AGNOSTICISMO

 

 

 

1. EXPLICACIÓN DEL TÉRMINO. Por agnosticismo (del griego ágnostos=incognoscible) se entiende: ordinariamente la concepción (filosófica) de la incognoscibilidad de todo lo transempírico o trascendente. De acuerdo con esta concepción, se consideran científicamente irresolubles los aspectos relativos a lo trascendente, y en consecuencia se le niega también a la metafísica (ciencia de lo transempírico, inmutable y espiritual) la cualidad de ciencia.

El concepto fue acuñado por Thomas Henry Huxley (,1$25-1895), biólogo y filósofo inglés, en contraposición a la certeza "gnóstica" del conocimiento, y en 1896 se introdujo en la filosofía. Huxley quiere designar con este concepto una actitud que, partiendo de la incognoscibilidad de Dios y de la finitud y limitación del conocimiento humano, renuncia a formular como definitivas afirmaciones de fe personales y considera con escepticismo las ajenas (cf Huxley, 237-240).

En consecuencia, el agnosticismo difiere también críticamente dei ateísmo, que afirma un saber definitivo sobre la inexistencia de Dios. Frente a él, el agnosticismo relega las afirmaciones sobre la existencia o la no existencia de Dios al ámbito de los asertos que no es posible decidir cognoscitivamente. Por lo tanto, la impugnación de la existencia de Dios hay que tratarla de la misma manera que la afirmación de su existencia.

Corrientes y mentalidades agnósticas las ha habido siempre en el pensamiento occidental, si bien no siempre han sido objeto de reflexión filosófica o teológica. En la llamada "teología negativa", que parte del punto de vista de que, con relación a Dios, sólo es posible conocer lo que no es, pero no lo que es, tenemos un agnosticismo de orientación religiosa.

 

2. EL AGNOSTICISMO MODERNO. Como precursores del agnosticismo moderno se consideran el criticismo (Hume, Kant) y el neopositivismo (circulo de Viena, filosofía analítica). Con el escepticismo moderno guarda una estrecha afinidad espiritual.

Según la opinión de Kant (1724-1804) sobre la dialéctica trascendental en la Crítica de la razón pura, las afirmaciones científicas sólo son posibles en contextos espacio-temporales limitados. Las afirmaciones sobre el mundo como un todo conducen, en su opinión, a contradicciones. Los conocimientos científicos, que han de ser fidedignos, sólo es posible alcanzarlos en el ámbito de fenómenos y contextos limitados. Las afirmaciones que van más allá hay que considerarlas como transgresiones inadmisibles de este límite, por lo cual es preciso rechazarlas.

Según el punto de vista del positivismo moderno, las disquisiciones lógicas de la filosofía analítica demuestran la contradicción de los asertos religiosos. ¿Cómo, por ejemplo, puede ser Dios al mismo tiempo infinito y persona?

Actualmente el agnosticismo debe importantes impulsos a pensadores como Bertrand Russell, Ernst Topitsch, etc. El filósofo español del derecho, Enrique Tierno Galván (1918-1986), ha intentado establecer una fundamentación del agnosticismo. Según su concepción, el agnosticismo se opone tanto al ateísmo como a la fe religiosa. Lo mismo que Huxley, rechaza la certeza gnóstica del saber sobre la existencia o la inexistencia de Dios. Su pensamiento gira en torno al concepto de "finitud". Agnóstico es el hombre que se sitúa consciente y sinceramente ante la finitud del ser e intenta vivirla positivamente. En cambio la vida del creyente está desgarrada por una doble finalidad: por un fin intramundano y otro trascendente a la vida. Tierno Galván ve entre ambas finalidades vitales una contradicción fundamental, y en consecuencia habla también de la "tragedia teológica" de la vida de los creyentes. Por eso quiere él devolverle al hombre el sentido de la finitud, y con ello la unidad de su existencia, que ha perdido con la religión. El agnosticismo es también un humanismo: quiere superar la soledad y el aislamiento del hombre y suscitar comunidad, sin violentar o eliminar por ello al individuo. La salvación no representa ningún dato trascendente; significa identificarse con el sentido de este mundo, que consiste en la finitud. Cómo es posible vivir esta finitud en un mundo como el nuestro, es, en definitiva, una cuestión abierta y sin respuesta. El llamamiento moral a vivir de manera humana la finitud, a decir verdad, no basta.

 

3. VALORACIÓN TEOLÓGICA. La mentalidad de la época actual está más bien del lado del agnosticismo que del ateísmo; por eso la teología contemporánea reconoce como su verdadero reto al agnosticismo ("indiferencia´ (cf Karl Rahner, H.R. Schlette).

En el pasado la Iglesia católica ha condenado varias veces el agnosticismo.

El Vaticano I (1870) afirma en la constitución dogmática Dei Filius (DS 3000-3045) que es posible conocer con seguridad a Dios con ayuda de la razón humana (cf DS 3004), y pronuncia el anatema contra cuantos lo nieguen (cf DS 3026), en lo cual hay que incluir también al agnosticismo.

El papa Pío X, en su encíclica Pascendi dominici gregis (cf DS 3475-3500), del 8 de septiembre de 1907, impugna por extenso el agnosticismo. En opinión del papa, el agnosticismo es la base de los errores del modernismo.

Realmente, en contra de una condena precipitada del agnosticismo hablan dos convicciones teológicas propias del cristianismo: 1) todo saber humano es "imperfecto" (cf 1 Cor 13,9), limitado y falible; 2) y la doctrina tradicional sobre la "incognoscibilidad de Dios" (cf Jn 1,18a; Heb 11,27; Rom 1,20; Col 1,15; 1Tim 1,17- etc.), basada en la expresión bíblica del "Dios escondido" (cf Is 45,15), tal como la defendieron teológicamente ante todo los Capadocios (Basilio y Gregorio de Nisa, en controversia con el arriano Eunomio). Naturalmente, no se trata de dos cosas completamente distintas, sino que ambos problemas se relacionan íntimamente. El conocimiento y el saber humanos se refieren esencialmente a lo mundano, porque ellos mismos son un elemento de la realidad del mundo. Por lo tanto, están sometidos también a la contingencia propia de todo lo mundano. El saber sobre Dios no constituye una excepción. Dios, por su misma naturaleza, no puede ser objeto del conocimiento humano; permanece básicamente incognoscible.

La contingencia, limitación y falibilidad del principio del conocimiento humano no es un hallazgo moderno que la teología debiera eventualmente al moderno falibilismo (Karl Popper, Hans Albert y otros). Prescindiendo de la persuasión básica corriente antes mencionada del carácter imperfecto del conocimiento humano en la filosofía y la teología cristianas, Nicolás de Cusa (1401-1464) fue el primero que expuso a finales de la Edad Media la índole "conjetural" del conocimiento humano ("In coniecturis ambulantes in omnibus nos errare comperimus", Docta ignorantia: 1. 2, c. 11).

La aparente contradicción entre la incognoscibilidad de Dios tradicionalmente enseñada y su cognoscibilidad afirmada por el primer concilio Vaticano es fruto de una lectura superficial del texto. En efecto, ordinariamente se prescinde de la adición condicional "e creatis" (por las cosas creadas). El concilio afirma un conocimiento de Dios condicionado "por las cosas creadas". No es Dios mismo el objeto del conocimiento, sino el mundo como creación de Dios. Luego lo que se afirma es la cognoscibilidad de la condición creada del mundo y su relación a algo/alguien que es radicalmente diverso de él. La condición creada del mundo sólo afirma primeramente que no puede subsistir sin lo que el lenguaje religioso denomina "Dios". "Dios" aparece como aquél sin el cual nada existe. Esta convicción teológica responde plenamente al dato bíblico, incluye el punto de vista fundamental de la teología negativa y podría constituir también la base para un diálogo con el agnosticismo moderno.

BIBL.: HEPRURNW., Agnosticism, en The Encyclopedia of,Philosophy, vol. I, Nueva YorkLondres 1972, 56-59; HUXLEY H., Agnosticism, en Collected Fssays, vol. V, Londres 1902; KANT E., Dialéctica trascendental, en Crítica de la razón pura, Madrid 1978; RAHNER K., Glaubensbegründung in einer agnostichen Welt, en Schriften zur Theologie XV, Zurich-Einsiedeln-Colonia 1983, 133-138; $CHLETTE H.R. (ed.), Der moderne Agnostizismus, Düsseldorf 1979; SCIACCA M.F., Agnosticismo, en Enciclopediafilosófica, vol. I, Venecia, Roma 1957, 74-78; SEIDEL Ch., Agnostizismus, en HWPh, vol. I, BasileaStutgart 1971, 110-112; STEPHEN L., An Agnostic´s Apology, 1876; STROM A.V., GUNTHER H. y GUSTAFSSON B., Agnostizismus, I-III, en TRE, vol. II, Berlín-Nueva York 1978, 91-100; TIERNO GALVÁN E., ¿Qué es ser agnóstico?, Madrid 19864.

B. Groth