La comunión espiritual
La comunión espiritual Fue
recomendada vivamente por el Concilio de Trento y ha sido practicada por todos
los santos con gran provecho espiritual
Autor: Antonio Royo Marín
Fuente: Teología Moral para Seglares
Con el nombre de
Comunión Espiritual se entiende el piadoso deseo de recibir la Sagrada
Eucaristía, cuando no se la puede recibir sacramentalmente.
"De dos maneras -advierte Santo Tomás- se puede recibir espiritualmente a
Cristo. Una en su estado natural, y de esta manera la reciben espiritualmente
los ángeles, en cuanto unidos a Él por la fruición de la caridad perfecta y de
la clara visión, y no con la fe, como nosotros estamos unidos aquí (en la
Tierra) a Él. Este pan lo esperamos recibir, también en la gloria. Otra manera
de recibirlo espiritualmente es en cuanto contenido bajo las especies
sacramentales, creyendo en Él y deseando recibirlo sacramentalmente. Y esto no
solamente es comer espiritualmente a Cristo, sino también recibir
espiritualmente el sacramento" (III, 80, 2).
De las palabras finales del Doctor Angélico, se deduce que la Comunión
Espiritual nos trae, de cierto modo, el fruto espiritual de la propia Eucaristía
recibida sacramentalmente, aunque no sea ex opere operato, sino únicamente ex
opere operantis.
Excelencia
Por la noción que acabamos de dar, se puede vislumbrar la gran excelencia de la
Comunión Espiritual. Fue recomendada vivamente por el Concilio de Trento (D
881), y ha sido practicada por todos los santos, con gran provecho espiritual.
Sin duda, constituye una fuente ubérrima de gracias para quien la practique
fervorosa y frecuentemente. Más aún: puede ocurrir que con una Comunión
Espiritual muy fervorosa se reciban mayor cantidad de gracias que con una
Comunión Sacramental recibida con poca devoción. Con la ventaja de que la
Comunión Sacramental no puede recibirse más que una sola vez por día, y la
Espiritual puede repetirse muchas veces.
Modo de hacerla
No se prescribe ninguna fórmula determinada, ni es necesario recitar ninguna
oración vocal. Basta un acto interior por el cual se desee recibir la
Eucaristía. Es conveniente, sin embargo, que abarque tres actos distintos,
aunque sea brevísimamente:
a) Un acto de Fe, por el cual renovamos nuestra firme convicción de la presencia
real de Cristo en la Eucaristía. Es excelente preparación para comulgar
espiritual o sacramentalmente;
b) Un acto de deseo de recibir sacramentalmente a Cristo y de unirse íntimamente
con Él. En este deseo consiste formalmente la Comunión Espiritual;
c) Una petición fervorosa, pidiendo al Señor que nos conceda espiritualmente los
mismos frutos y gracias que nos otorgaría e l a Eucaristía realmente recibida.
Advertencias
1) La Comunión Espiritual, como ya dijimos, puede repetirse muchas veces al día.
Puede hacerse en la iglesia o fuera de ella, a cualquier hora del día o de la
noche, antes o después de las comidas.
2) Todos los que no comulgan sacramentalmente deberían hacerlo al menos
espiritualmente, al oír la Santa Misa. El momento más oportuno es, naturalmente,
aquel en que comulga el sacerdote.
3) Los que están en pecado mortal deben hacer un acto previo de contrición, si
quieren recibir el fruto de la Comunión Espiritual. De lo contrario, para nada
les aprovecharía, y sería hasta una irreverencia, aunque no un sacrilegio.