Ave María, llena de gracia
Un saludo que agrada a Dios, a los ángeles y a los hombres dijo el papa

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 8 diciembre 2011 (ZENIT.org).- A las doce de este jueves, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la bienaventurada Virgen María, Benedicto XVI se asomó a la ventana de su despacho en el Palacio Apostólico vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y peregrinos congregados en la plaza de San Pedro. A continuación ofrecemos las palabras que dijo el papa al introducir la oración mariana.

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¿Queridos hermanos y hermanas!

Hoy la Iglesia celebra solemnemente la concepción inmaculada de María. Como declaró el beato Pio IX en la carta apostólica Ineffabilis Deus de 1854, Ella “fue preservada, por particular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en previsión de los méritos de Jesucristo salvador del género humano, inmune de toda mancha de pecado original”. Tal verdad de fe está contenida en las palabras del saludo que le dirigió el arcángel Gabriel: “Alégrate, llena de gracia. El Señor está contigo” (Lc1,28). La expresión “llena de gracia” indica la obra maravillosa del amor de Dios, que ha querido devolvernos la vida y la libertad, perdidas con el pecado, mediante su Hijo Unigénito encarnado, muerto y resucitado. Por esto, desde el siglo II, en Oriente y en Occidente, la Iglesia invoca y celebra a la Virgen que, con su "sí", ha acercado el Cielo a la tierra, convirtiéndose en “engendradora de Dios y nodriza de nuestra vida”, como se expresa san Romano el Himnógrafo, en un antiguo cántico (Canticum XXV in Nativitatem B. Mariae Virginis, en J. B. Pitra, Analecta Sacra t. I, París 1876, 198). En el siglo VII, san Sofronio de Jerusalén elogia la grandeza de María porque en Ella el Espíritu Santo ha hecho su morada: “Tu superas todos los dones de la magnificencia que Dios haya jamás derramado en ninguna persona humana. Más que todos eres rica de la posesión de Dios morador en tí” (Oratio II, 25 in SS. Deiparæ Annuntiationem: PG 87, 3, 3248 AB). Y san Beda el Venerable explica: “María es bendita entre las mujeres, porque con el decoro de la virginidad ha gozado de la gracia de ser engendradora de un hijo que es Dios” (Hom I, 3: CCL 122, 16).

También a nosotros se nos regala la “plenitud de la gracia” que debemos hacer resplandecer en nuestra vida, porque “el Padre del nuestro Señor Jesucristo –escribe San Pablo– nos ha bendecido con toda bendición espiritual… y nos ha elegido antes de la creación del mundo para ser natos e inmaculados… predestinándonos a ser por Él hijos adoptivos” (Ef 1,3-5). Esta filiación la recibimos por medio de la Iglesia,en el día del Bautismo. A tal propósito santa Hildegarda de Bingen escribe: “La Iglesia es, por consiguiente, la virgen madre de todos los cristianos. En la fuerza secreta del Espíritu Santo, los concibe y da a luz, ofreciéndolos a Dios de modo que sean también llamados hijos de Dios” (Scivias, visio III, 12: CCL Continuatio Mediævalis XLIII, 1978, 142). Entre los muchísimos cantores de la belleza espiritual de la Madre de Dios, destaca san Bernardo de Claraval, quien afirma que la invocación “Ave María, llena de gracia” “agrada a Dios, a los ángeles y a los hombres. A los hombres, gracias a la maternidad; a los ángeles, gracias a la virginidad; a Dios, gracias a la humildad” (Sermón XLVII, De Annuntiatione Dominica: SBO VI,1, Roma 1970, 266).

Queridos amigos, en espera de realizar esta tarde, como es costumbre, el homenaje a María Inmaculada, en Plaza de España, dirijamos ahora nuestra ferviente oración a Aquella que intercede ante Dios, para que nos ayude a celebrar con fe la Navidad del Señor ya cercano.

[Traducción del italiano por Nieves San Martín

© Librería Editorial Vaticana]

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¡El Corazón Inmaculado de María es la salvación de nuestro siglo!
Entrevista al padre Cesare Cuomo, franciscano del santuario de Fátima

ROMA, miércoles 7 de diciembre de 2011 (ZENIT.org).- Un vínculo muy fuerte une la historia de Rusia con los mensajes que la Virgen María dejó a la humanidad en sus apariciones de Fátima. El 13 de julio de 1929, la Virgen pidió a Rusia que se convirtiera, consagrándose a su Corazón Inmaculado, para impedir que se difundieran sus “ramas venenosas” a todo el mundo. No sucedió así, de hecho es simbólico que pocos meses después estallara la Revolución de Octubre.

Ahora que en Rusia se observa un renacimiento de la fe cristiana, y que los ortodoxos están cada vez más cerca de Benedicto XVI, es necesario releer estos mensajes de Fátima y comprender el poder de la intercesión de María.

En este contexto actual y, con ocasión de la fiesta de la Inmaculada Concepción, ZENIT ha entrevistado al padre Cesare Cuomo, franciscano de la Familia del Corazón Inmaculado de María, colaborador en el Santuario de Fátima.

¿Por qué la Virgen habló concretamente de Rusia en sus apariciones?

--Padre Cesare: Porque Rusia fue el núcleo de donde partió la ideología materialista atea que quería quitar a Dios de la vida de los hombres, de la sociedad y del todo, a través de un duro programa de conquista. La Virgen misma dijo: “De Rusia partirán venenos hacia todo el mundo y las naciones serán destruidas”. Lamentablemente, estos males se difundieron más allá del Imperio Soviético.

¿Cuál es el resultado de todo esto?

--Padre Cesare: Por desgracia, pagamos las consecuencias de esto incluso en nuestros días, porque la sociedad se ha embebido de un cierto tipo de mentalidad.

Ha quedado un gran agujero donde se recoge el material tóxico que ha sido cubierto gracias a la Consagración en 1952, obra del papa Pío XII. Si se abriera podría provocar grandes daños, como en el pasado.

¿Por tanto no habría solución?

--Padre Cesare: Al contrario, la Virgen nos ha dejado el remedio: su Corazón Inmaculado. A través de la verdadera devoción a este, que no quiere decir sólo el rezo de ciertas oraciones, sino el ponerse verdaderamente al servicio de María, podemos bloquear e ir eliminando poco a poco todo el veneno sembrado. A veces me gusta pensar que ha habido una gran ola de maldad, pero que al mismo tiempo el Cielo no se ha quedado estático, nos ha dejado el Corazón de María para detener todo esto. El acto de consagración que Juan Pablo II realizó en 2000, cuando confió el Tercer Milenio al Corazón Inmaculado de María, confirmó que este es el apoyo de la humanidad y el ancla de salvación para este siglo.

¿Qué quiere decir “Consagración al Corazón Inmaculado”?

--Padre Cesare: Es una llamada a la consagración bautismal, además de una ayuda para vivirla más profundamente bajo la guía de la Virgen, nuestra madre, que el Señor nos ha dado como apoyo particular para acercarnos a Jesús. El cristiano debe entrar en el “radio de acción” de esta madre tan buena, tan santa, si quiere conformarse verdaderamente a Jesús, incluso, sería un poco antinatural no hacerlo...

¿Si se le preguntase por los motivos de la devoción mariana qué contestaría?

--Padre Cesare: Antes que nada, lo que el Corazón Inmaculado de María representa. El corazón, como símbolo de amor, que en María es un amor verdaderamente auténtico, no el amor como se entiende en el mundo.

Hoy en la sociedad, de hecho, se habla de amor asociándolo al placer, a la sexualidad, a la satisfacción de uno mismo. El amor verdadero, sin embargo, es aquel del que la Virgen es modelo: el don generoso de uno mismo, desinteresado, gratuito, que hable del amor que debemos dar a Dios. Dios, de hecho, nos ama así y la criatura debe responder lo más posible a este amor pleno que recibe de su Creador.

¿En que modo la Virgen participa en este “intercambio” de amor entre el Creador y la criatura?

--Padre Cesare: La Virgen cumple plenamente lo que debería darse en todos los hombres: una total respuesta de amor a Dios que tiene como consecuencia el amor al prójimo.

Sustancialmente, el Corazón Inmaculado de María da una posibilidad más grande de recibir la caridad, el verdadero amor, para después darlo a los demás. Llegamos así al concepto de Inmaculado, es decir sin mancha, que significa una totalidad de donación, una fuente pura a la que acudir, útil para vivir bien nuestra vida, nuestra relación con Dios y con el prójimo. En este sentido, la misma Virgen ha pedido que se rece el Rosario por la paz en el mundo.

¿Cuál es la conexión entre decir 50 veces el Ave María y la paz en el mundo?

--Padre Cesare: La Virgen, a través del Rosario, te cambia el corazón: te hace penetrar mejor en los misterios de la vida de Jesús, no sólo con el pensamiento, sino también llevándote poco a poco a ver estos misterios con su mismo corazón. El Rosario da, además, la capacidad de ver donde está el verdadero bien y el mal, de darse cuenta de donde está la mentira, el engaño; ¡en un cierto sentido es una protección! Además yo creo que, a menudo, después de haber recitado el Rosario siento espontáneamente un deseo eucarístico, de estar en comunión con Jesús. La Virgen, por tanto, a través del Rosario y de todas las demás prácticas conectadas con este, continúa generando espiritualmente a Jesucristo en la vida de los fieles.

Por Salvatore Cernuzio

[Traducción del italiano por Carmen Álvarez]