Oh Dios, que constituiste a tu Hijo unigénito sumo y eterno sacerdote, te rogamos que, cuantos fueron elegidos por Cristo como ministros de tus misterios, se mantengan siempre fieles en el cumplimiento de su servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Señor Dios nuestro, que, para regir a tu pueblo, has querido servirte del ministerio de los sacerdotes, concédeles aceptar constantemente tu santa voluntad, para que en su ministerio y en su vida, busquen solamente tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.