Autor: Gustavo Daniel D´Apice
Fuente: Gustavo Daniel D´Apice

 

El ángel, ¿ocupa lugar?

 

¿Ocupa el ángel un lugar material, o el lugar es contenido por el ángel?

 

¿Ocupa lugar el ángel?

Santo Tomás de Aquino, en su Tratado sobre el Gobierno del Mundo, en la primera parte de la Suma Teológica, cuestión 52, artículo 1, responde que el ángel ocupa lugar, pero no lo ocupa como lo ocupa el cuerpo.

El cuerpo ocupa lugar por su dimensión material que lo une a él.

El ángel tiene cantidad virtual, no dimensiva.

Imaginemos los datos que almacena una computadora, la cual ocupa una cantidad dimensiva de espacio.

Los datos ocupen todo o nada de la memoria de la computadora, ésta sigue ocupando la misma cantidad de espacio en el lugar corpóreo.

El ángel aplica su virtud, su fuerza, su capacidad operativa, su inteligencia, a un lugar determinado, por eso se dice que sí ocupa un lugar corpóreo.

Pero lo ocupa en cuanto a su operación en ese lugar, no en cuanto a su dimensionalidad material de ocupación.

Al igual que los datos de una PC: Ocupan un lugar virtual, operan, pero no se los puede tocar corporalmente ni agarrar.

El cuerpo situado, dimensionado, ocupa un sitio en el espacio, y está delimitado y contenido por el lugar.

No es necesario decir esto del ángel.

El ángel contiene el lugar donde actúa, sin estar contenido o delimitado por él.

Como el alma está en el cuerpo: Une sus miembro, realiza operaciones a través de él, pero no ocupa un lugar dimensivo ni está contenida por el cuerpo, al que sin embargo contiene e informa.

De la misma forma, decimos que el ángel ocupa un lugar en el espacio corpóreo, en cuanto lo informa y opera en él, no como contenido y delimitado por el lugar, sino como el que lo contiene por su capacidad intelectiva.

En la respuesta al artículo 3 de esta cuestión, Santo Tomás nos dice que solo en ese lugar actúa, en el de su operación, y no en muchos a la vez, pues su poder no es infinito como el del Dios infinito, s ino que su poder, por permisión siempre divina, es finito y limitado a la vez, como toda creatura.

Y varios ángeles no pueden operar simultáneamente en un mismo lugar para una misma cosa. Un solo ángel opera en un lugar para una cosa determinada. Sino causarían desorden y confusión en el lugar, sea éste persona o cosa.

En su respuesta al artículo 2 de la misma cuestión, nuestro doctor explica que hay distintas formas de estar en un lugar:

a) El cuerpo, delimitado por el lugar que lo contiene y circunscribe.
b) El ángel, que actúa en el lugar, sin estar determinado ni contenido por él, sino conteniendo y condicionando el lugar en el que opera.
c) Dios, que está siempre y en todas partes por su presencia de inmensidad.


Vocabulario cultural:

¿Qué es un lugar?

Es el espacio ocupado (o que puede ser ocupado), por un cuerpo con dimensiones materiales cualesquiera.

El lugar acota, delimita, define, demarca y circunscribe un cuerpo.

El cuerpo situado ocupa un lugar y está delimitado, contenido y circunscripto por él.

De esta manera no ocupa lugar el ángel, pero sí lo ocupa virtualmente, operando sobre ese lugar, ya sea éste una persona o una cosa.

Perlita espiritual:

La armonía de los ángeles.

Son una síntesis perfecta de contemplación y acción.

En el evangelio de Lucas 1, 19, el Ángel Gabriel, enviado a María y anunciándole el mensaje de la encarnación del Hijo de Dios, le dice que está en la presencia de Dios.

Cumple con su misión, sin perder el estar delante de Dios conscientemente.

En Mateo 18, 10, Jesús dice que los ángeles de los pequeños que creen en Él (nosotros, sus pequeños) están constantemente en presencia del Padre Celestial.

Sin perder la presencia de Dios, nos asisten, protegen y consuelan.

No se apartan de Dios y cumplen su misión.

No hay diso ciación entre ser y hacer, entre estar en la Presencia de Dios y actuar.

Orando hacen.

Contemplando actúan.

Hace sin dejar de estar en Dios.

Actúan si perder la contemplación del Rostro de Dios y sus Voluntades.

Adoran y obran. Alaban y ejecutan.

Adorando obran. Alabando ejecutan.

Obran adorando. Ejecutan alabando.

En esto podemos llegar a una imitación cada vez más perfecta, de su armonía y unidad interior y exterior.

Lo que son hacen, lo que hacen son.
Son uno en sí mismos.
¿Vamos siéndolo nosotros?

¿Vamos armonizando nuestra unidad interior y exterior?
¿O estamos desparramado en muchas cosas sin ni siquiera saber quiénes somos o qué queremos, insatisfechos de todo y llenos de vacío y de nada?

Imitemos y recobremos la armonía de los ángeles, principalmente estando unidos a ellos. Recordemos el refrán de “dime con quién andas y te diré quién e res”. Serás semejante a aquellos con quienes “andas”.

Gustavo Daniel D´Apice
Profesor de Teología
(Pontificia Universidad Católica)