Autor: Mauricio Israel
Pérez López
Fuente:
www.apologética.org
666 - La segunda bestia del Apocalipsis
¡Aquí está la sabiduría! Que el inteligente calcule la cifra de la Bestia; pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666
La segunda bestia del Apocalipsis, más conocida
entre la gente por su número 666, ha sido motivo de confusión motivada por
la ignorancia bíblica, alentada además por las espectaculares producciones
cinematográficas que gustan de tocar este tema con toda libertad. Hay
quienes se afanan en encontrar en nuestros tiempos algún "anti Cristo" al
cual se le puedan atribuir los rasgos descritos en el Apocalipsis, y con
inquieta curiosidad especulan sin cesar con audaz atrevimiento, pero sin
fundamentar las supuestas coincidencias por ellos encontradas. Y no sólo
sobre la bestia, sino sobre todos los símbolos usados en este libro, se
busca encontrar "la verdad" en los signos de nuestros tiempos, siendo que el
auténtico significado está ubicado en un tiempo y contexto históricos
precisos, y ajenos a nuestro tiempo.
Mi interés al escribir este artículo es desarrollar una breve exégesis sobre
la perícopa de "El falso profeta al servicio de la Bestia", a fin de aclarar
desde el punto de vista exegético el verdadero significado de este pasaje
bíblico. El ejercicio expuesto en este artículo fue realizado de manera
personal, manteniéndome siempre en el ámbito de la "sana doctrina" de
nuestra Iglesia Católica, y en la línea de nuestra exégesis contemporánea.
Consideraciones teóricas
Para iniciar este trabajo exegético, considero importante explicar los
elementos que sirven como material sólido (y correcto) para interpretar este
pasaje. El texto bíblico está tomado totalmente de la Edición Española de la
Biblia de Jerusalén.
Género literario
El Libro de la Revelación, o Apocalipsis de Juan, corresponde precisamente
al género literario "apocalíptico". Este género floreció en la literatura
hebrea por cuatro siglos, desde el siglo II a.C, hasta el siglo II d. C. La
apocalíptica depende de la literatura profética y de la sapiencial. Pero a
diferencia de la literatura profética, donde el elemento esencial es "la
palabra", en la apocalíptica el elemento esencial es "la visión". Otra
característica del género apocalíptico es el uso abundante de símbolos.
La estructura de un Apocalipsis se da siempre en estas tres fases:
- Una etapa de opresión al Pueblo de Dios.
- Una etapa de castigo y destrucción del enemigo.
- Una etapa de liberación, victoria y dominio del Pueblo de Dios.
Es importante distinguir la enseñanza detrás de "la visión", del relato que
narra "la visión" en el Apocalipsis. El contenido apocalíptico es
escatológico a la vez que histórico, por lo que su enseñanza perdura hasta
el fin de los tiempos. Sin embargo, al ser histórico, su relato siempre se
refiere a un tiempo inmediato concreto, pues es escrito en un tiempo de
fuerte opresión. Con esta óptica ha de interpretarse el Apocalipsis (y en
consecuencia la perícopa interpretada en este artículo) si se quiere tener
un entendimiento acertado de su significado. No obstante, con una buena
hermenéutica, se puede hacer una actualización de su contenido doctrinal.
En el Primer Testamento encontramos literatura apocalíptica en Is, Ez, Jo,
Zac y Dn. En el Nuevo Testamento encontramos textos apocalípticos en Mc, Mt
y Lc cuando narran el discurso escatológico de Jesús; en algunos pasajes
paulinos en las epístolas a los Tesalonicenses y la Primera a los Corintios,
y evidentemente, en el Apocalipsis.
Claves de interpretación
Para entender no sólo el contenido de la perícopa que analizo en este
artículo, sino todo el contenido del Apocalipsis de Juan, es preciso primero
conocer el contenido y los símbolos del Apocalipsis contenido en el libro
del profeta Daniel. A su vez, para entender los símbolos de Daniel, es
preciso conocer y entender los símbolos utilizados por el profeta Ezequiel.
Esto resulta de capital importancia, pues al comprender los simbolismos de
Ez y Dn la exégesis del Apocalipsis de Juan resulta un proceso más sencillo
y natural. Hacer un recuento y dar una interpretación a esta simbología,
queda fuera del alcance de este trabajo. Sin embargo, lo menciono para el
estudioso que guste profundizar por cuenta propia.
Igualmente, en el caso de esta perícopa resulta imprescindible comprender el
significado de la Primera Bestia, descrita en la perícopa anterior. Sobre
ello detallaré en el apartado "El Contexto Inmediato".
Los Apocalipsis son desarrollados en una época de opresión. En el caso
concreto del Apocalipsis de Juan, éste fue escrito en el año 95, según se
piensa generalmente. En ese tiempo, Domiciano exigía el "culto imperial" aún
más que sus predecesores Vespasiano y Tito. Es en este contexto histórico
donde debemos buscar el verdadero significado de los simbolismos empleados
por Juan.
Numerología apocalíptica
Todos los números utilizados en el Apocalipsis tienen un significado
específico. Conocerlos ayuda a entender los símbolos del texto. Para
interpretar la perícopa que nos ocupa, conviene conocer los siguientes:
Número 2. Se utiliza para dar solidez, para reforzar. Por ejemplo: dos
testigos, dos cuernos.
Número 3. Perfección
Número 6. Uno menos que el 7, significa imperfección.
Número 7. Plenitud
Número 666. Tres veces seis, es decir la perfecta imperfección, la
imperfección total.
La Perícopa
El falso profeta al servicio de la Bestia
Ap 13,11-18
(11) Vi luego otra Bestia que surgía de la tierra y tenía dos cuernos como
de cordero, pero hablaba como una serpiente. (12) Ejerce todo el poder de la
primera Bestia en servicio de ésta, haciendo que la tierra y sus habitantes
adoren a la primera Bestia, cuya herida mortal había sido curada. (13)
Realiza grandes señales, hasta hacer bajar ante la gente fuego del cielo a
la tierra; (14) y seduce a los habitantes de la tierra con las señales que
les ha sido concedido obrar al servicio de la Bestia, diciendo a los
habitantes de la tierra que hagan una imagen en honor de la Bestia que,
teniendo la herida de la espada, revivió. (15) Se le concedió infundir el
aliento a la imagen de la Bestia, de suerte que pudiera incluso hablar la
imagen de la Bestia y hacer que fueran exterminados cuantos no adoraran la
imagen de la Bestia. (16) Y hace que todos, pequeños y grandes, ricos y
pobres, libres y esclavos, se hagan una marca en la mano derecha o en la
frente, (17) y que nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleve la
marca con el nombre de la Bestia, o con la cifra de su nombre.
(18)¡Aquí está la sabiduría! Que el inteligente calcule la cifra de la
Bestia; pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666.
Delimitación
Contexto Inmediato
La perícopa de "El falso profeta al servicio de la Bestia" está delimitada
por las perícopas "El Dragón transmite su poder a la Bestia" (12,18-13,10) y
"El acompañamiento del Cordero" (14,1-13).
El Dragón transmite su poder a la Bestia
12,18-13,10
En esta perícopa Juan ve surgir del mar una bestia que tenía diez cuernos y
siete cabezas, y en sus cuernos diez diademas, y en sus cabezas títulos
blasfemos. La bestia del mar era semejante a un leopardo con patas de osos y
fauces de león, y recibió del Dragón su poder y su trono y gran poderío. (cfr
13,1-3). La gente se postra ante el Dragón y la bestia, a quien alaban (cfr
13,4-8). Juan concluye advirtiendo "El que tenga oídos, oiga. El que a la
cárcel, a la cárcel ha de ir; el que ha de morir a espada, a espada ha de
morir. Aquí se requiere la paciencia y la fe de los santos (13, 9-10).
"El mar" es en la literatura oriental, un elemento asociado con el caos, con
el abismo, con la rebelión. La descripción de la bestia es similar a la
visión de las cuatro bestias de Dn 7,3-8. Al ubicar el texto en su contexto
histórico, lo más coherente es relacionar esta bestia que surge del mar con
el Imperio Romano, de gran poderío y avasalladora extensión, y prototipo de
todos los poderes que se levantarán contra la Iglesia a través de los
siglos.
Los diez cuernos y las diez diademas representan a diez reyes romanos. Las
siete cabezas con títulos blasfemos simbolizan a siete emperadores. Hay que
notar que las cifras usadas son símbolo de la totalidad.
El poder de la Bestia se extiende sobre toda raza, pueblo, lengua y nación,
y le viene del Dragón. De la misma forma el Imperio Romano se va extendiendo
cada vez más. El versículo tres menciona una cabeza herida de muerte, pero
sanada, lo cual puede ser una alusión a un momento determinado en que el
Imperio Romano se vio en peligro, pero subsistió. Otros autores prefieren
entender aquí un símil con la leyenda según la cual Nerón, después de
suicidarse, regresaría a tomar el poder sobre Roma.
La Bestia profiere con su boca blasfemias contra Dios, hace la guerra a los
santos, es adorada por todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no
están escritos, desde la creación del mundo, en el libro de la vida del
Cordero degollado. El Imperio Romano perseguía ardientemente a los
cristianos por el hecho de que éstos, por su única fe en Cristo Jesús, se
negaban a dar culto tanto al Imperio como al César.
Esta situación de rechazo a Dios y cruel persecución requiere "la paciencia
y la fe de los santos".
Entender que esta bestia del mar representa al Imperio Romano, es quizás la
pista más sólida para entender a la segunda bestia, surgida de la tierra,
como explicaré en su momento.
El acompañamiento del Cordero
(14,1-13)
En esta perícopa Juan encuentra un cordero sobre el monte Sión y con él
ciento cuarenta y cuatro mil, que llevan escrito en la frente el nombre del
Cordero y el nombre de su Padre.
Una interpretación fundamentalista y errónea de este número, como la que
proponen los Testigos de Jehová, pretende asegurar que solamente 144,000
almas iran al cielo. Nada más equivocado.
A los partidarios de la Bestia, marcados con su nombre, Juan opone los
seguidores del Cordero, agrupados de forma simbólica en el Sión, Jerusalén,
la ciudad Santa elegida por Dios. Ellos representan al nuevo Israel. El
número 144,000 equivale a 12 x 12 x 1000, que significa la exageración de un
número que representa totalidad, y no una cantidad como tal. Habla de los
rescatados, es decir, de los que han alcanzado la salvación. Las cualidades
de estos rescatados según la perícopa son: hombres que no se han manchado
con mujeres, son vírgenes; siguen al Cordero adondequiera que va; han sido
rescatados de entre los hombres; son primicias para Dios y para el Cordero;
no se halló en su boca falsedad; no tienen mancha (cfr Sal 30). Es
significativo el hecho de que son "primicias", por lo que se puede pensar
que no se trata en este caso de todos los redimidos, sino de un grupo
representativo. Probablemente, aquellos que ya han dado su vida por la fe.
Contexto Inmediato
La perícopa en cuestión está contenida en la primera parte, "Los
Preliminares del "Gran Día" de Dios" del segundo título del Apocalipsis,
"Las Visiones Proféticas", que está conformado por las siguientes perícopas:
Dios entrega al Cordero los destinos del mundo (4 – 5)
El Cordero rompe los siete sellos (6)
Los servidores de Dios serán preservados (7,1-8)
El triunfo de los elegidos en el Cielo (7,9-17)
El séptimo sello (8,1)
Las oraciones de los santos apresuran la llegada del Gran Día (8,2-5)
Las cuatro primeras trompetas (8,6-13)
La quinta trompeta (9,1-12)
La sexta trompeta (9,13-21)
Inminencia del castigo final (10,1-7)
El librito devorado (10,8-10)
Los dos testigos (11,1-13)
La séptima trompeta (11,14-19)
Visión de la Mujer y del Dragón (12,1-17)
El Dragón transmite su poder a la Bestia (12,18-13,10)
El falso profeta al servicio de la Bestia (13,11-18)
El acompañamiento del cordero (14,1-13)
La siega y la vendimia de las naciones (14,14-20)
El cántico de Moisés y del Cordero (15,1-4)
Las siete plagas de las siete copas (15,5 – 16,21)
Personajes
Juan
El autor del Apocalipsis se da a conocer como Juan (1, 1.4.9; 22,8), un
hombre que debido a su fe cristiana sufría el exilio en la isla de Patmos,
una colonia penal de Roma. Pese a su nombre, es difícil pensar que el autor
de este libro es Juan el Apóstol, o el mismo (o los mismos) autor del cuarto
Evangelio o de las cartas joaninas. Él mismo no habla de sí como del apóstol
ni como autor de estos textos. Algunos Padres de la Iglesia lo identificaron
con el apóstol, seguramente por la afinidad del nombre, incluyendo a
Justino, Ireneo, Clemente de Alejandría, Tertuliano e Hipólito. Sin embargo,
otros como Eusebio de Cesarea, Cirilo de Jerusalén e incluso Gregorio
Nacianceno y Juan Crisóstomo, negaron este hecho. El vocabulario, la
gramática y el estilo hacen dudoso que el Apocalipsis fuera compuesto por
las mismas personas responsables de los demás textos neotestamentarios
firmados por "Juan". Por otro lado, existen similitudes lingüisticas y
afinidades teológicas con el cuarto evangelio que hacen suponer que el autor
del último libro de la Biblia bien pudiera haber sido discípulo de Juan el
Apóstol.
En esta perícopa, Juan se muestra como el receptor de una nueva visión donde
contempla la segunda Bestia.
La primera Bestia
Como he explicado anteriormente, el autor del Apocalipsis representa con el
símbolo de la Bestia surgida del mar al Imperio Romano.
La segunda Bestia
Surgida de la tierra, a partir de esta perícopa, el Apocalipsis se habrá de
referir a ella como "El falso profeta", que está al servicio de la primera
Bestia, es decir, del Imperio Romano.
Los habitantes de la tierra
Todos los habitantes de la tierra son seducidos por la Bestia.
Aquellos que no adoran a la primera bestia
Entendiendo que la primera bestia es el Imperio Romano, resulta evidente que
aquellos que no adoran a la primera bestia son los cristianos, quienes
desacataban el mandato del Culto Imperial que implicaba adorar al "Divus
Caesar" y a la "Dea Roma".
El hombre inteligente
Así califica Juan al que logre calcular la cifra de la Bestia.
Interpretación de la Perícopa
(11) Vi luego otra Bestia que surgía de la tierra y tenía dos cuernos como
de cordero, pero hablaba como una serpiente.
El cuerno es símbolo de autoridad en el Apocalipsis. Vemos que aquél que
está simbolizado por la Bestia de la tierra tenía dos cuernos, es decir, se
trataba de alguien con suma autoridad.
(12) Ejerce todo el poder de la primera Bestia en servicio de ésta, haciendo
que la tierra y sus habitantes adoren a la primera Bestia, cuya herida
mortal había sido curada.
Comprendiendo que la primera Bestia es el Imperio Romano, es fácil entender
que la segunda Bestia es el símbolo apocalíptico de un ministro de Roma, y
que como explicaba recientemente, era alguien que tenía la suma autoridad.
Podemos pensar pues, que se trata de un emperador. Un emperador que tenía la
misión del Imperio de asegurar su legendaria extensión territorial "haciendo
que la tierra y todos sus habitantes adoren a la primera Bestia".
(13) Realiza grandes señales, hasta hacer bajar ante la gente fuego del
cielo a la tierra;
Notamos aquí una señal de alerta contra las seducciones de la idolatría,
según la segunda redacción de la Ley de Moisés. El Deuteronomio ordena que
si surge un profeta que propone una señal o un prodigio, y pide ir en pos de
otros dioses desconocidos a servirles, este profeta no debe ser escuchado (cfr
Dt 13,2-4).
Cristo mismo previene sobre la venida de estos falsos profetas que arrastran
a sus seguidores a la perdición (cfr Mt 24,24). Es interesante notar que
esta prevención (y predicción) de Cristo está contenida nada menos que en su
Discurso Escatológico, es decir, en un texto eminentemente apocalíptico.
Lo mismo en la Segunda Epístola a los Tesalonicenses, donde Pablo anticipa
que la venida del "Impío" estará señalada por el influjo de Satanás, con
toda clase de milagros y prodigios. Todo tipo de maldades acabarán por
seducir a los que no han aceptado el amor de la verdad salvadora (cfr 2 Ts
2,9-10). Otro pasaje apocalíptico.
Resulta evidente el paralelo entre estos tres pasajes y este versículo del
Apocalipsis.
(14) y seduce a los habitantes de la tierra con las señales que les ha sido
concedido obrar al servicio de la Bestia, diciendo a los habitantes de la
tierra que hagan una imagen en honor de la Bestia que, teniendo la herida de
la espada, revivió.
El Espíritu de Dios era el que realizaba prodigios en la Iglesia para
provocar la fe en Cristo; la segunda Bestia imita al Espíritu, como la
Serpiente y la primera Bestia imitan al Padre y al Hijo. Así pues, el
Dragón, la primera y la segunda Bestia son una caricatura antitética de la
Trinidad: Padre-Hijo-Espíritu Santo y Dragón-Primera Bestia-Segunda Bestia.
(15) Se le concedió infundir el aliento a la imagen de la Bestia, de suerte
que pudiera incluso hablar la imagen de la Bestia y hacer que fueran
exterminados cuantos no adoraran la imagen de la Bestia.
Los cristianos siempre rechazaron el culto al Imperio y al César. Vemos aquí
que la segunda Bestia exterminaba a los cristianos, era un fuerte
perseguidor de ellos. Esto va dando luz a la deducción de su nombre. Se
trata pues de un emperador romano que persiguió encarnizadamente a los
cristianos.
(16) Y hace que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y
esclavos, se hagan una marca en la mano derecha o en la frente,
El tatuaje en la mano y en la frente hace pensar en el "culto imperial".
Más adelante un ángel advertirá que el que se haga la marca en frente o en
la mano, habrá de beber del vino del furor de Dios (cfr 14,9). Igualmente,
sobrevendrá una úlcera maligna sobre los que se han hecho la marca
(cfr16,2). Y cuando la Bestia sea capturada, será arrojada viva junto con
los que se hicieron la marca en el lago del fuego que arde con azufre (cfr
19,20). Sin duda, todos estos son simbolismos, pero resulta obvio lo
deplorable de la actitud de aquellos que optan por seguir a la Bestia.
Por el contrario, todos los que no adoraron a la Bestia ni se hicieron la
marca en la mano ni en la frente, es decir, los que no hicieron obras
acordes con la Bestia, ni la aceptaron con su mente ni su actitud,
revivieron y reinaron con Cristo mil años (cfr 20,4).
(17) y que nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleve la marca
con el nombre de la Bestia, o con la cifra de su nombre.
El no llevar la marca de la Bestia es motivo de privación de las actividades
cotidianas en el Imperio Romano, y peor aún, es motivo de privación de
derechos jurídicos y civiles.
(18) ¡Aquí está la sabiduría! Que el inteligente calcule la cifra de la
Bestia; pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666.
En lugar de dar el nombre de la Bestia, Juan utiliza una cifra, 666, y
explica que hay que calcularla. Para sumar 666, existe una gran cantidad de
combinaciones. La base de la que hay que partir para hacer este cálculo, es
el hecho de que en griego y en hebreo las letras del alfabeto tienen valor
numérico, pues estas lenguas carecían de numerales. La opinión más aceptada
entre los exégetas, y con la cual coincido personalmente, es que Juan se
refiere a Nerón, dado que su nombre en hebreo es NRWN QSR (Nerón César),
recordando que en el hebreo no se escriben vocales entre las consonantes (y
los puntos vocales, que de cualquier forma no tienen valor numérico, fueron
adaptados varios siglos después de la escritura del Apocalipsis), y las
equivalencias numéricas son:
Nombre Nun - Equivalente N - Valor..........50
Nombre Resh - Equivalente R - Valor......+ 200
Nombre Waw - Equivalente W - Valor.........+ 6
Nombre Nun - Equivalente N - Valor........+ 50
Nombre Qoph - Equivalente Q - Valor......+ 100
Nombre Samekh - Equivalente S - Valor.....+ 60
Nombre Resh - Equivalente R - Valor......+ 200
SUMA:....................................= 666
En griego, la suma da 616, por lo que algunas versiones de la Biblia, muy
pocas, utilizan esta otra cifra. En tal caso 616 no significa "Nerón César",
sino "Dios César". Como sea, todo parece coincidir con mucha fuerza para
confiar en que el pasaje se refiere a Nerón, uno de los más acérrimos
perseguidores de los cristianos, que sabemos que entre sus "ingeniosos"
tormentos, hacía amarrar en postes (crux simplex seguramente) a los
cristianos en los senderos de los jardines de su palacio, y los hacía arder
en llamas para que sirvieran como antorchas.
Hay que recordar además que el 6 es un número usado para representar la
imperfección, por quedar detrás del 7, la plenitud. El hecho de repetir tres
veces el 6, resulta significativo, pues 3 es símbolo de perfección. Repetir
tres veces un adjetivo equivale al máximo superlativo posible. Así, repetir
tres veces el 6, 666, el "tres veces Imperfecto", el "totalmente
imperfecto", equivale de manera antitética al "tres veces Santo", "Santo,
santo, santo" que se usa para llevar al máximo la exaltación de la santidad
de Dios, el "Todo Santo".
Actualización
Falsos profetas, perseguidores del cristianismo y seducciones materiales y
paganas siempre habrán de acosar a todos los habitantes del mundo. Sin
embargo, los fieles cristianos que se mantienen con paciencia en la fe,
habrán de superar estas pruebas.
Conclusión
Quien leyó este artículo buscando encontrar pistas o incluso nombres
concretos de supuestos anticristos contemporáneos, seguramente quedó
decepcionado. La Apocalíptica es un género difícil de comprender por la gran
cantidad de simbolismos que emplea. Sin embargo, el conocer las claves de
actualización acertadas, y la familiaridad con los textos de Ez y Dn
facilitan el entendimiento del Apocalipsis.
El hebreo, al carecer de numerales, emplea sus mismas letras con fines
aritméticos. De esta forma, el nombre de Nerón César escrito con caracteres
hebreos, coincide en valor numérico con la cifra 666.
El Apocalipsis al estar escrito en el contexto de la persecución cristiana
por el Imperio Romano, encuentra el verdadero significado de sus símbolos en
esa situación histórica concreta. No obstante, el sentido y la enseñanza del
texto, son escatológicos. Por esta razón, si algo debemos aplicar de este
libro en nuestros tiempos, que tantas veces ponen a prueba nuestra cordura
cristiana, es la enseñanza de fe y esperanza desarrolladas en el texto, más
que el pretender emplear los símbolos empleados en el texto como referencias
a eventos cataclismicos que hemos de padecer.
© Mauricio Israel Pérez López, 2002