Autor: churchforum
¿Qué es una herejía?
Se opone inmediata, directa y contradictoriamente a la verdad revelada por Dios y propuesta auténticamente como tal por la Iglesia
Jesucristo al instituir su Iglesia sobre Pedro le confiere el poder total y lo
hace árbitro de la doctrina, que es la línea medular de la fe, sobre la cual
funciona la vida de la Iglesia a través de los siglos.
Herejía: es una doctrina que se opone inmediata, directa y
contradictoriamente a la verdad revelada por Dios y propuesta auténticamente
como tal por la Iglesia.
La palabra "herejía" proviene de la lengua griega y encierra el concepto de
error, desviación o enseñanzas de doctrinas que van contra un programa de fe,
ya estructurado, o bien sometido a examen y finalmente aprobado con una
definición de base inmutable. Desde el tiempo de los apóstoles abundaron las
herejías: unas negaban la divinidad de Jesucristo, otras su humanidad y otras
amalgamaban la doctrina cristiana con otras religiones, etc.
Durante toda la época de las persecuciones oficiales surgieron herejías, la
mayoría provenían de los mismos cristianos des contentos y algunas de los
paganos. Tampoco faltaron los defensores de la fe verdadera y exponían, al
mismo tiempo, la doctrina bíblica enseñada por la Iglesia.
Apenas terminadas las persecuciones a principios del siglo IV, la Iglesia,
como institución, gozó oficialmente de plena libertad y fue, entonces, cuando
aparecieron las llamadas grandes herejías; las llamaron grandes por la
extensión que cubrieron a lo largo y ancho del imperio romano, que
paulatinamente iba cristianizándose, y también por el número de sus seguidores
que se enrolaban en sus filas, sin excluir sacerdotes y obispos.
El acto de herejía es un juicio erróneo de la inteligencia. Si el juicio
erróneo no se refiere a la regla de la fe, sino al objeto material de la fe,
no se trata de actos de herejía.
Entre todos los pecados de infidelidad, la herejía es el más grave, porque
supone un conocimiento más completo de la regla de la fe y de las verdades que
hay que creer. Esta gravedad es probada por la palabra de Jesucristo, mandando
a sus apóstoles a predicar el Evangelio: "Id por todo el mundo y predicad el
Evangelio a todas las criaturas; el que crea y sea bautizado se salvará, el
que no crea será condenado" (Marc 16,15).
El hereje ha sido definido así en el código del Derecho Canónico: "Si alguien
después de haber recibido el bautismo, aun conservando el nombre de cristiano,
niega con obstinación o pone en duda algunas de las verdades de la fe divina
que hay que creer, este católico es hereje".
Los castigos que recaen sobre los herejes están expuestos en el mismo Código:
"Todos los que apostatan la fe cristiana, todos los herejes y cismáticos y
cada uno de ellos:
1) Incurren por el hecho mismo en la excomunión.
2) Si no se arrepienten después de una advertencia, serán privados de todos
los beneficios, dignidades, pensiones, oficios u otros cargos que tuvieran en
la Iglesia. Serán declarados infames, y los clérigos, después de una segunda
amonestación canónica, son, por sólo este hecho, tachados de infamia, etc.;
los clérigos, después de una segunda amonestación canónica sin ningún
resultado, serán degradados".
La absolución a los herejes provoca dificultades por razón del rito. El Código
resume brevemente las disposiciones de la disciplina canónica: "La absolución
de la excomunión está reservada de una manera especial a la Sede
apostólica...El pecador así absuelto puede después recibir el perdón de su
pecado de un confesor cualquiera. La abjuración está considerada como
jurídicamente hecha cuando tiene lugar ante el ordinario del lugar o su
delegado y por lo menos ante dos testigos".
Grande es la diferencia entre herejía, que es una recusación de la doctrina
católica, y el cisma, que es una rebelión contra la unidad de la Iglesia.
San Pedro describe ya la herejía con los caracteres que se le atribuyen hoy en
día:
"Herejías de perdic ión por las cuales la voz de la verdad será blasfemada y
se pervertirán muchos hombres. Consiste en una perversión de doctrinas; esta
perversión de la doctrina implica en el fondo la negación de la divinidad del
Salvador.
Toda doctrina opuesta a la verdadera fe constituye en sí una infidelidad, pero
toda infidelidad positiva no es una herejía. Santo Tomás explica que la
herejía, siendo elección en la doctrina, se refiere no al mismo fin de la fe,
sino al medio propuesto para alcanzar este fin.
Algunas herejías:
Docetismo
Negó la humanidad de Jesús y afirmó que Cristo tuvo sólo un cuerpo aparente no
real.
Ebionismo
Afirmaba que Cristo no es Dios, sino un simple hombre; las corrientes más
moderadas, en cambio, admitían también su origen divino.
Mandeísmo
Doctrina heterogénea en sus elementos que se vale de la fantasía en sus
elaboraciones.
Gnosticismo
La figura de Cristo era un mito más en su visión del mundo.
Monoarquismo
En la creación se revela el Dios unipersonal como Padre, en la redención como
Hijo, y en la obra de la santificación como Espíritu Santo.
Maniqueísmo
Todo procede de dos principios contrarios: el de la luz (Ormuz) y el de las
tinieblas (Ahrimán).
Los cátaros y albingenses
Se dedicaban a predicar contra la Iglesia y atacarla.
Montanismo
Herejía de tendencias apocalípticas y semi-místicas.
Arrianismo y semiarrianismo
No hay tres personas en Dios sino una sola, el Padre. Jesucristo no era Dios,
sino que había sido creado por éste de la nada como punto de apoyo para su
Plan.
Macedonianismo
Enseñaban que en la Trinidad existía una jerarquía de personas, en la que el
Hijo sería inferior al Padre y el Espíritu Santo sería inferior a ambos.
Nestorianismo, monofisismo y monotelismo
Herejías que atentan contra la unión de la naturaleza y la persona de Cristo.
Los Valdenses
Rechazaron la Santa Misa, las ofrendas, las oraciones por los muertos y la
oración en la Iglesia.