Caminando con Jesús.

Exigencias del caminar.

 

“Ellos dejando inmediatamente las redes, lo siguieron” (Mt 4,20)

 

Conocer las exigencias del seguimiento de Jesús, asumiendo los dones y compromisos del discipulado.

 

NOTAS PEDAGÓGICAS

 

"Actualmente, con frecuencia los catequizandos de esta edad, al recibir el Sacramento de la Confirmación, concluyen también el proceso de iniciación sacramental, pero a la vez tiene lugar su alejamiento casi total de la práctica de la fe. Es necesario tomar en cuenta con seriedad este hecho y llevar a cabo una atención pastoral específica, utilizando los medios formativos que proporciona el propio camino de iniciación cristiana" (DGC 181).

Si queremos que nuestros preadolescentes continúen en su proceso de fe debemos suscitar en ellos expresiones de fe y, en concreto, el compromiso cristiano. La fe se traduce en expresiones y actitudes cristianas, de lo contrario queda infecunda y no hace crecer la persona.

Nuestra catequesis debe llevar a la madurez cristiana, al compromiso. La presente sesión es una oportunidad maravillosa para presentar las exigencias de la fe y el compromiso cristiano si queremos ser en verdad discípulos del Señor.


 

TEXTOS PARA ORAR Y PROFUNDIZAR


 

Mc 1, 18: Dejando las redes se fueron con Él.

CEC n. 2044 2046: La fidelidad de los bautizados es una condición primordial para el anuncio del Evangelio y para la misión de la Iglesia en el mundo.

DGC n. 181ss: Catequesis de los jóvenes.

Carta Apostólica del Papa Juan Pablo II a los jóvenes y a las jóvenes del mundo con ocasión del Año Internacional de la juventud, n. 8:

Invitación y exigencias del "sígueme". Puedes consultar en la página web del Vaticano, en cartas apostólicas del Papa Juan Pablo II, En internet: Exigencias del seguimiento.


 

Desarrollo de la sesión.

Experiencia Humana


 

Comencemos con un cuento:

Un discípulo fue donde su maestro y le dijo: "Maestro, quiero encontrar a Dios". El maestro, sonríe. Y como hacía mucho calor, invitó al joven a acompañarlo a darse un baño en el río. El joven se zambulló, y el maestro hizo otro tanto. Después lo alcanzó y lo agarró, teniéndolo por la fuerza debajo del agua.

El joven se debatió por algunos instantes hasta que el maestro lo dejó volver a la superficie. Después le pregunta qué cosa había deseado más mientras estaba debajo del agua. "El aire", respondió el discípulo.

"¿Deseas a Dios de la misma manera?", le pregunta el maestro. "Si lo deseas así, lo encontrarás. Pero si no tienes esta sed ardiente, de nada te servirán tus esfuerzos y tus libros. No podrás encontrar la fe, si no la deseas como el aire para respirar".

 

Nos cuestionamos:

 

 

 

 

Veamos qué nos supone para nosotros hoy ser discípulo de Jesús.

 

ILUMINACIÓN

 

¿Cuesta esfuerzo ser discípulo de Jesús?

 

El texto de Lucas 9, 57-62 contesta cuánto cuesta ser un discípulo de Cristo:


 

Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas.» Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.» A otro dijo: «Sígueme.» El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre.» Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.» También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.» Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.»

 

La realidad es que ser discípulo de Cristo puede costamos todo lo que somos o tenemos. Veamos algunas exigencias de caminar tras el Maestro.

 

Respuesta inmediata

 

Lejos de ser Jesús una persona sin sentimientos, que no le importa la familia, este relato del Evangelio que expone las condiciones para seguir a Jesús, nos quiere decir lo verdaderamente importante en la vida, aquello por lo que no se puede poner pretexto y dejar para más tarde, para "ahorita", después. Ser llamado por el Señor Jesús es lo único y más importante de nuestra vida, por encima incluso de la familia. El discípulo tiene que elegir a Jesús.

Para hacerse discípulo, hay que comprometer todo a Jesús y responder al momento a su invitación, como lo hicieron los discípulos a la orilla del lago: "Ellos dejando inmediatamente las redes, lo siguieron." (Mt 4, 20).

A la indicación de Jesús, "inmediatamente", los pescadores dejan las redes, el oficio y al padre, lo dejan todo (ver Lc 5, 11.28). La llamada no permite demoras. La respuesta ha de ser decidida, inmediata, generosa e incondicional.

Cuando Jesús llama, sólo cabe una respuesta: "Al instante..." (Mc 1, 18.20; 2, 14). Tanto la llamada como la respuesta asumen un carácter de urgencia.

 

Desprendimiento y entrega total

 

Al "inmediatamente" de la llamada corresponde "al instante" de la respuesta. Y la decisión se expresa a través del desprendimiento o de la renuncia. Este desprendimiento-renuncia tiene tres aspectos estrechamente relacionados entre sí:

  1. En relación con uno mismo, "Si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga" (Me 8, 34). Jesús es quien ocupa el centro de la propia vida.

  2. En relación con los demás, el discípulo se convierte en servidor de los hermanos (ver Mc 10,42-45).

  3. Y en relación con los bienes materiales todo el que quiera seguir a Jesús ha de optar por una vida de sencilla y sin atarse a las cosas, desprendido (ver Mt 6, 28).

Para Jesús, la entrega es total o es nada: "El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama" (Mt 12, 30). No hay neutralidad; Jesús, el Señor, quiere la entrega personal y total. Pero también exige la entrega inmediata, sin posponer el momento. Esa entrega se realiza a través de la fe y la obediencia. El Señor dice que para ser discípulo de Él, hay que comprometerlo todo, caminando por la fe, nunca mirando hacia atrás.

 

Fe, confianza y abandono

 

Para ser discípulo de Jesús, hay que ser persona de fe; de ningún modo mirar hacia atrás. La fe a su vez, se expresa en la confianza absoluta y en el abandono incondicional (ver Lc 1, 38) en la persona de Jesús. Cristo Jesús demanda la entrega total, sin condiciones, ponerse a caminar con Él, establecer una profunda comunión con Él, entrar a formar parte del grupo de su exclusiva pertenencia y esto sólo es posible desde la fe y la confianza absoluta en Él. "Otro le dijo: Te seguiré, Señor; pero déjame despedirme primero de mi familia. Jesús le contestó: El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, no es apto para el Reino de Dios" (Lucas 9, 61-62).

Se continúa por la fe al continuar en sus palabras (ver Jn 8, 31). Sus palabras nos mandan creer en su identidad como el Hijo de Dios resucitado (ver Rm 10, 9-10), arrepentimos de nuestros pecados (ver Hch 17, 30-31), confesar a Cristo, y ser sumergido en agua para perdón de los pecados (ver Hch 2, 38).

Ya hemos visto las exigencias. Jesús es muy radical y por tanto, no es fácil ser discípulo del Señor. Pareciera que no tenemos escapatoria y no nos queda de otra más que aceptar y seguirlo, pero no es así. A lo largo del Evangelio encontramos muchos casos donde los llamados no aceptan el seguimiento y en otras ocasiones los discípulos se retiran, abandonando el camino emprendido tras Jesús. Y es que pese a todo lo dicho, el Señor respeta la libertad de cada uno para seguirle o dejar pasar su llamada.

Es cierto, Dios llama, pero tú eliges hacer caso de la llamada o renunciar a ella; aun así Jesús siempre seguirá esperando que decidas ser su discípulo.

Jesús quiere discípulos que lo sigan con gusto, libremente, para aprender sus enseñanzas y que después las den a conocer a los demás. Jesús envía a sus discípulos a proclamar que el Reino de Dios está cerca.

 

EXPERIENCIA CRISTIANA

 

Expresión de fe

 

Ser discípulo de Jesús nos exige responderle de inmediato, comprometerlo todo por Él y por su causa y por la fe seguirle sin mirar hacia atrás.

 

Celebración

 

Catequista: Buscamos seguirte Señor, aunque sabemos que no es fácil. Hoy estamos aquí para responder a lo que nos pidas y poner todo nuestro corazón en Ti, el Maestro, para pedirte que nos regales tu Espíritu y así no abandonar tu camino.

 

1. Preadolescente: No siempre eres Tú mi tesoro, Señor. No siempre te tengo en el centro de mi vida. Sin embargo, quiero luchar para optar cada vez más por Ti. Quiero descubrirte y tenerte como el único y más
preciado tesoro de mi vida.

 

Todos: QUIERO SEGUIRTE, SEÑOR.

 

2. Preadolescente: No siempre eres Tú mi Señor. Las riquezas, el tener, el consumo... me atraen demasiado y me acostumbran a lo cómodo, lo fácil. Sé que seguirte exige sacrificio, que dejarme llevar por esos "señores" me alejará irremediablemente de Tí. Quiero ser libre y tenerte como único Señor.

 

Todos: QUIERO SEGUIRTE, SEÑOR.

 

3 Preadolescente: Las preocupaciones de la vida diaria me quitan mucho tiempo para dedicarme a Ti. Prefiero los estudios, el trabajo, los momentos de diversión, de descanso... Los prefiero a estar un rato contigo. Pero he descubierto que mi única preocupación debes ser Tú.

 

Todos: QUIERO SEGUIRTE, SEÑOR.

 

4. Preadolescente: Cuántas veces se me va la lengua, Señor. Cuántas veces critico y destruyo a las personas con el veneno de mis juicios. Quiero dejar la crítica y la condenación. Quiero salvar a las personas, quiero luchar por ellas, quiero amar en vez de condenar.

 

Todos: QUIERO SEGUIRTE, SEÑOR.

 

5. Preadolescente: Quiero seguirte por el camino que me pidas. Si deseas que forme una familia cristiana la formaré; si me pides que me consagre para seguirte más fielmente desde la vida religiosa, lo haré.

 

Todos: QUIERO SEGUIRTE, SEÑOR.

 

6: Preadolescente: Quiero amar, Señor. Quiero pensar en los demás. Quiero que los que me rodean se sientan queridos por mí y felices por lo que hago. Quiero sembrar felicidad por donde vaya.

 

Todos: QUIERO SEGUIRTE, SEÑOR.

 

Compromiso

 

Hacer un programa de vida donde se pueda anotar cada día lo que se hará, por lo menos en una semana; cosas que muestren que caminamos junto con Jesús.