IGLESIA (SÍNTESIS)

 

Definición de Iglesia  
Iglesia, viene del griego Ekkesia, significa "asamblea", "convocación". Designa a la asamblea del pueblo, en general de carácter religioso. En el lenguaje cristiano, la palabra Iglesia designa no sólo la asamblea litúrgica, sino también a la comunidad local, a toda la comunidad universal de los creyentes.

La Iglesia es el Pueblo que Dios reúne en el mundo entero.
La Iglesia, Pueblo de Dios, tiene como identidad, la dignidad de los hijos de Dios en cuyos corazones habita el Espíritu Santo; Como ley, el mandamiento nuevo de amar como el mismo Cristo nos ha amado; como misión, acoger la salvación y llevarla a los hombres y como destino, el Reino definitivo de Dios, del que ya es germen.

 Origen y fundación  
  "Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro, o sea 'Piedra' y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia que los poderes del Infierno no podrán vencer. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: todo lo que ates en la tierra será atado en el cielo, y lo que desates en la tierra será desatado en los cielos". Mt 16, 18-19


La Iglesia ha sido prefigurada ya desde el origen del mundo y preparada maravillosamente en la historia del pueblo de Israel y en la Antigua Alianza, se constituyó en los últimos tiempos, se manifestó por la efusión del Espíritu y llegará gloriosamente a su plenitud al final de los siglos.
El Señor Jesús comenzó su Iglesia con el anuncio de la Buena Nueva, es decir, de la llegada del Reino de Dios prometido desde hacía siglos en las Escrituras. La Iglesia es el Reino de Cristo, presente ya en misterio.
El Señor Jesús dotó a su comunidad de una estructura que permanecerá hasta la consumación del Reino. Los Doce, con Pedro a su Cabeza, (Cf. Mc 3,14-15) y los otros discípulos participan en la misión de Cristo, en su poder, y también en su suerte.
La Iglesia ha nacido principalmente del don total de Cristo. El Concilio nos dice que: "El agua y la sangre que brotan del costado abierto de Jesús crucificado son signo de este comienzo y crecimiento"(Vaticano II, LG 3). Del costado de Cristo dormido en la cruz nació el sacramento admirable de toda la Iglesia.

Misión
Cuando el Hijo terminó la obra que el Padre le encargó realizar en la Tierra, fue enviado el Espíritu Santo el día de Pentecostés para que santificara continuamente a la Iglesia. La Iglesia es por su misma naturaleza, misionera enviada por Cristo a todas las naciones para hacer de ellas discípulos suyos (Cf. Mt 28,19-20)
Para realizar su misión el Espíritu Santo la construye y dirige con diversos dones jerárquicos y carismáticos. La Iglesia recibe la misión de anunciar y establecer en todos los pueblos el Reino de Cristo y de Dios. Ella constituye el germen y el comienzo de este Reino en la Tierra.
Hasta el día que Cristo vuelva glorioso, la Iglesia avanza en su peregrinación a través de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios. Aquí en el mundo, ella se sabe en exilio, lejos del Señor. (Cf. 2Cor. 5,6; LG 6) .

El misterio de la Iglesia
En la Sagrada Escritura encontramos muchas imágenes y figuras para revelar el Misterio de la Iglesia.

* La Iglesia es El Pueblo de Dios: La nueva asamblea que resulta de Pentecostés es el "nuevo pueblo" que nace de la Nueva Alianza realizada y sellada con la Sangre de Cristo. (Cf. 1Co 11,25). Es el Nuevo Pueblo que se hace universal; el Espíritu prometido a toda criatura.

* La Iglesia es El Cuerpo de Cristo. En este pueblo Dios nos concede participar de su Espíritu y ese mismo Espíritu es el que nos constituye místicamente en el Cuerpo de Cristo; por el Bautismo nos configura con Cristo; por la Eucaristía, somos elevados a una comunión con Él (Cf. 1Co 12,27) y entre nosotros (Rom 12,5). El Espíritu es el que nos une y forma como Cuerpo de Cristo, pero creando y manteniendo la diversidad de funciones, dones y carismas, que han de estar puestos al servicio de la unidad del propio Cuerpo de Cristo.

Iglesia primitiva  
La comunidad cristiana de los primeros años, marca la figura esencial de lo que debe ser la Iglesia, es decir, toda comunidad cristiana y se distingue por:

ð escuchar y meditar la Palabra del Señor;
ð partir el pan, misterio de muerte y resurrección de Cristo, presente en la Eucaristía;
ð vivir y estar juntos, formando un cuerpo fácilmente visible e identificable;
ð testimoniar por todas partes que Jesús ha resucitado y es el único Señor y Salvador;
ð dedicarse a los pobres y desvalidos, imitando a su Señor, que siendo rico se hizo pobre;
ð afrontando y corrigiendo con amor los problemas internos, según el Espíritu;
ð
asumiendo los apóstoles la función y ministerio de pastores. .

Características
En la Profesión de Fe -nuestro "Credo"- los cristianos hablamos de cuatro atributos inseparables de la Iglesia, que indican sus rasgos esenciales y su misión, según la voluntad de Cristo. Decimos a cerca de la Iglesia que es:

- UNA. Tiene un solo Señor, confiesa una sola fe, nace de un solo Bautismo, forma un solo cuerpo, vivificado por un solo Espíritu, orientado a una única esperanza a cuyo término se superan todas las divisiones.
-
SANTA. Dios Santísimo es su autor. Cristo su Esposo, se entregó por nosotros para santificarla; el Espíritu de Santidad la vivifica, aunque esté formada por pecadores. En los santos brilla su santidad; y en María que es ya la enteramente santa.
-
CATÓLICA. Quiere decir UNIVERSAL. Anuncia la totalidad de la fe, lleva en sí y administra la plenitud de los medios de salvación; es enviada a todos los pueblos; se dirige a todos los hombres; abarca todos los tiempos; es por su propia naturaleza, misionera.
-
APOSTÓLICA
. Está edificada sobre sólidos cimientos: "los doce apóstoles de Cristo", es indestructible; Jesús prometió "estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt. 28,20) se mantiene infaliblemente en la verdad; Cristo la gobierna por medio de Pedro y los demás apóstoles, presentes en sus sucesores, el Papa y el Colegio Episcopal (de Obispos).

Sus miembros
San Pedro dice: "vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo adquirido" (1 Pe 2,9). Cristo al ser ungido por el Padre con el Espíritu Santo ha quedado constituido como Sacerdote, Profeta y Rey. Cristo ha comunicado la misma unción del Espíritu al pueblo por Él fundado, convirtiéndolo en pueblo mesiánico haciéndole partícipe de su dignidad y misión. Cada miembro de la Iglesia, por su Bautismo es convertido en:

· SACERDOTE: Es un sacerdocio común de los fieles, por el cual todos estamos llamados a la perfección de la santidad, se ejerce a través de la oración, la ofrenda de sí mismo, el testimonio que se da de Cristo. Se alimenta y se expresa en la participación de los sacramentos.

· PROFETAS: El pueblo de Dios participa del carácter y misión profética de Cristo, dando testimonio de Él con su vida de fe y de amor. Perdura en la Iglesia el testimonio de los Apóstoles que nos transmitieron lo que habían visto y oído. Para dar este testimonio, el Espíritu de la Verdad suscita y sostiene en todo el pueblo el sentido sobrenatural de la fe, con el que bajo la dirección del Magisterio Eclesial, acoge la Palabra, se adhiere indefectiblemente a la fe transmitida, la profundiza con juicio recto, la aplica a su vida y la difunde a los demás.

· REY: Cristo es Rey y Señor del Universo, porque por haber sido obediente hasta la muerte y haberse hecho servidor de todos, fue exaltado por el Padre que le sometió todas las cosas. Cristo comunicó este poder a sus discípulos para que también ellos dispusieran de una libertad soberana y vencieran el reino del pecado. Los Cristianos ejercen su realeza sirviendo a Cristo en sus hermanos, sobre todo en los más pobres y necesitados.

 

Unidad y diversidad
El Pueblo de Dios es uno y único, todos sus miembros tienen la
misma dignidad, ya que todos son renacidos por el mismo Bautismo. Por eso en la Iglesia no hay diferencia por razones de raza, nacionalidad, sexo o condición social (Cf. Gal 3,28).
Sin embargo el Espíritu Santo reparte entre la única Iglesia, una diversidad de
dones y carismas que capacitan para distintos ministerios y actividades. A cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común (1Co 12,7).
Así, unos han recibido la gracia y misión de ser maestros, administradores de los misterios y pastores de los demás en el nombre y la autoridad de Cristo. Son los
Obispos, Presbíteros y Diáconos, son ellos a quienes conocemos como "jerarquía de la Iglesia".
Otros, los
laicos, han sido llamados a ejercer la misión del Pueblo de Dios inmersos en el mundo para transformarlo desde dentro, como "fermento de masa".
Otros, los
consagrados
, han recibido la vocación de consagrar toda su vida al Reino de Dios, imitando los consejos evangélicos, la vida de Jesús, mediante la castidad, la pobreza y la obediencia.

En cualquier estado de vida, el Espíritu Santo reparte además multitud de carismas especiales, personales o colectivos, para sobrevivir a las necesidades concretas del Pueblo de Dios. Éstos son dones o gracias del Espíritu Santo que tienen una utilidad eclesial, están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y las necesidades del mundo. .