El discernimiento de espíritus
P. Miguel Ángel Fuentes, V.E.
1) Dos realidades psicológicas distintas
Hay que tomar conciencia de dos realidades psicológicas interiores diversas que
se dan en todo ser humano. Son verdaderas mociones, fuerzas internas de acción,
impulsos espirituales. Suele llamarse “espíritus” y es “un impulso, un
movimiento o una inclinación interior de nuestra alma hacia alguna cosa que, en
cuanto a la inteligencia es verdadera o falsa, y en cuanto a la voluntad es
buena o mala”. Se perciben fenomenológicamente en dos grados:
a) Un grado común: como tendencias o impulsos de la naturaleza.
Fenomenológicamente aparece constituida por un apetito natural que actúa con la
presentación del objeto apto para que se actualice, es decir, como una tendencia
connatural. Puede ser connatural con la naturaleza humana caída o connatural con
la gracia.
b) Un grado intenso: como tendencias o impulsos particularmente penetrantes.
Fenomenológicamente se designa como algo que viene de f uera. Se percibe como
una realidad que no entra en el juego normal de las tendencias o impulsos
connaturales. Tiene un carácter de solicitación, que parece recibirse de manera
personal aguda, como efecto de la acción explícita y pretendida de un agente
exterior personal. A veces lo expresan diciendo: “me viene esta idea”, “no me
deja en paz este pensamiento”, “es como si me repitieran continuamente en el
corazón tal o cual cosa”...
2) Dos modos de actuar
Según que el hombre secunde cada uno de estos grados actúa de un modo diverso:
a) Cuando el hombre sigue las tendencias de grado común actúa como dueño de su
comportamiento; nota que el proceso interior comienza en él, se desarrolla y
acaba según las fuerzas naturales, según sus hábitos, temperamento, carácter,
virtudes, y disposiciones naturales. Estos actos empiezan suave y
espontáneamente y van creciendo de modo gradual con la fuerza que normalmente
corresponde al objeto, a la disposic ión personal y a los hábitos del sujeto.
b) Cuando actúa impulsado por las tendencias intensas lo hace como intervenido,
como forzado, como condicionado por impulsos en grado intenso; se dan en la
conciencia elementos que no encajan de lleno dentro del proceder natural
psicológico. Al tomar conciencia de ellos, la persona tiene dificultad en
gobernarlos; en ocasiones puede cortarlos, pero con trabajo muy grande; a veces
no puede cortarlos y no le queda más que tener paciencia y aguardar que cesen
por sí mismos. No se someten a leyes psicológicas naturales.
3) Contenido
Podemos distinguir los siguientes contenidos posibles:
a) En la imaginación e inteligencia:
– Fantasías: presentación vívida de placeres, pecados, satisfacciones de
las pasiones, hambre de venganza, odios vivaces; o, por el contrario: visión de
la grandeza del fin del hombre, atractiva presentación de la virtud heroica,
belleza del seguimi ento de Cristo.
– Pensamientos: criterios persistentes y obsesivos de la inutilidad del
esfuerzo ascético, de la necesidad de prudencia para no estropearse la salud con
la mortificación; o bien: necesidad del sacrificio de la cruz, de gastar la vida
por los demás.
b) En los sentidos interiores: voces, palabras, locuciones, visiones,
manifestaciones de tipo diverso.
c) En el apetito: coloco aquí lo que se denominan consolaciones y desolaciones,
que merecen una atención especial porque es uno de los tópicos fundamentales
sobre los que se ejerce la discreción de espíritus.
– La consolación espiritual: es una moción interior que la persona siente
como venida de fuera y que se percibe vitalmente en el campo de la conciencia
inflamando al hombre en amor a Dios y haciéndolo incapaz de amar nada creado en
sí mismo; en su experiencia interior el consolado siente que sólo en Dios puede
amar lo creado. Puede ser espiritual-se nsible, o puramente espiritual, o
espiritual con redundancia en lo sensible.
– La desolación espiritual: es una moción interior que también se siente
como venida de fuera, con sensación fuerte de opresión, de oscuridad del
espíritu, de ennegrecimiento del horizonte y de la vida; con turbación,
inclinación pasional a lo terreno y carnal; con impresión de necesitar poner la
confianza en lo creado y gozar de ello. Puede ser espiritual-sensible o
puramente espiritual.
4) Estados posteriores
A las consolaciones y desolaciones suele seguir un “estado”: estado de consuelo
o de depresión, de paz o de inquietud, de serenidad o de turbación. No se deben
confundir. Las mociones son transeúntes; los estados son efectos de aquéllas y
tienen un carácter más duradero.
1)
Dos realidades psicológicas distintas
Hay que tomar conciencia de dos realidades psicológicas interiores diversas que
se dan en todo ser humano. Son verdaderas mociones, fuerzas internas de acción,
impulsos espirituales. Suele llamarse “espíritus” y es “un impulso, un
movimiento o una inclinación interior de nuestra alma hacia alguna cosa que, en
cuanto a la inteligencia es verdadera o falsa, y en cuanto a la voluntad es
buena o mala”. Se perciben fenomenológicamente en dos grados:
a) Un grado común: como tendencias o impulsos de la naturaleza.
Fenomenológicamente aparece constituida por un apetito natural que actúa con la
presentación del objeto apto para que se actualice, es decir, como una tendencia
connatural. Puede ser connatural con la naturaleza humana caída o connatural con
la gracia.
b) Un grado intenso: como tendencias o impulsos particularmente penetrantes.
Fenomenológicamente se designa como algo que viene de f uera. Se percibe como
una realidad que no entra en el juego normal de las tendencias o impulsos
connaturales. Tiene un carácter de solicitación, que parece recibirse de manera
personal aguda, como efecto de la acción explícita y pretendida de un agente
exterior personal. A veces lo expresan diciendo: “me viene esta idea”, “no me
deja en paz este pensamiento”, “es como si me repitieran continuamente en el
corazón tal o cual cosa”...
2) Dos modos de actuar
Según que el hombre secunde cada uno de estos grados actúa de un modo diverso:
a) Cuando el hombre sigue las tendencias de grado común actúa como dueño de su
comportamiento; nota que el proceso interior comienza en él, se desarrolla y
acaba según las fuerzas naturales, según sus hábitos, temperamento, carácter,
virtudes, y disposiciones naturales. Estos actos empiezan suave y
espontáneamente y van creciendo de modo gradual con la fuerza que normalmente
corresponde al objeto, a la disposic ión personal y a los hábitos del sujeto.
b) Cuando actúa impulsado por las tendencias intensas lo hace como intervenido,
como forzado, como condicionado por impulsos en grado intenso; se dan en la
conciencia elementos que no encajan de lleno dentro del proceder natural
psicológico. Al tomar conciencia de ellos, la persona tiene dificultad en
gobernarlos; en ocasiones puede cortarlos, pero con trabajo muy grande; a veces
no puede cortarlos y no le queda más que tener paciencia y aguardar que cesen
por sí mismos. No se someten a leyes psicológicas naturales.
3) Contenido
Podemos distinguir los siguientes contenidos posibles:
a) En la imaginación e inteligencia:
– Fantasías: presentación vívida de placeres, pecados, satisfacciones de
las pasiones, hambre de venganza, odios vivaces; o, por el contrario: visión de
la grandeza del fin del hombre, atractiva presentación de la virtud heroica,
belleza del seguimi ento de Cristo.
– Pensamientos: criterios persistentes y obsesivos de la inutilidad del
esfuerzo ascético, de la necesidad de prudencia para no estropearse la salud con
la mortificación; o bien: necesidad del sacrificio de la cruz, de gastar la vida
por los demás.
b) En los sentidos interiores: voces, palabras, locuciones, visiones,
manifestaciones de tipo diverso.
c) En el apetito: coloco aquí lo que se denominan consolaciones y desolaciones,
que merecen una atención especial porque es uno de los tópicos fundamentales
sobre los que se ejerce la discreción de espíritus.
– La consolación espiritual: es una moción interior que la persona siente
como venida de fuera y que se percibe vitalmente en el campo de la conciencia
inflamando al hombre en amor a Dios y haciéndolo incapaz de amar nada creado en
sí mismo; en su experiencia interior el consolado siente que sólo en Dios puede
amar lo creado. Puede ser espiritual-se nsible, o puramente espiritual, o
espiritual con redundancia en lo sensible.
– La desolación espiritual: es una moción interior que también se siente
como venida de fuera, con sensación fuerte de opresión, de oscuridad del
espíritu, de ennegrecimiento del horizonte y de la vida; con turbación,
inclinación pasional a lo terreno y carnal; con impresión de necesitar poner la
confianza en lo creado y gozar de ello. Puede ser espiritual-sensible o
puramente espiritual.
4) Estados posteriores
A las consolaciones y desolaciones suele seguir un “estado”: estado de consuelo
o de depresión, de paz o de inquietud, de serenidad o de turbación. No se deben
confundir. Las mociones son transeúntes; los estados son efectos de aquéllas y
tienen un carácter más duradero.