LA AMISTAD

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La caridad tiene un orden: la amistad
¿Qué es la amistad?
La amistad, fenómeno humano
La amistad en la Antigüedad clásica
La amistad en el Antiguo Testamento
Jesucristo y la amistad
Condiciones de la amistad: virtudes humanas
Falseamiento de la amistad
El santo es el amigo de todos

LA CARIDAD TIENE UN ORDEN: LA AMISTAD

La caridad no excluye a nadie, ni a los enemigos. Sin embargo, el hecho de amar a los que están más lejos no excluye amar con más intensidad a los que están más cerca. Un principio fundamental es que la caridad es ordenada, es decir, que es mayor el amor hacia los que están más próximos. Entre los que están más próximos se encuentran, después de los familiares, los amigos. La amistad es un fenómeno tan importante que sin amigo no se encuentra la felicidad. Es más, entre los dolores más profundos que se puedan encontrar en la vida está la traición de un amigo. Aristóteles afirma que la amistad es "uno de los más indispensables requisitos de la vida" De ahí la necesidad de aprender a ser amigos.


¿QUE ES LA AMISTAD?

La amistad es la relación entre dos o más personas que produce felicidad, compañía, ayuda. La amistad lleva a la superación de la soledad, porque si hay una amistad auténtica hay una comunicación de intimidades. Entre amigos se pueden decir las cosas con franqueza, incluso las cosas desagradables, que nunca se escucharían de un adulador o de un extraño. En la amistad se da una comprensión mutua que permite abrir el corazón con confianza.

La verdadera amistad no atiende sólo a las ventajas que uno encuentra, sino que busca también proporcionar alegrías a los amigos. Leibnitz decía que "amar es gozar con la felicidad del otro"

La amistad, como amor desinteresado, produce una paz profunda y, además, los amigos se enriquecen con la personalidad de los demás. El ambiente de confianza que se crea en la amistad permite hablar y ser escuchado, desaparece el temor aunque haya exigencia mutua. Ante los amigos es posible dar lo mejor de uno mismo, que un extraño o un indiferente no valoraría.

La amistad se forja lentamente. En un principio surge como una simpatía espontánea basada en datos leves y cambiantes: un saludo, una conversación amable. Esta simpatía primera es muy superficial y puede cambiar. El siguiente paso reside en la voluntad: se elige o se quiere al amigo. La voluntad elegirá según sean las propias virtudes y su escala de valores. Después vendrá la aceptación mutua, y así se inicia el ambiente de la amistad. Este ambiente amistoso debe cuidarse para que no se pierda. La amistad es la mayor de las riquezas. Shakespeare decía: "en mis amigos están mis riquezas"


LA AMISTAD, FENÓMENO HUMANO

La amistad es un fenómeno natural propio de la naturaleza social del hombre, que encuentra en otros semejantes una relación de afinidad, simpatía, que le lleva a unirse a ellos por el afecto.

Los gentiles y los pecadores amaban solamente a sus amigos. El estudio de la amistad en la Antigüedad nos puede ayudar a conocer la diferencia y superioridad de la amistad cristiana.

La amistad en la Antigüedad clásica

a) Pitágoras. De los antiguos el que más trató del tema de la amistad fue Pitágoras. Incluso llegó a fundar unas fraternidades o asociaciones en que se procuraba vivir la amistad del modo más perfecto. Estas comunidades desaparecieron quizá por constituirse en grupo aparte y separado de los demás ante los que se mostraban con indiferencia y un cierto aire de superioridad.

b) Sócrates. Platón describe en sus Diálogos el pensamiento de Sócrates sobre la amistad: se basa en el amor y se regula por la virtud. La amistad surge de la necesidad de algo que no se posee y se necesita. Más adelante se dará una compenetración entre amigos.

c) Aristóteles. Trata magistralmente de ese tema en la Ética a Nícómaco. El núcleo de su pensamiento es que la amistad es una actividad por la que dos o más se asocian para alcanzar la felicidad. "Es preciso compartir la existencia del amigo, cosa que se logra por la convivencia y conversando y compenetrando entre sí los pensamientos" La unión a la que tiende la amistad lleva a la consideración del otro como otro yo. Para Aristóteles la amistad está marcada por el fin a que se dirige. No basta con la semejanza o con la compenetración para que la amistad sea buena, tiene que buscar fines buenos, sólo así es verdadera y crece. La amistad mala más bien es complicidad. La amistad, en Aristóteles, es una emulación en la virtud. El modo óptimo de alcanzar la felicidad es la amistad.

d) Cicerón. Más que un tratado hizo un ensayo sobre la amistad. Como pensador dice que el amigo es "otro yo" y "la mitad de nuestro ser" Sólo se alcanza la amistad cuando hay virtud: sinceridad, constancia, etcétera. Por eso hay que excluir "la mayor peste de la amistad, que es la adulación, la zalamería y el servilismo porque, désele el nombre que se quiera, hay que delatarlo como vicio de hombres ligeros y falsos que dicen todo por agradar y nada por amor a la verdad"

Esta misma actitud moralizante siguió durante el imperio romano, aunque con cierto escepticismo.

En el Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento se respira el mismo ambiente a que llegaron los pensadores grecolatinos, pero con un fuerte componente religioso que fortalece y eleva la amistad. Por una parte, la amistad requiere virtudes: "el hombre amable en el trato será más estimado que el hermano" (Prov. 18, 24), y añadirá: "los buenos consejos del amigo son dulzura del alma" (Prov. 27, 9)

Los libros sapienciales contienen muchas sentencias sobre la amistad. El Eclesiástico distingue el verdadero del falso amigo; sobre el buen amigo dice:

"Un amigo fiel es poderoso protector, el que le encuentra halla un tesoro. Nada vale tanto como un amigo fiel, su precio es incalculable. Un amigo fiel es remedio saludable: los que temen al Señor lo encontrarán. El que teme al Señor es fiel a la amistad, y como fiel es él, así lo será su amigo" (Eclo. 6, 14-17)

El motivo fundamental de la amistad lo pone sobre todo en el amor a Dios sobre toda otra consideración humana. Por eso dirá el Levítico: "Ama a tu amigo como a ti mismo" (Lev. 19, 18) A este precepto hace referencia Nuestro Señor Jesucristo haciendo ver que todo hombre tiene razón de amigo superando las distinciones de raza, país, nivel social, etcétera.


JESUCRISTO Y LA AMISTAD

Sería un error tener una imagen del Señor lejana y fría. Jesucristo habló con solemnidad cuando las circunstancias lo requerían pero trató a todos de un modo entrañable y lleno de amor, incluso a los que no querían ser amigos suyos sino que le perseguían como enemigos. Con los que se consideraban amigos suyos tuvo el Señor una amistad que adquiere unos tonos llenos de cariño y amor. Precisamente el modo cómo le avisan de la enfermedad de Lázaro es diciéndole: "el que amas está enfermo" (Jn. 11, 3), y los judíos al verle llorar ante el sepulcro del amigo decían: "¡Cómo le amaba!" (Jn. 11, 36)

El trato con los Apóstoles está lleno de cordialidad y delicadeza, como se evidencia a lo largo de la Ultima Cena. El máximo nivel de amistad se manifiesta cuando dice: "Nadie tiene amor mayor que éste de dar uno la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos sí hacéis lo que os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os digo amigos, porque todo lo que oí de mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a Mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca, para que cuanto pidiereis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros" (Jn. 15, 15-17) En estas palabras se advierte una amistad llena de cordialidad y muy superior a la de los gentiles, e incluso a la de los mismos judíos. La relación entre Jesús y los suyos no es la de un señor con sus siervos. Hay una elección mutua, aunque es Jesús quien toma la iniciativa. Serán amigos de Jesús cuando cumplan su voluntad, pero precisamente su voluntad es que se quieran unos a otros. El grado culminante de la amistad llega en Jesús cuando les dice que va a dar su vida para salvarlos, cosa que hará al poco tiempo.

Desde las grandes cuestiones hasta las menudas llega el amor de Jesús a los suyos. Es aleccionador ver cómo descansa en casa de Lázaro, Marta y María; cómo recoge a los suyos para descansar tras una temporada de intensa actividad, o cuando después de la Resurrección realiza el milagro de la segunda pesca milagrosa, tras una noche entera sin pescar nada, y al llegar a la orilla encuentran "unas brasas encendidas y un pez"; allí, al calor de la brasa, reconfortado el cuerpo por el alimento, tienen una conversación llena de intimidad, en que Jesús le dice a Pedro: ¿Me amas?, recuperándole así de su negación durante el juicio de Jesús.

La amistad que Jesús enseña recoge todos los valores humanos nobles, los eleva a un orden superior y los purifica de las miserias humanas y los prolonga en un amor eterno.


CONDICIONES DE LA AMISTAD: VIRTUDES HUMANAS

La amistad se apoya en las buenas cualidades de los amigos. Veamos algunas virtudes sin las cuales la amistad es imposible.

Lealtad. El amigo sabe que no será traicionado por el amigo, y que su ayuda llegará cuando los demás le abandonen (cfr. Prov. 14, 20; 19, 4)

Sinceridad. No es posible una amistad profunda con reservas en el pensamiento. El amigo es el buen confidente que escucha y comprende. La mentira disuelve la amistad, aunque haya cortesía y una amabilidad externa.

Reciedumbre y fortaleza. La amistad es una mutua ayuda para superar obstáculos y alcanzar metas altas. En ocasiones, el amigo debe corregir al amigo con la suavidad que da el cariño, pero con la fortaleza necesaria. El que no es amigo se desentiende ante los defectos del otro con tal de no pasar un mal rato.

Generosidad. La amistad en un intercambio. Si uno es generoso y el otro egoísta es fácil que se rompa la armonía.

Gratitud. El amigo debe saber agradecer los favores que recibe; pensar que esos favores son algo que los demás le deben hacer en justicia enfría y empobrece la relación amical.

Muchas otras virtudes humanas podríamos enumerar. Todas colaboran en la tarea de la amistad. Pero conviene recordar que las virtudes se adquieren con lucha y entrenamiento, y se pierden con la desidia y el abandono. Podemos decir que el resumen de lo necesario para establecer una buena amistad es: comprensión con los demás y exigencia con uno mismo.


FALSEAMIENTO DE LA AMISTAD

Como todo bien preciado, se debe proteger la amistad de los peligros que pueden destruirla. Los peligros menores son los que vienen de fuera. La murmuración, por ejemplo, puede hacer daño, pero es rechazada por el amigo fiel. Los peligros mayores para la amistad vienen del interior mismo de las personas que se dejan llevar por diversas formas de egoísmo. Veamos algunos:

Exclusivismos. Cuando un grupo se cierra, de entrada se hace imposible la amistad con otros que podrían enriquecer el ambiente de dicho grupo. La amistad debe estar abierta a todos.

Amistad de interés. Las dificultades purifican la amistad de los falsos motivos. Los amigos se divierten estando juntos, pero no se utilizan para divertirse, y de modo que cuando surja algo menos grato se rompa la amistad.

Sexualización de la amistad. La amistad atiende ante todo al espíritu. Es cierto que el cuerpo es un componente importante en algunas formas de amistad entre personas de distinto sexo, como el noviazgo y el matrimonio.

Pero lo central en la amistad es la persona. Conviene vigilar que tras una amistad no se escondan malas intenciones que corrompan la armonía de esta relación tan humana.


EL SANTO ES AMIGO DE TODOS

Es lógico que en la medida en que una persona va venciendo el egoísmo sea más amable. Su amistad será más desinteresada y abierta. Los gérmenes que corrompen la amistad estarán más superados. La iracundia o el mal carácter se hará más difícil, e igualmente las desigualdades de ánimo. El santo ha conquistado una dulzura de carácter recia y fuerte.

El santo cristiano vive las virtudes en grado heroico. La gracia lo purifica para que tenga "los mismos sentimientos que Cristo tenía en su corazón" (Col. 1, 9) El santo, por tanto, no es fanático, ni intolerante ni altanero. Su sencillez es fruto de la gracia de Dios y de una lucha constante.

En el santo se advierte la armonía de lo natural y lo sobrenatural. De él se puede decir: "la humildad nos lleva como de la mano a esa forma de tratar al prójimo, que es la mejor: la de comprender a todos, convivir con todos, disculpar a todos; no crear divisiones ni barreras; comportarse -¡siempre!- como instrumentos de unidad" (J. Escrivá de Balaguer, Amigos de Dios, 233)

VOCABULARIO

Amistad: Es el afecto entre personas, puro y desinteresado, que nace de la mutua simpatía.

Lealtad: Es la virtud que lleva el exacto cumplimiento de los compromisos contraídos, y a una perfecta correspondencia en los afectos.

Sinceridad: Es la falta de fingimiento en el modo de comportarse.

Reciedumbre: Virtud que lleva a superar las dificultades que surgen en la realización de los actos.

Fortaleza: Es la virtud que da fuerzas para practicar el bien sin que detenga a uno el miedo o las dificultades, ni siquiera la muerte.

Generosidad: Es la virtud que lleva a anteponer el bien de alguien a la utilidad y al interés propio.

Gratitud: Virtud que mueve a estimar el beneficio recibido y a corresponder a él de alguna manera.

Amistad con los Santos Ángeles: "Pido al Señor que, durante nuestra permanencia en este suelo de aquí, no nos apartemos nunca del caminante divino. Para esto, aumentemos también nuestra amistad con los Santos Ángeles Custodios. Todos necesitamos mucha compañía del Cielo y de la tierra. ¡Sed muy devotos de los Santos Ángeles! Es muy humana la amistad, pero también es muy divina; como la vida nuestra, que es divina y humana. ¿Os acordáis de lo que dice el Señor? : ya no os llamo siervos sino amigos (Ioh. XV, 15) Nos enseña a tener confianza con los amigos de Dios, que moran ya en el Cielo, y con las criaturas que con nosotros conviven, también con las que parecen apartadas del Señor, para atraerlas al buen sendero" (J. Escrivá de Balaguer, Amigos de Dios, n. 315.)


La amistad llega más lejos que la justicia

Después de esto podríamos continuar tratando de la amistad: es, en efecto una virtud, o va acompañada de virtud, y, además, es lo más necesario para la vida. Sin amigos nadie querría vivir, aun cuando poseyera todos los demás bienes, hasta los ricos y los que tienen cargos y poder parecen tener necesidad sobre todo de amigos porque ¿de qué sirve esa clase de prosperidad si se la priva de la facultad de hacer bien, que se ejerce preferentemente y del modo más laudable respecto de los amigos? ¿O, cómo podría tal prosperidad guardarse y preservarse sin amigos? Porque cuanto mayor es, tanto más peligra. En la pobreza y en los demás infortunios se considera a los amigos como el único refugio. Los jóvenes los necesitan para evitar el error; los viejos para su asistencia y como una ayuda que supla las menguas que la debilidad pone a su actividad; los que están en la flor de la vida, para las acciones nobles: "dos marchando juntos", así, en efecto, están más capacitados para pensar y actuar. Parece darse de un modo natural en el padre para con el hijo, y el hijo para con el padre, no sólo entre los hombre sino entre las aves, y en la mayoría de los animales, y entre los miembros de una misma raza. Sobre todo entre los hombres; por eso alabamos a los que aman a sus semejantes. Puede verse en los viajes cuan familiar y amigo es todo hombre para el hombre. Parece además que la amistad mantiene unidas a las ciudades, y que los legisladores consagran más esfuerzos a ella que a la justicia; en efecto, la concordia parece ser algo semejante a la amistad, y es a ella a lo que más aspiran, mientras que, lo que con más empeño procuran expulsar es la discordia, que es enemistad. Y cuando los hombres son amigos, ninguna necesidad hay de justicia, mientras que aun siendo justos necesitan además de la amistad, y parece que son los justos los que son más capaces de amistad.

Pero la amistad no es sólo algo necesario, sino algo hermoso. Efectivamente, alabamos a los que aman a sus amigos, y el tener muchos amigos se considera como una de las cosas mejores, y hasta identificamos en nuestra opinión hombres buenos y amigos.(Aristóteles, Ética a Nicómaco, lib, VIII.)


TEST: ¿Eres capaz de tener amigos?

Si quieres conocer el valor de tu amistad, responde con sinceridad a las preguntas siguientes:

1 . Cuando un compañero te confía alguna cosa.
-¿La guardas para ti? (Sí: 10.)
-¿0 hablas de ella en la primera ocasión? (Sí: 1; dudoso: 5.)

2. Cuando discutes con los demás.
-¿Sabes escuchar y dejar que los demás hablen? (Sí: 10.)
-¿0 eres tú el que más habla y quita la palabra? (Sí: 1; dudoso: 5.)

3. Cuando vas a casa de alguien que no conoces, o llegas a una clase por primera vez.
-¿Entras fácilmente en contacto con los chicos y las chicas de tu edad? (Sí: 10.)
-¿0 te quedas tímidamente en un rincón? (Sí: 1; dudoso, 5.)

4. Cuando estás con tus amigos.
-¿Evitas lo que puede dañar o molestar? (Sí: 10.)
-¿O tienes la costumbre de meterte con los que no son de tu opinión? (Sí: 1; dudoso, 5.)

5. Cuando te han dicho algo hiriente.
-¿Intentas olvidarlo y tomarlo a broma? (Sí: 10.)
-¿0 te molestas y te vengas? (Sí: 1; dudoso: 5.)

6. Cuando te piden un favor.
-¿Estás dispuesto a realizarlo? (Sí: 1 O.)
-¿0 tu primera reacción es decir que no? (Sí: 1; dudoso: 5.)

7. Cuando un compañero cuanta una historia.
-¿Escuchas con interés? (Sí: 10.)
-¿0 tratas de contarla tú mejor? (Sí: 1; dudoso: 5.)

8. Cuando estás comiendo y se sirve un plato.
-¿Con frecuencia procuras que se sirvan primero los otros? (Sí: 10.)
-¿0 te las arreglas para que te toque una buena ración? (Sí: 1; dudoso: 5.)

9. ¿Te das a tus compañeros?
-¿Les haces partícipes de lo que te concierne? (Sí: 10.)
-¿0 por naturaleza permaneces cerrado o mudo por timidez? (Sí:1; dudoso: 5.)

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