Lod y Ono, en el valle de los Artesanos. 36 Hubo algunos levitas que se unieron a Benjamín, aunque pertenecían a los repartimientos de Judá.

 

Este fragmento es mucho más corto en los LXX, que mencionan cuatro ciudades de Judá (Cariatar, Jasúa, Laquis, Bersabé) y los de Benjamín (Gala, en lugar de Gueba, y Micmas). Quizá esta lista es posterior (Gelin). Del emplazamiento de las ciudades citadas se ha hablado en el curso del comentario.

 

Sacerdotes y levitas repatriados (12:1-26).

 

1 Estos son los sacerdotes y levitas que subieron con Zoroba-bel, hijo de Saaltiel, y con Josué: Serayas, Jeremías, Esdras, 2 Amarías, Maluc, Jatus, 3 Secanías, Rejum, Meremot, 4 Ido, Guinetón, Abías, 5 Minyamin, Maadas, Bilgá, 6 Semeyas, Joya-rib, Jedayas, 7 Salu, Amoc, Helcías, Jedayas. Estos eran los príncipes de los sacerdotes y sus hermanos en los días de Josué. 8 Levitas: Jesuá, Benuí, Cadmiel, Serebías, Judá y Matanías, que con sus hermanos dirigía el canto de las alabanzas; 9 Bacbuquías y Uní con sus hermanos, cada cual en su ministerio. 10 Jesuá engendró a Joaquín, Joaquín engendró a Elíasib, Elíasib engendró a Joyada, 11 Joyada engendró a Jonatán y Jonatán engendró a Jadúa. 12 En los días de Joaquín, los sacerdotes cabezas de familias eran: de Serayas, Merayas; de Jeremías, Jana-nías; 13 de Esdras, Mesulam; de Amarías, Jojanán; 14 de Melicu, Jonatán; de Sebanías, José; 15 de Jarim, Adúa; de Meremot, Elcaí; 16 de Ido, Zacarías; de Guinetón, Mesulam; 17 de Abías, Zicrí; de Minyamin y Moadías, Piltaí; 18 de Bilgá, Samúa; de Semeyas, Jonatán; 19 de Jojarib, Metenaí; de Idayas, Uzí; 20 de Salaí, Caleí; de Amoc, Eber; 21 de Helcías, Josabías; de Jedayas, Natanael. 22 En los días de Elíasib, Joyada, Jojanán y Jadúa, los levitas jefes de familias y los sacerdotes fueron inscritos hasta el reinado de Darío, persa. 23 Los jefes de familias de los hijos de Leví se inscribieron en el libro de los anales hasta el tiempo de Jojanán, hijo de Elíasib. 24 Eran los jefes de los levitas: Jasebía, Serebía, Josué, hijo de Cadmiel, y sus hermanos, que cada uno, según su rango, cantaban las alabanzas y ensalzaban el poder de Dios, según la ordenación prescrita por David, hombre de Dios, y servían por turno. 25 Matanías, Bacbuquías, Ovedías, Mesulam, Taiman y Acub eran los guardas de las puertas y de los vestíbulos de las puertas. 26 Estos lo eran en tiempo de Joaquín, hijo de Josué, hijo de Josedec, en tiempo de Nehemías, gobernador, y de Esdras, sacerdote y escriba.

 

Los veintidós sacerdotes mencionados se citan, con algunas enantes, en 10:3-8; 12:12-21. Esdras (v.1) no es el gran reformador, entre los levitas se mencionan ocho familias (10:9-13). Se dan en los v.10:1-1 los nombres de los sumos sacerdotes desde Josué (Esd 2:3:2) hasta Jadúa, contemporáneo de Alejandro Magno 1. El rey Darío, de que habla el texto (v.22), debe identificarse con Darío III Codomano (335-330), último de los aqueménidas. De la menció de Nehemías antes que Esdras no cabe deducir argumento alguno en favor de una prioridad cronológica.

 

Dedicación de las murallas de Jerusalén (12:27-43).

21 Para la dedicación del muro de Jerusalén fueron llamados los levitas de todos sus lugares, para venir a Jerusalén a celebrar la dedicación y la fiesta con alabanzas y cánticos, címbalos, salterios y cítaras; 28 reuniéronse, pues, los hijos de los cantores, lo mismo los de la campiña alrededor de Jerusalén como los de las aldeas de Netofá, 29 de Bet Guilgal y de los campos de Gueba y Azmavet, pues los cantores se habían edificado aldeas en los alrededores de Jerusalén. 30 Purificáronse los sacerdotes y levitas y purificaron al pueblo, las puertas y el muro. 31 Hice luego subir al muro a los príncipes de Judá y los dividí en dos grandes coros que fueran en procesión: uno por la mano derecha, sobre el muro hacia la puerta de la Escombrera; 32 tras éste iban Osías y la mitad de los príncipes de Judá, 33 Azarías, Esdras, Mesulam, 34Judá, Benjamín, Semeyas y Jeremías; 35 y de los hijos de los sacerdotes, con las trompetas, Zacarías, hijo de Jonatán, hijo de Semeyas, hijo de Matanaías, hijo de Mica, hijo de Zacur, hijo de Asaf, 36 y sus hermanos, Semeyas, Azarael, Milalai, Gilabai, Maaí, Natanael, Judá y Janani, con los instrumentos músicos de David, hombre de Dios, y Esdras, escriba, delante de ellos; 37 a la puerta de la Fuente subieron de frente las escaleras de la ciudad de David, por la subida al palacio de David y hasta la puerta de las Aguas, al oriente. 38 El segundo coro iba por la izquierda, y yo en pos de él con la mitad de los príncipes del pueblo, sobre el muro, por encima de la torre del horno, hasta la muralla Ancha, 39 y luego por la puerta de Efraím la puerta del Pescado, la torre de Jananael y la torre de Mea, hasta la puerta de las Ovejas, haciendo estación a la puerta de la Custodia. 40 Pararon ambos coros en la casa de Dios, y yo con la mitad de los magistrados, 41 y los sacerdotes Eliacim, Maasías, Minyamim, Mica, Elyoenai, Zacarías y Ananías, con trompetas; 42 y Maasías, Semeyas, Eleazar, Usí, Joyanán, Malquías, Elam y Ezer. Los cantores cantaban alto, dirigidos por Jisrajías. 43 Sacrificáronse aquel día muchas víctimas y se hicieron grandes regocijos, porque había dado Dios al pueblo un gran motivo de alegría. Regocijáronse también las mujeres y los muchachos, oyéndose de lejos el alborozo de Jerusalén.

 

El 25 del mes Elul quedó terminada la muralla (6:15). Al mes séptimo (7:73), es decir, Tishri, tuvieron lugar los acontecimientos que se narran en los c.8-10. Más tarde proveyó Nehemías a la repoblación de la capital, seguida de solemne dedicación de las murallas. La ceremonia tenía carácter religioso, simbolizando la entrega de las murallas a la custodia de Yahvé. Los levitas dieron realce a la fiesta, acudiendo todos, tanto de la capital como de la campiña. Para la purificación pudo seguirse un ceremonial análogo al que se usó en la purificación del templo en tiempos de Ezequías (2 Crón 29:18-27). La procesión sobre los muros parte de la puerta del Valle junto a la actual puerta de Jafa; los que torcieron a mano derecha fueron en dirección sur-este-norte, hacia la puerta de las Escombreras; los que lo hicieron a la izquierda dirigiéronse hacia el nordeste, uniéndose al otro coro en el templo. Con motivo de la fiesta ofreciéronse muchos sacrificios (Esd 6:17). La alegría era universal. Después de los años de cautividad, el judaísmo renace de sus cenizas y triunfa estrepitosamente.

 

Restablecimiento de los diezmos (12:44-47).

44 Por entonces fueron puestos comisarios de las cámaras de las despensas, de las ofrendas, de las primicias y de los diezmos, para recibir de los campos y de las ciudades las porciones legales para los sacerdotes y levitas; porque estaba muy gozoso Judá de que los sacerdotes y los levitas estuvieran en sus puestos, 45 observando cuanto concierne al servicio de Dios y a las purificaciones, y de que los cantores y porteros cumpliesen sus funciones según la ordenación de David y de Salomón, su hijo; 46 pues, desde el tiempo de David y de Asaf, ya de antiguo había jefes de cantores y se cantaban cantos de alabanza y de acción de gracias en honor de Dios. 47 Todo Israel, en los días de Zorobabel y en los días de Nehemías, daba las porciones de los cantores y de los porteros, cada cosa en su día. Dábanse a los levitas las cosas sagradas, y los levitas daban a los hijos de Aarón la parte de las cosas consagradas.

 

Normalizadas las cosas, era preciso asegurar la manutención de sacerdotes y levitas para que ejercieran sus funciones en el templo. Junto a éste existían grandes almacenes en donde se depositaban los productos procedentes del campo y de las ciudades. Todos, sacerdotes, levitas, porteros y cantores, cumplían sus deberes. En tiempos de Zorobabel y de Nehemías, el culto marchó bien; todo procedía ordenadamente; la Ley se cumplía con escrupulosidad.

 

1 Flavio Josefo, Ant. lud. 12:8:4-5.

 

Corrección de abusos (13:1-31).

En este capítulo último se menciona la corrección de algunos abusos introducidos en la comunidad judaica. Lo dicho anteriormente (12:44-47) demuestra que hubo un tiempo en que se cumplía la Ley con toda perfección. Pero con el andar de los años enfrióse Israel en sus fervores religiosos y sacudió el yugo de los preceptos. Al volver Nehemías, encontró algunos abusos, que cor rigió. Atajó las pretensiones de Tobías (v.4-9), procuró que se entregaran los diezmos a los levitas (v. 10-14); se revalorizó el sábado (v. 15-22); Prohibiéronse los matrimonios mixtos (v.23-29) y reglamentáronse las funciones culturales (v.30-31). No indica el texto el tiempo que Nehemías estuvo ausente de Jerusalén.

 

Separación de todo extranjero (13:1-3).

1 Leíase un día al pueblo el libro de Moisés, y salió el lugar en que se mandaba que los amonitas y los moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios, 2 por no haber salido a recibir a los hijos de Israel con pan y agua y por haber incitado contra ellos a Balaam para que los maldijera; nuestro Dios volvió la maldición en bendición. 3 Al enterarse de esta Ley, fue apartado de Israel todo extranjero.

 

De la exclusión de los amonitas y moabitas habla Deut 23:4-7 Tales pueblos nacen de un incesto (Gen 19:30-38); rehusan entregar a los judíos pan y agua e inducen a Balaam a que les maldiga (Núm 22:5-11; Deut 2:9). Todo el que no tenía pura sangre judía era excluido de la comunidad judaica.

 

Expulsión de Tobías (13:4-9).

4 Antes de esto, Elíasib, sacerdote, siendo superintendente de las cámaras de la casa de nuestro Dios y habiendo emparentado con Tobías, 5 había cedido a éste una gran cámara, en la cual se guardaban antes las ofrendas, los perfumes, los vasos y el diezmo del trigo, del vino y del aceite, mandado a dar a los levitas, a los cantores y a los porteros, y la ofrenda de los sacerdotes. 6 Mas entonces no estaba yo en Jerusalén, pues fue el año treinta y dos de Artajerjes, rey de Babilonia; yo fui al rey, y al cabo de algún tiempo pedí y obtuve del rey volver a Jerusalén, 7 donde supe el mal que había hecho Elíasib en favor de Tobías, haciendo para él cámara en los atrios de la casa de Yahvé; 8 y me dolió en gran manera, y, echando fuera de la cámara todo cuanto pertenecía a Tobías, 9 mandé que purificasen la cámara y volviesen a poner en ella las cosas de la casa de Dios, las ofrendas y los perfumes.

 

Durante la ausencia de Nehemías hubo un escándalo en Jerusalén promovido por el mismo sumo pontífice. Al año 32 de Artajerjes, o sea, el 433, regresó Nehemías a Persia, después de haber permanecido doce años en Jerusalén (2:1-6), desde 445 hasta 433 (5:14). Al regresar al cabo de un tiempo (1 Re 17:7), comprobó que Elíasib había cedido a un pariente suyo, Tobías (2:10-19; 6:1-19), el uso de una cámara del templo como almacén. Tobías era amonita (13:1). Más que Elíasib parece que el culpable fue hijo Joyada, que fue sumo sacerdote desde 432 hasta 415. El local cedido a Tobías quizá le servía de sucursal de la banca, cuya central radicaba en Amón, y como punto clave desde donde influía económicamente sobre Israel. El local fue purificado por haber sido destinado a usos profanos.

 

Los diezmos (13:10-13).

10 Supe asimismo que no se habían dado a los levitas sus porciones y que los levitas y cantores habían tenido que retirarse cada uno a su heredad, 11 Reprendí a los magistrados y dije: "¿Por qué ha estado abandonada la casa de Dios?" Y reuniendo a los levitas y cantores, los restituí cada uno a su puesto.12 Todo Judá trajo el diezmo del trigo, del vino y del aceite a los almacenes, 13 y puse por intendentes en ellos a Selemías, sacerdote, y a Sadoc, escriba; y de los levitas, a Pedayas, y como adjunto, a Janán, hijo de Zacur, hijo de Matanías, que tenían reputación de fieles. Ellos fueron los encargados de hacer la distribución a sus hermanos.

 

Al no pagarse los diezmos a los levitas, emigraron éstos a sus heredades respectivas, abandonando el servicio del templo. Los magistrados (seganim) encargados de velar por la pureza de la Ley solidarizáronse con el pueblo. Con su actitud pasiva infringían la Ley (Núm 18:21-24); negar los diezmos era tanto como robar a Dios (Mal 3:8-9). ¿Había influido el caso Tobías en esta medida?

 

La cuestión del sábado (13:14-18).

14 Acuérdate de mí, ¡oh Dios! por todo esto, y no olvides el bien que hice a la casa de mi Dios y en orden a la observancia. 15 Por aquellos días vi en Judá que algunos pisaban en sus lagares el sábado y acarreaban haces, cargaban asnos con vino, con uvas, con higos y toda suerte de cargas, y los traían a Jerusalén en día de sábado. Los advertí acerca del día en que vendían sus mercancías. 16 Había también tirios que traían el pescado y toda clase de mercancías, vendiéndolas a los hijos de Judá en Jerusalén el día del sábado. 17 Reprendí a los magistrados de Judá y les dije: "¿Qué es esto tan malo que hacéis, profanando así el día de sábado? 18 ¿No es eso lo que hicieron vuestros padres, y por eso trajo nuestro Dios sobre nosotros y sobre esta ciudad tantos males? ¿Y vosotros acumuláis ira contra Israel profanando el sábado?"

 

El descanso sabático estaba en crisis a partir de la cautividad; sin embargo, era una ley fundamental del Decálogo (Ex 20:8-11). Nehemías dióse cuenta de la profanación del sábado en una gira en provincia, notando que las gentes dedicábanse a trabajos agrícolas (Ex 34:21; Jer 17:21-24) y transportaban mercancías a Jerusalén (Jer 17:21-24). También en sábado se comerciaba (Am 13:5-6) con los tirios (Ez 27:12-25; Esdr 3:7). Los grandes males sobrevenidos a la nación lo fueron por la profanación del sábado (Ez 20:13; 22-8; 23:38).

 

Medidas para santificar el sábado (13:19-22).

19 Mandé, pues, que al oscurecer antes del sábado cerrasen las puertas de Jerusalén y que no las abriesen hasta después del sábado. Puse a las puertas algunos de mis servidores, para que en día de sábado 110 dejasen entrar carga alguna; 2° y así se quedaron una y dos veces fuera de Jerusalén los mercaderes, que vendían toda suerte de mercancías. 21 Yo les advertí, diciendo: "¿Por qué pasáis la noche delante de la muralla? Si otra ves lo hacéis, os mandaré prender." Y ya no vivieron más en día de sábado. 22 Entonces mandé a los levitas que se purificasen y que viniesen a guardar las puertas para santificar el día de sábado. También por eso acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la muchedumbre de tu misericordia.

 

Empieza el sábado la noche del viernes al caer el sol. En el Estado actual de Israel acuden a aquella hora los rabinos y obligan a los mercaderes a cerrar sus establecimientos. El tránsito de un día ordinario a uno festivo realizábase en el momento en que, según el texto, las puertas "empezaban a estar en la sombra."

 

Contra los matrimonios mixtos (13:23-27).

23 Vi asimismo por aquellos días judíos que habían tomado mujeres de Azoto, de Amón y de Moab, 24 cuyos hijos por mitad hablaban azoteo o la lengua de este o el otro pueblo, y no sabían hablar judío. 25 Yo les reprendí y les maldije, hasta golpeé a algunos y les arranqué los pelos, y los conjuré en nombre de Dios, diciendo: "No daréis vuestras hijas a sus hijos ni tomaréis sus hijas para vuestros hijos o para vosotros. 26 ¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Aunque no hubo en la muchedumbre de las gentes rey semejante a él, que era amado de su Dios, y fue puesto por El rey sobre todo Israel, aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras. 27 ¿Vamos, pues, a consentir, sabiéndolo, que vosotros cometáis ese gran mal de prevaricar contra nuestro Dios tomando mujeres extranjeras?"

 

Esdras luchó contra esta plaga (Esdr c.9-10); nuevas medidas tomáronse más tarde (Neh 10:30; 13:1-3), pero bastó que Nehemías se ausentara para volver a las andadas. Algunas de estas mujeres eran de Azoto (Jos 13:3). De Azoto se apoderó Cambises el año 525; los filisteos hablaban un lenguaje ario; los amonitas usaban una lengua afín al hebraico, así como los moabitas.

 

Expulsión del hijo del sumo sacerdote (13:28-29).

28 Uno de los hijos de Joyada, hijo de Elíasib, sumo sacerdote, era yerno de Sambalat, joronita, y por eso le arrojé lejos de mí. 29 Acuérdate de ellos, Dios mío, de los que contaminan el sacerdocio y el pacto del sacerdocio y de los levitas.

 

Joyada, sumo sacerdote, tuvo la osadía o la debilidad de autorizar el matrimonio de un hijo suyo con la hija de Sambalat, enemigo declarado de los judíos (2:10.19; 6:1). Mandaba la Ley que el sumo sacerdote tomara por esposa a una virgen de su pueblo (Lev 21:14)· Nehemías no pudo tolerar semejante escándalo, dado por el sacerdocio en la misma capital del judaismo (Mal 2:4-8). Este hecho es el mismo que refiere Flavio Josefo 1, situándolo en tiempos de parió III (335-330)" durante el pontificado de Jadúa. Acaso haya en esta noticia de Flavio Josefo un anacronismo. Según los documentos de Elefantina, era Sambalat gobernador de Samaría el año 407, bajo Darío II (424-405).

 

Conclusión (13:30-31).

30 Por eso los limpié de todo lo extranjero y puse a sacerdotes y levitas por clases, cada uno a su obra, 31 y para la ofrenda de la leña en los tiempos señalados y para las primicias. ¡Acuérdate de mí, Dios mío, para bien!

 

Termina Nehemías su libro con un Memento mei: "Acuérdate de mí para bien" (zakrali letobah: 5:19; 6:14; 13:14). Dando una mirada retrospectiva, comprueba Nehemías los esfuerzos que ha llevado a cabo para devolver al templo el antiguo esplendor; las dificultades que tuvo con ocasión de la reconstrucción de los muros de Jerusalén y todo cuanto hizo para la creación de un nuevo Estado judío. Al término de sus trabajos, lejos de buscar la gloria y la recompensa humana, fija su vista al cielo y pide a Dios se acuerde para bien de todo cuanto ha batallado para procurar su gloria. Con estas palabras desaparece de la historia uno de los más grandes reformadores del pueblo judío. En toda su administración se muestra hombre sagaz, político, israelita ejemplar, en quien no hay doblez. De él dice Ecl 49:13: "¿Cómo engrandecer a Nehemías, cuya memoria es gloriosa, que levantó nuestras ruinas, reedificó nuestras casas arruinadas, puso puertas y cerrojos?"

 

1 Ant. íud. 11:7:2.