TENTACIÓN - TEXTOS

1.

                              “TOCAN A TU PUERTA”

 

1ra Pedro 5,8 “Sean sobrios y estén vigilantes  porque su enemigo, el diablo, ronda como león rugiente buscando a quien devorar”

 

En nuestra casa, alguien toca a la puerta,  y muchas veces preguntamos ¿Quién es?

A veces las visitas que tenemos son esperadas, otras tantas inesperadas.

 

En lo que respecta a nuestra mente y corazón, en un año: los 365 días del año, 12 meses, 24 horas del día,  525,600 minutos. 31.536,000 Segundos,  en más de una ocasión hay alguien que llama a  la puerta,   esta ocasión inesperada, imprevisible y sorprendente es LA TENTACION.

 

¿Cómo responde usted cuando la tentación toca las puertas de su mente?

¿Qué actitud toma cuando el enemigo invisible toca las puertas de su corazón?

 

El siguiente ejemplo nos enseña una actitud digna de imitar.

 A un hombre de 34 años le preguntaron  que era lo que hacia cuando se enfrentaba a la tentación.

Este respondió así:

“Pues cuando oigo a Satanás tocar a la puerta de mi corazón, llamo a Jesús que esta allí dentro y le digo: Jesús acompáñame a la puerta.  Luego cuando  abrimos la puerta  y Satanás ve que Jesús esta conmigo,  el dice: Ah, perdón, he llegado a una dirección equivocada”. 

 

Dicen los estudiosos que cada persona  tiene alrededor de 10.000 pensamientos en el día.

Cada ser humano, toma alrededor de 2500 decisiones en un día.

Es muy probable  que en toda esta cantidad de pensamientos y en todas las decisiones que tenga que tomar en un solo día,  se le presente la tentación, toque la puerta de su mente, de su corazón, para entrar y tomar el control de su pensamiento y manejar la dirección de sus acciones.

Urge por lo tanto invitar a Jesucristo a formar parte de nuestra vida, debemos apresurarnos a decirle: “Señor, quédate con nosotros, ya esta cayendo la tarde y se termina el día” (Lc 24,29) Quédate conmigo Señor, Te entrego la llave de mis pensamientos, -quédate en mis pensamientos- ,  te entrego las llaves de mi corazón -quédate en mi corazón-.

Al tomar esta acción, usted asegura una victoria ante la tentación, tendrá éxito cuando el enemigo, el león rugiente lo visite,  no le quedara otra alternativa que decir: “me equivoque de dirección” discúlpeme “Me equivoque de mente”  Perdón me equivoque este no es el corazón en el que quiero permanecer”…