Autor:
Eduardo Armstrong
Esperanza
El autor Eduardo Armstrong nos entrega la voz de una madre que busca abrir
nuevos horizontes a su hija quien ha tenido la valentía de comunicar su
inesperado embarazo
Una obra para la mujer que enfrenta un embarazo adolescente.
El autor católico Eduardo Armstrong nos entrega la voz de una madre que busca
abrir nuevos horizontes a su hija quien ha tenido la valentía de comunicar su
inesperado embarazo. Esperanza busca despejar miedos e incertidumbres con
pensamientos de la sabiduría familiar cristiana, para transformar la aparente
causa de los sentimientos de temor, angustia y frustración, en una nueva
oportunidad de reconstruir la vida.
SUEÑOS QUEBRADOS
¿Cuál fue mi error? Lo entregué todo… Mis esfuerzos, la salud y mi vida. No
pude dar más. Si fue mi sentido de vivir, tratando de servir a mi familia y a
Dios, ¿por qué entonces me siento culpable?
Sufrimiento, no eres tú quien me quema por dentro. Parece algo diferente, como
una sensación de impotencia y angustia que inunda mi interior. Ella es muy
joven y deberá aceptar una vida para la cual aún no está preparada. Ni
siquiera dispone de medios propios para salir adelante de esta situación
creada por sí misma, y quizás, involuntariamente. ¡Cuánto quisiera poder
aliviar su dolor!
El temor me ahoga… Y tú, tan lejana. ¿Habrás pensado que tienes en mi a quien
contarle tus cosas? Cuéntame lo que sientes, como cuando eras pequeña. ¿Cómo
decirte que la vida continúa y que siempre puedes transformar tus
preocupaciones en felicidad? ¿Cómo decirte que no estás sola? ¿Cómo decirte
que te quiero?
INTRODUCCIÓN
Junto a la inesperada noticia de un embarazo adolescente se viven instantes en
que las palabras sobran y los pensamientos confunden. La paz familiar
ciertamente está afectada, son tiempos para recuperar el sentido de la vida.
El durísimo paso de comunicar la noticia a los seres queridos fue dado, y hoy,
es propicio recordar, hablar, y escuchar, para reencontrar la verdad que todos
llevam os en nuestro corazón.
Estas páginas ofrecen palabras auténticas y el reflejo de los sentimientos de
una madre que busca a su hija en momentos de desesperanza.
QUISIERA
Quisiera saber cómo te sientes. Si me respondes “bien” me preocuparé aun más.
Si me respondes “mal”, quisiera que sepas cuanto te comprendo. Todas pasamos
por situaciones difíciles en nuestras vidas. A mí también me parecieron
interminables, pero luego, cuando acepté que ya no podría regresar al pasado,
se transformaron en apreciados recuerdos según fueron mis actitudes y
decisiones.
Quisiera sentarme a tu lado, regalonearte y escuchar lo que llevas dentro de
ti, pero tú no deseas hablar hoy. Te comprendo tan bien, que sola no te
dejaré. Al menos, permíteme hablarte de algo que llevo muy dentro de mí.
Debimos compartirlo antes, mas por una razón u otra, no lo entregué o no llegó
a su destino.
Esa tierna mirada no esconde tu pena. Querid a hija, estoy contigo cuando tú
estás y cuando no estás. Tus alegrías y preocupaciones son también las mías.
No parece cuestión de quererlo ni de simplemente aceptarlo. Es un sentimiento
que nace de una realidad que nos supera y nos une por encima de cualquier
circunstancia, sin permitir que nuestras vidas sean plenamente independientes
ni plenamente dependientes. Como un lazo que ata en silencio y suavemente, sin
desear interponerse en nuestras decisiones personales. Y ahora que lo
recordamos, nos ofrece la posibilidad de apoyarnos en él. ¿No parece una
contradicción? Sentimientos que unen, pero que no limitan. Al contrario, más
bien parecen cuidar nuestra libertad, a nuestras personas y nuestra relación;
como un lazo que libera.
Produciendo ráfagas de angustias y temores, fuertes vientos han llegado. Ellos
buscan arrastrarnos a la desesperanza con sus cambiantes direcciones. Nos
confunden hasta el extremo en que pueden hacernos perder el sentido de
nuestras vidas y olvi dar quiénes y cómo somos realmente. Son impulsos y
emociones que invitan a dejarse llevar por nuevos caminos sin destino conocido
y a entregarnos pasivamente a propuestas que llegan como la ventisca, sin
consecuencias aparentes. Pero son ilusiones que pueden desviar nuestro andar
hacia el destino de los auténticos e íntimos deseos.
Querida hija, es un buen momento para conversar de tantas cosas valiosas que
tenemos en común y sobre las que nunca hablamos lo suficiente. Me doy cuenta
de mi error, nos dimos poco tiempo para detener nuestras vidas y hablar como
amigas. Pero si ambas tenemos ahora la sensación de haber perdido algo que
recordamos con nostalgia de pasado y a pesar de todo lo ocurrido, ese lazo
invisible mantiene nuestros sentimientos unidos con más fuerza que antes,
disponemos entonces de una nueva y maravillosa oportunidad para reforzar
nuestra amistad.
Quisiera que lográramos comprendernos mejor; que me comprendas mejor. Quisiera
decirte... Una ve z más… Te quiero tanto.
TU HIJO
Pequeña mía, debes saber que tu hijo jamás ha sido un error. Fue consecuencia
de un error ya transformado, gracias a tu Padre, en una alegre bendición.
Lo concebiste buscando amor y el afecto que tanto necesitamos. En las
dificultades que podían ocurrirte no pensaste lo suficiente. Lo sé, porque
cuando no escuchamos la voz del interior y obedecemos a nuestros primeros
deseos, es como si depositáramos el destino en una hoja de otoño: en las manos
de una atractiva bailarina que sigue el ritmo de los cambiantes vientos sin
preocuparse por la proximidad del invierno con su llanto de lluvias. Esos
vientos nunca dicen hacia donde conducirán nuestras vidas. El período de las
lluvias ha llegado, y recién te das cuenta de que traen consigo algunos
padecimientos. Sí, pero también el agua que tanto necesitan las semillas para
nacer, crecer y luego florecer.
Cualesquiera hayan sido tus motivos, entusiasmo, inseguridad, influencias,
pasión, curiosidad, o por llegar a sentirte tan enamorada que confundiste al
verdadero amor con sentimientos muy auténticos pero pasajeros, ahora
reconocerás que tu mayor error fue el momento. Pero tu hijo jamás será un
error. Él es la vida nueva e inocente de un amor auténtico y puro, que está
lleno de esperanzas. Y están todas ellas puestas en ti.
Tu hijo es una bendición, ¿y quieres saber la razón? Porque un hijo se hace
siempre de a tres: dos le regalan el cuerpo y el tercero le regala el alma. Su
cuerpo, fue creado a imagen y semejanza de sus dos padres que lo han llamado a
vivir en este mundo lleno de posibilidades, y donde podrá desarrollar el
precioso espíritu en que ha recibido su alma. A imagen y semejanza del Padre
fue creada su alma; ella representa la razón de su existencia y contiene la
fuente creativa de todo el amor que será capaz de entregar durante esta vida a
la que tú le has llamado. Independientemente de las circun stancias que
originan a un hijo, al hacerlo, nosotras llamamos a su Padre quien concurre
regalándole todo su amor. Él quiere que todos nuestros hijos sean creados
siempre con amor, por amor y para el amor, y se asegura de ello. Tu hijo
entonces fue creado para ser feliz y para vivir en el amor; para darnos
felicidad y hacerte feliz.
MATERNIDAD
El hijo que llevas en tu vientre ya te reconoce como su madre. Has despertado
tu maternidad, y muy pronto verás por qué nadie comprende mejor que la mujer
su infinito valor, al sentir esa íntima relación invisible con el hijo que
cobijamos y su Padre. Estás conociendo el amor más puro: amor de Padre y amor
de madre.
En la maternidad está la gran prueba de tu valor. Y para recordarte quien
eres, como las maravillas que puedes llegar a hacer, canta ella su canción que
fluye mes a mes desde tus entrañas. Su canción te mantiene femenina, sensible,
y abierta para acoger la presencia del a mor que te rodea; te cuida, para que
nunca olvides tu condición de mujer; te recuerda, que no eludirás el precio
del gran amor que puedes entregar; te protege, manteniendo viva y fértil la
mayor fuente de felicidad para una mujer.
La maternidad siempre se manifiesta con suaves dolores del cuerpo, de la mente
y el corazón; mas no te engañes, ya que mostrará su fuerza infinita al
permitirte vencer a todos tus temores.
Te sientes diferente, está cambiando tu cuerpo y tu vida. Recibes tantas
sensaciones desconocidas que te afectan produciendo naturales temores; son los
cambios habituales de la maternidad. Tu cuerpo y tu mente reaccionan de formas
tan inesperadas que ya no los podrás controlar como antes. Tendrás sensaciones
que no duelen, pero que no lograrás entender porqué las sientes. No tienes que
sentirte avergonzada, acéptalo, a todas nos pasó igual. Yo sé que estás
angustiada por tantas cosas: debiste dejar tus ropas, no te preocupes, ya las
recuperarás; es natural cansarse continuamente, mas luego te sentirás con
mayor fuerza que antes; sientes perdida tu libertad al adquirir grandes y
nuevas limitaciones, pero no es tan así, ya que libremente estás aceptando
nuevas y más grandes responsabilidades que te harán crecer para valorarte más
como persona y como mujer. ¿Sientes la ausencia de una pareja? Pues bien,
ahora podrás darte cuenta de que no necesitas a una pareja, sino, un gran
amor; el que es posible que llegue a ser tu pareja… si lo quieres aceptar. Y
cuando a futuro estés segura de haber encontrado a tu compañero, podrás
comprometerte para que juntos puedan desarrollar sus proyectos y apoyarse en
la construcción de una vida en común. Eso es el matrimonio: un maravilloso
compromiso que tú puedes elegir y aceptar. Luego, serás tú quien pida una
ceremonia para invitar como testigos del libre compromiso de tu amor, a tu
familia, a tus amigos y a tu Padre. No te preocupes ahora de ello, debes ser
paciente y deja para el mañana lo que pertenece al mañana. ¿Piensas que no es
oportuno hablar de esto? Es cierto, pero tu vida se está iniciando y muy
pronto llegará ese instante con alguien que sabrá valorarte como eres y que
apreciará tus cualidades junto a todo lo valioso que tienes. Tendrás pronto a
un hijo maravilloso; y antes de lo que piensas, podrás formar a una verdadera,
completa y maravillosa familia.
En este momento te cuesta aceptarlo, pero ya verás que la maternidad es un
privilegio que lentamente transformará tu vida y hará de ti a toda una mujer.
Muy pronto, verás que la maternidad también fue creada para demostrarle a la
mujer como el amor puede vencer a la adversidad y al dolor, transformando todo
en semillas de felicidad.
La maternidad es responder con un SI a las necesidades de un niño,
alimentarlo, protegerlo, y quererlo más que a una misma, en las buenas y en
las malas. Es un compromiso sin condiciones, y el más hermoso que llegarás a
aceptar porque te hará sentir tanto amor, como nunca antes siquiera lo
soñaste. Tanto amor tendrás, que luego sólo querrás darlo. Es una buena razón
para vivir, tu mayor consuelo y apoyo en esta tierra. Es un amor auténtico… y
tuyo.
LIBERTAD
Mi querida hija, no es sencillo utilizar el regalo de la libertad y jamás lo
será. Moldeando tu vida como una esforzada artista que crece para llegar a ser
quien desea ser, en el uso de tu libertad vas expresando tu voluntad. Mas,
cuesta aceptar el precio que debemos pagar cuando nos alejamos del camino que
conduce hacia la felicidad. Me parece que buscando sentirte valorada y
apreciada, tomaste un camino que incluso pudo ser el que no deseabas.
Eres libre de formar relaciones comprometidas o sin compromiso. Ahora te das
cuenta de ello y comprenderás mejor que ambas tienen su precio, mas su
desenlace es diferente, y en ocasiones, puede ser opuesto; porque
comprometerse es hacerse responsable por las opciones que elegimos en la vida.
Es importante, ya que invita a la prudencia. Y cuando lo aceptamos, nos
permite actuar consecuentemente aún cuando los sentimientos y razones que pudo
haber, no sean apreciados luego como antes. Actuando comprometidamente
cuidamos a quienes más queremos, a nosotras mismas, y con ello, a nuestra
libertad personal. Me dirás, ¿de qué cuidarnos? De los deseos y pasiones que
son inconvenientes; de los sentimientos y pensamientos que no aportan ni
construyen la auténtica vida personal que deseamos fortalecer. Comprometerse
es una forma de vida a la que debes buscar en tu interior; y al encontrarla,
acéptala, ya que es la única que te permitirá sentirte realizada.
Sí. Es cierto. Todas tardamos en darnos cuenta de que existen caminos más
seguros hacia la felicidad. Olvidamos que el sentido de nuestras vidas siempre
ha sido nuestra felicidad, y que para que aprendamos a amar disponemos de la
libertad.
SIEMPRE
Siempre existirán nu evas oportunidades, ya que tú dispones del regalo de la
vida. Te digo esto porque siento que soplan esos vientos que parecen
complicarnos la existencia, y en medio del fragor de nuestras luchas entre
sentimientos y pasiones, es posible olvidar lo que realmente tenemos. Sin
darnos cuenta, ellos pueden sumergirnos en mayores angustias y decepciones.
Déjame mostrarte como luchar contra esta clase de vientos: no los aceptes,
pero tampoco los enfrentes; únicamente, déjalos pasar. Tú eres más. Mucho más
que tus temores y frustraciones.
Siempre, pase lo que pase, tu Padre y yo estaremos junto a ti. Puedes contar
con nosotros. Te adoramos y jamás desearemos estar ausentes de tu vida. Somos
parte de ti. Y tú, siempre serás la más importante parte nuestra.
OPORTUNIDAD
Tu mirada de tristeza acusa temores, confusión y sufrimiento; pero ellos no
llegaron por causa ni por la voluntad de tu Padre. Él tan sólo permite que
existan para que libremente puedas reconocerlos, y de este modo, puedas crecer
apreciando más lo que tienes y has tenido. Duelen, sí. Pero también, te
facilitarán llegar a ser quien tú deseas ser: íntegra, única y completamente
tú.
Aprende a transformar tus penas y sufrimientos en nuevas oportunidades. Tú
puedes hacerlo. Te ayudará a crecer como persona, a reencontrarte con tus
familiares y amigos; y a saber quién es quien, lo que te facilitará hallar el
camino del amor verdadero.
Tienes una nueva oportunidad de dar lo mejor de ti a los demás. Aunque parece
increíble, tienes hoy una nueva oportunidad para llegar a ser más feliz. Una
oportunidad de rehacer tu joven vida junto a la nueva vida que te ofrece la
maternidad. Una oportunidad de aprender que todo tiene solución cuando tú te
empeñas en ello. Una oportunidad de conciliarte, contigo misma.
¿Sientes temores porque tu vida ya no será la misma? Mas, que sea mejor
depende de ti. La vida es un cambio permanente, y en ocasiones se alteran
muchas de nuestras expectativas; unas se pierden y otras se ganan. Así es. Lo
importante es el sentido que le damos a lo que hacemos; viviendo cada momento
lo mejor posible y dejando para el futuro lo que le pertenece. Ya tendrás la
oportunidad de retomar los planes e intereses que debiste posponer, como
terminar de formar tus conocimientos, para luego construir ese hogar con una
familia feliz a la que podrás cuidar y atender como siempre lo has soñado.
¿Te gustaría saber qué espero de ti? Que aproveches esta nueva oportunidad de
reconocer tus cualidades y capacidades. Aprécialas. Sé que no estamos
acostumbradas a pensar en nuestras cualidades, como tampoco a decir lo
positivo que encontramos en los demás. Cuesta reconocer lo valioso que cada
una tiene. A todas nos cuesta reconocer y aceptar las cualidades y
limitaciones propias, tanto, como respetar y aceptar las cualidades y
limitaciones ajenas. Sé que es difícil enfrentarnos a la realidad, más, si no
deseas hacerlo por ti, hazlo entonces por tu hijo y verás que todo será más
simple. ¿Aun lo dudas? Entonces, pon una mano sobre tu vientre y disfruta la
inmensa alegría de saber que gracias a ti, él está creciendo bien.
ESPERANZA
¡Yo creo en ti! ¡Jamás te abandonaré! Menos aún lo haría tu Padre, quien
siempre está a tu disposición para ayudarte a transformar las grandes
preocupaciones en tus mayores bienes. Ahora dispones de una prueba más de
nuestro amor por ti.
¿Para qué perderte en la desesperanza? Ya que, si has recibido amor, tienes
amor dentro de ti. Y teniendo amor lo puedes entregar. Y si lo puedes dar,
entonces la felicidad está al alcance de tus manos; la tienes a tu lado, y
también dentro de ti.
SENTIDO
Fuiste creada para ser feliz, sin embargo la plena felicidad se obtiene
después de un largo aprendizaje, durante el cual tenemos que superar muchos
errores. Si bu scas la felicidad, los errores jamás serán un final y pueden
ser fuentes de valiosas experiencias. De este modo, cuando decidas transformar
tus errores en experiencias, los estarás convirtiendo en tus mayores
fortalezas.
Aunque no me creas ni lo comprendas, para mi no hay alguien como tú; nadie
puede ocupar tu lugar dentro de mí, como tampoco dentro de tu Padre quien te
conoce aún mejor que yo.
Hija mía, el mundo necesita a mujeres fuertes. A mujeres que deseen servir sin
aceptar la indiferencia frente a las necesidades ajenas. A mujeres que
comprendan que servirán a su Padre únicamente sirviendo a otras personas, y
que de lo contrario, ni siquiera serán capaces de servirse a sí mismas. Por
eso, frente a las alegrías y sufrimientos, y durante toda tu vida, recuerda
que el sentido que le des a tu capacidad de amar, depende de ti.
SERVIR
Servir, es ser de alguna ayuda para otra persona. Se logra primero deseándolo
y lu ego, expresando la voluntad con acciones. Ya verás que independientemente
de obtener o no el resultado que inicialmente esperabas, la ayuda siempre
llegará a su destino; porque lo fundamental está en cómo realizas tus acciones
o en cuánto amor pones en ellas. Pero, ¿cómo interesarte o querer ayudar a
quién no aprecias? ¿Cómo amar de verdad a quién no conoces lo suficiente?
¿Cómo apreciar lo que tienes, si no lo conoces? Son preguntas que tu corazón
responderá con el tiempo.
Querida hija, tu amor será siempre tu mayor pasión, y por eso, es lo más
grande que puedes llegar a dar. Su invisible efecto no está condicionado a
esos resultados visibles que tanto perseguimos durante nuestras vidas; a lo
inmediato, a esos objetivos que con frecuencia buscamos desatendiendo lo que
ya sabíamos o sentíamos: que no duran y distraen de lo realmente importante
para nosotras mismas. Servir es estar agradecida de lo que tienes. Servir es
no vivir soñando disponer lo que no se tiene. Es tener la humildad de pedir
ayuda cuando la requieras; es un duro camino, por el que llegarás a comprender
mejor a quienes necesitan de ti. Servir es también buscar el sano
conocimiento, sin el cual, difícilmente apreciamos lo que tenemos y a quienes
nos rodean. Y recuerda, que servir es confiar en la ayuda de tu Padre para que
juntos actúen como una sola persona. Permítele transformar tus males en Su
bien, en felicidad para otros, y de este modo, en la tuya. O lo que es lo
mismo, servir es pedirle que en ti se cumpla Su voluntad, cuando estés
dispuesta a entregar la tuya.
POSESIONES
Tienes mucho. Mucho más de lo que puedes siquiera llegar a imaginar. Sé que en
ocasiones no lo ves ni lo sientes, y sin embargo ello no significa que
únicamente lo que ves y sientes sea tu realidad. Tu existencia no se limita a
lo que los sentidos te puedan mostrar; ellos aportan mucho, pero también a
veces cometen errores. Si quieres comprender la real dimensi ón de tus
posesiones tienes que tratar de extender la mirada más allá de lo que tus ojos
te dejan ver, y aprende a escuchar más de lo que tus oídos son capaces de
percibir; porque los sentidos del cuerpo son de gran ayuda, más siempre
estarán reducidos a su limitada función. Cuando aceptes acompañar tus
pensamientos con los auténticos sentimientos del corazón, apreciarás lo que
tienes, ya que entonces habrás comprendido el verdadero sentido de tu vida.
Nuestras más valiosas posesiones se encuentran bien protegidas y resguardadas
al interior de nuestro cuerpo, en ese lugar tan personal que llamamos alma.
Son nuestras íntimas pertenencias, a las que podemos cultivar proyectando la
existencia hacia lo más valioso de esta tierra; hacia lo que no tiene límites
ni tamaño, y por eso, es que a veces nos parecen insignificantes, olvidando
con frecuencia su sensible valor eterno. A todas nos ha ocurrido: cosas,
situaciones y personas que por momentos nos han cautivado y parecieron
encandilarnos con su aparente valor en esta vida, y tarde o temprano, con
frecuencia descubrimos que no era lo esperado. No desprecies a tus verdaderas
posesiones, porque ellas te permitirán reconocer sin confusión lo único
realmente valioso de la vida: el amor verdadero.
Querida hija, creíste encontrar amor, mas como madre te digo que recién ahora
lo comenzarás a reconocer. El verdadero amor no tiene límites ni medida.
Ocasionalmente todas lo hemos confundido y más de alguna vez no le reconocimos
porque su presencia nos pareció sin importancia, pequeña y hasta despreciable.
Pero está a nuestro lado, y lo podemos reencontrar en el valor eterno de cada
instante de vida, donde podemos depositar nuestro auténtico amor.
Tienes tanto. Una vida por delante y al mejor Padre a tu lado; a quien también
puedes buscar dentro de ti, ya que en la sana conciencia del alma puedes
encontrar Su Verdad. Nada exige para Él, no culpa ni reprocha nada, únicamente
te pide que le per mitas amarte. Nos tienes también a nosotros tus padres, a
tu familia y a las amistades que te quieren de verdad. Tienes a tu hijo, quien
todavía no conoce a nadie más en quien confiar y que te quiere sólo a ti.
GRATITUD
¡Tú puedes cuidar a tu hijo! ¡Confía en tu capacidad de amar!
Gratitud, es reconocer que difícilmente comprenderemos en esta vida lo mucho
que tenemos.
Gratitud, es aceptar que difícilmente comprenderemos en esta vida que todo lo
bueno lo debemos.
VOLUNTAD DE PADRE
Cuesta comprender a los padres, a todas nos pasó igual. Por favor, permíteme
ayudarte a conocer a tu Padre. Es necesario, porque tú también estás atada a
Él por un lazo de amor invisible, a través del cual, y siempre que lo quieras,
podrás sentir sus manos extendidas hacia ti como tratando de alcanzarte para
darte Su amor. Quiere ayudarte a superar toda dificultad. Es Él quien
conociendo el peso de tu carga te ofrece aliviar tus temores. Permítele
acompañarte. Permítele liberarte de esos sentimientos ajenos al amor que hoy
obstaculizan tu felicidad y tu vida.
Sabes bien que Su voluntad es tu felicidad. Él sabe que para lograrlo, todas
necesitamos aprender a amar de verdad, mediante el largo proceso de una vida.
Él sabe que vives en un lugar donde ocurren accidentes y situaciones
indeseadas, donde también, todas cometemos errores. Él sabe esperar, y nos da
tiempo: Su tiempo.
Él te ama de verdad. Para una hija, amar de verdad es llegar a ser divinamente
generosa: compartiéndote, entregándote y aceptándote. Amar de verdad, es darte
por entera a los demás, comenzando por los que están más cerca de ti; porque
es en ellos en quienes te podrás realizar con el mayor acto de amor que
podremos alcanzar. Y tú sabes a quien tienes más cerca: a tu querido hijo.
A todas nos cuesta aceptar nuestra realidad, pero lo podemos lograr cuando
finalmente comprendemos que nuestra vida es para la felicidad y reconocemos
que sólo podemos acceder a ella por medio de nuestro amor. Sí, el amor cobra
su precio, y todas lo debemos pagar, mas su ausencia tiene un precio
infinitamente mayor. Por eso, tu amor, ese que tan maravillosamente sabes
entregar, es un regalo sin tiempo ni tamaño que está originado en tu querido
Padre. También es hoy el Padre de tu hijo, y en cierta forma, también tu
esposo. ¡Mira lo que tienes! Al más maravilloso amigo personal y a quien
lentamente puedes ir reconociendo durante toda tu exis tencia. Verás que Él
jamás te abandonará, porque aceptó libremente tus sufrimientos como suyos. Y
aun, cuando tú lo abandones o no le reconozcas ya que poco le has buscado,
tienes a quien te ama sin condiciones.
¿Quieres saber por qué directamente no lo podemos ver? Él desea ser invisible
a nuestros ojos para cuidar nuestra íntima relación de amor personal con Él,
de toda mirada ajena que pudiera dañarnos o afectarnos. Su amor por ti no
depende de ti, pero tu relación de amor sí depende de ti; y desea cuidarla
como al más apreciado tesoro entre ustedes dos. Siempre lo podrás encontrar,
sentir y escuchar en el activo silencio de la intimidad del corazón. Puedes
ver Su presencia y sus acciones en muchas de las personas que te rodean, como
nosotros también en las tuyas. Es Él quien siempre te escuchará, atenderá, y a
quien puedes plenamente amar a través de cada una de tus acciones dirigidas
hacia el bien de los demás. Piénsalo. Independientemente de tus actos, tal
como eres , ha querido comprometerse en Su amor contigo. Y por eso, Él es
quien más te ama… y eternamente te amará.
Cuando decidas dar tu amor sin miedos invencibles, sin restricciones ni
condiciones, empezarás a ver lo que tus ojos no pueden mostrarte, a escuchar
lo que ningún oído puede escuchar y a sentir lo que nunca soñaste, porque no
lo conocías. Entonces verás en ti misma el reflejo de tu Padre, y notarás en
ti Su semejanza. Te reconocerás en tu feliz condición de hija, y con ello, en
tu condición de hermana de todos los hijos del mismo Padre. Te sentirás
integrante activa de una familia tan grande como maravillosa, de una familia
sin límites ni tamaño, de una familia sin tiempo.
Ahora puedo decírtelo más claramente: la voluntad de tu Padre es que te des
por entera a otro ser. Es tu valor supremo y sin medida, porque te muestra el
camino hacia tu verdadera casa, tu verdadera familia y hacia tu auténtica
felicidad: tu verdadero amor.
¡Créeme! Soy tu mad re.
TE NECESITAMOS
Hija mía, necesitamos de ti como nunca podrás imaginar: necesitamos tu
compañía y tu presencia; necesitamos tu amor, ése que expresas tan bien en tus
grandes y pequeñas acciones; necesitamos tu comprensión y paciencia, ya que
sólo el Padre es perfecto y todas nos equivocamos con frecuencia en nuestras
vidas; necesitamos tu experiencia, porque ella es un valioso instrumento para
aliviar a muchos alguna pena. Tus cariñosas acciones y palabras pueden
ayudarnos a comprender mejor el valor de aceptar y enfrentar nuestras
inseguridades y dolores, como son el temor a la soledad, al abandono, y
principalmente, a ser ignorada.
Tú puedes hacer mucho; puedes acercarnos la felicidad. Necesitamos de ti, tal
como eres.
LLEGAR A SER
Querida hija, esta vida es un camino para recorrer y crecer. En la superación
de las naturales dificultades nos convertimos en la hija, la madre y la mujer
que deseamos ser. En la superación de los mayores obstáculos es donde debes
tratar de ver a tus grandes oportunidades.
Has debido posponer algunos de tus bienes, pero lo haces por otro bien mayor:
para entregarte al hijo de tu amor: a una persona con quién compartirás la
vida. Muchas cosas deberán esperar, mas él, no puede esperar. Tu cuidado y
bienestar presente y futuro, es el suyo. A él no podrás responderle “más
tarde” o “mañana”. Confía en tus propias capacidades, puedes darle mucho amor
y el bienestar físico que requiere; puedes cubrir sus necesidades de seguridad
y protección; puedes hacerlo sentirse aceptado y querido por su familia y por
quienes rodearán su vida; puedes darle una educación con muestras de respeto y
estimación, las que le permitirán realizarse cuando sea mayor. Tú puedes darle
todo el cariño y afecto que necesita recibir, y acepta recibir el que te
brindará. Y si en alguna ocasión no pudieras darle lo que deseas, tendrás el
con suelo de toda madre: dispondrás la tranquilidad de haberlo hecho todo,
según tus mejores posibilidades.
Hija mía, eres lo más valioso que tengo. Tu hijo es lo más valioso que tienes.
Tus hijos serán lo más valioso que tendrás. Eres hija del Padre y eres lo más
valioso que Él tiene.
¡Sí! Superando con esfuerzo y perseverancia esas grandes y pequeñas
dificultades de la vida, te transformas en mujer. En una persona cada vez más
completa, más hermosa y más humana, y quizás por eso, cada vez más divina: en
una mujer que cada vez es más valiosa, querida y apreciada por todos.
¡LUCHA POR SER FELIZ!
Querida hija, cuando sientas que los inesperados vientos de la adversidad se
llevan tus fuerzas con sentimientos de incertidumbre, soledad y derrota,
invitando a entregarte con una actitud pasiva y resignada... Por favor, no te
rindas y te ruego que me escuches: ¡No sigas pensando en ti misma! ¡No estás
sola!
< br />Amor mío, ¡no renuncies a tu lucha! Dejaste tu hogar para ir en busca
de lo que creías necesitar, y ahora, quizás requieres volver sobre tus pasos
para poderlo encontrar.
Y si aún no estás convencida de mis palabras ni quieres confiar en mis manos
extendidas hacia ti, quizás llegó el momento de negarte a ti misma
entregándote a quien angustiosamente te necesita: tu querido hijo. Él es ahora
tu fuente de nuevas fuerzas y nueva vida. Es el nuevo manantial de tu futura
felicidad. En él está hoy la razón principal de tu existencia.
Por ti, por tu querido hijo, por nosotros tus padres y por quienes te quieren
de verdad, como madre, te pido esto, ¡lucha por ser feliz!