PLANTEAMIENTO BÁSICO DEL DISCIPULADO
A PARTIR DEL EVANGELIO DE MARCOS

 

P. Fidel Oñoro, cjm
Colombia
www.celam.org

 

1. Una clave de lectura de Marcos: recuperar la fuerza encantadora del primer anuncio de Jesucristo

Es ampliamente aceptado hoy que en la conclusión del Evangelio de Marcos, el mismo evangelista se encarga de ofrecernos la clave interpretativa de la obra entera. Vamos a proponer partir de ella el “principio y fundamento” en este Encuentro.

 

1.1. Jesús llama de nuevo a los discípulos que lo abandonaron: Mc 16,7

El evangelio de Mc concluye con la nueva con-vocación de la comunidad de los discípulos: “Id a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea, allí le veréis, como os dijo” (16,7). Los elementos que encontramos en este texto son los siguientes:

·         La experiencia de la Cruz ha marcado un claro distanciamiento entre los discípulos y Jesús.

·         Jesús le renueva la vocación a los mismos que le fallaron.

·         Los remite al punto de partida del evangelio: Galilea.

·         Es recorriendo el itinerario completo del Evangelio, de cabo a rabo, que los discípulos “verán” al resucitado (como quien dice: todo el evangelio será el equivalente de un relato pascual).

·         Jesús convoca a los discípulos renuentes al Maestro, por la mediación de la voz de aquellas que sí fueron fieles hasta el final. Son las mujeres las que llaman a los varones (inversión de roles culturales).

Lo más impactante es que Jesús reúna a toda su comunidad sin hacerle reproches. En la lógica normal, incluso, Jesús debería haber llamado a nuevos discípulos una vez que éstos se mostraron indignos del llamado. Con todo, Jesús llama a los mismos, sin reparos ni objeciones ni discriminaciones –como la primera vez-:

·         Llama a los once que “abandonándole, huyeron todos” (14,50). Incluso un joven se desprende de lo único que le queda del seguimiento de Jesús, huyendo desnudo (v.51). Los discípulos que han dejado la barca, la familia, sus bienes, todo por seguir a Jesús, irónicamente terminan dejando al mismo Jesús.

·         Pedro que ha negado tres veces a Jesús, pero en realidad cuatro (Marcos le añade un gesto de negación en 14,72 –versión griega-), es llamado sin pedirle ninguna reparación (cfr. La triple confesión de amor antes del segundo “sígueme” en Jn 20,15-19).

·         Mientras los otros sinópticos se encargan de mostrar cuál ha sido el dramático destino final de Judas (cfr. Mt 27,3-10 y Lc en Hch 1,18-19; note que en Jn, fuera de Pedro y de Juan –que nunca lo dejó-, ninguno de los otros discípulos es explícitamente llamado) y le descartan cualquier ulterior posibilidad de recuperación, para el evangelio de Mc no hay ninguna discriminació n, es decir que asume a Judas junto con todos.

Precisamente en esto se nota claramente para dónde va el evangelio, cuál es la buena noticia: si los discípulos fueron desleales con Jesús, el Maestro por su parte fue leal con ellos, no rompió la amistad.. Tenemos aquí una imagen bellísima del amor de Jesús por sus amigos. Este amor fiel de Jesús es el “principio y fundamento” del evangelio:

 

TODOS ESTAMOS LLAMADOS A DESCUBRIR EN PROFUNDIDAD, NUESTRA IDENTIDAD Y PROYECTO, EN EL MARCO DE ESTE AMOR

La incapacidad del discípulo de ir hasta el final no hace sino poner de relieve el amor incondicional de Dios manifestado en Jesús. El discípulo no lo es tal por sí mismo sino en cuanto abandonado en el amor fiel de Dios. El discípulo es una creación del Señor y ese don le garantiza la esperanza de completar su vida hasta su máxima expresión de desarrollo personal: “El que persevere hasta el fin, ése se salvará” (Mc 13,13).

Esto es lo que Dios quiere de mí, por eso la “salvación” (o alcanzar la plenitud de la vida, según 10,17) y “seguimiento” (o ejercicio del discipulado llamado a durar hasta la vida eterna, según 10,30) son puestos por el evangelio en el mismo plano (“una cosa te falta –para alcanzar la vida eterna-... ven y sígueme”, 10,21) (cfr. La recurrencia del vocabulario de “vida”, “salvación” y “seguimiento” en Mc 10,17-31).

Se trata, en otras palabras, de la posibilidad de la realización del Reino en el hombre: “Yo os aseguro que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino de Dios” (Mc 9,1; confróntese con la referencia al ver en 16,7).

 

1.2. Caracterización de la comunidad de Marcos

Roma, años 60’s, 20 años después de su fundación

Evidentemente una comunidad no se describe sistemáticamente a sí misma en el Evangelio, pero si analizamos algunos textos-clave podemos hacer emerger del texto mismo una fotografía (virtual) de la comunidad que está allí implicada.

Podríamos comenzar a tomar contacto con esta comunidad a partir de esta frase:

“Buena es la sal.
Pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonaréis?
Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros ”
(9,50; el subrayado es propio de Mc)

Esta frase es una punta de iceberg de lo que está sucediendo en la comunidad cuado se redacta el Evangelio, es, pues, el reflejo de una de las preocupaciones que Marcos tiene con su comunidad. Analicemos esta frase.

  Marcos, en su diagnóstico pastoral, habla de una sal que se vuelve insípida y de una sal que está haciendo falta. ¿A qué se refiere? La sal en la Sagrada Escritura es símbolo de la alianza con Dios (por ejemplo Lv 2,13: “Sazonarás con sal toda oblación que ofrezcas; en ninguna de tus oblaciones permitirás que falte nunca la sal de la alianza de tu Dios ”) y cuando la sal es compartida con alguien es símbolo de la solidaridad y la constancia en las relaciones (por ejemplo Esdras 4,14: “Puesto que comemos la sal de palacio consideramos intolerable ver esta afrenta que se hace al rey”). La sal, en esta doble relacionalidad fundamental es signo de “fidelidad”, de “lealtad”. Esa es la sal “buena”, “deseable”, es decir, el proyecto de Dios.

  Pues bien, la frase propia de Mc “Tened sal en (dentro de) vosotros y tened paz unos con otros”, muestra que en la comunidad hay un problema serio de constancia, de fidelidad, de pasar de una evangelizació n capilar y por lo tanto endeble, a una experiencia de Jesucristo a fondo, que se sostenga hasta las últimas consecuencias. En otras palabras, la obra completa de Jesús -que es la realización del proyecto de Dios- está por venirse al piso.

Vamos más a fondo, ¿Qué es lo que está sucediendo?

Precisamente el v.49 habla de la prueba de fuego de la comunidad que, si la interpretamos desde 13,9.12-13ª, se trata de la persecución vivida por la comunidad en la década del 60 y que probablemente sea la desatada en Roma y sus alrededores en tiempos neronianos, en la que murieron Pedro y Pablo.

Nos encontramos entonces con una comunidad en crisis, quizás la primera gran crisis que ellos viven en sus 20 años (o un poco más) de existencia (calculando, junto con M. Hengel y J. Murphy-O’Connor, su fundación a comienzos de los años 40). Es este momento, el panorama en la comunidad es de cansancio e inconsistencia: unos comenzaban a caer en la rutina y otros sentían la necesidad de aventurarse a explorar nuevos caminos en el estilo de vida (a veces dentro del cristianismo, a veces fuera), casi ciertamente problemáticos para la unidad de la comunidad.

Las alarmas de guerra que se mencionan en 13,5-8ª, probablemente se refieran a la primera guerra judía (años 66-70) que culmina con la profanación del templo, la cual les hace recordar la “abominación de la desolación” (cfr. 13,14) de los tiempos macabeos, la gran crisis interna del pueblo de Israel bajo la dominación griega (años 175-150 aC). Lo cierto es que en los años 60’s la comunidad romana de Marcos ha sido testigo de la muerte de Pedro y Pablo, además de otros líderes de las comunidades; ella misma se siente fuertemente presionada por el ambiente romano y judío en su contexto social para que claudique de sus pretensiones de ser comunidad; además, internamente hay “peloteras” muy serias en la comunidad, hechos concretos que han hecho que algunos se pregunten si no se están alejando de su razón de ser como comunidad que es “sal” en el mundo, si no se están alejando de Jesucristo.

Vale la pena que, junto con Marcos, observando algunas citas claves, que le tomemos el pulso a la comunidad:

1.2.1.       La comunidad de Marcos en su entorno social, religioso y cultural

¿Qué pasa en la interacción de la comunidad con su ambiente?

o        Con relación a Roma (Contexto político)

§          Interrogados en los tribunales

·         Cfr. 13,9b

§          Sus casas y propiedades son allanadas

·         Cfr. 13,15-19

§          Se les niegan servicios “por ser de Cristo”

·         Cfr. 9,41

 

o        Con relación a los judíos (Contexto religioso)

§          Interrogados en las sinagogas y castigados con azotes

·         Cfr. 13,9ª

§          Acusaciones de blasfemia y burlas por parte de los judíos

·         Cfr. Las dos series de controversias con las autoridades judías en Mc 2,1-3,6 y el capítulo 12

 

o        Con relación al ambiente en general (Contexto cultural)

§          Odiados por todos

·         Cfr. 13,13ª

§          Deseo de parecerse al mundo externo haciendo concesiones y perdiendo la profecía en el estilo de vida y de gobierno

·         Cfr. 8,35-36

·         Cfr. 10,34

 

1.2.2.       La comunidad de Marcos y su realidad interna

Los problemas no solo vienen de fuera, también hay problemas dentro. ¿Qué pasa internamente?

 

o        En el ejercicio de la misión

§          Incapacidad frente a los nuevos desafíos (ya la obra no sale bien)

·         Cfr. 9,18

§          Dificultad para que entren nuevos miembros porque se asustan con tantas exigencias

·         Cfr. 10,22

§          Sin embargo no paran de anunciar la buena noticia

·         Cfr. 13,10

 

o        En la configuración de la comunidad

§          Descuido en los procesos de formación

·         Cfr. 9,36-37

§          Deseo de imitar el estilo de gobierno de la sociedad civil

·         Cfr. 10,42-43

§          Fuga para los servicios más difíciles y tendencia a la instalación

·         Cfr. 10,44-45

§          Deserciones

·         Cfr. 14,50-52

§          Hay falsos discípulos

·         Cfr. 13,22

§          Se presentan falsos líderes pretendiendo se reencarnaciones de Cristo

·         Cfr. 13,6

 

o        En las relaciones comunitarias

§          Luchas de poder

·         Cfr. 9,34

§          Partidismos

·         Cfr. 10,41

§          Humillación de los más pobres

·         Cfr. 12,38-44

§          Autosuficiencia

·         Cfr. 10,28

§          Minusvaloració n de los niños

·         Cfr. 10,13-15

§          Escándalos morales

·         Cfr. 9,42-47

§          Fracasos familiares

·         Cfr. 10,1-12

 

o        En las relaciones con otras comunidades comunidades

§          Censuras

·         Cfr. 9,38-40

 

1.2.3.   Los sentimientos que afloran frente a este panorama comunitario

Ciertamente hay crisis. La crisis se expresa como desaliento y escándalo con la propuesta de Jesús: “El Señor nos pide mucho”, “es muy difícil seguirlo” (cfr. 10,23), no será “¿esto será una utopía inalcanzable?” (cfr. 10,26). Pero la crisis de fondo es:

¿Qué sentido tiene el martirio?

¿Esto no es demasiado sacrificio?

¿Vale la pena seguir al Señor?

Pero en todo este colorido de la comunidad de Marcos hay que destacar también que hay puntos luminosos y que lo dominante es su profunda fe. Por eso en el centro y en el final del Evangelio encontramos dos fuertes profesiones de fe que elevan su voz sobre el resto de la situación: la confesión fe de Pedro (Mc 8,27-30) y la confesión de fe del Centurión (Mc 15,39). Pero, como se ha dicho, es una fe siempre en camino y expuesta a muchas fragilidades, incluso, al fracaso total. La semilla está en riesgo.

 

1..3.      La razón de ser del Evangelio de Marcos: ¿Cómo le responde Marcos a su comunidad?

Marcos le responde a su comunidad con un nuevo anuncio del Evangelio: su enunciado primordial, su columna vertebral, su fuerza transformadora, sus “fundamentos”.

“Comienzo (=Fundamento) de la Buena Noticia de Jesús a quien confesamos como el Cristo y el Hijo de Dios” (1,1)

 

Hasta donde sabemos, Marcos es el primero que hace una nueva evangelización, que no es reevangelización sino un volver creativamente sobre los fundamentos del primer anuncio para darles una nueva expresión en la realidad de los años 60. Él es consciente de que es el Resucitado el que sigue dirigiendo su comunidad en las nuevas circunstancias de la historia y que, en consecuencia, el Señor está abriendo nuevos caminos (no es simple repetición de lo realizado 20 años atrás).

Marcos, entonces responde llevando a la comunidad a una fuerte contemplación del rostro de Jesús: JESÚS ES EL MESÍAS FIEL, OBEDIENTE AL PADRE HASTA EL FINAL, el que vivió constantemente presionado y amenazado y siempre siguió adelante (cfr. 1,14; 2,6-7.16.18. 24; 3,6 ; 8,11; 11,18 ; 12,13).

 

Marcos hace un nuevo llamado a la MARTIRÍA: todo discípulo es testigo con su vida y con su palabra de la veracidad del Reino y por ello está llamado a ir hasta el fin. La verdadera “martiría” es la perseverancia, la firmeza profética en la opción frente a los antivalores del mundo. Marcos ve, incluso, positiva toda esta situación, se trata de una maravillosa ocasión de fortalecimiento y de evangelizació n: “Para que deis testimonio ante ellos” (13,10). Pero las dos condiciones para el discípulo es:

 

 

El relato de la pasión educará al discípulo en el ejercicio de la vigilancia (mostrando todos los puntos que uno generalmente descuida y por donde generalmente comienzan - revientan las crisis), condición para llegar hasta el final tomando la cruz.

 

1..4.      Algunas anotaciones finales: ¿Cuál es el fundamento de la propuesta de Marcos?

Veamos dos convicciones del evangelio de Marcos y que están detrás de la certeza que el tiene en que responderá efectivamente a la realidad de su comunidad si les renueva el primer anuncio:

 

·         La primera es que si hay problemas no es por culpa de la opción. Si el árbol no llega a fructificar no es por culpa de la semilla (cfr. Las parábolas de la semilla).

·         La segunda es que la clave está en la atención a los procesos. Marcos distingue dos tipos de personas representadas en las dos higueras mencionadas en su ministerio en Jerusalén:

-          Aquellos que se han cerrado voluntaria y definitivamente a la Palabra, ahí ya no hay mucho que esperar: es la acción simbólico-profética de 11,20.

-          Aquellos que tienen dificultades pero en los cuales hay signos de vida y por lo tanto hay una fuerte esperanza: la higuera en la que asoman discretamente los brotes en 13,28.

 

Si la cuestión se plantea finalmente en casos “cerrados” (para los cuales el evangelio augurará luego una nueva esperanza) y en casos “abiertos”, que es el caso de la comunidad con dificultades pero de todas maneras con vitalidad, comienza a quedar claro que la obra de Jesús es básicamente creacional:

 

·         Mc no teme utilizar, para calificar la obra de Jesús en uno de los sumarios, parafraseando los términos del Génesis: “Todo lo ha hecho bien” (7,37).

 

·         La alusión frecuente a los vegetales en el evangelio de Marco y las escenas de mar caótico que se pone en orden, evocan acciones creacionales.

·         El término preferido por Jesús en las grandes acciones de poder evoca acciones vivificadoras idénticas a la resurrección, es el término “Levántate” (egeiro): lo hace con el paralítico perdonado (2,11), con el pecador escogido como discípulo (2,14), con la vida truncada de una niña (5,43), con el niño al que los discípulos no fueron capaces de sanar (9,26), con el ciego marginado en el camino (10,50).

 

Marcos nos enseña (y lo enfatizaremos en los próximos abordajes que realizaremos del Evangelio) que la obra creadora de Jesús sólo es posible en la comunión con él . Por eso el acento que tiene el tema del seguimiento e igualmente la manera particular que tiene Marcos de narrar los milagros, los diálogos con Jesús y los continuos contactos físicos entre Jesús y la gente (NB: este es el evangelio de la “tocadera”, como dice un amigo).

En otras palabras, la eficacia de la semilla poderosa del Reino supone la atmósfera de la relacionalidad con Jesús en términos de ALIANZA con él. El “seguimiento” es la manera de tejer procesualmente esta Alianza. Y el horizonte último de la alianza con Jesús es la comunión con el Padre, de quién Jesús es el único hijo y a quién él nos conduce.

Es decir, el fundamento de la propuesta de Jesús es la ALIANZA. En el marco de la relación “YO” – “TU” con Dios, siguiendo el camino de Jesús, el hombre se hace nuevo y es atingido por la obra del Espíritu.

El impulso de esta relación la da la CONFIANZA de Jesús en la persona a la que llama, su amor siempre primero y siempre fiel.

Ya vimos la tremenda confianza que Jesús tiene con los discípulos que lo abandonaron; en realidad es una gran confianza en que su obra tiene eficacia, aún allí donde se puede haber perdido la esperanza. En esta confianza el discípulo se descubre a sí mismo: ¿Quién soy yo para ser amado y buscado de esta manera?, pero la respuesta sólo será posible si responde a esta otra ¿Quién eres tú, capaz de ir hasta el final por mí?

En este Encuentro contemplemos esa confianza que el Resucitado tiene en cada uno de nosotros. Jesús confía en nosotros porque conoce la fuerza poderosa de su amor. La vida del discípulo es un proyecto ideado por Dios especialmente para él y como una expresión de su amor. Cada uno de nosotros es esa persona a quien Dios ha amado con toda esa intensidad y verdad desde la Cruz.

Este es el principio fundante de la vida, el marco desde el cual nos preguntamos por nuestra identidad y construimos nuestro proyecto de vida. Es desde este principio que se REFUNDA una comunidad.

 

2.         La respuesta de Marcos a su comunidad: una pedagogía del anuncio de Jesús

El Evangelio de Marcos está todo él orientado hacia la confesión de fe, uno de sus hilos conductores más importantes es la cuestión: ¿Quién es Jesús?

Notemos:

·         La dos confesiones de fe del Evangelio delimitan claramente las dos grandes partes de la obra: Jesús descubierto como Mesías (8,27-30) y luego como Hijo de Dios (15,39).

 

Primera parte:  Mc 1,16-8,30

Segunda Parte:  Mc 8,31-16,8

Jesús es descubierto como el MESÍAS:

 

“Pedro le contesta:

‘Tú eres el Cristo” (8,29)

 

Jesús es descubierto como el HIJO DE DIOS:

 

“El centurión romano dijo: ‘Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (15,39)

 

·         De manera particular, en la primera parte del evangelio encontramos un proceso pedagógico de descubrimiento de la persona de Jesús al ritmo de las preguntas:

Jesús mismo pregunta

Mc 8,29: “Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?”

La persona de Jesús

Mc 4,41: “¿Quién es este que hasta el viento y el mar le obedecen?”

Las Obras de Jesús

Mc 1,27: “¿Qué es esto?

En la estrategia redaccional de Marcos nos encontramos todavía un tercer dato importante: el evangelista sabe cómo anunciar a Jesucristo. Para ello acude a esta estrategia: antes de exponer el camino de progresivo des-velamiento de la persona de Jesús a través de su ministerio, hace una preparación previa del lector. Y esto lo hace redactando una primera página introductoria en su obra (Mc 1,1-15), cuya finalidad es contar anticipadamente:

 

·         quién es Jesús,

·         cuál es el sentido de su obra

·         y cuáles son los elementos fundamentales de su camino histórico que servirá de paradigma para sus discípulos.

 

Lo que esquemáticamente se diseña en esta primera página, se desarrollará luego en la geografía física y espiritual del resto de la obra.

 

Un detalle importante es que el Evangelio de Marcos no ha sido escrito para ser leído personalmente sino para ser ESCUCHADO en la proclamación. Por eso, la contemplación de Jesús es ante todo –según Marcos- una audición.

 

Vamos a colocarnos entonces ante la primera página del Evangelio de Marcos para descubrir cómo es que Marcos nos presenta de manera particular el primer retrato hablado de Jesucristo.

 

2.1.      Mc 1,1-13(14-15) : Un retrato hablado de Jesús a la manera de Marcos

 

Vamos a hacer la Lectio del Mc 1,1-13, que corresponde a la introducción del Evangelio de Marcos. Como es de esperar cuando se lee una obra, en la introducción el evangelista nos ofrece los puntos clave (dentro de la gran clave que ya dimos en el tema anterior) para comprender la persona de Jesús y el camino que él propone.

 

2..1.1.   Jesús es presentado en medio de un ambiente festivo

 

Lo primero que notamos cuando consideramos toda la página introductoria del Evangelio es que la palabra “Buena Noticia” hace de marco de toda ella. La inauguración de la escuela pide un ambiente festivo. Jesús es introducido en el escenario del evangelio como el alegre mensajero de las buenas noticias de Dios para la humanidad.

 

            Mc 1,1: “Comienzo de la Buena Noticia....”

 

Contenido de la presentación de Jesús

 

            Mc 1,14.15: “Proclamaba la Buena Noticia de Dios”; “Creed en la Buena Noticia”.

 

La expresión “Buena Noticia”, es importante no sólo porque nos señala el carácter de mensaje, de anuncio que caracteriza nuestro librito (ver el v.4: “Apareció Juan proclamando. ..”; v.7: “Y proclamaba.. .”; “Y (Jesús) proclamaba.. .”), sino también porque nos señala cuál es el ambiente dominante en el camino de Jesús. Lo que va a suceder es realmente “bueno”, “bello”, “encantador” e inspira una atmósfera de gozo.

 

Marcos parece estar releyendo Isaías 52,7 y desea que su lector-orante se contagie desde el primer momento del gozo que caracteriza al mensajero. El texto isaíanico dice:

 

“Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz,

que trae buenas noticias, que anuncia salvación,

que dice a Sión: ‘Ya reina tu Dios’”.

 

Ciertamente es un mensajero alegre que anuncia la cercanía de Dios, como en Isaías 40,9:

 

“Súbete a un alto monte, alegre mensajero para Sión.

Clama con voz poderosa, alegre mensajero para Jerusalén, clama sin miedo.

Di a las ciudades de Judá: ‘Ahí está vuestro Dios’”.

 

El tono dominante de la alegría será retomado en algunos de los principales momentos del relato evangélico:

 

·         Por esta Buena Noticia se es capaz de dejarlo todo: “casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda” (Mc 10,29).

·         En medio del discurso sobre el fin, Jesús predice que los discípulos serán anunciadores de “ la Buena Noticia a todas las naciones” (Mc 13,10).

·         En la cena que introduce la pasión, Jesús reconoce agradecido el gesto de la mujer de Betania que unge su cabeza diciendo: “Yo os aseguro: dondequiera que se proclame la Buena Noticia , en el mundo entero, se hablará también de lo que esta ha hecho para memoria suya” (Mc 13,9).

 

(Incluso será alegría de toda creación, el cosmos completo, si tomamos en consideración el final canónico de Mc en 16,15.

 

El contenido de esta Buena Noticia es Jesús, quien es al mismo tiempo el proclamador de ella. El tema central es la acción de Dios que transforma las situaciones negativas del hombre y lo atrae hacia su proyecto salvífico.

 

2.1.2.   Un anuncio en forma de Polifonía

 

En la introducción del Evangelio notamos que el acento se ha puesto en un conjunto de proclamaciones a las cuales es preciso ponerles atención.

 

a)       La voz de la Escritura: Jesús es el Señor de los caminos

 

Resuena a través de dos citas bíblicas que el evangelista ha cosido y actualizado en la persona de Jesús. Estas han sido tomadas de Malaquías 3,1 e Isaías 40,3 (a pesar de que el evangelista se lo atribuye a uno solo: “Conforme está escrito en Isaías el profeta...”, Mc 1,2a).

 

Podemos decir que se trata de la voz de Dios en la Escritura. Esta primera voz que resuena evoca la voz ya extinta de los profetas y se centra en la persona de Jesús, es él quien realizará el camino del Dios en la historia, él es el Señor.

 

b)       La voz del Padre, fuente y origen del Evangelio: Jesús es el amado del Padre

 

La voz directa de Dios resuena desde el cielo: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco” (Mc 1,11).

 

Llama la atención que el Evangelio comienza con la voz de Dios, él es quien le da el impulso inicial a la narración enviando primero a Juan (Mc 1,3) y luego a Jesús (Mc 1,11). El Evangelio es una iniciativa de Dios.

 

El relato del bautismo está centrado en un diálogo entre Jesús y el Padre que lo está enviando a la misión. Esto ya había aparecido también en la primera voz, la de la Escritura: en Mc 1,2b, Dios le estaba hablando a Jesús y no directamente al lector (aunque la idea es: le hablo a Rebeca para que entienda Edilma): “delante de ti”, “preparar tu camino”. En el relato del Bautismo, es todavía más claro: Dios está conversando con Jesús a quien declara su Hijo: “Tú eres mi Hijo amado...” (Mc 1,11). El resto del Evangelio es la respuesta de Jesús a su Padre, no con palabras sino con el cumplimiento de la misión encomendada.

 

Esta fuerte relación entre Jesús y su Padre está a la base del Evangelio, es parte del “arjé” (fundamento; ver 1,1) que hay que comprender.

 

La contemplación de un discípulo de Jesús comienza con la contemplación de la extraordinaria relación de amor y de compromiso que hay entre el Padre y el Hijo.

 

c)       La voz de Juan Bautista, el mensajero de los nuevos tiempos: Jesús vence el mal y nos introduce en su comunión con el Padre creador

 

Es Dios mismo quien le da la Palabra a Juan (cfr. Mc 1,3).

 

La “voz que clama (que grita) en el desierto” aparece históricamente en la persona de Juan, de quien dos veces consecutivas se dice que “proclamaba” (Mc 1,4 y 7). El contenido de su anuncio es:

 

·        la efectiva preparación del “camino del Señor” mediante el bautismo de conversión (vv.4-5);

·        la presentación de la persona de Jesús, el que ya está a punto de comenzar a recorrer su camino. Lo hace profetizando (vv.7-8).

 

Mc 1,6, justamente el versículo central de la sección que describe la misión del Bautista, nos presenta el ajuar y la dieta que caracterizaban al profeta como un nuevo Elías, es decir, el profeta de los nuevos tiempos. Se describe así la vida austera del profeta, un estilo que también caracterizará a los misioneros de Jesús (cfr. Mc 6,8-9).

 

Pero una vez que se nos ha presentado a Juan con su atuendo y hábitos de profeta, lo que más quiere subrayar Marcos es el contenido de su profecía acerca de Jesús (cfr. Mc 1,7-8). El profeta de los nuevos tiempos habla aquí por única vez en todo el Evangelio y sus pocas palabras son precisas y claras. Todas ellas apuntan a una sola pregunta: ¿Quién es Jesús de Nazareth?

 

Destaquemos brevemente los tres rasgos que caracterizan a Jesús según la voz del profeta:

 

·         “Detrás de mi viene...” (v.7ª).  Jesús es EL QUE VIENE .

 

La expresión es casi un título y su sentido es: Jesús es el que viene recorriendo un camino que parte de Dios y que conduce a Dios; Jesús es Dios que viene al encuentro de los hombres y solicita la apertura del corazón para acoger su llegada.

 

Probablemente la expresión tenga un sentido todavía más profundo si la releemos desde la profecía de Daniel 7,13: “He aquí que en las nubes del cielo venía como un Hijo del Hombre” (profecía que el mismo Jesús citará en la pasión para confesar su identidad: “veréis al Hijo del Hombre... venir...”, Mc 14,62).

 

Como hemos comentado antes, la profecía presenta a Jesús como Juez Escatológico, aquél con quien todo hombre tendrá que confrontarse porque él el modelo, el paradigma del hombre. Pero también la idea es presentarnos a un Jesús siempre en movimiento (como de hecho sucede a lo largo del Evangelio: rara vez se sienta), expresando así la cercanía de Dios al hombre.

 

En la introducción del Evangelio se presenta solemnemente esta venida:

-      La primera vez que Jesús entra en escena se usa el verbo “venir”: “Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazareth de Galilea” (Mc 1,9).

-      Luego, después de las tentaciones, se insiste en que Jesús es el que “viene”: “Después que Juan fue entregado vino Jesús a Galilea” (1,14).

 

·         “El que es más fuerte que yo” (v.7ª).  Jesús es EL MAS FUERTE .

 

Inicialmente la frase podría ser entendida como que Jesús es un un profeta más poderoso que Juan. Sin embargo dentro del mismo Evangelio se nos da la pista: el fuerte es Satanás, el poder el mal que impide la realización del hombre, desdibujando su rostro y arrastrando en contravía el proyecto creador y salvífico de Dios para la humanidad.

 

Si bien Satanás es el fuerte, con un poder que todos de hecho experimentamos aunque no lo personalicemos de esa manera, Jesús es el más fuerte: su poder es capaz de someter al que somete al hombre.

 

Ante el pecado y todas las fuerzas del mal que experimentamos en la historia ha brotado una esperanza. Para esto ha venido Jesús:

 

-      El primer milagro que Jesús realiza en el Evangelio es un exorcismo (cfr. Mc 1,21-28). Su primera enseñanza que es que ha venido a destruir el mal: “Un hombre poseído por un espíritu inmundo.... se puso a gritar: ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazareth? ¿Has venido a destruirnos?” (vv.23-24). Y Jesús puede más que el mal, tiene autoridad sobre él (cfr. Mc 1,25-27).

-      En la controversia en la cual Jesús es acusado de ser un endemoniado, su respuesta es tan lógica como contundente: “Nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte” (Mc 3,27). Y eso es precisamente lo que Jesús realiza a través de sus numerosos signos en el Evangelio.

 

Ante la extraordinaria grandeza de Jesús no le queda a Juan más que declarar su pequeñez: “Y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias” (Mc 1,7b).

 

·         “Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo” (v.8).

Jesús es el que BAUTIZA CON ESPIRITU SANTO .

 

La contraposició n entre Juan y Jesús ahora es más clara, con todo ello se pretende que descubramos la grandeza de la misión de Jesús. Notemos los acentos del texto:

 

Juan Bautista

Jesús de Nazareth

Yo

Él

Os he bautizado

(Ya se da como un pasado)

Os bautizará

(Se trata de un futuro próximo)

Con agua

Con Espíritu Santo

 

El bautismo de Juan aparece como un bautismo pasado, cuya finalidad ha sido cumplida: sellar y validar ante Dios la actitud de conversión pecados de aquellos que abrieron su corazón ante el mensaje (cfr. Mc 1,4-5).

Ahora, el bautismo de Jesús, que no es un rito sino la experiencia del camino, completa lo que le que le falta al de Juan: el perdón de los pecados. Ese es el sentido de la expresión “bautizar” (=sumergir) “con Espíritu Santo” (=en la realidad de Dios mismo), indica que en ella se ha eliminado la barrera que separaba al hombre con Dios y que ambos viven ahora una perfecta comunión. Es en esta unión que el hombre crece y madura para la vida nueva en Dios.

 

El mismo Espíritu que “impulsó a Jesús al desierto” (Mc 1,12), impulsa también al cada hombre que se hace discípulo por los caminos de Dios trazados por el ministerio terreno de Jesús de Nazareth.

 

En Mc 3,28-29, Jesús señala la relación estrecha que hay entre el bautismo en el Espíritu y el perdón de los pecados: Dios desea perdonar todos los pecados y ninguno supera su poder (El es “el más fuerte”), sin embargo el cerrarse libre y conscientemente a la acción del Espíritu Santo (“blasfemia contra el E. Santo), que es la acción creadora de Dios, no tiene posibilidad de perdón, porque él mismo es el perdón.

 

2.1.3.   Jesús en acción: el proclamador de las Buenas Nuevas entra en el escenario mediante la dinámica de Bautismo-Tentació n-Misión

 

Finalmente observemos cómo Jesús entra en acción, ya que es parte del retrato hablado que Marcos nos presenta. Marcos conectó tres escenas, cada una con un suceso particular, pero al mismo tiempo en secuencia lógica, que nos presentan la “estocada final” de la presentación de Jesús.

 

Se trata de tres relatos programáticos, esto es, no se refieren a sucesos que permanecen puntuales y aislados dentro de la vida de Jesús, se trata de constantes de la vida de Jesús.

 

Cada uno de estos relatos y su conexión es significativa para la vida de todo discípulo, porque también –a su manera- reproducirá estos acontecimientos en su propio caminar en el seguimiento del Maestro.

 

·         El Bautismo de Jesús (Mc 1,9-11) .

El relato deja claro que Jesús recibe el bautismo de Juan, validando así la misión de su precursor y dando a entender su compromiso con el pueblo pecador al ponerse en la fila de los pecadores aún sin tener pecado, pero que no es Juan quien le da el Espíritu, éste viene del cielo. Jesús tiene una visión y toma conciencia de lo que Dios es para él y quiere de él:

-      La apertura de los cielos (con un gesto gráfico: como una tela que se rompe) señala la comunicación entre el cielo y la tierra que se realiza en la persona de Jesús. Lo anunciado aquí se revelará en plenitud cuando se rasgue otro velo, el del santuario (cfr. Mc 15,37), en el momento culminante del Evangelio.

 

-      Los cielos abiertos permiten la venida del Espíritu Santo que toma posesión de la persona de Jesús. En la persona de Jesús habita Dios de manera incomparable. De aquí en adelante todas sus actitudes, opciones, comportamientos serán las del mismísimo Dios. Todo su ministerio compromete y revela a Dios.

 

-      La voz del Padre destaca dos realidades de la vida de Jesús: (1) es el Hijo Amado, entiéndase Hijo Único con una relación única con Dios, que habré comprender progresivamente, y en quien todos los hombres serán llamados a la filiación de Dios. (2) En él el Padre tiene su complacencia, es decir, es su elegido, su enviado, aquél en quien se apoya para realizar su obra.

 

El discípulo aprende desde ahora, quién es su Maestro y a qué tipo de experiencia está llamado en la comunión con él.

 

·         Las tentaciones en el desierto (Mc 1,12-13) .

Una vez que Jesús ha asumido el proyecto del Padre como suyo, los primeros pasos de su camino lo llevan a la consolidación de la experiencia vivida. El Espíritu lo conduce al desierto, el espacio de la maduración, de la formación, de la escucha. Curiosamente el Espíritu no lo ha conducido inmediatamente a la misión, sino ante todo a la palestra del combate con el maligno. A diferencia de Mateo y Lucas, las tentaciones de Jesús en Marcos duran todos los 40 días. El término “peirasmós”, técnicamente usado aquí, indica que Satanás pone a prueba la fidelidad de Jesús al camino trazado por el Padre. En esta situación se proclama la victoria de Jesús: (1) vence la violencia opresora y divisora del hombre y se anuncia que él trae la paz escatológica (cfr. Is 9,5 y sobretodo 11,6-9) en la que habita una humanidad nueva capaz de solidaridad, de servicio y de amor en el construir la historia; (2) el servicio de los ángeles evoca la protección de Dios con su profeta perseguido, indicando así de qué manera Dios Padre participa en los combates de su Hijo y de qué lado está en los conflictos de la historia. Con todo ello se presenta a Jesús como a Adán en el paraíso, pero no retroproyectado hacia atrás sino anunciado hacia el futuro, como realidad que va a suceder. Jesús es el nuevo Adán, el prototipo de una humanidad nueva que nace en su carne y se forma en su seguimiento.

 

Las tentaciones atraviesan la vida de Jesús y en todas ellas Jesús constantemente renueva su SI al proyecto del Padre:

 

-      Vienen de los fariseos que le piden demostraciones de poder para evitarse el camino doloroso de la fe (cfr. Mc 8,11-13).

 

-      Vienen del mismo discípulo que acaba de confesar la fe pero que se intenta apartarlo del camino. A él le responde: “¡Quítate de mi vista, Satanás! Porque tus pensamiento (=proyectos, caminos) no son los de Dios sino de los hombres” (Mc 8,33).

 

-      Vienen de su mismo corazón de hombre que le teme a la muerte: “Y decía: ¡Abbá, Padre! Todo es posible para ti, aparta de mí esta copa; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú” (Mc 14,35).

 

-      Vienen de los adversarios (los espectadores de la pasión y los sumos sacerdotes) que lo invitan a bajarse de la cruz: “!Sálvate a ti mismo bajando de la cruz!.... ¡Que baje ahora de la cruz para que lo veamos y creamos!” (Mc 15,30).

 

Toda tentación es negación del camino de la fe, un claudicar del “Camino del Señor”.

 

También el discípulo pasará por las pruebas de su Maestro. Desde ya entiende que seguir a Jesús supondrá pruebas que vienen de muchos lados, pero que también como su Maestro no estará sólo y que si se apoya en la victoria de él -el más fuerte- saldrá siempre adelante sostenido en su fidelidad.

 

 

2.2.      El Kerigma de Jesús (Mc 1,14-15)

 

Como acabamos de ver, en Mc 1,1-13, mediante la técnica de las “voces”, el evangelista nos hizo un retrato hablado de Jesús:

 

1,2-3: Él es la realización concreta del “Camino del Señor” (=la actuación histórica de Dios en la historia).

1,7-8: Él es “El que viene” (=Hijo del hombre)

Él es “El más Fuerte” que Satán

Él es “El que bautiza en Espíritu Santo” (=introduce en la comunión total con el

 Padre creador)

1,11:  Él es el “Hijo Amado” del Padre

Él es el “elegido” Padre para la misión (sentido de “complacencia” ).

 

Pues bien, ahora es Jesús quien presenta su propio programa en Mc 1,14-15. Recordemos que Jesús no habla de sí mismo como persona, sino de la obra del Padre a través de él. La tarea del discípulo es descubrir progresivamente la identidad personal de Jesús a través de la observación y el análisis de la experiencia vivida con el Maestro.

 

Para que captemos la fuerza de la Palabra de Jesús (el Proclamador por excelencia), permítanme hacer tres observaciones interesantes sobre la manera como el Evangelio de Marcos introduce la voz del Maestro:

 

·         Antes que Jesús comience a hablar, se subraya su actitud de escucha de la voz del Padre y su silencio en el desierto. Es el Evangelista Marcos el que ha sido más radical en expresar el silencio de Jesús, hasta el punto que ha omitido su diálogo con Satán. El desierto es espacio de aprendizaje, no hay que hablar, hay que escuchar. El kerigma de Jesús ha sido largamente aprehendido, meditado, orado y vivenciado. La voz que se escucha en el desierto se proclama luego en la ciudad (cfr. Mc 1,14.21). Lección para el discípulo: antes de predicar hay pasar mucho tiempo en el “silencio que escucha”.

 

·         Jesús y Juan no predican al mismo tiempo, tal como lo anota el evangelista, Jesús comienza su predicación “después que Juan fue entregado”. Con Jesús comienzan realmente los tiempos nuevos anunciados por Juan. Pero una nota negativa queda sonando en el aire: así como la misión de Juan terminó en serias dificultades (“fue entregado”), un destino similar aguarda al Maestro que está comenzando su misión. Desde el primer instante en que Jesús comienza su ministerio público suena un campanazo anunciando la cruz. Lección para el discípulo: antes de comenzar a predicar hay que ser conciente de que la vida del misionero lleva impregnada la Cruz.

 

·         La voz de Jesús resuena cuando el camino ha sido preparado, cuando hay un pueblo reunido en el desierto consciente de su lejanía de Dios y en espera del perdón de sus pecados. Se acabó el bautismo del agua y comienza el bautismo en el Espíritu, la efusión de Dios mismo en la historia de los hombres haciendo una nueva creación. El caminar junto con Jesús haciendo nuevos aprendizajes de vida, lleva a cabo la conversión deseada y conduce a la comunión con Dios que efectivamente perdona los pecados. Lección para el discípulo: la misión comienza con la “escucha” de las esperanzas más profundas de la gente, porque es a ellas que Dios quiere responde a través la misión.

 

Pasemos ahora al texto. El contenido del mensaje de Jesús está contenido apenas en dos líneas que se leen (o escuchan) paralelamente:

 

“El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios se ha acercado

Convertíos y Creed en la Buena Noticia” (Mc 1,15)

Peplh,rwtai o` kairo.j kai. h;ggiken h` basilei,a tou/ qeou/\

metanoei / te kai. pisteu,ete evn tw/| euvaggeli,w

 

La primera línea señala el actuar de Dios. Se trata de la Buena Noticia de su actuar llevando adelante, y hasta su punto culminante, la historia de sus intervenciones salvíficas:

 

·         “El tiempo se ha cumplido”   (Peplh,rwtai o` kairo.j)

Le ha llegado el turno al kairós de Dios, los tiempos han madurado, nunca antes se vio lo que está a punto de verse: la acción salvífica de Dios en la historia ha llegado su plenitud.

 

·         “El Reino de Dios se ha acercado” (h;ggiken h` basilei,a tou/ qeou)

La función de un rey es promover, sacar adelante a su pueblo. La metáfora del “Reinado” como expresión gráfica de lo que es el actuar de Dios como Rey y Pastor de su pueblo, bien conocida en la experiencia del pueblo en el Antiguo Testamento, se actualiza en la persona de Jesús: en él Dios revela su premura por el hombre, se ocupa de su pueblo, sana sus heridas, aparta lo que amenaza su vida, lo promueve, lo conduce por senderos seguros, lo lleva a la plenitud de su vida. En los libros del Génesis y del Éxodo hay un arco que une el actuar del Dios creador con su realeza (cfr. Gn 1 y Ex 40), por lo tanto Jesús está anunciado una nueva creación de parte de Dios que ordena al hombre todo y a todos los hombres en la línea de su proyecto. Jesús es la cercanía de este Dios de la historia Creador-Rey- Pastor de su pueblo. Nunca Dios fue experimentado en tan tremenda cercanía.

 

La segunda línea es una invitación, construida mediante dos imperativos, a responderle libremente al actuar de Dios:

 

·         “Convertíos” (metanoei/te)

Metanoia es cambio de mentalidad y esto es mucho más que un simple cambio moral (tal o cual determinada conducta), es un ver todas las cosas con nuevos ojos, desde nuevas perspectivas, desde nuevos valores y principios. Quiere decir: rompan los viejos esquemas de vida que han construido hasta ahora y renueven su visión a partir de las novedades que Jesús propone acerca de Dios, del hombre y del mundo. La conductas nuevas dependen de los nuevos principios de vida asimilados. Para que haya un “revolcón” en el mundo es necesario que cada uno viva un “revolcón” en su mente y en su corazón.

 

·         “Creed” (pisteu,ete)

Jesús pide adhesión a su persona. Es en el caminar unidos a él que se va a verificar la conversión, porque ésta es -en el fondo- un reproducir su misma vida. Jesús pide: “créanle a mi ministerio, ábranle las puertas a Dios que viene a sus vidas”, “recíbanlo a él en mis palabras, en mis gestos de misericordia, en mis opciones, en mi camino, y déjenlo obrar”.

 

Un punto importante del kerigma de Jesús es el hecho que no diga “el Reino ya está aquí”, sino “se ha acercado”. Queda todavía un pequeño espacio para la plena realización, para superar el “ya, pero todavía no”. Pues bien, el espacio entre la primera y la segunda línea del kerigma se realiza mediante el salto cualitativo de la conversión y de la fe, cuando el imperativo se vuelva obediencia. El drama que de ahora en adelante hará de hilo conductor del Evangelio es el drama de la fe: Dios se la ha jugado toda por el hombre, aguarda ahora su respuesta, la entrega confiada de sus vidas para dejarse formar por él.

 

En evangelio se define a sí mismo, en cuanto anuncio, como “palabra”. Pero no es cualquier palabra, se trata de (1) la Palabra de Jesús; (2) Las acciones de Jesús que se convierten en palabra que expresa el contenido del Reino; (3) por lo tanto en Palabra creadora en la que obra la eficacia del evangelio y hace un hombre nuevo, es decir, un discípulo del Señor.

 

 

3.         El “Sígueme” del discípulo como respuesta y realización del Kerigma (Mc 1,16-20; 2,13-14.15-17; 3,13-19; 8,34; 10,17-31; 10,46-52)

 

Una vez que Jesús ha proclamado el KERIGMA, el evangelio de Mc cómo se concretiza el “convertirse” y “creer” mediante un nuevo vocablo técnico que llevará el hilo del relato, el término dinámico “Seguimiento”. Mediante el proceso del seguimiento Jesús “crea” un hombre nuevo, “bautizado en Espíritu” (1,8), que experimenta la acción salvadora de Dios (1,2-3), entra en comunión profunda el Padre de Jesús (1,11) mediante un camino histórico, que es también de combate (1,12-13), y finalmente comparte su misión (1,14-15).

 

El evangelio de Mc está atravesado por esta experiencia, de la cual es fundamental el primer paso: “la vocación”. Para comprender mejor el proceso vocacional en Marcos veamos algunas premisas:

 

  1. La vocación es una experiencia de la Palabra

 

La constante en el camino de un discípulo es la “voz” de Jesús que siempre lo está llamando a salir de sí mismo. La vocación es palabra “acogida” que hace del vocacionado una palabra “expresada”.

 

La ábilm siempre entendió que la palabra de Dios era una palabra creadora (cfr. Gn 1: todo el relato de la creación por medio del Dabar-Yahvéh). Pero esto que a primera vista puede parecer genérico en realidad es muy concreta, por ejemplo la historia cada uno de los patriarcas muestra cómo su vida es una creación de Dios y el diálogo que sostienen con Dios (aún José que nunca habla con Dios, relee en el silencio de Dios en su historia su obra creadora, cfr. Gn 50,20). Puesto que la única vocación propiamente dicha es la de Israel, y es en su vocación que todo el pueblo es llamado, su historia es el mejor paradigma de historia vocacional. Los evangelios no ignoran esto en sus relatos vocacionales.

b.       El “sígueme” es la condición de posibilidad para que se lleve a cabo la propuesta del Reino

 

La vocación de los discípulos se realiza a partir de la experiencia de la Palabra de Jesús, la cual se enmarca dentro su propuesta:

 

“El Tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios se ha acercado.

Convertíos y creed en la Buena Noticia” (Mc 1,14-15).

 

Los discípulos son modelo del oyente de la palabra de Jesús, porque son los que responden a los dos imperativos del kerigma: “conviértanse” y “crean”. Entre el relato del kerigma de Jesús y el primer relato vocacional, no hay solución de continuidad porque la intención de Mc es mostrar que el proceso de la conversión y de la fe se pueden resumir en un nuevo y tercer imperativo: ¡Sígueme! o ¡Vengan conmigo! (cfr. Mc 1,17; 2,14; 10,21). ¿Cuál es la fuerza del “sígueme”?

·         Como en la experiencia de Abraham, la vocación supone un “transplantarse” , un “revolcón” en la vida, que pide abrirse a los nuevos horizontes que Dios señalará con su Palabra.

·         A diferencia de Abraham, los discípulos de Jesús viven la metanoia mediante la adhesión física a Jesús de Nazareth, él es el camino de Dios para el hombre (cfr. Mc 1,3), por eso su caminar no es a ciegas, sino que está definido por el seguimiento del Maestro.

 

El “sígueme” es la palabra creadora que hace de un hombre un discípulo.

 

El “seguimiento” es el ejercicio concreto del creer, del apoyar completamente la propia existencia en la de Jesús para construir con él un proyecto de vida. La fe, en cuanto ejercicio de la vocación, se realiza en la perseverancia en el camino del Maestro. Es en la unión con el Maestro como se vive la conversión. Toda vocación es un camino de conversión: de aprendizaje del nuevo estilo de vida de Jesús en el que se experimenta el “estar” en el Reino, el ser creado por Dios y convertirse así en bendición para los demás.

 

De esta manera todo el Evangelio de Marcos es una historia vocacional, es la historia de una respuesta, es el un ejemplo concreto de lo que sucede cuando se le dice “Sí” al Señor, es el itinerario de formación en que se aprende a vivir de nuevo con Jesús.

 

Esto nos lleva a una vida de discipulado: ser discípulo de Jesús es construir un proyecto de vida que replantea los viejos esquemas personales y se abre a los nuevos horizontes del Evangelio, los cuales brillan de manera inédita en el rostro de Jesús: todos y cada uno de sus actitudes y palabras.

 

c.        La vocación como un proceso y la necesidad de acompañar dicho proceso

 

Generalmente, cuando nos referimos a nuestra historia vocacional decimos “cuando el Señor me llamó…”. Sin embargo esto no es tan exacto, porque la vocación no es una etapa de la vida, es el contenido de toda la vida, no es un caso cerrado y resuelto cuando dimos el paso fundamental sino una voz que va resonando a lo largo de toda la vida, una voz que va haciendo nuevas propuestas.

En el evangelio de Mc es claro en este punto, por eso es que todo él es una historia vocacional. Y no es para menos, la procesualidad y la modulación de las voces de Jesús que a veces desconcierta es la realidad de nuestra relación con Dios.

 

Aproximémonos ahora a cada uno de los relatos vocacionales en Marcos. Para sumergirnos en el camino es importante que nos detengamos un poco en el “Sí” inicial.

 

Siguiendo el esquema geográfico del Evangelio, tan importante en su teología, proponemos hacer la Lectio cursiva de los textos, observando los diversos lugares significativos de la vocación:

·         Vocaciones junto al lago

·         Vocaciones en la mesa

·         Vocaciones en la montaña

·         Vocaciones en el camino

 

Lo importante es que veamos con cuidado cada cuadro, deteniéndonos especialmente en el para qué llama Jesús, y notemos el proceso de maduración vocacional hábilmente diseñado por Marcos. Por las presentamos como “etapas”.

 

 

3.1.      PRIMERA ETAPA: Vocaciones junto al lago

 

El escenario es maravilloso: un lago azul en forma de arpa (por eso se le llama en hebreo Kinneret) de considerables dimensiones -casi un mar interno- y con una buena profundidad, en cual desemboca el río Jordán al norte y de donde de nuevo vuelve a nacer en el sur, con las colinas del Golán en su costado oriental y las montañas de la baja Galilea en el occidental. Un lago con mucho movimiento: en él se trazan rutas de transporte de pasajeros, es la gran despensa del norte por su abundancia de peces, está rodeado de ciudades importantes como Tiberíades (la nueva capital de Galilea construida por Herodes Antipas), Cafarnaúm y Betsaida (pueblos de pescadores), Genesareth y Magdala (famosas por la industria de la sal), e Hippos (la ciudad grecorromana de la Decápolis). No es un lago solitario, es el centro de la actividad comercial, social y política del norte del país.

 

En este mundo se inserta Jesús y allí comienza a formar su escuela, una escuela nacida a las orillas del mar.

 

Mc 1,16-18 : Los dos primeros pescadores

 

“Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: ‘Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres’. Al instante, dejando las redes, le siguieron.”

 

a)       Desde dónde llama: lugar y actividad.

 

La ambientación es bella. Jesús está caminando dándole la vuelta al lago y todo el tiempo tiene la mirada fija en Simón y Andrés quienes están en medio del lago pescando. ¿Qué ve Jesús? Jesús ve todos los detalles de la pesca: los dos pescadores está colocando pacientemente la red en forma circular en medio del lago; probablemente uno está soltando poco a poco la red acumulada dentro de la barca y el otro va remando. Se trata de una labor lenta. Jesús los ha observado largo tiempo.

 

Jesús los llama desde la orilla. Probablemente fue un grito puesto que ellos están bien ocupados y concentrados en su trabajo en medio del lago.

 

Se trata de una vocación sin milagro, donde todo es normal. Jesús los llama:

·         En medio de su cotidianidad: el del trabajo de todos los días, la rutina del pescador.

·         De dentro de su mismo mundo, el horizonte en el que han vivido, trabajado y gozado durante tantos años y que constituye su identidad. Esta identidad está subrayada por el mismo texto: “era pescadores”. No es algo ocasional, están en su mundo.

 

b)       Cómo llama: gestos y palabras.

 

El llamado comienza desde el momento en que son vistos por Jesús. El término griego utilizado, eiden (aoristo de oraw ), connota una observación, un fijarse, un mirar atentamente, por lo tanto una experiencia de conocimiento. Es como si Jesús estuviera tratando de adentrarse allí en esa cotidianidad. Jesús no mira lo extraordinario, lo vistoso en una persona, el ve lo normal.

 

El llamado se expresa con un imperativo: “Venid conmigo” (literalmente: “detrás de mí”). No es que los invite a salir a la orilla para compartir un rato con él, es la invitación a “transplantarse” del mundo de la barca al camino de Jesús. Su vida tiene ahora una nueva dinámica: es salir del círculo vicioso de la rutina cotidiana para construir un camino siempre en “crescendo” siguiendo las huellas de Jesús.

 

Como Abraham, los discípulos saben de dónde salen, pero no saben a dónde van. Jesús les ha dado sólo una pista: lo descubrirán caminando detrás de él.

 

c)       Para qué llama: la propuesta.

 

Junto al imperativo viene una expresión en futuro (como en el llamado de Abraham): “los haré llegar a ser...”. Jesús les propone un futuro de crecimiento, de fecundidad en sus vidas, algo que probablemente nunca habían sospechado y de lo cual el Señor los hará capaces. Con Jesús se aprenden nuevas competencias. El término griego utilizado por Jesús también es sugestivo: poiew  quiere decir “hacer”, “crear”; Jesús les propone dejarse trabajar por su mano creador. La vocación es una invitación a colocarse disponible y amorosamente en la manos del alfarero.

 

“Pescadores de hombres”. La nueva creación que Jesús hará en sus discípulos no es un añadido externo, algo superficial y ajeno a sus vidas, es, por el contrario, un desarrollar sus potencialidades, lo que Jesús ha visto que saben hacer bien y que ahora retoma para el servicio del Reino. Esta expresión parece estar tomada de la profecía de Jeremías 16,16 acerca del pueblo disperso: “Pues yo los devolveré a su solar, que di a sus padres. He aquí que envío a muchos pescadores -oráculo de Yahveh- y los pescarán”. Ser pescador de hombres es ser capaces de congregar al pueblo de Dios, es ser hombre de comunidad que reúne, atrae, con-voca.. La vocación es para ser capaces de con-vocación. Esto se verá claramente más adelante.

 

d)       Qué sucede: la respuesta.

 

La respuesta tiene tres características:

 

·         Es instantánea.

·         Se vive en un acto de liberación de las manos de las redes: un desapego. Los discípulos salen con el corazón libre, abierto, completamente disponible para su maestro. No tienen otra preocupación.

·         Comienzan a seguir a Jesús, él es el nuevo foco de atención de sus vidas.

 

Casi como Abraham, a quien el Señor le dijo “vete” y enseguida “marchó” (cfr. Gn 12,1 y 4). No median preguntas, ni condiciones, ni “peros”, es un acto de profunda confianza en Jesús, es el “creer” que pide el kerigma del Maestro.

 

Mc 1,19-20 : Otros dos pescadores

 

“Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras él.”

 

El llamado de otros dos pescadores, que parecen no tener relación con los dos anteriores, es prácticamente idéntico en su esquema al anterior.. Destacamos solamente algunas variantes y nuevos datos que encontramos en este episodio:

 

·         Se utiliza el verbo “caminar” atribuido a Jesús.

·         Jesús los ve cuando trabajan reparando las redes, muy probablemente rotas en el momento de arrastrarlas hacia la orilla con los peces (esto es normal en la pesca con transmallo). Este es el momento final de la actividad de la pesca, luego pondrían a secar las redes para volver a utilizarlas al día siguiente. El llamado no sucede dentro del mar, como los anteriores, sino en la orilla. Jesús los tiene más cerca.

·         Lo anterior supone que ha transcurrido un buen tiempo entre el primer llamado y éste. Ha habido tiempo de salir a la orilla, de sacar los peces, de estudiar las redes para descubrir los huecos, etc. Si tenemos en cuenta que el tiempo normal de la pesca es el amanecer (y aún la noche), podríamos afirmar que la primera vocación fue en torno a la aurora (se necesitaba luz para ver a los discípulos) y la segunda alrededor de las 8 o 9 de la mañana, que es tiempo en que los pescadores terminan su trabajo.

·         Lo instantánea esta vez no es tanto la respuesta sino la llamada.

·         No se dice que dejan las redes sino a una persona: papá Zebedeo. La pesca, como casi todas las actividades de producción del Israel de los tiempos de Jesús, era una empresa familiar.

 

Los lazos que hay que romper no son solamente los de las relaciones laborales que constituyen la identidad de un ser humano, sino también los familiares. El desarraigo es más profundo: “la casa de tu padre” (como Abraham, Gn 12,1-2).

 

 

 

 

3.2.      SEGUNDA ETAPA: Vocaciones en la mesa

 

La “mesa” se convierte también en lugar de vocación. La mesa, lo sabemos, es una imagen fuerte en el mundo oriental y, desde luego, en el evangelio. Es el espacio por excelencia para tejer relacione.

 

Nos encontramos dos relatos vocacionales, Mc 2,13-14 y 15-17, conectados entre sí por la experiencia vocacional. Curiosamente en ambos relatos encontramos la “mesa”:

 

 

Mc 2,13-14 : El cobrador de impuestos

 

“Salió de nuevo por la orilla del mar, toda la gente acudía a él, y él les enseñaba. Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: ‘Sígueme’. El se levantó y lo siguió”.

 

a)       Desde dónde llama

 

Estamos de nuevo a la orilla del mar, el paisaje sigue siendo el mismo de los pescadores. Pero no todo es igual, esta vez estamos en el mundo urbano que se desenvuelve cerca de la playa. Notemos cómo Jesús se ha ido haciendo presente en los tres ambientes en torno a un lago:

 

Leví, Santiago y Juan

Allí, entrando en el mundo urbano, cerca de la aglomeración de la gente que viene a comprar el pescado, que viene y que va en sus actividades cotidianas, sucede una nueva vocación. También sin milagro.

Leví está sentado, es decir, ocupado, instalado en lo que le lleva muchas horas, concentrado en su trabajo de contabilidad, poniendo en orden las cuentas de los contribuyentes para el erario de Roma, en fin, en su trabajo de oficina.

Este llamado también sucede en la cotidianidad, pero con un nuevo dato: en el bajo mundo de un publicano. En el ambiente considerado por todos como pecaminoso, contrario a los intereses del pueblo de Dios y, por supuesto, del mismo Dios.

 

b)       Cómo llama: gestos y palabras.

También Jesús se mete en este mundo de oficina. Jesús ve a un hombre hebreo de números, exteriormente muy ordenado, bien vestido, de modales romanos, que procura ser eficiente en su labor. Jesús entra en el mundo propio de un despacho.

La palabra del Maestro es una sola y es de nuevo un imperativo: “¡Sígueme!”. No hay diálogo, ni frases complementarias, solamente una invitación contundente a levantar la cabeza de su escritorio, a levantarse de su despacho y a iniciar de repente un nuevo camino, radicalemtne bien distinto del que ha estado llevando hasta ahora.

 

c)       Para qué llama: la propuesta.

Jesús no le propone una misión, pero Leví se la apropia: convoca una fiesta en su casa, lo que podríamos llamar la fiesta de su conversión, poniendo en la lista de sus invitados a sus antiguos compañeros “publicanos y pecadores” y sentándolos bien cerca de Jesús (cfr. Mc 2,15). Leví ya ejerce, sin llevar el título, la misión de un pescador de hombre: atrae para Jesús a otros como él, para vivan su misma experiencia. Es significativo que la mano de Marcos agregue el comentario “pues eran muchos los que le seguían”, dando a entender que efectivamente muchos de estos personajes ya se han convertido en discípulos de Jesús. ¡Qué escuela!

Luego el mismo Jesús hace una anotación final: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Mc 2,17). La vocación, como ya hemos dicho, es una experiencia de conversión (una metanoia) que hará al discípulo capaz de atraer a muchos otros a vivir su misma experiencia salvífica. La vocación es para una con-vocación.

 

d)       Qué sucede: la respuesta.

La respuesta tiene tres acentos:

·         Leví se levanta: se desinstala.

·         Leví sigue a Jesús: reorienta su proyecto de vida.

·         Leví celebra su conversión en una cena con el maestro y los otros discípulos, en su propia casa. Es capaz de llevarse al maestro a su propio hogar, Jesús ahora es parte esencial de su vida, de su intimidad.

 

3.3.      TERCERA ETAPA: Vocaciones en la montaña

Nos encontramos ahora en otro lugar: la montaña. Sin embargo no estamos lejos del mar (cfr. Mc 3,7). Probablemente se trata de alguna de las tantas colinas que bordean el lago; cuál es, eso no es importante. Lo que interesa es su significación: en la montaña todo tiene mayor visibilidad, los discípulos suben como a un escenario siendo claramente identificados por todo el pueblo. Evidentemente hay una conexión con la experiencia de Dios. Pues bien, todo lo que aquí sucede es solemne, no en la cotidianidad de los anteriores sino en medio de una escena pública, casi con todo un ritual, en un ambiente apoteósico. Una nueva comunidad surge delante de toda la gran comunidad y se vuelve signo del Reino para todos los demás.

 

Mc 3,13-19 : Los Doce

“Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él.

  Creó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios.

  Creó Doce y puso a Simón el nombre de Pedro;

a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno;

a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo,

Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el mismo que le entregó”

 

a)       Desde dónde llama: lugar y actividad.

Jesús llama desde lo alto del monte. Pero para comprender el por qué procede así, tenemos que retomar el contexto de la perícopa desde Mc 3,7-12:

·         En los vv.7-9 los discípulos aparecen ubicados en medio de un gentío. A la orilla de lago se ha congregado una gran multitud venida de casi todos los rincones del país y aún del extranjero. Esta gente busca a Jesús porque oyó “lo que hacía” (de nuevo el verbo  poiew , crear).

·         En el v..9 los discípulos le colaboran a Jesús preparándole una barca.

·         En los vv.10-11 los discípulos vuelven a quedar en medio del pueblo doliente, mientras Jesús sana sus enfermedades y los libera del mal.

 

Es ante este panorama que Jesús sube al monte. Probablemente no es sólo a orar, como Moisés y Elías en el A.T., sino para contemplar la multitud que permanece abajo en las faldas de la colina.

Los discípulos también están abajo, son parte de ese pueblo sufriente, buscador de la obra de Dios en Jesús; ellos son parte de la realidad nacional. Desde ahí los llama y al servicio de ellos los pone.

 

b)       Cómo llama: gestos y palabras.

La forma del llamado ya ha sido insinuada en el comentario que acabamos de hacer: en primer lugar Jesús “ve” desde la colina a una gran multitud que ha hecho en él una experiencia de salvación y de ahí escoge a sus los Doce.

Luego resuena la voz de Jesús, quizás a los gritos, pronunciando los nombres de los elegidos. Jesús los “llamó” de en medio de su pueblo..

Al gesto y a la palabra, el evangelista le suma todavía un dato precioso: “a los que él quiso”. Quiere decir a los que el amaba desde mucho tiempo atrás llevándolos en su corazón (cfr. El sentido de la expresión en Mt 27,43).

 

c)       Para qué llama: la propuesta. (la comunión que transfigura)

El sentido del llamado está en la expresión “Creó Doce” (otra vez  poiew ; repetida en los vv.14 y 16), es decir, creó una familia, la familia del Nuevo Pueblo de Dios (que reconstituye las Doce Tribus de Israel fracasadas como proyecto histórico). Así como Yahveh por éxodo y la alianza en el Sinaí creó un pueblo, constituyó su pueblo, así Jesús como Yahveh crea ahora su familia (Mc 3,34-35), en torno la cual los pescadores de hombres congregarán a Israel y a todas las naciones. Se recalca la dimensión comunitaria del ser discípulo de Jesús: un discípulo en una casa de puertas abiertas, capaz de acoger -como el Maestro- a todos los hombres en su corazón (cfr. La lista de los nombres en los vv.16-19: una comunidad que se construye a partir de la diversidad).

La creación de los Doce se da un doble movimiento centrípeto y centrífugo en torno a Jesús:

 

·         Centrípeto: “Para que estuvieran con él”. Este estar con Jesús es el objetivo del discipulado. El centro de la escuela es la persona de Jesús, él es el maestro y al mismo tiempo la lección. El resto del Evangelio será un comentario de esta propuesta: ¿Qué implica estar con él? ¿Qué se aprende a su lado, en él mismo?

·         Centrífugo: “Para enviarlos a predicar con poder de expulsar demonios”. La convivencia con Jesús capacita para la misión. Jesús quiere formarlos para que continúen su obra, para compartirles su kerigma y sus obras de poder. Con Jesús el discípulo aprenderá a integrar

Palabra + Signo.

Anotemos, además, que en la escuela de Jesús la atmósfera es la camaradería (ver la lista de los apodos de los pescadores) y la responsabilidad.

 

d)       Qué sucede: la respuesta.

“Y vinieron donde él”. La idea de la frase no es tanto el hecho de que se pongan a su lado, sino la unidad que forman con el Maestro, así los comienzan a ver los que permanecen al pie de la colina.

Jesús es el lugar de la vocación. Es en él donde se van a transplantar. La tierra que Dios le iba a mostrar a Abraham es ahora una persona y su camino, es Jesús de Nazareth.

 

3.4.      CUARTA ETAPA:  Vocaciones en el camino

Con la confesión de fe de Pedro (8,29) comienza la segunda parte del evangelio de Marcos, todo ella direccionada explícitamente hacia la pasión y muerte de Jesús. En la subida a Jerusalén que comienza en este punto y termina en 10,52, nos encontramos con el tema recurrente del camino, que es en realidad el camino de la Cruz. El tema del seguimiento (el poner los pasos sobre las huellas del maestro) plantea una nueva exigencia.

El nuevo horizonte vocacional característico de esta cuarta etapa se plantea en 8,34, donde Jesús le dice a quienes ya lo siguen: “Si alguno quiere venir en pos de mí, renuncie a sí mismo, tome su cruz y sígame”. Bajo esta luz, dos relatos de tinte vocacional (aunque el segundo no sea considerado por muchos autores como tal) aparecen en esta nueva etapa:

Mc 8,34-38 : El segundo llamado de los discípulos

 

Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo:

«Si alguno quiere venir en pos de mí,

niéguese a sí mismo,

tome su cruz

y sígame.

Porque quien quiera salvar su vida, la perderá;

pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará.

Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?

Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?

Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.»”

 

Puesto que este texto no sigue la estructura del relato clásico de vocación, vamos a cambiar en este punto el esquema de la exposición. Vamos a adherirnos más al texto en su orden.

 

Después de haberle pedido a sus discípulos la adhesión a su camino y la renuncia a sus deseos y sueños humanos (8,31-33), Jesús les dice también qué deben hacer y les ayuda a entender cómo es que su camino influye sobre su estilo de vida en la cotidianidad (8,34-38).

 

En el camino a Jerusalén, a cada una de las objeciones que le plantean los discípulos sobre el sentido de ese absurdo itinerario, Jesús les responde con una instrucción en la cual les comunica el comportamiento requerido. La primera de las objeciones es la de Pedro.

 

Inmediatamente después de la objeción de Pedro (quien “se puso a reprenderle”, 8,32), el evangelista anota: “llamando a la gente a la vez que a sus discípulos” (8,34ª). Se convocan todos los seguidores que han aparecido hasta el momento. Se trata de un momento solemne. Cada una de las palabras de Jesús es significativa:

 

Jesús apela a la libertad del discípulo, no obliga a ninguno a que lo siga, él llama. Le toca al discípulo acoger o rechazar la invitación. Pero acoger o rechazar no dan lo mismo, las consecuencias no son las mismas para quien es llamado.

 

La renuncia a sí mismo significa saber decir no al propio yo, cuando este se pone en contraste con el seguimiento de Jesús.

 

Se trata de la propia cruz, por tanto significa saber asumir la vida con sus potencialidades (sentido positivo de la cruz: apropiarse para darse) y sus límites (sentido negativo de la cruz: aceptar los sufrimientos y las amarguras destinados a cada uno personalmente) .

 

El último imperativo de esta cadena verbal está conectado (no explícitamente) con los dos anteriores, la idea es que la renuncia y el cargar la propia cruz no son fines en sí mismos sino pasos necesarios para seguir a Jesús y, viceversa, ellos no tienes sentido si no es desde el seguimiento, inspirándose en Jesús. De esta forma la renuncia no es sacrificio absurdo y vacío, ni el asumir la cruz se reduce a un simple ejercicio de superación personal. La renuncia y la cruz son valores supeditados al seguimiento y el estar unido a Jesús es el valor mayor que lo sobrepasa todo.

 

Mirando el conjunto: quien quiere seguir a Jesús no puede seguir indiscriminadamente los impulsos del propio yo, no puede pretender realizar indiscriminadamente el propio yo (atención en esta era de la realización personal a toda costa). Cuando las inclinaciones del yo están en contraste con Jesús, con sus orientaciones y con su camino, el discípulo debe saber decirles “¡no!”. El hombre no está en condiciones de resolver todo por sí mismo: “¿Qué puede dar el hombre a cambio de su vida?”. Él sólo puede realizarse con Jesús (cfr. El “principio y fundamento”) y no siguiendo a su propio yo en contraste con él.

 

Esto se expresa de modo similar en el versículo siguiente donde se hace una reflexión sapiencial sobre el “ganar” o “perder” la propia vida:

 

“Porque quien quiera salvar su vida, la perderá;

pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará” (v.35).

 

Es decir, una persona puede alcanzar su propia salvación, su plena realización (“salvar la vida”), si y sólo si está profundamente unido a Jesús. Pero si no construye su proyecto según sus criterios, sin que quiere poseer y plasmar su vida en una gran autosuficiencia, todo se le escapará de las manos. Claro, la vida terrena, el empleo de todos los medios humanos, la afirmación de sí mismo a cualquier costo, no son la palabra definitiva. Todo esto hay que dejarlo (“perder la vida”) si es el caso, para conservar la unión con Jesús. Justamente por medio de esta unión es que se le comunica al discípulo la verdadera y plena vida.

 

En el versículo 38 Jesús explica cuáles son las circunstancias en las que se requiere del discípulo el “discernimiento de espíritus” y la consecuente toma de distancia de algunos comportamientos.

 

El discípulo no debe dejarse llevar por los impulsos (entiéndase “naturales”) y amoldarse fácilmente a la gran masa, a los criterios que le dicta la cultura de masas, a los hábitos que dicta la moda. Si frente a determinados valores se percibe un contraste con Jesús, el discípulo sacará a relucir su ser profeta, no importa que lo consideren un tonto, un pasado de moda, alguien que no está a la altura de los tiempos. Lo que hoy aparece como dominante en la cultura no debe ser visto como el criterio definitivo.

 

Como profeta, el discípulo –si es necesario- será un hombre que camina en contracorriente, dando testimonio con valentía. No se alejará de Jesús por vergüenza o por complacer el ambiente. Solo si confiesa a Jesús, a pesar de las presiones adversas de su entorno, él puede ser aprobado por el juez supremo.

 

Pues bien, después de la confesión de fe de Pedro y de la nueva llamada, las cartas quedan puestas sobre la mesa.

 

Hagamos ahora, algunas anotaciones sobre dos perícopas “vocacionales” que se sitúan en el camino a Jerusalén.

 

Mc 10,17-31 : El hombre rico

 

“Se ponía ya en camino cuando uno corrió a su encuentro y arrodillándose ante él, le preguntó: ‘Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?’. Jesús le dijo: ‘¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios’. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre’. El entonces, le dijo: ‘Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud’. Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: ‘Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en cielo; luego, ven y sígueme’. Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes”.

 

a)       Desde dónde llama: lugar y actividad.

 

La primera frase de la perícopa que vamos a leer nos da el contexto: “Se ponía ya en camino cuando...”. El camino es también lugar de vocación. Hasta ahora todos los llamados han respondido positivamente, a partir de aquí comienzan los problemas y los fracasos vocacionales (este tema será expandido por Mt 9,18-22 y Lc 9,57-60 en los cuales se narran otras tres vocaciones fallidas).

 

No se trata de un joven (esa idea de que es un joven es propia de Mateo 19,20) sino de un adulto, como todos los anteriores que son personas para quienes construir su proyecto de vida junto con Jesús es toda una metanoia, porque son “hechos y derechos”.

 

Es un hombre que lo tiene todo, es un gran propietario (no como las jóvenes vocaciones para quienes el desprendimiento es menos difícil puesto que todavía no poseen nada) y por lo tanto su oficio debe ser la administració n de sus bienes (cfr. Mc 10,22; ¿quizá la hacienda de que habla Pedro en el v.30?). Además su perfil moral es casi perfecto: pasa la prueba de los mandamientos más difíciles (=del respeto de la vida, del manejo del sexo, de la honestidad con el dinero, de la transparencia en la palabra, de la justicia en la administració n y el gobierno, de la responsabilidad con los progenitores. ..).

 

Sin embargo está insatisfecho, tiene todo en la mano menos la “vida eterna”. Ese es ahora su más profundo deseo. Jesús lo llama desde ese “algo que le falta” (v.21), desde su sed de Dios, desde la inquietud de su corazón que lo sacude, desde su anhelo del cielo.

 

b)       Cómo llama: gestos y palabras.

 

Jesús lo invita primero, y mediante un juego de palabras, a reconocer en él a Dios (v.18). Esto le permitirá valorar la importancia de la propuesta que Jesús le va a hacer. Si cumple los mandamientos de la Torá, con mayor razón deberá cumplir el mandato de Jesús que lo conducirá a la vida eterna.

 

Jesús le hace la propuesta amándolo: “Fijando en él su mirada, le amó y le dijo”. Como siempre en Marcos, el tema de la mirada (vocaciones junto al lago) y del amor (vocaciones en la montaña). La vocación es la experiencia de una seducción. Sin ese amor, sin esa atracción, sin ese apoyo, nunca podríamos dar el paso de la confianza total en el Maestro y poner completamente nuestra vida en sus manos.

 

c)       Para qué llama: la propuesta.

 

Si los mandamientos de Dios se expresan todos en negativo (no... no... tal cosa), el mandato de Jesús se expresa completamente en positivo y, como siempre, en imperativo:

·         “Vete”, “vende” y “da”. Es la desinstalació n, el levantar la tienda.

·         “Ven y sígueme”. Es el “transplantarse” a la nueva tierra, al nuevo espacio vital que le permitirá crecer en plenitud y ser salvo.

 

Como se subrayará en el dialogo que sigue a esta escena, se trata de hacer una experiencia de salvación. La vocación es un giro pascual en la vida: un morir (desprendimiento a lo que limita la libertad del corazón) para vivir (adhesión a Jesús). En cada vocación se actualiza la pascua de Cristo.. En el fondo es la obra de Dios: “‘¿Y quién se podrá salvar?’ Jesús mirándolos fijamente, dice: ‘Para los hombres, imposible, pero no para Dios, porque todo es posible para Dios’” (Mc 10,26b-27).

 

El giro pascual es todavía más claro en la perícopa siguiente cuando Jesús le responda a los miembros de la Escuela cómo el desprendimiento no fue un salto en el vacío sino una ganancia (cfr. Mc 10,28-31). Cuando todo se pone en manos de Jesús, se multiplica.

 

d)       Qué sucede: la respuesta.

 

Simplemente no fue capaz. Se fue, pero por otro camino.

 

Con esta escena se ilustra la enseñanza de Mc 8,34-38, esto es: PARA PODER PERSEVERAR EN EL CAMINO (QUE CONDUCE A LA PLENITUD DE LA VIDA) SON NECESARIAS LA RENUNCIA Y LA VALENTÍA DEL TESTIMONIO, ES DECIR, DE LA ADHESIÓN FIRME A JESÚS Y A SU CAMINO, AÚN CONTRA LAS PROPIAS INCLINACIONES NATURALES Y CONTRA AQUELLO QUE EL AMBIENTE CONSIDERA NORMALMENTE VÁLIDO.

 

Mc 10,46-52 : El ciego Bartimeo

 

La historia del ciego Bartimeo (Mc 10,46-52) relata un caso exitoso y lo fue precisamente porque:

 

El ciego Bartimeo, el hombre que lo necesitaba todo, nos deja una profunda lección: mucho hay que hacer en esta vida, pero la comunión con Jesús es la única cosa necesaria.

 

FINALMENTE.. ..

 

El evangelio termina con una nueva experiencia vocacional, la nueva con-vocación en el día de la Pascua (Mc 16,7), que ya hemos comentado antes. Lo que queremos subrayar finalmente es el hecho de la circularidad del camino vocacional en Marcos, esto significa que:

 

-          Siempre estamos en camino de maduración de nuestra respuesta vocacional: se trata de un “sí” dinámico que cada vez más se profundiza, al ritmo del caminar con Jesús.

-          Es necesario volver al principio, a lo esencial, al primer llamado, donde Jesús nos invitó a dejar las redes y la familia, para que comprendamos la grandeza del camino y las exigencias básicas que nunca se deben olvidar.

 

 

4.         El primer día de Escuela.  Un modelo de vida para el discípulo de Jesús

 

No lo perdamos de vista, Marcos es un evangelista, al mismo tiempo teólogo y pastor, que está fuertemente preocupado por la evangelizació n de su comunidad en crisis. Él responde con una bella exposición del “fundamento” de la Buena Noticia que le dio origen a la comunidad. Su interés es doble:

 

-          Cómo anunciar a Jesucristo.

-          Cómo acompañar pedagógicamente los procesos de respuesta al llamado a la conversión y a la fe.

 

Precisamente, siguiendo paso a paso el itinerario de este Evangelio, vamos a notar al Marcos “pedagogo” de la fe, que sabe presentar una acertada “iniciación” de los discípulos en la “vida nueva” de Jesucristo..

 

4.1.      La “iniciación” de los discípulos según Marcos

 

Una vez que han sido llamados los primeros cuatro discípulos se forma una comunidad. El evangelista Marcos lo hace notar en el plural comunitario de 1,21: “Llegan a Cafarnaúm”.

 

¿Qué sucede el primer día de convivencia con Jesús?

 

Marcos se preocupa por responder a esta pregunta. Para ello utiliza la técnica narrativa que podemos titular: “Un día en la vida de Jesús”. Contando lo que sucede en el arco de aproximadamente, entre las 9 de la mañana de un sábado y el amanecer del día siguiente, el evangelista sigue paso a paso la vida de Jesús haciendo notar:

 

-          Los lugares que frecuenta Jesús.

-          Las acciones “típicas” de Jesús.

-          Las prioridades pastorales de Jesús.

-          El equilibrio de vida de Jesús.

-          La realización concreta del kerigma en un día misionero.

 

¿Cuál es la lección para los discípulos?

 

Los discípulos aprenden a “calcar” su vida en la de Jesús. Pero, ¡atención!, no se trata de repetir un horario ni nada externo de Jesús, sino de aprender sus VALORES.

 

A una persona se le conoce por la “agenda”: allí se ve a qué le da más importancia en la vida, quiénes son las personas más apreciadas, cuáles son tareas más importantes, cómo le da equilibrio a la vida de trabajo con el descanso, etc.

 

Los discípulos, que a primera vista podrían haberse sentido perdidos ante la NOVEDAD de vida, ya que lo acaban de dejar todo, se abren a nuevos espacios, a nuevas relaciones y, a un nuevo ritmo de vida. Ya no están determinados por los antiguos hábitos de los pescadores: pasar la noche en vela pescando o salir en la madrugada a colocar las redes, hacer la pesca a eso de las 6 o siete de la mañana, recoger el pescado entre las 7 y 8, al mismo tiempo remendar las redes, salir a vender el pescado en el mercado, pagar los impuestos de la pesca y después de las 10 de la mañana a dormir el resto del día esperando volver a empezar con la misma rutina al día siguiente. Los antiguos hábitos que le daban sentido a sus vidas quedan atrás y ahora resignifican sus vidas en una nuestra estructura de vida: la misma de Jesús.

 

¿Qué es lo propio de Marcos al presentar esta iniciación en el discipulado?

 

Si comparamos con los otros evangelistas, veremos como salta a la vista lo específico de Marcos:

 

- Para Mateo, apenas llama a sus discípulos y a una gran multitud, Jesús sube a una montaña y allí les pronuncia el discurso inaugural. Se trata del primero de cinco discursos: el Sermón de la Montaña (5,1-7,28). El interés principal de Mateo es la formulación de la enseñanza de Jesús.

 

- Para Lucas, que es el Evangelio del evangelizador, lo más importante es observar el comportamiento de Jesús evangelizador que, en la sinagoga de su ciudad natal, hace su primera predicación (4,16-30). Allí, haciendo la conexión con el Antiguo Testamento (Is 61,1s), expone de manera programática la autoridad y la finalidad de su misión.

 

Para Marcos, lo importante es hacer la observación de un día misionero de Jesús. Su manera de obrar en este primer día es “programática”.. Jesús habla muy poco (a diferencia de Mateo) y no se centra en una sola actividad (a diferencia de Lucas). El Jesús de Marcos es presentado como un misionero polifacético que se entrega incansablemente a sus tareas y en cada una de ellas representa un aspecto característico de su misión.

Además, y esto también es propio de Marcos, la primera aparición pública de Jesús ocurre en la sinagoga de Cafarnaúm (que Lucas traspone en segundo lugar en el capítulo 4). Esto quiere decir que la primera palabra misionera de Jesús es la acción, el compromiso con la gente, la realización de lo que Juan Bautista anunció, ahora ha llegado “el más fuerte”.

 

Vayamos a Cafarnaúm junto con Jesús y los discípulos para ver cómo funciona la agenda y en qué genero de vida es iniciado todo discípulo. Es allí precisamente, a Galilea, donde son enviados Pedro y los otros discípulos el día pascual: “Irá delante de vosotros a Galilea, allí le veréis” (16,7).

 

4.2.      “Un día en la vida de Jesús” (Mc 1,21-35)

 

El primer día misionero de Jesús transcurre así:

 

  Hora Lugar Contacto con... Acción Texto
1 Mañana Sinagoga Comunidad Exorcismo 1,21-28
2 Mediodía Casa de Simón Familia de Simón Curación 1,29-31
3 Atardecer Puerta de la ciudad Afluencia de público Exorcismo/curaciones 1,32-34
4 Amanecer Lugar solitario Dios Padre Oración 1,35

 

Cafarnaúm se encuentra en el norte del lago de Galilea, a pocos kilómetros de la desembocadura del Jordán. Junto con Betsaida, es una ciudad de pescadores y de artesanos. Para la época es una ciudad relativamente grande, allí se encuentra una sinagoga. Veamos lo que sucede.

 

 

Llegan a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.» Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él.» Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.» Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea.

 

Suena extraño que Marcos no nos cuente nada acerca del contenido de la enseñanza de Jesús en la sinagoga, sino que refiera únicamente el hecho de que enseñó y la impresión que sus palabras causaron en el pueblo. De hecho, no es la doctrina de Jesús, sino la persona del Maestro lo desde el comienzo está puesto en primer plano en Evangelio.

 

Como lo venimos diciendo, para Marcos todo está centrado en la persona de Jesús, quien con su actuar poderoso manifiesta su autoridad, su fuerza y su eficacia prodigiosa. Con relación a Jesús, no podemos captar solamente aquellas enseñanzas que más nos llaman la atención, dejando de lado su personalidad. ¡En la persona no hay una frase ni dos, está su enseñanza completa! No es por el hecho de que alguna enseñanza nos parezca válida en sí misma es que la vamos a aceptar, sino por el hecho de que proviene de él. Todo depende de su persona, de quién es él y de la autoridad que le corresponde.

 

Marcos nos refiere la impresión que se suscitó en la gente: “ ¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.” (1,27). Su Evangelio no se interesa sólo de Jesús, sino también de su auditorio. Recordemos que Marcos está bien interesado en mostrar cómo se hace el anuncio de Jesucristo y cómo se responde adecuadamente a él. En los detalles del relato notamos cómo el evangelista comunica las reacciones interiores de la gente ante el actuar de Jesús: al gente permanece profundamente “tocada”, estremecida, llena de temor (el texto griego dice literalmente: “fuera de sí”).

 

¿De qué se admira la gente? De que Jesús no se pone a dar opiniones ni les da insumos para los debates, sino que enseña con autoridad, es decir, con absoluta competencia y con absoluta validez. Detrás de lo que Jesús dice y hace está Dios con su poder. La gente sabe percibir cuándo una enseñanza tiene respaldo, autoridad y validez. O al revez: la autoridad de la enseñanza se refleja, como en un espejo, en el efecto que produce sobre la gente. La enseñanza de Jesús quiere sacudir y conducir a una nueva orientación de vida (=conversión) .

 

La autoridad y el poder eficaz de Jesús se manifiestan ya desde el comienzo, y de manera ejemplar, en el exorcismo de una de las personas del auditorio. De hecho este acontecimiento constituye la “enseñanza” que sorprende a la gente.

 

Una hombre que está poseído por un espíritu inmundo, es el beneficiario del primer milagro de Jesús. Personas de este tipo, atormentadas por un mal inexplicable, aparecen con relativa frecuencia en el radio de acción de Jesús. Las fuerzas por las cuales estás personas son dominadas y esclavizadas permanecen todavía hoy para nosotros difícilmente comprensibles.

 

En el Evangelio estas fuerzas son presentadas como: (1) fuerzas sobrenaturales; (2) que están en contraste con Dios; (3) que disponen de un conocimiento particular; (4) que dominan y le hacen daño al afectado y a los más cercanos a él. Estas fuerzas advierten la presencia de Jesús, sienten que Él es una amenaza para su poder y por lo tanto se unen y le oponen resistencia a Jesús.

 

Jesús derrota estas fuerzas con una sola palabra: “Cállate y sal de él” (1,25). Jesús libera a los hombres de esta esclavitud y le restituye su capacidad de autodeterminació n como personas libres. Con su palabra eficaz Jesús demuestra la verdadera potencia del Reino de Dios que él anunció (1,15). Por lo tanto, Jesús demuestra que Dios tiene la última palabra y que usa su poder para liberar a la gente y hacerla capaz de autodeterminació n personal.

 

Aquí es donde se ve claramente que el actuar de Jesús es un combate. Su presencia destruye las fuerzas malvadas y hostiles a Dios, que se le oponen vigorosamente. Jesús acepta el combate.

 

 

Cuando salió de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella. Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles.

 

Cuando Jesús y sus discípulos salen de la sinagoga se dirigen a casa de Simón y Andrés (la visita del formador a casa de su formando). Allí Jesús cura de la fiebre a la suegra de Pedro. De esta manera Él se revela como el Señor sobre otra plaga de los hombres: la enfermedad.

 

La primera curación que Jesús realiza beneficia a una mujer. Lo hace en la simplicidad y en la intimidad de una casa y de una familia. Concretamente en la familia de las mismas personas que llamó para ser sus discípulos.

 

Lo que hemos dicho sobre la perícopa anterior acerca de la autoridad de Jesús, también vale para este pasaje.. Pero valga destacar que, en el v.31, cuando se dice que Jesús se acercó, se acentúa expresamente: “Tomándola de la mano, la levantó”. La frase evoca una victoria sobre mal, el cual intenta retener a la mujer “atada” a la cama. La palabra que aquí se colocar para decir “levantó”, pertenece al vocabulario de la resurrección de Jesús.

 

La prueba de que esta mujer queda realmente curada es que ella pone a servir a los huéspedes. Marcos coloca el término “diakonía”.

 

 

Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados; la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían.

 

La actividad de Jesús, centrada en exorcismo y curación, es decir, restauración del ser humano en todas sus dimensiones (¡bendición!), se repite ahora en la “puerta de la ciudad”, esto es, el lugar que en una ciudad antigua hacía las veces de plaza pública.

 

La población entera capta de quién puede esperar una verdadera ayuda en sus necesidades. Por eso, al atardecer, le traen a Jesús sus enfermos y endemoniados.

 

Jesús aparece asediado y circundado por una mar de dolor y miseria. Toda la esperanza está puesta en él. Él está en capacidad de afrontar estas necesidades. Él tiene el poder ayudarlos y, de hecho, les ofrece su ayuda..

 

 

De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración.

 

Jesús ha despertado y ha confirmado la confianza del pueblo. La gente está contenta de poder presentarle todas sus propias enfermedades y todas sus propias necesidades. No nos extraña, por tanto, que la gente quiera retenerlo y asegurase de manera permanente su ayuda. Sin embargo, Jesús, no se queda ahí.

 

Bien de mañana, Jesús se retira, en la soledad a orar. También en esta ocasión, como en el primer milagro, Marcos evita darnos detalles, para él es suficiente decir que Jesús se va a orar en lugar solitario, al alba, en el silencio, en la paz de la mañana.

No sabemos de qué tipo de oración se trate: si Él le esta agradeciendo a Dios por el buen comienzo que ha tenido su obra, si Él le está dirigiendo una súplica insistente por su actividad futura, si está simplemente en compañía del Padre, tranquilo y serenamente recogido en la quietud de la mañana, o si está contemplando el lago y el paisaje circundante que va emergiendo claramente en la medida en que se disipan las tinieblas de la noche, maravillándose por la obra creadora de Dios, bendiciéndolo.

 

De la figura de Jesús en el Evangelio de Marcos, hacen parte no solo los rasgos de una actividad incesante, sino también el tiempo para estar con Dios en la quietud y en el recogimiento. Jesús vive en una relación fuerte con Dios, una relación incomparable.

 

No se dice que participación tengan los discípulos en esta oración de Jesús. Probablemente ninguna. Pero es cierto que el comportamiento del maestro está marcando la pauta para su estilo de vida, por lo tanto, también ellos están siendo invitados a orar junto a él, de una manera o de otra, en esta atmósfera de paz y de tranquilidad.

 

4.3.      Función de la sección de Mc 1,21-39: Los puntos clave del estilo de vida de Jesús y de sus discípulos

 

Después de aproximarnos un poco a los textos que describen la agenda del primer día de Jesús, que es modelo de los demás días (el evangelista no tendrá necesidad de volver a contarlo y se centrará más bien en las variantes de las jornadas misioneras), podemos sacar algunas conclusiones sobre el estilo de vida que Jesús le propone a los discípulos, estilo de vida que ellos ya están aprendiendo en el “estar” a su lado todo el tiempo:

 

 

En fin, el estilo de vida de Jesús y de sus discípulos, que constituye su “vida nueva”, está caracterizado por una fuerte relacionalidad, una relacionalidad según el Reino, en cuyo centro está Dios (=por la oración), que se inserta en los diversos ámbitos relaciones que una persona sostiene en su cotidianidad y les da un nuevo sentido. Allí, se vence el mal, las personas se cristifican y surge un hombre y una comunidad nuevos.