"Nennolina" cautiva a católicos argentinos

BUENOS AIRES , 21 Jul. 01 (ACI).- Antonietta Meo, una niña romana que murió de cáncer y que de ser proclamada beata sería la más joven no mártir elevada a los altares, ha conquistado a los católicos argentinos gracias al libro del P. Contardo Miglioranza titulado "Tonina Meo".

Con un estilo ameno y casi periodístico, el autor presente a la pequeña Antonietta, a quien todos en la casa y en la parroquia del Sagrado Corazón en Roma conocían como "Nennolina", como una niña ejemplar que recuerda a Santa Teresita del Niño Jesús. Como ella, su vida no presenta la espectacularidad de otros santos y santas, que trabajaron activa y apostólicamente, fundaron órdenes o institutos religiosos, cruzaron los mares para llevar la palabra de Dios a otros continentes, cuando además no murieron mártires.

La vida de Nennolina es un canto a la fe en sí misma, por sus sufrimientos aceptados con resignación y aun contenta de poder ofrecérselo a Jesús por la conversión de los pecadores.

"Esto es lo admirable en la vida de Tonina -dice el Cardenal Adeadato Piazza, Patriarca de Venecia, en el prólogo del libro "Antorcha Romana" que trata el mismo tema de aquel del padre Miglioranza y que éste transcribe-: el gozo en el dolor, y tanto más intenso cuanto más aumentaba el dolor, hecho martirio en los últimos años.

A quien le preguntaba cómo estaba, desde su camita respondía invariablemente: ‘¡Estoy bien!’; pero, a la verdad, se hallaba en la cruz más dura y gozaba de ello: ‘Estoy contenta en permanecer en el Calvario cerca de ti, querido Jesús’- Y a quien se asombraba porque no pidiese a Dios la curación, ella le respondía: ‘¡Tú no comprendes! Tú no sabes que yo soy feliz en sufrir para ofrecer mis dolores a Jesús’. Tan feliz que hasta usaba astucias para acrecentarlos. Le confiaba a su padre: ‘A veces, me apoyo en la herida y aprieto fuerte para sentir más dolor y ofrecerlo a Jesús’".

Un tumor había obligado a amputarle una pierna, además de sufrir otras agresiones en su cuerpecito. Lo que hace exclamar al Patriarca de Venecia: "¡Ah! Si no estuviera aquí, ¿dónde estaría el heroísmo?".

Pero éste no es el único testimonio. Estos abundan en el prólogo del Cardenal Piazza como en el resto de la obra del Padre Miglioranza; un relato triste si se quiere como triste es la Pasión de Jesús, mas de un valor infinito sobre todo por tratarse de una niña inocente, no ignorante, que hablaba como una persona mayor, es decir, sus actos eran libres y razonados.

"Fue una niña de gran precocidad intelectual y espiritual -dice el autor- como lo fue Santa Teresita, de la que conscientemente quiso ser discípula y émula en el ‘Caminito Espiritual’".

"Ella deseaba -dice también el autor- ser ‘Lámpara Eucarística’ y ‘Azucena perfumada’ para agradar a Jesús. Dictó 158 deliciosas cartitas, que son fulguraciones místicas. Ella las llamaba ‘poesías’, y son himnos de amor y de entrega al Niño Jesús, a la Santísima Trinidad, a la Virgen, a los Santos".

El escritor franciscano también recuerda que "dos papas, Pío IX y Pablo VI compartieron la admiración hacia la niña" y que "eminentes teólogos y pensadores como el padre Agustín Gemelli, Garrigou-Lagrange, el Cardenal Adeadato Piazza, han destacado su heroísmo y han ponderado que ‘en Tonina es evidente la acción de Dios’".

Nennolina nació el 15 de diciembre de 1930 en Roma, y falleció en la misma ciudad el 3 de julio de 1936. Su rostro ilustra la tapa de este volumen, que fue editado por Misiones Franciscanas Conventuales.