El libro de los Proverbios

 

Autor:

Pbro. Mario Montes M.

 

El libro de los Proverbios es el libro sapiencial por excelencia. Está compuesto por varias colecciones, escritas en diferentes épocas. Las más antiguas podemos remontarlas a antes del destierro, la primera y última parte seguramente son posteriores a ésta época. Es un libro que no está escrito para ser leído de un tirón, sino para ser leído despacio y poco a poco, meditando los consejos y memorizándolos. Estos proverbios, en algunos casos, quieren mostrar la realidad de las cosas, no valorando, sino dejando esta apreciación para el lector. En otros versos, se hacen juicios categóricos. Los temas favoritos las malas compañías, la mujer extraña, el vago, el arrogante o el insensato.

 

El autor o autores

El título atribuye el libro a Salomón (Prov 1,1). Tal atribución se debe a que la tradición israelita, consideraba a aquel célebre rey como el sabio por excelencia. Según el primer libro de los Reyes, Salomón pronunció tres mil proverbios (1 Rey 5,12), y su sabiduría superaba a la de los orientales y egipcios (1 Rey 5,10). Aunque en realidad, él no escribió este libro, sino solamente algunas partes (Prov 10, 1-22,16; 25-29), esta es una forma de honrar a uno de los máximos exponentes de la sabiduría israelita, como también Israel recuerda que David es el “padre” de los Salmos, y Moisés, el “padre “de la Ley o Pentateuco.

El libro lo dividimos en diferentes colecciones de proverbios. La primera parte, que abarca desde el capítulo 1 al 9, se compone de estrofas con consejos, con una invitación de un padre a su hijo para que siga la sabiduría. Esta primera colección se piensa que es posterior al destierro de Babilonia. De hecho su forma literaria, como comentario a la sabiduría, la volvemos a encontrar en el libro del Eclesiástico o Sirácida. Esta parte se considera anónima, no indica quién es el autor. Se ha discutido si su contenido fueron ejercicios de escritura o lectura en la escuela. Hoy se piensa que se trata de instrucciones distintas y separadas.

La segunda colección son proverbios breves (Prov 10-22,16). Estos proverbios breves son cortos, simples y sencillos. Esta colección es llamada de Salomón. Presenta muchas sentencias y pocos consejos. Los contenidos son muy variados, de ahí que se haya intentado agrupar y buscar algún tipo de orden en estos capítulos. Serían proverbios sueltos que alguien aglutinó, en base a un criterio que es todavía discutido por la investigación bíblica actual.

La tercera colección es llamada “Primera colección de sabios”. Estamos ante estrofas de cuatro versos, que se extienden desde Prov 22, 17 a 24, 22. En general son consejos más que sentencias. Los temas también son muy variados. La cuarta colección se extiende del capítulo 24, 23 al capítulo 34. Se suele hacer una sola colección con la anterior, porque prácticamente es similar en temas y formas, sólo está separado por el título.

La quinta colección es la “segunda colección salomónica”, de estrofas y versos similares a la segunda colección. Esta parte destaca por ser quizás la mejor escrita. Se va a extender del capítulo 25 al 29 del libro. La colección sexta apenas mantiene unos versos del capítulo 30, versículos 1 al 14; se presenta como colección de un tal “Agur de Masá”, es un bloque distinto al anterior y parece escrito por mano extranjera.

La séptima colección no tiene título (Prov 30,15-33), pero presenta una característica muy curiosa: son proverbios numéricos, es decir, relacionan los números con los contenidos: “Por tres cosas tiembla la tierra, y por cuatro no puede soportar...” (ver Prov 30,21). Es muy singular la gran cantidad de animales que menciona. La octava colección se presenta como del rey Lemuel, también de Masá. Son pocos versos de una madre a su hijo que es rey (ver Prov 31, 1-9). Y luego, la novena colección (Prov 31, 10-31) es un poema acróstico, añadido más tarde en el que hace una alabanza por la buena mujer o la perfecta casada, ama de casa, ideal para dedicarlos a las madres en su día.

El libro se fue gestando a partir de las dos colecciones salomónicas, que se consideran lo más antiguo del libro. Son las colecciones dos y cinco. La primera colección salomónica recibió dos adiciones, que son las colecciones tres y cuatro. La quinta colección recibió también tres adiciones, que son las colecciones seis, siete y ocho. Posterior a todo esto se compiló la obra añadiendo el principio y el final, la primera y novena colección.

Es un libro que refleja una sociedad acomodada y próspera. Es el punto de vista de alguien al que le van bien las cosas. El consejo parte de la dificultad para acertar con el bien o con el mal, no es fácil, por eso son necesarias las indicaciones del libro. El porqué las cosas son buenas o malas lo define en que lo bueno hace el bien y lo malo el mal. Está como predestinado. La bondad produce frutos buenos.

 

Enseñanzas del libro

Ya vimos que en la cultura judía más clásica, se pensaba que a la persona próspera y saludable, que en todo le va bien, había recibido la bendición de Dios. Para los sabios, la riqueza y la fortuna eran bendición de Dios, que Él proporciona al justo por el buen comportamiento moral. El problema es aquel a quien le va mal en todo, los sabios judíos deducían que es porque había pecado. Job, como vimos, responderá más tarde a esta visión del premio o del castigo, que aquí tiene su más alto exponente.

Los pobres son a veces más fieles y buenos que los ricos, ¿Por qué entonces, no les va bien a ellos? Lo mismo sucede a la inversa, los ricos en ocasiones son malos, ¿Por qué no interviene Dios contra ellos?, ¿Por qué les bendice? En el libro de los Proverbios este problema no se plantea, su pensamiento es anterior. Por eso, este libro representa lo más clásico del género sapiencial en la Biblia, que fue contestado abiertamente por Job y el Eclesiastés. Tras esos enfrentamientos se hacen dos obras de síntesis: Sirácida y Sabiduría.

El libro de los Proverbios nos conserva un conjunto de variadas enseñanzas, que cubren los aspectos más diversos de la vida humana: lo individual, lo familiar y también lo social. Se dirigen al joven, al adulto, a la mujer, al padre de familia, al príncipe, etc. Utilizando las formas literarias del “masal” (“proverbio”), la instrucción y el poema sapiencial, enseña todo lo que el creyente del antiguo pueblo de Israel debe practicar, para acomodar su vida al orden de la creación y, en consecuencia, a la voluntad de Dios, ya que Dios mismo sustenta este orden.

Todas sus enseñanzas encaminan al hombre y a la mujer a la felicidad, pues “la justicia de la creación” o sabiduría presente en ella, se encarga de premiar al ser humano que la respeta. Por eso, esta sabiduría presenta una forma de ser muy laica, o secular. Algunos de los Santos Padres, como Teodoro de Mopsuestia, decía que la sabiduría del libro de los Proverbios era demasiado humana. Pero es ahí precisamente donde radica la grandeza de esta sabiduría, pues los sabios que compusieron este libro, pensaban que se puede “leer” en este mundo, tal como Dios lo ha creado, su voluntad con los seres humanos.