La Paz de los Pacifistas

 

            Vaya por delante que estoy en contra de esta alocada, cruel y poco justificadas guerras en que nos quieren meter los intereses exteriores de los Estados Unidos. Y es que el imperio del césar moderno se ha quedado en eso, en meros intereses crematísticos, que intenta enmascarar sus pasiones belicistas y petroleras en justificaciones morales que no convencen ni al vecino del quinto que es muy peleón, pero que no traga con que le tomen el pelo. Pero dicho esto, me pregunto a propósito de las manifestaciones del pasado sábado: ¿Están convencidos los pacifistas y agitadores profesionales de nuestro país en querer la auténtica paz?

            Porque está muy bien reclamar la paz, pero la conclusión estética que se puede sacar de las imágenes de esas marchas de hace años «contra la guerra» es que, algunos, o muchos, o más bien miles de los manifestantes, más que paz querían guerra, no contra Sadam Hussein o Castro (porque apenas había alusiones contra el dictador iraquí o cubano) sino contra Bush y la UE (por cierto, democráticos).

            Griterío, insultos, caras desencajadas del actor Bardem y compañeros mártires del stalinismo más rancio, gestos de rabia, cantos estridentes... Falta de armonía, en definitiva. Todo lo contrario a lo que es la paz.

            Por eso es muy adecuado reclamar que no se confundan los términos entre pacifistas y pacificadores. Los primeros puede ser a la vez auténticos apóstoles de la paz, batasunos radicales o agitadores profesionales. Y es que en el santo nombre de la paz se hacen desatinos y barbaridades todos los días.

            Sin embargo, para los pacificadores no puede haber dudas ni ambigüedades. Deben vivir una paz total en su interior, en completa armonía, transmitiendo esa tranquilidad a los que les rodean, sin estridencias ni malos humores; conciliando en las disputas; sanando las heridas del alma propias y ajenas. No luchan contra sino a favor de, no gritan ni insultan... Sólo buscan pacificar el corazón de los que le rodean con su propio testimonio, con su bálsamo de mansedumbre. Ésa es su herramienta para la paz.

 

ALEX ROSAL, Madrid, España

 Act: 25/01/16   @noticias del mundo           E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A