Ensayo del Programa Magis I, 2

 

IGLESIA, PUEBLO DE DIOS

Rosario Pozo de la Tijera

 

 

 

 

CVX León, Guanajuato, México

 

 

LA IGLESIA COMO PUEBLO DE DIOS:

EN EL ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO

EN EL CONCILIO VAT. II.

EN LA TEOLOGIA DE LA LIBERACION

CONCLUSIONES

 

 

INTRODUCCION

Hace unos dos años tuve la oportunidad de tomar un curso del diplomado de teología impartido por el maestro Guillermo Rocha, el cual nos habló con mucho sentimiento y profundidad sobre el antiguo significado Bíblico y el moderno de Pueblo de Dios.

Conforme fue avanzando el curso comprendí que si los cristianos no nos comportamos como "Pueblo", difícilmente podremos ser partícipes del plan de Dios para la dilatación del reino entre nosotros.

Me di cuenta de la preocupación que existe entre varios teólogos fundada en que la Iglesia de hoy es cada vez menos Pueblo, y que la salvación fue planeada para todos como comunidad, no individualmente.

Creo que para realmente ser conscientes de lo que ser Pueblo de Dios significa, es muy importante estudiar y hacer nuestro el Antiguo y Nuevo Testamento. No podemos avanzar y ser verdadero Pueblo mientras no estemos dispuestos a aprender de nuestra historia, y hablo de nuestra, ya que somos continuación y parte viva del antiguo Pueblo judío, y aunque ellos sean nuestra raíz histórica, mientras existan entre nosotros tantas personas maltratadas, desposeídas y desprestigiadas, difícilmente podremos pertenecer al nuevo Pueblo de Dios.

Si continuamos con la tendencia de la sociedad moderna actual que tiene tantas preocupaciones vanas, que ha reforzado el individualismo y la competencia, donde lo mas importante es el dinero y el prestigio y donde cada vez menos importa la persona, nos iremos alejando más de la posibilidad de ir consolidando al nuevo Pueblo de Dios.

La experiencia de trabajar juntos con nuestros hermanos menos favorecidos, va convirtiendo nuestro corazón y nos va dando la posibilidad de integrarnos y ser acogidos como verdadero Pueblo.

El objetivo de este trabajo será de echar una mirada a lo que fue concebido en la antigüedad como Pueblo de Dios y a los avances que últimamente se han logrado en esta aventura espiritual que como Pueblo vamos viviendo, para que comprendamos que en la medida en que acrecentemos esta forma de vida entre nosotros y los que nos rodean, será en la misma medida en que contribuiremos al acercamiento del reino.

Mientras más cristianos tengamos una utopía común, un camino compartido y un comportamiento diferente, de hermanos, tanto entre nosotros como con los que tienen otras ideas religiosas, más cercanos estaremos a contribuir a la formación de este Pueblo.

Nos vamos a detener a analizar la concepción de Pueblo del A.T. y el N.T., a analizar la profundidad del giro logrado con el Vaticano II y los grandes avances de la Teología de la liberación en este sentido.

 

 

En muchos de los puntos cambio la palabra Iglesia por Pueblo de Dios, porque creo que facilita la comprensión de su significado profundo, es decir, si toda la congregación de fieles creyentes seguidores de Jesús y bautizados formamos la Iglesia pues todos nosotros somos el nuevo Pueblo de Dios; inclusive todos nuestros hermanos que trabajan en busca del bien común aunque comparten ideas religiosas diferentes, también forman parte de este Pueblo, y precisamente la reflexión que este ensayo pretende, es hacer ver que la Iglesia "es" el Pueblo de Dios.

Asimismo cuando hablamos de la Iglesia como nuestra madre, como aparece en muchos libros y artículos, siento que hay un alejamiento a su pertenencia; si es nuestra madre puede acogernos en su seno, pero no podemos formar parte de ella. En cambio con el concepto de Pueblo, esto no sucede, ya que al acogernos nos hace parte suya, parte importante en su estructura.

Al fin de los tiempos todos nos vamos a unir en un solo Pueblo, una sola nación, sin importar nuestras creencias.

 

 

EN EL ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO

 

El Pueblo judío tenía características muy especiales en la forma de "ser Pueblo". Existía una conciencia comunitaria, que no tenían otros Pueblos antiguos; el Pueblo de Israel es muy diferente a los otros por el misterio de su vocación, que su experiencia y todas sus raíces históricas les dieron. Para Israel, Dios es vivo y verdadero porque hace vivir y ser a Israel como su Pueblo.

Durante mucho tiempo me pregunté ¿por qué Israel fue escogido por Dios entre otras naciones paganas?, ¿porque no otro u otros Pueblos?, claro que los hombres y mujeres no podemos comprender todos los misterios de la historia de la salvación, pero al estudiar la vida del Pueblo judío podemos vislumbrar el por qué. El Pueblo judío era un Pueblo solidario, preocupado por sus integrantes, compartidos, tenían los mismos ideales, tenían una estructura sólida, realmente eran "Pueblo" estaban organizados, caminaban juntos y tenían fe.

"La conciencia viva de una total dependencia de Dios acompaña a Israel en la toma de consciencia de la nación como tal. Después viene la Alianza, y ese acto de fundación subraya que desde ese momento, para Israel, todo se situará sobre un doble plan: el de la historia y el de la fe. Así Yahvé se convierte en el Dios de Israel, e Israel en el Pueblo de Yahvé. Un lazo único se anuda de esta manera entre Dios y una comunidad humana." (1)

Dios llamó a Abraham para hacerlo el padre de su Pueblo. Dios hace la Alianza con Abraham por la que se compromete a hacerlo padre de un Pueblo numeroso, ser su Dios y darle la tierra prometida. Abraham responde a Dios y hace fecunda la Alianza por su fe.

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  1. Apuntes del diplomado de Teología impartido por el teólogo Guillermo Rocha, en agosto 1998.

Con el paso del tiempo Israel se vio esclavizado, Dios protege a su Pueblo y lo libra de la esclavitud de Egipto. Poco después le da lineamientos de cómo debe ser su comportamiento (Dios concreta la Alianza en la Ley del Sinaí, con los diez mandamientos), podríamos decir que Dios va guiando y ayudando para que Israel pueda continuar siendo Pueblo Santo.

Pero imaginemos cuán difícil fue para el Pueblo pasar tantos años caminando en el desierto, con la esperanza de la Tierra Prometida, imaginemos el lento caminar con animales, bebes y niños, por supuesto que el Pueblo sufrió tentaciones de poder e idolatría, y después, al asentarse las tribus en Canán, las tentaciones de practicar la religión de los Baales y la prostitución sagrada; pero Dios continúa llevando a cabo su plan de amor con su Pueblo, les envía a los Jueces para defenderlos y ayudarlos.

Tiempo después Israel se vio atraído por la idea de tener Reyes. ¿Por qué ellos no, si los otros Pueblos los tenían?. El primero de los Reyes fue Samuel, posteriormente David es ungido Rey. David es un ejemplo para su Pueblo, es un hombre muy noble que sabe reconocer sus errores (Betsabé) y que ama a su Dios y gobierna a su Pueblo con bondad y esta forma de gobernar es "lo que da origen a la esperanza mesiánica: que Dios enviará a un descendiente del Rey David que haga presente el Reino de justicia, amor y paz y que reúna a todos los hombres en un solo Pueblo", (2).

Con la sabiduría de Salomón, Israel llega a su apogeo, aunque en realidad este apogeo dura poco, el Pueblo comienza a tener dificultades, lo que se observa cuando a su muerte se divide en dos, quedando 10 tribus en el norte y 2 en el sur. (1Rey 11-12).

El Pueblo se ha corrompido, ha quebrantado la Alianza, sus gobernantes no se ocupan del beneficio de las mayorías , hay injusticia social, pero hay una nueva esperanza para Israel, Dios reconstruirá a su Pueblo.

Ezequiel y Jeremías anuncian una nueva Alianza (Ez 36,24-28; Jer 31,31-33). Los profetas saben apreciar los signos de los tiempos y también saben releer la historia, Dios saca cosas tan buenas de lo que nosotros podríamos pensar que es insignificante o inclusive malo, Dios vuelve a rescatar a su Pueblo: "Este será el pacto que haré con Israel...: Pondré mi ley en su corazón y la escribiré en su mente. Ellos serán mi Pueblo y yo seré su Dios. Yo el Señor lo afirmo".

El caminar largo y tortuoso del Pueblo de Israel, fue necesario, Dios se reveló al Pueblo poco a poco, permitiéndole cometer sus errores y ayudándolo a levantarse, "todo lo realizó como preparación y símbolo del nuevo pacto perfecto que había de efectuarse en Cristo, y de la plena revelación que había de hacer por el mismo Verbo de Dios hecho carne". (3) El Pueblo judío padeció, pero gracias a esto existiría la nueva Alianza, que finalmente es llevada a cabo con el mismo Pueblo, con un descendiente de su gran rey David, y que permitiría que Dios fuera para todos los Pueblos, no sólo para los judíos.

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  1. Apuntes de las clases de A. T. Impartidas por Amado Fernandez S.J.

(3) "Documentos Completos del Vaticano II" Librería Parroquial de Claverias, Cap. II pag. 25

 

El exilio dispersó a los Israelitas entre varios Pueblos paganos, sin sus reyes y sacerdotes, separados "pero la vuelta a la tierra prometida es vivida como un nuevo éxodo , obra de Dios que no olvida a su Pueblo y es fiel a sus promesas. Se recopilan las Escrituras, se reúnen en sinagogas, se vuelve a proclamar la ley, el Pueblo reza los salmos en sus asambleas. Desde este momento, Israel aparece como un resto, un Pueblo religioso de pobres y creyentes, supervivientes humillados, pero llenos de confianza en Yahvé, su Dios." (4). Esto es muy admirable de los judíos, nunca dejaron de ser Pueblo aún separados, poco a poco fueron reuniéndose, sin importar que en ese momento fueran ignorados o maltratados, su fe en Yahvé los impulsó, y en los casos en que no fue posible el regreso, siguieron llevando a cabo los ritos y tradiciones de su Pueblo, y con este acto siguieron siendo parte del mismo, no se desvincularon.

¿ Y Jesús qué predicó en relación a la forma de ser Pueblo?, yo creo que en sus discursos y actos aparece en forma continua lo que quería de sus seguidores: cuídense los unos a los otros, protejan a los débiles y despreciados, a las mujeres y a los niños, permanezcan unidos, busquen el reino y la justicia, ámense los unos a los otros y amen a sus enemigos.

El tema del Pueblo de Dios, en el que se organizan en síntesis todos los aspectos de la vida de Israel, es tan central en el Antiguo Testamento como lo será en el Nuevo Testamento el tema de la Iglesia, nuevo Pueblo de Dios, pero también Cuerpo de Cristo. Entre los dos, la escatología profética sirve de enlace: en el marco de la antigua alianza, anuncia y describe por adelantado al Pueblo de la nueva alianza, esperado para el "fin de los tiempos". (5) Realmente no existe una ruptura entre el Antiguo y Nuevo Testamento, los primeros cristianos, aún siendo algunos paganos, supieron releer la Historia del Pueblo de Israel , y se consideraron descendientes de ese mismo Pueblo y herederos de su Historia.

En los Hechos de los Apóstoles y las cartas de San Pablo podemos apreciar el inicio del caminar de los cristianos como nuevo Pueblo de Dios, "habían nacido del Pueblo de Israel, pero eran distintos a él, ya había acontecido lo decisivo, se habían cumplido las promesas, se les había dado el Espíritu y la esperanza, fundada en la venida de Jesús, el Mesías de la cercanía o de una pronta consumación del reino de Dios" (6). Se reunían y compartían sus experiencias, eran bautizados, oraban juntos, compartían el pan, se escribían y aconsejaban, se ayudaban y repartían lo material, predicaban y se hacían visibles a otros Pueblos gentiles a los que invitaban a participar con ellos.

Creo que lo mas parecido en la actualidad a la Iglesia de los primeros cristianos son las comunidades de base, el contacto que he tenido con integrantes de ellas me ha enseñado que de allí es donde puede partir un nuevo Pueblo, su forma de vida, costumbres, fe, intereses etc., nos pueden ayudar a entender lo que es necesario para la persecución del Reino, y no solo eso, sino que es de donde seguramente está surgiendo la nueva Iglesia, una que realmente se está haciendo Pueblo.

 

 

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  1. Victor Codina, "Para comprender la Eclesiología desde América Latina", pag. 19

  1. Apuntes Guillermo Rocha.

(6) Alvaro Quiroz M. S.J. "Eclesiologia en la Teología de la Liberación", Salamanca 1983, pag. 160

 

 

 

Y así se consideraron desde el inicio la nueva y verdadera Iglesia de Dios, "cumplimiento y continuación del Pueblo, por la promesa de la alianza definitiva de la que Jesús es el mediador, el guía y el sacerdote". (7), siempre existió en ellos la conciencia de que Israel es el Pueblo de Dios, que de entre ellos surgió el Mesías, el Salvador, y que continuarían su trabajo como Jesús les enseñó.

 

 

EN EL CONCILIO VATICANO SEGUNDO

 

Entre todas las grandes aportaciones de este concilio, tenemos la introducción del concepto bíblico del Pueblo de Dios.

El Concilio Vaticano II en su Constitución Dogmática sobre la Iglesia, Capítulo I hace mención a Jn. 10, 1-10: "La Iglesia es un redil, cuya única y obligada puerta es Cristo, a Is. 40,11; Ez. 34 y sgs. Es también una grey, cuyo Pastor será el mismo Dios, y cuyas ovejas... son guiadas y nutridas constantemente por Cristo...". La Iglesia ha sido denominada y explicada expresamente como Pueblo de Dios, lo que supone una diferencia profunda en la forma en que se veía anteriormente.

El Capítulo II es precisamente denominado "El Pueblo de Dios", y en sus primeras frases habla del Pueblo del Antiguo y Nuevo Testamento e indica que los hombres no seremos salvados individualmente, sino por la constitución de un "Pueblo" que le conozca y le sirva.

Existe un hecho muy importante que tuvo que ser votado y discutido en largos períodos: el poner el capítulo sobre el Pueblo de Dios antes del correspondiente a la constitución jerárquica de la Iglesia. Este hecho no nos quiere indicar que uno sea más valioso que el otro, sino que a mi parecer quiere establecer que todos juntos formamos parte del Pueblo elegido por Dios, y que así como comunidad es como Dios planea salvar a los hombres.

Pero aun cuando lo anterior presupone un gran avance en la concepción de la Iglesia (que no debe ser concebida en forma piramidal), no es lo fundamental, sino que "su misterio, originado en el designio trinitario de salvación y revelado eficaz y plenamente en Jesucristo muerto y resucitado (LG, 1-5), toma en el Pueblo de Dios peregrino verdadero cuerpo histórico" (8). Siendo la comunidad de cristianos Pueblo de Dios, es como puede hacerse presente en nuestro mundo su existencia. Haciéndonos Pueblo es como vamos a ser realmente evangelizados por nuestros prójimos, es como vamos a hacernos visibles en nuestras regiones, no podemos manejarnos en forma aislada unos de otros, pobres de ricos, cada uno en su medio, esto no es ser Pueblo.

Asimismo, el Pueblo al ir congregándose y peregrinando, va asimilando y conformando su propia historia, la que puede ser releída en épocas posteriores y que le va a ser de ayuda para dirigirse y para hacerse presente en el mundo como verdadero cuerpo de Cristo.

 

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(7) Ibid.

(8) o.p. cit. Alvaro Quiroz M. S.J.

 

De la misma forma, pienso que, el que tanto los sacerdotes como los laicos, nos pongamos a trabajar hombro con hombro en la construcción del Reino, transforma la estructura piramidal, en una horizontal, de verdaderos hermanos, hijos de Dios, miembros del mismo Pueblo.

Cristo es la cabeza y el Pueblo de Dios su cuerpo, la Iglesia, pero debemos ser conscientes que la última finalidad no es ser Iglesia, sino hacer presente el reino, y esto sólo es posible mediante nuestro caminar unido, inclusive con otras religiones.

En dicho Capítulo II de la Constitución Dogmática sobre la Iglesia (pag. 25 de los Documentos Completos del Vaticano II) también dice: "Ese Pueblo mesiánico tiene por Cabeza a Cristo... Tiene por condición la dignidad y libertad de los hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo." En este párrafo se da una clave, a mi parecer, muy importante sobre la independencia y apertura que debemos tener los cristianos practicantes, ante tanta cantidad de dogmas y reglamentos que poco a poco hemos estructurado como Iglesia.

Se está haciendo énfasis en que si somos realmente Pueblo, tenemos la libertad de - luego de un discernimiento serio y responsable - llevar a cabo variaciones en nuestro modo de proceder que podrían parecer fuera del orden solicitado por el Magisterio, y estar mas que nunca procediendo en forma adecuada ya que el Espíritu Santo habita en los corazones y suscitados por el Espíritu los actos no pueden ser condenados. Y por añadidura porque la concepción de Pueblo conlleva el que todos estemos atentos de los demás, apoyándonos y corrigiéndonos con cariño, lo cual está de alguna forma dando luz y certeza a los actos realizados.

Asimismo dice: "Ese Pueblo mesiánico tiene por ley el mandato del amor, como el mismo Cristo nos amó (Jn. 13,34)" Agregando este párrafo, se limita el proceder, no quedando al libre albedrío, sino acotado por la Ley del amor, que es ley de dar la vida, o incluso al de dar nuestra vida por los otros, como Cristo lo realizó. Si todos nuestros actos son dirigidos por esta ley, entonces el proceder de cada situación - aunque no sea el mismo que otra persona llevaría a cabo ya que dependerá de la historia y visión de la persona - no puede dejar de ser el correcto.

Ahora, claro que podemos ser engañados por nosotros mismos o sin darnos cuenta hacer el mal, pero hemos estado hablando de la pertenencia a un Pueblo, a una comunidad de cristianos, lo que es de invaluable utilidad para guiar nuestro comportamiento en cada situación que se nos presente.

También menciona que: "el fin último del Pueblo mesiánico es la dilatación del reino de Dios, iniciado por Dios mismo en la tierra, hasta que sea consumado por El mismo al fin de los tiempos, cuando se manifieste Cristo, nuestra vida". Con esto queda como base la utopía - que será difundir e incrementar el reino de Dios entre todos los hombres - a la que como Pueblo debemos convergir, siendo posible el acercarnos más a ella si realmente vivimos como Pueblo.

El evangelizar y acrecentar el número de cristianos en nuestro medio depende de la presencia que en ellos tengamos como comunidad verdadera de hermanos. Una cristiandad dispersa es difícil que sea atractiva para nuestros prójimos, sólo con el ejemplo se puede llevar a cabo una evangelización efectiva en nuestro medio actual.

 

La mayor parte de los párrafos siguientes describen las competencias, cualidades, obligaciones y virtudes de este Pueblo Santo, "Iglesia, digna esposa de su Señor, que se renueva a sí misma bajo la acción del Espíritu Santo..." exaltan la comunión de los fieles y la importancia de la diferencia del sacerdocio ministerial y jerárquico, hablan del sacramento de la penitencia, de la confirmación y del matrimonio y de su relevancia dentro de este Pueblo de Dios, y también de la renovación de sí misma, lo que nos da la pauta para tener una nueva concepción de una Iglesia cambiante, es decir un Pueblo que se transforma, que no se detiene. Claro que sabemos que hay verdades que no pueden alterarse, pero es muy importante este concepto de renovación de sí misma, de adaptación a las diferentes épocas y a los diferentes lugares.

Se habla también de Pueblo peregrino, que camina, no es estático, tiene que estar atento a los signos de los tiempos y su actuar será diferente en un lado y en otro, es algo que no se puede encerrar, ni siquiera definir, ya que tendrá que ir cambiando con el tiempo, con el avance o retroceso, reflejando el mundo en el cual se encarna, no va a llegar para acomodarse, solo así movido por el Espíritu avanzará realmente.

En el documento, se hace un llamado a todos, no importando razas ni creencias a formar parte del Pueblo de Dios, porque todos somos hijos de Dios, y me gusta mucho como indica que las diferentes costumbres de las diferentes razas son respetadas, que: "no arrebata a ningún Pueblo ningún bien temporal, sino todo lo bueno de cada raza la favorece y asume, y al recibirlo lo purifica, lo fortalece y lo eleva". Por esto es que comentaba que el Pueblo es cambiante, de acuerdo al lugar donde se practique la doctrina, y añadido a eso, entiendo que existe un aprecio por las prácticas diferentes que dan vida a la comunidad, por las fiestas y las tradiciones que nos caracterizan a los diferentes pueblos latinoamericanos; yo me imagino que cuando El Padre las contempla, debe encontrarse muy complacido con ellas.

Hay diferentes dones que Dios da a cada uno de sus hijos para formar el Pueblo Santo. Tiene que haber para la vida y practicas culturales del Pueblo diferentes actividades, todas igual de valiosas, si se ponen al servicio de los semejantes.

En el no. 14 dice algo que me parece ha sido objeto de grandes discusiones y se ha meditado y asumido en forma diferente en nuestro tiempo: "No podrán salvarse quienes, sabiendo que la Iglesia católica fue instituida por Jesucristo como necesaria, desdeñaran entrar o no quisieran permanecer en ella" . Creo que no sólo los que forman parte de la Iglesia católica serán salvos, sino que todos los que practiquen los mandamientos de amor y verdad que Dios nos pide, aún perteneciendo a otros credos se salvarán, de hecho hemos mencionado que también estos últimos son parte del Pueblo de Dios. Claro que nosotros que hemos sido favorecidos con la fe

en Cristo nuestro Señor, permaneceremos aquí, pero nosotros tanto laicos como jerarcas ¿qué sabemos de los planes y designios de Dios para la consumación final del Reino?, ¿cómo podemos pretender ser jueces de nuestros hermanos, cuando no sabemos muchas veces si lo que hacemos favorece la dilatación del Reino o la entorpece?, ¿estamos conscientes de los errores que como Pueblo Santo hemos cometido en otros tiempos y, cuántos de estos actos han propiciado que hombres y mujeres inteligentes, críticos y de buena fe hayan preferido no pertenecer a este Pueblo?. Creo que no está en nuestras manos decir quienes pueden o no salvarse, más nos conviene hacer un acto humilde de contrición y aceptar que sólo Dios es juez.

Más de acuerdo estoy en este mismo punto (no. 14) en la parte que indica: "no alcanza la salvación, aunque esté incorporado a la Iglesia, quien no perseverando en la caridad, permanece en el seno de la Iglesia "en cuerpo" pero no "en corazón"". En este caso igual que en el párrafo anterior, no podemos ser jueces, no podemos decir que la persona se salvará, pero si procedería, como Pueblo pedirle que corrija sus actos, que procure estar en oración para que el Espíritu actúe en ella, y en un dado caso exhortarla a que no se llame cristiana, porque sus actos dañan la vida y caminar del Pueblo en su búsqueda de la dilatación del reino.

De hecho creo que esto último puede no llegar a ser necesario, ya que esta persona poco a poco si se encuentra en un verdadero Pueblo se corregirá, y si no es capaz de hacerlo se irá separando y dejará de formar parte del mismo.

Dentro de este Concilio, en la Constitución Dogmática sobre la divina revelación en el capitulo VI de La Sagrada Escritura en la vida del Pueblo de Dios, existe un concepto que creo fundamental para la verdadera conformación y solidez del Pueblo que dice: "El sagrado Concilio da nuevo aliento a los hijos de la Iglesia, que cultivan los estudios bíblicos para que renovando día a día las fuerzas, prosigan con todo empeño la obra felizmente emprendida, hasta llevarla a cabo según el sentido de la Iglesia" . La unión y conformación del nuevo Pueblo de Dios será mejor cada vez si juntos leemos e interpretamos, ayudados por los estudiosos del tema , las Sagradas Escrituras, si somos capaces de aprender de la historia del primer Pueblo elegido por Dios, el judío, y si intentamos en todo momento el poner en práctica las enseñanzas de Jesús y apreciamos el valioso trabajo de los primeros cristianos que se consideraban y vivían como el nuevo Pueblo de Dios.

Es pues de suma importancia este Concilio, nos da nuevas pautas para la vida y actuación de los cristianos como nuevo Pueblo de Dios, y considera su necesidad para aumentar el reino entre los hombres. Nos dice que la Iglesia no debe defender los intereses del Pueblo, sino ser parte del Pueblo, de los pobres, aun cuando existen algunas declaraciones que al parecer en nuestro tiempo ya han sido superadas.

 

 

EN LA TEOLOGIA DE LA LIBERACION

 

A medida que la Iglesia latinoamericana se va dando cuenta de que el seguimiento real de Jesús no puede darse si no es con la opción fundamental por los pobres, es como va creciendo como Pueblo de Dios, Iglesia del Pueblo.

"A nadie debería escapar que, en muchas ocasiones, en A.L. los propietarios de los bienes de este mundo han sabido ser también sutilmente dueños del evangelio. Han contado con él como elemento clave en la legitimación de su situación y en la defensa de sus propios intereses." (9) Considero que el manejo del evangelio por los "cultos y poderosos" que durante tanto tiempo se sirvieron de él para legitimar sus intereses, ha perdido fuerza, no convence, existe una revelación interna que nos

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(9) o.p. cit, Alvaro Quiroz Magaña, S.J.

indica que lo que antes se aceptaba tranquilamente con tanta pasividad como lineamiento para ser cristiano no lo era en realidad y que llevaba al individualismo, no a la conformación de un Pueblo.

Creo que existía una forma común de pensar que indicaba que se era buen cristiano si se cumplían cabalmente los mandamientos y las leyes de la Iglesia y poca conciencia de la necesidad de actuación en nuestro medio para modificar la forma de vida de los despreciados y empobrecidos siendo verdaderos hermanos.

Y lo que quiero decir no es que exista "caridad" de seres superiores a seres inferiores sino de interés común y hermandad, esto pienso que creaba un gran hueco en la posibilidad de formar Pueblo y mucho menos de integrarnos como Pueblo de Dios.

Al "hacerse la Iglesia signo y servidora del reino como Iglesia de los pobres se opera un verdadero cambio de propiedad del evangelio" (10). El evangelio privilegia a los pobres, a ellos les han sido reveladas las cosas, son los portadores reales de la noticia del Reino, ellos son los que van logrando la transformación de nuestra situación para convertir a nuestra Iglesia en un Pueblo Santo.

A mi parecer, la aceptación de esta verdad, conlleva un doble cambio, tanto para los "mas favorecidos" como para los "menos favorecidos".

Conforme nos vamos haciendo conscientes de las injusticias de nuestra sociedad y sintiendo un dolor interno profundo de la clase de "vida" que muchos de nuestros hermanos llevan en un mundo con tantos avances tecnológicos y tantas comodidades y asumimos nuestra responsabilidad en esto, vamos cayendo en la cuenta de que solo siendo amigos y servidores de los pobres pueden encontrarse caminos para la propagación del reino y para ser evangelizados.

Cuando logramos este acercamiento con verdadera humildad muy seguramente podremos ir convirtiendo nuestros corazones y formando parte del Pueblo de Dios .

A los menos favorecidos esta verdad los hace conscientes de que son "germen del reino y portadores de auténtica evangelización"(11). Los hace apreciar el anuncio verdadero que en el Evangelio esta incluido, los hace descubrir la palabra que les da esperanza, que les da consuelo, pueden sentirse realmente amados por Dios y caer en la cuenta de que como hermanos todos, tienen que dejar de permitir que se les humille que se les desprecie y se abuse de ellos, y actuando así se convierten en evangelizadores y van creando Pueblo.

La aceptación de esta verdad no es un logro nuestro, sino del Espíritu, y hasta que esta se difunda y llegue a los corazones entonces podrá ser que empecemos a comportarnos como nuevo Pueblo de Dios, como signo y servidores del reino, como verdaderos hermanos en un mundo que es regalo para todos y todos debemos disfrutar.

 

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(10) Ibid pág.. 150

(11) o.p. cit. Pag 162

La posibilidad de los últimos años de tener acceso a la palabra de Dios, va cambiando la visión del quehacer cristiano, va transformando los corazones de las personas, va creando espacios para conocer e interpretar las enseñanzas de Jesús, ha permitido que tengamos un profundo discernimiento sobre lo que realmente debemos hacer, nos va liberando y convirtiendo en una nueva Iglesia, que sabe reconocer quiénes son los destinatarios reales del evangelio, y que es mas solidaria con ellos, lo que va acrecentando el camino para que seamos Pueblo.

A mi parecer, esta apertura para la lectura del Evangelio ha sido fundamental. Esto no se permitía hasta hace poco, inclusive recuerdo que mis padres me decían que no debía leer las Escrituras a solas, que necesitaba la guía de alguien que estuviera documentado para interpretarlas, que me podía confundir y creo que hasta tenían cierto temor de que encontrara contradicciones. A ellos les fue negado este derecho que todo cristiano debe tener, y que es el de estar abierto sin prejuicios a sus enseñanzas, aunque por supuesto que no desprecio la falta de un guía que pueda explicar o disipar las dudas que existan y tampoco dejo de apreciar que en todo proceso es necesario observar con benevolencia los errores cometidos y aprender de ellos.

H. Küng subraya que "Pueblo de Dios significa que todos somos la Iglesia y excluye de por sí toda clericalización de la misma"(12). Es decir que pone en el mismo plano a todos los cristianos seguidores de Jesús y de alguna manera también a los que no lo son, porque dice que la Iglesia no es como "un club" de gente con ideas religiosas afines, sino que es "la convocación obrada por la llamada amorosa del Padre" ,y que esto es anterior a nuestra decisión de pertenecer a ella.

Estoy muy de acuerdo ya que siempre me ha llamado la atención y consolado, donde menciona que debemos recurrir continuamente como comunidades de cristianos, a mirar, interpretar e imitar lo que fueron las comunidades primitivas de seguidores de Jesús que eran el nuevo Pueblo de Dios; en ellas no existían las divisiones estructurales como las hay ahora.

Me llama la atención una reflexión de Küng que dice que "cuando otras eclesiologías se esfuerzan por subrayar la universalidad y la igualdad básica al interior de la Iglesia, la Eclesiología de la liberación destaca que un grupo particular de la misma es el centro de la estructuración eclesial". Pero esto es por nuestro actual contexto latinoamericano donde existe una fuerte división social, que además es causada y reforzada por unos pocos, muchas veces llamados por ellos mismos cristianos.

Y esto me recuerda una grabación de video de Carlos Bravo S.J. donde decía que es imposible hablar de una familia de hermanos cuyo Padre es Dios, cuando en la misma casa hay unos que comen manjares, visten bien, descansan y se divierten y otros que no tienen ropa, cama, comida y que son los que mas trabajan y sufren. Mientras más nos esforcemos juntos en lograr el equilibrio en esta "casa" que es cada región de Latinoamérica, podremos decir entonces que somos Pueblo, que nuestra Cabeza es Jesús y nuestro Padre Dios, y en este peregrinar seguramente nos haremos universales.

 

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(12) o.p. cit. pag. 162

 

 

 

Con la lenta pero continua aparición de comunidades de base y otro tipo de comunidades cristianas que no son movimientos aislados, que pertenecen y practican las enseñanzas de Jesús, que trabajan con los padres en las parroquias y en las colonias, que comparten sus problemas, que se organizan para ayudarse y para ayudar a sus semejantes, que continúan con las prácticas de sus tradiciones, que oran juntas, hacen discernimiento y buscan la verdad y la justicia, poco a poco, se va conformando un verdadero Pueblo, que va empujando un cambio importante en muchas de las estructuras y tradiciones de la Iglesia que quedaban lejanas a todos y que fueron importantes y necesarias en otros tiempos, pero que ahora ya se sienten extrañas y ajenas.

CONCLUSIONES

En nuestro recorrido por el A.T. y N.T., por el Vaticano II y por la Teología de la Liberación, vamos encontrando luces que nos indican que nuestro camino como verdadero Pueblo se va conformando.

Es muy importante que conozcamos y hagamos parte de nosotros la historia del Pueblo judío, elegido por Dios para ser su Pueblo, de allí surgimos, de un Pueblo pobre, humillado y maltratado, pero lleno de confianza en Dios.

El camino de Israel en su conformación como Pueblo no fue fácil, pero aún en sus dificultades Dios siempre estuvo con ellos, fiel a su Alianza hecha con todos; en nuestro lento caminar hacia la continuación de esta historia, Dios permanece también con nosotros.

El nuevo Pueblo de Dios iniciado por los primeros cristianos, supo, como los profetas, apreciar los signos de los tiempos, releer las Escrituras y continuar el camino de salvación planeado para todos como comunidad de hermanos.

Será mucho mas seguro que nosotros tengamos éxito en la continuación de la tarea de ir por el mundo predicando las enseñanzas de Jesús y las promesas de nuestro Padre, para la expansión del Reino, si procuramos comportarnos como ellos.

Uno de los documentos que más han contribuido a retomar la importancia de la concepción de Iglesia como Pueblo de Dios, es el Concilio Vaticano II: El misterio de la Iglesia revelado eficaz y plenamente en Jesucristo, toma en el Pueblo de Dios peregrino, verdadero cuerpo histórico.

Todos, como Pueblo, somos parte del Cuerpo de Cristo y El es nuestra Cabeza, así es como nos quieren ver nuestros hermanos, así es como podemos hacernos presentes en el mundo.

Conforme la Iglesia en Latinoamérica se va percatando que el verdadero seguimiento de Jesús es la opción fundamental por los pobres, es como va cambiando su estructura y se convierte más en un Pueblo.

 

 

Este cambio, que no es fruto nuestro, sino del Espíritu, opera a dos niveles: a los más favorecidos en forma económica, les hace sentir un dolor profundo por las grandes desigualdades en la forma de vida de unos y otros, y les va llamando a un acercamiento y amistad con los pobres, a los menos favorecidos los hace conscientes de que son los reales portadores de la evangelización e iniciadores del Nuevo Pueblo.

Insertos en las realidades de las diferentes regiones del mundo, haciendo cada uno su trabajo, en lo cotidiano, en lo simple, preocupados por los desposeídos, por los humillados y maltratados, nos sabremos reconocer y seremos reconocidos como Iglesia- Pueblo.

En la conformación como verdadero Pueblo, cada vez seremos más dignos y libres, por la cada vez mas creciente práctica de la verdad y el amor y por la consecuente presencia del Espíritu y de Jesucristo en nuestras vidas.

Esta libertad y dignidad lograrán que nos comprometamos más en el trabajo, como hermanos, para que todos vivamos mejor, y que nos dediquemos menos a la observancia de la gran cantidad de dogmas y normas que han sido necesarias por la falta de un verdadero Espíritu de Pueblo de Dios.

El Nuevo Pueblo, reconocido por todo el mundo, será diferente en cada una de las regiones donde habite, reflejará el lugar en el cual se encarna y también será cambiante, por la continua práctica de la observación de los signos de los tiempos.

El Nuevo Pueblo admitirá en su seno a los hombres y mujeres de diferentes costumbres y religiones que tengan por práctica la justicia, la verdad y el amor a todos, porque también ellos son hijos de Dios y hermanos nuestros.