Jesús Sariego sj.

HISTORIA DE LA IGLESIA

 

 

TEMA 0. INTRODUCCIÓN

I. PROGRAMA

TEMA O. INTRODUCCIÓN.

Programa. Objetivos. Metodología de trabajo. Bibliografía.

TEMA 1. LA IGLESIA HASTA EL 313.

1. La expansión apostólica.

2. Las persecuciones.

3. La primera organización eclesial.

TEMA 2. LA IGLESIA EN EL IMPERIO ROMANO-CRISTIANO.

1. La tolerancia de Constantino.

2. La formación del Credo.

3. El nacimiento de la Vida Religiosa.

TEMA 3. LA IGLESIA EN LA ALTA EDAD MEDIA.

1. Las invasiones germánicas y la evangelización de Europa.

2. El Papado y el Imperio.

3. Las reformas de los siglos IX y X.

TEMA 4. LA IGLESIA EN LA BAJA EDAD MEDIA.

1. El apogeo del poder del Papado.

2. El enfrentamiento con el Islam.

3. El cisma de la Iglesia en Europa.

TEMA 5. DESCUBRIMIENTOS Y MISIONES.

1. La expansión misionera de la Iglesia.

2. La presencia de la Iglesia en América Latina.

3. La Iglesia en Centroamérica y Panamá.

TEMA 6. REFORMA Y CONTRA-REFORMA.

1. El movimiento reformista.

2. La Contra-Reforma católica.

3. Las guerras de religión.

TEMA 7. LA IGLESIA Y LAS REVOLUCIONES LIBERALES.

1. La ideología liberal y sus consecuencias.

2. La Iglesia ante el absolutismo político y las Revoluciones.

3. La Iglesia ante la lucha social.

TEMA 8. LA IGLESIA EN EL SIGLO XX.

1. La confrontación entre la Iglesia y la ciencia.

2. Las dos guerras mundiales.

3. El Vaticano II.

TEMA 9. LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA EN AMÉRICA LATINA.

1. La situación de América Latina en el siglo XX.

2. El origen de la Teología de la liberación.

3. Tesis fundamentales de la Teología de la Liberación.

 

II. OBJETIVOS DE ESTE CURSO.

1. La historia de la Iglesia es el recuento de la experiencia de Jesús vivida y comunicada a lo largo de los años. Vivida y comunicada por hombres, limitados y pecadores.

2. Este curso trata de ofrecernos una visión de conjunto de la Historia de la Iglesia, sin bajar a muchos detalles que después estudiarán en otras etapas de su formación.

3. ¿Para qué estudiar la Historia de la Iglesia? Para entender el presente: ¿por qué de las sectas? ¿Por qué del fenómeno del poder del Papado? ¿Por qué la nueva evangelización? ¿Qué cambió el Vaticano II, en el que nacimos, sobre Trento y Vaticano I? ¿Por qué la teología de la liberación en América Latina?... Se trata de responderse a las preguntas que nos hacen inteligible el presente.

4. Para poder transformar la Iglesia y hacerla crecer hay que entenderla primero. Hay que conocer su origen para entender lo que tal vez no nos gusta de ella o el sentido de lo que está hoy más en actualidad.

 

III. METODOLOGÍA DE ESTE CURSO.

Utilizaremos tres modos principales de trabajo:

1. Las explicaciones de la clase que tratan de dar una visión de conjunto que les ayude al trabajo personal. Se han elegido nueve grandes temas teniendo en cuenta la duración del curso.

2. Sus lecturas personales. Lo más importante es la lectura personal. No importa mucho qué manual. Para el nivel en el que estamos cualquiera vale. Se darán unos apuntes para leer cada día y al día se realizará un pequeño ejercicio.

3. Las exposiciones en pareja de los temas monográficos que se indican en el programa. Pueden utilizar cualquier manual. Tendrán 30 minutos de exposición cada uno de Uds.

 

III. BIBLIOGRAFÍA.

Las notas de apuntes tratan de presentar un resumen de lo principal de cada período. En historia hay que combinar adecuadamente hechos con teorías. Normalmente tenemos demasiadas teorías y pocos datos o hechos sobre la historia de nuestros países y de la Iglesia. A este nivel es importante que entiendan los hechos.

Pueden utilizarse los manuales reseñados u otros que consideren suficientemente útiles. Diríamos que para un primer nivel cualquiera obra puede ser valiosa. Es muy recomendable el libro de Jean Comby, aunque hace demasiado énfasis en la historia de la Iglesia francesa. El de Villoslada es especialmente bueno para el siglo XVI. Rogier y Lortz incorporan nuevas corrientes del modo de trabajar los historiadores. Jedin y Fliche Martin son demasiado prolijos en detalles.

 

ALVAREZ GOMEZ, J. Manual de historia de la Iglesia. Claretiana, Barcelona, 1982.

BROX, Norbert Historia de la Iglesia primitiva, Herder, Barcelona, 1986

CODINA, V. ¿Qué es la Teología de la liberación?, UCA, S. Salvador, 1983.

COMBY, Jean . Para leer la historia de la Iglesia, Verbo Divino, Estella, 1991.

* Tomo I. De los orígenes al Siglo XV.

* Tomo II. Desde el siglo XVI al siglo XX.

DUSELL, E. E. El episcopado latinoamericano. Institución misionera en defensa del indio, 1504-1620. CIDOC, Cuernavaca, 1970.

Historia de la Iglesia en América Latina. Coloniaje y liberación, 1492-1973, Nova Terra, Barcelona.

FLICHE-MARTIN, Historia de la Iglesia, 32 vols, Edicep, Valencia, 1973.

GALINDO, F. El fenómeno de las sectas fundamentalistas. La conquista evangélica de América latina, Verbo Divino, Estella, 1994.

GARCÍA VILLOSLADA, R. (Dir) Historia de la Iglesia católica, 5 vols, BAC, Nos. 54, 76, 104, 199 y 411) Madrid, 1945.

GINER, C. - ARANZADI, D. Lo social y yo. Texto de doctrina social católica, Mensajero, Bilbao, 1964.

HUGHES, P. Síntesis de Historia de la Iglesia, Herder, Barcelona, 1971.

JEDIN, H. Manual de Historia de la Iglesia, 8 vols, Herder, Barcelona, 1967-75.

LORTZ, J. Historia de la Iglesia en la perspectiva de la historia del pensamiento, 2 tomos, Cristiandad, Madrid.

ROGIER, J.L. Nueva Historia de la Iglesia, 5 vols, Cristiandad, Madrid, 1969-75.

 

CRONOLOGIA DE LOS PAPAS Y DE LOS CONCILIOS

 

1. SAN PEDRO + 67

2. SAN LINO 67-79

3. SAN ANACLETO 79-90

4. SAN CLEMENTE 90-99

5. SAN EVARISTO 99-107

6. SAN ALEJANDRO 107-115

7. SAN SIXTO I 115-125

8 SAN TELESFORO 125-136

9. SAN HIGINIO 136-140

10 SAN ANICETO 140-155

11. SAN ANICETO 155-166

12. SAN SOTERO 166-175

13. SAN ELEUTERIO 175-189

14. SAN VICTOR I 189-199

15. SAN CEFERINO 199-217

16. SAN CALIXTO I 217-222

San Hipólito 217-235

17. SAN URBANO I 222-230

18. SAN PONCIANO 230-235

19. SAN ANTERO 235-236

20. SAN FABIAN 236-250

21. SAN CORNELIO 251-253

Novaciano 251-258

22. SAN LUCIO I 253-254

23. SAN ESTEBAN I 254-257

24. SAN SIXTO II 257-258

25. SAN DIONISIO 259-268

26. SAN FELIX I 269-274

27. SAN EUTIQUIANO 275-283

28. SAN CAYO 283-296

29. SAN MARCELINO 296-304

30. SAN MARCELO I 307-308

31. SAN EUSEBIO 308

32. SAN MELQUÍADES 310-314

33. SAN SILVESTRE 314-335

34. SAN MARCOS 336

35. SAN JULIO I 337-352

36. SAN LIBERIO 352-366

Félix II 355-365

37. SAN DAMASO I 366-384

38. SAN SIRICIO 384-398

39. SAN ATANASIO I 398-401

40. SAN INOCENCIO I 401-417

41. SAN ZOSIMO 417-418

42. SAN BONIFACIO I 418-422

Eulalio 418-419

43. SAN CELESTINO I 422-431

44. SAN SIXTO III 432-440

45. SAN LEON I 440-461

(San León Magno)

46. SAN HILARIO 461-468

47. SAN SIMPLICIO 468-483

48. SAN FELIX II 483-492

49. SAN GELASIO I 492-496

50. SAN ATANASIO II 496-498

51. SAN SINMACO 498-514

Lorenzo 498-514

52. SAN HORMISDAS 514-523

53. SAN JUAN I 523-526

54. SAN FELIX III 526-530

55. SAN BONIFACIO II 530-532

56. SAN JUAN II 533-534

57. SAN FELIX III 536-536

58. SAN SILVERIO 536-537

59. VIGILIO 537-555

60. PELAGIO I 556-560

61. JUAN III 560-573

62. BENEDICTO I 574-578

63. PELAGIO II 578-590

64. SAN GREGORIO I 590-604

(Gregorio Magno)

65. SABINIANO 604-606

66. BONIFACIO III 607

67. BONIFACIO III 608-615

68. SAN DEODATO 615-618

69. BONIFACIO V 619-625

70. HONORIO I 625-638

71. SEVERINO 640

72. JUAN IV 640-642

73. TEODORO I 642-649

74. SAN MARTIN I 649-655

75. SAN EUGENIO I 655-657

76. SAN VITALINO 657-672

77. ADEODATO 672-676

78. DOMNO 676-678

79. SAN AGATON 678-681

80. SAN LEON II 681-683

81. SAN BENEDICTO 684-685

82. JUAN V 685-686

83. CONON 686-687

Teodoro 687

Pascual 687-692

84. SAN SERGIO I 687-701

85. JUAN VI 701-705

86. JUAN VII 705-707

87. SISINIO 708

88. CONSTANTINO I 708-715

89. SAN GREGORIO II 715-731

90. SAN GREGORIO III 731-741

91. SAN ZACARIAS 741-752

Esteban 752

92. ESTEBAN II 752-757

93. SAN PABLO I 757-767

Constantino II 767-768

Filipo 768

94. ESTEBAN III 768-772

95. ADRIANO I 772-795

96. LEON III 795-816

97. ESTEBAN IV 816-817

98. SAN PASCUAL I 817-824

99. EUGENIO II 824-827

100. VALENTIN 827

101. GREGORIO IV 827-844

102. SERGIO II 844-847

Juan 844

103. SAN LEON IV 847-855

104. BENEDICTO III 855-858

Anastasio 855

105. NICOLAS I 858-867

106. ADRIANO II 867-872

107. JUAN VIII 872-882

108. MARINO I 882-884

109. ADRIANO III 884-885

110. ESTEBAN V 885-891

111. FORMOSO 891-896

112. BONIFACIO VI 896

113. ESTEBAN VI 896-897

114. ROMANO 897

115. TEODORO II 897

116. JUAN IX 898-900

117. BENEDICTO IV 900-903

118. LEON V 903

119. CRISTOBAL 903-904

120. SERGIO III 904-911

121. ANASTASIO III 911-913

122. LANDON 913-914

123. JUAN X 914-928

124. LEON VI 928-929

125. ESTEBAN VII 929-931

126. JUAN XI 931-935

127. LEON VII 935-939

128. ESTEBAN VIII 939-942

129. MARINO II 942-946

130. AGAPITO II 946-955

131. JUAN XII 955-963

132. LEON VIII 963-964

133. BENEDICTO V 964

134. JUAN XIII 965-972

135. BENEDICTO VI 973-974

136. BENEDICTO VII 974-983

Bonifacio VII 974

137. JUAN XIV 983-984

138. BONIFACIO VII 984-985

139. JUAN XV 985-996

140. GREGORIO V 96-999

Juan XVI 997-998

141. SILVESTRE II 999-1003

142. JUAN XVII 1003

143. JUAN XVIII 1003-1009

144. SERGIO IV 1009-1012

145. BENEDICTO VIII 1012-1024

Gregorio 1012

146. JUAN XIX 1024-1032

147. BENEDICTO IX 1032-1044

148. SILVESTRE III 1045

149. GREGORIO VI 1045-1046

150. CLEMENTE II 1046-1047

151. DAMASO II 1048

152. SAN LEON IX 1048-1054

153. VICTOR II 1054-1057

154. ESTEBAN IX 1057-1058

155. BENEDICTO X 1058-1059

156. NICOLAS II 1059-1061

157. ALEJANDRO II 1061-1073

Honorio II 1061-1069

158. S. GREGORIO VII 1073-1085

Clemente III 1084-1100

159. VICTOR III 1086-1087

160. URBANO II 1088-1099

161. PASCUAL II 1099-1118

Teodorico 1110

Alberto 1102

Silvestre IV 1105-1111

162. GELASIO II 1118-1119

Gregorio VIII 1118-1121

163. CALIXTO II 1119-1124

164. HONORIO II 1124-1130

Celestino I 1124

165. INOCENCIO II 1130-1143

Anacleto II 1130-1138

Víctor IV 1138

166. CELESTINO II 1143-1144

167. LUCIO 1144-1145

168. EUGENIO III 1145-1153

169. ANASTASIO 1153-1154

170. ADRIANO IV 1154-1159

171. ALEJANDRO III 1159-1181

Víctor IV 1159-1164

Pascual III 1164-1168

Calixto III 1168-1178

Inocencio III 1179-1180

172. LUCIO III 1181-1185

173. URBANO III 1185-1187

174. GREGORIO VIII 1187

175. CLEMENTE III 1187-1191

176. CELESTINO III 1191-1198

177. INOCENCIO III 1198-1216

178. HONORIO III 1216-1227

179. GREGORIO IX 1227-1241

180. CELESTINO IV 1241

181. INOCENCIO IV 1243-1254

182. ALEJANDRO IV 1254-1261

183. URBANO IV 1261-1264

184. CLEMENTE IV 1265-1268

185. S. GREGORIO X 1271-1276

186. INOCENCIO V 1276

187. ADRIANO V 1276

188. JUAN XXI 1276-1277

189. NICOLAS III 1277-1280

190. MARTIN V 1281-1285

191. HONORIO IV 1285-1287

192. NICOLAS IV 1288-1292

193. S. CELESTINO V 1294

194. BONIFACIO VIII 1294-1303

195. BENEDICTO XI 1303-1304

196. CLEMENTE V 1305-1314

197. JUAN XXII 1316-1334

Nicolás V 1328-1330

198. BENEDICTO XII 1334-1342

199. CLEMENTE VI 1342-1352

200. INOCENCIO VI 1352-1362

201. URBANO V 1362-1370

202. GREGORIO XI 1370-1378

203. URBANO VI 1378-1389

Clemente VII 1378-1394

204. BONIFACIO IX 1389-1404

Benedicto XIII 1394-1424

205. INOCENCIO VII 1404-1406

206. GREGORIO XII 1406-1415

Alejandro V 1409-1410

Juan XXIII 1410-1415

207. MARTIN V 1417-1431

Clemente VIII 1424-1429

Benedicto XIV 1429

208. EUGENIO IV 1431-1447

Félix V 1439-1449

209. NICOLAS V 1447-1455

210. CALIXTO III 1455-1458

211. PIO II 1458-1464

212. PABLO II 1464-1471

213. SIXTO IV 1471-1484

214. INOCENCIO VIII 1484-1492

215. ALEJANDRO VI 1492-1503

216. PIO III 1503

217. JULIO II 1503-1513

218. LEON X 1513-1521

219. ADRIANO VI 1522-1523

220. CLEMENTE VII 1523-1534

221. PABLO III 1534-1549

222. JULIO III 1550-1555

223. MARCELO II 1555

224. PABLO IV 1555-1559

225. PIO IV 1559-1565

226. SAN PIO V 1566-1572

227. GREGORIO XII 1572-1585

228. SIXTO V 1585-1590

229. URBANO VII 1590

230. GREGORIO XIV 1590-1591

231. INOCENCIO IX 1591

232. CLEMENTE VIII 1592-1605

233. LEON XI 1605

234. PABLO V 1605-1621

235. GREGORIO XV 1621-1623

236. URBANO VIII 1623-1644

237. INOCENCIO X 1644-1655

238. ALEJANDRO VII 1655-1667

239. CLEMENTE IX 1667-1669

240. CLEMENTE X 1670-1676

241. INOCENCIO XI 1676-1689

242. ALEJANDRO VIII 1689-1691

243. INOCENCIO XII 1691-1700

244. CLEMENTE XI 1700-1721

245. INOCENCIO XII 1721-1724

246. BENEDICTO XIII 1724-1730

247. CLEMENTE XII 1730-1740

248. BENEDICTO XIV 1740-1758

249. CLEMENTE XIII 1758-1769

250. CLEMENTE XIV 1769-1774

251. PIO VI 1775-1799

252. PIO VII 1800-1823

253. LEON XII 1823-1829

254. PIO VIII 1829-1830

255. GREGORIO XVI 1831-1846

256. PIO IX 1846-1878

257. LEON XIII 1878-1903

258. PIO X 1903-1914

259. BENEDICTO XV 1914-1922

260. PIO XI 1922-1939

261. PIO XII 1939-1958

262. JUAN XXIII 1958-1963

263. PABLO VI 1963-1978

264. JUAN PABLO I 1978

265. JUAN PABLO II 1978-...

 

 

CRONOLOGIA DE LOS CONCILIOS.

325 Nicea

341 Efeso

381 Constantinopla

431 Efeso

451 Calcedonia

553 Constantinopla II

680-681 Constantinopla III

692 Constantinopla IV

786-787 Nicea II

869-870 Constantinopla IV

879-880 Sofía

1123 Lateranense I (Letrán)

1139 Lateranense II (Letrán)

1179 Lateranense III (Letrán)

1215 Lateranense IV (Letrán),

1245 Lugdunense I, Lyon, Francia)

1274 Lugdunense II (Lyon, Francia)

1311-1312 Vienne I (Viena y Basilea)

1414-1418 Constanza

1431-1449 Basilea

1438-1445 Ferrara-Florencia-Roma

1512-1517 Lateranense V (Letrán).

1545-1563 Trento

1869-1870 Vaticano I

1962-1965 Vaticano II

 

 

TEMA 1. LA IGLESIA HASTA 313.

 

1. La expansión apostólica.

2. Las persecuciones.

3. La primera organización eclesial.

El primer gran período de la historia de la Iglesia ocupa desde el la Pascua hasta el año el 313, fecha del Edicto de Tesalónica, edicto de tolerancia. Y lo que caracteriza este período es que la relación entre los cristianos y los poderes religiosos y políticos de la época, es decir, la religión judía primero y el Imperio Romano después, es una relación de conflicto. La Iglesia pues ha de crecer y consolidarse en un ambiente martirial.

1. LA EXPANSIÓN APOSTÓLICA.

Comencemos estudiando la expansión de la Evangelización. La historia de la Iglesia comienza por el año 30, un día de Pentecostés en Jerusalén. Doce hombres anuncian a sus compatriotas una buena nueva. Jesús, el enviado de Dios, que había sido crucificado como un malhechor, estaba vivo. Dios lo ha resucitado, está vivo. Y es el Mesías, el salvador esperado durante muchas generaciones por el pueblo de la Biblia. Dice Hechos 1, 15 que en el discurso de Pentecostés eran "alrededor de 120" los que formaban parte de la primera comunidad cristiana en Jerusalén, a los que se les unirían 3.000 más tras el discurso de Pedro. Desde ese pequeño núcleo se fueron extendiendo hasta poseer una gran fuerza en todo el Imperio Romano. El desarrollo fue siguiendo este itinerario: Palestina, Asia Menor, Grecia, Italia, las llanuras del Danubio, Las Galias (Francia), España y las Islas Británicas. Tenemos pocos datos de la época exacta del surgimiento de las comunidades cristianas en África y Egipto. En general hay más tradiciones orales y leyendas que datos históricos acerca de los primeros evangelizadores.

Recorramos algunos hitos importantes de este proceso:

1) Hasta mediados del siglo II el desarrollo de la evangelización se debió a la obra de los primeros apóstoles y tuvo como ambiente geográfico fundamental el mundo judío tanto en el territorio de Palestina como en la diáspora judía. Tras Pentecostés recorrerían distintas regiones donde anunciando el Evangelio de Jesús. La mayoría de ellos morirían en el martirio.

2) La primera gran comunidad cristiana fue la de Jerusalén. En esta primera etapa, la Iglesia es fundamentalmente formada por judíos, muchos de ellos testigos oculares de la vida histórica de Jesús que hablan el arameo y mantienen muchas de las costumbres y tradiciones judías como la visita al templo, las normas alimenticias y la circuncisión. De hecho algunos los consideran como una secta dentro del judaísmo, -la secta de los nazarenos,- así como existían las sectas de los saduceos, fariseos o zelotas. Lo que los caracterizará será el Bautismo en nombre de Jesús, la Eucaristía y la fidelidad a la enseñanza de los apóstoles . Reconocían el primado de Pedro y Santiago. Su gran problema fue la permanente persecución de parte del judaísmo ortodoxo. Poco a poco el núcleo de Jerusalén se extingue tras la muerte de Santiago y el viaje de Pedro a Jerusalén. Con la gran guerra romana contra los judíos del año 70, los cristianos emigran a Pella al otro lado del Jordán donde constituyen una comunidad floreciente.

3) El segundo centro será la Transjordania, en Samaria. Los helenistas eran también judíos pero de la diáspora y por ello de cultura griega, helenista. Entre ellos y el grupo cultural "hebreo" de Jerusalén surgió una cierta tirantez. Para atenderlos fueron elegidos siete varones, probablemente diáconos. Esteban fue el más importante de ellos. Esteban con los helenistas sostenía que el cristianismo debía separarse algo más del judaísmo estricto practicado en Jerusalén. Cuando se atrevió a criticar las costumbres y ritos del Templo, fue apedreado por blasfemo (Hech 7). Por ello los helenistas debieron huir a Samaria tras las polémicas con los judaizantes y desde allí se hicieron misioneros entre las comunidades judías.

4) El tercer centro fue Siria, y especialmente Antioquía. Aquí se va a dar un paso más: la evangelización de los paganos, es decir de aquellos que no poseían una tradición y cultura judía. Ya Pedro en los Hechos ve posarse el Espíritu sobre el centurión Cornelio y de ahí decide abrir a los paganos las puertas de la evangelización. Pero esta primera presencia del cristianismo en el mundo no judío no sería explicable sin el trabajo previo de Pablo y el grupo de misioneros que le acompañaban y que abrieron la Iglesia a la cultura gentil. En Siria donde el cristianismo establece un diálogo cultural y religioso con los no judíos, con los paganos, o como decían los judíos, los gentiles. A partir del año 50, fecha del Concilio de Jerusalén, Siria se convertirá en el centro evangelizador principal y dentro de Siria, la ciudad de Antioquía que era la tercera ciudad del Imperio. La causa será la emigración de muchos conversos judíos del territorio palestino a Siria para escapar de la ortodoxia judaizante. De hecho la relación entre la comunidad de Antioquía y Jerusalén fue conflictiva a veces pues el origen del Concilio de Jerusalén fue la indignación existente en Antioquía ante la venida de unos hermanos de Jerusalén que quieren imponer normas mosaicas. Pedro, Juan y Santiago aprueban la posición de Pablo y Bernabé. Siria fue el foco central y en ella, las ciudades de Damasco, y Antioquía. Según la Carta a los Gálatas existían dos comunidades pues la evangelización fue dirigida fundamentalmente a judíos, aunque se suman paganos (Hech 11,20). Eso va a producir uno de los puntos de tensión: de hecho hay dos celebraciones eucarísticas diferentes y la posición de Pedro al comienzo es pro-judía. Para el año 42 ya era floreciente pues los Apóstoles piden a Bernabé y Pablo que la organicen. En Antioquía reciben por primera vez el nombre de cristianos. Desde Antioquía la fe se extendió a Macedonia, Grecia y más tarde Persia, Armenia, Rumania, Rusia y Egipto.

Desde Siria, el cristianismo se extiende por Oriente con bastante rapidez. ¿Cómo explicar esto? La razón más importante es sin duda que el cristianismo irrumpe en medio de un ambiente de revitalización y renacimiento de lo religioso y especialmente por la entrada de las grandes religiones de Oriente que establecen un cierto diálogo con la filosofía de Platón. La gran pregunta de estas religiones es la preocupación por la felicidad humana y lo ético. Esto de alguna manera favoreció el desarrollo del cristianismo, aunque por otra parte planteó el problema del sincretismo y la entrada de las herejías.

 

5) La presencia del cristianismo en Roma. Entre los años 43-44, Pedro llega a Roma. Ya antes existía una comunidad cristiana allí. Permanecerá en Roma hasta la expulsión de los judíos por el Emperador Claudio en el 47. Cuando Nerón permitió el regreso de los judíos en el año 56, Pedro habría regresado y permanecería allí,-tal vez con algunas interrupciones hasta junio del 67 fecha muy probable de su muerte. En este tiempo estuvo Pablo preso y nos consta de la existencia de una comunidad cristiana en Roma desde la que el cristianismo se extendió por diversas ciudades de Italia. Más tarde a España, las Galias y las Islas Británicas. El Mediterráneo, el Mare Nostrum, era considerado el vehículo por excelencia para las relaciones comerciales de la época.

 

 

2. LAS PERSECUCIONES.

A) Las causas.

Las relaciones entre el Estado romano y los cristianos comenzaron siendo de mutua indiferencia: ni el Estado tenía en cuenta aquel minúsculo grupo religioso, uno entre tantos, ni el cristianismo se preocupaba por un Estado que vivía abocado a una crisis política cada vez más acentuada. La situación sólo cambió cuando los cristianos constituyeron un sector de la población notable.

a) Una primera causa del enfrentamiento nacía de la diferencia religiosa existente entre los cristianos y sus coetáneos. Se les acusó de ateísmo por haber abandonado el culto a los dioses tradicionales (lo que ponía en peligro el orden establecido) y a partir de ahí se les negaba el status jurídico que se concedía a otras religiones. Unido a ello, se les recriminaba su monoteísmo que chocaba con la idea del politeísmo de la religión romana: las diversas divinidades nacionales aseguraban el gobierno y protección de los pueblos sometidos. Todo ello produjo un aislamiento social de los cristianos: ellos no participaban en las grandes fiestas nacionales llenas de prácticas y cultos a los dioses paganos, ni en las representaciones teatrales o espectáculos en el Circo. Por otra parte las celebraciones cristianas eran privadas y celebradas en la noche, lo que alimentaba la sospecha de actos misteriosos y sospechosos.

b) Otro asunto que atrajo la odiosidad hacia los cristianos fue su desinterés por la vida política. Aunque los cristianos respetaban la autoridad del Emperador, considerando con Pablo que "toda autoridad proviene de Dios" , y realizaban frecuentes oraciones por los gobernantes, se negaban a prestar el servicio militar hasta fines del siglo II. Aducían razones morales (era homicidio, violencia o brutalidad) y cúlticas (se oponían a la jura de bandera y prácticas de sacrificios rituales).Todo ello producía que se les considerase ciudadanos inútiles, desinteresados por los asuntos públicos, gentes al margen de la ley y por tanto peligrosos.

c) Por último, la disidencia religiosa de los cristianos ponía en peligro la supervivencia de un Estado en crisis. Para la mentalidad religiosa romana, la falta de fe provoca la venganza de los dioses que se sienten ofendidos y se vengan enviando calamidades y desastres a los ciudadanos como epidemias, desastres naturales o las incursiones de los pueblos bárbaros desde las fronteras.

Todo esto desató una polémica contra los cristianos. Al principio eran ataques de tipo vulgar basados más en calumnias que en verdades: los cristianos adoraban a un bandido condenado a cruz, eran antropófagos pues comían el cuerpo y la sangres de un hombre y realizaban orgías nocturnas. A partir del siglo II el ataque fue más dirigido por intelectuales como Celso, Porfirio y el propio emperador Juliano que veían en el cristianismo una superstición contraria a toda razón. Para ellos, las concepciones cristianas sobre el hombre y el mundo eran banales al lado del pensamiento de los filósofos de la antigüedad. Sus teorías sobre la encarnación, resurrección, el fin del mundo eran enemigas de la razón.

Como respuesta a todas esas acusaciones, una serie de escritores cristianos conocidos como los apologistas del siglo II se dedican a los paganos tratando de presentar con claridad la doctrinas y prácticas de los cristianos. Los más famosos fueron Justino, que era un intelectual que dirigía una escuela de filosofía en Roma, el autor anónimo de la carta a Diogneto y, sobre todo, un abogado de Cartago, Tertuliano que en su obra Apologética trata de rebatir las acusaciones paganas. Todos los apologistas sostienen que las acusaciones al cristianismo son injustas e indocumentadas y describen la moral, costumbres y celebraciones de la Iglesia.

 

B) El desarrollo de las persecuciones.

Todo esto desataría un ambiente de enemistad a los cristianos y, en último caso, la persecución política.

a) Las primeras persecuciones fueron provenientes del judaísmo. Los cristianos fueron acusados de herejía y blasfemia (Hech. 6,8-8,3; 26,11). El año 36 se desencadena la 1ª persecución judía contra cristianos (Hech 5, 18 y 35): Martirio de Esteban. Huida de los helenistas y fundación de comunidad cristiana en Samaria dirigida por Felipe. Se unirán también Transjordania. Los años 42-43 Herodes Agripa organiza la 2ª persecución judía contra cristianos, la que produce la muerte de Santiago el Mayor. y la huida de Pedro de Jerusalén (Hech 12, 17). Más tarde, durante la segunda guerra romana contra los judíos (132-135) los cristianos fueron de nuevo perseguidos por la ortodoxia judía porque no apoyaban la rebelión.

b) Pero las principales persecuciones provinieron del Imperio Romano. Hasta el 202 las persecuciones eran aisladas y temporales y tenían su base en ataques espontáneos de parte de la población o, según sostiene Mommsem, como resultado de la aplicación de los amplios poderes policiales que poseían los magistrados, gobernantes y prefectos de las provincias.

El primer estallido violento contra los cristianos se debió al Emperador Nerón que para sofocar la irritación provocada por el incendio de Roma el año 64 acusó a los cristianos como culpables y chivo expiatorio, aprovechando la odiosidad existente hacia ellos. Es muy probable que Pedro y Pablo hayan muerto en esta primera persecución.

Un segundo ataque se produjo bajo el Emperador Domiciano (81-96) atestiguada por Apoc 1,9; 2,3,9,13. Según parece la causa era el deseo del propio emperador de realizar una depuración de los disidentes políticos obligando al culto imperial. En esa persecución es arrestado Juan Evangelista y desterrado a Patmos.

Parecidas persecuciones esporádicas se dieron en la época de los emperadores Antonino Pío (138-161),Cómodo y Marco Aurelio (161-180). Con ocasión de esta última murieron los famosos mártires de Lyón, Santa Cecilia en Roma y hasta una Legión entera del ejército romano formada por cristianos (La Legión Fulmínea).

Pero en ambos casos los motivos jurídicos de las persecuciones eran confusos: No era claro si el ser cristiano era ya un delito o sólo eran punibles ciertos actos políticos o religiosos de los cristianos. La cuestión parece haberse aclarado en la época del Emperador Trajano (98-117), cuando hacia 112 un escrito dirigido al gobernador de Asia Menor, Plinio le dice que se debe castigar a los cristianos si son denunciados, pero no perseguirlos. Basándose en esta legislación, los jueces condenaron a muchos cristianos en todo el territorio del Imperio especialmente en la época del emperador Adriano (117-138). Aquí la persecución aumentó con motivo de la guerra contra los judíos (132-135). En esta persecución moriría el Papa Telesforo.

c) Desde el 202 las persecuciones se hicieron más sangrientas y se intensificaron basándose en leyes especialmente dictadas por la autoridad de los Emperadores contra los cristianos. Las causas hay que buscarlas en las crecientes crisis del Imperio durante todo este siglo a nivel económico, social, financiero y militar. Un Estado que parecía resquebrajarse necesitaba adoptar medidas eficaces para su consolidación y entre ellas, la unidad religiosa. En esta nueva etapa, el cristianismo se había extendido por buena parte del Imperio. Ahora se dará una persecución no sólo a personas sino a la institución misma de la Iglesia.

El proceso persecutorio era complejo. El magistrado local enviaba al cristiano al prefecto de la provincia acompañado del elogio (la acusación). El prefecto instruía un proceso a través de un interrogatorio. Si el acusado no apostataba y se confesaba cristiano se le aplicaban penas como el destierro, la condena a trabajos forzados, las torturas o la pena capital.

Septimio Severo publica en el 202 un Edicto anulando el Rescripto de Trajano y prohibiendo la conversión al cristianismo. Iba dirigido muy especialmente contra catecúmenos y catequistas.

En el 250 el emperador Decio ordena la obligación general de ofrecer sacrificios a los dioses del Imperio y pedir un certificado de haberlo hecho, bajo pena de muerte y la negativa provocó la primera gran persecución contra los cristianos. Fueron muchos los mártires aunque también abundaron los apóstatas que desertaron de la Iglesia. La misma política siguió el emperador Valeriano (253-260) cuando prohibió las reuniones y el culto en las catacumbas.

Pero sobre todo con Diocleciano (284-305) la represión contra los cristianos se generalizó. Ante el peligro de las escisiones dentro del territorio del Imperio, decidió dividirlo en 4 prefecturas, éstas en 14 diócesis y las diócesis en 100 provincias. Además para poder controlar las incursiones de los bárbaros dividió el Imperio en dos partes: el Imperio Romano de Occidente con Milán como capital y Maximiano como emperador y el Imperio Romano de Oriente con capital en Nicomedia y al frente del cual estaba él mismo. La persecución fue implantada desde 297 cuando se obliga a los soldados a ofrecer sacrificios a los dioses. Desde febrero de 303 se sucedieron los edictos condenatorios: la destrucción de los libros sagrados, de los lugares de culto, pérdida de todo derecho jurídico. En 304 todos los cristianos son obligados a ofrecer sacrificios. En ese momento el número de los cristianos alcanzaba casi la mitad de la población del Imperio.

 

d) El final de las persecuciones. En Oriente, Galerio firmó un Edicto de tolerancia el 311 que no aplicó su sucesor. Licinio, nuevo emperador de Oriente impuso la paz religiosa. En abril del 313 los dos emperadores Licinio y Constantino acuerdan una política religiosa común con un edicto de tolerancia, El edicto de Milán en el que no sólo se establece la libertad de culto para todos los ciudadanos del Imperio de cualquier religión que fueran. Para los cristianos esto supuso el fin de las persecuciones así como el reconocimiento de las propiedades que se les habían confiscado.

¿Cuántos cristianos murieron como mártires?. No es fácil establecer la cifra pues la veneración a los mártires se introduce en la Iglesia en el siglo IV cuando comienzan a ser escritas Las Actas de los Mártires (narraciones sobre personajes martirizados). Tenemos además los datos de historiadores no cristianos como Tácito o Plinio. Pero también es verdad que cuando vino la época de la tolerancia surgieron muchos relatos de martirio más basados en leyenda que en datos históricos. Los historiadores oscilan hablando de centenares de millones o de 10.000. Parece más verosímil la teoría de L. Hertling quien habla de una cifra cercana a 100.000 mártires. A ellos habría que añadir los encarcelados, deportados o torturados.

 

3. LA PRIMERA ORGANIZACIÓN ECLESIAL.

Hablemos ahora de la vida del creyente común. ¿Cómo estaban organizadas la primeras comunidades cristianas a partir de los datos que tenemos.

1) Durante el siglo I existieron "iglesias" más que Iglesia. La palabra "iglesia" comenzó designando la comunidad particular de un determinado lugar. La conciencia de pertenecer a una Iglesia universal no se dio desde el comienzo: hasta el 107 encontramos por primera vez el término de Iglesia "católica", frase de Ignacio de Antioquía. Las comunidades son minoritarias, viven bastante aisladas entre sí, generalmente ubicadas en medios urbanos y cada una lleva el sello del apóstol que la había fundado. Y ese sello se notaba en la manera como estaba organizada y hasta en la reflexión teológica que hacía. Por otra parte, la mayoría de estas comunidades están prioritariamente formadas por judíos (hebreos o helenistas) que consideraban que los últimos tiempos escatológicos eran inminentes y por ello, más que meterse en la sociedad, había que esforzarse por mantenerse firmes en la fe pese a las persecuciones. Por esa misma expectación inminente las comunidades no poseían muchas normas institucionales o jurídicas, si exceptuamos la práctica del Bautismo, la Eucaristía y la vida en común. Eran comunidades más movidas por la fuerza de los diversos carismas que por la reglamentación.

 

2) Poco a poco el cristianismo se va separando del judaísmo. La separación es obra de los helenistas que subrayan la crítica de Jesús al Templo y la Ley y, con Pablo y Lucas a la cabeza, se convierten en misioneros itinerantes desde que abandonan Jerusalén. Utilizarán la traducción griega de la Biblia de los 70 (Septuaginta). Poco a poco van surgiendo como dos centros que aglutinan a los cristianos que viven en el Imperio: Antioquía para el Imperio de Oriente y Roma para Occidente. De hecho los concilios primeros fueron reuniones de los Obispos de esa zona. Es este grupo quien comienza a entender que la venida escatológica de Cristo no es inminente, sino que ha comenzado el tiempo de la Iglesia.

 

3) Las primitivas comunidades eran misioneras. El motor del trabajo misional era la convicción de que la única salvación estaba en Cristo y el fin del mundo era inminente (Mt 10,23). La expulsión de los helenistas de Jerusalén aceleró el trabajo misionero. Para fines del siglo I existían comunidades cristianas en Palestina, Siria, Chipre, en toda el Asia Menor, en Grecia y Roma. Para fines del siglo II la expansión había llegado a ciertas zonas de Siria Oriental, Mesopotamia, Egipto, Italia norte, Francia, Alemania, España y el norte de África. En general, el cristianismo se extendía siguiendo la figura patriarcal de la familia judía: cuando un hombre se convertía, "creía en el Señor toda su casa" (Hech 18,8). Entre los gentiles, el problema era más complejo: a veces sólo se ganaba a las mujeres o criados. Los conversos provenían de todos los estratos sociales: aunque predominaban las clases urbanas media y baja, cada vez aumentaba la presencia de quienes ocupaban cargos medios o superiores en la política y la administración, así como pensadores e intelectuales. Factores que favorecieron la extensión del Evangelio fueron la amplia red de comunicaciones del Imperio, así como la unidad helenística en pensamiento ,religión y lengua, pues el griego era la lengua de las ciudades hasta que en el siglo II fue suplantado por el latín en el Imperio de Occidente.

 

4) La persecución planteó el problema de la penitencia. El vivir en un mundo que los odiaba preparaba a los cristianos a una vida testimonial ejemplar. Pero el caso de la frecuente apostasía en la persecución de Decio planteó el problema de la penitencia, es decir, si podían ser perdonados y reintegrados a la comunidad. Cipriano (258), Obispo de Cartago sostenía que sólo podían regresar si pasaban por un largo período penitencial dirigido por el propio Obispo, mientras que el presbítero romano Novaciano mantenía que sólo los que se habían mantenido firmes, (los puros "katharoi") eran hijos de la Iglesia. La polémica se extendió en el norte de África cuando el Obispo Donato sostuvo en el 307 que era inválida la consagración del Obispo de Cartago por provenir de Obispos que no se había mantenido fiel en la persecución. Al fin la Iglesia optó por alejarse de novacianistas y donatistas y sostener que en ella existía la capacidad de perdonar.

5) El crecimiento de las comunidades obligó a estructurar los ministerios. En principio, todas las comunidades aceptaban la autoridad de los Doce. Además, en las comunidades palestinenses se impuso un gobierno colegial siguiendo el modelo judío: el consejo de los ancianos ("los presbíteros"). En las comunidades fundadas por Pablo, los modelos de ministerio fueron menos unitarios, más diversos: se habla de "aquellos que se esfuerzan", los "colaboradores" (1 Cor 16,16), "los que presiden" (Rom 12,8), aunque también se distingue entre "apóstoles, profetas y doctores" ((1 Cor 12,28); los Obispos y diáconos sólo eran inspectores (Filip 1,1). En todo caso, se trataba de servicios ("diakonía"). La autoridad suprema en comunidades judías o paulinas era colegial: los presbíteros en Palestina, los Obispos en las comunidades de Pablo. Sólo a partir del siglo II se impuso la autoridad de los Obispos y se fue pasando del colegio de los Obispos, al único Obispo de un territorio. Hasta el siglo III desarrollan una triple tarea: reunir el primer día de la semana a la comunidad para celebrar la Eucaristía, preparar durante la Cuaresma a los catecúmenos que recibirían el Bautismo en la noche de la vigilia Pascual y organizar las escuelas catequéticas, lo que hicieron tomando el modelo de las escuelas filosóficas del helenismo. Eran dirigidas a la formación de líderes de la comunidad y a la vez fueron los primeros centros de reflexión teológica. La más famosa la de Alejandría donde explicaron Clemente y Orígenes.

Los Obispos a su vez se rodean de los presbíteros y los diáconos. Los primeros les ayudan en la tarea de la evangelización directa y la catequesis. Los segundos en la organización social y económica de la comunidad, en la pastoral social. De entre todos los Obispos de una provincia, la autoridad correspondía al de la ciudad, el Obispo metropolitano que preside las reuniones de todos ellos en los Sínodos. Pero como el rango de las ciudades era diverso, se consideró que los obispos de las más importantes tendrían el rango de Patriarcas: Alejandría, Antioquía, Roma, Constantinopla y Jerusalén.

 

 

6) El Primado de la Iglesia y Obispo de Roma sobre el resto de la Iglesia surge en el siglo III basándose dos afirmaciones : el primer Obispo de Roma era Pedro y Jesús le había confiado la autoridad a él (Mt 16,18 .Jn 21,15). En realidad ambas afirmaciones surgieron "a posteriori" y no son contundentes: ni es probado que Pedro haya realizado un papel jerárquico en Roma ni el texto de Mateo no es del propio Jesús. La idea de un Obispo único es muy posterior a la fecha del martirio de Pedro. En realidad, sólo hasta el 254 Esteban I, Obispo de Roma intenta imponer su opinión sobre el tema del bautismo de los herejes presentándose como sucesor de Pedro aduciendo el texto de Mat 16,18. Más tarde el Papa Dámaso I (366-384) incrementaría la importancia del rango de su sede episcopal. Frente a esto, para las iglesias de Oriente, Roma seguía siendo un Patriarcado más al que se apelaba en casos conflictivos, buscando un mediador. Sólo en el siglo V con las primeras invasiones y la ausencia de un Emperador en Occidente, el Obispo de Roma León I asumió papeles a la vez políticos y religiosos y consolidó la imagen de Papa que Oriente no reconoció.

7) Bautismo, Eucaristía y Penitencia fueron las primeras expresiones de la naciente liturgia. Al comienzo los templos de los cristianos eran las casas familiares (Hech 20,7) cuya sala de baño servía para los bautismos. A partir del siglo II algunos cristianos regalan sus casas a la comunidad y desde el III se construyen iglesias. El candidato al bautismo era presentado por cristianos garantes, y tras una larga preparación catequética, previos días de ayuno recibían el bautismo la noche de Pascua.

Desde fines del siglo II en Oriente y Occidente se celebraba la Pascua en el domingo siguiente a la Pascua judía. El domingo ("el día del sol") se celebraba la Cena del Señor que se inicia con la lectura de textos bíblicos y un breve comentario de parte del Obispo que preside. Era frecuente que antes de la Plegaria eucarística los cristianos confesaran públicamente sus pecados normales pues sólo hasta el siglo III se concede el perdón una sola vez para errores como la apostasía, asesinato o adulterio.

A lo largo del día, los cristianos oran: al amanecer rezan mirando a Oriente de donde viene "la luz verdadera", al mediodía, a las tres y al atardecer cuando se bendice la lámpara. Oran puestos en pie, con los brazos levantados y las palmas abiertas.

 

Como sus contemporáneos, los cristianos veneran a los muertos, especialmente a los mártires sobre cuya sepultura se celebra el aniversario. Por ello desde el siglo III los cristianos poseen cementerios propios que en Roma eran las catacumbas.

 

 

TEMA 2. LA IGLESIA EN EL IMPERIO ROMANO-CRISTIANO

1. La Tolerancia de Constantino.

2. La formación del Credo.

3. El nacimiento de la vida religiosa.

En el presente tema nos acercamos a una nueva etapa en la historia de la Iglesia. Lo que define este nuevo período es la nueva relación entre los cristianos y el Estado, es decir entre la Iglesia y el Imperio Romano. Cronológicamente nos referimos al siglo IV. Hasta esta fecha la relación había sido conflictiva. Desde el 313 se produce una transformación decisiva: los Emperadores se muestran tolerantes e incluso, finalmente, el cristianismo pasa a ser la religión oficial del Imperio. ¿Cómo explicar este cambio de postura de parte del Estado hacia la Iglesia? ¿Qué hizo posible esta situación tan novedosa? ¿Qué consecuencias supuso esto para la vida de la Iglesia? ¿Cómo reaccionaron los cristianos ante este hecho?. Este tema trata de responder estas y otras cuestiones semejantes.

 

1. LA TOLERANCIA DE CONSTANTINO.

A partir del año 313, la política de los emperadores romanos hacia los cristianos da un giro total: el cristianismo pasa primeramente de ser perseguido a ser tolerado y finalmente se convierte en la religión oficial del Imperio Romano.

Para poder comprender este desconcertante cambio político es necesario ubicarse en el marco general de la crisis que vive el Imperio Romano en el siglo IV. Diocleciano, al tomar el poder se encuentra con una situación de gran crisis económica del Estado y de incapacidad de poder controlar un territorio tan extenso. Por eso optó en el 285 por dividir el inmenso territorio en cuatro partes; "divide y vencerás". Así lograría un mayor control sobre los impuestos a la ciudadanía y una mayor seguridad política. El poder se repartiría entre cuatro emperadores: dos en Oriente (el propio Diocleciano y Galerio) y dos en Occidente) Maximiano y Constancio Cloro. A esa nueva organización política la han denominado los historiadores "la tetrarquía" (de "tetra", que en griego significa cuatro). Incluso en algún momento en vez de cuatro llegaron a existir hasta siete emperadores a la vez. Pero el sistema tetrarcal creó un nuevo conflicto: las disputas territoriales entre los mismos emperadores.

Uno de ellos era Constantino, nació en la antigua Yugoslavia e hijo de Constancio Cloro, un emperador relativamente tolerante hacia los cristianos, y de su madre Elena que era cristiana. Constantino había logrado imponerse poco a poco sobre el resto de los Emperadores, menos Licinio en Oriente. El año 312 se enfrentó en el Puente Milvio, cerca del Tíber (Italia) con Majencio, uno de sus competidores en Occidente. Los escritores cristianos de la época como Eusebio y Lactancio explicarían esa victoria como una intervención milagrosa de Dios a favor de Constantino: según la leyenda, Constantino habría visto en el cielo una cruz luminosa mientras escuchaba unas misteriosas palabras "Con este signo vencerás". Convertido al cristianismo, hizo inscribir en las banderas imperiales este signo y así alcanzó la victoria.

Los historiadores actuales dan poco crédito a esa leyenda. Más bien se inclinan a pensar que el influjo de los cristianos había crecido hasta tal punto, incluso entre la familia imperial, que la única manera de mantener compacto un Imperio en crisis era darle un substrato cultural y religioso que lo mantuviera unido ante la crisis. El cristianismo parecía ser el mejor elemento de unión. En todo caso después de la batalla de Puente Milvio (312) Constantino apoyó a los cristianos aunque él permaneció como catecúmeno hasta dos meses antes de su muerte que se bautizó.

Con ello, las persecuciones contra los cristianos cesaron en el Imperio Romano de Occidente. En el de Oriente, el Emperador Licinio decretó también la paz religiosa. El año 313 ambos emperadores, Constantino y Licinio se pusieron de acuerdo para una política común con respecto al cristianismo: ello nos consta por una carta de ambos emperadores escrita desde Milán al Gobernador de Bitinia el año 313 y a la que se suele normalmente denominar El Edicto de Milán, el cual unido a medidas posteriores establecía:

1. La libertad religiosa en el Imperio.

2. La devolución a los cristianos de los lugares de culto.

3. El permiso para las reuniones públicas de los cristianos.

4. El reconocimiento de la Iglesia como sujeto capaz de recibir donaciones y legados en propiedad.

 

 

EDICTO DE MILÁN 313

Yo, Constantino Augusto, así como yo, Licinio Augusto, reunidos felizmente en Milán para discutir de todos los problemas relativos a la seguridad y al bien público, hemos juzgado que debíamos ante todo regular, entre otras, disposiciones destinadas a asegurar, según nuestro juicio y el bien de la mayoría, como aquellas en las que reposa el respeto a la divinidad, o sea, dar a los cristianos como a todos, la libertad y la posibilidad de seguir la religión que han elegido, para que todo cuanto hay de divino en la celestial morada pueda ser benévolo y propicio a nosotros mismos y a todos cuantos se hallan bajo nuestra autoridad. Por eso hemos creído, con un designio saludable y recto, que había que tomar la decisión de no rehusar esta posibilidad a nadie, de que se adhiera con toda su alma a la religión de los cristianos o a la que crea más conveniente para él, a fin de que la divinidad suprema, a la que rendimos un homenaje espontáneo, pueda atestiguarnos en todo su favor y su benevolencia acostumbrada. Así pues, conviene que sepas que hemos decidido, suprimiendo por completo las restricciones contenidas en los escritos enviados anteriormente a sus oficinas sobre los cristianos, que quedan abolidas esas decisiones que nos parecen totalmente contrarias y extrañas a nuestra mansedumbre, y permitir, en adelante a todos los que esté determinados a observar la religión de los cristianos, sin verse inquietos ni molestados"...

(Lactancio, De morte persecutorum, 48).

 

Los sucesores del Emperador Constantino aumentaron aún más esa política en favor de los cristianos prohibiendo los sacrificios propios de las religiones paganas, cerrando los templos de otras religiones y quitando su apoyo y protección a los sacerdotes de las religiones tradicionales del Imperio. Pero en realidad el cristianismo creció más en Oriente pues Constantino decidió desde 330 instalar la capital del Imperio en la ciudad de Bizancio, en el Bósforo que desde entonces comenzó a llamarse Constantinopla (la ciudad de Constantino), hoy Estambul, capital de Turquía. Con ello, la presencia de la cultura griega tuvo más influencia en el desarrollo del cristianismo.

Un nuevo paso adelante en la línea de la apertura del Imperio hacia la Iglesia fue el Edicto de Tesalónica promulgado para el Imperio Romano de Oriente por el Emperador Teodosio. Aquí no sólo se permite el cristianismo sino que se le declara como la religión oficial del Imperio. Esto quería decir que todos los súbditos del Emperador de Oriente quedaban obligados a bautizarse y formar parte de la Iglesia cristiana. De la tolerancia se pasó a la oficialización de la religión cristiana. A partir del año 394 esta decisión se extiende también al Imperio Romano de Occidente. Teodosio, más que Constantino, fue el mayor protector los cristianos.

La protección del Emperador se traducirá en:

a) La concesión del Emperador a la Iglesia de edificios que antes pertenecían a la Iglesia tradicional de Roma y a los que frecuentemente se llamaban basílicas. Así por ejemplo el Emperador hará construir hermosos lugares de culto como la Basílica de San Pedro del Vaticano, la del Santo Sepulcro, la de Belén y todas las iglesias de Constantinopla.

b) El Emperador se preocupará por apoyar, defender y aumentar el patrimonio de los bienes de la Iglesia.

c) El Emperador concederá determinados privilegios al clero: exoneración de impuestos, inmunidad ante tribunales civiles...

d) La Iglesia podrá ejercer el poder judicial: tendrá sus propios tribunales, dará sentencias e incluso en materias civiles.

e) Los Obispos se convertirán en sus diócesis en representantes del poder del Emperador: son vicarios de Dios y del Emperador.

f) Los Emperadores se preocuparán por mantener la ortodoxia de todo el Imperio, la fidelidad a la fe recibida de los Apóstoles y por ello, convocarán Concilios.

g) Paulatinamente los Emperadores lucharán porque desaparezcan los cultos religiosos tradicionales, lo que resultará más difícil en Occidente, en las zonas rurales (paganas: habitante del campo) y en los ambientes senatoriales e intelectuales de la sociedad romana. Constantino prohíbe prácticas paganas como la magia, los sacrificios, hace cerrar los templos. Teodosio suprime la celebración de las fiestas paganas.

 

 

EDICTO DE TESALÓNICA, año 380

Queremos que todos los pueblos situados bajo la dulce autoridad de nuestra clemencia vivan en la fe que el santo apóstol Pedro transmitió a los romanos, que se ha predicado hasta hoy como la predicó él mismo y que siguen como todos saben el pontífice Dámaso y el Obispo Pedro de Alejandría...Decretamos que sólo tendrán derecho de decirse cristianos católicos los que se sometan a esta ley y que todos los demás son locos e insensatos sobre los que pesará la vergüenza de la herejía. Tendrán que aguardar ser objeto en primer lugar de la venganza divina, para ser luego castigados por nosotros, según la decisión que nos ha inspirado el cielo"

Del Emperador Teodosio.

2. LA FORMACION DEL CREDO.

En el proceso de la formación del credo de la Iglesia, primero fue la experiencia, el compromiso y después la reflexión teológica y la formulación definitiva de los artículos de la fe. En este proceso de reflexión, la Iglesia tenía que establecer un diálogo con las dos grandes corrientes más importantes de la época: la filosofía platónica y las religiones orientales.

An te tanta diversidad de teorías e ideologías culturales, la Iglesia se veía obligada a establecer lo que verdaderamente era la fe ("ortodoxia") frente a las teorías que se separaban de la fe cristiana ("heterodoxia"). Formular las primeras era una larga labor realizada a través de la reflexión de los teólogos y las formulaciones de los Concilios. Excluir las segundas resultaba una tarea dolorosa pues suponía dialogar con quienes las sostenían y, si no cambiaban de parecer, terminar declarando heréticas tales proposiciones y anatemas a quienes las sostenían. El objetivo de la Iglesia no fue condenar ni ahogar la reflexión de los teólogos sino mantener viva la enseñanza de los primeros apóstoles. El Credo que proclamamos en la Eucaristía los domingos es sustancialmente el resultado final de todo ese largo proceso que ocupó varios siglos de pensamiento y debates en la historia de la Iglesia.

Hasta el 150 el influjo directo de los Apóstoles y otros cristianos que habían conocido personalmente a Jesús impedía la heterodoxia. También el que las comunidades cristianas estaban bastante aisladas entre sí. Pero después del 313 se extendían rápidamente por el Imperio. A partir de entonces se plantea la necesidad de fijar el canon y la doctrina. Ya en el Nuevo Testamento existen algunas profesiones de fe, como en 1 Cor 8,6 o en los himnos cristológicos de las cartas de Filipenses y Colosenses. Muy probablemente Pablo ahí transcribe fórmulas semi-oficiales de la fe que circulaban entre los primeros cristianos y que eran expresadas en el momento del bautismo. Pero no debemos olvidar que sólo a finales del siglo II se fijará definitivamente el canon de la Escritura: es decir, la lista oficial de los libros de la Biblia que la Iglesia consideraba como revelados.

2.1. Dios Uno y trinitario.

El primer tema de debate consistió en lograr una formulación teórica adecuada para poder explicar cómo Dios era a la vez Uno y Trino. ¿Cómo hacer combinar la afirmación central del cristianismo de la Trinidad con el monogenismo?. Pensemos que el tema era especialmente importante en el ambiente cultural del Imperio Romano ya que la religión romana tradicional sostenía la existencia de muchos dioses emparentadas entre sí y entre los cuales Júpiter tenía una cierta primacía. ¿Era lo mismo con las relaciones que se establecen en la Trinidad entre el Padre, el Hijo y el Espíritu?

La primera crisis ante este problema surge en la ciudad de Alejandría con el Arrianismo. Arrio, un sacerdote austero y bien considerado en la comunidad de Alejandría, quiso salvaguardar la idea del monoteísmo: el Dios único, que no tenía comienzo. Por ello sostenía que Dios Padre había engendrado al Hijo. Por tanto el Hijo no era eterno ya que había tenido un comienzo. Y por eso, el Hijo, según Arrio, no tiene la misma naturaleza que el Padre, pues está subordinado a El, por tanto no es plenamente Dios. El Hijo era creado por el Padre y por tanto, dependiente de El, instrumento suyo en el mundo. Arrio aducía textos bíblicos como Prov 8,22 y Jn 14,28. Para Arrio, la salvación que Jesús trae al hombre consiste en invitarle a seguir su camino para ser un día glorificado con El.

En todo este problema hay que ver el influjo del platonismo en el cristianismo: Platón sostenía que la realidad visible a los sentidos sólo es una imagen, una sobra de la verdadera realidad ubicada en un mundo superior, el mundo de las ideas y por eso el mundo de la realidad (la historia, el cuerpo, la materia) siempre es de segunda categoría. Desde esa filosofía,-la predominante en Oriente entonces,- resultaba difícil entender cómo alguien que asumió un cuerpo, la materia podía pertenecer al mundo eterno.

Frente a eso, el Obispo Alejandro, Obispo de Alejandría afirmaba que el Hijo existía desde la eternidad y es igual al Padre, como afirma el prólogo del Evangelio de Juan. Si el Verbo no era plenamente Dios,-como pensaba Arrio,- entonces el hombre no había sido salvado, ya que no ha sido Dios el que se ha encarnado en un hombre.

Al fin Arrio y sus partidarios fueron excomulgado el año 318, lo que produjo una revuelta en Alejandría. Ante el problema suscitado el propio emperador Constantino intervino y decidió convocar a los Obispos. Primero convocó solamente a los obispos de Egipto, donde se había suscitado la polémica, en la ciudad de Alejandría el 321. Después decidió convocar un Concilio general en la ciudad de Nicea de Bitinia, cerca del paso del Bósforo.

El Concilio de Nicea se reunió el año 325. Era el primer concilio al que podemos llamar ecuménico (=universal), es decir con la participación de la mayoría de los obispos de la cristiandad. Hasta entonces sólo se habían dado Sínodos, es decir, reuniones de los Obispos de una región geográfica. Asistieron 300 Obispos, la mayoría de Oriente, de cultura griega, más preocupados por las cuestiones teológico-doctrinales que los de Occidente. La mayoría de los Obispos mantuvo la condena a Arrio. Y propusieron una formulación oficial para el credo de la Iglesia. El propio Emperador intervino en la discusión y al fin se impuso el término "homousios" (omos= igual, ousios=sustancia), es decir la afirmación de que el Hijo era de la misma naturaleza que el Padre, de la misma sustancia que el Padre. Es decir el Hijo conserva la perfecta igualdad con el Padre. Esta fórmula es la que aún mantenemos en la formulación del Credo actual, cuando decimos que el Hijo es consustancial al Padre. Los Obispos que se opusieron a esta fórmula fueron condenados al destierro.

En Nicea también se trató acerca de:

* la libertad de los clérigos de contraer matrimonio.

* la fecha de la celebración de la Pascua.

* la relación con los herejes.

 

Pero el acuerdo de Nicea pronto entró en crisis. Unos sostenían que el término "Homousios" al no aparecer en la Escritura no era revelado y por tanto no podía constituir una fórmula de fe. Excepto Atanasio, Obispo de Alejandría, los Obispos orientales rechazaron la fórmula de Nicea, mientras que los occidentales aceptaron lo acordado. El mismo Constantino cambió de parecer al ver la discrepancia que Nicea había producido y temiendo la división de su Imperio y logró desterrar al Obispo Atanasio. El Emperador Constancio, sucesor de Constantino desde 351, optó por el Arrianismo y desterró a los Obispos de Occidente. Hacia el 359 surge una nueva posición para solucionar la división, según la cual el Hijo es semejante (omoios) al Padre.

 

Para salir de la crisis, el Emperador Teodosio convoca la celebración de un nuevo Concilio: el Concilio de Constantinopla. Este Concilio, celebrado el 381, sólo contó con la asistencia de los Obispos de Oriente. En él se va a abordar también la naturaleza del Espíritu Santo. Desde hacía años se había planteado también la cuestión acerca de la divinidad del Espíritu Santo. Los arrianos la negaban, mientras que un grupo de los Santos Padres, con Basilio y Gregorio de Nacianzo la afirmaban. El Concilio de Constantinopla quiso zanjar el tema de la divinidad del Hijo y del Espíritu. Por ello recogió el credo de Nicea, añadiéndole una afirmación sobre el Espíritu Santo: éste procede del Padre, reina con El y con el Padre y el Hijo debe ser honrado. La fórmula es la quedará hasta el siglo VIII en el que la Iglesia Occidental añadirá la idea de que el Espíritu procede del Padre y del Hijo ("Filioque"), lo que será una de las causas de la división entre los cristianos de Oriente y Occidente.

Así concluía la disputa acerca de la naturaleza del Dios trinitario. El Arrianismo fue condenado y prácticamente quedó reducido a los cristianos de los países germánicos evangelizados por Wulfila que había sido consagrado obispo por uno de los jefes del arrianismo, Eusebio de Nicomedia.

 

2.2. ¿Cómo Jesucristo es a la vez hombre y Dios?.

Una vez solventado el problema de la igualdad entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, el segundo gran tema a debate para la elaboración del Credo de la Iglesia fue el de la naturaleza de Jesucristo. La afirmación de Nicea y Constantinopla sostenía claramente que Jesús era Dios. Pero, ¿cómo entender la divinidad de Jesús? ¿Es que Dios puede pasar hambre, sufrir y morir? ¿Cómo entender la encarnación del Hijo de Dios? ¿Cómo unir el Jesús histórico con el Cristo de la fe?

Las opiniones sobre el problema eran diversas:

* La opinión oficial de la Iglesia mantenía la unidad entre lo humano y lo divino de Jesucristo. Pero había diversas maneras de explicarla. Para los teólogos de la Escuela de Alejandría se sostenía que Cristo era el Verbo (Dios) que asumió una carne. Los pensadores de Antioquía ponían más bien el acento en los dos aspectos del ser de Cristo: en él existían dos naturalezas, phisis (la humana y la divina) que se unían.

* Apolinar, Obispo de Laodicea (Siria) sostenía que en Jesús hay cuerpo y espíritu. Esa era un poco la antropología filosófica de la época. El cuerpo de Jesús era humano, pero el alma de Jesús era divina: Jesús carecía de alma humana. Precisamente por ello, Jesús no pudo conocer el pecado porque éste ocurre en la voluntad que está en el alma. Apolinar y los apolinaristas fueron condenados por la Iglesia por negar la divinidad plena de Jesús: si sólo el alma de Jesús es divina, entonces la voluntad del hombre no ha sido salvada.

 

* Nestorio de Constantinopla denunció la piedad popular que atribuía a María el título de Theotokos(Madre de Dios) y sostenía que en Jesús se daban dos naturalezas (fisis), la humana y la divina, pero la verdaderamente importante era la divina. Por ello, Nestorio afirmaba que María sólo era Madre de Jesús en su naturaleza humana, pero no era Madre de Jesús como Hijo de Dios.

* Frente a Nestorio, Cirilo de Alejandría quiere defender la unidad de Cristo y la creencia común de los cristianos. Para ello acude a buscar el apoyo de Celestino, el Obispo de Roma que en 430 condena a Nestorio.

La oposición entre los partidarios de Nestorio y Cirilo llevó al Emperador Teodosio II a convocar un nuevo concilio, al que invitó al propio Obispo de Roma y al mismo San Agustín, Obispo de Hipona, que moriría en las vísperas.. El concilio se celebró en Efeso el año 431. Los Obispos egipcios apoyaban decididamente a su compatriota de Alejandría. Allá se produjo un enfrentamiento entre Cirilo y Nestorio. Nestorio fue condenado y Cirilo fue depuesto como Obispo, como un nuevo Judas. Se afirmó que María era madre de Dios (Teotokós). Fue entonces cuando se acuñó la fórmula de que "El Verbo se hizo hombre" .Pero muchos obispos no estuvieron de acuerdo con los resultados del Concilio de Efeso, unos por ser partidarios de Nestorio y otros porque se oponían al modo impositivo con que actuó Cirilo que incluso abrió el Concilio sin esperar la llegada de todos los invitados. Aunque la disputa parecía calmada después del Concilio de Efeso, el tema volvió a plantearse con motivo de la disputa entre Tatarata, un Obispo de Siria y Eutiques, un anciano monje de Constantinopla que sostenía que la naturaleza divina de Cristo había la humana por lo que el cuerpo de Cristo no es de la misma sustancia que el de los hombres. Eutiques había sido condenado por un Sínodo celebrado en Constantinopla, pero apeló al Obispo de Roma, León y al de Alejandría, Dióscoro.

 

EL CONCILIO DE EFESO

El Emperador hizo publicar enseguida un Edicto para reunir un Concilio en Efeso. Llegó Nestorio, seguido de una multitud prodigiosa de pueblo, poco después de la fiesta de la Pascua. Cirilo, Obispo de Alejandría no llegó hasta la fiesta de Pentecostés. Como Juan, Obispo de Antioquía, retrasaba su viaje, los demás Obispos empezaron a ventilar la cuestión.

Cirilo abrió la discusión en hizo como una escaramuza de palabras, antes del combate a fin de desconcertar a Nestorio, al que apreciaba poco. Como algunos confesaban que Jesucristo es Dios, Nestorio dijo: "Yo no podría llamar Dios al que un niño de dos o tres meses; por eso, soy inocente de vuestra sangre y en adelante no estaré con vosotros". Se reunió después con los Obispos que seguían su parecer, mientras que los que se quedaron en el Concilio con Cirilo llamaron a Nestorio. Pero él dilató su comparecencia hasta que llegara Juan, Obispo de Antioquía.

Después de que Cirilo y los demás examinaron los sermones de Nestorio y juzgaron que contenían impiedades y blasfemias, lo depusieron. Por su parte, los Obispos del partido de Nestorio se reunieron a parte y depusieron a Cirilo y a Memnón, Obispo de Efeso. Cuando llegó Juan, Obispo de Antioquía, acusó a Cirilo de haber motivado aquel desorden. Pero Cirilo depuso a Juan.

Cuando vio Nestorio que la disputa había llegado a producir un cisma, sintió lo ocurrido y dijo: "Si se quiere, que llamen a María Madre de Dios y que cese". Pero a pesar de haber cambiado de opinión, nadie quiso recibirlo y fue expulsado a Oasis donde sigue todavía. La deposición de Nestorio causó desórdenes y confusiones en la Iglesia de Constantinopla donde el pueblo andaba divido, pero los eclesiásticos pronunciaron el anatema contra él"...

Sócrates, Historia eclesiástica, VII, 34.

Por ello el Emperador Marciano convocó un nuevo concilio que se celebraría en Calcedonia, cerca de Constantinopla y presidido por el delegado del Obispo de Roma, León. El punto de polémica nuevamente era la naturaleza de Cristo. Los seguidores de Cirilo en Egipto y Siria seguían sosteniendo la existencia de una sola naturaleza, es decir el monofisismo (monos=uno, fisis=naturaleza), mientras que la corriente nestoriana, más extendida en la actual Persia, mantenía la existencia de dos naturalezas pero no unidas entre sí por el predominio de la naturaleza divina de Jesucristo. El Concilio se reunió el 451 y por primera vez era presidido por el representante del Obispo de Roma. Las posición oficial de Roma era que Cristo tiene un cuerpo verdadero, de la misma naturaleza que el de su madre y aunque está compuesto de dos naturalezas, ambas se unen en una sola persona. En adelante ésta será la base de la Cristología, aunque sin impedir que se busquen formulaciones complementarias y renovadas.

 

DEFINICIÓN DOGMÁTICA DE CALCEDONIA 451

..."El sabio y saludable símbolo de Nicea-Constantinopla bastaba por la gracia de Dios para dar a conocer y afianzar la verdadera fe. Pero, queriendo cerrar la puerta a todas las maquinaciones contra la verdad, el santo y grande concilio ecuménico aquí presente, enseñando la doctrina inquebrantable predicada desde el comienzo, ha decidido ante todo que la fe de los 318 padres de Nicea tiene que quedar fuera de toda discusión. Y confirma también la enseñanza dada más tarde sobre la esencia del Espíritu por los 150 Padres reunidos en la ciudad imperial (Constantinopla) el 381, los cuales exponían con claridad su pensamiento sobre el Espíritu Santo, por el testimonio de la Escritura, contra los que intentaban rechazar su señorío...

Así pues, siguiendo a los santos padres, todos nosotros enseñamos a una sola voz un solo y mismo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, el mismo perfecto en humanidad, el mismo Dios verdaderamente y hombre verdaderamente, hecho de un alma racional y de un cuerpo, consustancial con el Padre según la divinidad, consustancial con nosotros según la humanidad, semejante a nosotros en todo excepto en el pecado, engendrado del Padre antes de los siglos en cuanto a su divinidad, pero engendrado en los últimos tiempos, por nosotros y nuestra salvación, de María, la Theotokos, en cuanto a su humanidad, un solo y el mismo Cristo, Hijo, Señor, Unigénito, al que reconocemos que es dos naturalezas, sin confusión ni cambio, sin división ni separación; la diferencia de naturalezas no queda, ni mucho menos, suprimida por la unión, sino que, por el contrario, las propiedades de cada una de las dos naturalezas quedan a salvo y se encuentran en una sola persona o hipóstasis"...

 

Pese a que Calcedonia es la formulación más evolucionada del dogma cristológico, las disputas continuaron. Quienes se oponían a la formulación de Calcedonia, se separaron de la Iglesia oficial: unos, siguiendo a Cirilo, mantenían la idea de una sola naturaleza en Cristo (los monofisitas), sobre todo en Egipto, Siria, Etiopía y Armenia; mientras que las Iglesias nestorianas, especialmente en Persia, sostenían la dualidad de del hombre y Dios en Jesucristo. El gobierno imperial de Constantinopla se encargó de imponer en sus territorios la doctrina de Calcedonia a través de los Concilios Constantinopolitano II y III.

 

3. EL NACIMIENTO DE LA VIDA RELIGIOSA.

Antes de los edictos de tolerancia:

1. Ya en las comunidades del Nuevo Testamento existía un gran respeto hacia las personas que elegían vivir la virginidad por el Reino de los cielos.

Esta opción se basaba en el ejemplo y la enseñanza del propio Jesús (Mt 19,22.30) y de Pablo (1 Cor, 7) Los grupos de viudas de 1 Tim 5, las cuatro hijas de Felipe, las vírgenes que profetizaban ( Hech 21,8-9) son los primeros indicios de una vida consagrada.

2. En los siglos II y III tenemos numerosos testimonios de hombres y mujeres que eligen el camino de la vida ascética y en castidad. El objetivo es dejarlo todo por el Reino de los cielos, aunque a eso se unen razones ambientales: oponerse a la inmoralidad social, sentirse más libre que en el matrimonio para las tareas del Reino... A estas personas se les aconseja vivir la pobreza y dedicarse a atender a los necesitados. Viven en sus familias, sin formar una comunidad separada. No hacen ninguna profesión oficial, ni usan un hábito distintivo. En el siglo II se trata de un compromiso privado. Y la teología que subyace a ese compromiso es que la castidad es continuidad con el compromiso del bautismo y forma de un amor esponsal con Cristo. La jerarquía de la Iglesia a veces intervino para corregir ciertas desviaciones como el que surgiera entre ellas un cierto desprecio hacia el matrimonio.

Tras los edictos de tolerancia.

Con los Edictos de tolerancia, desaparece el martirio como signo de radicalidad en la Iglesia. Pero algunos optan por buscar nuevas formas de radicalidad en el seguimiento de Cristo.

El primero de ellos es Antonio (251-356), un cristiano copto, nacido en Coma (Egipto) el año 251 e hijo de acaudalados padres comerciantes muertos cuando él tenía 20 años. A la luz del texto evangélico sobre el joven rico (..."Anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, ven y sígueme"...), decidió donar sus propiedades y entregarse a una vida ascética, primero cerca de su casa y después fuera de Coma. Primero cruzando el río Nilo se estableció durante veinte años en una antigua fortaleza militar abandonada en Pispir y más tarde en el Monte Colzim, cerca del mar Muerto. Su vida fue conocida y atrajo seguidores ermitaños que le reconocían como un padre ("Apas", "Abbas"). Tras su muerte, Atanasio escribió una biografía novelada de Antonio, lo que aún aumentó la difusión de los monjes en los desiertos de Oriente e incluso en Occidente. Aunque se mantuvo fiel a la ortodoxia de la Iglesia e incluso se opuso al arrianismo, Antonio vivía alejado de las estructuras oficiales de la Iglesia. Murió cerca del año 356.

Entre los seguidores de Antonio, San Pacomio (287-346), es uno de los más importantes porque con él se pasa del eremitas solitarios a los cenobitas, es decir a los que viven vida en común. Era egipcio como Antonio y se había convertido al cristianismo mientras prestaba servicio militar. Primero vivió la vida solitaria hasta que se estableció en Tabenisi, en el Alto Nilo, el 320 con la nueva idea de organizar una vida común entre los eremitas dispersos por el desierto. El sueño de Pacomio era reproducir la vida de la primera comunidad cristiana de Jerusalén que tenía tomo en común y compartía la fe y las propiedades. Al morir, millares de monjes pertenecientes a once monasterios (dos de ellos femeninos) acataban su dirección como superior de todo un movimiento y seguían una Regla elemental con la que había dotado a la naciente comunidad: todos se reunían para celebrar juntos la Semana Santa y una asamblea general en agosto. Era una regla donde aún predominaba la vida en privado. Los monasterios eran pequeñas colonias agrícolas o de artesanos que lograban subsistir con sus productos. Los monjes recibían una pequeña instrucción sobre la Escritura, celebraban dos Oficios diarios y la Eucaristía semanal, aunque la tendencia era que entre ellos no existieran sacerdotes. La hermana de Antonio, María, estableció también la primera comunidad contemplativa femenina. Así este monaquismo primitivo se extendió por Egipto, Palestina, Siria y Mesopotamia, sin tener normas jurídicas muy fijadas. Simplemente el candidato se ponía bajo la dirección de un maestro espiritual a "abad", hasta poder volar por sus propias alas. Todo este eremitismo pone el acento en la lucha contra los demonios, a los que en una espiritualidad primitiva animista descubre por todas partes. Se trataba de llegar a la limpieza original del hombre antes del pecado de Adán. El eremitismo llegó a ciertas excentricidades: los "dendritas" que vivían en los árboles, los "rumiantes" que se alimentaban de hierbas, los "estilitas" que habitaban en lo alto de una columna, los "adamitas" que dejaban consumirse sus vestimentas...

El tercer gran organizador de la vida religiosa fue San Basilio (329-370), Obispo de Cesarea. Era un intelectual y profesor cristiano de Cesarea que se había formado en Atenas que optó por la vida ascética tras visitar algunos grupos de eremitas en Palestina, Siria y Egipto. Después se dedicó a difundir la Regla monástica que creó en los monasterios del Ponto.

Basilio reaccionó contra las exageraciones de la vida de los eremitas. Con él se puede decir que comenzó la vida en común: es el fundador de los cenobios (bios=vida, koinós= en común), pues hasta entonces los ascetas habían vivido en soledad o en pequeños grupos de dos o tres. La Regla de San Basilio contemplaba una estructura de la vida de los monjes:* Un tiempo de trabajo físico, manual, agrícola o artesano.

* Un tiempo de formación intelectual y estudio de la Escritura.

* Un tiempo de oración personal y comunitaria.

* Un servicio entregado a las necesidades de los pobres.

* Y una vida de obediencia a un superior, el Abad.

A partir de San Basilio se impuso y difundió la vida en común organizada también en Occidente. San Jerónimo (347-419) que fue monje en Oriente se dedicó a hacer propaganda de la vida monástica en Roma. Su aporte fundamental al monaquismo fue el interés de los monjes por la Sagrada Escritura que se convierte en el alimento de la vida espiritual de los monjes.

 

EL MONAQUISMO

Monje viene de monachos, solitario; en los orígenes, el monasterio es la residencia de un monje.

Eremita o ermitaño viene de eremos, desierto, y designa al que vive en el desierto, lejos de los demás hombres.

Anacoreta viene de anachorein, "retirarse, irse al monte"; y se refiere a la persona que ha dejado el mundo; es casi sinónimo de eremita.

Cenobita viene de koinós bios, vida común; designa al que lleva una vida común organizada.

Abba o Apa significa "padre", abad o superior.

Amma significa, madre, abadesa o superiora.

El monaquismo acabó designando al estado de vida de todos los que dejan el mundo para entregarse plenamente a Dios. El monaquismo toma entonces dos formas principales: la vida solitaria (anacoretismo o eremitismo) y la vida común (cenobitismo).

S. Agustín (354-430), deseó vivir como monje después de su conversión y quiso que su clero adoptara los grandes rasgos de la vida monástica. Así comienza una nueva orientación en la vida monástica por la que el monje se hace también sacerdote. La Regla de San Agustín ofrece un conjunto de normas y consejos para la vida religiosa.

Juan Casiano (360-4135), natural de Rumania después de visitar monasterios en Oriente fundó dos grandes monasterios en Francia. A las viejas tradiciones de la vida monástica le añadió el tema de la necesidad del discernimiento espiritual en la vida del monje. Algo parecido hicieron en Irlanda los monjes Patricio y Columbano.

Pero la obra fundamental para explicar la vida monástica en Occidente será la Regla de San Benito, la cual inspiró toda la vida religiosa hasta el siglo XII. Benito vivió entre 480 y 547 y trata de recoger y perfeccionar toda la legislación anterior. Introduce el voto de la estabilidad por el que el monje ha de vivir hasta la muerte en el monasterio. También le concede una gran importancia al papel del Abad, el cual tiene la doble misión de ser padre espiritual de los monjes y superior de la comunidad. El abad es elegido por vida por los monjes los cuales le deben una obediencia absoluta. Esta obediencia permite ir ascendiendo los grados de la humildad así como la interiorización de la ascesis.

 

EL ABAD EN LA REGLA DE SAN BENITO

..."Está claro que hay cuatro especies de monjes. La primera es la de los cenobitas, o sea, de los que viven en común, en un monasterio, y combaten bajo una regla y un Abad (Cap. 1).

El Abad que es juzgado digno de gobernar el monasterio debe recordar continuamente el nombre que lleva y realizar con sus actos el título de cabeza de familia. En efecto, se le mira como si tuviera el lugar de Cristo en el monasterio; por eso lleva el mismo nombre que se le da al Señor, según las palabras del Apóstol: ' Han recibido el espíritu de Hijos adoptivos que grita en nosotros: ¡Abba! ¡Padre... El que acepta el cargo de Abad debe gobernar a sus discípulos por una doble enseñanza, o sea, tiene que inculcar lo que es bueno y santo más que por palabra. A los que son inteligentes les enseñará con sus discursos los preceptos del Señor; a los duros de corazón y a los simples, les enseñará con su ejemplo. Así, con sus actos enseñará a sus discípulos a evitar lo que les haya enseñado como contrario a le ley divina (Cap. 2).

Siempre que haya en el monasterio un asunto importante que decidir, el Abad convocará a toda la comunidad y le expondrá de qué se trata. Tras recibir la opinión de los hermanos, deliberará en su interior y hará lo que crea más útil. Lo que nos hace decir que debe consultar a todos los hermanos, es que a menudo Dios revela a uno más joven lo que es mejor. (Cap 3).

La pronta obediencia es el primer paso en el camino de la humildad. Les conviene a todos los que tienen a Cristo por encima de todo. Pero por el servicio sagrado que profesan, o por el temor al infierno, o por el deseo de la gloria eterna, desde que el Superior manda algo, no pueden tolerar retrasar su ejecución lo mismo que si Dios se la hubiera ordenado. (Cap 5).

La vida de sacrificios del monje es menos exagerada que en Oriente. La austeridad se expresa en materia de las horas de sueño, el vestido, el alimento y la vida de oración. La jornada de los conventos benedictinos se reparte entre la oración, la liturgia, la lectura y meditación de a Escritura ("ora") y el trabajo manual en el campo y artesanía ("et labora").

Los monasterios benedictinos se extendieron por toda Europa y ocuparon un doble papel en la historia de la Iglesia. Por una parte fueron centros de vida religiosa renovada en la Iglesia y, por otra, mantuvieron la cultura clásica cuando la invasiones de los pueblos bárbaros hicieron desaparecer los últimos vestigios del pasado greco-romano.

 

 

TEMA 3. LA IGLESIA EN LA ALTA EDAD MEDIA

 

 

1. Las invasiones y la evangelización en Europa.

2. El Papado y el Imperio.

3. Las Reformas de los siglos IX y X.

La Edad Media comprende diez siglos: desde la caída del Imperio Romano (siglo V) hasta el surgimiento de la Modernidad (siglo XV). En su origen el término "Edad Media" es más bien peyorativo y fue introducido por los humanistas del Renacimiento en el siglo XVI que consideraban el período medieval de la historia muy negativamente y lo veían como un tiempo oscuro que les separaba de la riqueza cultural de la civilización antigua greco-latina.

Los historiadores actuales de la Edad Media suelen distinguir dentro de ella dos grandes períodos:

a) La Alta Edad Media: siglos V-XI.

b) La Baja Edad Media: finales del siglo XI hasta finales del XIV.

Si analizamos con más detalle, la evolución de la Edad Media, el proceso sería así:

a) Siglos V al VIII: período de decadencia y crisis por invasiones bárbaras.

b) Siglo VII: un relativo desarrollo cultural.

c) Siglos IX y X: nueva etapa de crisis debida a nuevas invasiones.

d) Siglos XI al XIII: gran desarrollo por resurgimiento de las ciudades y comercio.

e) Siglo XIV: una gran crisis demográfica, económica, cultural y religiosa.

 

1. LAS INVASIONES Y LA EVANGELIZACIÓN DE EUROPA.

 

Para finales del siglo IV parecía que la evangelización era un proceso ya sin marcha atrás. Iglesia e Imperio Romano parecían absolutamente identificados y según muchos pensadores cristianos, ningún factor podía romper esta unidad tan firme. No faltó quien pensara que el Reino de Dios ya había llegado a su plenitud.

Sin embargo, la situación va a cambiar debido a varios factores, de los que el más importante fue la gran crisis experimentada por el Imperio. Desde el 395 la unidad del Imperio se había roto al dividirlo en dos zonas. Pero además, desde comienzos del siglo el Imperio de Occidente va a desaparecer debido a la presencia de varios pueblos bárbaros. Los romanos llamaban "barbaros" a los pueblos que vivían más allá de sus fronteras y que no podían habar el latín.

Se trataba de pueblos de origen germánicos, oriundos del centro y este de Europa. Algunos de ellos habían guerreado permanentemente contra los romanos; otros, habían logrado un cierto estatuto de aliados y eran utilizados por los romanos para detener a otros pueblos germánicos. Incluso desde fines del siglo III eran parte del ejército romano. En todo caso, los Emperadores romanos de Occidente habían logrado que los pueblos bárbaros no tuviesen control político más al sur del río Danubio ni más al Oeste del Rin.

Pero la situación comienza a cambiar desde el siglo V, cuando estos pueblos germánicos, presionados militarmente por los terribles hunos, capitaneados por Atila, atraviesan el Danubio y el Rin e invaden los territorios del Imperio. Hasta que el 410 la ciudad de Roma, la capital del Imperio Romano de Occidente es saqueada por los visigodos de Alarico que acabarán por instalarse en España.

Tras algunos años de desplazamientos y movimientos migratorios, los pueblos germánicos se van ubicando en los antiguos territorios del Imperio:

* Los visigodos en el sur de Francia y España.

* Los vándalos en el norte de África. S. Agustín morirá en el asedio a la ciudad de Hipona.

* Los ostrogodos en Italia.

* Los celtas en Irlanda.

* Los normandos en el Norte de Francia y sur de Inglaterra.

* Los bretones en Inglaterra.

* Los francos, en el centro de África.

* Los jutos en Escandinavia.

Justiniano, el Emperador romano de Oriente trata de recuperar los territorios invadidos por los pueblos germánicos pero sólo lo logra en el sur de Italia y en el norte de África. Al fin, germanos y romanos unidos logran detener el avance de Atila el 451 en la famosa batalla de los Campos Cataláunicos, en Troyes (Francia), mientras que el Papa León Magno logra negociar la retirada definitiva de Atila. Pero, más tarde, los vándalos atacan y destruyen de nuevo la ciudad de Roma en 455. Finalmente, en el año 476, Odoacro, rey de los hérulos destrona al último Emperador romano, el joven Rómulo Augústulo. Hasta 1453 sobrevivirá el Imperio Romano de Oriente cuya capital, Constantinopla acaba cayendo en manos de los turcos. Con la caída de Roma y el desastre político que ello supone, diríamos que el mundo de la antigüedad romana y cristiana había dejado de existir y comenzaba una nueva época.

Todos estos acontecimientos producen una situación de crisis, aún de fe, en la Iglesia. ¿Por qué Dios parece que nos abandona? ¿Por qué mueren los inocentes? ¿Es porque somos pecadores?. Muchos cristianos pensaron que había llegado el fin del mundo; otros creyeron que se trataba de un castigo de Dios por los muchos pecados; los paganos, por su parte, ven en esta catástrofe un castigo de los dioses por el abandono de la religión tradicional romana. En todo caso no hay otra posibilidad que establecer pactos con los bárbaros.

La verdadera causa de las invasiones hay que buscarla en otro lado: los hunos, el pueblo bárbaro más numeroso y guerrero, desde hacía años venían experimentando una gran crisis económica: los cultivos en las estepas rusas habían sufrido una serie de desastres climáticos y se les hacía necesario buscar nuevas tierras. Por otra parte el ejército romano se había vuelto incapaz de poder detener la avalancha de los pueblos germánicos más allá de la gran frontera, el Río Danubio. En una primera época trataron de pactar con sus vecinos germánicos, después, cuando los hunos bajaron desde la estepas rusas empujándolos hacia el sur, se vieron obligados a invadir las fronteras del Imperio.

 

Las Invasiones cambiaron definitivamente el aspecto de Europa.

* En primer lugar separaron las relaciones de Europa con el Imperio de Oriente, por razones lingüísticas, culturales y geográficas. Las ciudades se habían vuelto inseguras y la gente volvió a las zonas rurales.

* En segundo lugar Europa se ruralizó: las ciudades se convirtieron en áreas peligrosas en las que las razzias de los germánicos eran frecuentes y las incursiones se convertían en destrucción, por lo que muchas poblaciones optaron por protegerse en zonas más aisladas del campo.

* En tercer lugar, más tarde, cuando los musulmanes invadan Europa, el Mar Mediterráneo dejará de ser el vínculo del comercio internacional y las relaciones económicas y culturales con el Imperio de Oriente, mucho más desarrollado, prácticamente desaparecerán. La lengua griega, que era la lengua de la cultura pasará a ser desconocida en Occidente e Incluso el uso del latín como la lengua oficial del Imperio será sustituida por las lenguas romances, oriundas de una mezcla del latín y los idiomas germánicos.

 

 

Frente a esta nueva situación, la Iglesia tenía que emprender una gran tarea de evangelización. La evangelización de estos pueblos duró aproximadamente diez siglos siguiendo los diversas formas de labor misionera. En unos casos se trató de conversiones personales; en otros, de conversiones de todo un pueblo y en bastantes casos de conversiones forzosas. Un cierto grupo de pueblos bárbaros ya habían sido cristianizados antes de las invasiones, como los ostrogodos establecidos en los Balcanes, los visigodos, vándalos, burgundios y lombardos, pero por ser su cristianización heredera de la Iglesia de Oriente, habían sido desde el principio arrianos y se mantuvieron así en el momento de las invasión. Pero la mayoría de los pueblos germánicos creían en religiones de tipo animistas.

El avance decisivo de la evangelización comenzó cuando Clodoveo, el rey de los francos, como signo de agradecimiento por su victoria contra los alamanes, decidió convertirse al Dios de su esposa, Clotilde, y bautizarse. Siguiendo su ejemplo, el año 589, Recaredo, rey de los visigodos abandona el arrianismo y se convierte al cristianismo católico. Sin embargo el la conversión de los visigodos de España no tuvo mucho influjo ya que la conquista árabe desde 711 impidió a la iglesia española ejercer una influencia estable sobre la configuración religiosa de Occidente. Fueron más bien los reyes francos y la nobleza los que se convirtieron en estandartes del cristianismo, inaugurando así una especie de segunda era constantiniana.

Contando con el apoyo de la nobleza franca, el cristianismo se fue extendiendo a través de monjes y ermitaños que iban fundando comunidades aisladas. También los monasterios ejercieron un gran papel en las zonas más ubicadas en el este, más allá del Rin.

 

Esta evangelización por una parte aumentaba el control de los monarcas francos sobre el resto de Europa y por otra, extendía el cristianismo. Cuando se producía la resistencia por motivos políticos, los monarcas francos acudían a la fuerza.

 

 

 

LA CONVERSIÓN DE CLODOVEO

Gregorio de Tours en su Historia de los Francos es nuestro principal informador sobre la vida política y religiosa de los siglos V y VI en Francia. En este texto nos relata la conversión de Clodoveo.

..."Empezaban a dispersarse las tropas de Clodoveo ante el ataque enemigo. Al verlo, Clodoveo levantó las manos al cielo y con el corazón herido y derramando lágrimas dijo: Jesucristo, de quien Clotilde afirma que eres Hijo del Dios vivo y que socorres a los que están en peligro y das la victoria a los que esperan en ti, solicito con devoción la gloria de tu socorro. Si me concedes la victoria sobre mis enemigos y experimento ese poder del que el pueblo consagrado a tu nombre dice haber recibido tantas pruebas, creeré en Ti y me haré bautizar en tu nombre, porque he invocado a mis dioses y, como veo, se han negado a socorrerme, lo cual me hace creer que no tienen ningún poder, porque no socorren a los que le sirven. Así, pues, te invoco a Ti, quiero creer en Ti; ¡Al menos que me libre de mis enemigos!... Mientras decía estas palabras, los alamanes volvieron a la espalda y empezaron a sentirse derrotados..."

Gregorio de Tours, Historia de los Francos.

 

En Irlanda y Escocia, los protagonistas de la evangelización fueron los monjes que llegaron del continente procedentes de las Islas Británicas. En Irlanda se formó una iglesia autóctona, la iglesia celta,- en un breve espacio de tiempo. La tradición recuerda las leyendas relativas a San Patricio, británico cristiano que había sido deportado a Irlanda y que más tarde fue consagrado Obispo en Inglaterra, decidió regresar a Irlanda para dedicar su vida a las comunidades cristianas de la isla, las que fueron educadas a través de los muchos monasterios que proliferaron y a las que acudieron monjes provenientes de Francia y Escocia.

 

En Inglaterra, el influjo del cristianismo se había detenido con la entrada de los pueblos anglosajones y jutos que procedían de Escandinavia. Desde Roma se inició en el siglo VI un gran proyecto para evangelizar estos pueblos dirigido por monjes irlandeses, francos y escoceses. Aquí se conjugó el sistema de la fundación de conventos con la de organización de diócesis nombrando Obispos a su cargo. A veces el Obispo era Abad y viceversa. El más famoso de ellos fue Beda el Venerable (735) que extendió la regla benedictina por el territorio inglés.

En general, para toda Europa occidental, podemos decir que la evangelización de los pueblos germánicos fue, sobre todo, obra de los monjes, especialmente los benedictinos. Los monasterios benedictinos ejercieron un doble misión: por una parte fueron resguardo de la cultura latina en sus bibliotecas y la práctica de la liturgia en latín; por otra parte se convirtieron en foco de evangelización de los pueblos germánicos. Conocemos, por ejemplo con detalle el desarrollo de la evangelización de Irlanda gracias a San Columbano, Beda el Venerable y San Patricio. San Bonifacio, un monje inglés dedicó su vida a la evangelización del Norte de Europa.

La evangelización de los países eslavos fue motivo de disputas entre cristianos griegos y latinos. Los occidentales llevaron a cabo varias expediciones misioneras desde los monasterios alemanes, mientras que los orientales lo hacían desde Constantinopla. Cirilo y Metodio, los santos patronos de la Europa Oriental, tradujeron al eslavo los textos sagrados y difundieron así el alfabeto cirílico. Sus sucesores llegaron hasta Bulgaria y el interior de Rusia.

 

2. EL PAPADO Y EL IMPERIO.

Las relaciones entre el Papado y el Imperio durante la Alta Edad Media estuvieron fundamentalmente marcadas por la teoría cesaropapista. Según tal teoría, la Iglesia para sobrevivir necesitaba del apoyo político del Estado. A su vez, el Estado recibía de la Iglesia la legitimación de su poder. Podríamos resumir así la tesis central de la teoría cesaropapista:

La Iglesia tiene dos poderes: uno espiritual (el del Papa) y otro político (el del Emperador). El poder espiritual es de orden superior puesto que desciende de Jesús directamente a través de los Apóstoles. Pero, en la práctica no puede establecerse ni triunfar sin la ayuda del poder político (el del César, el del Emperador). Por eso, en la práctica, el poder más importante es el poder del Emperador.

Se puede afirmar que el cesaropapismo se expresó históricamente en dos ocasiones: la primera en los siglos VIII y IX con la monarquía franca; la segunda, el siglo X con la monarquía alemana. Ambos intentos por construir una sociedad cuya autoridad conjugara el poder de la Iglesia y del Imperio, fracasaron.

 

 

2.1. El Papado y la monarquía franca.

En una situación de tanta inseguridad, La Iglesia siente amenazada su existencia y trata de buscar apoyo en el poder político. Por su parte, la Iglesia ofrece su autoridad moral y religiosa para dar legitimidad a las nacientes monarquías. Por ello opta por acudir a los reyes de la monarquía de los francos.

En realidad, de todos los reinos germánicos, el único que pudo mantenerse a través de los tiempos fue el de los francos, al que consiguió aglutinar el rey conquistador Clodoveo (481-511). Sus sucesores expulsaron a los visigodos del sur e incorporaron a su reino los territorios de Borgoña derrotando a los alamanes. Más tarde anexionaron territorios hoy alemanes o italianos como Baviera, Turingia, Sajonia y Lombardía. Al final del gobierno de Carlomagno los francos controlaban todas las tribus germánicas con excepción de las anglosajonas y las de Escandinavia.

El año 751 el apóstol Bonifacio corona a Pipino el Breve como rey de los francos. Y así cuando Roma sea atacada por los lombardos el Papa Zacarías acudirá a solicitar su ayuda al rey Pipino.

La misma política de apoyo seguirán los sucesores, especialmente Carlomagno que en 756 logra conquistar para el Papa los territorios cercanos a Roma y que se convertirán en el patrimonio territorial del Papado, los "Estados Pontificios", hasta 1870. A cambio, el Papa consagra como Emperador al rey Carlomagno en la navidad del año 800. Este hecho tenía todo un significado político: no sólo el Papado reconocía la autoridad de Carlomagno sobre sus propios vasallos sino que, al consagrarle, el Papa le reconocía además como continuador de los Emperadores que desde Constantino habían legitimado su poder en el apoyo de la Iglesia. El único problema fue que el entonces Emperador de lo que quedaba del Imperio Romano de Oriente, y que residía en Constantinopla, consideró ese nombramiento como ilegal y a Carlomagno como un usurpador del trono imperial.

De modo que, siguiendo la política iniciada con el Emperador Constantino, los reyes francos mantienen una posición de intervención en los asuntos de la Iglesia:

* Favorecen la extensión de la evangelización cristiana.

* Reorganizan las diócesis en Francia y Alemania.

* Reforman la Iglesia.

* Nombran Obispos.

* Extienden la Regla benedictina y reforman los monasterios de Europa.

* Promueven una cierta renovación cultural, tratando de recuperar los textos latinos de la tradición de la Iglesia y favoreciendo un cierto desarrollo de la teología.

Pero el Tratado de Verdún (843) dispone la división del reino franco entre los sucesores de Ludovico Pío en tres partes. Y así el incipiente imperio carolingio llega a desaparecer. El viejo sueño tanto del Papado como de los reyes francos de reconstruir el Imperio romano se viene abajo.

 

 

 

2.1. El Papado y la monarquía alemana.

El segundo intento por restablecer el Imperio será en 916. Ahora será apoyándose en la monarquía alemana, con Otón I. A ese segundo proyecto de continuar la renovación del Imperio se denominará "El Sacro Imperio Romano-Germánico". Teóricamente este Imperio durará hasta 1806, sin embargo aunque pretendía ser un Imperio universal, sólo fue alemán.

Podríamos decir que el modelo político basado en las tesis del cesaropapismo no se consolida por tres razones:

 

1. El avance del Islam en Europa (asunto que consideraremos en otro tema).

2. Las nuevas invasiones:

Desde Escandinavia, los normandos avanzan hasta Francia e Inglaterra, mientras que los húngaros avanzan hacia Alemania y Francia. Por otra parte, los piratas musulmanes desde África atacan las costas del sur de Francia e Italia.

3. El feudalismo.

El feudalismo es un sistema económico-social-político que nace en la época de la debilidad de las monarquías europeas y que busca unificar políticamente a un territorio logrando a la vez el apoyo de la nobleza a la monarquía.

El feudalismo en estado puro establece un contrato entre dos personas libres: el monarca y el vasallo, que suele pertenecer a la nobleza. Por este contrato, el vasallo se compromete a defender y apoyar a su monarca en sus campañas militares además de pagar un tributo, mientras que el monarca se compromete a entregar un territorio ("feudo") al vasallo así como defenderle en los tribunales.

Los vasallos podían ser civiles o eclesiásticos: había monasterios que eran feudos de un monarca. En su origen el feudo no era hereditario, es decir, cuando muere el vasallo, el feudo vuelve de nuevo a ser propiedad del monarca. Sin embargo, los vasallos van a luchar para conseguir la hereditariedad del feudo. Por su parte, el vasallo puede sub-enfeudar su feudo a otro segundo vasallo: así el primer vasallo se convierte en señor de este segundo vasallo.

Este modelo de organización política permitió a los monarcas mantener una cierta unidad en sus territorios a cambio de entregar el dominio de la tierra. Pero a su vez produjo una parcialización del poder. Muchos feudos eran simplemente comprados y eso llegó incluso a la Iglesia. Así surgió el problema de la simonía: los monarcas entregaban a un eclesiástico un territorio y a cambio recibían una dignidad eclesiástica, y así se llegó a comprar los cargos de la Iglesia como las responsabilidades sobre un territorio o una diócesis.

 

3. LAS REFORMAS DE LOS SIGLOS IX Y X.

Desde el siglo X se producen una serie de reformas para detener la corrupción que el avance del feudalismo ha producido en la Iglesia y eso ocurre, sobre todo, a tres niveles:

 

3.1. Reforma de la vida monástica.

El problema central radicaba en la gran riqueza que los monasterios habían alcanzado, así como en el control que los laicos ejercían sobre los monasterios. No pocos monasterios habían dejado de ser centros de evangelización y de cultura cristiana para convertirse en los centros económicos más prósperos de la región.

Frente a eso, los Papas tomarán medidas como la promulgación del derecho de exención por el que los monasterios dejan de depender de los Obispos para pasar a depender directamente de la Santa Sede. En esa misma línea se produce la reforma de Cluny, así llamada porque se inicia en un monasterio ubicado en esa localidad francesa. La reforma monacal iniciada en Cluny hace una serie de cambios en la legislación monacal actualizando la antigua Regla de San Benito, reorganizando las funciones y autoridad dentro del monasterio e impulsando una serie de medidas en la línea de una mayor autenticidad en la pobreza.

 

 

3.2. Reforma de la vida sacerdotal.

Los dos grandes problemas de la vida sacerdotal eran:

a) Los abusos en materia sexual ("el nicolaísmo"), que se tratará de evitar imponiendo como obligatorio el celibato sacerdotal desde el Concilio de Elvira en el siglo IV.

b) La simonía, es decir la compraventa de los cargos religiosos que será declarada inválida por la Iglesia.

 

 

 

3.3. Reforma de la vida laical.

La vida laical enfrentaban diversos problemas:

a) Muchos de los conversos recientemente, eran conversos "en masa" sin una verdadera evangelización y catequesis.

b) La Iglesia tenía que evangelizar en el tema de la paz a pueblos que contaban con una larga tradición de vida militar y de guerras.

c) Muchas de las antiguas tradiciones religiosas de estos pueblos,-supersticiones, politeísmo, viejas prácticas animistas,- seguían dándose a la vez que practicaban la vida cristiana. Existía un confuso sincretismo entre las antiguas creencias y la nueva fe cristiana.

 

 

TEMA 4. LA IGLESIA EN LA BAJA EDAD MEDIA.

 

1. El apogeo del poder del Papado.

2. El enfrentamiento con el Islam.

3. El cisma de la Iglesia en Europa.

 

El período histórico que vamos a estudiar, la Iglesia en la Baja Edad Media, se caracteriza por una lenta evolución de la sociedad medieval hacia nuevas formas de desarrollo y un momento de gran recesión en las vísperas de la Edad Moderna.

1. Hay un lento despertar de las economías europeas. Una serie de innovaciones tecnológicas como la introducción del arado y el sistema de rotación de las tierras en producción, lograrán cambios significativos en la productividad de los suelos. Por otra parte, las mejora en la fabricación de transportes fluviales conseguirán un importante desarrollo en el comercio aprovechando las grandes vías fluviales europeas.

2. Este desarrollo económico tiene su expresión política en el auge del poder las monarquías nacionales frente a la idea del Imperio que sale desfavorecida en su lucha contra el Papado. A través del sistema feudal, las monarquías han logrado aumentar y reafirmar su poder real frente al poder teórico del Imperio. La primera experiencia de esto es la monarquía francesa, después Inglaterra y por último España que logra expulsar definitivamente a los musulmanes de Europa en 1492. Pero por otra parte, el desarrollo de las monarquías hace que éstas entren en conflicto entre sí mismas: la mayor expresión de ello será la Guerra de los 100 años entre Francia e Inglaterra que ocupará, a intervalos, el siglo XIV. Desde ahí hay que entender también el cisma de la Iglesia en Occidente.

3. El desarrollo económico trae consigo la urbanización que en muchos casos es re-urbanización: cuando las amenazas de invasiones cesan, se vuelven a ocupar y poner en funcionamiento las viejas ciudades romanas o se fundan otras nuevas. Las ciudades, especialmente las ubicadas en las costas, se convierten en centros impulsores del comercio exterior, de una incipiente banca y en centros culturales.

4. Con las ciudades surge un importante avance de la cultura, especialmente cuando los europeos vuelven a entrar en contacto con el pasado greco-romano, en muchas casos gracias a las traducciones de los textos clásicos realizadas por los intelectuales musulmanes. Y así se introducen en Europa: el derecho romano, la filosofía aristotélica y un arte propio, los estilos románico y gótico, que se expresan sobre todo en la arquitectura religiosa.

5. Cuando el nivel de desarrollo social parece haber alcanzado un cierto nivel sostenible, viene la gran crisis del siglo XIV que llega a su momento más bajo con la gran peste bubónica de 1347 y que se expresa también en la guerra de los 100 años, el traslado de la sede papal a Francia y la crisis de la filosofía escolástica. Entonces una nueva época se anuncia: la Edad Moderna.

 

 

1. EL APOGEO DEL PODER DEL PODER DEL PAPADO.

A partir del siglo XI, la teoría cesaropapista está en crisis por varias razones:

a) Las relaciones entre el papado y el Imperio germánico se vuelven tirantes porque los emperadores desean establecer un absoluto control sobre la iglesia alemana.

b) La ingerencia del poder civil sobre la Iglesia se extiende por toda Europa a través del problema de la simonía y las investiduras: los civiles otorgan poderes eclesiásticos.

c) Toda una generación de Papas que provienen de la vida monástica reformada en Cluny están decididos a recuperar el poder de la Iglesia. Y para sostener su posición acuden a las teorías políticas de San Agustín. En los abundantes escritos de este famoso pensador cristiano y Obispo se sostenía que en el mundo conviven dos poderes, dos "ciudades": la ciudad de Dios y el mundo. El poder espiritual reside en el Papa mientras que el poder político reside en los reyes. Pero como el poder espiritual es de orden superior, el poder de los Papas debe ser superior al de los reyes. Esta teoría, conocida en la historia política como "el agustinismo político" venía a negar los grandes principios del cesaropapismo sobre los que se habían basado las relaciones entre la Iglesia y el poder político desde la conversión de Constantino y durante toda la Alta Edad Media.

 

La crisis entre el Papado y el poder temporal estalla con los Papas Nicolás II y Gregorio VII. Estos llevarán a cabo una serie de medidas para conquistar el poder y la independencia del poder político.

1º. Nicolás II cambia las normas establecidas para la elección del Pontífice. Hasta ese momento, el Emperador tenía una gran ingerencia en este asunto. A partir de ahora el Papa será designado y elegido por los Cardenales que en ese momento son los miembros más importantes de la Iglesia de Roma (los Obispos más importantes de la región de Roma y siete diáconos). La ventaja de esta medida es que el Emperador quedaba excluido de esta elección. La desventaja es que también la representación del pueblo cristiano quedaba muy reducida.

2º. Gregorio VII prohíbe en 1075 la simonía, es decir la venta de los cargos eclesiásticos, así como la investidura que es la contrapartida: el haber recibido una dignidad eclesiástica, especialmente el Episcopado, de manos de un laico. El Papa desea un episcopado independiente del poder temporal.

3º. Gregorio VII se enfrenta con el Emperador alemán Enrique IV que se opone a estas medidas. Enrique IV proclama en Alemania la destitución del Papa. El Papa, por su parte, justificándose

 

desde la teoría agustinista, depone a Enrique IV y dispensa a los súbditos alemanes de la obediencia a su monarca. Al fin Enrique IV acude al castillo de Canosa a reconciliarse con el Papa. La Iglesia y la monarquía alemana firman un acuerdo, el Concordato de Worms por el que el Emperador renuncia al derecho de investidura.

4º. Los Papas posteriores mantienen las reformas gregorianas y se adhieren a las tesis agustinistas llevando hasta el extremo la superioridad de la autoridad de la Iglesia, la tesis teocrática: todo poder proviene de Dios y por tanto el poder de los monarcas se subordina al de la Iglesia que es la representante de Dios en el mundo. El papado de Inocencio III en el siglo XII es la época del culmen teocrático: el Papa se presenta como árbitro en los problemas entre las diversas monarquías e incluso es quien designa oficialmente el candidato para suceder en el trono imperial alemán.

5º. La crisis estalla entre Inocencio IV y Federico II. El Papa depone al Emperador en el Concilio de Lyon.

 

 

2. EL ENFRENTAMIENTO CON EL ISLAM.

 

Arabia en el siglo VII era un encrucijada de culturas y religiones: por una parte las comunidades cristianas instaladas a lo largo de la costa del Mar Rojo y en el Yemen actual, pero la mayoría del país la conforman una serie de tribus nómadas continuamente enfrentadas entre sí. El centro de esa Arabia dispersa es la ciudad de La Meca, con su gran piedra sagrada negra (la Kaaba) que atrae a los árabes por sus ferias y peregrinaciones religiosas.

Marcado por todas estas corrientes, hacia el año 610, Mahoma proclama un mensaje recibido del cielo: el juicio de Dios es inminente y por eso hay que convertirse a la nueva fe: El Islam.

Mahoma es un comerciante en las caravanas del desierto de Arabia que en el siglo VII logra unir a las distintas tribus dispersas de Arabia bajo una religión monoteísta, que se expresa en el Libro (Corán), escrito en la lengua árabe que da unidad a las diversas tribus. Ante el rechazo de la gente su propia tribu, Mahoma huye de la Meca a Medina el año 622: este éxodo, esta huida (la hégira, en árabe) es la que da fecha al inicio de la era musulmana. Al no poder atraer a su fe a cristianos ni judíos, Mahoma entra el conflicto con ellos y proclama su nueva religión como universal. Después de haber conseguido la unida entre las tribus árabes, Mahoma vuelve triunfalmente a La Meca y muere meses más tarde el año 632.

 

He aquí los grandes principios de la religión musulmana:

1. Alah es el único Dios y Mahoma su Profeta. No hay más que un sólo Dios al que el creyente (muslim, musulmán) debe una sumisión (islam) absoluta. La fe musulmana no excluye a otras personas como Abrahán, Jesús, como enviados de Dios, pero el único Dios es Alah.

2. Ante ese Dios único, el creyente debe ser un hombre de profunda oración. La oración es pública y durante tres veces al día acudiendo a la llamada de trompeta que desde los minaretes (las torres cuadradas de las mezquitas) hacen los sacerdotes. La oración se hace con el cuerpo hincado y el rostro vuelto al suelo reconociendo la absoluta majestad de Alah.

3. Todo creyente musulmán debe combatir la guerra santa (yidah) contra los herejes, es decir, contra aquellos que se nieguen a reconocer el credo musulmán. La fe lleva a aceptar incluso la muerte con entusiasmo esperando la recompensa de Alah en su paraíso eterno.

4. El verdadero musulmán debe guardar el ayuno santo durante todo el mes de Ramadán en las horas de sol.

5. La fe obliga a ayudar con la limosna a los necesitados.

6. En recuerdo de la huida de Mahoma, todo creyente debe visitar al menos una vez en su vida esta ciudad, y visitar la Kaaba. Hacia ella apuntan todas las mezquitas que se construyen, como mirando al primer santuario donde Dios se reveló.

 

La unidad religiosa de los musulmanes encontró un mundo dividido en el Oriente por el agotamiento de las interminables guerras entre el Imperio Romano y los persas y aprovechó la coyuntura para expandirse por el Cercano Oriente y norte de África impulsada por la fe en la guerra santa. Jerusalén fue tomada por los musulmanes el 638, así como Siria y Palestina. Alejandría, en Egipto, y Persia cayeron en manos árabes cuatro años después.

A fines del siglo VII, los musulmanes se extienden por el Norte de África y pese a su resistencia, Cartago, la ciudad más importante del Imperio Romano en la costa africana, es tomada el 698. Animados con la fuerza de esta victoria y contando con la ayuda de los grupos bereberes africanos ya convertidos al Islam, los musulmanes atraviesan el Estrecho de Gibraltar el 711, entran en Europa, atraviesan España sin encontrar gran resistencia llegando incluso hasta la ciudad de Poitiers, el 732, en pleno corazón del reino de los francos. Desde entonces, el Islam parece convertirse en el mayor enemigo de los cristianos, tanto los de Oriente como los de Occidente: además de proponer otro credo religioso, poseen un ejército que parece invencible.

Frente a esta situación crítica, los reinos cristianos, tratan de organizarse para repeler la invasión:

a) En Occidente, son los reinos españoles, que aún no están unidos, los que inician una lucha militar para hacer retroceder a los musulmanes hacia África. A esta larga campaña militar se denomina la Reconquista. De hecho, el Islam sólo abandonará Europa el año 1492 cuando los Reyes Católicos españoles puedan concluir la Reconquista.

b) En Oriente, el problema central es que los Santos Lugares (Palestina) están ocupados por los musulmanes. A partir del siglo XI, los cristianos de Oriente organizan expediciones militares para recuperar los lugares donde vivió Cristo. A estas campañas militares organizadas primero desde Oriente y más tarde también desde Occidente, se les denomina Las Cruzadas. La primera Cruzada organizada desde Occidente tiene lugar en 1095 cuando en el Concilio del Clermont el Papa invita oficialmente a la nobleza europea a acudir en defensa de los Santos Lugares: a cambio de esta lucha, ofrece a quienes se apresten a realizarla, tierras y la indulgencia plenaria.

La Primera Cruzada resulta todo un éxito: los cristianos reconquistan Jerusalén el 1029 y el territorio recuperado se reparte según el sistema feudal. A partir de esta experiencia nacen las Ordenes militares, asociaciones de nobles que como voto se consagran a la liberación militar y defensa de los Santos Lugares.

Sin embargo el éxito es sólo pasajero: los musulmanes vuelven a tomar Jerusalén en 1187 y la Cruzada que se organiza en su contra resulta un fracaso pues los cristianos no logran establecerse. Incluso los árabes atacan Constantinopla. Poco a poco se va llegando a la idea de la coexistencia pacífica pues las expediciones cristianas tienen capacidad de recuperar el terriotorio pero no son capaces de mantener ese dominio.

 

 

 

3. EL CISMA DE LA IGLESIA EN EUROPA.

 

A medida que avanza el siglo XII aumenta el enfrentamiento entre las Monarquías y el Papado.

* El primer enfrentamiento estalla entre el rey francés Felipe el Hermoso y el Papa Bonifacio VIII que llegó a negar al monarca el derecho a imponer tributos sobre la Iglesia y defiende el derecho a la inmunidad de los clérigos en las causas judiciales. El rey llega a atacar al Papa en Agnani.

 

* El segundo conflicto se produce entre el Papa Juan XXII y Luis de Baviera a quien el Papa no quiere reconocer como Emperador. Luis llega a nombrar a otro Papa apoyándose en la idea del papel de los laicos en el nombramiento del Pontífice. El Estado debe ser autónomo en lo temporal.

 

La crisis más fuerte estalla en 1305 aprovechando un momento en el que la sede papal está vacante desde hace dos años. Los Cardenales nombran Papa a un Arzobispo francés, Clemente V, hasta entonces Arzobispo de Burdeos, decisión que apoya el monarca francés Felipe el Hermoso ya que desea que el Papa intervenga en los conflictos entre Francia e Inglaterra. Incluso el monarca logra que el Papa acepte trasladarse a vivir en Francia en la ciudad de Avignon donde residirá hasta 1377. La Iglesia de Roma y del resto de Europa ve este hecho como una nueva "cautividad de Babilonia", pero el problema es que la mayoría de los Cardenales, que son franceses, apoyan esa decisión.

 

La opinión del resto de la Iglesia es que el Papa debe volver a Roma y el nuevo Papa, Gregorio XI decide retornar a Roma el año 1377. Pero este Papa muere tempranamente y la Iglesia romana, temerosa de una nueva ingerencia de la monarquía francesa en los asuntos de la Iglesia, insiste en que el nuevo Papa sea italiano y es elegido Urbano VI.

 

Pero los cardenales franceses se niegan a aceptar esa elección argumentando que no es jurídicamente válida. Por eso regresan a Avignon y eligen un nuevo Papa, Clemente VII al que apoya el rey francés y que reside en Avignon.

La división va a durar cuarenta años y este cisma de la Iglesia de Occidente dividirá a los diversos reinos cristianos entre "urbanistas" y "clementinos". El problema no se soluciona con la muerte de ambos: Bonifacio IX es nombrado Papa en Roma, mientras que Benedicto XII lo es Avignon.

La solución definitiva se alcanza en el Concilio de Pisa (1409) en el que los cardenales deciden deponer a uno y otro y eligen a Alejandro V a quien sucederá Martín V.

 

 

TEMA 5. DESCUBRIMIENTOS Y MISIONES

1. La expansión misionera de la Iglesia.

2. La presencia de la Iglesia en América Latina.

3. La Iglesia en Centroamérica y Panamá.

LA EDAD MODERNA.

Recordemos algunas de las características principales de esta época:

1. A nivel económico, el dato más importante es el desarrollo del comercio internacional a través del Mediterráneo, el Atlántico y el Pacífico. Esto hace que por primera vez todo el mundo conocido por los europeos se englobe en un solo sistema económico; el mercantilismo. El mercantilismo es la primera fase del capitalismo que se basa en el intercambio de mercancías, no del intercambio financiero: la única moneda son el oro y la plata.

2. A nivel social, el dato más importante será el surgimiento de una nueva clase social: la burguesía. Este nuevo grupo se ubica fundamentalmente en las ciudades y basa su riqueza en el comercio,-sobre todo internacional, a diferencia de la nobleza cuya riqueza base es la tierra. La burguesía va a ir alcanzando cada día mayores cotas de poder: primero logrará crear organismos de poder urbano que controla y finalmente terminará por desplazar a la nobleza. El desarrollo de la burguesía es creciente en Italia, Alemania y España.

3. A nivel político, el fenómeno más importante será el fortalecimiento de las monarquías nacionales lo que llevará a permanentes conflictos en toda Europa.

4. A nivel cultural, lo que determina esta nueva época será un interés por volver a la antigüedad greco-romana: el Renacimiento. Esto llevará a considerar la época anterior como una época oscura, una especie de intermedio de la historia, la Edad "Media". A cambio de ello, el hombre moderno se interesará por la literatura y el pensamiento de los autores antiguos que ahora se denominarán "clásicos". Más allá de esa mirada hacia atrás en la Historia, el interés de los hombres del Renacimiento se encuentra en el interés por todo lo humano, considerando al hombre de modo individual.

5. A nivel científico, el hecho más determinante será el interés y desarrollo de las ciencias empíricas frente a las ciencias más especulativas como la filosofía y la teología: ese segundo interés parece más propio del hombre medieval cuyo centro de atención era el tema de Dios. Por eso en esta época ocurre un importante desarrollo de la geografía, astronomía, matemática y ciencias naturales. Resultado de ello serán los avances en las técnicas de navegación, la brújula, el timón de codaste, los mástiles y la vela. Todo ello permitirá a los europeos emprender viajes marinos en rutas verticales, ya que hasta ahora sólo conocían la navegación en horizontal a través del Mediterráneo.

6. A nivel religioso, el fenómeno más significativo será la división religiosa de Europa desde el surgimiento de la Reforma luterana, así como el esfuerzo de las metrópolis de imponer su religión en las colonias dependientes. La consecuencia serán las guerras religiosas al interior de los diversos países. Hasta que se pueda llegar a un cierto principio de tolerancia religiosa, el criterio será "cuius regis, eius religio": la religión de cada país será la que adopte el Rey de ese país.

7. Por último, a nivel internacional, el hecho más significativo será la relación entre la mayoría de los pueblos de la humanidad. Los portugueses exploran las costas de África y Asia y establecen en ella. Los españoles tratan de ocupar y dominar la mayoría de los territorios de América Latina. Más tarde ingleses, franceses e italianos acudirán a controlar zonas aisladas en África y Asia. Sólo la colonización de Oceanía es muy posterior a esta época. Es decir, por primera vez en la historia, el hombre toma conciencia de la existencia de razas, etnias, pueblos y grupos humanos.

 

1. LA EXPANSIÓN MISIONERA DE LA IGLESIA.

Dos motivaciones están a la base de la expansión misionera de la Iglesia:

A) La idea de las Cruzadas: A partir de la experiencia de la Cruzadas se va extendiendo una teología en la época que subraya el tema de la misión: la Iglesia tiene que anunciar la religión verdadera y buscar por todos los medios la conversión de los paganos que no conocen a Cristo. La expulsión definitiva de los musulmanes de España hace que esta idea de misión cobre un mayor auge.

B) El Pontífice es el verdadero soberano de las tierras descubiertas o en proceso de colonización. A él le corresponde toda autoridad por ser el representante de Cristo en la tierra. En virtud de ese principio, el Papa Alejandro VI delimita en 1493 el área de conquista que corresponde a portugueses y a españoles, estableciendo la línea divisoria a 370 leguas al Oeste de las Islas de las Azores y cerrando así un viejo conflicto entre la Corona portuguesa y la española.

Pero esa responsabilidad la debe compartir de alguna manera con el Emperador y los Monarcas, ya que sin su ayuda será imposible adentrarse en los territorios conquistados. La Corona real es la que se encarga de la conquista y la Iglesia hará como de patrocinadora de la evangelización: por eso se denominará El Patronato a la institución del Estado que regula las relaciones con la Iglesia y con sus actividades evangelizadoras. La Santa Sede, por su parte, creará más tardíamente el año 1622 una institución eclesial dedicada a coordinar todo el proceso de la evangelización de las nuevas tierras descubiertas por los europeos: La Sagrada Congregación para la Propagación de la Fe, más conocida como "Propaganda Fidei".

 

1.1. ÁFRICA.

Los territorios de África fueron la primera zona de evangelización de los portugueses que desde 1415 establecieron diversas misiones en los territorios de la costa oeste. La Iglesia más desarrollada estuvo ubicada en torno al río Congo, que más tarde sería territorio belga, hoy Zaire. Y este desarrollo se debió a que en 1491 el Rey se bautizó y su hijo, que optó por la vida sacerdotal, fue nombrado Obispo, el primer Obispo negro en África.

En el siglo XVIII llegarán los franceses a África. Costa de Marfil, Madagascar y el Senegal serán los primeros puestos de misión de origen francés.

1.2. JAPÓN.

En Asia el centro del proceso evangelizador fue la India que controlaban los portugueses y el hombre clave fue el santo jesuita Francisco Javier que llegó a Goa, en el sureste, el año 1542 y desde ahí se dirigió a Malaca y Japón en 1549. Cuando se preparaba para llevar a cabo su gran proyecto de entrar en China, murió en una isla cercana a Cantón en 1552.

De estos países, Japón fue donde la evangelización prendió antes. Los cristianos llegaron a ser más de 300.000, sobre todo en el sur y el gran organizador de todo el proceso evangelizador fue el P. Valignano, un jesuita continuador de la obra de Javier. La evangelización habría sido realizada tratando de lograr la conversión de los pequeños gobernantes feudales, -los "daimíos". Cuando surge una fuerte monarquía que trata de controlar a estos pequeños señores feudales,- los "shoguns", se produce una oposición a la influencia extranjera y unida a ella se desata la persecución contra los cristianos. De 1597 a 1614 el martirio fue un fenómeno persistente para los cristianos y desde entonces, exceptuando algunos focos aislados, Japón cerró las puertas al cristianismo hasta el siglo XIX.

1.3. LA INDIA.

La India poseía una cierta historia de evangelización desde los orígenes del cristianismo, aunque no es comprobado que Santo Tomás, como dice la tradición, haya evangelizado algunas regiones de la India. No obstante, al menos desde el siglo V tenemos datos de la existencia de comunidades cristianas, aunque en su mayoría se mantenían en la tradición del nestorianismo, por su vinculación con la Iglesia de Siria. Eso produjo los primeros conflictos entre estos cristianos y los misioneros franciscanos portugueses. Se puede decir que en su primera fase, la evangelización apenas tocó las raíces culturales del mundo hindú.

Más efectiva sería la obra de un grupo de jesuitas liderado por el italiano P. Roberto de Nobili en el siglo XVII que vivió cincuenta años en la India y quiso ser considerado como un sannyasi, según el modelo de los penitentes hindúes. Tal vez su error radicó en que por querer identificarse con la cultura de su tiempo se identificó más con los brahmanes, la casta superior. De Nobili peleó por introducir expresiones y formas rituales del mundo hindú en la celebración de los sacramentos, a lo que se le llamó "los ritos malabares". De Nobili fue denunciado a Roma por esas innovaciones y en 1623 se le obligó abandonar la práctica de los ritos malabares.

1.4. CHINA.

China era el gran reto de los misioneros y a la vez el gran sueño heredado desde la muerte de Javier. El primer foco de evangelización fue la colonia portuguesa de Macao donde se instalaron los jesuitas recogiendo la antorcha del santo navarro. Desde ahí se lanzaron a la empresa de China llegando hasta Pekín. De todos estos primeros jesuitas en China, el que ha quedado más recordado en la historia es el P. Mateo Ricci que vivió en Pekín hasta 1610. Ricci intentó hacer en China algo parecido a lo que realizado por De Nobili en la India: adoptó muchas formas culturales del budismo después de estudiar el confucianismo. Se dedicó sobre todo a trabajar apostólicamente con las clases más cultas aprovechando sus conocimientos de física y matemáticas. Su obra sería continuada más tarde por los Padres Schall y Verbiest.

En 1615 se puso en circulación la primera traducción de la Biblia en una de las lenguas chinas. Para fines del siglo XVII existían en China más de 300.000 cristianos. Pero nuevamente se desató la disputa acerca de los ritos chinos que los jesuitas habían introducido. Además los conflictos entre las competencias entre el Patronato Portugués y la Propaganda Fidei obstaculizaron el avance de la evangelización. Sólo se permitió el trabajo de los jesuitas en el área de Pekín donde vivieron y trabajaron hasta la supresión de la Compañía en 1762.

1.5. INDOCHINA.

En Indochina el cristianismo comenzó a nacer con motivo de las persecuciones a la Iglesia en el Japón. Muchos cristianos japoneses huyendo de las crueles persecuciones se establecieron en Camboya, Tailandia (Siam) y Vietnam. Los misioneros jesuitas franceses se introdujeron en la zona desde 1615. De todos ellos, el más famoso fue el P. Alejandro de Rhodes que dedicó su vida al trabajo apostólico en el Vietnam: se hizo experto en la lengua y desde ahí organizó la formación de los catequistas. Rhodes logró que Roma nombrara Vicarios apostólicos en el XVII para el Oriente que serían Obispos dependientes de Propaganda Fidei e incluso logró que se abriera un seminario en Tailandia para las formación de las vocaciones del Extremo Oriente.

1.6. ASIA RUSA.

En el Asia rusa, es decir, Siberia, la Iglesia se introdujo más paulatinamente especialmente a través de la evangelización de los tártaros llegándose incluso a establecer una red de comunidades cristianas entre Rusia y China.

 

1.7. LA CRISIS EN ORIENTE.

Las misiones en Oriente obligaron a la Iglesia a establecer un diálogo con un mundo cultural que le era muy desconocido. Esto obligó a la Iglesia a universalizarse y a realizar diversos intentos de inculturación que más tarde en la historia serán retomados. Pero a partir del siglo XVII muchas de las misiones en el Oriente entran en una gran crisis por diversas causas:

1. Una de las causas son los conflictos de jurisdicción entre los Obispos nombrados por el Patronato portugués desde Lisboa y los Vicarios apostólicos elegidos por Propaganda Fidei: estas disputas burocráticas afectaron de un modo especial a las diversas Ordenes religiosas en sus trabajos misioneros y entorpecieron el desarrollo de una evangelización más inculturada.

 

2. La disputa sobre los ritos tanto en la India como en China y en general todo lo relacionado con la inculturación en la transmisión de la fe y de la liturgia hizo que la creatividad se estancara. ¿Cuál era la traducción adecuada de la Biblia para un mundo que poseía bases culturales diferentes de las de Occidente? ¿Había que respetar los ritos occidentales sobre los sacramentos y la liturgia o era legítimo traducirlos a otras formas simbólicas? ¿No atentaba eso contra la unidad de la Iglesia? ¿Qué elementos de la moral cristiana eran imprescindibles para ser cristiano y cuáles eran sólo tradiciones occidentales? En la India ¿la Iglesia debía respetar o combatir el sistema de castas?. Las disputas más fuertes se produjeron entre los jesuitas, más abiertos a la inculturación, y dominicos y franciscanos que veían peligrar el dogma de la Iglesia.

El conflicto más fuerte estalló en 1693 cuando Monseñor Maigrot, el Vicario Apostólico en China, prohibió las traducciones de los jesuitas y la práctica de la liturgia con ritos tradicionales. En 1704 el Santo Oficio confirmó esta misma decisión y el Papa envió un Legado Pontificio a China y la India para imponer la decisión. En 1715, el propio Papa condenó públicamente la práctica de los ritos chinos y malabares.

3. La tercera causa es que las Iglesias orientales eran muy dependientes de las metrópolis europeas. Por el Tratado de Utrech en 1713, Francia y España perdieron el control de los mares y desde 1763, por el Tratado de París la India quedó bajo el control de los ingleses, con lo que el anglicanismo borró con las huellas del catolicismo. Por otra parte, la supresión de la Compañía de Jesús retiró desde 1773 más de tres mil misioneros de Oriente.

 

 

2. LA PRESENCIA DE LA IGLESIA EN AMÉRICA LATINA.

 

2.1. LA HISTORIA DE AMÉRICA PRECOLOMBINA.

Acerca del origen de los pueblos americanos, hasta los años setenta se sostenía que el pasado del hombre en América Latina tenía 4.000 años aproximadamente. Pero posteriormente arqueólogos y etnólogos han descubierto restos que asegurarían la existencia del hombre desde hace más de diez mil años. La tesis más común entre los prehistoriadores es que los primeros pobladores de América proceden de Asia y habrían atravesado el Estrecho de Bering aprovechando los pasos aún existentes en las épocas glaciales del Cuaternario. Los primeros estarían de alguna manera emparentados con grupos cazadores siberianos de origen mongólico: eso explicaría las similitudes faciales de unos y otros. Pero el desplazamiento desde el estrecho de Bering hasta el Sur es aún un enigma para los historiadores. A la llegada de los europeos existían en América unas 370 grandes etnias y 125 familias lingüísticas.

 

Podríamos hablar de una evolución de los pueblos indígenas:

1. La época paleoindígena llegaría hasta 5.000 años antes de Cristo y correspondería al Paleolítico superior de Europa. Es una época en que los pueblos viven en estado nómada, alimentándose de los productos de la caza y la pesca. Utilizan y perfeccionan la piedra.

2. La época meso-indígena que ocuparía del 5.000 al 2.000 antes de Cristo. Corresponde al Mesolítico europeo. Y la novedad es que además de la caza y la pesca, comienzan a recolectarse algunas plantas silvestres. En general las zonas están poco pobladas y los grupos muy dispersos por las dificultades de encontrar modo de subsistencia.

 

3. La época neo-indígena, del 2.000 antes de Cristo hasta la llegada de los europeos en el siglo XV. Corresponde al Neolítico europeo. Y la gran novedad es el descubrimiento de la agricultura, lo que hace que los pueblos se conviertan en sedentarios. El desarrollo agrícola producirá mejoras en la alimentación, aumento de la población y el desarrollo de las actividades culturales y religiosas. México y toda la región mesoamericana fueron el lugar de la más temprana introducción de la agricultura, probablemente cerca del año 7.000 antes de Cristo.

Aunque existen paralelismos, hay una gran diferencia entre Europa y América: en América se dio un menor desarrollo de la ganadería lo que explica el uso de la fuerza humana de arrastre y el sistema de quemas en las zonas de cultivo que aún hoy perdura y que ha empobrecido los suelos. Por eso la sedentarización y las densidades de población fueron menores que en Europa.

 

2.2. LOS PUEBLOS INDÍGENAS.

A partir de esta periodización, los historiadores establecen una triple clasificación de los pueblos americanos antes de la llegada de los europeos:

 

1. Pueblos de agricultura rudimentaria en la época de la conquista. Se trata de las "marginal tribes" dedicadas fundamentalmente a las actividades de la caza y la pesca y recolectores de plantas silvestres, con un desarrollo muy elemental de la agricultura. Entre ellos estarían:

a) Los de la familia lingüística arawack que se habían desplazado desde el Amazonas hasta el Caribe y las Antillas.

b) Los Caribes hoy aún existentes en Guyana y que desde allí se desplazaron hasta las Antillas.

c) Los tupí-guaraní en Amazonas, Paraná y La Plata.

 

2. Pueblos de grado cultural intermedio. Es decir, pueblos en los que existía ya un cierto desarrollo de la agricultura, aunque aún las técnicas de producción eran algo rudimentarias. La mayoría de ellos se ubican en la zona del Caribe y el Sur de los Andes. Existía en estos pueblos una organización social superior que distinguía entre las clases nobles, el pueblo libre y los esclavos. En este grupo cabría incluir a:

a) El área del Caribe: Centroamérica y las Antillas actuales.

b) El área sub-andina: el Norte de Colombia y el Nordeste de Venezuela donde la relación con las culturas andinas era mayor.

c) El área sur-andina: Los araucanos, que vivían bajo el influjo cultural de los incas.

 

3) Pueblos de grado cultural superior. Se trata de pueblos con un tipo de mayor desarrollo agrícola y altos índices de productividad de los suelos, elevados por un adecuado sistema de riegos y terrazas. Junto al desarrollo agrícola, encontramos en estas pueblos importantes avances en el campo de la artesanía y de las artes, así como una gran red de relaciones comerciales con los países del entorno.

En estos pueblos se da una mayor diversificación de las clases sociales, e incluso la aparición de un grupo dedicado a las actividades religiosas. A la vez estos pueblos llegan a desarrollarse territorialmente incluyendo a otros vecinos en grandes Imperios. La mayoría de ellos conocían y practicaban algún tipo de escritura e incluso llegaron a desarrollar una incipiente matemática.

Entre estos pueblos se ubicarían:

a) La zona chibcha, es decir la actual Colombia central.

b) Los incas, en los Andes peruanos y chilenos.

c) La región de Mesoamérica ocupada por:

* Los mayas que desde el 3000 antes de Cristo se establecen en el Sur de México y Centroamérica.

* Los toltecas, en el sur de México.

* Los aztecas y chichimecas en el México central.

 

2.3. LAS RELIGIONES INDÍGENAS.

¿Qué sabemos acerca de las religiones de América Latina antes de la llegada de los europeos?. Según las investigaciones de los historiadores de la religión y a partir de los datos que nos aportan los primeros misioneros, podríamos distinguir tres tipos de formas religiosas entre los grupos indígenas:

1. Los pueblos cazadores, pescadores y recolectores de Sudamérica, organizados en grupos tribales, practicaban religiones de tipo animista como el chamanismo (relacionaban lo divino con la naturaleza y algunos animales) y establecían una fuerte relación entre religión y curación de enfermedades. Nos consta que practicaban sacrificios humanos a sus divinidades y de algún modo existía entre ellos la creencia en un Ser superior relacionado con el origen de la naturaleza y con el origen de la tribu. También parece que consideraban la idea de la existencia de la tierra como un paraíso sin pecado y por eso el sistema de enterramiento era a través de cremación: las cenizas devolvían al paraíso de la tierra la existencia humana.

2. Los pueblos de grado cultural intermedio, expresaban lo religioso mediante una trilogía básica constituida por el Templo, la clase sacerdotal y la veneración a un ídolo. Aunque afirmaban la existencia de un Ser superior, en general su fe era politeísta. Sus dioses están llenos de mitología: son dioses que no intervienen en la historia humana y se identifican con los antepasados.

 

3. Los pueblos de cultura superior, tenían un esquema religioso más complejo: Los chibchas adoraban a una diosa unida con la fecundidad de la tierra y de los hombres. Entre los incas se daba un sincretismo de ideas entre las creencias religiosas del altiplano y de la costa y por eso eran politeístas aunque la idea central de su religión era la creencia en el más allá. Por lo que toca a la región mesoamericana, poseían una especie de visión panteísta desde la que consideraban unitariamente el mundo y Dios: Dios había engendrado al mundo y éste era como una manifestación de Dios mismo. Su liturgia se caracterizaba por la práctica de los sacrificios humanos.

 

2.4. EL PROCESO DE LA CONQUISTA.

La colonización española y portuguesa en América Latina se divide en dos grandes épocas: hasta mediados del siglo XVI, la actividad fundamental de los europeos fue la conquista militar: ocupar los territorios haciendo frente a la resistencia indígena. Desde 1560 los europeos pusieron mayor interés en colonizar los territorios conquistados: sistemas de producción y comercio, organización municipal, desarrollo de la minería y del comercio.

Por lo que toca a la época de la conquista, podríamos distinguir tres etapas:

1. 1493-1520: en esta época el centro de interés de los europeos fueron las regiones del Caribe, es decir las Antillas mayores, las costas de Panamá y las islas cercanas. Los españoles encontraron poca resistencia entre los pobladores de estas regiones más habituados a las relaciones comerciales con otros pueblos.

2. 1520-1534: en un segundo momento, el interés de los españoles se centra en Mesoamérica y la zona incaica. Aquí la conquista fue más sangrienta por la frecuencia de la resistencia militar y el mayor grado de organización militar. Por su parte, el interés de los españoles por estas regiones era mayor cuando se descubrieron las minas de oro y plata.

3. 1534-1555: en la tercera época, españoles y portugueses ponen su atención en las regiones interiores de Sudamérica y las zonas periféricas de Mesoamérica y de la zona incaica: Venezuela, Colombia, el Río de la Plata y el Sur de los Estados Unidos.

 

2.5. LA EVANGELIZACIÓN.

 

La presencia de la Iglesia en América quedaba estaba establecida a través de la Institución de El Patronato. Por dicha el Patronato los gobiernos europeos recibían la misión de extender la fe cristiana y de ayudar a la labor evangelizadora de la Iglesia. El Rey por su parte tenían la potestad de presentar ante la Santa Sede los candidatos para ser Obispos en América, crear diócesis, enviar y costear los gastos de los misioneros , encargarse de cobrar el diezmo para la Iglesia y asegurar que las iglesias pudieran poseer los bienes necesarios para llevar a cabo su trabajo pastoral.

 

El proceso de evangelización fue lento, pues los misioneros desconocían las culturas y lenguas indígenas y además encontraban dificultades para realizar sus misiones ante el temor de los indígenas a los colonizadores españolas. En un primer momento, la evangelización fue encomendada a los religiosos, primero misioneros franciscanos y dominicos. A ellos se agregarían más tarde los mercedarios y jesuitas, así como algunas otras órdenes contemplativas y femeninas. Las tres primeras diócesis se establecieron en las islas del Caribe Santo Domingo y Concepción (el La Española) y San Juan (Puerto Rico). A ellas siguió el primer Obispado en el interior del continente: Santa María la Antigua, en Panamá.

A partir de 1530, el clero secular se unió a la labor evangelizadora y la Iglesia latinoamericana logró poseer una cierta personalidad mediante la organización de sínodos diocesanos. En los siglos XVII y XVIII, la Iglesia emprenderá la evangelización de los pueblos indígenas que vivían en las zonas interiores más incomunicadas como los tupí-guaraní donde los jesuitas establecerían las famosas Reducciones del Paraguay.

Durante el proceso de la conquista, los misioneros encontraron una fuerte oposición de parte de los conquistadores: la guerra era más un obstáculo que una ayuda para labor evangelizadora. Y por ello se opusieron frecuentemente tanto a los métodos de conquista como a las formas de colonización.

* En 1511 Fray Antonio de Montesinos, levantó la voz en La Española (Santo Domingo-Haití actuales) protestando contra el sistema de trabajo indígena y acusando a los encomenderos de los métodos utilizados. Esto le valió la expulsión de los dominicos de la isla.

* Poco más tarde, Bartolomé de las Casas suscitó todo un debate en España denunciando como injusto el sistema de colonización que se estaba utilizando en América Latina llegando a negar la legitimidad de la conquista. A esta posición se sumaron todo un grupo de teólogos y juristas, sobre todo dominicos que atacaban el derecho de los conquistadores sobre tierras y personas argumentando, como el P. Vitoria, que las concesiones papales sólo otorgaban derechos para la evangelización de los pueblos descubiertos, pero no para la esclavización de los mismos frente a las teorías de expresadas por Juan Ginés de Sepúlveda quien sostenía que existía el derecho al sometimiento de estos pueblos dada su inferioridad cultural.

* Todo ello movió a que el Papa Paulo III interviniera en el asunto defendiendo los derechos de los pueblos indígenas e invitando a los monarcas de España y Portugal a elaborar una legislación que asegurara tales derechos. Al fin en 1542, la Monarquía española elaboró las Leyes Nuevas que abolían la encomienda y el trabajo indígena.

 

Podríamos decir que hasta la Independencia, la historia de la Iglesia en América Latina podría dividirse en cinco grandes etapas:

1. 1493-1519: La evangelización de las Antillas.

El cristianismo comenzó introduciéndose en América a través de las Grandes Antillas utilizando el Caribe, "el mediterráneo americano" como camino de comunicación. Las pequeñas Antillas sólo serían evangelizadas un siglo más tarde. Los primeros misioneros fueron benedictinos, franciscanos, mercedarios y más tarde, dominicos. De todo este grupo de primeros evangelizadores, tal vez los más importantes hayan sido los dominicos que establecieron una lucha desesperada por salvaguardar los derechos de la población indígena frente a los abusos de los conquistadores, especialmente la esclavitud y el trabajo en las plantaciones.

Entre ellos cabe mencionar a Fray Bartolomé de las Casas que llegó a La Española en 1498. Catorce veces cruzó el Atlántico para defender los intereses de los indígenas y hacer que en España se escucharan sus quejas. Después de Cuba, vivió en Haití, desde donde lograría que la esclavitud indígena fuera prohibida en las expediciones de Pizarro. La presión de este misionero y de sus hermanos dominicos en las Universidades europeas lograron que el Papa Paulo III escribiera las famosas Bulas defendiendo la dignidad de los pueblos indígenas. En 1539 se trasladó a Guatemala y logró ser nombrado de Chiapas, aunque regresó a España donde murió

2. 1519-1552: Las misiones de Nueva España y Perú.

Desde 1524 comenzó la evangelización de México don la llegada de un grupo de misioneros franciscanos, "los Doce Apóstoles de Nueva España". Desde el comienzo se dedicaron al estudio de las lenguas indígenas y a la evangelización. A ellos se sumarían en 1526 los dominicos y años más tarde agustinos. Desde muy pronto surgieron vocaciones entre la población criolla. Primero se concentraron en el territorio de los aztecas utilizando la lengua nahuatl y más tarde, se orientaron al trabajo con los pueblos mayas, en el Sur. La evangelización contó con mayores facilidades cuando el Emperador nombró Virrey de Nueva España al Obispo de Santo Domingo, Sebastián Ramírez.

La evangelización en Perú fue más compleja. El inmenso imperio de los incas comprendía los territorios actuales de Ecuador, Perú, Bolivia y Chile. Pizarro sometió militarmente el territorio y estableció la capital en Lima en 1535. Siete años más tarde todo este territorio adquiría el rango de Virreinato. Franciscanos, dominicos, mercedarios, agustinos y jesuitas fueron los protagonistas de la evangelización de los incas. Aquí los misioneros lograron una mayor independencia de los conquistadores, lo que explica el temprano surgimiento de las reducciones, de entre las cuales las más famosas serán las que los jesuitas establecerán más tarde con los guaraníes.

 

La evangelización de Brasil se realizó bajo los auspicios de la iglesia portuguesa, especialmente de los franciscanos y dominicos, pero la evangelización no avanzó hasta la llegada de los jesuitas con el P. Nóbrega que introdujeron el sistema de las reducciones.

 

3. 1552-1620: La organización y afianzamiento de la Iglesia.

1552 es la fecha del primer Concilio de Lima y 1620 es la de la creación de los Obispados de Buenos Aires, al Sur y Durango al norte de América Latina: en ese tiempo la iglesia latinoamericana se dedica a su organización interna. Para ello, son frecuentes los concilios pastorales (más que dogmáticos), el surgimiento de nuevas diócesis, el establecimiento de los métodos pastorales, el distanciamiento con el poder de los conquistadores, la elaboración de los primeros catecismos en lenguas indígenas...

 

4. Siglo XVII: Los conflictos entre la Iglesia misionera y la civilización hispánica.

Durante este período se presentan diversos conflictos entre la Iglesia y los gobiernos coloniales. La institución del Patronato ya no parece apta para hacer frente a las necesidades de las iglesias locales por su distancia e ignorancia de los asuntos internos de América Latina. Por otra parte, las Ordenes mendicantes se resisten a dar paso al liderazgo de los Obispos y clero diocesano. La creación de Propaganda Fidei se establece para ir solucionando estos problemas.

Uno de los fenómenos importantes en esta época es la presencia de los jesuitas y franciscanos en las zonas más aisladas del contacto con los conquistadores y el establecimiento de nuevas zonas de misión con una metodología de evangelización diferente a la de la primera época.

 

5. 1700-1808: La decadencia borbónica.

El fin del siglo XVII marca el triunfo de la dinastía borbónica entre las monarquías europeas. Por el Tratado de Utrech, España y Portugal pierden en 1713 el predominio sobre los mares. Poco a poco Inglaterra y Holanda desplazan a españoles y lusos en los mares.

 

Para América, la pérdida de influencia de España se traduce en aislacionismo, separatismo de cada región. Para la Iglesia se traduce en una significativa disminución del número de misioneros que vienen al continente. No obstante las misiones continuaron especialmente en el Norte de América en la frontera mexicana y las Californias.

Un hecho de capital importancia para la historia de la Iglesia en el XVIII fue la expulsión en 1767 y supresión de la Compañía de Jesús. Vastos territorios de misión quedaros abandonados y muchos grupos indígenas hasta entonces atendidos, volvieron al estado de abandono en que habían vivido cuando casi 3.000 jesuitas abandonaron el continente. Propaganda Fidei no pudo cubrir ese inmenso vacío.

 

3. LA IGLESIA EN CENTROAMÉRICA Y PANAMÁ.

 

3.1. LA ESPAÑOLA (SANTO DOMINGO-HAITÍ)

La evangelización de Centroamérica, como de las Antillas, tuvo su punto de partida en la Isla de la Española que es en la que actualmente se ubican la República Dominicana y Haití.

La evangelización de la Española comenzó con el trabajo de los dos franciscanos franceses que habían acompañado a Colón: los Hermanos Juan Deledeule y Juan Tisim. Con la expedición de Ovando en 1502 llegaron 17 franciscanos y 2.500 colonos españoles que constituirían la base de la consolidación de la Iglesia en la Isla. En 1510 llegaron a la Isla los primeros dominicos con fray Pedro de Córdoba al frente. En 1511 se erigieron dos diócesis en la isla: Santo Domingo y Concepción de la Vega.

Poco a poco las diferentes Ordenes religiosas establecieron sus casas en La Española y tomando ésta como centro evangelizador, enviaron misioneros a las diversas islas de las Antillas, así como hasta las costas centroamericanas.

 

3.2. PANAMÁ.

La conquista de Panamá se inicia en 1509 por Pedro de Nicuesa que funda el fuerte de Nombre de Dios. Pero será la expedición de Martín de Enciso (1510), en la que toma parte Vasco Núñez de Balboa, la que conseguirá la conquista y la colonización de Panamá, al fundar la ciudad de Santa María la Antigua en el litoral occidental del golfo de Urabá. Después de la violentas desavenencias entre Enciso y Balboa, éste logra ser nombrado gobernador del Darién. En varias expediciones de exploración, Balboa descubre el Pacífico o Mar del Sur, al que bautiza como Golfo de San Miguel, por haber coincidido su descubrimiento con la festividad del arcángel en 1513.

 

Los pioneros de la evangelización de Panamá fueron los franciscanos venidos desde la Española. Como obispo de la región fue designado Fray Juan de Quevedo, primer Obispo de Santa María la Antigua en 1513. Los trabajos misioneros resultaron difíciles, hasta el punto que los franciscanos optaron por regresar a la Española, lo que disgustó al Emperador Carlos V quien los obligó a regresar en 1519. Después de la ejecución de Vasco Núñez de Balboa, el gobernador Pedrarias funda la ciudad de Panamá en 1519 y traslada allá la capital de la sede episcopal.

 

3.3. COSTA RICA.

Uno de los primeros evangelizadores de esta zona de América Central fue el propio Bartolomé de las Casas, en torno a 1536. Pero quienes llevaron el cristianismo de un modo sistemático a Costa Rica fueron los franciscanos, desde 1550. Una organización eclesiástica con jerarquía propia sólo nació, prácticamente, hasta la época de la Independencia, al fundarse en 1850 la diócesis de San José de Costa Rica que fue elevada metropolitana en 1921. En la época de la colonia, Costa Rica dependía eclesiásticamente de la diócesis de León de Nicaragua.

 

3.4. NICARAGUA.

El Emperador Carlos V pide en 1527 al Papa Clemente VII la fundación de la diócesis de León de Nicaragua, petición a la que accede el Pontífice en 1531. Pero será Paulo III quien en 1534 erige la mencionada diócesis. Su primer onispo fue Diego Alvarez de Osorio, el cual tomó posesión en 1536 pero murió el año siguiente. Le sucedió el fraile jerónimo Francisco de Mondavia. Los evangelizadores de esta región fueron los franciscanos. Pero el más famoso de los primeros evangelizadores de Nicaragua fue el mercedario y Obispo Andrés Navas y Quevedo que se distinguió por su valiente defensa de los indígenas en contra de los abusos de los gobernadores, y sobre todo por su celo pastoral, que se demostró en las visitas pastorales a su extensa diócesis.

3.5. HONDURAS.

En 1524 inicia Hernán Cortés una expedición a Honduras desde México, que fracasó por las dificultades climáticas y lo impracticable de los caminos a través de la selva. Lo acompañaban dos sacerdotes franciscanos. Pero la evangelización de esta región de Honduras no provino de México sino de La Española. En 1527 llegó el franciscano Salcedo, a quien siguieron muy pronto otros frailes de su Orden, de modo que en 1531 ya se erigió la diócesis de Comayagua. Desde Comayagua, ubicada en el centro del país, los franciscanos fueron paulatinamente estableciendo centros misionales en el norte y sur del país.

 

3.6. EL SALVADOR.

 

Eclesiásticamente, este territorio dependió de Guatemala hasta 1743. En 1842 se estableció el obispado de San Salvador, que en 1913 fue elevado a Arzobispado.

 

3.7. GUATEMALA.

La evangelización de Guatemala fue iniciada por uno de los tres primeros franciscanos llegados a México, Fray Juan de Tecto. En 1533, Paulo III erigió la diócesis de Guatemala, siendo su primer obispo Francisco Marroquín. La evangelización de estos territorios se llevó muy pronto a cabo, debido a la masiva presencia de misioneros. En 1565, los franciscanos ya habían constituído su provincia religiosa independiente de la de Yucatán (México). Los dominicos y los mercedarios llegaron a Guatemala. Para 1600 Guatemala contaba con 22 conventos franciscanos, 14 dominicos y 6 mercedarios, aunque hay que tener en cuenta que la gobernación de Guatemala se extendía entonces por tierras de El Salvador, México, Honduras, Belice y Costa Rica.

Una de las preocupaciones de los Obispos de Guatemala fue la educación y así los dominicos fundaron en 1500 el Colegio de Santo Tomás que en 1624 obtendrá del Rey la facultad de conceder grados académicos. Los jesuitas, desde su llegada en 1606, fundan un colegio que en 1640 consigue el poder de otorgar grados. Los franciscanos erigieron en 1573 cátedras de teología, cánones y moral y los mercedarios fundaron cátedras de filosofìa y teología en 1610. Todo ello contribuyó a que en 1660 se fundase la Universidad de San Carlos de Guatemala

 

 

TEMA 6. REFORMA Y CONTRA-REFORMA

1. El movimiento reformista.

2. La Contra-Reforma católica.

3. Las guerras de religión.

Se entiende por Reforma el movimiento religioso que surge en Europa en el siglo XVI y que busca un cambio tanto en las formulaciones tradicionales de la fe y el dogma como en la práctica de la fe cristiana. Sus principales exponentes fueron Lutero, Calvino, Zwinglio, además del rey Enrique VIII de Inglaterra. A ellos se sumarían importantes núcleos de población tanto en Europa como en las colonias de ultramar que los europeos controlaban.

Se entiende por Contra-Reforma la respuesta de la iglesia católica al pensamiento y a la práctica de los reformistas. Esta respuesta más que por el diálogo, estuvo marcada por la oposición abierta a las tesis reformistas; de ahí su nombra Contra-Reforma. La expresión más significativa de este movimiento será El Concilio de Trento.

El deseo de los monarcas imponer un determinado credo religioso a los ciudadanos de un país desencadenará las guerras de religión que ocuparán a Europa durante el siglo XVII hasta que se llegue al principio de la tolerancia.

 

1. EL MOVIMIENTO REFORMISTA.

CAUSAS DE LA REFORMA.

Diversas causas confluyeron en el surgimiento de la Reforma:

a) La crisis de la filosofía escolástica producida desde el siglo XIV. La filosofía escolástica elaborada en las Universidades europeas había constituido el primer intento por poner bases filosóficas al pensamiento cristiano. Abelardo, Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino habían realizado un portentoso esfuerzo de aplicar el pensamiento filosófico de Aristóteles a la teología cristiana de modo que la fe pudiera tener un sustento racional. A toda esa construcción de un sistema filosófico que hacia compatible fe y razón se le llamó escolástica porque era el que se explicaba en la vida escolar, en las Universidades. Pero desde el siglo XIV, especialmente a través del pensamiento de Guillermo de Ockham y la corriente nominalista, este pensamiento entra en crisis: fe y razón no parecen tan fácilmente reconciliables.

b) La crisis del Papado. Bajo el impulso de las tesis del agustinismo político, los Papas llegarán a alcanzar un gran poder no sólo político sino también económico y social. A ese poder hay que añadir la corrupción y relajo en que habían caído las costumbres de la vida de los Pontífices. Existieron entre ellos quienes no cumplían el celibato, vivían como nobles romanos más que como ministros de la Iglesia, y se interesaban más por las grandes obras suntuosas y una vida llena de comodidades que por el bien de la Iglesia universal.

c) Los conflictos permanentes entre las monarquías y el Papado: estas se ven debilitadas por las ansias de control de la cristiandad de parte del Papado y la ingerencia del mismo en asunto relacionados con la vida política de las diversas naciones. De un modo especial la nobleza alemana se sentía peculiarmente sensible ante ese modo de proceder del Papa.

d) Una espiritualidad popular carente de fundamentación teológica sólida: ante la falta de una evangelización adecuada al nuevo ambiente cultural de la Edad Moderna, el pueblo creyente se refugia en una serie de prácticas piadosas tradicionales a las que se suele llamar la devotio moderna.

 

1.2. MARTIN LUTERO.

Martin Lutero nació en Eisleben, Sajonia (Alemania) en 1483. Formado en la escuela catedralicia y posteriormente en la cercana Universidad de Erfurt, ingresó a la vida religiosa en el convento de los agustinos de Erfurt. Tras concluir su formación, fue destinado a trabajar en la enseñanza de la Teología, particularmente la explicación de la Sagrada Escritura en la Universidad de Wittemberg. Allí impartió clases sobre los Salmos, las Cartas de Pablo a los Romanos y a los Gálatas, además de dedicarse a otra actividades pastorales, especialmente el sacramento de la penitencia.

Tres son sus escritos más clásicas:

* Llamada a la nobleza cristiana de la nación alemana.

* La cautividad babilónica de la Iglesia.

* La libertad del cristiano.

Las ideas teológicas centrales de sus escritos serían éstas:

1. La presencia del pecado domina al hombre. Esta es una de las ideas centrales de los primeros capítulos de la carta a los Romanos y de ahí la heredó Lutero. Para Lutero el hombre es "semper pecator" (siempre pecador), un "arbor malefactor" (un árbol que sólo puede producir frutos malos). Y la causa de ello es que la naturaleza humana ha quedado estructuralmente dañada por el pecado original. Aunque el hombre quiera hacer el bien , de hecho, siempre obra pecado.

 

2. Puesto que el hombre es un ser pecador, lo único que puede salvar al hombre es la justicia de la fe.¿Qué significa esto? Lutero vivía en una constante pregunta en sus años de profesor mientras explicaba la Carta a los Romanos. Su angustia brotaba al ver que el hombre siempre es pecador y por tanto desde él mismo no existe posible salvación.

 

Al fin, mientras meditaba sobre esta cuestión, tuvo una intuición iluminativa que le hizo salir de su angustia: No son las obras del hombre las que le pueden salvar. La única salvación posible viene de creer en que la salvación (que es lo que Pablo llama "justicia" en la carta a los Romanos) viene de Dios. Apegándose al texto de Rom, 3, 28 ("El hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley"), Lutero llegó a la conclusión de que la única salvación posible al hombre es la que la que proviene de creer en que Dios le salva. Y eso es la fe.

Sólo esa es necesaria para salvarse: "sola fide". Esa iluminación tuvo lugar en el año 1514, estando Lutero pensando en una elevada torre del convento de Wittenberg, donde residía. Por eso se suele llamar "El Descubrimiento de la Torre" entre los historiadores luteranos. Y a partir de ella, Lutero comienza a construir su sistema teológico.

3. Si esto es así, entonces la Teología tradicional acerca de los méritos que el hombre puede realizar para alcanzar su salvación carecía de sentido. El hombre no se salvará por muchas obras buenas que haga. La teología tradicional sostenía que gracias a los méritos humanos, una persona puede obtener la salvación de su ala e incluso la de otras que estaban aún purgando sus pecados.

Esta convicción llevará a Lutero a su primer enfrentamiento con la Iglesia. Precisamente por aquellos días el Papa Julio III llevaba a cabo una gran campaña para poder llevar a cabo la construcción de la Basílica de San Pedro en Roma. Para ello, el Papa había prometido indulgencia plenaria a quienes colaboraran con sus limosnas a la edificación de aquel templo que se pretendía fuera el más famoso de la cristiandad. Indulgencia plenaria quería decir que si uno colaboraba con sus limosnas, quedaba libre de los pecados de su vida. Incluso esa indulgencia se podía aplicar a otra persona que aún estaba en el Purgatorio. Y así muchos predicadores, por toda Europa estaban predicando las indulgencias. Uno de ellos, el dominico Juan Tetzel lo hizo en el territorio de Sajonia.

Partiendo de la convicción a la que había llegado estudiando la carta a los Romanos, Lutero se enfrentó abiertamente a la campaña y predicación de Tetzel, no sólo por la corrupción con que se llevaba a cabo, sino porque, a juicio de Lutero, incluía en un error teológico: pensar que alguna de mis obras puede salvarme, cuando en realidad, sólo la fe en Dios me salva. Por ello, el 31 de octubre de 1717, Lutero pegó un gran documento a la puerta de la iglesia del Castillo de Wittenberg que llevaba por título "Noventa y cinco tesis contra la teología escolástica".La tesis central de Lutero es que la salvación es simplemente don gratuito de Dios más que resultado de las obras humanas. De hecho, más que una ruptura con el Papa y la Iglesia, Lutero pretendía con esto hacer pensar a los cristianos y presentar la discusión del tema ante los profesores de la Universidad.

En un escrito posterior, Lutero sostiene que la verdadera Iglesia no es la visible. No es ni debe ser una institución jurídica con una organización oficial, sino simplemente la comunidad de los que, por la fe, han sido salvados por Dios.

Por eso la comunidad no necesita de dineros, ni de normas. Esto último determinará, por parte de la Iglesia católica, la publicación del Código de Derecho Canónico en 1520.

5. El único camino para poder encontrar a Dios es la Sagrada Escritura puesta que ésta ha sido revelada por Dios. No se necesita acudir a la tradición ni a la historia del dogma de la Iglesia: eso sólo son obras de los hombres, no son reveladas por Dios. De hecho, la historia de la Iglesia muestra cómo la tradición está llena de errores humanos. Frente a la tradición, Lutero afirma el valor absoluto de la Sagrada Escritura, "sola Scriptura". Resultado de esa alta valoración de la Biblia será la primera traducción de la Biblia al alemán realizada por el propio Lutero.

6. Sólo son válidos, por ello, aquellos sacramentos que nos consta que aparecen revelados por Jesucristo en la Escritura. Es decir, aquellos sacramentos que él instituyó. Y esos sacramentos, según Lutero, sólo son dos: el Bautismo y la Cena. Incluso por lo que toca a la Eucaristía no hay que pensar que se da una presencia absoluta de Jesucristo en las especies de pan y vino, pues la Eucaristía sólo recuerda la Ultima Cena, pero no hace presente a Cristo.

7. El poder de los príncipes y señores temporales proviene de Dios y debe ser empleado para hacer triunfar el Reino de Dios en este mundo. Ese es el verdadero poder que dimana de Dios y no el de los ministros de la Iglesia que sólo serán "pastores" que acompañan al rebaño, pero no tienen poder proveniente de Dios. Por eso, las iglesias luteranas serán iglesias nacionales.

 

1.3. JUAN CALVINO.

Calvino no era un clérigo, sino un laico convertido, de origen francés pero que se había instalado en Basilea (Suiza) donde publicó su famosa obra " Institución de la Religión cristiana".

Entre sus tesis más importantes cabe subrayar:

1. El hombre es pecador por naturaleza e incluso cuando quiere salir del pecado, en realidad sólo cae en el pecado de la soberbia. Desde él mismo no hay posibilidad de alcanzar la salvación.

2. Sólo alcanzarán la salvación aquellas personas que Dios en su sabiduría eterna ha predestinado a la salvación. Como la sabiduría de Dios es absoluta, El ya sabe quién se va a salvar y por eso unos hombres están predestinados a la salvación y otros a la condenación..

3. ¿Cómo puede llegar a saber el hombre si está predestinado a la salvación?. Según Calvino el signo es la prosperidad en la vida: el hombre que triunfa en la vida tiene en ese triunfo un signo de que Dios lo llama a la salvación. La prosperidad es el signo que confirma la predestinación de una persona a la salvación.

4. Frente a la Iglesia organizada jurídicamente, Calvino propone una iglesia estructurada desde los laicos.

1.3. ENRIQUE VIII.

La separación de las Islas Británicas de la Iglesia católica y de la autoridad del Papa tiene como origen un asunto matrimonial. El rey inglés Enrique VIII deseaba anular su matrimonio con Catalina de Aragón del que solamente había tenido una hija, María Tudor. El rey deseaba un hijo varón como su sucesor en el trono. Por eso acudió al Papa a solicitar dicha anulación a lo que el Papa no dio su consentimiento. Ante tal negativa, Enrique VIII acudió al clero inglés y logró la anulación de su matrimonio proclamándose así jefe y protector de la Iglesia de Inglaterra y por el Acta de supremacía de 1539 se separó oficialmente de la autoridad del Papa. Sólo un grupo de los nobles del Parlamento se opusieron a esta decisión, como el diplomático Tomás Moro y el Obispo Fisher, que fueron ejecutados.

En medio de la disidencia con Roma, se permitió la entrada y difusión de las ideas calvinistas, las que se circulaban en libros de oración y piedad popular (Book of Common Prayer) pero en realidad el anglicanismo no poseía una cuerpo doctrinal diferente al del la Iglesia católica, excepto en lo tocante a la obediencia al Papa. Aunque con la regencia temporal de María Tudor el catolicismo se convirtió de nuevo en la religión oficial de Inglaterra, al subir al poder Isabel I (1558-1603), estableció definitivamente el anglicanismo promulgando Los 39 Artículos que definen la fe anglicana.

 

 

 

 

2. LA CONTRA-REFORMA CATOLICA.

Los dos hechos más significativos que definen la Contra-Reforma católica serán La celebración del Concilio de Trento y el surgimiento de nuevas Ordenes Religiosas.

 

2.1. EL CONCILIO DE TRENTO.

 

 

2.2. LAS NUEVAS ORDENES RELIGIOSAS.

Es en la vida religiosa donde también se expresa con mayor claridad el ambiente de la Contra-reforma. En unos casos se trata de la reforma de antiguas Ordenes Religiosas; en otros casos, se trata de la fundación de otras nuevas.

* La reforma entre los franciscanos de la nacerá la Orden Capuchina en 1526.

* La reforma en la Orden contemplativa del Carmelo introducida por Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz desde España.

* El Oratorio del Amor Divino en el que se reúnen laicos y religiosos dedicados a la atención de enfermos y pobres.

* El surgimiento en 1524 de los Clérigos Regulares fundados por Cayetano de Thiene, por lo que serán denominados los Teatinos. La novedad de esta Orden religiosa reside en que reúnen apostolado y vida religiosa.

* El surgimiento de la Compañía de Jesús en 1540 fundada por un grupo de compañeros en torno a Ignacio de Loyola con una orientación claramente apostólica y rompiendo la tradición de las Ordenes anteriores.

* Los Bernabitas fundados en 1530 por S. Antonio María Zacarías.

* Los Clérigos Regulares de San Pablo dedicados a la educación de la juventud.

* Los Somascos fundados por Jerónimo Emiliani y así denominados porque nacieron en la ciudad de Somasco dedicados a la educación así como la atención a los enfermos y huérfanos.

* Los camilianos.

 

3. LAS GUERRAS DE RELIGIÓN.

¿Cuál fue la actitud de la Iglesia ante el movimiento reformista?

En 1520, la Bula Exsurge Domine condena 41 proposiciones de Lutero y le pide al propio Lutero que se retracte públicamente de sus proposiciones en dos meses. Pero esto no lo hace y en enero de 1521 Lutero es excomulgado de la Iglesia católica.

 

3.1. ALEMANIA.

No obstante el Emperador Carlos V quiere por todos los medios evitar la división religiosa de su inmenso Imperio que comprendía buena parte de Europa y América de habla española además de algunas posesiones en Africa. Por eso, el Emperador presiona para que se convoque una reunión pública de diálogo religioso y que así se pueda evitar la separación. La primera reunión será celebrada en la ciudad alemana de Worms y por eso es conocida como la Dieta de Worms. La reunión llega a celebrarse pero Lutero se mantiene en sus tesis aduciendo que según su conciencia no puede renunciar a ellas. Por esa razón es desterrado del territorio del Imperio en 1521. Precisamente en su tiempo de exilio realizó la primera traducción de la Biblia al alemán.

La nobleza alemana se divide entre quienes apoya y se separan de Lutero. Muchos nobles ocupan las tierras que hasta entonces pertenecían a la Iglesia. Aprovechando esa situación Tomas Münzer organiza una gran sublevación campesina contra Lutero en 1524 reclamando el derecho de los pobres a la tierra y aduciendo para ello razones religiosas. Era como una sublevación popular pero sustentada en las mismas bases bíblicas con las que la reforma de Lutero había organizado su sistema teológico. Ante la escisión de quienes le seguían, Lutero opta por apoyarse en la nobleza.

Alemania se mantendría dividida en dos bloques religiosos: católicos y reformados luteranos. Aunque la Dieta de Spira había dejado en libertad a los príncipes para optar por la religión que deseara seguir, una nueva Dieta obligó a todos los súbditos alemanes a adoptar el catolicismo lo que provocó una gran revuelta.

Presionado por esta larga guerra, el Emperador se decide a convocar una nueva reunión, la Dieta de Augsburgo en 1530. Los luteranos presentaron de un modo oficial su credo central que aún hoy se mantiene en validez, la Confesión de Augsburgo y da unidad a las diversas iglesias protestantes. Ante éste y sucesivos fracasos, el Emperador decide firmar la Paz de Augsburgo en 1555 por la que se llega a la primera expresión de tolerancia religiosa, es decir, se concede la libertad para que cada príncipe tenga la libertad de elegir la religión que desee.

 

3.2. PAISES ESCANDINAVOS.

Escandinavia se sumó entre 1527 y 1537 al luteranismo.

3.3. INGLATERRA.

Como ya dijimos, en realidad la separación de las Islas Británicas de la autoridad no tenía tanto origen teológico como disciplinar. En un primer momento el anglicanismo se inspiró en algunas de las prácticas religiosas del calvinismo.

Escocia se sumó al anglicanismo y los católicos fueron perseguidos. Unos se trasladaron a Irlanda del Norte donde la religión predominante fue la católica; otros, prefirieron emigrar a las colonias de los Estados Unidos entre las que algunas se mantuvieron fieles al catolicismo.

3.4. FRANCIA.

En Francia la política de tolerancia osciló. Al comienzo, los monarcas franceses se mantuvieron claramente pro-católicos y trataron de perseguir a las minorías reformadas.

Pero poco a poco el descontento de los reformados, entre los que predominaban los calvinistas, se extendió y se fueron uniendo en un grupo religioso y político a la vez conocido como los hugonotes, que en alemán quería decir los "confederados". Apoyados en esa alianza lograron ciertas libertades religiosas.

Pero de 1562 a 1598 la guerra religiosa estalló en Francia. El episodio más famoso fue una horrible matanza contra los hugonotes en 1572 en la famosa Noche de San Bartolomé.

Al fin en 1598 se firmó el Acuerdo de Nantes por el que el rey Enrique IV concedía la libertad y tolerancia religiosa para todos los franceses.

 

3.5. LOS PAÍSES BAJOS.

Los entonces llamados Países Bajos o Flandes, hoy el Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo) eran territorios pertenecientes a la Corona española y por ello era oficialmente católicos. Sin embargo en ellos se infiltró paulatinamente el calvinismo.

El Duque de Alba, Virrey de Flandes atacó militarmente en varias ocasiones a los calvinistas, pero tras organizar una federación bajo el Príncipe Guillermo de Orange lograron que se adoptara el calvinismo como religión oficial.

La guerra estallará de nuevo en Alemania con Fernando II que obliga a los protestantes a devolver a los católicos las riquezas que les habían sido confiscadas a los católicos. Al fin se llega en 1648 a la Paz de Westfalia.

 

TEMA 7. IGLESIA Y REVOLUCIONES LIBERALES

1. La ideología liberal y sus consecuencias.

2. La Iglesia ante el absolutismo político y las Revoluciones.

3. La Iglesia ante la lucha social.

 

 

1. LA IDEOLOGÍA LIBERAL Y SUS CONSECUENCIAS.

 

 

1.1. EL PENSAMIENTO LIBERAL.

En los siglos XVII y XVIII se producen en el mundo una serie de transformaciones que marcarán lo que los historiadores denominan la Edad Contemporánea y que también tienen importantes consecuencias para la historia de la Iglesia. Vamos a reseñar algunos de esos acontecimientos que van a determinar la historia futura.

1. El triunfo del racionalismo.

Se trata de un fenómeno del siglo XVIII. Consiste en el deseo de someter toda la realidad humana al filtro del examen de la razón. Existe una convicción básica: sólo lo que es racional es humano. El origen de tal concepción de la vida humana se remonta al desarrollo de las ciencias empíricas en el siglo XVI:

* La astronomía: sobre todo con Copérnico, Kepler y Galileo.

* La física, sobre todo con I. Newton.

* La matemática, con Galileo.

A partir del descubrimiento del método matemático, los grandes pensadores desean trasladar ese mismo sistema de pensamiento a todos los saberes humanos y también a las ciencias que se refieren al comportamiento humano (Ética, Economía, Derecho, Política, Religión...). Hasta ahora, decían los racionalistas, el hombre se ha comportado siguiendo los cánones de la tradición; a partir de ahora la razón humana debe iluminar ese comportamiento y analizarlo desde la luz de la Razón que es considerada como una diosa. Por eso a este movimiento se le denominará primero en Alemania y después en Francia y en el resto de Europa La Ilustración (en alemán Aufklärung) y a sus representantes, "los ilustrados".

Los máximos exponentes de la Ilustración serán los autores de La Enciclopedia Francesa.

 

2. ¿Qué efectos produjo el Racionalismo para el tema religioso?.

También la Religión, como las otras ciencias humanas, fue sometida al análisis racional. Y en primer lugar el mismo concepto de Dios: la idea de un Dios que es voluntad amorosa se cambia por la de un Dios racional ordenador del Universo.

Por otra parte, la idea de Creación fue transformada en este período. A la idea de creación como sacar la materia de la nada le sustituirá otra idea más racional según la cual Dios más que seres, lo que crea son las leyes de la naturaleza y del cosmos y ellas mismas se encargarán de regir el desarrollo del cosmos. Como que la Creación no está en el fin, sino en el origen del desarrollo de la naturaleza y de la vida.

Desde el mismo criterio racional, el tema de la Revelación es sometido a la crítica: de lo que aparece en los libros revelados o en la tradición de las iglesias, sólo lo que es racional o racionalizable es verdaderamente revelado por Dios, pues Dios es racional y no puede revelarse en lo irracional. El mayor exponente de esta tesis es sin duda el filósofo prusiano I. Kant que escribe su obra "La religión dentro de los límites de la razón".

La validez de las normas morales queda también sujeta a la crítica de los racionalistas: sólo aquellas que muestran ser edificadas desde los límites racionales deben ser seguidas por el hombre. La razón es la que últimamente decide cuáles son los verdaderos valores morales.

 

3. A nivel político, el Racionalismo produjo un definitivo cambio histórico en el desarrollo de las naciones, especialmente cuando sometió a la crítica racional el modelo monárquico o imperial bajo el que, hasta la época, habían funcionado todos los sistemas políticos basados en las concepciones occidentales.

Frente al modelo político de la monarquía basado en el principio de la sucesión hereditaria, los ilustrados proponen la democracia: un sistema político que se basa en la igualdad de todos los individuos ante la ley y esa igualdad se expresa a través del derecho del individuo al sufragio universal, es decir al voto, en la elección de quienes deben desempeñar los cargos políticos. La primera misión de éstos será redactar una Constitución conforme a la cual se regirá el futuro político de un país. La Constitución está sobre el poder ejecutivo: a éste sólo le toca ejecutar lo que la Constitución establece; pero no puede cambiar las leyes.

Otro de los grandes principios políticos de la Ilustración será el de la división de poderes: el Estado absoluto de los monarcas debe ser sustituido por un gobierno en el que el poder esté dividido en tres áreas: el poder legislativo que es el que decide las leyes; el poder judicial, que es el que se ocupa de juzgar acerca de los comportamientos fuera de la ley y el poder ejecutivo, que es el que, una vez haya sido electo por la voluntad expresada en el sufragio universal, sea el que gobierne el país.

Todas estas orientaciones, como era de esperar, se tradujeron en la práctica en la lucha contra el sistema monárquico. Una lucha que adquirirá dos formas:

* La primera forma es el derrocamiento violento de los monarcas y la sustitución de su poder por el poder del pueblo ejercido a través de las elecciones. De modos diferentes, los diversos países seguirán el modelo francés, donde triunfa la Revolución burguesa con el derrocamiento de la monarquía de los Borbones, cuando Luis XIV y su esposa María Antonieta son ejecutados en la guillotina. Es el triunfo de la Revolución Francesa el 21 de enero de 1793.

* La segunda forma es la que se produce en las colonias cuando éstas deciden independizarse de los países de los que dependían y proclaman su independencia. Las primeras en hacerlo son las colonias inglesas en los Estados Unidos que proclaman la Independencia; a ellos seguirán más tarde los países latinoamericanos que se independizarán de España y Portugal.

 

Las ideas de la Revolución Francesa se extenderán al resto de Europa exportadas por las campañas militares de Napoleón que logra controlar toda Europa hasta el desastre de sus ejércitos en España y Rusia. Entonces se impondrá en varios países La Restauración de la Monarquía, aunque en todo caso ahora los monarcas son obligados a prestar juramento a la Constitución.

El triunfo de las Revoluciones burguesas en una y otra parte divide la opinión política de la población en dos posiciones antagónicas que se repiten en los diversos países y que modelan los grandes partidos hasta mediados del siglo XIX: los liberales y los conservadores. Aunque en cada país cambian las denominaciones, ambos constituirán las dos posiciones encontradas que luchan por el triunfo político: los primeros son acérrimos defensores de los cambios introducidos tras la caída de la monarquía mientras que los segundo se convierten en furibundos defensores vuelta a la monarquía.

 

En resumen, diríamos que entre los siglos XVII al XIX se producen cambios revolucionarios en la historia de la humanidad:

a) La Revolución científica que aunque ocurre en el siglo XVII, traerá como consecuencia el surgimiento del Racionalismo y la Ilustración.

b) La Revolución burguesa que acaba con el sistema monárquico, crea el modelo de la democracia y determina la organización del Estado que aún hoy existe.

 

1.2. EL LIBERALISMO EN AMÉRICA LATINA.

En el siglo XVIII la familia monarquía de los Borbones sucedió en España a la de los Austrias. Oriundos de Francia e imbuidos por el espíritu del racionalismo quisieron reorganizar el control de las colonias latinoamericanas partiendo de modelos teóricos europeos. El territorio de América Latina fue dividido en nuevas jurisdicciones, los viejos sistemas de comercio mercantilista fueron abolidos y la administración de la justicia fue remodelada. Pero en todo caso, los grupos criollos no pudieron ocupar el lugar que deseaban desplazando a la burocracia hispánica (virreyes, oidores, obispos...). Ello explica el que, descontentos por la marginación, hayan lidereado más de una revuelta contra los españoles y portugueses. La chispa definitiva va a producirse cuando Napoleón invade España: aprovechando la coyuntura de un país invadido que se ocupa en expulsar a las tropas francesas, el movimiento independentista latinoamericano se expande tratando de imitar el ejemplo de los Estados Unidos ya independizados de Inglaterra en 1776.

En 1810, los revolucionarios impusieron una Junta de Gobierno independiente en Buenos Aires, Santiago de Chile, Colombia y Venezuela. El 16 de septiembre se levantó el cura Hidalgo en Dolores, México, con un ejército indígena y se dirigió contra la capital. Aunque su revuelta fracasó y fue ajusticiado, pronto la revuelta encontraría un nuevo líder en Morelos. A partir de ahí los procesos de Independencia se extendieron por América Latina Norte y Sur.

 

2. LA IGLESIA ANTE EL ABSOLUTISMO POLÍTICO Y LAS REVOLUCIONES.

 

2.1. LA IGLESIA Y EL LIBERALISMO.

¿Qué supusieron para la Iglesia las Revoluciones liberales?

* A nivel del pensamiento, como ya hemos visto, las Revoluciones liberales supusieron una crítica de la Teología tradicional y especialmente del valor de la Escritura y de la tradición.

* A nivel económico, los liberales sostenían que para una mayor productividad de la riqueza de cada país, era necesario que el Estado expropiara las propiedades que estaban en manos de quienes no las hacían producir y fueran privatizadas. Había que quitar la tierra de las "manos muertas", "desamortizar". Y por eso, la Iglesia perdió muchas de sus propiedades con el triunfo de las Revoluciones liberales.

* Por otra parte, en la mayoría de las Constituciones donde el liberalismo triunfó, una de las tareas asignadas al Estado era la educación. Sólo el Estado era el responsable de la educación de un país. Eso trajo consigo que la Iglesia perdiera muchas de sus instituciones educativas dedicadas a la juventud y a la vida universitaria. En muchos casos, esta medida purificó a la Iglesia de un papel demasiado predominante en la vida social. Esto explica, por ejemplo, la expulsión primero y luego la supresión de la y la llevó a buscar nuevas formas de presencia, más humildes, en el mundo de los pobres, enfermos y abandonados.

* Desde el triunfo de la Revolución francesa, las constituciones europeas,-y en su imitación las latinoamericanas,- contemplaban a la Iglesia como una parte más del aparato del Estado. Según la Constitución civil del Clero aprobada por la Asamblea Nacional en Francia, al Estado le correspondía el nombramiento de los Obispos, la reorganización de las diócesis, el sostenimiento del clero, la expropiación de las propiedades eclesiásticas sin utilización, la legalización del matrimonio civil (suprimiendo la validez del matrimonio religioso), la desaparición de la mayoría de las Ordenes religiosas, etc... Es decir, el Estado burgués introduce su control en la administración de los asuntos eclesiásticos.

 

La primera respuesta oficial de la Iglesia será la condenación del liberalismo y de los principios de la Revolución Francesa especialmente a través de la Encíclica de Pío VII Quod Aliquantum en 1791.

 

 

 

En síntesis, la opinión oficial del Pontífice era que la libertad humana no es absoluta, sino que está sujeta a los derechos de Dios. Por otra parte, el Papa negaba el derecho de la Asamblea francesa de nombrar los Obispos y se pedía la retractación de los clérigos que habían aprobado la Constitución civil del clero.

En la práctica la posición de los cristianos y de los sacerdotes ante la Revolución fue más compleja. Un buen grupo de clérigos aprobaban los principios de la Revolución, mientras que un pequeño grupo se opuso: entre ellos más de trescientos fueron ajusticiados en la época del terror revolucionario de Robespierre y otros decidieron huir de Francia. Con Napoleón Bonaparte en el poder, las relaciones entre Iglesia y Estado cambiaron. Napoleón pensaba que la división religiosa no ayudaba a mantener una revolución ya amenazada desde el exterior. Era mejor establecer una relación diplomática con Roma a través de los Concordatos, como el de 1801, en los que algunos de los principios de la Revolución se mantenían inalterables, mientras que en otros se concedía el derecho del Pontífice. El más delicado de

 

 

 

estos derechos fue el del nombramiento de los Obispos: Napoleón pidió a todos los Obispos presentar su dimisión y después Roma fue nombrando los que consideraba adecuados. Al fin el Estado permitió en 1795 la libertad de cultos y así Francia se convertía en el primer país europeo en el que la religión y el Estado se separaban.

 

Sin embargo, muchos sacerdotes desempeñaron un papel importante tanto en el proceso revolucionario francés, como en la mayoría de las revoluciones de Independencia de los países latinoamericanos.

 

 

2.2. LA IGLESIA Y EL LIBERALISMO EN AMÉRICA LATINA.

Durante el siglo XIX la Iglesia latinoamericana experimenta un gran aislamiento y debe realizar sola una experiencia capital de su historia, de la que saldrá profundamente purificada. Podríamos decir que toda este siglo se divide entres etapas:

1. La crisis de las guerras de Independencia (1808-1825)

Podríamos decir que a grandes rasgos el Episcopado adoptó una posición ambigua ante la Independencia. Recordemos que todos ellos eran nombrados por el sistema de Patronato. Sin embargo, lo peor no fue su actitud personal sino toda la desorganización que siguió a la Independencia: se cierran Seminarios, cesan las ordenaciones sacerdotales, desaparecen archivos y se pierde la conexión entre las diferentes parroquias. La Iglesia latinoamericana perdió su unidad en un decenio: cada iglesia es una isla.

Sin embargo, la mayoría del clero que era, en general, el sector más culto de la sociedad y en contacto con las mayorías indígenas no sólo apoyó el proceso sino que en muchos casos lo lideró. Los ejemplos abundan: Hidalgo y Morelos en México a los que habría que añadir los más de 125 sacerdotes fusilados por las tropas españolas. En la Asamblea independentista de Tucumán, en Argentina, había 26 sacerdotes. En Guatemala, los Padres Castilla organizó el primer círculo liberal. En El Salvador los Padres José Matías Delgado y José Simeón Cañas.

 

Por eso, al comienzo los gobiernos liberales no atacaron a la Iglesia. Desde 1820 comienzan las primeras medidas contra la Iglesia, en parte movidas por las dificultades de que Roma aceptara la Independencia: reformas de la vida monástica, expropiación de bienes de la Iglesia. En general, más que de una persecución contra la Iglesia, se trataba de medidas reformistas.

 

 

2. La crisis se ahonda (1825-1850).

En general, este período es menos liberal que el anterior. La Santa Sede comienza oponiéndose a la Independencia representando la posición del gobierno de Madrid. Por eso se ponen trabas al nombramiento de Obispos, lo que era un privilegio del Rey en el sistema del Patronato. Sólo la delegación enviada por Simón Bolívar en 1827 logró comenzar a cambiar la posición romana. Al fin en 1845, los gobiernos latinoamericanos lograron ser reconocidos por Roma acabando con el sistema de Patronato.

Pero el gran problema que enfrentan las iglesias latinoamericanas es la falta de sacerdotes, una vez que se corta la afluencia de los que vienen del exterior ante la política nacionalista de los diferentes gobiernos. Prácticamente todos los territorios de misión fueron abandonados o desorganizados: hasta los franciscanos que habían suplido a los jesuitas en las reducciones del Paraguay fueron expulsados.

Todo ello influye en que la Iglesia se debilite aún más. Diríamos que el cristianismo se mantiene por la fuerza de la inercia de la religiosidad popular. Las nuevas elites gobernantes quieren echar en el olvido todo lo que se asocie al pasado colonial.

 

3. La ruptura se produce (1850-1898).

Poco a poco los países van a romper las relaciones entre los gobiernos y la Iglesia. La separación de Iglesia y Estado se traduce en leyes de enseñanza laica, normas relativas a la libertad de cultos e introducción de las iglesias protestantes, reconocimiento del matrimonio civil, ruptura de los Concordatos, expulsión de algunas Ordenes religiosas, así como la confiscación de buena parte de los bienes eclesiásticos.

Tal vez en México donde la crisis es más profunda, especialmente en el gobierno del presidente Calles en el que fueron perseguidos muchos sacerdotes.

3. LA IGLESIA ANTE LA LUCHA SOCIAL.

Desde finales del siglo XVIII surge un nuevo fenómeno que transformará definitivamente la historia económica del mundo: La Revolución Industrial. Sin duda éste es el fenómeno económico que más cambios ha producido en la historia desde la revolución agrícola del Neolítico. Recordemos que hasta fines de la Edad Media la fuente principal de la riqueza fue la tierra; en la Edad Moderna, con el surgimiento de la burguesía (la artífice de las Revoluciones liberales), el comercio se convierte en la nueva fuente de riqueza. Desde fines del siglo XVIII la nueva fuente de riqueza será la industria. Se trata de un fenómeno no evolutivo sino revolucionario. Comienza en Inglaterra, se extiende en el siglo XIX al resto de Europa y América del Norte; más tardíamente llega al resto de América y Asia. La Revolución industrial determinará el mayor antagonismo de todo el siglo XX, no sólo entre clases sino incluso entre países y regiones de la Tierra.

 

Consecuencias de la Revolución Industrial serán:

* El surgimiento del capitalismo como teoría económica que sostiene el predominio de la importancia del capital en el proceso de la producción. Los grandes teóricos del capitalismo fueron Adam Smith y David Ricardo.

* El nacimiento de la clase obrera, el proletariado. Se trata de una nueva masa de población que vive en los grandes suburbios de las ciudades y que no vive sujeto a la tierra sino a la producción industrial en las fábricas y talleres.

Desde mediados del siglo XIX la clase obrera logra organizarse para defender sus propios derechos e intereses de clase. En una primera fase, la lucha tiene objetivos reivindicativos: lograr subidas salariales, horarios de trabajo, condiciones laborales, derecho a la sindicalización, protección del trabajo femenino e infantil etc,... Posteriormente la lucha pasa a ser una búsqueda del poder político. Para sustentar ideológicamente esta lucha, la clase proletaria se alimenta del pensamiento socialista, anarquista y después marxista. En las dos primeras décadas del siglo, la clase proletaria alcanzará el poder en la Unión Soviética y temporalmente en Francia y España. Desde ahí, todo el siglo XX se convertirá en el escenario del antagonismo entre dos clases sociales enfrentadas: la burguesía capitalista y la clase obrera.

 

La clase obrera experimenta todo un proceso de transformaciones como clase en la línea de nuevas formas de organización.

 

El primer modelo organizativo que logra triunfar entre el proletariado es el socialismo. Hasta 1848 el socialismo era un pensamiento de carácter utópico y con cierta inspiración cristiana: Owens, Saint-Simon, Fourier. Desde 1848, el pensamiento socialista se separa del cristianismo y consideran a la Iglesia como solidaria con el poder político y económico explotador. Para Proudhon, "la propiedad es un robo; Dios es el mal, y hay que sustituir la noción de religión por la de justicia". El filósofo alemán L. Feuerbach, recogiendo los principios de la filosofía hegeliana, sostenía que la religión en realidad no era sino un modo de alienar al hombre frente de sus propios derechos.

 

Al publicar en 1848 C. Marx El Manifiesto comunista, él y F. Engels presentan un nuevo pensamiento: el socialismo científico: la lucha de clases es el motor de la historia y en realidad la religión sólo era un opio adormecedor del pueblo y que no es la fe en dioses la que cambiará el rumbo de la historia, sino la lucha de clases conducida hasta la dictadura del proletariado y el advenimiento del paraíso comunista.

 

La posición de la Iglesia.

 

En la primera mitad del siglo XIX la reacción de los cristianos y de la jerarquía ante el problema obrero fue lenta y llena de cautelas. El propio Papa Pio XI afirmaría, años más tarde: "La Iglesia perdió a la clase obrera en el siglo XIX". No se atacó la cuestión de fondo, es decir la de las estructuras económicas y sociales. La situación de pobreza suscitaba únicamente reacciones de compasión y soluciones paternalistas con acciones de caridad asistencialista. En la segunda mitad del siglo XIX, se produjo un auténtico despertar del pensamiento cristiano en este sentido. Algunos Obispos y una serie de pensadores en Alemania, Estados Unidos y Francia, tomando conciencia de las raíces del problema, empezaron a hacer sentir sus voces y a presionar a la jerarquía para que se pronunciara sobre el tema.

Frente a estas posiciones más ateas, la Iglesia no logró crear una capacidad de convocatoria hacia el mundo obrero. Hasta 1891 la Iglesia fundamentalmente ejerció un papel paternalista ante la pobreza proletaria. Las tesis fundamentales de la Iglesia atacaban el liberalismo y el capitalismo pero simplemente proponían una ingenua vuelta al mundo pre-industrial. La única alternativa original de la Iglesia fue, en algunos casos, fomentar el movimiento corporativo: crear una especie de gran familia, los Patronatos entre los propietarios del capital y los trabajadores.

En Alemania fue donde los católicos reaccionaron de modo más creativo ante las condiciones de explotación en las que vivía la clase obrera. La primera voz profética fue la del Obispo Von Ketteler que en su obra "La cuestión obrera y el cristianismo", se opone claramente al capitalismo y lo denuncia como un sistema de producción basado en el robo: "el rico roba los bienes que Dios ha destinado para los hombres". La única solución para el problema es una decidida intervención del Estado que ponga fin a la apropiación de la riqueza por parte de unos pocos. En la misma línea debe entenderse el trabajo del Padre Kolping, un antiguo zapatero y después sacerdote, hoy beato de la Iglesia que promovió la asociación y organización gremial de los obreros católicos en Alemania. A esta primera generación de sacerdotes interesados por la cuestión obrera habría que añadir otros en Suiza, Austria e Inglaterra.

 

Cuando León XIII asumió el Pontificado en 1878, conocía más de cerca el problema y la posición de algunos grupos cristianos sobre el asunto, pues había sido Nuncio en Bélgica y Londres. Todos los primeros ensayos aislados y dispersos de la Iglesia de tomar conciencia ante el problema de la clase obrera confluyeron en la primera toma de postura oficial de la Iglesia ante el problema cuando León XIII publicó la Encíclica Rerum Novarum en 1891. Esta Encíclica marca el inicio de la Doctrina Social de la Iglesia en la época contemporánea.

El documento comenzaba por afirmar y aceptar que el sistema económico de la sociedad había cambiado, pero que ese cambio traía consigo grandes niveles de pobreza para las mayorías. Por una parte León XIII condenaba al socialismo porque una doble razón: por una parte negaba el derecho natural a la propiedad privada, la que,-según el Pontífice,- en buena medida se debe a desigualdades nacidas de las mismas leyes naturales. Por otra parte, el socialismo proponía como programa la lucha de clases lo que parecía contrario al espíritu de amor universal. Pero por otra parte condenaba también las consecuencias funestas del sistema capitalista que engendraban situaciones generales de miseria. Como solución, el documento proponía una enérgica intervención del Estado en la vida económica de las naciones así como la necesidad de fomentar las organizaciones de los trabajadores.

La enseñanza de la Rerum Novarum podría resumirse en cuatro puntos:

1. La ratificación del derecho natural a la propiedad privada, en contra del socialismo, aunque también se señala la función social que ha de tener la propiedad privada.

2. El Estado tiene la obligación de intervenir para asegurar los derechos públicos y privados, pero su acción debe ser subsidiaria, es decir de fomento de la iniciativa de personas y corporaciones, para evitar el totalitarismo.

3. El obrero tiene derecho a un salario suficiente para llevar una vida digna. Se supera así el concepto meramente mercantil del salario y se introduce una visión personalista del trabajo.

4. Se condena la lucha de clases, en contra del socialismo, pero se reconoce a los obreros el derecho de asociarse para defender sus intereses, incluso en asociaciones compuestas exclusivamente por ellos. Es más, se les invita a formar este tipo de asociaciones.

 

 

Aunque el contenido de la Rerum Novarum hoy nos parece demasiado modesto, su importancia histórica radica en que se trata del primer documento en el que la Iglesia afrontaba el problema del desarrollo capitalista y la situación de la clase obrera. Resultado directo de esta Encíclica será el crecimiento de los sindicatos de denominación cristiana que ya desde 1887 habían comenzado a existir: muchos de ellos se confederan a nivel internacional.

En esta misma línea hay que entender el nacimiento de la Acción Católica, la primera organización laical de la Iglesia. En su organización, además de dedicarse a fomentar entre los laicos una mística cristiana, se preocupa por llegar a los diversos niveles de la sociedad buscando la presencia de los laicos en las transformaciones sociales. He aquí el origen de lo que más tarde serán los partidos políticos de denominación cristiana.

Pio XI volverá a intervenir en el tema en 1931 con una nueva Encíclica, Quadragesimo Anno, precisamente a los cuarenta años de la Rerum Novarum. Pío XI vuelve a condenar el socialismo pero pide una nueva reorganización de la economía a nivel internacional.

 

Muchas de las Encíclicas de los Papas, posteriormente, se han centrado en los problemas económicos y sociales:

* Rerum Novarum. León XIII (1891).

* Quadragésimo Anno. Pío XI (1931).

* Mater et Magistra. Juan XXIII (1961)

* Pacem in Terris. Juan XXIII (1963).

* Populorum Progressio. Pablo VI (1967).

* Solicitudo rei socialis. Juan Pablo II (1987).

 

TEMA 8. LA IGLESIA EN EL SIGLO XX

1. La confrontación entre la Iglesia y la ciencia.

2. Las dos guerras mundiales.

3. El Vaticano II.

Recordemos los fenómenos más importantes en la historia del presente siglo:

1. El desarrollo del capitalismo trajo consigo el avance del nacionalismo en Europa, América del Norte y Asia. En el origen de las dos guerras mundiales estaba una lucha por la hegemonía entre los países capitalistas. Cada gran potencia industrial elabora toda una ideología nacionalista y trata de anexionar territorios para expandir sus mercados. Estados Unidos se expande hacia toda América Latina bajo los principios de la Doctrina Monroe. Los ingleses expanden sus mercados en Asia y África. Japón se convierte en la gran potencia industrial frente a sus vecinos China y la India. Pero de todas ellas, la más rápidamente desarrollada será Alemania que logra la formación del gran Imperio alemán bajo la ideología nacionalista de A. Hitler. La versión política de este proceso de concentración de poderes será el totalitarismo cuya consecuencia será el estallido de los dos guerras mundiales: 1914-1918 y 1939-1945.

Para América Latina, el primer desarrollo del capitalismo supuso el fin de lo sistemas federales latinoamericanos y la integración obligada de sus economías en los sistemas mundiales de producción y comercio. Sin embargo, con las guerras mundiales, sus economías, abastecedoras de materias primas experimentaron un pequeño auge pues las demandas del Primer mundo les favorecían.

2. El triunfo del socialismo comunista en la Unión Soviética en 1917 y su expansión en los países del Este, tuvo su gran influjo en el mundo a través de la III Internacional producirá nuevas tensiones bélicas en el mundo: primero se expresan en la forma de la guerra fría de la carrera de armamentos y después en el estallido de las guerras de baja intensidad en los países del Tercer Mundo (Corea, Vietnam, Centroamérica...).

3. La gran crisis existencialista que seguirá a la segunda postguerra mundial es el resultado de una sensación colectiva de fracaso en la humanidad ante el fenómeno catastrófico de la guerra. La conciencia europea entra en una profunda crisis de identidad: ¿Qué sentido tiene la vida y el desarrollo si con ellas el hombre se ha convertido en más violento? ¿Qué sentido puede tener la vida humana?. Primero los pensadores alemanes como M. Heidegger plantean el problema desde categorías filosóficas; después son los literatos de lengua francesa los que lo divulgan: Sartre, Camus, Simone de Beauvoir... Por ello, la primera reflexión teológica en la postguerra, buscará establecer un diálogo con la filosofía existencialista: Rhaner, Copleston, Claudel, Mauriac, Bernanos...

4. La secularización producida por la ciencia. Desde el siglo XVI las relaciones entre la religión y las ciencias experimentales estaban en serio conflicto. Las teorías astronómicas de Galileo y Copérnico parecían contradecir las verdades bíblicas. Y los creyentes optaron por negar las evidencias de la ciencia. En el siglo XX la crisis que viven los creyentes es mayor porque proviene de las ciencias humanas:

* El marxismo plantea una visión de la sociedad y de la historia basada en el materialismo y en una concepción del desarrollo dialéctico en la lucha de clases. Este pensamiento planteaba diversas preguntas al cristianismo: el origen del hombre, el sentido de la caridad y la capacidad real de libertad humana

* Freud y el psicoanálisis analizan la estructura de la psique humana a partir del estudio del inconsciente.

* Einstein estudia la estructura última de la materia.

* Darwin analiza la evolución de las especies animales uniendo a esa evolución la especie humana.

5. El surgimiento de los organismos internacionales como la ONU, UNESCO, FAO, OTAN, los pactos regionales como el Mercado Común Europeo, el Comecón, el Mercado común Centroamericano o el Pacto Andino. Todos estos fenómenos son la expresión de una nueva conciencia en la humanidad de que sólo la unión de esfuerzos entre las diversas naciones podrá ser una solución ante los grandes problemas de la humanidad.

 

1. LA CONFRONTACIÓN ENTRE LA IGLESIA Y LA CIENCIA.

Ya en los siglos XVI y XVII apareció el enfrentamiento entre el progreso de las ciencias y las grandes verdades de la Revelación: la astronomía de Copérnico que se basaba en el heliocentrismo (el sol centro del Universo), defendida por Galileo parecía poner en cuestión la cosmología bíblica (Ec 1, 4 y Jos 10,12) donde se afirmaba que Josué detuvo al sol en su carrera; el avance de la lingüística y las nuevas traducciones de la Biblia desde las lenguas originales sometieron a un juicio crítico muchas de las afirmaciones sobre la Escritura a partir de las cuales se habían edificado los dogmas de la fe: Moisés no había escrito el Pentateuco, los relatos del Génesis eran sólo figurativos y Adán y Eva nunca habían existido. Y la historia antigua desveló y desmitificó como falsas muchas de las leyendas acerca de la vida de los santos. Y la filosofía del racionalismo kantiano afirmaba que Dios no podía ser alcanzado desde la razón humana.

En el siglo XIX la polémica se expresó

* En el área de la Filosofía, el marxismo había puesto en entredicho el papel social de lo religioso acusándolo de alienante. Por otra parte, el positivismo de Comte mostraba que la edad de la religión y del pensamiento metafísico habían concluido y se había inaugurado la Era de la ciencia y del positivismo.

* En el conflicto con la teoría evolucionista. En 1859: Darwin publica Sobre el origen de las especies. Parecía que la idea de la evolución negaba la de la creación bíblica.

Pero en el siglo XX la polémica se entabla en un campo más amplio.

1. Por una parte el estudio de las ciencias humanas somete a la crítica muchas de las afirmaciones del dogma cristiano . Algunas ciencias que tuvieron especial influjo en el estudio científico de la religión fueron la Prehistoria, la sociología de la religión, la lingüística, el estudio de la historia de los dogmas y el desarrollo del estudio de las religiones comparadas. Resultado de todo este interés será la publicación de la gran obra de Patrología de Migne, así como el pensamiento de Newman, cardenal inglés publicado en su Ensayo sobre el desarrollo.

2. Pero además, la polémica se produce a niveles más profundos que en el XIX. Ahora ya no se trata tanto de conciliar éste o aquel principio de una ciencia con el cristianismo, sino de un diálogo en profundidad con la ciencia. Esta cuestión dividirá a los católicos. La corriente favorable a ese diálogo se conoce en la historia de la Iglesia con el término de "modernismo"

Podríamos definir el modernismo como una corriente de pensamiento dentro del cristianismo que trataba de acercarse al pensamiento de la ciencia tratando de conciliar fe y ciencia. La Iglesia se dividió en este campo entre "progresistas" y "conservadores". Para los primeros, era necesario poner en revisión las mismas filosóficas donde se había asentado la religión: la ciencia es lo primero y el cristianismo debía adaptarse a ella. Esa era la única posibilidad de sobrevivir. Para unos se trataba de entrar en diálogo con las ciencias sociales como Murri, Sangnier. Para otros, de dialogar con las confesiones no católicas anglicanas como Portal; otro sector pedía la revisión de las afirmaciones bíblicas del catolicismo como Tyrell e incluso de los dogmas como el P. Laberthonnière.

De un modo especial, el modernismo influyó en el surgimiento y desarrollo de la primera exégesis católica, que en algunos casos cayó en los errores de la innovación. Strauss escribió La Vida de Jesús en la que afirmaba incluso que Jesús es el resultado de la imaginación de las primeras comunidades cristianas. Para Renan Jesús es sólo un hombre admirable. Wellhausen estudia el Pentateuco negando la autoría de Moisés. Loisy se ocupó del primer estudio de eclesiología neotestamentaria llegando a afirmar que Jesús anunció el Reino; la Iglesia vino después. En 1890 Lagrange funda la Escuela Bíblica de Jerusalén.

Toda esta corriente de pensamiento produjo un gran revuelo de ideas entre filósofos y teólogos. La jerarquía finalmente intervino en 1907 mediante dos documentos del Papa Pío X en los que se condenaba abiertamente el modernismo: El Decreto Lamentabili y la Encíclica Pascendi.

Frente a tanto deseo de dialogar con la ciencia, la Santa Sede invita a los intelectuales cristianos a volver a la filosofía escolástica de Santo Tomás y pide a los Obispos que estén atentos a las publicaciones y enseñanza de los clérigos tratando de oponerse a todo tipo de heterodoxia. En 1909 se crea el Instituto Bíblico de Roma que representará el centro del saber oficial de la Iglesia acerca de la Biblia y los estudios exegéticos. Y en 1910 se impone a todos los candidatos al sacerdocio la obligación de prestar un juramento antimodernista antes de recibir las Ordenes mayores. Como resultado de toda esta campaña persecutorio será la excomunión de Loisy y varios religiosos deberán abandonar sus órdenes.

2. El tercer campo de la polémica es el ecumenismo. Desde los inicios del siglo XX los cristianos se ven confrontados a convivir en una sociedad pluralista religiosamente. Por una parte la Iglesia oriental se divide en pequeñas iglesias nacionales, pero además muchos de ellos emigran desde la Europa Oriental hasta el Occidente y América. Por otra parte, los protestantes se dividen en multitud de denominaciones: el Ejército de Salvación, el metodismo, el pentecostalismo.

Todo ello hace que, entre los cristianos nazca la idea de la necesidad de un encuentro entre las diversas confesiones cristianas. Primero fueron las uniones entre ºlos cristianos de una misma confesión como la Alianza Evangélica mundial. la Alianza Baptista, la Federación Luterana. Todos estos esfuerzos de unidad culminan en 1948 en la organización del Consejo Mundial de las Iglesias.

En el campo católico pronto comenzaron los diálogos inter-confesionales. El Cardenal Mercier y el P. Portal trataron de realizar un diálogo con el anglicanismo a través de la famosa Revista católica de las Iglesias. Otros intentos se realizaron con los luteranos y calvinistas.

Pero estos primeros intentos de diálogo con las demás confesiones religiosas fueron mal vistos por el Vaticano. La Iglesia católica era la única depositaria de la verdad y por ello no era adecuado entrar en diálogo en plan de igualdad con las demás iglesias. Benedicto XV rechazó con delicadeza la participación de los católicos en los movimientos por la unidad. Más adelante Pío XI en su

encíclica Mortalium animos de 1928 prohibió abiertamente a los católico participar en los movimientos ecuménicos. Para Pío XI la fe pasaba por delante de la caridad.

2. LAS DOS GUERRAS MUNDIALES.

 

La segunda guerra mundial produjo un balance catastrófico. Polonia perdió casi el tercio de su población y la mayor parte de las elites pensantes. Rusia perdió más de un millón de jóvenes. Alemania quedó totalmente destruida especialmente en sus zonas industriales. Francia perdió sus comunicaciones internas. Y los bombardeos alemanes sobre las ciudades inglesas destruyeron buena parte de los centros de producción.

 

Los cristianos tuvieron que enfrentarse como todos sus conciudadanos con las consecuencias de la guerra: destrucciones, exterminios masivos, bloqueos económico y miseria, especialmente en Europa donde tres cuartas partes del territorio había quedado bajo el dominio de la Alemania nazi. Desde ahí se elevan muchas preguntas a la conciencia crítica de los creyentes: ¿Qué actitud mantener ante el ocupante? ¿Hay que someterse a las autoridades impuestas? ¿Es posible permanecer pasivos ante el exterminio judío?. Las respuestas a estas cuestiones fueron diversas:

 

Pío XII, el Papa que gobernaba la Iglesia durante la 2ª Guerra, había sido diplomático del Vaticano y Secretario de Estado y por ello conocía bastante bien los asuntos alemanes. Aunque no tenía ninguna simpatía por el nazismo prefirió las intervenciones diplomáticas secretas al enfrentamiento público contra Hitler. Tras luchas para detener la guerra, invitó a Mussolini a mantenerse fuera del conflicto y a las potencias europeas a negociar la paz. Durante toda la guerra exhortó a los cristianos a negociar pronto la paz y creó una oficina de información para transmitir noticias de los prisioneros y desaparecidos. Muchos judíos fueron apoyados por esta oficina y escondidos en instituciones pontificias, conventos e iglesias. Como su predecesor, quiso ser imparcial para lograr la paz, pero no logró detener la avalancha de la guerra.

 

En los países del Este, anexionados a Alemania en su mayoría, los alemanes persiguieron las iglesias, especialmente en Polonia, donde el estatuto de la Iglesia fue declarado ilegal. Los judíos se vieron amontonados en el tristemente célebre ghetto de Varsovia. Muchos cristianos murieron también en los campos de exterminio como el Padre Kolbe, hoy canonizado.

En Rusia, con el avance de las tropas alemanas, algunos territorios se independizaron religiosamente del control de Moscú y se vincularon a Roma como en Ucrania. El mismo gobierno soviético fomentó el espíritu religioso como modo de desarrollar el nacionalismo frente a la invasión alemana. Pero con el final de la guerra la persecución del gobierno comunista sobre los cristianos ortodoxos se mantuvo.

En el territorio de Checoslovaquia, Croacia logró un estatuto de independencia, lo que los católicos vieron como ocasión d revancha contra Serbia ortodoxa, lo que desató una guerra civil, prólogo de la actual.

 

En los países del Benelux, algunos Obispos optaron por la resistencia frente al nazismo e incluso se opusieron al exterminio de los judíos y el reclutamiento obligatorio de los jóvenes. En Holanda, por ejemplo, los Obispos prohibieron a los cristianos apoyar al nazismo y protestaron contra la deportación de los judíos, lo que trajo consigo la persecución alemana contra los cristianos de origen judío.

En Francia, la mayoría de los Obispos apoyó al gobierno pro alemán de Vichy. Pero los Obispos levantaron unánimemente su voz para protestar contra la deportación de los judíos. En general, los Obispos no fueron favorables a la resistencia francesa contra la invasión nazi, por lo que los muchos cristianos que participaron de la resistencia lo hicieron sumándose a los socialistas y comunistas en medio de a clandestinidad. Muchos miembros de la Acción Católica y varios sacerdotes sacrificaron su vida en esta lucha.

En Alemania, la resistencia a Hitler tuvo dimensiones modestas dado el control político a que estaba sometido todo el territorio. Muchos de los grandes líderes de las iglesias protestantes se opusieron al nazismo. La voz de los Obispos católicos oponiéndose al nazismo fue demasiado discreta.

3. EL VATICANO II.

3.1. LA CELEBRACIÓN DEL CONCILIO.

 

El Concilio Vaticano II por una parte representa el resultado de 20 años de investigación teológica y por otra parte, abre la historia de la Iglesia a los nuevos horizontes del presente. Representa el final de la teología de la Iglesia nacida del Concilio de Trento. Y sobre todo presenta una nueva imagen de la relación entre la Iglesia y el mundo.

El 28 de octubre de 1958, Juan XXIII sustituyó a Pío XII en el Pontificado. De origen campesino, ex nuncio en Francia, tenía 77 años y, cuando fue elegido, se pensaba sería un Papa de transición. Tenía un estilo diferente al de sus predecesores: visitaba las cárceles, peregrinaba a Loreto y Asís: juntaba una piedad tradicional con un carácter abierto y dialogante. El 25 de enero de 1959, sorpresivamente Juan XXIII anunció al mundo entero su triple propósito de convocar un Sínodo para la diócesis de Roma, reformar el Código de Derecho Canónico y reunir un Concilio para la Iglesia universal. Este último tema había sido ya tratado por Pío XI y Pío XII, pero se pensaba que el dogma de la infalibilidad pontificia del Vaticano I no hacía ni necesario ni conveniente reunir concilios.

Juan XXIII propuso tres grandes metas para el Concilio: una adaptación ("aggiornamento") de la Iglesia a los tiempos actuales, el apostolado en un mundo en proceso de grandes transformaciones y la unión de los cristianos que para él, sería asunto rápido de conseguir.

Tras una amplia consulta a los Obispos y Universidades católicas, se constituyeron doce comisiones preparatorias de las que nueve correspondían a las Congregaciones romanas. Había ya entonces algunas novedades como la comisión para el apostolado de los laicos, un secretariado para la unidad de los cristianos y la presencia de Obispos y teólogos del mundo entero en dichas comisiones. Parecía que la Iglesia sería menos romana y más universal. Todas estas comisiones prepararon 70 esquemas como base de trabajo para el Concilio. El reglamente suponía la existencia de comisiones que prepararían los textos, las congregaciones generales, en las que participarían los Obispos y las congregaciones públicas, presididas por el Papa, que se encargarían de la aprobación definitiva de los documentos.

La primera sesión comenzó en octubre de 1962 con la presencia de 2400 congregados. Era el primer concilio verdaderamente universal con presencia de todos los continentes, si se excluye el caso de los Obispos de países comunistas que no lograron permiso para dejar sus países. Además, por deseo expreso del Papa fueron invitados como observadores representantes de otras confesiones cristianas: protestantes, luteranos, ortodoxos y anglicanos. Además, el Papa quiso que todo el Concilio contara con la presencia de una representación de los laicos.

En el discurso de apertura, Juan XXIII puso en guardia a la Asamblea de dos peligros: el integrismo y la tentación de pesimismo. Incluso las comisiones fueron transformadas para dar entrada en ella a nuevos participantes. Y ya desde entonces se dibujaron las dos tendencias predominantes en el aula: de un lado loa mayoría preocupada por el diálogo con el mundo, el ecumenismo y el retorno a las fuentes bíblicas y de otro, la minoría más conservadora preocupada por la salvaguardia de los contenidos de la tradición teológica.

La primera sesión no concluyó con un texto. Fue una sesión de conocimiento mutuo y de apertura a la nueva problemática. La Encíclica Pacem in Terris del Papa, antes de la segunda sesión, marcaba ya la línea que asumiría el Concilio: un diálogo abierto y sin condenaciones con el mundo actual.

Pero Juan XXIII murió en junio de 1963 y el proceso de la elección de su sucesor, Pablo VI, retardo la segunda sesión que se inauguró en otoño de 1963 en la que se tocaron asuntos importantes como la colegialidad de los Obispos, el tema del Ecumenismo, la libertad religiosa, la liturgia y las comunicaciones sociales.

La tercera sesión, en otoño de 1964, los Padres definieron uno de los textos básicos del Concilio: La Lumen Gentium, que abordaba el tema de la constitución interna de la Iglesia. También se abordaron los temas del ecumenismo y la relación con las Iglesias orientales. En diciembre de 1964 el Papa, que ya había peregrinado a Tierra Santa como signo de diálogo con el mundo judío, hacía ahora un nuevo viaje a Bombay como un gesto de interés hacia los problemas del Tercer mundo.

La cuarta y última sesión, de septiembre a diciembre de 1965, concluyó con el voto y aprobación de todos los decretos y textos. En medio de este tiempo, Pablo VI visitaba la ONU para pronunciarse contra la guerra en el mundo. Poco después, el Papa recibía al Patriarca Atenágoras y levantaba la excomunión contra la Iglesia oriental. El 8 de diciembre fue clausurado el concilio.

 

3.2. EL CONTENIDO DEL CONCILIO.

Revisemos esquemáticamente algunos de los grandes contenidos del texto conciliar:

1. Una nueva relación entre la Iglesia y el mundo:

- La Iglesia abierta al mundo.

- Reconocimiento de la autonomía del mundo.

- Una apertura al diálogo religioso: el ecumenismo.

- La libertad religiosa.

2. Una nueva visión de la Iglesia sobre sí misma:

- Lumen Gentium: los dos esquemas.

- La Iglesia Pueblo de Dios.

- La Iglesia de carismas.

- El diálogo con los no católicos.

- El diálogo con las religiones no cristianas.

3. Una nueva Teología sobre la revelación:

- La Constitución sobre la revelación.

- La importancia de la Escritura y la tradición-

- La revalorización de la liturgia.

3.3. CONSECUENCIAS DEL CONCILIO.

1. Una nueva relación con el mundo:

- Diálogo y apertura.

- Una Iglesia atenta a los signos de los tiempos.

- La Libertad religiosa y el respeto a la autonomía de los valores terrenos.

- El diálogo, sin condena, del ateísmo.

2. Una nueva visión de La Iglesia:

- Iglesia como Pueblo de Dios.

- Autoridad de la Iglesia como colegialidad.

3. Una nueva teología de la Relevación:

- Interés por la Biblia y la exégesis.

- Desde ahí, apertura a las teologías protestantes.

4. Una llamada a la renovación:

- de los sacerdotes: formación para el ministerio.

- de los religiosos: vuelta al carisma fundacional.

- de los laicos: participación en la santidad de la Iglesia.

5. Una llamada al ecumenismo:

- Declaración sobre las religiones no cristianas.

6. Otras consecuencias:

- El papel de las conferencias episcopales.

- Los Sínodos.

- Las Federaciones de Religiosos.

- Los viajes de los Papas.

- La evangelización como tema central.

- El ecumenismo.

 

7. Los puntos críticos:

- Dese el año 1968: involución de la Iglesia.

- Los problemas morales: Humanae Vitae, 1968.

- La Teología de la Liberación: Medellín, 1968.

- El papel de la mujer en la Iglesia.

 

TEMA 9. LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA EN AMÉRICA LATINA.

1. Génesis histórica.

2. La experiencia fundante de la Teología de la liberación.

 

1. GENESIS HISTORICA.

1.1. ¿Dónde y cómo ha surgido la Teología de la Liberación?

La Teología de la Liberación no ha nacido ni en Europa, ni en USA, sino en América Latina, es decir en el sector del Tercer Mundo de mayor tradición cristiana: ha nacido en un continente pobre y cristiano. Este origen de la TdeL en AL no es casual: una reflexión sobre la fe a partir de las inquietudes de los sectores populares que sufren injusticia, difícilmente podía haber nacido desde los países ricos del mundo.

En los países ricos las preocupaciones son otras: la secularización, la abundancia que produce materialismo y ateísmo, la pérdida del sentido de la vida y el miedo a la guerra. En el Tercer Mundo las inquietudes son: cómo sobrevivir, cómo sacudirse la injusticia, cómo salir de esta situación de hambre y miseria en las que las mayorías viven, cómo liberarnos. Pero en otros países del Tercer Mundo, de mayoría no cristiana (Asía, Africa) tampoco podía brotar una reflexión cristiana de este tipo. En AL, en cambio se juntan las dos condiciones para poder desarrollar la TdeL: es una mayoría cristiana y empobrecida. De ahí ha surgido la TdeL.

Pero la TdeL ha nacido en AL en un momento histórico determinado. Durante siglos AL no tuvo teología propia: importaba la teología que se fabricaba en Europa. Su teología era el reflejo de la europea. La dependencia de AL respecto al mundo rico, no sólo era económica y política, sino también eclesial y teológica. Pero de pronto se inicia en AL una reflexión nueva, genuinamente latinoamericana. ¿Qué ha sucedido?. Podemos decir que lo que ha constituido la chispa para esta nueva reflexión teológica en AL ha sido la irrupción de los pobres en la historia y en la iglesia.

Los pobres irrumpen en la historia, es decir, han dejado de ser sectores pasivos y resignados para convertirse en agentes de su propio destino. Han surgido cambios sociales y políticos, profundas transformaciones, revoluciones y la realidad se mira ya con ojos nuevos y diferentes, como algo que puede y debe evolucionar. Los pobres también se han hecho presentes en la iglesia. Han surgido grupos populares que han reflexionado su vida a la luz de la Palabra de Dios y han visto las exigencias prácticas que de la fe se deben deducir para transformar la realidad. Han nacido comunidades eclesiales de base, verdaderos núcleos dinámicos de la iglesia, lugares de promoción, de liberación y de evangelización cristiana.

Los cristianos, unidos a otros sectores populares, se comprometen en la marcha de sus pueblos hacia un futuro mejor. Y comienzan a surgir nuevas cuestiones para su fe: ¿Quiere Dios esta situación de miseria? ¿Qué tiene que ver la fe con la historia? ¿Cuál es el plan de Dios sobre la humanidad? ¿Qué significa, aquí y ahora, creer en Dios? ¿Cuál es el auténtico Dios de la Biblia? ¿Quién es Jesús y a qué vino? ¿Cuál es el sentido de la cruz y de la resurrección para nuestra vida? ¿Qué papel tiene la iglesia en una situación de injusticia? ¿Qué es orar desde la injusticia? ¿Qué son los sacramentos? ¿La salvación ocurre sólo después de esta vida? ¿La gracia de Dios es algo meramente espiritual e individual? ¿Triunfará algún día la justicia?

Estas y semejantes preguntas, serán el material básico sobre el que la TdeL reflexionará. Son las inquietudes del pueblo, pobre y cristiano, las que determinan esta teología.

Pero la TdeL tiene también su propia historia, su evolución y diferentes etapas. ¿Cómo se ha desarrollado la TdeL? ¿Cuándo nació concretamente?

 

1. 2. Evolución y etapas de la teología de la liberación.

Podemos distinguir cuatro etapas, bien diferenciadas, en el proceso de la TdeL. En cada una de ellas enlazaremos la TdeL con los acontecimientos políticos, económicos y eclesiales de La época.

 

1.2.1 Tiempo de preparación y búsqueda (1959-67).

Son los inicios, tímidos todavía, de una reflexión que lentamente irá madurando. Políticamente el hecho más relevante en AL estos años es la Revolución Cubana con el triunfo de Fidel Castro (1959), que abrió el paso al socialismo en AL. Por otra parte, el Che Guevara intenta exportar la experiencia cubana al corazón de Bolivia. Aunque el intento fracasó y el Che fue asesinado en 1967, su empresa despertó gran entusiasmo, sobre todo en los sectores jóvenes del continente, siendo el inicio de focos de guerrillas en toda AL. Esto fue como un aldabonazo en la conciencia no sólo de AL, sino de USA y de todo el mundo. Por vez primera el mundo percibió que la situación de pobreza y miseria de AL podía ser explosiva.

En 1961, Kennedy en USA lanzó su Alianza para el Progreso, para ayudar al desarrollo de los pueblos de AL. El mismo año el Informe Stevenson afirmaba que había que favorecer en AL la implantación de democracias, evitando así tanto la propagación de la experiencia cubana, como la implantación de gobiernos militares. Por esto USA apoyó el gobierno de la Democracia Cristiana de Frei en Chile, como réplica democrática al modelo cubano. Pero no prosperaron las democracias: en 1964, un golpe de estado en Brasil, inicia un tipo de gobiernos militares que se extenderá por todo el Cono Sur en años sucesivos.

Para entender las posturas dominantes en todos estos problemas, hay que señalar que la doctrina económica que prevalece estos años es la teoría desarrollista. Según ella el problema básico de los países de AL es el subdesarrollo, un capitalismo atrasado, que contrasta con el desarrollo de los países ricos: las diferencias geográficas (norte/sur), climáticas (países fríos/tropicales), raciales (raza blanca/razas de color), temperamentales (pueblos activos/pasivos) y los azares de la historia, habrían ocasionado el desarrollo de los países del Norte frente al atraso de los del Sur, cada vez más marginados. Se trataría pues de fomentar en éstos el desarrollo y el progreso, para integrarlos así a la marcha de la historia de los países avanzados. Esta teoría no contempla en los países ricos ninguna responsabilidad sobre la situación de los países pobres. Todo sería fruto de los caprichos de la naturaleza y de la historia. O de la pereza de los países subdesarrollados.

Desde el punto de vista eclesial, el acontecimiento más importante de esta década es el Concilio Vaticano II (1962-65), iniciado por Juan XXIII y clausurado por Pablo VI. Fue un abrirse de la iglesia a los problemas del mundo. Supuso un gran cambio en la mentalidad tradicional de la iglesia. Un aire nuevo, más fraternal y comunitario, oxigenó toda la iglesia. Unos años más tarde, 1967, Pablo VI escribió su carta sobre el progreso de los pueblos (Populorum Progressio ) en la que afirma que sin progreso no puede haber una paz estable.

Mientras tanto la teología dominante en AL en estos años, toma también un carácter desarrollista, insistiendo en la necesidad de trabajo y desarrollo, la necesidad de la presencia del cristiano en el mundo de la política para desde ella realizar las reformas necesarias (agraria, educacional). Esta teología fomenta la espiritualidad laical y profesional, pero en cambio silencia los conflictos sociales y económicos existentes. Sin embargo, va apareciendo ya una teología nueva en AL todavía minoritaria, que toma conciencia de la realidad de injusticia de AL.: comienza a reflexionar sobre los pobres, la justicia, la dimensión política de la fe, el compromiso, la presencia del Señor en el pobre, la violencia institucional, etc. Algo nuevo está fraguando.

 

 

1.2.2. Formulación de la teología de la liberación (1968-71).

Políticamente estos años están marcados por revoluciones y cambios importantes. La revolución peruana de Velasco Alvarado 1968, la subida al poder en Chile del socialista Allende 1970, el gobierno popular de JJ. Torres en Bolivia en 1970 aunque interrumpido por el golpe militar de Bánzer en 1971, el regreso de Perón a Argentina en 1972, podrían ser signos de esperanza. Sin embargo se comienzan a presagiar momentos duros para AL, El informe Rockefeller de 1969 afirma que la única institución seria, capaz de dar consistencia a AL es la institución militar: desde entonces en Panamá va a funcionar la Escuela Militar de las Américas que formará durante 25 años a los futuros gobernantes militares de toda AL.

Desde el punto de vista de las teorías económicas, los brasileños Theotonio dos Santos, Celso Furtado, F. H. Cardoso, Cándido Mendes, comienzan a difundir en AL la teoría de la dependencia. La causa de la miseria de los países de AL, no sería simplemente el subdesarrollo, sino consecuencia de la dependencia que durante siglos han padecido estos pueblos de parte de los imperios coloniales y neocoloniales: España, Portugal, Inglaterra, USA ... Actualmente las materias primas de los países del Sur son compradas a bajo precio por los países del Norte, los cuales luego les venden a alto precio los productos manufacturados, fabricados con alta tecnología. Los países del Sur no son simplemente pobres, sino que han sido empobrecidos por los países dominadores, que poseen en los mismos países del Sur sus aliados internos (Banca, Empresa privada, Importadores...). El problema no es pues simplemente el desarrollo, sino la liberación de esta dependencia y marginación causada por el capitalismo universal. No se puede salir del subdesarrollo si se permanece dentro de la lógica del imperialismo capitalista.

A nivel eclesial el acontecimiento más importante de estos años es la reunión del Episcopado latinoamericano en Medellín (Colombia) el año l968, para aplicar el Vaticano II a AL. Pero no fue una simple concreción del Vaticano II a AL, sino una relectura del Concilio desde AL. Medellín comienza constatando la situación de injusticia de AL y el clamor de los pobres que sube al cielo pidiendo su liberación. Ve en todo ello una situación de pecado, una violencia institucionalizada, que exige un cambio de estructuras, y concluye sobre la necesidad de que la iglesia dé una respuesta profética y liberadora a esta injusticia histórica. Medellín fue como un gran Pentecostés para la iglesia latinoamericana, un despertar de energías y de perspectivas. Sus tres opciones fundamentales fueron: la opción por los pobres, por la liberación integral y por las comunidades de base.

En este contexto sociopolítico y eclesial, en el que nace una nueva conciencia de la iglesia latinoamericana, la TdeL encuentra su formulación. El libro clave de Gustavo Gutiérrez, Teología de la liberación, es del año 1971. Entre los iniciadores de esta teología hay que citar además, los nombres de J. L. Segundo, H. Assmann, S. Galilea, J. Comblin, R. Muñoz, E. Dussel, M. Borrat, J.C. Scanonne, R. Poblete, R. Alves, C. Padin, L. Gera, A. Büntig, Rubén Alves, Míguez Bonino... Se parte de la realidad histórica latinoamericana, no de principios generales: esta realidad es analizada desde las ciencias sociales e interpretada a la luz de la fe, y todo ello en orden a transformar dicha realidad. Notemos que esta teología desde sus orígenes es ecuménica, ya que colaboran en su elaboración teólogos católicos y protestantes. También desde el inicio de la TdeL se constatan líneas diferentes, unas acentúan más lo socio-económico (H. Assman, G. Gutiérrez...) otras que subrayan más lo popular, cultural y religioso R. Poblete, L. Gera, J.C. Scanonne...

1.2.3. El cautiverio y el exilio (l972-76).

El relativo optimismo de los años anteriores que creía y esperaba una rápida transformación política y social de AL, choca ahora con la trágica realidad de gobiernos militares en todo el Cono Sur: en Chile ( Pinochet 1973), Argentina (Videla l976), Bolivia (Bánzer l97l), Uruguay (1973). Además conocen gobiernos militares Brasil, Perú, Paraguay, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Panamá. Nace el militarismo institucional, ligado a la penetración de capital extranjero en AL, a la política autoritaria de USA llevada a cabo por McNamara y Kissinger, y a la elaboración teórica de la llamada Doctrina de la Seguridad Nacional, que está decidida a luchar contra la "subversión". En nombre de esta lucha, se conculcan los derechos humanos, se persigue a partidos y sindicatos y se ejerce presión sobre las universidades, la prensa y la iglesia.

Para la iglesia todo esto significa persecución y martirio. Comienza el abundante martirologio de AL: Pereira Neto, Tito de Alencar, R. Lubenkein, J.B. Penido Bumier (Brasil), Rutilio Grande (El Salvador), J. Alsina (Chile), H. Gallego (Panamá), I. Betancourt (Colombia), R, Hermann, Lefebvre (Bolivia ....).

La TdeL en esta época profundiza sobre el tema del cautiverio y exilio del pueblo de Israel. A los nombres de los teólogos de los comienzos se añaden ahora los de una segunda generación de teólogos de la liberación: L. Boff, C, Mes Ter, J. Sobrino, I. Ellacuría, L. de. Valle, R. Avila, R. Vidales, A. Cussianovich, R. Antoncich, H.Echegaray, J. Marins, P. Richard, O.Maduro, C.Boff, J. de Santa Ana...

La TdeL se extiende y entra en contacto con la teología de sectores oprimidos de América del Norte (negros, chicanos ....) y con otras teologías del Tercer Mundo (África, Asia, Filipinas,..). Pero comienzan también a surgir voces críticas frente a la TdeL (López Trujillo, Veckemans, Kloppenburg, Hengscbach...). El año 76 la Comisión Teológica Internacional reunida en Roma escribe un informe sobre la TdeL.

1. 2.4 Crecimiento en medio de dificultades (1977-85).

Esta época es fértil en acontecimientos. La doctrina de Carter sobre los Derechos Humanos favorece el paso a democracias "tuteladas" en Ecuador y Perú (1978) y el triunfo Sandinista en Nicaragua (1979) que acaba con la dinastía de los Somoza. Pero la subida de Reagan al poder en 1980 supone un claro retroceso para los pueblos de AL dada su política agresiva de neoliberalismo y anticomunismo. El informe del Comité de Santa Fe de 1980, documento secreto programático del gobierno Reagan para AL, es claramente contrario a las Comunidades Eclesiales de Base y a la TdeL, que considera atentatoria de los intereses de USA. El año 81 se crea en USA el Instituto para la Religión y la Democracia, cuya misión es favorecer y enviar sectas a toda AL, para frenar los avances de la TdeL.

Mientras tanto, se inicia la guerra civil en El Salvador, crece la represión en Guatemala, USA invade Granada y comienza la guerra encubierta contra Nicaragua. En 1982 vuelve la democracia a Bolivia, que lamentablemente desemboca en la mayor crisis económica de la historia del país y produce una profunda desilusión. La guerra de las Malvinas de 1982, muestra claramente cómo los países del Norte se alían contra los del Sur. Entre fines de 1984 y comienzos del 85 vuelve la democracia en Argentina, Uruguay y Brasil, mientras se endurece la dictadura de Pinochet en Chile. Por otra parte, la crisis económica mundial repercute hondamente en AL, cuya deuda externa aumenta desmesuradamente y provoca devaluaciones y una gran penuria económica en todo el continente. Los cambios democráticos no suponen cambios económicos, sino que se mantiene el mismo sistema de desarrollo y consumo, que enriquece a los países ricos y empobrece a los pobres.

La iglesia en AL vuelve a vivir otro acontecimiento importante en Puebla (México) en 1979, con motivo de la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano. Los intentos de hacer marcha atrás de Medellín, quedan frenados y Puebla se convierte en una confirmación serena de la línea profética de Medellín: a un análisis de la realidad de AL, calificada como situación de pecado, sigue la proclamación del plan de Dios-comunión, participación y liberación integral- y desemboca en una opción preferencial por los pobres.

El nuevo Papa, Juan Pablo II, inicia una serie de viajes a AL que no sólo ayudan a que pueda conocer personalmente la realidad de AL, sino que sirven sobre todo para que el evangelio de la justicia y la solidaridad sea anunciado con nuevo vigor en AL, y la opinión mundial vea más de cerca la conflictiva pobreza de estos pueblos. Mientras tanto, las sectas invaden toda AL y sigue el martirio para la iglesia latinoamericana: Mons. Romero, L, Espinal, los mártires del Quiché en Guatemala, Jarlan en Chile...

El momento político y económico mundial de crisis, las tensiones Este-Oeste, la atmósfera de miedo a una nueva guerra mundial el ambiente de desilusión y de rearme moral, el deseo de seguridad, repercuten también en la iglesia y en la teología.

La TdeL se extiende a través de nuevos contactos con teólogos del Tercer Mundo y de Europa, y va profundizando sobre diferentes temas teológicos (el método, cristología, eclesiología, espiritualidad, religiosidad popular). Pero las críticas y dificultades contra la TdeL aumentan, y alcanzan su punto más significativo en la Instrucción de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe sobre algunos aspectos de la TdeL del 6 de agosto de 1984, en la que se advierte sobre los posibles riesgos de algunas de dichas teologías, pero por otra parte se defiende la validez de una auténtica TdeL, su necesidad y sus profundas raíces bíblicas y eclesiales.

Este largo recorrido histórico nos permite comprender mejor el surgimiento de la TdeL en AL y los problemas que suscita. Se trata evidentemente de una teología profética, que corre la suerte de todos los movimientos proféticos. Aunque nacida en AL tiene una dimensión universal y despierta interés no sólo en todo el Tercer Mundo sino también en los sectores más dinámicos de Europa y América del Norte, Por esto mismo resulta una teología peligrosa para los intereses de los países y sectores poderosos del mundo. Es una teología desde los países del Sur, que enjuicia a los ricos países del Norte.

 

2. LA EXPERIENCIA FUNDANTE DE LA TdeL.

 

¿Cuál es la experiencia fundante de la teología de la liberación? ¿Qué hechos han marcado su surgimiento? Como condición, aparece el concilio Vaticano II y su llamado y puesta en práctica de apertura al mundo en el cual la Iglesia debe actuar como sacramento de salvación. El Vaticano II derribó muros objetivos y subjetivos que nos distanciaban de y deformaban la realidad.

Al entrar, en América Latina, al mundo de las mayorías y al abrir los ojos a ellas, nos encontramos cara a cara con la injusticia secular e institucionalizada que somete a millones y millones de personas a pobreza inhumana. Tropezar a cada paso con esa injusta pobreza sacudió profundamente los corazones cristianos bien intencionados. Esta experiencia, aunque lejana en el tiempo, permitió acercarnos a la de Moisés ante la situación de sus hermanos israelitas en Egipto: esa situación de esclavitud no podía ser la voluntad de Dios. Y desde la fe en el Dios de Israel comprendió su misión.

El hecho brutal de la esclavitud y pobreza de la mayorías latinoamericanas empujaron decisivamente a una reflexión a la luz del Dios de Jesucristo y recomprender nuestra misión. Cómo anunciar y vivir la Buena Nueva del Reino implicó el adquirir una nueva conciencia del ser y quehacer de la Iglesia.

La intuición original de la que brota la teología de la liberación no fue otra que la experiencia cotidiana de la injusta pobreza en que son obligados a vivir millones de hermanos latinoamericano. Y en esta experiencia y desde ella emerge la palabra contundente del Dios de Moisés y de Jesús: esta situación no es su voluntad. En esta experiencia fundante destacamos tres elementos importantes: los pobres, las formas de la caridad cristiana hoy y la conversión.

 

1. Los pobres y la pobreza.

La década de los setenta fue escenario de un continuo debate sobre quién es el pobre y qué se entiende por pobreza evangélica. En Medellín se había destacado proféticamente la injusticia en que vivían pueblos enteros:

 

Esta constatación abrió el corazón de muchos a la causa de los pobres, además de promover el enriquecimiento de la fe desde la perspectiva de los oprimidos de la tierra. Pero suscitó también reacciones de desconfianza y aun de rechazo. Es más, se generó un clima de confusión y oscuridad que intentó nuevamente ocultar la realidad.

Hacia el final de los años setenta todavía era posible escuchar que los pobres estaban en esa situación por ser flojos y viciosos; o que los ricos materialmente eran muy pobres en valores espirituales; o expresiones como «el Pobre Nixon sufre más que muchísimos pues le quitaron de la presidencia». Semejantes frases, al generalizar el mal y no distinguir causa y efecto, pretendían mantener, al menos, la conformidad ante las tremendas injusticias sociales.

Sin embargo, la experiencia del dolor secular de los campesinos, de los indígenas y de los negros, que toma nuevas formas en las barriadas y campos latinoamericanos y cuyo clamor, si en momentos apareció sordo, se fue haciendo cada día más claro y lacerante (Puebla 89), siguió empujando la reflexión de la teología de la liberación. La Conferencia episcopal de Puebla tuvo la paciencia de volver a describir quién es el pobre y que el motivo de su situación no es casualidad, sino causal.

Pocas líneas más adelante, los obispos afirman cómo en los rostros de los niños pobres, indígenas, campesinos marginados, ancianos, etc., debemos reconocer los rasgos sufrientes de Cristo (Puebla 31-39). La experiencia concreta y golpeante del dolor de los pobres nos abre a la experiencia de quien está presente en ellos: el Señor Jesús (Mt 25, 31-46).

Hablar sobre Dios es hacer teología. En la experiencia FUNDANTE de la teología de la liberación se ha redescubierto que hablar de los pobres es hablar de Cristo, el «pobre de Yahvé». Pero hablar hoy de los pobres es hablar de los hombres explotados del Tercer Mundo, es hablar de las mayorías latinoamericanas. En la solidaridad de Cristo con los empobrecidos de la tierra se encierra el misterio del hombre. Cristo se encuentra y revela en los, pequeños y olvidados a los ojos de los mundanos (Mt 11, 25-27).

 

Esta situación de las grandes masas de nuestros pueblos, que proviene en buena parte, del sistema social que padecemos (Puebla 92 y 311-313), no es la voluntad de Dios. Esta experiencia fundante que va a reorientar a construir la fraternidad, es retomada en la conferencia de Puebla y expresada con claridad profética:

 

El tema central de nuestras vidas y de toda espiritualidad cómo encontrarse con Dios, dónde se le ama y cómo conduce al corazón mismo del evangelio: amar a Dios y al prójimo. Pero este tema adquiere realidad radical cuando se plantea desde los pobres: ¿qué significa amar a Dios y al prójimo hoy en América Latina?.

2. Las formas de la caridad cristiana.

Este segundo elemento central en la experiencia FUNDANTE que dio origen a la teología de la liberación hace fácilmente comprensible y esclarece el porqué de su impacto en la conciencia cristiana latinoamericana.

El Señor Jesús y los fariseos conocían el decálogo y las prescripciones de la torah. Sabían que el primer y principal mandamiento es el amor a Dios y al prójimo. Es más, ambos lo predicaban y lo tenían como piedra capital de su doctrina. ¿Por qué el enfrentamiento con esos hombres "piadosos" si coincidían en lo esencial del mensaje: El meollo del asunto está en qué experiencia se tiene de y qué contenido se le da al prójimo y consiguientemente al "amor fraterno". Los fariseos afirmaban amar a Dios y al prójimo y crucificaron a Jesús.

Hoy en América latina se relee la Escritura, en la teología de la liberación, desde el pobre, desde la clase explotada con la que se hizo solidario Cristo. Y de ahí surge la pregunta: ¿qué exigencias entraña hoy el amor al prójimo: Este no es un tema más en la teología de la liberación. Es su corazón. Es la vida, es la sangre que anima la experiencia e intuición original y la existencia de los grupos cristianos en la praxis de la liberación. Amar a Dios y al prójimo significa salir de mi camino, entrar en el camino del oprimido, del golpeado por la injusticia y comprometerse con su causa.

 

 

 

Ciertamente, lo anterior lleva a menudo al riesgo de la misma vida, como lo anunció Jesús, el Buen Pastor. Pero ese hacernos hermanos desde los pobres y no sólo sabernos hermanos y quedarnos en palabras, es lo que lleva a construir sobre roca (Mt 7, 21-27). El compromiso con el pobre permite superar el reduccionismo de considerar el amor al prójimo como «amor a las almas» o todo tipo de espiritualizaciones deformantes. Lo mismo se diga de la reducción del amor al prójimo, entendido éste como la propia familia o grupo cerrado que nos rodea. El amor al prójimo pobre abre a la universalidad, al reconocimiento que todos somos hijos de un mismo Padre.

La universalidad del amor al prójimo adquiere el peso de la verdad, cuando tiene, como preocupación prioritaria, amar a aquellos hermanos que los «mundanos» desprecian y denigran: los indígenas, los analfabetos, los marginados, los negros: «Si amas a os que te aman, ¿qué recompensa tendrás? ¿No hacen eso también los publicanos?» (Mt 5, 46). El sentido y significado de este elemento de la experiencia fundante de la teología de la liberación fue recogido y expresado por la reunión de Puebla, atento a la voz del Espíritu que clama desde el pueblo pobre.

 

Cristo vivió el amor eficazmente, con eficacia profética, con eficacia de cruz. Amar como Cristo conlleva hoy también tomar la cruz y seguirlo. No ocultó el Señor que su seguimiento, dolorosamente, traería escisiones aun de padres contra hijos, de amigo que traiciona al propio amigo, del discípulo que entrega el maestro. La misión hoy de crear una sociedad fraternal, amar en la historia, implica una dimensión política; una caridad, al modo de Jesús, subversiva del desorden social, de la injusticia institucionalizada.

El amor evangélico lleva a la unidad: «Padre, que sean uno, como tú y yo somos uno» (Jn 17, 21). Ahora bien, la unidad de los seres humanos no se logra sino superando las contradicciones en que históricamente nos encontramos situados; y las tinieblas se oponen a la luz: «Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron» (Jn 1,11).

Hoy, la sangre amorosa de Dios ha vuelto a teñirse de rojo. Sangre derramada del oprimido en su lucha contra el opresor para que deje de serlo. Sangre sin odio, pero con misión. El color de la sangre de Cristo, el amor, se recoge en la teología de la liberación. El calor humano del amor, también sus rasgos afectivos, se resitúan evangélicamente al vivirse desde el pobre y su causa.

El «nuevo estilo» de amar a Dios y al prójimo de Jesús de Nazaret sorprendió a muchos entendidos de su época. Y todavía hoy nos sorprende su estilo de amar y construir la unidad desde los pobres, y sus consecuencias. ¡Qué contradicción! Amar, esforzarse por construir la fraternidad, acarrea persecución y muerte. «No es el discípulo mayor que el maestro. Si me persiguieron a mi, también los perseguirán a ustedes» (Jn 15, 20). Pero esta lucha y dolor tiene la certeza del triunfo: «Confíen, yo he vencido al mundo» (Jn 16, 33).

 

3. La conversión cristiana.

En nuestra historia, la comunión con el prójimo pasa necesariamente por la «opción por los pobres». Amar al prójimo se hace verdad cuando amamos a los empobrecidos de la tierra. La conversión, etimológicamente, significa el «volverse hacia». La conversión cristiana es «volverse hacia el pobre», sintonizar el corazón con él, llorar con su dolor, alegrarse con sus gozos.

El impulso del Espíritu no termina al descubrir al herido a lado del camino, sino en el comprometerse con él: entrar eficaz mente en su camino, comprometerse en su liberación. Este elemento de la experiencia fundante permitió comprender y profundiza la metanoia, la conversión cristiana a la cual todos somos llamados.

Convertirse a Cristo significa hacerse hermano con el pobre. Cuando aquel muchacho rico, bien formado y cumplidor de los mandamientos, preguntó a Jesús sobre lo que tenía que hacer para ganar la vida eterna, recibió una respuesta clara y amorosa de maestro, pues se había ganado su afecto con su sinceridad: «Vende cuanto tienes, repártelo entre los pobres y ven y sígueme» (Mc 10, 21). Aquel joven fue sorprendido de lleno. Esa respuesta no se la habían enseñado sus profesores. Le habían enseñado, y cumplía las normas morales de no robar, respetar a la mujer del prójimo no emborracharse, etc. Pero hacerse pobre con los pobres para vivir la fraternidad, eso se le había pasado por alto. Lo mismo ocurrió con Nicodemo.

El anuncio del Señor: «cumplido es el tiempo y el reino de Dios está cercano; conviértanse y crean en el evangelio » (Mc 1,15), encerraba un compromiso muy concreto: vende tus bienes, hazte hermano con el pobre y tendrás un tesoro en el reino de los cielos. Desde la experiencia del caminar con los empobrecidos de nuestras ciudades periféricas o en las zonas rurales se ha iluminado y recogido en la teología de la liberación lo nuclear de la conversión cristiana. Hemos comprendido en su amplia dimensión lo que significa la pobreza evangélica.

Todos somos llamados a la opción por los pobres y a vivir la pobreza evangélica. La división entre ricos y pobres es un pecado. Esta división no es querida por Dios. Hay que denunciarla y superarla. Jesús y sus discípulos ofrecieron un modelo de vida proclamado como bienaventuranza: "Este modelo de vida pobre se exige en el evangelio a todos los creyentes en Cristo y por eso podemos llamarlo pobreza evangélica" (Puebla 1148). Los religiosos son llamados a vivir en radicalidad dicha pobreza, pero éste es patrimonio de todo el pueblo de Dios. Sin compartir los bienes, la fraternidad queda en deseos. El que comparte los bienes entra en el reino de los cielos (Mt 25, 31-46). La pobreza evangélica no es «fakirismo», ni escuela de ascetismo. La pobreza evangélica, que implica el amor al prójimo como vimos, es la roca donde se construye la hermandad. Esto no es algo utópico o lejano a toda posibilidad.

 

Este compartir los bienes libera el corazón para vivir la misión: «liberar los cautivos, dar vista a los ciegos, poner en libertad a los oprimidos y proclamar el año del Señor» (Lc 4, 18-19). Convertirse es liberarse de todo lo que nos ata para construir y vivir la fraternidad desde los pequeños.

Cuando los apóstoles contaron a Jesús cómo las gentes sencillas estaban recibiendo el mensaje del reino, que somos hermanos hijos de un mismo Padre, su corazón se llenó de alegría y bendijo a su Padre que esto revelaba y era recibido por los sencillos y humildes (Mt 11, 25-27). De esa misma frecuencia participan nuestros obispos al comprender el llamado e invitación a la conversión a la fraternidad de la opción por los pobres y su liberación.

 

La renovada esperanza en la fuerza del Espíritu no oculta que la situación de injusticia se sigue agravando. Esta realidad urge todavía con mayor impulso a una solidaridad profética con nuestros hermanos empobrecidos. Así, pues, la conversión evangélica no es algo puramente sentimental, o el cumplir los diez mandamientos del decálogo, sino hacerse eficazmente hermano con el pobre y desde ahí vivir la fraternidad universal. Esta experiencia vivida por muchos cristianos comprometidos con el pobre y su liberación constituye el tercer elemento del núcleo de la experiencia fundante de la que brota la reflexión teológica latinoamericana.